Efecto de La Posmodernidad en El Culto

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EFECTO DE LA POSMODERNIDAD EN EL CULTO

CÉSAR A. HENRÍQUEZ

Los cambios que la llamada posmodernidad ha producido en los cultos


de las iglesias evangélicas fueron analizados por el teólogo César A.
Henríquez en una ponencia presentada ante la Consulta Teológica 2000:
"La Iglesia ante los desafíos de la posmodernidad", que se realizó la
semana pasada en esta ciudad convocada por el Seminario Teológico
Asociado (SEA).

Henríquez anotó que en los primeros tiempos los cristianos se reunían


como iglesia para celebrar y vivir la fe en Jesús resucitado, en un día,
espacio y tiempo determinados, para expresar su fe y la manera de
acercarse a Dios y de identificarse como su pueblo, por lo que el culto
orientaba su razón de ser y funcionaba como termómetro de la fe de la
congregación.

Con el paso de los años, el culto se adaptó a las transformaciones


históricas y tuvo que releer su fe a la luz de las nuevas realidades, ya
que de no hacerlo minimizaría su presencia profética en la sociedad,
afirmó Henríquez, pastor de la Iglesia Evangélica Libre de Venezuela y
subdirector académico del SEA.

Hace una década era imposible visualizar la iglesia contemporánea con


sus cambios y transformaciones. En la modernidad, los cambios eran
graduados y perfectibles. En la posmodernidad, las transformaciones las
captamos cuando ya están caducando y dándole lugar a otra. Antes, la
liturgia de cada denominación era bastantehomogénea y distinta a la de
otras.

Estos cambios han afectado a las rígidas liturgias anteriores y se ha


instalado un modelo cultico globalizado que ha uniformado a las iglesias
de las diversas tradiciones. Ya no hay diferencias entre cómo se
desarrolla un culto en una iglesia neo-pentecostal y una de corte
bautista que haya entrado en el espíritu de la llamada "renovación de la
alabanza", señaló Henríquez.

Los cambios experimentados, dijo, no han sido pocos ni pequeños. Entre


ellos podemos anotar que el culto ha adquirido características de
espectáculo y entretenimiento. La sociedad posmoderna ha dejado atrás
la cultura de la palabra y ha abrazado la cultura de la imagen.
Las mega-iglesias posmodernas prefieren utilizar salas cinematográficas,
que les ofrecen las facilidades técnicas que requiere el espectáculo,
utilizan músicos profesionales, juegos de luces, butacas cómodas. El
sermón ha dejado de ser el centro del culto, sustituido por la música y el
canto.

El centro de la reunión es el que presenta y dirige, con su postura,


gestos e imagen cuidadosamente ensayados. -El showman-. Esta
realidad complementa los sueños megalómanos de los ídolos
contemporáneos que idolatran los números.

Otra característica, anotó, es la catarsis emocional. La modernidad


colocó en lugar de privilegio la razón como criterio de verdad. La
posmodernidad absolutiza los sentimientos. Las grandes
concentraciones posmodernas no son motivadas por ideas o proyectos,
sino por la búsqueda de sensaciones colectivas.

Las soluciones no están fuera sino dentro de cada quien. "Pon la mente
en blanco y déjate llevar", "voy al culto porque me siento bien, me lleno
de paz". La alabanza, que ahora ocupa el 70 por ciento del tiempo del
culto, se convierte en espacio de psicoterapia espiritual, indicó
Henríquez.

La espiritualidad se confunde con emotivismo y evasión de la realidad.


La Biblia se subordina a la experiencia. Esta producción y búsqueda de
sensaciones y emociones, puede ayudar a sentirse bien en el momento,
pero no tiene ningún tipo de trascendencia en la vida, advirtió.

Una tercera característica, señaló, se expresa con la palabra inglesa de


moda: "light", que significa ligero, frívolo, liviano. La cultura light de la
posmodernidad, expropia los contenidos fundamentales de las cosas,
dejándolas en una vaciedad repleta de incoherencias y provoca una vida
sin compromisos ni complicaciones.

En esta cultura, el culto se vacía de sus contenidos fundamentales para


que pueda ser aceptado fácilmente; el Evangelio se presenta como un
producto que debe ser ofrecido en un formato que no espante a la
clientela, debe ser atractivo y llamativo y vaciarse de todo aquello que
signifique compromiso, sacrificio, esfuerzo, entrega.

Sin embargo, señaló, no debemos olvidar que el cristianismo fue


predicado en sus primeros momentos en medio de un mundo
globalizado: el imperio romano. Había dos grupos bien demarcados. Los
nobles, ricos y poderosos, eran personas y eran dignas. Los otros,
esclavos y extranjeros, eran objetos y por lo tanto indignos.

Por eso Pablo instruye a los creyentes "no vivan según los criterios de
este mundo", "transformaos por medio de la renovación". No los llama a
una resistencia pasiva, sino activa, que comienza por cada creyente y
que se extiende hacia la cultura.

La iglesia en cada cultura y en cada realidad histórica tiene que


enfrentar desafíos. La posmodernidad no puede ser la excepción.

Estamos obligados por el evangelio de Jesucristo a celebrar cultos


proféticos, en el sentido de denunciar todo aquello que atenta contra la
lógica del Reino de Dios y a anunciar las posibilidades que Dios nos
ofrece para ser instrumentos transformados para transformar, afirmó
Henríquez.

No obstante, en medio de sus contradicciones, puntualizó, la


posmodernidad ofrece oportunidades que la iglesia no puede obviar o
rechazar. La posmodernidad, anotó, nos ha recordado que el ser
humano es mucho más que un cerebro andante y que nuestras liturgias
valoraron sólo lo cognoscitivo, lo racional, lo intelectual.

El culto debe promover una adoración no solamente de cerebros ni


tampoco sólo de sentimientos, sino de seres humanos racionales y
emocionales.

En un momento en que se habla del acelerado crecimiento de la iglesia


en América Latina, debemos entender que el Reino de Dios no pide que
seamos exitosos, sino que seamos fieles. Ese crecimiento no se refleja
en transformaciones sociales, en la promoción de la justicia, agregó
Henríquez.

Para que la propuesta salvadora del Reino de Dios sea atractiva, no


tenemos quetrivializarla y exhibirla como producto, sino profundizarla,
encarnarla con todas sus implicaciones y riesgos, concluyó el expositor.

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