Visita A Urueña
Visita A Urueña
Visita A Urueña
Los romanos llegaron a estas tierras hacia el año 1 adC. Por el término
pasaba una vía de unión entre Palencia y Zamora, vía de la Toresana, donde quedan
restos de la calzada y de un puente. Con los romanos, la villa llegó a tener una
cerca mayor que la actual muralla, conformando lo que venía en llamarse un
oppidum o plaza fuerte.
La historia de esta villa nos traslada hasta los primeros asentamientos vacceos,
fue romanizada a principios de nuestra era y cristianizada sobre el siglo X. Fue
cabeza de Infantado de Valladolid en los siglos XII al XIV.
En el siglo XV, el rey Juan II donó la villa a don Pedro Girón, mayordomo y
favorito del príncipe y futuro rey Enrique IV.
Con los romanos, la villa llegó a tener una cerca mayor que la actual muralla,
conformando lo que venía en llamarse un oppidum o plaza fuerte.
Muestra de esta presencia es que los agricultores, arando algunas de las tierras del
término, han encontrado monedas con el busto del general y político Romano Pompeyo
(siglo I d.C.). Por otro lado, muy cerca de la actual carretera que conduce de Medina de
Rioseco a Toro se han hallado restos de un puente conocido como La Zamorana, por
formar parte de la calzada del mismo nombre que durante cientos de años unió Zamora
con Palencia.
Poco después, a mediados del siglo XI, comienza la construcción del castillo, a
instancias del rey castellano Fernando I el Magno. Una centuria más tarde la infanta
doña Sancha, hermana del monarca Alfonso VII el Emperador, ordena la construcción
de las murallas (cuyas obras finalizarían a comienzos del siglo XIII), y la reedificación
de la ermita de Nuestra Señora de la Anunciada, llamada por entonces ermita de San
Pedro. Esta infanta, como dueña de la villa, también se encarga de poblarla.
Urueña se encontraba en una zona fronteriza entre los reinos de León y Castilla, lo
cual motivó que entre 1158 y 1230 los monarcas de León aprovecharan momentos de
debilidad de sus vecinos castellanos para hacerse con el dominio de la villa y su alfoz.
A mediados del siglo XIV Urueña aparece como cabeza de la merindad del
Infantado de Valladolid siendo, a su vez, Arciprestazgo perteneciente a la diócesis de
Palencia. En esos momentos tenía tres parroquias: San Andrés, Santa María y San Juan.
En el siglo XV Urueña pasa a formar parte del señorío de la familia Girón. En 1445
Pedro Girón es elegido Maestre de Calatrava, y poco después, es hecho señor de Tiedra
y Urueña. En 1464 su hijo, Alonso Téllez Girón, se convierte en el primer Conde de
Urueña, y a mediados del XVI los Girón se convierten, a su vez, en Duques de Osuna
y Marqueses de Peñafiel. Urueña fue señorío de esta familia hasta comienzos del siglo
XIX, estando representados en la villa por medio de un corregidor.
Durante la Edad Moderna, Urueña fue cuna de algunas familias de origen noble,
portadoras de apellidos que dejaron su impronta en la villa y otros lugares, tanto dentro
como fuera de España. Destacan los linajes Isla (al que perteneció Don Juan Manuel de
Isla y Borja, Conde de Isla desde 1703), Pérez-Minayo (apellido de varios obispos y
dignidades episcopales, entre los que cabe mencionar a Manuel Pérez-Minayo, obispo
de Badajoz en 1755, y a Blas Sobrino y Minayo, obispo de Cartagena de Indias, Quito,
Santiago de Chile y Trujillo, Perú) y Mena (del cual podemos destacar a Alonso de
Mena y Borja, obispo de Calahorra, cuya casa-palacio es la actual sede de la Fundación
Joaquín Díaz).
El 3 de octubre de 1876, la villa de Urueña fue asolada por un fatal incendio que
calcinó 89 casas, la mayoría pertenecientes a jornaleros y gente humilde. La
reconstrucción y embellecimiento que sufrió posteriormente la localidad aún puede
apreciarse hoy día.
Murallas
Castillo
En el siglo XII la infanta doña Sancha, hermana del monarca Alfonso VII el
Emperador, llevó a cabo la reedificación de la mencionada iglesia, para lo cual parece
contó con canteros conocedores del estilo románico catalán de influencia lombarda, tal
y como podemos observar en su parte exterior, toda ella rematada con arquillos ciegos
y bandas lombardas decorativas. La hipótesis más plausible a la hora de explicar la
presencia de este estilo arquitectónico en una comarca tan alejada de Cataluña ha sido
atribuida al matrimonio celebrado entre María Pérez Ansúrez (hija del conde Ansúrez,
fundador de Valladolid) y Armengol V, conde de Urgel, aspecto éste que conllevó un
intercambio de población procedente de los condados catalanes.
En el último cuarto del siglo XVII, Antonio de Isla, obispo de Osma (miembro de la
acaudalada y noble familia Isla), como hijo del pueblo que era, quiso honrar a su
patrona, la Virgen de la Anunciada, trasladándola desde la ermita vieja, donde se
encontraba, hasta la ermita de San Pedro, más cercana a la población. Para ello no dudó
en hacer profundas reformas en el edificio, que estaba bastante deteriorado, las cuales
fueron encargadas al maestro cantero Francisco de Espesedo. Entre ellas, llevó a cabo la
erección de la espadaña en el muro occidental y la construcción de la sacristía al sur.
Es en ese momento cuando la advocación actual de la ermita (La Anunciada) toma
fuerza, en detrimento de la anterior, consagrada a San Pedro.
En su interior guarda, en el lado del evangelio, un retablo del siglo XVI con
representación en relieve de San Jerónimo Penitente; en el presbiterio, un altar del
XVII que contiene la imagen románica de La Anunciada, patrona de esta villa, y dos
lienzos laterales dedicados a los Desposorios y la Visitación; y en el lado de la epístola,
un altar del mismo siglo que el anterior con representación pictórica de la Anunciación
y San Pedro, y una virgen gótica en escultura del siglo XIV, siendo todas las obras
anónimas.
Hoy en día, Urueña conserva el 80% del recinto amurallado que originalmente
cercaba la población en su totalidad. La muralla encierra, en sí, una superficie de casi 7
hectáreas, de forma irregular, articulando la población en torno a la calle que une las
dos únicas puertas existentes en la misma: la del Azogue y la de la Villa.
Desde un punto de vista histórico, la muralla se asienta sobre los restos de una antigua
cerca romana cuyos vestigios nos hacen pensar que abarcaba una extensión mucho
mayor que la existente en la actualidad. En relación con ello, no lejos de Urueña
encontramos un pago conocido como “Los Castellares”, referido, con toda probabilidad,
a la existencia en ese lugar de una fortificación muy antigua.
Hoy día podemos disfrutar de un agradable paseo por el adarve de la muralla en dos
recorridos diferenciados: el primero situado en el lienzo sur (entre el castillo y la Puerta
de la Villa, desde el cual se divisa el valle de la Ermita y las ruinas del antiguo
monasterio benedictino del Bueso), y el otro a lo largo del lienzo oeste (entre la Puerta
de la Villa y el mirador del Cubo Nuevo, desde el cual se puede divisar la inmensidad
de Tierra de Campos y, en días claros, tanto la Sierra de la Culebra como los Montes de
León).
Fue mandado construir hacia el año 1060 por el monarca castellano Fernando I el
Magno sobre los restos de una antigua fortificación romana. Aquí residieron personajes
muy influyentes de la historia castellana, como lo fue la reina Doña Urraca (s. XII),
cuya presencia dio nombre al torreón antes mencionado o María de Padilla, que fue
recluida en el castillo a mediados del siglo XIV por su amante Pedro I el Cruel, el cual
la visitaba estando desposado con Blanca de Borbón.
Por otra parte, esta fortaleza estuvo también destinada a prisión. Entre sus muros sufrió
condena, entre otros, el conde Pedro Vélez, que murió de una forma peculiar al ser
encontrado en amoríos con una prima del rey Sancho III el Deseado (1157-1158). La
sentencia, dictada por el monarca, decía lo siguiente:
Desde el siglo XIX alberga el cementerio municipal, razón por la cual no es visitable.
Urueña es uno de los mejores miradores sobre esta parte de la Tierra de Campos Castellano-Leonesa. A ello ayuda su
privilegiada situación sobre el borde de uno de los grandes páramos que marcan el confín de los Montes Torozos con la Tierra
de Campos. En su término municipal se han encontrado restos arqueológicos de época prerromana y romana, como
abundantes monedas con la efigie de Pompeyo y sepulcros. Pero Urueña es más, pues su casco urbano (declarado
Monumento Histórico Artístico) se encierra dentro de unos de los recintos amurallados más genuinos y mejor conservados de
estas antiguas pueblas medievales. Su origen se remonta a los tiempos del reinado de Sancho III cuando se inició la
repoblación de estos territorios. Una de las vistas más llamativas de Urueña se localiza en una de las puertas de su muralla, en
la conocida como Puerta de la Villa, donde a través de ella veremos instalada en el paisaje la estampa de la ermita de la
Anunciada, recientemente restaurada.
Habitantes: 235
Superficie del término: 44,1 Km2.
Altitud: 830 m.
Distancia de la capital: 55 Km.
Comarca a la que pertenece: Tierra de Campos.
Castillo
Tanto la muralla como el castillo de Urueña están muy en relación con la importancia estratégica del lugar, al que una y otro le
dan una fisonomía y una personalidad inconfundible. La muralla conserva la mayor parte de su perímetro, es de mampostería y
cuenta con cubos semicilíndricos de trecho en trecho. Tiene dos puertas, la del Azogue y la de la Villa. El castillo conserva casi
intacto su recinto de mampostería y sillares, con cubos cilíndricos también de trecho en trecho y está situado en uno de los
ángulos de la muralla. La fecha de construcción de ambas estructuras parece estar en torno al siglo XIV. La iglesia parroquial
de Santa María del Azogue de Urueña, de excelente cantería, se construye entre los siglos XVI y XVIII. Consta de una sola
nave cubierta con madera y de un gran ábside poligonal cubierto con cañón con lunetos. Tiene un coro a los pies de madera,
que se apoya en columnas jónicas y está decorado con dentellones. El retablo mayor es barroco y está presidido por la titular,
la Inmaculada Concepción, que sigue una tipología iconográfica propia de Gregorio Fernández.
Próximo a esta iglesia parroquial y ocupando el espacio de una excelente casona hidalga conocida como la “Casona de la
Mayorazgos” se localiza el Centro Etnográfico Joaquín Díaz. Este centro organiza actividades culturales siempre relacionadas
con sus diferentes y variadas instalaciones museísticas, donde se agrupan colecciones de instrumentos musicales, juguetes,
biblioteca, etc. Cerca de él también se puede admirar el Museo de Campanas, el único en su género de Europa, donde
veremos piezas de este modelo de reclamo acústico que van desde los siglos XV al XIX. El Aula Arqueológica Mercedes
Rueda completa el recorrido cultural por esta acogedora villa de Urueña, donde nos haremos una idea del pasado más remoto
de la comarca.
El Santuario de Nuestra Señora de la Anunciada, situado en un valle cercano a Urueña, ha sido calificado como uno de los
más interesantes ejemplos del románico catalán (románico lombardo) ubicado fuera de su área natural de expansión. Se trata
de una iglesia de planta rectangular, de tres naves, con la nave mayor más ancha que las laterales y de la misma amplitud que
el crucero. En la cabecera cuenta con tres ábsides semicirculares, que se cubren con bóvedas de horno. En el centro del
crucero se encuentra una linterna que se remata con una cúpula de cascos. Las naves tienen bóvedas de cañón, que se
ayudan con una estructura de arcos fajones y formeros. Toda la iglesia va decorada al exterior con la decoración lombarda de
pilastras planas y arquillos ciegos, tan característicos del románico catalán y que fueron reformados en parte en el siglo XVIII.
Lugares de interés
– Museo Fundación Joaquín Díaz
Tel.: 983 717 472 · www.funjdiaz.net
– Museo de las Campanas “Quintana”
Tel.: 983 717 472
– Centro de Interpretación Villa de Urueña
Tel.: 983 717 445
– Museo Luis Delgado de Instrumentos del Mundo
Tel.: 983 717 381
www.luisdelgado.net/museos.htm
– Aula arqueológica Mercedes Rueda
Casas Rurales:
– Villa de Urueña. Tel.: 983 717 063
– Villalbín. Tel.: 616 118 643
Habitantes: 235
Superficie del término: 44,1 Km2.
Altitud: 830 m.
Distancia de la capital: 55 Km.
Comarca a la que pertenece: Tierra de Campos.
Museos
En Urueña se encuentra un valioso conjunto de espacios dedicados a la música y al libro
que forman sus 5 museos. Tres de ellos pertenecen a la fundación Joaquín Díaz, otro al
intérprete y compositor Luis Delgado y por último la Villa del Libro que ha sido un
proyecto de la Diputación de Valladolid.
Centro e-LEA
Espacio para la Lectura, la Escritura y sus Aplicaciones (e-LEA, en denominación
abreviada), cuyas líneas de acción se desarrollan a través de las áreas que la componen –
más la de dirección y gestión- y que, al margen de la afluencia general de fines de
semana y periodos vacacionales, permiten llenar de contenido y presencia cualquier día
del año.
FIESTAS PATRONALES
Las fiestas dan comienzo el día de las vísperas, con una misa en
honor a la patrona y tras el anuncio del pregón dan comienzo los
festejos amenizados por conciertos, actuaciones musicales, bailes y
pasacalles.
El día de la fiesta grande (30 de Marzo) se celebra una romería popular en la que
algunos carrasqueños recorren a caballo el trayecto que conduce hasta la ermita de la
Anunciada.
IMPRESCINDIBLE
Castillo
Tanto la muralla como el castillo de Urueña están muy en relación con la importancia
estratégica del lugar, al que una y otro le dan una fisonomía y una personalidad
inconfundible. La muralla conserva la mayor parte de su perímetro, es de mampostería y
cuenta con cubos semicilíndricos de trecho en trecho. Tiene dos puertas, la del Azogue
y la de la Villa. El castillo conserva casi intacto su recinto de mampostería y sillares,
con cubos cilíndricos también de trecho en trecho y está situado en uno de los ángulos
de la muralla. La fecha de construcción de ambas estructuras parece estar en torno al
siglo XIV. La iglesia parroquial de Santa María del Azogue de Urueña, de excelente
cantería, se construye entre los siglos XVI y XVIII. Consta de una sola nave cubierta
con madera y de un gran ábside poligonal cubierto con cañón con lunetos. Tiene un
coro a los pies de madera, que se apoya en columnas jónicas y está decorado con
dentellones. El retablo mayor es barroco y está presidido por la titular, la Inmaculada
Concepción, que sigue una tipología iconográfica propia de Gregorio Fernández.
Próximo a esta iglesia parroquial y ocupando el espacio de una excelente casona hidalga
conocida como la “Casona de la Mayorazgos” se localiza el Centro Etnográfico Joaquín
Díaz. Este centro organiza actividades culturales siempre relacionadas con sus
diferentes y variadas instalaciones museísticas, donde se agrupan colecciones de
instrumentos musicales, juguetes, biblioteca, etc. Cerca de él también se puede admirar
el Museo de Campanas, el único en su género de Europa, donde veremos piezas de este
modelo de reclamo acústico que van desde los siglos XV al XIX. El Aula Arqueológica
Mercedes Rueda completa el recorrido cultural por esta acogedora villa de Urueña,
donde nos haremos una idea del pasado más remoto de la comarca.
Urueña contó en el pasado con dos conventos desaparecidos, el del Bueso, de la Orden
Benedictina, y el de Villalvín, de la Orden Franciscana. Su casco urbano cuenta con
varias casas nobles cuyas fachadas están decoradas con escudo.
En España la primera de estas “villas del libro” es Urueña, que fue calificada como tal
en 2007. Urueña es un pequeño pueblo de la provincia de Valladolid cuyo censo no
llega a los 300 habitantes, situada en la comarca de Tierra de Campos. Más allá de las
particularidades de su designación como Villa del Libro, constituye un interesante lugar
que visitar dada la estructura medieval de sus calles, su bien conservada muralla y, en
general, por ser un enclave de gran interés histórico-artístico. No hay que olvidar que en
el Medievo la villa tuvo una importancia estratégica clave dada su condición fronteriza
entre los reinos de León y Castilla, lo que hizo que se convirtiera en una plaza fuerte,
muy bien defendida, entre ambos estados antes de su definitiva integración.
SONIDOS Y HUMEDALES
La vida de los antiguos habitantes de Urueña también dependía en parte del monte. De
hecho, por los alrededores eran conocidos como cisqueros (el cisco era el carbón vegetal
de los braseros, que se hacía con ramas de encinas y pequeños robles). También vendían
la casca o corteza de la encina, que utilizaban para curtir pieles en Villarramiel, pues es
muy rica en tanino, e hierbas aromáticas, como tomillo, romero, sanguinaria, flor de
espino, ruda, cicuta, e hinojo.
En el encantador y luminoso valle que se contempla desde la Puerta de la Villa también
abundan los monasterios. Es la senda de los beatos, que une los monasterios de
Villalbín, del Bueso y de San Pedro de Cubillos, donde está situada la ermita de la
Anunciada, con los San Cebrián de Mazote y la Santa Espina. Estas son tierras de
secretos humedales y de pájaros de todo tipo. Es Jesús Alcaraván el que me lo cuenta
mientras contemplamos la falda del cerro de San Cristóbal. Lleva ocho años viviendo en
Urueña, manteniendo una de las empresas más insólitas de este país, una librería en un
pueblo de 150 habitantes. Urueña no sólo es tierra de pájaros, por ser una zona
intermedia entre el bosque mediterráneo y la estepa, sino que su valle posee una
sonoridad incomparable. Abubillas, carracas, águilas culebreras y calzadas; alondras,
cojugadas, calandrias y avutardas conviven jubilosamente como en el romance de San
Antonio que puede leerse en el centro etnográfico que Joaquín Díaz dirige en el pueblo.
Juan Alcaraván me habla del ruiseñor, que canta siempre en los arroyos, donde hay
zarzas, y del colirrojo tizón, que es un ave de los acantilados que aquí, en Urueña, anida
en las murallas. Nada más natural, ¿pues no son estas murallas acantilados?
LAS MUJERES
Desde esas murallas, que se pueden recorrer por su adarve, se divisan las dos iglesias
del pueblo. Santa María del Azogue, en el interior, que es una iglesia bonita, con una
airosa espadaña del siglo XVII; y la ermita de Nuestra Señora de la Anunciada, situada
en el valle. Es a esta última a donde debemos dirigir nuestros pasos. Pertenece al
románico catalán. Los catalanes habrían contribuido a repoblar esta zona en el siglo XI
y uno de sus milagros fue esta iglesia de delicada y misteriosa belleza. Una iglesia en
cuyos alrededores desaparece la historia, y se entra en los tiempos nublados de los
místicos y de los amantes.
No fueron precisamente esos tiempos extraños y dulces los que la joven Luisa Ramos
Sánchez llegaría a conocer en su pueblo. Una placa situada en el paseo de Oriente aún
recuerda la tarde en que perdió su vida, a manos de un novio despechado. "Aquí murió
la joven Luisa Ramos Sánchez", reza la placa, "el día 3 de octubre de 1927, a las tres de
la tarde, a mano airada, a los 18 años de edad. Una oración por su alma". Pero Urueña,
que presenció espantada este crimen, y que trataba de forma caballerosa a sus novias, a
las que sus recién estrenados maridos hacían correr cuesta abajo tras la ceremonia de sus
bodas, con la idea de que sólo la que lograba adaptarse a su ritmo sería una buena
esposa, es sobre todo una tierra marcada por la presencia viva y secreta de las mujeres.
Aquí, en efecto, vivió doña Urraca, y en el castillo todavía hay una ventana que
recuerda su estancia, y que es conocida como el peinador de la reina. Y aquí vivió,
sobre todo, la sevillana doña María Padilla, por la que Pedro I El Cruel abandonaría a
doña Blanca de Borbón a las 48 horas de su boda. No es difícil imaginarla paseando
encantada por el pequeño valle de los beatos o visitando San Cebrián de Mazote, y
encontrándose con los monjes cordobeses. Sin duda tendrían muchas cosas de qué
hablar y, al amparo de sus arcos de herradura, volvería a sentirse en su lejano mundo
oriental. Ese mundo, que tiene la humildad del espliego y el cantueso, es el corazón
oculto de Urueña. Un corazón hecho de lejanía y transparencia. Una morada detenida en
el aire donde se escucha el silencio del vuelo de los pájaros. ¿Puede pedir otra cosa el
viajero para detener sus pasos en ella?
Cuaderno de Viaje...
1. La Puerta de la Villa. En el hermoso valle se ve la ermita de la Anunciada, el
monasterio del Bueso y, a la derecha, el monasterio de Villalbín.
2. Ermita de Nuestra Señora de la Anunciada. Es un monumento único en la región,
perteneciente al estilo románico lombardo.
3. Librería Alcaraván. Dedicada sobre todo al mundo del folclore, la naturaleza y los
cuentos, leyendas y mitos populares.
4. La loba parda, el restaurante de Dámaso Vergara. Aconsejo las ensaladas, los
garbanzos fritos y la carrillada y el rabo de buey.
5. El Centro Etnográfico de Joaquín Díaz. Situado en la Casona de la Mayorazga, con
su biblioteca y sus tres importantes colecciones.
6. La iglesia mozárabe de San Cebrián de Mazote, del siglo X.
7. El pantano de la Espina, que abastece el río Bajoz. Es el humedal de la zona. Con un
poco de paciencia se puede ver cómo bajan a beber jabalíes, lobos, mustélidos y
comadrejas.
QUÉ VER.
Nuestra Señora del Azogue. Es la iglesia parroquial del pueblo, y data del siglo XVI. Su
espadaña es del XVII. La ermita de Nuestra Señora de la Anunciada, la joya de la zona.
Pertenece al estilo lombardo y destacan su cimborrio y la imagen de la Anunciación. El
castillo de Urueña. Actualmente se ha convertido en el cementerio del pueblo. Fue
construido durante el siglo XI bajo el reinado de Alfonso VI, coincidiendo con la unión
temporal de los reinos de León y Castilla. Los lienzos llegan a tener 16 metros de altura
por la parte exterior. Las murallas. Es la construcción de su género mejor conservada de
la provincia de Valladolid. Pasear por su adarve es, sin duda, uno de los placeres
estéticos más intensos de este viaje. Las ruinas del monasterio benedictino del Bueso,
situado en un lugar encantador, al que sólo se puede acceder a pie. La Casa de la
Mayorazga, actual sede de la Fundación Joaquín Díaz. Este discreto y hondo creador es
el responsable del renacimiento de Urueña. En su casona se guardan importantes
colecciones de grabados, de trajes de la región, de pliegos de cordel y aleluyas y de
instrumentos musicales, y una magnífica biblioteca, con unos 55.000 volúmenes,
dedicada a temas folclóricos y etnográficos. También se celebran ciclos de conciertos en
verano y hay una sala para exposiciones temporales. En estos días el viajero puede
contemplar una hermosa muestra sobre el mundo de las amas de cría. Y quedan otras
tres citas: el museo de Campanas Quintana, el Aula arqueológica y la colección de
alfarería popular.
ARTISTAS.
La llegada del investigador, etnógrafo y escritor Joaquín Díaz, y la apertura de su
Centro Etnográfico, ha supuesto la revitalización de Urueña. Siguiendo su estela han
sido varias las incorporaciones de investigadores, artistas y artesanos que se han
producido durante los dos últimos años. Luis Delgado, músico secreto, amigo de las
músicas calladas del alma, tiene en Urueña un estudio de grabación en el que han
grabado sus discos Amancio Prada y María del Mar Bonet, entre otros, y está a punto de
inaugurar un museo de instrumentos al uso de todo el mundo. Juan Antonio Moreno,
artista y diseñador gráfico, autor del diseño de numerosos catálogos y revistas, y su
mujer Allison Canosa, traductora y experta en artesanía rural. Fernando Gutiérrez y
Rosa de Miguel, y su taller de encuadernación. El alfarero Juan Valero, el escritor
Gonzalo Abril, y el biólogo Adolfo Delibes... Todo esto en un pueblo, no lo olvidemos,
de apenas 150 habitantes.
COMPRAS.
Todas pueden hacerse en la pequeña tienda de Allison Canosa llamada La real.
Magdalenas y pastas de Villabrágima, embutidos del pueblo, queso de Castromonte,
miel de Santa Espina, especias de Villalpando, cerámica de Juan Valera, cachas y
cucharas de Villabrágima, y las alforjas de Gregorio Julbe, uno de los últimos artesanos
que aún las fabrica.
DÓNDE DORMIR.
Villa de Urueña (983 71 70 63), una casa rural de dos plantas con mirador a esta Tierra
de Campos. Se puede alquilar entera (26.000 pesetas el fin de semana); o reservar una
habitación doble (4.000 ptas.).
DÓNDE COMER.
Mesón el Labrador, en Castroverde de Campos. La loba parda, de Dámaso Vergara, en
Urueña.
El Castillo de los Comuneros se impone sobre los Montes Torozos y es visible desde
varios kilómetros a la redonda. Se sitúa en Torrelobatón, Provincia de Valladolid,
Castilla y León, España. Se ha convertido en el símbolo de Torrelobatón. Es uno de los
castillos de Castilla y León mejor conservados.
Contenido
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• 1 Historia
• 2 Construcción
o 2.1 La Torre del Homenaje
• 3 Descripción
• 4 Véase también
• 5 Enlaces externos
[editar] Historia
Se comenzó su construcción en el siglo XIII con la intención de vigilar el valle del
Hornija. Perteneció a los Enríquez, Almirantes de Castilla (1455-1473). Se construyó en
su totalidad a mediados del siglo XV y gracias a Gómez de Isla, que trabajaba en la
Catedral de Palencia.
La Torre del Homenaje tiene en la fachada los escudos de la familia de los Enríquez,
Almirantes de Castilla (un león debajo, la divisa de las áncoras o anclas marinas en la
orla y dos castillos separados). También aparecen los escudos de Juana de Mendoza, de
Diego Fernández Quiñones y María de Toledo. El blasón principal es colocado por Don
Fadrique y permitido por Juan II.
Y es el último lugar en el que los comuneros dejaron huella, tras partir rumbo a Toro el
23 de abril de 1521 y ser alcanzados en Villalar, derrotados y ajusticiados.
En el siglo XVIII los Enríquez dejan de poseer la villa y por tanto, el castillo. Pero este
estuvo ligado a este linaje hasta el siglo XIX. En los años cincuenta del siglo XX pasa a
depender del Servicio Nacional de Trigo (SENPA) del Ministerio de Agricultura,
haciendo de almacén de cereales. El 1 de abril de 2003 la Junta de Castilla y León cede
el castillo a Torrelobatón.
[editar] Construcción
Su diseño corresponde a la Escuela de Valladolid. Las torres de Homenaje de Medina
del Campo, Peñafiel y Fuensaldaña repiten las proporciones de la de Torrelobatón. Se
emplea para su construcción sillería y hormigón. Los muros son muy altos y forman un
cuadrado con cubos circulares en tres de sus esquinas (de unos 20 metros de altura y 10
de lado) y una torre cuadrada del Homenaje (de unos 40 metros de altura, 20 de lado y 5
de grosor). Sobre la torre del homenaje hay 8 torreones circulares que sirven para vigilar
y atacar. Al oeste quedan restos de una antigua barbacana desaparecida. El castillo está
rodeado de restos de un foso. El castillo poseeía originalmente un sistema de almenas en
todos sus niveles, pero este fue reformado en el siglo XVI. Los cubos angulares del
castillo, que poseían capacidad para diez soldados, y las troneras superiores se usaban
para disparar desde ellas con ballestas y arcabuces. Antiguamente existía una entrada
secreta al patio de armas, esa entrada era estrecha y muy difícil de encontrar, estaba
situada en el foso del muro norte. El arco de entrada antiguo aún se conserva
actualmente, es de medio punto, también se conservan las troneras verticales y el hueco
para el rastrillo. Esta puerta llevaba directamente al patio de armas. El aljibe se ubica a
unos cincuenta metros del castillo, frente a la iglesia Iglesia de Santa María y
actualmente es una bodega particular. Es posible que este conecte con el castillo a través
de un paso subterráneo. Es de sillería y bóveda de cañón.
El interior de la Torre del Homenaje consta de 3 pisos. Se subía a ellos por una escalera
de 143 peldaños que estaba interrumpida por multitud de puertas, tal y como
demuestran los arcos en su recorrido. Los tres pisos poseen bóvedas. La antigua puerta
de la torre estaba situada a mitad de su altura y comunicaba con el adarve por un puente.
La Torre tiene en la parte baja una antesala situada en el muro que era el primer acceso
desde el patio. El piso inferior se cubre con un cañón apuntado y la parte de abajo del
muro pertenece a la primitiva y antigua torre construida por Alonso Enríquez. La torre
parece una torre de influencia portuguesa de segunda mitad del siglo XIV.
La segunda altura de la torre es más propia de finales del siglo XV y tiene una bóveda
de crucería.
En el tercer piso destaca una gran sala con bóveda que probablemente estuvo dividida
en dos alturas.
[editar] Descripción
Se realizó con excelente piedra de cantería. Está compuesto por un patio cuadrangular
con tres cubos en los ángulos y una torre del homenaje. Formaba parte del cordón
defensivo de la villa.