La Crisis de Los Años 80 en Costa Rica

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La crisis de los años 80 en Costa Rica: causas internas

Después de vivir un ritmo ascendente en los años 70, en dos gobiernos

liberacionistas, los precios de los productos básicos de exportación cayeron

estrepitosamente. El Banco Mundial, el FMI y los gobiernos del Primer Mundo dominaban

la escena económica de los países en desarrollo y pobres, crearon el Club de París y

comenzó la debacle con el cobro de la deuda externa de los países tercermundistas. Bajo

el lema “crecer para salir de la deuda”, los entes internacionales del Club de París

imponían a estos países reformas estructurales como vender activos, desempleo público

y deshacerse de aquello que significara gasto.

En Costa Rica, el FMI y el Banco Mundial encontraron una férrea oposición a la

venta de escuelas y colegios de más de 100 años, ferrocarriles de más de cien años,

seguridad social conquistada por el pueblo, universidades estatales…Rodrigo Carazo se

opuso a todo esto y, en un arranque de patriotismo, echó puerta afuera a los integrantes

del FMI y del Banco Mundial, y rompió la carta que le había enviado Ronald Reagan

echándola al basurero: “Ni siquiera me tomé la molestia de abrirla” (palabras del ex

presidente a Elvis Mora Chaverri en La Garita, de Alajuela, durante un acto cívico), dijo el

último presidente patriota de este país.

La crisis comenzó. Daniel Oduber dejó mucho dinero en las arcas del Estado,

debido a la oleada de frío del Brasil que catapultó la venta del café a ese país

sudamericano. Si acaso alcanzó para dos años (1978 – 1979). Creemos, firmemente, que

cualquier Administración Pública tiene aciertos y desaciertos, pero mala fe, nunca tendrán

pues nadie tiene animo de destruir la Patria que lo vio nacer. Sin embargo, debemos

afirmar, con calidad de verdad, que esta época fue de crisis que afectó a la sociedad,

inestabilizó al gobierno y la credibilidad de un presidente se puso en entredicho. Todo el

mundo cree, y aún hoy, que Carazo es el culpable de la crisis de los 80. Al respeto,

(Aguilar Bulgarelli, 2018, p.180) nos dice


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El Presidente Carazo desde el inicio de su administración como una voz en el


desierto, nunca se cansó de advertir sobre la seriedad de la crisis que se estaba
gestando, no solo por los factores internos anteriormente señalados con relación a
los errores de gestión de los gobiernos Figueres-Oduber, aunque sin inculparlos,
simplemente señalando el proceso objetivamente, sino también por el enorme
crisis internacional que se daba a nivel mundial y que se agravaría después de
1980 con la aparición de la enorme deuda externa de los países del tercer mundo
que, precisamente, ponía en peligro a la gran banca privada que maneja en mucho
la economía del mundo; la caída de los precios de los productos de exportación de
esas naciones y el incremento de los precios del petróleo que incrementó
exponencialmente la factura petrolera. Un ejemplo que gustaba mencionar el
Presidente Carazo, era que antes de las crisis de 1973 y 74 con un saco de 100
libras de café se compraban casi 40 barriles de petróleo, en 1977 solo 13 y en
1980 ¡únicamente tres!

Factores internos que incidieron en la crisis

De acuerdo con Garita et al (2006, s.p.), utilizando datos de Delgado (2000), a

nivel interno, Costa Rica entra en crisis por los siguientes factores:

1.- Desordenado manejo de las finanzas públicas.

2.- Aplicación de una política cambiaria irreal.

3.- Excesivo consumo de importaciones del costarricense.

4.- Se produjeron grandes déficits comerciales en el exterior, que debían ser

pagados con ahorros externos (deuda).

En cuanto al manejo desordenado de las finanzas públicas, la utilización del

modelo de sustitución de importaciones no caló hondo, esto por cuanto los mercados

centroamericanos son en extremo pequeños para su crecimiento como economías. Por

ello, era necesario abrirse a los mercados internacionales. De acuerdo con (Lizano; 1999,

p. 8 – 33) la economía de Costa Rica acataba un modelo de desarrollo hacia adentro,

sustituyendo las importaciones por lo que Costa Rica producía. Es el famoso modelo GPP

(gremialismo, paternalismo y populismo):

1.- Se protegen los aranceles, para propiciar aumento de bienes importados y los

producidos localmente, por los impuestos de Aduana. Las exportaciones se perjudican por

los impuestos y se deducen las oportunidades de empleo.


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2.- Se protegen los productores nacionales y se impiden las exportaciones lo que

aumenta los precios de los alimentos, afectando los precios de los bienes de consumo

popular.

Respecto de la política cambiaria irreal, que Costa Rica basó en el proteccionismo,

esta situación convirtió al Estado en protector y pasó a ser regulador, concertador,

benefactor, intervencionista y protagónico. Así, el banco Central fijaba y modificaba el tipo

de compra y venta de las divisas, y delegar en los intermediarios financieros esta relación

de compra y venta. Pero era la Asamblea Legislativa quien fijaba la paridad oficial y el

Banco modificaba el tipo de cambio. En este sentido, (Lizano: 1999, p. 46 y 47) nos indica

que

De acuerdo con la legislación vigente, los exportadores estaban obligados a


vender al Banco Central el 100% de las divisas que obtenían por concepto de sus
ventas al exterior y el Banco Central estaba obligado, a la vez, a suministrar a los
importadores las divisas requeridas para pagar sus compras en el extranjero. La
conversión de moneda local en divisas o de divisas en moneda local era prohibida
por la Ley y, por lo tanto, ilegal, salvo si se efectuaba en el Banco Central. Así, a la
par del mercado cambiario oficial, bajo el control del Banco Central, existía otro
mercado paralelo de divisas cuyo funcionamiento era ilegal.

Como se ve, debido a que el comercio interregional había caído en un 50%, el

déficit del sector público alcanza un 17% del PIB, la inflación llegó a 80% al año, el

desempleo alcanzó un 9%, los salarios reales cayeron a una tercera parte y el tipo de

cambio pasó de 8.60 colones a 45 colones por dólar. Así, la deuda externa alcanzaba el

100% del PIB y tres veces el de las exportaciones, sus intereses oscilaban entre 8 y 9%

del PIB, el 30% de las exportaciones y el 40% del ahorro nacional. El gran desequilibrio

monetario se da por el aumento de los precios internos (la inflación) y el tipo de cambio

(devaluación). El tipo de cambio se va a mantener invariable por mucho tiempo y se

producen las minidevaluaciones. Los desajustes se paliaban con endeudamiento externo,

disminuciones de las reservas monetarias (oro, dólares y divisas extranjeras) y aumento

de los aranceles de las importaciones.


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Aunado a esto, Costa Rica soportó la crisis petrolera causando desequilibrio en

todos los sectores: finanzas públicas, inflación, desempleo y devaluación monetaria. El

primer shock petrolero ocurre entre 1973 y 1974, paliado por la bonanza cafetalera que le

da oxígeno a la economía costarricense. Habrá que esperar hasta 1978 y 1979, cuando

ocurre el segundo shock con sus adversidades (esta vez ya el café no nos pudo salvar): el

precio de las importaciones de petróleo y sus derivados aumento considerablemente; las

exportaciones caen porque ya no hay bonanza del café y los países de la OCED

(Organización para la Cooperación Económica y Desarrollo) reducen el ritmo de la

expansión económica, produciendo la caída de estas a un ritmo menor; por último, las

tasas de interés de los mercados financieros aumentan a 15% en 1979 y a 16,5% en

1981.

En otro orden de cosas, el endeudamiento externo, que aumentó a niveles

exorbitantes, equivocadamente se utiliza para mantener los niveles de consumo del

costarricense y se evitan las inversiones. De acuerdo con (Garita et al, 2006, s.p.)

Para esta época el endeudamiento externo estaba pocamente ligados a proyectos


que permitieran recuperar la inversión, o sea que fueran rentables: como los son:
plantas eléctricas, telecomunicaciones, educacionales, salud, carreteras, caminos
de penetración entre otros. Este endeudamiento se utilizó en su mayoría para
financiar las altas importaciones de bienes de consumo del costarricense.

La deuda que se generaba provenía de instituciones internacionales (BM, BID,

BCIE y otros), con tasas de interés a la baja, períodos de gracia aplaudibles y plazos para

amortizar de muchos años. Sin embargo, el Gobierno acude a la banca privada, por su

enemistad con los organismos internacionales, y allí las condiciones eran desfavorables:

variación de condiciones de financiamiento y plazos más cortos para pagar. Esto hizo que

el Gobierno no pudiera pagar por el aumento en las tasas de interés a mansalva. Unido a

esto, se da el desestimulo para el ahorro interno de los ciudadanos y se incentiva a

ahorrar en dólares, y esos dólares fueron enviados a las instituciones foráneas (de afuera
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de Costa Rica) para lograr la seguridad ante la inestabilidad económica. Al no haber

ahorro, se incentiva el consumo y se afectan las importaciones.

Finalmente, la enemistad con los organismos internacionales de la actividad

financiera. Rodrigo Carazo, presidente de la República, rompe relaciones con todos esos

organismos, dada la imposición de medidas imposibles de acatar: cierre de escuelas y

colegios, cierre de los ferrocarriles, cierre de hospitales, privatización de la CCSS y un

sinfín de hechos más. El Presidente de la República echa a los organismos

internacionales del país y rompe la carta que le envió Ronald Reagan incitándolo a

aceptar las condiciones del FMI. A partir del momento en que ocurre este hecho en la

Casa Presidencial, Costa Rica entró en la más grave crisis financiera, económica, política

y social de que tengamos noticia. Sin embargo, podemos afirmar que Carazo se amarró

los pantalones y ha sido el único que se opuso a que los organismos internacionales

hicieran con este país lo que les diera la gana, en beneficio de los poderosos. Si bien es

cierto que sufrimos los embates de la crisis, nadie se murió de hambre y hoy, Costa Rica

mantiene sus instituciones centenarias y bicentenarias por la acción de un hombre que

fue denigrado por su mismo pueblo.

Reconocemos que la crisis fue evidente en estos años, durante la Administración

de Rodrigo Carazo: inestabilidad en el nivel de precios, volumen de desempleo y tipo de

cambio variable, recesión global y todo esto desequilibró las economías de muchas partes

del mundo. Unido a esto, la reducción en las importaciones a la mitad a partir de 1980, la

devaluación monetaria que no permitió la generación de más exportaciones, al contrario,

las disminuyó; paralelamente, los países de Centroamérica entran en depresión por

aspectos económicos, acelerando la inflación. En Costa Rica, en evolución, la inflación

acumulada pasó de un 14% en 1979 a un 100% en 1982. El ahorro del ciudadano

costarricense aumentó, es cierto, en moneda extranjera, llevando esas divisas al exterior,

sin que se llegara al corralito financiero, por dicha.


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Conclusiones

Con el fin de salir de esta crisis tan terrible que afectó la economía costarricense y,

por ende, a todos los sectores de la sociedad, lo primero que se hizo fue un

reordenamiento financiero: ley del recargo temporal sobre el impuesto sobre la renta e

impuesto transitorio al diferencial cambiario, así se tomaba parte de los ingresos de las

exportaciones, que se habían incrementado. Se eleva el impuesto de ventas de un 8% a

un 10%, se ajustan las tarifas de los servicios públicos (electricidad, agua, teléfonos y

combustibles) y se suprime el subsidio indirecto que disfrutaba RECOPE (como se ve, los

problemas con RECOPE son de antaño). Se aumentaron las cuotas de la CCSS y se

instaura el sistema de bonos de estabilización para evitar el crecimiento del crédito

externo. A partir de 1982, se dan tres formas de cambiar divisas: oficial, interbancario y el

libre. Luego, el interbancario y el libre se fusionaron en uno solo. Finalmente, se

estabilizan las relaciones con la banca internacional bajo la vigilancia del FMI y se

ejecutan algunas medidas para la renegociación de la deuda externa con la banca privada

internacional y se establece el plan interino de pagos, bajo la supervisión del FMI. Costa

Rica salió de la crisis.

La crisis del os años 80 fue producida por causas externas y causas internas. No

obstante, en el imaginario costarricense todo se achaca a la Administración Carazo los

problemas de Costa Rica en esta crisis y a la Administración Monge la salvación, cuando

ninguna de las dos es real ni cierta. Si bien es cierto que la crisis es producto de la no

aplicación de medidas en tiempo y forma, los problemas subyacentes en la Administración


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Carazo impidieron hacer los ajustes. Al respecto, (Aguilar Bulgarelli, 2018, p.p. 241 – 242)

nos dice que

Durante el primer año de Gobierno, además de enfrentar la crisis fiscal que ya


hemos reseñado con detalle, el otro gran problema que tendría una enorme
incidencia en Costa Rica fue la situación política en Centro América y la condición
guerras de guerrillas que prácticamente se había generalizado, especialmente en
Guatemala, Salvador y Nicaragua, país éste último, cuya situación interna
afectaba a Costa Rica desde hacía varios años.

Para la época que menciona Aguilar, se juntan, también, una serie de situaciones

que desajustan la situación financiera y social de nuestro país: deuda externa, las

amenazas del FMI, créditos con la banca privada, devaluación del dólar como moneda

internacional, tráfico de armas y las guerrillas, unido a esto aparece en escena una

Asamblea Legislativa fraccionada (debido a que Carazo llegó al poder en una coalición) y

al final, este Poder Legislativo abandona al presidente y nunca quisieron aprobar sus

proyectos, por ejemplo la famosa Reforma Tributaria que mucho hubiera ayudado.

Como se ve, la historia fue tergiversada injustamente y con mala fe. Los medios de

comunicación, dictadura mediática en este país, manipularon la información e hicieron

creer a la gente aquello que la gente misma quería oír. En la historia de Costa Rica,

Carazo fue el único presidente de la República que no quiso poner placas de autoelogio y

las cambió por Construido por el pueblo y el que defendió la soberanía nacional ante los

organismos internacionales que querían destruir las instituciones centenarias y

bicentenarias.

Por otra parte, Rodrigo Carazo se enfrenta con el comunismo criollo, todavía muy

ligado a la Unión Soviética, que financiaba a esos partidos y a las guerrillas de

Centroamérica y el mundo, para desestabilizar sus economías y a sus gobiernos. En

Costa Rica, no fue la excepción, y Carazo los enfrentó con ánimo guerrero y defendiendo,

a ultranza, nuestra soberanía nacional. Al respecto, Aguilar Bulgarelli, 2018, p.p. 433 -

434) nos dice que


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…no dejaba de existir cierta efervescencia interna que trataban de capitalizar los
líderes del partido comunista Vanguardia Popular, creando situaciones peligrosas
que incrementaban la desestabilización promovida por quienes tenían ideas e
intereses aparentemente distintos. No tuvo empacho don Rodrigo en denunciar
esos hechos en muy diferentes momentos y circunstancias, discursos, informes,
cadenas de televisión, etc. Señalo con toda claridad que: “…mientras los
costarricenses trabajan y luchan por el bienestar propio y de Costa Rica…el país
se ve obligado a luchar contra el peor de los males de nuestro tiempo, el
comunismo internacional, que conspira contra la paz social, contra la economía y
contra nuestra vida republicana; contra todo lo que los costarricenses somos y
contra todo lo que nuestro pueblo quiere ser.

Concluimos que la crisis de los años 80 fue producto de causas externas e

internas, pero no de una sola persona, no de un gobierno en específico. Así como muchos

países del mundo sufrieron por esta crisis, Costa Rica no estuvo exenta. Por lo menor,

tuvimos comida, aunque había que hacer fila en los estancos del CNP, otrora institución

que ayudó mucho a nuestro país y hoy la han saqueado los poderosos y los ricos del

llamado neoliberalismo. Y tampoco se debe echar flores a la Administración Monge,

porque la politiquería en este país es desastrosa: Monge se elevó como el adalid salvador

de la crisis, cuando fue una alfombra más de los Estados Unidos que permitió, con la

mentada neutralidad perpetua y desarmada, que los gringos establecieran bases de la

contra en nuestro país para oponerse y guerrear con el Gobierno de los sandinistas. Su

programa de “Volvamos a la Tierra” nos acabó de enterrar cuando nos vendimos,

súbitamente, a los organismos internacionales y permitimos los PAES. Y que esto no se

tome como ideologización, simplemente es la verdad de la historia. Por eso, como dice el

filósofo Walter Benjamín, la historia debe escribirse oyendo a los muertos, no a los

vencidos ni a los vivos. Y Rodrigo Carazo decía que con sus actos estaba escribiendo

historia.

Referencias

Lizano Fait, E. (1999). Ajuste y Crecimiento en la Economía de Costa Rica, 1982-1994.


Estudios # 13. Academia de Centroamérica. pp.8 – 33; 46 – 47.
https://www.academiaca.or.cr/wp-content/uploads/2017/06/Ajuste_crecimiento_eco
nomia_Costa_Rica.pdf
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Garita, G. et al (2006). Crisis en Costa Rica en los años 80. Maestría en Administración de
Negocios: UNED. https://www.auladeeconomia.com/articulosot-07.htm#:~:text=En
%201980%2C%20Costa%20Rica%20se,atender%20estas%20obligaciones
%20(deuda).

Aguilar Bulgarelli, Ó. (2018). Carazo el último presidente. Editorial Progreso. p.p. 180 –
181; 241 – 242; 433 – 434.

Delgado, Félix. (2000). La Política monetaria en Costa Rica: 50 años del Banco Central de
Costa Rica, San José, C. R.: BCCR, 2000.

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