Consejeria de Educación Volumen 1
Consejeria de Educación Volumen 1
Consejeria de Educación Volumen 1
VOLUMEN I
Edita:
CONSEJERÍA DE EDUCACIÓN
Dirección General de Participación y Solidaridad en la Educación
Maqueta e Imprime:
Forma Animada S.L.L.
ISBN: 84-688-6503-6
Los autores de los artículos que componen esta monografía asumen la autoría, la originalidad de
los mismos e incluyen las referencias de los autores de los textos que citan.
En el Volumen I de esta serie sobre "Los trastornos generales del desarrollo" se incluye un DVD
con materiales complementarios en diferentes formatos multimedia.
Volumen I: Los Trastornos del Espectro Autista
ÍNDICE
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Presentación
Siguiendo la frase machadiana, "se hace camino al andar", espero que esta monogra-
fía sea un paso más, firme y decidido, en el camino que esta Consejería ha empren-
dido para lograr una mayor especialización de la oferta educativa y en la capacitación
de nuestro profesorado.
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Presentación
Las necesidades educativas especiales de los escolares con trastornos generales del
desarrollo justifican la adopción de medidas de tipo curricular, especialmente el
empleo de estrategias metodológicas que se ajustan a su estilo de aprendizaje y la
elaboración de planes de actuación individual que incluyan, cuando el caso lo requie-
ra, una propuesta curricular adaptada.
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I
Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
Naturaleza de
los trastornos del
Espectro Autista
Salvador Repeto Gutiérrez
Director Técnico de Autismo Cádiz
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Naturaleza de los Trastornos del Espectro Autista
Durante muchos años, más de 40, las personas con trastornos del espectro autista
(TEA) han resultado extremadamente "opacas" para aquellos que hemos trabajado
con ellas. Nos ha sido muy difícil ponernos en su lugar ya que, aunque imitar sus pecu-
liares conductas repetitivas y de aislamiento e incomunicación resultaba sencillo, des-
conocíamos qué podría estar ocurriendo en su mente.
Afortunadamente, en las dos últimas décadas, desde 1985, los avances realizados en
las investigaciones sobre los aspectos mentales y cognitivos de las personas con TEA,
junto a las comunicaciones personales realizadas por muchas de estas personas acer-
ca de cómo veían y ven el mundo que les rodea, nos han permitido acercarnos a sus
mentes. Ahora podemos tener una idea más acertada de cómo ven el mundo que les
rodea, y de cuáles son las dificultades que aparecen en su relación con él. El grado de
opacidad se ha reducido considerablemente, aunque aún no del todo.
Por otro lado, hay otra circunstancia que ha contribuido a un cierto desconcierto entre
profesionales no especializados y entre las familias de las personas con TEA: la diver-
sidad de manifestaciones que el trastorno autista presenta. Esta diversidad está en
función de la edad cronológica de la persona, su edad mental y el nivel de gravedad
del propio trastorno autista. Esta circunstancia ha sido a veces tan desconcertante que
la experiencia previa de tratar con una persona con TEA que haya podido tener un
profesional no especializado ha impedido, en vez de facilitar, el reconocimiento de
dicho trastorno en otra persona.
Por ello, en este capítulo, se explicará también cómo el colectivo de personas con TEA
está formado por individuos que pueden tener capacidades y peculiaridades muy dife-
rentes entre sí y que comparten una característica común: la misma función cogniti-
va se encuentra alterada en todos ellos.
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I
Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
El profesor Ángel Rivière establecía tres etapas por las que las teorías explicativas
sobre el autismo han pasado desde que en 1943 el doctor Leo Kanner describiera a
11 niños y niñas muy peculiares, y utilizara el término trastorno autista para referirse
a ellos.
En la primera etapa, desde la fecha anterior hasta mediados los años 60, predomi-
naron las explicaciones de tipo psicodinámico. El trastorno autista era considerado
como una respuesta de inhibición, incluso de rechazo emocional, presentada por un
niño "normal" ante un entorno emocionalmente frío, distante. Las propuestas tera-
péuticas, desarrolladas en clínicas y hospitales, iban dirigidas principalmente a tratar
de resolver dichos conflictos emocionales, a menudo sacando al niño de ese ambien-
te familiar. En esta época el autismo era generalmente considerado como un psico-
sis de la infancia.
Así pues, desde hace más de sesenta años, la descripción de las alteraciones conduc-
tuales por las cuales se identifica en determinadas personas un trastorno autista han
variado escasamente. La primera descripción de este trastorno por el doctor Leo
Kanner, haciendo hincapié en la impresión de soledad y sus dificultades de relación, el
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Naturaleza de los Trastornos del Espectro Autista
A. Para darse un diagnóstico de autismo deben cumplirse seis o más manifestaciones de un con-
junto de trastornos (1) de la relación, (2) de la comunicación y (3) de la flexibilidad.
Cumpliéndose como mínimo dos elementos de (1), uno de (2) y uno de (3).
1. Trastorno cualitativo de la relación, expresado como mínimo en dos de las siguientes mani-
festaciones:
2.a. Retraso o ausencia completa de desarrollo del lenguaje oral (que no se intenta com-
pensar con medios alternativos de comunicación, como los gestos o mímica).
2.b. En personas con habla adecuada, trastorno importante en la capacidad de iniciar o
mantener conversaciones.
2.c. Empleo estereotipado o repetitivo del lenguaje, o uso de un lenguaje idiosincrásico.
2.d. Falta de juego de ficción espontáneo y variado, o de juego de imitación social ade-
cuado al nivel evolutivo.
B. Antes de los tres años, deben producirse retrasos o alteraciones en una de estas tres áreas:
(1)Interacción social, (2) Empleo comunicativo del lenguaje o (3) Juego simbólico.
Sin embargo, como hemos visto, las divergencias entre profesionales se han mante-
nido durante mucho tiempo en lo referente a cuál es la causa del trastorno autista.
Aunque desde el primer momento el doctor Kanner apuntó a una posible causa orgá-
nica, ésta hipótesis ha tardado demasiado tiempo en ser admitida por la gran mayo-
ría de los profesionales especializados en autismo.
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I
Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
En la tercera etapa, y desde finales de la anterior, las hipótesis acerca de la causa del
trastorno autista se centran en las causas biológicas, frente a las psicológicas y
ambientales de las etapas anteriores. Los numerosos estudios médicos que se han
desarrollado indican una multiplicidad de causas biológicas (genéticas, metabólicas,
infecciosas...) que pueden provocar la alteración del desarrollo mental que se mani-
fiesta en el trastorno autista.
Aún más tiempo se ha tardado en ocuparse en qué es lo que ocurre en el plano men-
tal en la persona con autismo. Como Francesca Happé señala, el trastorno autista ha
de ser visto en tres dimensiones: la comportamental, la biológica, y la mental. Sólo
así se podrá comprender globalmente.
A la pregunta final que se realiza al chico ¿Dónde crees que Sally va a buscar su cani-
ca?, todos los chicos sin trastorno respondían correctamente (en su cesta), la mayo-
ría de los chicos con síndrome de Down también, y sólo unos pocos de los chicos con
autismo lo hacían bien. La hipótesis de Baron Cohen en ese estudio, era que los niños
con autismo tienen una especial dificultad en atribuir estados mentales a sí mismos y
a los demás.
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Naturaleza de los Trastornos del Espectro Autista
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I
Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
Así pues, a la vista de los resultados obtenidos, el autor pudo confirmar en gran medi-
da su hipótesis: el grupo de niños con autismo era significativamente inferior, en res-
puestas correctas, a los otros dos grupos. Con posterioridad, se realizaron numerosí-
simos estudios con el fin de confirmar estos resultados, y también de ver qué pasaba
con los chicos que, pese a tener autismo, sí superaban esta prueba.
"Un niño y una niña están jugando en una plaza. Al ver un carrito de helados, le pre-
guntan al heladero si va a permanecer durante un tiempo en la plaza. El heladero les
dice que sí y ellos se van, cada uno a su casa, a por dinero. Mientras la niña está en
su casa, ve por la ventana que el heladero pasa con su carrito hacia otra plaza.
Después ve a su amigo pasar por delante de su ventana, camino de la primera plaza
. ¿qué crees que le dirá la niña a su amigo?".
En un trabajo presentado por Tamarit a finales de los 80, se trata de establecer unas
diferencias fundamentales entre ambas capacidades. Con la hipótesis de que en el
autismo se da un fracaso en el desarrollo de la cognición social, se realiza la siguien-
te explicación:
El ser humano se encuentra inmerso en un entorno del cual le llegan dos tipos de
estímulos o claves muy diferentes. Mediante unas, las Claves Físicas (color, tamaño,
peso, etc...), el ser humano conoce las características del mundo físico, así como las
leyes mediante las cuales se rige el mismo. Las Claves Sociales (mirada, sonrisa,
tono de voz, gestos...), permiten al ser humano obtener información acerca del
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Naturaleza de los Trastornos del Espectro Autista
mundo mental (de lo que el otro siente, desea, piensa, conoce...), y de las leyes que
lo rigen.
Y entre esos dos tipos diferentes de claves, físicas y sociales, existen unas diferencias
muy importantes, expresadas en cuatro dimensiones:
Simplicidad
Las claves físicas son sencillas, pueden ser interpretables de una en una, teniendo por
sí mismas un significado. Por ejemplo: el color de un objeto por sí solo nos indica la
cantidad de luz blanca que refleja dicho objeto.
Por su parte, las claves sociales son complejas. Para ser interpretadas hay que tener
en cuenta varios aspectos del entorno. Por ejemplo, una sonrisa siempre va acompa-
ñada de otras claves (mirada, gesto facial...) que nos ayudan a su comprensión
Claridad
Las claves físicas son básicamente claras y evidentes, resultando fácil llegar a un
acuerdo sobre su significado, incluso se pueden establecer medidas sobre ello. Por
ejemplo, el tamaño o la altura de un objeto.
Las claves sociales, por el contrario, son mucho más sutiles (tono de voz, miradas...),
resultando prácticamente imposible de establecer medidas de las mismas.
Permanencia
Generalmente, las claves que nos permiten acceder al mundo físico permanecen en el
tiempo lo suficiente como para poder ser comprobadas con posterioridad a su prime-
ra percepción. No resulta difícil comprobar el color o el peso de un objeto un tiempo
después, incluso años, de nuestro primer contacto con el mismo.
Por su parte, la mayoría de las claves sociales básicas (mirada, tono de voz, gestos...)
son efímeras, permanecen muy poco en el tiempo y resulta muy difícil, casi imposible,
poder volver a apreciarlas una vez que han sido emitidas.
Variabilidad
En cuanto a la continuidad del significado de una clave, en el caso de las claves físi-
cas, éstas siempre significan lo mismo, estén donde estén.
Las claves sociales varían de significado en función del entorno, tanto físico como
social, en que se emitan. Por ejemplo, la asistencia a un acontecimiento social vesti-
do de traje de noche (clave social) se interpretará de forma muy diferente si el acon-
tecimiento es una boda o una barbacoa en la playa.
Además, en el caso de las claves sociales, pueden existir varias claves sociales dife-
rentes que nos induzcan a atribuir un mismo estado mental a la misma persona: una
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Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
mirada fija con el ceño fruncido, un manotazo en la mesa, y una voz fuerte y seca
pueden ser interpretadas, cada una por su lado, como enfado.
Así pues, teniendo en cuenta esas importantes diferencias entre las claves, mediante
las cuales accedemos al mundo físico y al mundo social, no resulta difícil deducir que
el niño dispone de una capacidad diferente para enfrentarse a cada uno de estos mun-
dos. A estas capacidades Baron Cohen las nombra como Física Intuitiva y Psicología
Intuitiva. Mediante la primera captamos, comprendemos y nos adaptamos o regula-
mos nuestra relación con el mundo físico, es decir, de todo lo que es sencillo, claro,
permanente y fijo. Por su parte, mediante la segunda captamos, comprendemos y nos
adaptamos o regulamos nuestra relación con el mundo mental.
Ambas capacidades son modulares, es decir, su nivel de desarrollo en cada ser huma-
no es independiente. Un elevado desarrollo de la Física Intuitiva puede ir acompaña-
do, en un mismo sujeto, de cualquier nivel de desarrollo en la Psicología Intuitiva (ele-
vado, medio, o bajo). Y viceversa.
Teniendo en cuenta esto, podemos decir que mientras que la Discapacidad Intelectual,
antes nombrada como Retraso Mental, va a estar caracterizada siempre por un nivel
bajo de desarrollo en la Física Intuitiva de un sujeto, el Trastorno del Espectro Autista
va a existir siempre un bajo nivel de desarrollo de la Psicología Intuitiva, independien-
temente del nivel de desarrollo de la Física Intuitiva.
Dicho lo anterior, podemos concluir que el perfil mental propio de la persona con TEA
es el de una persona que tiene graves dificultades para manejarse con todo lo que sea
complejo, sutil, efímero y variable, es decir, lo socio mental. Por el contrario, excepto
en los casos en que exista también una importante discapacidad psíquica, esta perso-
na va a presentar una competencia mucho mayor en su relación con todo lo que sea
sencillo, claro, permanente y fijo.
En estudios realizados con personas adultas con TEA, con un buen desarrollo de su
Física Intuitiva, se ha comprobado que ante estímulos y situaciones de índole social
(por ejemplo, escenas de una película especialmente "psicológica"), su mirada se diri-
ge a la boca y al cuerpo de los personajes, mientras que en el caso de personas sin
TEA, sus miradas se dirigían principalmente hacia los ojos de los personajes. A las per-
sonas con TEA, las miradas entre los personajes no les informan de nada, y no les
prestan atención.
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Naturaleza de los Trastornos del Espectro Autista
mular socio-mental. En el caso de las personas con TEA, la zona que se activa ante
una situación estimular, ya sea física o social, siempre es la misma: la que se activa
ante estímulos físicos en la persona sin TEA.
Esto nos podría indicar que, aún siendo modulares, independientes entre sí, estas
capacidades, el buen desarrollo de la Física Intuitiva en un alumno con TEA puede
mejorar, en parte, su competencia ante situaciones sociales. Temple Grandin, una
mujer con trastorno autista y un excelente nivel de Física Intuitiva, profesora de uni-
versidad y propietaria de una empresa de diseño de establos, cuando le preguntaron
cómo, teniendo autismo, lograba enfrentarse con éxito a numerosas situaciones socia-
les, contestaba que ella tenía una gran videoteca en su mente, y cuando se le presen-
taba una situación social, buscaba en ella una situación similar, y aplicaba la respues-
ta aprendida. Utilizaba, así, su gran capacidad de memoria visoespacial para resolver
situaciones que las personas sin TEA resolvemos desde muy pequeños utilizando la
Psicología Intuitiva.
Pensamiento Visual
Esta característica cognitiva está siendo contemplada desde hace años en todos los
ámbitos de intervención, por supuesto también en el ámbito educativo. Toda informa-
ción que se proporcione visualmente al alumno o alumna con TEA ayudará no sólo a
su comprensión sino también a su procesamiento mental por parte de éste.
Por otro lado, el uso de claves visuales en el entorno de la persona con TEA, especial-
mente en su entorno socio mental, también permitirá adaptar dicho entorno a otra
peculiaridad cognitiva: la dificultad para la anticipación. Ya descrita por Kanner en
1943, en forma de necesidad de invarianza, las dificultades que tiene la persona con
TEA para predecir lo que va a ocurrir en su entorno mental. Al no poder captar las cla-
ves que le permitan anticipar la respuesta de dicho entorno a sus conductas, o lo que
va a demandarle, opta por tratar de que dicho entorno no cambie. Con esta necesi-
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Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
dad se relacionan las conductas estereotipadas, los rituales o la preferencia por los
entornos monótonos y rutinarios que siempre aparecen en las personas con TEA.
Como ya hemos dicho, el uso de claves visuales para facilitar la predictibilidad del
entorno sociomental, va a permitir una menor rutinización de la relación de la perso-
na con TEA con este entorno.
Alteraciones Sensoriales
Otra peculiaridad de las personas con TEA la componen una serie de alteraciones sen-
soriales que inciden de forma muy especial en su relación con el mundo social, y tam-
bién, sobre todo en la primera y segunda infancia, en su relación con el mundo físico.
Estas alteraciones se podrían describir por un lado como un mayor interés por los sen-
tidos proximales (gusto, olfato y tacto) frente a los distales (oído y vista), al contrario
de lo que suele ocurrir con en el resto de la población. Esto podría estar influyendo
de forma decisiva en el desarrollo de las primeras habilidades sociales, basadas en
gran medida en los estímulos auditivos y visuales emitidos por los seres humanos que
rodean al niño pequeño.
Por otro lado, en un elevado porcentaje de niños y niñas con autismo se ha observa-
do una importante hipersensibilidad en uno o varios sentidos. Hipersensibilidad que,
como han relatado algunas personas adultas con TEA, hacía que percibieran el entor-
no como algo sensorialmente caótico e incluso agresivo.
La detección de estas hipersensibilidades y la adaptación del entorno a las mismas, en
los primeros años del niño con TEA, podrían evitar el rechazo de éste ante situacio-
nes que puede estar viviendo como agresivas.
Dificultades en la Coherencia Central
Uta Fritz llamó la atención, a principios de los 90, sobre esta peculiaridad cognitiva
que tiene una clara relación con las dificultades de la persona con TEA para captar las
claves sociales. Esta función de coherencia central hace que el ser humano, general-
mente, capte, los estímulos que le rodean como una situación estimular. En un segun-
do momento se puede fijar en los estímulos por separado. Esto explicaría las dificul-
tades que presentan tareas como la de encontrar diferencias en dibujos prácticamen-
te iguales, etc... Pero esta capacidad permite, entre otras cosas, la percepción de cla-
ves complejas, así como la generalización de los aprendizajes que realizamos a otros
entornos similares.
La persona con autismo tiene problemas importantes en el desarrollo de la coherencia
central, y como consecuencia de ello, además de dificultades con las claves sociales,
tiene dificultades importantes en la generalización de los aprendizajes que realiza.
Función Ejecutiva
La función ejecutiva, en palabras de Ozonoff, es: la capacidad para mantenerse en un
entorno de solución de problemas con un objetivo futuro, incluyendo conductas como
formar planes, controlar impulsos en una tarea, inhibir respuestas irrelevantes, man-
tener la acción, buscar organizadamente y flexibilizar pensamiento y acción
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Naturaleza de los Trastornos del Espectro Autista
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Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
ción y flexibilidad, y simbolización. Y cada una de las dimensiones las divide en tres
subdimensiones, a saber:
• Alteraciones de la Socialización:
- de las Relaciones Sociales
- de la Referencia Conjunta
- de la Intersubjetividad y el Mentalismo
• Alteraciones de la Simbolización:
- de la Imaginación
- de la Imitación
- de la Suspensión
La utilidad de este inventario está en los diferentes niveles de alteración que, de forma
jerarquizada, el autor describe en cada una de estas subdimensiones. Se establecen
cuatro niveles de gravedad en las alteraciones observadas en cada subdimensión: muy
grave, grave, moderada y leve.
Su edad cronológica
Su edad mental, es decir, si hay, o no, también discapacidad psíquica.
La gravedad del trastorno autista en el sujeto
De esa manera, debe ser interpretada de diferente forma la presencia de una altera-
ción grave, por ejemplo: "Conductas instrumentales con personas para lograr cambios
en el mundo físico (i. e. Para "pedir"), sin otras pautas de comunicación", si se pre-
senta en un niño de tres años, o en un joven de 20 (indicando una mayor gravedad
en este último).
Lo mismo ocurrirá si observamos una misma alteración, por ejemplo: Lenguaje com-
puesto de palabras sueltas o ecolalias. No hay creación formal de sintagmas y oracio-
nes, en un chico de 6 años, con buen nivel de inteligencia práctica (o Física Intuitiva),
y en otro con la misma edad pero con discapacidad psíquica. Dicha alteración nos indi-
cará un autismo más grave en el caso del primer chico, que en el segundo.
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Naturaleza de los Trastornos del Espectro Autista
Caso A:
Niño con 5 años y 10 meses de edad, con un nivel de inteligencia práctica similar al
de su edad mental, diagnosticado de Trastorno de Asperger, presenta las siguientes
características:
En la dimensión social, tiene una aceptable relación con sus padres, pero las pocas
veces que se relaciona con otros niños es siempre a iniciativa de los otros. Es capaz
de realizar algunas actividades conjuntas, aunque no le preocupan las mismas cosas
que a sus iguales, no comparte sus intereses. Con importantes limitaciones, pero
puede realizar atribuciones mentales sencillas a los demás.
Muy Grave 8
Nivel de Trastorno
7
Grave 6
5
Moderado 4
3
Leve 2
1
Ausente 0
Anticipación
Flexibilidad
Referencia
Expresivo
comprensivo
Sentido de la
Inters ubjetividad
Imaginación
Imitación
Suspens ión
Lenguaje
Relaciones
Comunicativas
Conjunta
y Mentalismo
Sociales
Actividad
Lenguaje
Ficción e
Funciones
Anticipación ESPECTRO
Social Comunicación AUTISTA
y Lenguaje y Flexibilidad Simbolización
Punt.: 9 Punt.: 37
Punt.: 6 Punt.: 12 Punt.: 10
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I
Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
Caso B:
Chico de 14 años, diagnosticado de Trastorno Autista Grave, con discapacidad psíqui-
ca importante.
En la dimensión social, presenta un cierto apego a algunos adultos muy familiares
para él (su madre, su hermano y la monitora del centro de día), con las demás per-
sonas prácticamente no se relaciona. Es capaz de participar en alguna actividad con-
junta, con cierto apoyo, aunque no realiza miradas hacia el que comparte con él la
actividad. Su comprensión del estado mental del otro se limita a estados emocionales
muy básicos (risa, enfado) y expresados muy claramente.
Se comunica generalmente, para pedir o rechazar, mediante conductas instrumenta-
les (llevar al otro de la mano, entregarle objetos para que haga algo...), aunque posee
cierto lenguaje, que generalmente utiliza de forma ecolálica, sólo unas pocas veces lo
hace de forma funcional, y con mucha ayuda. Su comprensión del lenguaje oral es
muy simple y limitada a objetos, acciones y personas muy familiares.
Es capaz de anticipar las rutinas cotidianas, teniendo importantes rabietas cuando se
rompe alguna de ellas. Ocupa gran parte de su tiempo libre en pequeños y sencillos
rituales, y se enfada si se le interrumpen. Su capacidad para mantenerse realizando
una tarea sin vigilancia directa es muy limitada.
Carece de habilidades de juego funcional, sólo utiliza a veces correctamente la pelo-
ta. Ocasionalmente realiza imitaciones verbales de lo que oye, con cierta precisión. No
imita nada más.
Estas alteraciones nos permitirían realizar una valoración, en el Inventario de Espectro
Autista, de la cual se extraerían los siguientes datos y gráfico:
Muy Grave 8
Nivel de Trastorno
7
Grave 6
5
Moderado 4
3
Leve 2
1
Ausente 0
Intersubjetividad
Flexibilidad
Expresivo
Comunicativas
Imaginación
comprensivo
Imitación
Anticipación
Sentido de la
Lenguaje
Relaciones
Referencia
Suspensión
Actividad
Conjunta
y Mentalismo
Lenguaje
Ficción e
Sociales
Funciones
Anticipación ESPECTRO
Social Comunicación AUTISTA
y Lenguaje y Flexibilidad Simbolización
Punt.: 16 Punt.: 67
Punt.: 15 Punt.: 18 Punt.: 18
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Naturaleza de los Trastornos del Espectro Autista
Caso C:
En cuanto al juego simbólico, por sí mismo no utiliza ningún juguete, por sencillo que
sea, de manera adecuada. No imita ni bajo instrucción.
Grave 6
5
Moderado 4
3
Leve 2
1
Ausente 0
Flexibilidad
Referencia
Intersubjetividad
Expresivo
comprensivo
Sentido de la
Imaginación
Imitación
Suspensión
Lenguaje
Anticipación
Relaciones
Comunicativas
Conjunta
Sociales
Actividad
Lenguaje
y Mentalismo
Ficción e
Funciones
Anticipación ESPECTRO
Social Comunicación AUTISTA
y Lenguaje y Flexibilidad Simbolización
Punt.: 22 Punt.: 90
Punt.: 21 Punt.: 24 Punt.: 23
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Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
Caso D:
Sus alteraciones en la dimensión social son: tiene cierta conciencia de soledad, pien-
sa que le gustaría tener amigos, pero no sabe qué hacer para lograrlo. Es capaz de
participar activamente en una actividad con otros compañeros. Sus intereses y preo-
cupaciones son muy diferentes a los de sus compañeros, le interesa sobre todo el cine,
teniendo muchos conocimientos sobre todos sus aspectos. Aunque es capaz de atri-
buir estados mentales a los demás, en la vida cotidiana tiene muchas dificultades para
reconocer sus intenciones y tiene numerosos problemas de convivencia.
Posee un lenguaje oral muy correcto, tanto en dicción como en vocabulario y sintaxis.
Es capaz de mantener una conversación, aunque casi siempre sobre sus temas favo-
ritos. Utiliza escasamente los verbos creer, pensar y sentir cuando cuenta algo a los
demás. Tiene muy buena comprensión del lenguaje, aunque importantes dificultades
para captar las ironías y las bromas.
Muy Grave 8
7 Nivel de Trastorno
Grave 6
5
Moderado 4
3
Leve 2
1
Ausente 0
Flexibilidad
Referencia
Intersubjetividad
Expresivo
comprensivo
Sentido de la
Imaginación
Imitación
Suspensión
Lenguaje
Anticipación
Relaciones
Comunicativas
Conjunta
Sociales
Actividad
Lenguaje
y Mentalismo
Ficción e
Funciones
Anticipación ESPECTRO
Social Comunicación AUTISTA
y Lenguaje y Flexibilidad Simbolización
Punt.: 6 Punt.: 25
Punt.: 6 Punt.: 6 Punt.: 7
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Naturaleza de los Trastornos del Espectro Autista
CONCLUSIÓN
Como ya se decía al inicio del capítulo, el objetivo del mismo es tratar de ayudar a los
educadores y educadoras de los alumnos y alumnas con trastorno del espectro autis-
ta a salir, lo antes posible, del desconcierto que generalmente suelen provocar las pri-
meras interacciones que se mantienen con este tipo de alumnos.
Hemos tratado de explicar, dentro de las limitaciones aún existentes, cómo funciona
la mente de los alumnos y alumnas con TEA, cuáles son sus déficits y sus peculiari-
dades, y cuáles pueden ser sus manifestaciones externas, según la edad cronológica,
la edad mental y la gravedad del trastorno, con la esperanza de que todo esto sirva
al educador/a para ponerse en el lugar de su alumno.
Nuestra experiencia es que, aunque puede resultar más sencillo hacer este ejercicio
de empatía en alumnos con otras minusvalías (ciegos, discapacitados psíquicos, sor-
dos, con dificultades motoras...), información aquí proporcionada puede ayudarnos a
ponernos en los zapatos del niño o niña con TEA.
Una vez conocedor de esta información, el educador no sólo podrá comprender las
alteraciones y déficits de sus alumnos, sino también ser más eficaz y creativo en la
aplicación de los programas y técnicas adecuados a cada caso.
BIBLIOGRAFÍA
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Ministerio de Educación y Ciencia, CEP de Murcia y AETAPI, Murcia 1995
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Martínez Roca.
Cuxart, F. (2.000). El Autismo: aspectos descriptivos y terapéuticos. Málaga: Ed.
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Frith, U. (1992). Autismo. Ed. Alianza. Madrid
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Varios Autores (1989). Intervención educativa en Autismo Infantil. Madrid: Centro
Nacional de Recursos para la Educación Especial.
Wing, L. (1998). El autismo en Niños y Adultos. Barcelona: Ed. Paidos,
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Madrid: APNA y Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales.
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Rivière, A. (2002). Autismo. Madrid: Ed. Trotta.
Sainz, F.J., Adrover, J.F. Función ejecutiva y flexibilidad de la acción en
autismo.www3.usal.es
Varios Autores, (1999) La respuesta educativa a los alumnos gravemente afectados
en su desarrollo. Madrid: Ministerio de Educación y Cultura, C.I.D.E.
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Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
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La Teoría de la Mente y sus alteraciones en el espectro autista
Buenos o malos lectores de las acciones o las interacciones de los demás, somos en
fin, "compulsivos" lectores. Acciones, gestos, caras, miradas, diálogos; son vías regias
para atribuir y descifrar la intencionalidad que a ellos subyace.
Hay otros dos fenómenos especialmente ricos en expresión anímica: la mirada, que
solo en el hombre ofrece sus tan complejas posibilidades, y el lenguaje, exclusivo éste
del ser humano.
Es imposible describir con palabras científicamente exactas todo lo que 'dice' la mira-
da de una persona. Podemos indicar algo acerca de la variable posición del globo ocu-
lar, del ensanchamiento de la abertura de los párpados y de la dilatación de la pupila,
y sobre todo de la irrigación de la conjuntiva, o de la turgencia de las inmediaciones
del ojo. Mas, con todo ello, no queda descrita en manera alguna la riqueza de posibi-
lidades de expresión que puede entrañar la mirada humana. En este respecto, pue-
den informarnos mejor los poetas que los científicos. Describen aquéllos la 'cálida
mirada del amor', la 'fría mirada del odio', la 'oblicua mirada de la envidia', la 'punzan-
te mirada de la hostilidad' mucho mejor que los fisiólogos. La familiaridad y autentici-
dad del contacto y de la relación con las personas y las cosas, se expresa también
esencialmente en la mirada. En lo que llamamos 'expresión individual', la mirada des-
empeña papel primordialísimo. De ahí que no en vano se denomine al ojo 'espejo del
alma'. Piénsese solamente con qué intensidad pueden mirar precisamente los niños
muy pequeños, y con qué apasionado interés buscan la mirada de las demás perso-
nas. (p. 41)
"Las otras personas se hablan con los ojos" comenta un adulto con autismo citado por
Hobson, extrañado ante el fenómeno y lo suficientemente agudo para notar esa capa-
cidad que para él era tan misteriosa (Frith, 1989).
También resulta sugerente un testimonio aportado por Michael Rutter sobre el lamen-
to de un adolescente con autismo: "…no podía leer la mente. Las demás personas
parecían tener un sentido especial que les permitiría leer los pensamientos de los otros
1
Parte del trabajo aquí presentado se ha desarrollado gracias a la ayuda otorgada por la Agencia Española de
Cooperación Internacional (AECI).
2
Doctor en Psicología por la Universidad Autónoma de Madrid.
Director del Posgrado Necesidades Educativas Especiales en Trastornos del Desarrollo. FLACSO.
Profesor de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires.
27
I
Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
y anticipar sus sentimientos y respuestas; él sabía que esto ocurría porque los otros
se las arreglaban para evitar molestar a la gente, mientras que él siempre metía la
pata. Sólo se daba cuenta de que decía o hacía algo mal, cuando la otra persona se
enfadaba o se molestaba."
Ante esta situación cabe preguntarse: ¿Qué ocurre que algunas personas son más
expertas que otras para realizar estas lecturas? ¿Qué sucede que otras son apenas
novatas o no aciertan en la lectura o son "analfabetas" o "ciegas" a esos particulares
"grafismos", "garabatos" y "dibujos" mentales? En el presente capítulo procuraremos
dar cuenta de esta capacidad humana para "leer la mente" de los semejantes y de
manera más general, interpretar sus acciones e interacciones.
Participamos del supuesto siguiente: las acciones humanas son guiadas por represen-
taciones, creencias y deseos internos. Suponemos interioridad en nuestros semejan-
tes, isomórfica con nuestra propia interioridad. Poseemos un mundo experiencial sus-
ceptible de ser compartido con nuestros congéneres. Desde muy temprano comparti-
mos experiencias. Comparte experiencias subjetivas quien dialoga o discute con otra
persona; aquél que mediante un sobreentendido crea complicidad con su interlocutor
o mediante una ironía comparte un mundo de cosas no dichas. También comparte
experiencias emocionales un bebé que le señala a su mamá un objeto con el fin de
mostrárselo, con gestos que llamamos protodeclarativos (Bates, 1979; Belinchón, Igoa
y Rivière, 1992). Con menor o mayor nivel de complejidad, todo aquel que comparte
experiencias, necesariamente le atribuye al otro un mundo experiencial. ¿Qué sentido
tendría si no el hecho de compartirlas?
Cierto es que aquello que aparece como evidente, claro y natural nos puede dar la
idea -falsa- de que implica un proceso sencillo y simple. Pero a decir verdad, la com-
plejidad que entrañan las comunicaciones humanas, las sucesivas y múltiples intuicio-
nes y/o inferencias que se realizan en cada actividad interpersonal exige de nosotros
una serie de competencias que nos permitan penetrar en los mundos mentales aje-
nos y propios.
Es precisamente el "ojo interior" del que nos habla Humphrey (1986), la "mirada men-
tal" referida por Rivière y Núñez (1996) la que nos abre las posibilidades de desvelar
la opacidad de la conducta de los otros, "leer" sus mentes, organizar el caos en el
que nos sumiría la "ceguera mental" (Baron Cohen, 1995). Nos permite dar alguna
interpretación a las conductas de las personas y realizar predicciones acerca de sus
cursos de acción. Comprender que poseen deseos, creencias, intenciones, un mundo
de emociones y experiencias diversas.
28
La Teoría de la Mente y sus alteraciones en el espectro autista
Son los psicólogos los que tratan de comprender las conductas humanas; de explicar
por qué la gente hace lo que hace de la manera que lo hace y predecir lo que las per-
sonas harán en el futuro, qué planes seguirán, qué estrategias pondrán en marcha.
Astington (1993: 2) afirma que en ese sentido todos somos psicólogos.
Por su parte, señala Humphrey (1986) que quince años atrás en ningún libro sobre
el tema de la evolución humana se hacía referencia a la necesidad del hombre de
hacer psicología: "sólo se hablaba de la construcción de herramientas, del lanzamien-
to de dardos y de encender el fuego: es decir, de una inteligencia práctica más que
social." (p. 42)
Resulta significativa esta cita, por un lado porque revela que los intereses de algunos
estudiosos de la evolución humana se dirigían hacia otros campos que los implicados
por el desarrollo de las capacidades interpersonales y la teoría de la mente; por otro,
porque después del año 2000 son muy numerosos los trabajos acerca del desarrollo
de habilidades mentalistas y los déficits que supone su trastorno y que se refieren a
una capacidad humana relativa a la inteligencia social, interpersonal o emocional
(Baron Cohen, 2000a) o al concepto de inteligencia maquiavélica (Whiten y Byrne,
1997) .
Veía Asperger, sin enunciarlo explícitamente en ese momento, esta otra forma de inte-
ligencia vinculada con las capacidades mentalistas -el tipo de contacto personal, el
vigor de la espontaneidad, el talante-, que bien podría relacionarse con lo que Bruner
llamó "modalidad narrativa de pensamiento". La conceptualización de esta forma de
inteligencia interpersonal es fundamental para comprender las características diagnós-
ticas de las personas con Síndrome de Asperger.
29
I
Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
Por ejemplo, Tomi, un joven de 22 años con Síndrome de Asperger, aprendió a mos-
trar consideración por las intervenciones del interlocutor manifestando la expresión
"muy interesante", después de la pregunta u opinión del otro. Pero luego continúa con
la línea argumental de sus largos monólogos haciendo caso omiso de la participación
de la otra persona. Por cierto, es más adaptativo para la convivencia social la repeti-
ción de la muletilla "muy interesante", que enojarse cuando se es interrumpido o no
prestar la más mínima atención a la contribución del interlocutor.
Un breve fragmento de diálogo con Tomi, una de cuyas obsesiones son las estadísti-
cas de las ligas de baloncesto de diferentes países -curiosamente no le interesan los
partidos de baloncesto sino las tablas de posiciones y los nombres de los jugadores
de todo el mundo- ilustra este aspecto:
Tomi.- ¿Vos sabés qué equipo es el que consiguió las mejores estadísticas de la
década en la NBA? Porque cuando yo te digo que tengo en mi cabeza una memo-
ria de varios discos rígidos de ordenador eso significa que puedo darte las estadís-
ticas de los últimos diez años de la NBA y no sólo eso, sino también las ligas de
baloncesto mundiales…
30
La Teoría de la Mente y sus alteraciones en el espectro autista
Tomi.- ¡Muy interesante tu pregunta! (se pone de pie, camina unos pasos y vuelve a
sentarse) ¿Vos sabés qué estadísticas consiguió la selección de Malta en los últimos
mundiales? ¿Sabés dónde queda Malta? Puedo nombrarte la formación actual del
equipo de Malta…
Es evidente que este tipo de forma de ser limita de manera significativa los intercam-
bios cooperativos con otras personas. Lo que Tomi ha aprendido -y para él supone un
cambio importantísimo- es a no enojarse cuando lo interrumpen y a repetir la muleti-
lla luego de cada intervención del interlocutor. Pero las que fallan son esas competen-
cias más cálidas de la cognición que se ponen en juego en las interacciones de la vida
cotidiana.
Nuestros primeros párrafos se referían a nuestra capacidad de "leer" otras mentes y
desvelar la naturaleza de las capacidades que se ponen en juego en las relaciones
interpersonales y en la práctica comunicativa cotidiana, pero también cabría indagar
qué papel juegan dichas competencias a la hora de comprender las metáforas que
crea un poeta o compartir una emoción personal e inenarrable frente a la singularidad
de la episteme poética. Es evidente que no todos los sujetos poseen la misma capa-
cidad para comprender o producir textos poéticos. Tal capacidad supone un sistema
de suspensiones (Rivière, 1997c) cuya explicación no puede reducirse a la psicología
popular aunque se halle íntimamente ligada a ella.
Alerta Rivière (2003: 3) sobre la confusión entre psicología popular (folk psychology)
y la Teoría de la Mente. Subraya que mientras que la Teoría de la Mente explícita
(reflexiva) no es en rigor "una teoría", las psicologías populares son "prototeorías" y
explicaciones de la mente que varían cultural e históricamente. La Teoría de la Mente
es universal y constituye un requisito previo para la constiutución de psicologías popu-
lares. (Quintanilla y Rivière, 1992; Quintanilla y Sarriá, 2003)
En dicho trabajo recalca la función pragmática de la teoría de la mente, como "un sub-
sistema cognitivo, adaptativo y profundo, dedicado a atribuir, inferir, predecir y com-
prender estados mentales en el curso de interacciones dinámicas"
Tal como lo sostiene Humphrey (1986), la mejor manera de caracterizar a los huma-
nos es como Homo psicologicus. Para él es fruto de una larga evolución la habilidad
humana para interpretar los comportamientos en términos de estados mentales de un
agente
31
I
Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
La pregunta acerca de los chimpancés la responde Rivière (1997c) cuando afirma que
en todo caso, de poseerla, la suya sería una "teoría de la mente chimpancé". Es decir,
¿por qué habrían los chimpancés de compartir la teoría de la mente con la especie
humana? La pregunta inicial puede haber resultado ciertamente antropocéntrica, pero
ha abierto un espacio de discusión fecunda.
Tal discusión está lejos de haberse cerrado. De hecho, si bien algunos autores son
cautos a la hora de atribuir una teoría de la mente a los chimpancés, no dudan de que
quedan cosas por explicar respecto de su comportamiento. De Waal, en una cita reco-
gida por Baron Cohen (1995: 124) señala que el rol crítico del contacto ocular entre
chimpancés es una característica en común con los humanos. "Entre los simios, es un
prerrequisito para la reconciliación. Es como si los chimpancés no confiaran en las
intenciones de los otros hasta no mirar sus ojos". Algo parecido nos pasa a los huma-
nos si cuando tratamos de establecer una relación comunicativa con una persona, ella
o él miran el suelo o dirigen sus ojos hacia el techo.
Los humanos somos, para Dennett, sistemas intencionales. A lo largo de nuestra his-
toria evolutiva comenzamos preguntándonos a nosotros mismos si el tigre deseaba
comernos, para seguir preguntando -desde una perspectiva animista- si los ríos que-
rían alcanzar los mares o qué deseaban de nosotros las nubes como agradecimien-
to por la lluvía que les habíamos pedido y nos concedieron. (1996: 33) La caracte-
rística fundamental de la actitud intencional (intentional stance) es la de tratar a una
entidad como un agente -atribuyéndole creencias y deseos- para tratar de predecir
sus acciones.
Otros autores, sin basar su preocupación central en los aspectos teóricos, recalcan la
importante función de la inteligencia emocional (Salovey y Mayer, 1990; Mayer y
Salovey, 1997) en la vida de las personas, proponiendo diversas aplicaciones dentro
del área de la psicología de las organizaciones, la psicología laboral y en el ámbito de
la clínica cognitiva o cognitivo-conductual. No puede desconocerse que en el año 1995
la aparición de un libro de divulgación de Daniel Goleman, periodista de The New York
Times y psicólogo puso en primer plano en los medios de comunicación la discusión
sobre la temática. Este hecho, más allá de la profundidad teórica o de la solvencia en
la producción de estudios empíricos de los diferentes autores, reactualiza un debate
acerca de las concepciones de la inteligencia cuyo denominador común para todos los
enfoques parece ser el mismo: ¿puede considerarse a la inteligencia sólo como una
capacidad general? ¿puede reducirse la inteligencia a un conjunto de competencias
lógico-matematicas?
32
La Teoría de la Mente y sus alteraciones en el espectro autista
Tal teoría de la mente incluye mucho más que la lectura de la conducta en términos
de deseos e intenciones, la lectura ocular en términos de estados mentales percepti-
vos o el hecho de compartir estados mentales acerca de un objeto. El "ToMM" es, para
Baron Cohen, la vía para representar el conjunto de estados mentales epistémicos
(tales como simular, pensar, creer, conocer, soñar, imaginar, engañar, adivinar) y
relacionar todos los estados mentales -perceptivos, volitivos y epistémicos- con las
acciones, para construir una teoría consistente y útil.
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I
Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
triádica es, para el autor, una representación de una relación triádica -la cual "especi-
fica las relaciones entre un agente, el self, y un (tercer) objeto. (Que a su vez puede
ser otro agente)" (pp. 44-45). Podemos remitirnos al ejemplo citado al principio,
donde un bebé mediante gestos protodeclarativos comparte con su madre la atención
sobre un objeto interesante.
Además de plantear los cuatro mecanismos citados, Baron Cohen divide su modelo en
diferentes fases de desarrollo. En la fase 1 (de 0 a 9 meses) los bebés tienen su ID y
las funciones básicas del EDD, pudiendo constituir sólo representaciones diádicas. En
la fase 2 (de los 9 a los 18 meses) hace su aparición el SAM, manifestándose cambios
cualitativos, en tanto los bebés comienzan a ser capaces de construir representacio-
nes triádicas que hacen posible la atención conjunta. En la fase 3 (desde los 18 a los
48 meses) aparece el ToMM.
En los párrafos anteriores hemos seguido las pistas que ofrece Baron Cohen y su
modelo de lectura mental y enumeramos, en forma breve, los mecanismos neurocog-
nitivos que postula para explicar el funcionamiento de la Teoría de la Mente en los
humanos. Pero, ¿nos explica Baron Cohen de qué manera desplegamos nuestra com-
petencia de psicólogos naturales? ¿O acaso, con el afán de explicar científicamente
tales tópicos nos aleja de la posibilidad de estudiar los aspectos fenomenológicos inhe-
rentes a la posesión de una teoría de la mente?
En Objetos con mente, Rivière (1991) plantea y desarrolla los desafíos a los que se
enfrenta la psicología cognitiva si pretende ser una disciplina objetiva acerca de lo men-
tal. Se (nos) interroga sobre la posibilidad de mantener el estatuto científico y a la vez
un enfoque mentalista en la psicología. Analiza las características de la mente fenomé-
nica -que llama "mente uno"-, de la mente computacional -la "mente dos"- y de la com-
pleja relación entre "ambas mentes". Las habilidades mentalistas humanas no son
meras actividades de razonamiento, no pueden ser reducidas al plano de una axiomáti-
ca lógica, susceptible de ser formalizada. Es decir, no estudiamos sólo la "mente dos"
cuando tratamos de dar cuenta del funcionamiento del sistema mentalista. Baron Cohen
no parece entenderlo de esta manera. Él mismo afirma que la descripción cognitiva del
modelo que presenta podría ser aplicada a un organismo con "inteligencia natural" o a
uno con "inteligencia artificial" -como "un robot o un ordenador"-(p. 85)
Se trata de mecanismos cognitivos fríos y por tanto versan sobre el flujo, el procesa-
miento y la representación de la información. De allí pasa a explicaciones acerca del
34
La Teoría de la Mente y sus alteraciones en el espectro autista
sistema nervioso y de cómo los cerebros nos permiten leer mentes. El modelo de los
cuatro mecanismos citados es sumamente interesante pero no parece ser capaz de
dar cuenta de un sistema mentalista que está lejos de funcionar a la manera de un
sistema de cómputo. Un sistema "colonizado" por experiencias emocionales y afecti-
vas, por significados y sentidos, por una modalidad divergente de funcionamiento, es
difícilmente atrapable por la sintaxis de los mencionados mecanismos.
Frente a la expresión "teoría de la mente", cabría preguntarse: ¿por qué una "teoría"?
Perner (1991/1994), al caracterizar la mente, utiliza tres criterios: la experiencia inte-
rior, la intencionalidad (aboutness) y los constructos teóricos en explicaciones de la
conducta. Con respecto a estos últimos, sostiene que los estados mentales cumplen
un "papel explicativo en nuestra psicología del sentido común de la conducta" (p.
124). Cuando tratamos de explicar o predecir la conducta ajena y la propia utilizamos
tales constructos teóricos, es decir elaboramos una teoría de la mente de los demás
y de la nuestra. El propio Perner manifiesta que tal vez la etiqueta de teoría no sea la
más adecuada; pero es una manera de hacer "observable" y susceptible de ser estu-
diado algo que hasta el momento pertenecía al dominio de la experiencia interna.
Para Wellman (1990) "nuestro uso de términos mentales comunes, nuestras asuncio-
nes cotidianas de otros pensamientos y los métodos que utilizamos para evaluar nues-
tros pensamientos y los de otros tienen una base reminiscente en constructos de las
explicaciones teóricas de la ciencia." (p. 109) Este autor asume que nuestra compren-
sión naif de la mente es una teoría. Según él es una teoría naif pero no es diferente
de una teoría científica.
El conocimiento que tienen los niños se asemeja a una teoría pero en una etapa tem-
prana. Las teorías cotidianas, al decir de Wellman, proporcionan sentido y organiza-
ción a la comprensión que los individuos tienen del mundo, a la vez que colorean los
intentos por aprender e inferir más.
Para Wellman (1990: 21-22), los adultos compartimos algunas ideas simples sobre el
mundo físico y el mundo mental, tales como:
1) Los pensamientos son diferentes de las cosas. La idea de un perro es específica-
mente diferente de un perro. Una es mental e inmaterial y la otra es física y con-
creta.
2) Las ideas son diferentes de la realidad, por tanto, las ideas pueden ser falsas.
3) Los deseos son diferentes de los resultados; los planes son diferentes de los actos.
Las actividades mentales son diferentes de las acciones mismas.
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I
Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
Primaria: Constructo teórico/ Puede formar constructor teóricos (por ej., atención),
Modelo único (experiencia interior) que los adultos identifican como mental, pero que el
(primer año) niño no distingue de los constructor físicos.
36
La Teoría de la Mente y sus alteraciones en el espectro autista
Según Perner, tal como puede apreciarse en el CUADRO 1 la formación de los mode-
los múltiples, complejos, constituye el fundamento de la metarrepresentación (repre-
sentación de modelos).
Para referirse al desarrollo del conocimiento infantil acerca de las personas con sus
correspondientes estados mentales, Hobson (1991) prefiere utilizar otras explicacio-
nes teóricas. "Sugiero que es más apropiado para los psicólogos, pensar en términos
de cómo los niños adquieren una comprensión de la naturaleza de las personas y un
concepto o conjunto de conceptos acerca de las mentes de las personas". Tal com-
prensión infantil está lejos de constituir una "teoría", no sólo por las características de
dichos conocimientos, sino también por su modo de adquisición. El "niño-teórico" es
concebido como un ser aislado, un sujeto casi "exclusivamente cognitivo", uno sobre
el que es fácilmente aplicable la "metáfora computacional". (p. 19)
37
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Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
Como comentamos más arriba, para comprender la problemática del espectro autista
hemos de situarnos en una perspectiva genética. Esto que parece tan elemental resul-
ta ser una de las claves más importantes para la evaluación, el diagnóstico y la inter-
vención. El desarrollo ha seguido otras vías. Nos asombra su discurrir por caminos
alterados cualitativamente. Nos desafía su manera de desplegar formas tan diferentes
del biotipo humano sociocultural estándar, parafraseando términos vigotskianos. En la
comunicación y el lenguaje, en las relaciones sociales, en el desarrollo de las capaci-
dades intersubjetivas y mentalistas, en el desarrollo de capacidades de anticipación y
flexibilidad y en el desarrollo de capacidades de simbolización en general, encontra-
mos distintos niveles de "alteración" en el espectro autista.
38
La Teoría de la Mente y sus alteraciones en el espectro autista
En todo caso, son los procesos elementales los que siguen una línea de desarrollo
natural y pueden ser explicados por principios biológicos. Las funciones psicológicas
elementales son compartidas por distintas especies. La percepción, la memoria natu-
ral, la atención natural, son ejemplos de tales procesos. Pero ocurre que una vez que
la memoria se hace volitiva y el niño encuentra distintas estrategias para dominarla
(Vigotsky, 1931/1995) tales funciones intelectuales implican el desarrollo de un proce-
so de memorización que supone un creciente dominio por parte del sujeto. La línea
natural de desarrollo no puede dar cuenta por sí sola de tal transformación. Hemos
asistido, afirma Vigotsky, al relevo de la memoria natural por la cultural. Es otra línea
evolutiva la que explica este tipo específicamente humano de memoria. Marcar con
muescas un palo, hacer un nudo en un pañuelo, anotar una cita en la agenda o gra-
bar un archivo en un disco compacto son formas culturales de sobrepasar los límites
de las funciones psicológicas naturales. Vigotsky (1978) considera que estas operacio-
nes con signos son el producto de condiciones específicas del desarrollo social y se
hallan ausentes aún en las especies más evolucionadas de animales.
Los procesos psicológicos superiores siguen una línea cultural o histórica de desarro-
llo. Son específicamente humanos y se constituyen a partir de las relaciones intersub-
jetivas en el seno de las actividades humanas, socioculturalmente organizadas
(Newman, Griffin y Cole, 1989).
Vigotsky utilizó cuatro criterios principales para distinguir entre procesos psicológicos
elementales y superiores (Wertsch, 1985):
39
I
Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
Otro ejemplo es el juego simbólico. También las demás competencias vinculadas con
las capacidades mentalistas. Son adquisiciones que no atraviesan una fase declarati-
40
La Teoría de la Mente y sus alteraciones en el espectro autista
Los procesos psicológicos superiores avanzados son aquellos que para su constitución
necesitan de la intervención deliberada de instituciones específicas, en nuestro caso:
la escuela. Los procesos de escolarización se ubican, entonces, en el centro mismo de
los procesos de desarrollo subjetivo. Un ejemplo paradigmático de estos procesos es
la lectoescritura.
"...el primer empleo del signo significa que se ha salido de los límites del sistema orgá-
nico de actividad existente para cada función psíquica. La aplicación de medios auxi-
liares y el paso a la actividad mediadora reconstruye de raíz toda la operación psíqui-
ca a semejanza de cómo la aplicación de las herramientas modifica la actividad natu-
ral de los órganos y amplía infinitamente el sistema de actividad de las funciones psí-
quicas. Tanto a lo uno como a lo otro, lo denominamos, en su conjunto, con el térmi-
no de función psíquica superior o conducta superior." (Vigotsky, 1931/1995: 95)
41
I
Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
Es en el contexto de las relaciones intersubjetivas con sus mayores que el niño verá
posibilitado su acceso a la cultura. Si anteriormente afirmábamos que los procesos psi-
cológicos superiores se originan en la interacción con otros, en el entramado de las
relaciones sociales; cabe consignar aquí que es mediante la internalización de la
actividad instrumental que la construcción de los procesos superiores se lleva a cabo.
Esta es entonces la ley fundamental del desarrollo de los procesos psicológicos supe-
riores: para conformarse en el contexto intrapersonal las funciones aparecen en pri-
mera instancia en un contexto interpersonal. Afirma Rivière: "Sin los otros, la conduc-
ta instrumental no llegaría a convertirse nunca en mediación significativa, en signo.
Sin la conducta instrumental no habría materiales para esta conversión. Sin los signos
externos no sería posible la internalización y la construcción de las funciones superio-
res." (1985: 43)
Vigotsky utiliza como ejemplo paradigmático el desarrollo del gesto de señalar. Al prin-
cipio el bebé trata de alcanzar un objeto por sus propios medios. Sus manos permane-
cen tendidas hacia el objeto, suspendidas en el aire, en el fallido intento de tomarlo.
La situación "cambia radicalmente" cuando aparece en escena su mamá. Su madre,
como interpretante, establece otro significado: el bebé está "señalando" el objeto. "El
movimiento de asir -afirma Vigotsky (1988: 93) - se transforma en el acto de señalar".
El significado de este gesto queda establecido por los demás en este plano intersubje-
tivo. Más tarde el niño mismo comenzará a interpretar su movimiento como gesto de
señalar. Esta serie de transformaciones ilustran el proceso de internalización, según
Vigotsky (1988: 93-94): "a) Una operación que inicialmente representa una actividad
42
La Teoría de la Mente y sus alteraciones en el espectro autista
Para Vigotsky, "pasamos a ser nosotros mismos a través de otros": en esto consiste
el proceso de formación de la personalidad. En cierto sentido esta frase remite a la
concepción que poseen las teorías simulacionistas sobre el origen de la actividad men-
talista (Harris, 1989, 1992; Gordon, 1986), compatible a su vez con las posiciones de
Hobson y Trevarthen descriptas brevemente más arriba (ver Rivière, 2000/2003). En
síntesis: los procesos de simulación-imaginación permiten "ponerse en la piel del otro"
de manera experiencial (no "teórica") y consisten justamente en esa capacidad de
"simular desde dentro el mundo en la perspectiva del otro" (Rivière, 2000/2003: 209).
Sostiene Rivière que aunque se contemplen los aspectos subrayados por los modelos
de "teoría-teoría" no puede negarse de manera tajante que en la actividad mentalis-
ta real se activan procesos de "simulación":
"(1) 'El otro es como yo. La estructura de su experiencia interna es como la mía. Si yo
tengo deseos, sentimientos, creencias, recuerdos, intenciones, él tiene intenciones,
recuerdos, creencias, sentimientos, deseos' y (2) 'Los contenidos de esos estados
intencionales no tienen por qué ser como los contenidos de los míos. De este modo,
la estructura de su experiencia es esencialmente idéntica a la estructura de la mía,
pero los contenidos son distintos. Su experiencia es su experiencia. No la mía'. Esos
supuestos (…) de identidad esencial y separación radical de las experiencias humanas
de lo mental tales como sólo pueden derivarse de experiencias intersubjetivas previas
a la constitución de cualquier sistema de nociones; tienen que proceder de de expe-
riencias anteriores al desarrollo de ese entramado de conceptos e inferencias al que
se da el nombre equívoco de 'teoría'." (Rivière, 2000/2003: 206)
Una de las cuestiones clave que se está planteando en el debate acerca del desarro-
llo de las capacidades mentalistas es el lugar de lo "afectivo" y lo "cognitivo" en la
ontogénesis de estas competencias. O dicho de otra forma, qué aspectos cognitivos
más fríos y qué aspectos cognitivos más cálidos se ponen en juego a la hora de cons-
truir una mente capaz de atribuir intencionalidad a otras mentes y a la propia.
Consideramos que la afirmación de Rivière que acabamos de citar y que subraya que
el "entramado de conceptos e inferencias" que llamamos teoría de la mente sólo
puede derivarse de experiencias intersubjetivas previas, supone un principio de sínte-
sis entre ambos aspectos. Encontramos que esta idea está fuertemente presente en
el modelo vigotskiano y puede iluminar la consideración de la constitución de la teo-
ría de la mente como un proceso psicológico superior rudimentario desde el momen-
to en que un componente fundamental aparece también en escena en este espacio
de implicación intersubjetiva: el vínculo afectivo. Probablemente sean los desarrollos
neovigotskianos los que en mayor medida den cuenta de estos aspectos ya que aun-
que el propio Vigotsky estaba interesado en la afectividad y en las emociones, sin
embargo no llega a establecer de manera explícita la importancia de las relaciones vin-
culares y la afectividad en el contexto de la zona de desarrollo próximo.
43
I
Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
En el primer capítulo de Pensamiento y lenguaje Vigotsky alerta sobre este tema: "La
primera cuestión que se plantea cuando hablamos de la relación entre el pensamien-
to y el lenguaje y los restantes aspectos de la conciencia es la de la conexión entre el
intelecto y el afecto. Como es sabido, la separación entre el aspecto intelectual de
nuestra conciencia y su aspecto afectivo, volitivo, constituye uno de los defectos bási-
cos más graves de toda la psicología." (p. 24) Prosigue planteando que separar el pen-
samiento del afecto obtura las posibilidades de indagar acerca de cómo el afecto influ-
ye en el pensamiento y cómo influye el pensamiento en el plano afectivo. "El pensa-
miento no nace de sí mismo ni de otros pensamientos, sino de la esfera motivacional
de nuestra conciencia, que abarca nuestras inclinaciones y nuestras necesidades,
nuestros intereses e impulsos, nuestros afectos y emociones. Detrás de cada pensa-
miento hay una tendencia afectivo-volitiva." (1934/1993: 342)
En uno de sus últimos trabajos Jaan Valsiner (2005) aborda el tema con profunda
claridad:
"El tema central de este capítulo es la autoregulación por signos -atendiendo a cómo
la mediación semiótica supone la transformación de nuestros fenómenos afectivos
(corporales) primarios en sentimientos significativamente experimentados. Es esto
ultimo lo que constituye el contexto cultural de los sistemas personales-culturales. (…)
Es lo afectivo vinculado con el mundo lo que constituye la base de todos los procesos
mentales. En lugar de sostener que el afecto "tiene un efecto" sobre los procesos
mentales, es mejor sostener que esos procesos mentales son generados a través de
la diferenciación de los sentimientos. De esta manera, el afecto está en el centro de
los procesos mentales y no es un agente "externo" que impacta sobre ellos."
Llegados a este punto, resumiendo algunos de los aspectos desarrollados en los párra-
fos precedentes, podemos sostener que los procesos de intersujetividad se apoyan en
una predisposición biológica inicial de los bebés que se despliega en ese campo afec-
tivo de los vínculos más tempranos -componentes biológicos que son condición de
posibilidad y a la vez conjunto de restricciones para el desarrollo subjetivo-. ¿Por qué
soslayar estos aspectos tempranos en los que tanto los procesos psicológicos elemen-
tales como las relaciones interpersonales (para las que los bebés están biológicamen-
te "precableados" según Hobson, 1993) habrán de ser hitos fundamentales en el pro-
ceso constructivo de desarrollo de una teoría de la mente? ¿Por qué no suponer ade-
más, como sugieren Núñez y Rivière (1996: 94), que los propios "procesos de simu-
lación serán sensibles a variables afectivas y emocionales" y a las posibilidades de
identificación entre la persona que 'se simula a sí misma (desde su experiencia inter-
na imaginaria) en la situación del otro' y aquella persona significativa afectivamente,
figura temprana de apego y base segura del vínculo (Bowlby, 1988)? ¿Por qué no
suponer, con Vigotsky, pensando en las vías de desarrollo que siguen las capacidades
mentalistas, que "en la medida en que el desarrollo orgánico se produce en un medio
cultural, pasa a ser un proceso biológico históricamente condicionado"? ¿No será líci-
44
La Teoría de la Mente y sus alteraciones en el espectro autista
to pensar que los teóricos de la "teoría-teoría" como Wellman o Perner están presen-
tando una conceptualización de la teoría de la mente (explícita) como un nivel de
redescripción representacional (uno metarrepresentacional) capaz de reconocer como
antecedente (implícito) las capacidades de simulación-imaginación de las que propo-
ne Harris?
Señalan Van der Veer y Valsiner (1991) que para Vigotsky la antropogénesis podía
considerarse como dos períodos que se solapaban: uno de ellos más prolongado, el
de la filogénesis -desarrollo de la especie- y otro más breve, el de la historia humana.
La invención y el uso de las herramientas marcan un hito en la historia humana, per-
mitiendo al hombre el dominio de la naturaleza. Por otra parte, otro artefacto, el len-
guaje, le permitirá el dominio sobre sus propios procesos psicológicos.
Este proceso sigue una vía de abstracción progresiva como el que va, por ejemplo, del
conteo con ábacos hasta el uso de los sistemas de numeración a lo largo de la histo-
ria sociocultural. Los estudios llevados a cabo por Vigotsky y Luria en los años 30 en
Uzbekistán procuran analizar la influencia de las instituciones socioculturales en el
45
I
Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
Finalmente en el dominio ontogenético, tal como señalamos más arriba, opera más de
una fuerza del desarrollo para explicar la constitución subjetiva: la línea natural o bio-
lógica de desarrollo y la línea social o cultural de desarrollo. Los procesos de cambio
en el dominio ontogenético suponen la interacción entre las dos líneas de desarrollo,
manifestándose de forma explícita que tanto el reduccionismo biológico como el cul-
tural deben evitarse a la hora de concebir el desarrollo del sujeto.
Para decirlo en términos muy sencillos: desde la perspectiva del desarrollo ontogené-
tico, no pueden constituirse conversaciones con uno mismo (o monólogo interior o
"voces de la mente") sin haber participado en las conversaciones -diálogos- con otros,
representantes del sistema simbólico de la cultura. El concepto de internalización (o
interiorización) que comentábamos más arriba, da cuenta de esta construcción de un
espacio intrapsicológico cuyo origen es la actividad interpsicológica, en principio con
los miembros más cercanos de la familia.
Nos recuerda William Frawley (1997) que la palabra rusa usada para internalización
es vrashchivanie que literalmente significa encarnar. "Vrashchivanie implica que el
pensamiento superior surge a partir de la transformación activa y nutriente de lo
externo, dentro de la experiencia personalmente significante. (...) Así, cuando habla-
mos de internalización en la teoría vygotskyana, estamos describiendo más propia-
mente la encarnación de la experiencia vivida dentro del significado personal" (p. 122
de la versión cast.)
Frente a la evidente dificultad que presentarán los niños con espectro autista para la
internalización de las herramientas semióticas en el contexto de las relaciones familia-
res, Rivière (1997a) se pregunta:
"¿Cómo conseguir que aprendan y se desarrollen esos niños que parecen carecer de
los motivos intersubjetivos, y de identidad fundamental con los otros, que constituyen
el motor esencial de la humanización del niño? ¿Qué recurso emplear para evocar en
46
La Teoría de la Mente y sus alteraciones en el espectro autista
En línea con estos planteos, resulta significativo el enfoque de Bruner que citábamos
más ariba. Este distingue diferentes formas que adopta la actividad cognitiva huma-
na bajo las condiciones de la cultura. Tales formas, concentradas alrededor de dos
grandes modos, el paradigmático y el narrativo, suponen modos diferentes de cons-
truir significados.
47
I
Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
Las particularidades que presentan niños con desarrollo normal y niños con autismo
en edades tempranas ante diversas tareas de memoria episódica abonarían el planteo
de una estrecha participación de la teoría de la mente en la ontogénesis de la memo-
ria episódica personal (Solcoff, 2002)
En tal sentido, la exploración de ese nexo resulta fundamental para avanzar en la com-
prensión del mundo subjetivo de las personas con autismo de alto funcionamiento o
Síndrome de Asperger.
48
La Teoría de la Mente y sus alteraciones en el espectro autista
Ausentes por tanto en el contexto inmediato físico y temporal, los objetos del recuer-
do son "llamados" (recall en inglés es sinónimo de remember), traídos a la memoria,
mediante la evocación consciente. La memoria episódica, de este modo, implica una
recuperación consciente de experiencias previas. (Tulving, 1985).
Para tener consciencia de estar en un estado mental particular (en nuestro ejemplo,
el estado de recordar) es crucial el papel de la teoría de la mente. Veamos los argu-
mentos que nos proporciona Perner:
Si asumimos ahora que concebir ese estado es requisito para poder representarlo,
entonces se requiere haber adquirido algún concepto mínimo de estados mentales
("conocer", "pensar") o de algún estado perceptual ("ver").
49
I
Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
garon a saberlo: ¿Lo sabes por haber visto el contenido de la caja, o en cambio lo
sabes porque alguien te lo ha contado?- (Wimmer, Hogrefe, y Perner, 1988).
Los niños menores de 4 años aún no llegan a establecer una relación causal entre su
conocimiento pasado y la fuente de la que éste deriva. Es decir que tienen dificulta-
des para resolver tareas que involucran la memoria de fuente.
Los datos que surgen de las investigaciones muestran que las dificultades de memo-
ria de los niños con autismo se presentan en tareas significativamente vinculadas a la
formación de memoria episódica, tales como: recuerdo libre, memoria para orden y
contexto de eventos (Tager-Flusberg, 1991; Boucher, 1981)
Por otra parte, adultos con Síndrome de Asperger califican como "sabidos (conocidos)"
más que "recordados" los ítems reconocidos correctamente, a diferencia de los adul-
tos con desarrollo normal (Bowler, Gardiner, y Grice, 2000). Estos datos son de des-
tacar, en virtud de la participación de aspectos subjetivos, fenoménicos, en el corazón
de la memoria episódica personal.
Si, como parecen sugerir los hallazgos en esta línea, las adquisiciones evolutivas
relativas a la memoria autobiográfica van de la mano del desarrollo de competen-
cias mentalistas, los déficits en teoría de la mente afectan la formación de memoria
episódica personal.
50
La Teoría de la Mente y sus alteraciones en el espectro autista
Siguiendo a Campbell (1997), Perner subraya que es necesario reconocer que la per-
sona representada en el relato o la imagen del episodio vivido está conectada espa-
cio-temporalmente con el propio self presente. Es decir, que el sujeto de la imagen o
relato representado en mi recuerdo soy yo mismo en otro momento y en otro lugar.
Se requiere por tanto la representación del vìnculo que une la representación del rela-
to con el self presente, es decir: la representación de la continuidad espacio-temporal
del yo, base del sentido de identidad.
En sus trabajos Ángel Rivière ha subrayado las dificultades de las personas con autis-
mo para organizar y percibir de modo coherente secuencias temporales de sucesos.
Estas dificultades se encuentran relacionadas con las alteraciones del sentido de la acti-
vidad, en donde se destaca "la falta de proyección de la acción propia hacia metas
encajadas en jerarquías de motivos" (Rivière, 1996; 1997b). Problemas como el empleo
del tiempo libre, la falta de ocupaciones funcionales o el apego excesivo a intereses res-
tringidos constituyen manifestaciones de esta dificultad para "dar sentido". La expe-
riencia subjetiva puede tornarse así en un discurrir sin finalidad, cuyo significado no es
capaz de desplegarse. Tal como sostiene Solcoff (2001) esta cuestión cobra una impor-
tancia fundamental para comprender por qué la memoria autobiográfica no puede
entenderse sólo en referencia a la dimensión pasada de los eventos, sino también a la
dimensión futura -imaginada, esperada, anticipada- de los eventos.
Marcos, un joven de 27 años con Síndrome de Asperger, plantea con mucha angustia
su visión del futuro. Para él cada día se transforma en una pequeña pesadilla y dice
que su único objetivo al comenzar la jornada de estudio es que ésta termine. Su expe-
riencia es ciertamente dolorosa y le provoca episodios de depresión. Últimamente lo
que lo atormenta es pensar que va a finalizar la universidad. Está en el último año y se
niega a la posibilidad de proyectar qué hará después. Sencillamente, dice no querer
finalizar. Mirar más allá de la inmediatez es para Marcos un tormento. Si pensamos en
el concepto que mencionábamos como "sentido de la actividad", en este caso, la acti-
vidad universitaria empieza y termina en sí misma. No tiene un sentido de futuro en
ningún proyecto posible para Marcos. La carrera la ha hecho para terminarla. Pero el
fin de la misma lo deja frente a un vacío que le quita sentido a su propia existencia en
el mundo.
51
I
Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
En definitiva, lo que este trabajo plantea es que los niños con autismo tendrán dificul-
tades en recordar las acciones llevadas a cabo por ellos mismos o eventos experimen-
tados por ellos mismos.
A este tipo de fallos van dirigidos los objetivos formulados por Rivière relativos a la
intervención psicoeducativa en niños con espectro autista:
52
La Teoría de la Mente y sus alteraciones en el espectro autista
1998; Miedzianik, 1986, 1996; Williams, 1992; Sellin, 1995; Lawson, 1998; Spicer,
1998; Mac Donald, 1998; Hall, 2003, Hermelin, 2001, Cohen, 2001, entre otros)
Más allá de la autenticidad de los diversos escritos (ya que han podido ser editados o
pueden haber colaborado escritores en su realización), resulta sumamente interesan-
te la visión de sí mismos y la manera de contar su vida que presentan las personas
con autismo de alto funcionamiento o con Síndrome de Asperger. (Happé, 2001)
"El problema que se plantea entonces, en el caso del autismo - sostiene Rivière
(1996)- no es sólo el de la dificultad para 'leer la mente', dando sentido a la acción
ajena, sino también el de otorgar sentido a la propia". Por consiguiente:
La percepción fragmentaria del mundo autista (...) tiene que dificultar extraordinaria-
mente no ya sólo la captación de las intenciones ajenas, sino también la organización
compleja de las propias y la percepción de la experiencia propia como 'biografía'. Esta
puede ser una de las consecuencias psicológicas más dramáticas del autismo: la de
que la propia vida sólo puede articularse como una totalidad coherente mediante la
imposición rígida de rutinas externas, y no a través de la organización biográfica de la
experiencia de un yo. La consecuencia obvia es que, al no tenerse una experiencia
propiamente biográfica, esa experiencia se ve en gran parte despojada de sentidos
internos, incluso en los autistas con capacidades cognitivas más altas [la cursiva es
nuestra](Rivière, 1996)
Como señalan Rivière y Sotillo (2003) la conducta de mentira está estrechamente rela-
cionada con la de engaño: aparece en situaciones de interacción social, es intencio-
nada, utiliza habilidades relacionadas con la realización de inferencias mentalistas (de
teoría de la mente), implica diferenciar la representación y el mundo, también impli-
ca diferenciar la representación propia de la ajena. Se da en conductas declarativas,
en enunciados predicativos, y es una conducta expresada simbólicamente mediante
un código lingüístico.
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I
Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
¿Qué ocurre entre una respuesta de niños de 3 años y la de los de 5? ¿De qué mane-
ra se desarrolla en los niños la capacidad de engañar, y más específicamente de men-
tir y la de reconocer engaño y mentira en los demás?
La manipulación de creencias para impedir que el oponente cumpla con sus objetivos
implica engaño, mientras que la manipulación del mundo físico, con lo mismos fines,
implica sabotaje. Niños de tres años y tres años y medio se muestran como sabotea-
dores competentes en una situación experimental (Wilensky, citado por Perner, 1991)
pero no son capaces de engañar sistemáticamente.
Diferente es el caso de niños de cinco años (y aún algunos de cuatro) que no sólo
ocultan información, con el fin de engañar a un supuesto competidor, sino que tam-
bién pueden ser capaces de dar información falsa. Perner (1991: 216) concluye que
antes de los cuatro años los niños no conciben la mente como un sistema represen-
tacional y por tanto no pueden comprender la finalidad del engaño - la manipulación
de las representaciones mentales-.
En otro trabajo, Perner y Davies (1991) sostienen que la mayor parte de los niños
de 4 años son capaces de comprender el papel activo que posee la mente al eva-
luar la verdad de la información verbal. Esta comprensión de la mente como un
intérprete activo de la información resultará fundamental para establecer ciertos
presupuestos relativos al conocimiento que comparten el hablante y el oyente en el
contexto comunicativo.
Wellman (1995) sitúa entre los cuatro y cinco años de edad el logro por parte de los
niños de un conocimiento interpretativo de la representación, y lo considera forman-
54
La Teoría de la Mente y sus alteraciones en el espectro autista
Por su parte, Chandler y Boyes - a partir de un estudio de 1982, citado por Perner y
Davies- afirman que los niños conciben la mente como un "grabador", que "copia" la
información pasivamente hasta los 6-8 años aproximadamente, correspondiente al
estadio piagetiano de las operaciones concretas, y que esto no es obstáculo para com-
prender la falsa creencia.
Sin embargo, un estudio realizado por Leekam en 1988 muestra que los niños de 4
años parecen tener muy en cuenta los conocimientos previos de un oyente en la eva-
luación de la verdad de un mensaje. La cuestión central abordada por el experimen-
to -sostienen los autores- es si los chicos comprenden que la formación de creencia
no es una copia pasiva de la más reciente información recibida, sino que implica una
activa evaluación de esa información considerando las creencias existentes. Esta pre-
gunta sólo son capaces de responderla un grupo de niños que por su edad puedan
comprender el impacto de la información en las creencias. Para nuestro caso, los de
4 años y no los de 3 (p. 56). Agregan que "la comprensión de la evaluación se
demuestra si los chicos predicen que una persona ingenua sin una opinión firme
aceptará el contenido de un mensaje como su creencia, mientras una persona con
firmes preconcepciones ignorará un mensaje incompatible y adherirá a sus creencias
previas." (p. 56)
Estas y otras investigaciones revisadas por los autores obligan a pensar que los
niños pequeños poseen algo más que una "teoría de la copia". Parecen percatarse
tempranamente de la importancia de la interpretación. (Otorgar relevancia al punto
de vista del observador para la interpretación de imágenes -a la edad de cuatro
años- suma pruebas en esa dirección.). Llegado este momento "los chicos han
adquirido la base para una importante habilidad comunicativa, la apreciación explí-
cita de que deben adaptar sus mensajes verbales a los conocimientos previos de su
interlocutor, para que el oyente pueda interpretar correctamente ese mensaje." (p.
66) Esta idea se vincula con el concepto de relevancia de Sperber y Wilson (1986).
Agregamos que la evaluación de tal conocimiento previo hará posible también que
sus mensajes verbales sirvan a los fines explícitos de engañar al interlocutor, min-
tiéndole. Estos trabajos apuntan a develar el origen y el funcionamiento de las habi-
lidades mentalistas en los niños.
En los párrafos que siguen comentaremos los estudios más importantes acerca de la
teoría de la mente que han sido muy significativos para la progresiva comprensión de
esta competencia en los sujetos normales y en los cuadros donde aparecen trastor-
nos del desarrollo.
55
I
Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
Cuando se dice que una tarea evalúa "teoría de la mente", ¿qué es lo que evalúa en
realidad?: ¿Creencias sobre creencias?; ¿Creencias sobre deseos?; ¿Creencias sobre
emociones?; ¿Estados emocionales basados en creencias?; ¿Conocimiento acerca de
la intención del interlocutor?... Podríamos seguir enumerando preguntas acerca de
cuáles son las competencias que subyacen al constructo "teoría de la mente".
Sabemos que no puede afirmarse que las tareas que dicen medir teoría de la mente
evalúen dicha competencia en toda su complejidad. Consideramos que la teoría de
la mente no puede ser reducida a una prueba aislada -como por ejemplo las que eva-
lúan falsa creencia- sino que han de ser necesarias un racimo de pruebas intervincu-
ladas para poder dar cuenta del abanico de competencias que denominamos "teoría
de la mente".
56
La Teoría de la Mente y sus alteraciones en el espectro autista
A partir del análisis de más de 600 estudios, hallaron que los niños juzgan correcta-
mente lo que las personas desean antes de juzgar correctamente lo que las personas
creen. Los datos de los diferentes estudios muestran además que los niños pueden
comprender correctamente las diferentes creencias de las personas antes de com-
prender las falsas creencias. Los datos muestran asimismo que los niños comprenden
la ignorancia (por ejemplo, que un personaje no sepa lo que hay dentro de una caja)
antes de comprender falsa creencia.
Señalan que los niños de entre 3 y 5 años toman conciencia de que dos personas pue-
den tener diferentes deseos sobre un mismo objeto antes de tomar conciencia de que
dos personas pueden tener diferentes creencias sobre un mismo objeto.
La prueba de falsa creencia clásica de Wimmer y Perner (1983) muestra que la com-
prensión de falsa creencia cambia dramáticamente de los 3 a los 5 años. Recordemos
que en la tarea, un personaje, Maxi, pone su chocolate en una taza y deja el cuarto
para jugar. Cuando está afuera y no puede ver lo que ocurre en el cuarto, su madre
toma el chocolate y lo coloca en un cajón. Cuando Maxi vuelve, la pregunta crítica es
dónde buscará Maxi su chocolate.
La clave está dada por lo que los niños dirán sobre lo que Maxi buscará, dirá o pen-
sará acerca de su chocolate y si, en definitiva, los niños pueden apreciar la distinción
entre el mundo físico (dónde está realmente el chocolate) y el mundo mental (dónde
cree Maxi que está el chocolate).
Dicho metaanálisis, que comprende entre 350 y 500 condiciones diferentes y abarca
una muestra total de 4000 niños, muestra, por un lado el efecto fundamental que
tiene la variable edad en todos los estudios, contra algunos argumentos que preten-
dian relativizar la edad, poniendo más énfasis en la dificultad de la tarea (Chandler,
Fritz y Hala, 1989). Por otra destaca que otras variables que parecían ser relevantes,
como por ejemplo naturaleza del protagonista (muñeco, humano, varón, mujer, gra-
bación en video), naturaleza del objeto (real, juguete, dibujo, video), tipo de pregun-
ta (qué pensará, qué dirá o qué hará el protagonista), motivo de la transformación
(para engañar al protagonista, otros motivos, ningún motivo explícito), tipo de tarea,
no afectan el rendimiento de los niños.
Para Wellman, Cross y Watson estos hallazgos tienen gran importancia desde el
punto de vista teórico ya que implican que la variación de los procedimientos es irre-
levante y por tanto el rendimiento de los niños refleja su concepción de los estados
de creencia.
Los niños de 4 y 5 años son los que se muestran exitosos en las tareas de falsa cre-
encia. Los autores sostienen, sin embargo, que no es que los niños de 3 años desco-
nozcan sobre estados mentales sino que fallan en comprender estados mentales
representacionales.
57
I
Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
Al decir de Perner (1991), ese cambio de los 3 a los 5 años ha supuesto un pasaje de
ser "teórico de la situación" a ser "teórico de la representación". En otras palabras, de
la comprensión de la conducta basada en la situación a una basada en la representa-
ción. Tal como lo plantean Wellman y sus colaboradores en su estudio: en ese momen-
to los niños mayores comprenden que la gente vive sus vidas en un mundo mental
tanto como en un mundo de situaciones y hechos reales.
A partir de estos trabajos de metaanálisis, Wellman y Liu (2004) presentan una inves-
tigación muy interesante que mostraría que la teoría de la mente representa un pro-
gresivo y extendido conjunto de adquisiciones conceptuales que dan cuenta de un
patrón de desarrollo evolutivo y por tanto no puede ser capturado por una sola tarea.
Construyen una escala de cinco tareas -que sigue el patrón de las escalas de Guttman-
que exploran: 1) comprensión de deseos; 2) comprensión de creencias; 3) compren-
sión de acceso al conocimiento; 4) comprensión de falsa creencia; 5) comprensión de
emociones reales y aparentes.
Estos datos iniciales podrían interpretarse a favor de una hipótesis constructivista -en
contra de la predicción de Leslie que plantea que los preescolares comprenden por
igual creencia y deseo (Leslie, 1994, citado en Wellman y Liu, 2004)- que da cuenta
de un proceso de adquisición más que de una competencia todo/nada.
Los autores manifiestan que las dos conclusiones más importantes que pueden
derivar de sus resultados son: a) el establecimiento de una progresión de adquisi-
ciones conceptuales que marcan la comprensión cognitivo-social en los niños prees-
colares con desarrollo normal, y b) un método para medir dicho desarrollo de mane-
ra adecuada.
Consideramos que una de las características que hacen valiosa esta escala es la idea
de continuo dimensional relativo a competencias mentalistas en la edad preescolar
que subyace a la construcción de la escala.
58
La Teoría de la Mente y sus alteraciones en el espectro autista
Creemos que este tipo de propuestas son superadoras de los primeros estudios sobre
teoría de la mente, ya que atienden a la complejidad y al carácter multidimensional
del concepto, ponderando los procesos de construcción o desarrollo progresivo de las
capacidades mentalistas.
En el año 1985, Baron-Cohen, Leslie y Frith publican un trabajo que tuvo un alto
impacto en el campo de la investigación de los trastornos del desarrollo. Se trata de
Does the autistic child have a "theory of mind"? En él estudian la capacidad metarre-
presentacional con el fin de predecir un déficit cognitivo, el cual explicaría un compo-
nente crucial de deficiencia social en autismo infantil.
(a) que aún en aquellos pocos niños con autismo cuyo CI está en un rango promedio
faltaría esta capacidad mentalista y
(b) que los niños sin autismo pero con retardo mental severo, como el Síndrome de
Down, la poseerían.
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I
Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
El rendimiento de los niños con Síndrome de Down y de los niños con desarrollo nor-
mal que superaron la prueba fue muy similar. Un 85% de los niños con desarrollo nor-
mal y un 86% de los niños con Síndrome de Down contestaron correctamente.
Mientras que el 80% de los niños con autismo respondieron incorrectamente. (En la
actualidad es discutible el funcionamiento de los grupos de niños con Síndrome de
Down en este tipo de tareas -Véase Rivière, Núñez y García Nogales, 2003- Sin embar-
go esto no invalida la importancia del hallazgo en relación al funcionamiento de los
niños con autismo)
Los autores explican este fracaso como una incapacidad para representar estados
mentales. Para ellos, los niños con autismo ven afectada su capacidad para atribuir
creencias a otros y por lo tanto, para predecir la conducta de los otros. Según Baron
Cohen, Leslie y Frith, el déficit mostrado por los niños con autismo no puede ser atri-
buido a efectos del retraso mental general, sino que constituye un déficit cognitivo
independiente del nivel intelectual.
A partir de este estudio del año 1985, cuyos resultados constituyen una nueva forma
de comprender el autismo, se han realizado múltiples investigaciones sobre teoría de
la mente y continuo autista.
En diversos trabajos (Happé y Frith, 1995; Frith y Happé, 1999; Baron Cohen, 2000a
y Wellman, Cross y Watson, 2001, Tager-Flusberg, 2003; Wellman y Liu, 2004) encon-
tramos revisiones de las pruebas de teoría de la mente utilizadas en diferentes inves-
tigaciones que comparan poblaciones de sujetos con desarrollo normal y sujetos con
espectro autista. Enunciaremos algunos de los estudios que nos resultan relevantes a
los fines de subrayar los hallazgos convergentes en relación con la alteración de las
habilidades mentalistas en el continuo autista.
Baron Cohen, Leslie y Frith (1986) destacan en su estudio que los niños con autismo
muestran problemas selectivos en el ordenamiento de historietas "intencionales".
Harris y Muncer (1988) encuentran que los niños con autismo tienen tantas dificulta-
des para reconocer "falsos" deseos como falsas creencias.
Rivière y Castellanos (1988) replican la tarea y vuelven a confirmar que los niños con
autismo fallan en la tarea de falsa creencia.
En 1989 Baron Cohen muestra que aun aquellos niños que pasan la prueba de falsa
creencia de primer orden (niños con autismo de alto funcionamiento o Síndrome de
Asperger), fallan en una prueba de falsa creencia de segundo orden; Bowler (1992);
Happé (1993) y Ozonoff, Pennington y Rogers (1991) mostrarán que los sujetos con
Síndrome de Asperger -jóvenes o adultos- pasan también la prueba de falsa creencia
de segundo orden.
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La Teoría de la Mente y sus alteraciones en el espectro autista
Baron Cohen (1989) encuentra que los niños con autismo fallan en la distinción enti-
dades mentales vs. entidades físicas, apariencia vs. realidad y en distinguir las funcio-
nes mentales del cerebro.
Por su parte, Perner, Frith, Leslie y Leekam (1989) plantean, a partir de su investiga-
ción, que los niños con autismo fallan en la prueba de falsa creencia de los "smarties",
no pueden inferir conocimiento a partir del acceso perceptivo y fallan en la comunica-
ción de información relevante.
Sodian y Frith (1992) muestran en su estudio que los niños con autismo pueden sabo-
tear pero no engañar a un competidor, y no pueden atribuir falsa creencia.
Baron Cohen y Cross (1992) utilizando estímulos visuales como fotografías de caras
de personas, hallan que los niños con autismo fallan en pruebas de inferencia
acerca de lo que una persona está pensando o deseando, siguiendo la dirección de
su mirada.
Como hemos señalado, numerosas investigaciones dan cuenta del déficit de compe-
tencias mentalistas en personas con autismo (Baron Cohen, Leslie y Frith, 1985;
Leekam y Perner, 1991; Happé y Frith, 1995; Swettenham, 1996). Tales característi-
cas se vislumbran en los planteos ya clásicos de Kanner (1943) y Asperger (1944) -
relativos a los problemas que presentan sus pacientes en lo que respecta a la comu-
nicación y el lenguaje, a las relaciones sociales y a la flexibilidad- y se destacan en
los estudios de las últimas décadas, que desde diversas perspectivas -neuropsicoló-
gica, neurobiológica, génetica, cognitiva- abordan el tema. (Rutter, 1999; Rivière,
1997a, 1997b)
Las pruebas clásicas (como las de Sally y Ann) de primer orden las pasan correcta-
mente los niños normales, en torno a los 4 o 5 años; y las de segundo orden, en
torno a los 6 o 7 años. Tal como citábamos más arriba, distintos investigadores
(Bowler, 1992; Ozonoff, Pennington y Rogers, 1991) hallaron que algunos adultos
con Síndrome de Asperger resolvían correctamente la prueba de falsa creencia de
segundo orden. Esto podría hacernos pensar en una contradicción con datos previos
que indican que las personas con autismo no pasan esta prueba debido a un deficit
en las competencias mentalistas. ¿Qué es lo que ocurre? ¿Cómo pueden explicarse
estos datos?
Las pruebas de teoría de la mente de primer y segundo orden no son pruebas com-
plejas de teoría de la mente, tal como plantean en su investigación Baron Cohen,
61
I
Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
Joliffe, Mortimore y Robertson (1997). Son pruebas que pasan correctamente niños
de entre 4 y 5 años con desarrollo normal y niños de entre 6 y 7, también con de-
sarrollo normal, respectivamente.
Como bien señalan Baron Cohen, Joliffe, Mortimore y Robertson (1997): todo lo que
se podría concluir es que tiene intacta la capacidad de teoría de la mente de un nivel
de 6 o 7 años de edad.
1) pruebas en las que hay que realizar inferencias de lo que alguien está pensando a
partir de la dirección de la mirada;
2) pruebas que apuntan a detectar estados mentales más complejos (deseo, referen-
cia, intención);
3) pruebas que implican una gama más amplia de inferencia de estados mentales en
la expresión facial. Se utilizaron pinturas y dibujos (Velázquez y Hockney) y se
encontró que sujetos normales mostraban un nivel significativo de acuerdo al reco-
nocer una amplia gama de estados mentales a partir de los estímulos menciona-
dos. (Se ha realizado incluso un estudio transcultural) (Baron Cohen, Rivière,
Cross, Fukushima, Bryant, Sotillo, Hadwin y French, 1995)
La tarea que proponen Baron Cohen, Joliffe, Mortimore y Robertson (1997) en uno
de sus últimos trabajos se llama "Leer la mente en los ojos" o "Tarea de los ojos".
La tarea implica mirar fotos de la zona de los ojos y realizar una elección forzada
entre dos palabras, la que mejor describa lo que la persona (de la foto) está pen-
sando o sintiendo.
Tal tarea implica capacidad de teoría de la mente en el sentido que el sujeto tiene que
comprender términos de estados mentales y relacionarlos con caras (con partes de la
cara en este caso). Algunos de los términos de estados mentales son "básicos" (feliz,
triste, enojado, atemorizado) y otros son más "complejos" (reflexivo, arrogante, etc.)
Aunque tal prueba suponga un avance en la forma de abordar el estudio de las capa-
cidades mentalistas, consideramos que presenta ítems de elección -a partir del estí-
mulo visual- bipolares y muy poco sutiles ("simpático"-"antipático"; "amistoso"-"hos-
til") en cuanto a gamas de inferencia posibles. Encontrar maneras de estudiar indica-
dores mas sutiles que supongan diferencias en la normalidad y tambien diferencias en
cuanto a alteraciones mas o menos leves dentro del espectro autista implica un des-
afío a asumir.
62
La Teoría de la Mente y sus alteraciones en el espectro autista
Otra tarea muy sugerente propuesta por Rutherford, Baron Cohen y Wheelwright es
la que consiste en "leer la mente en la voz". En ese estudio proponen inferir infor-
mación acerca de los estados mentales a partir de grabaciones de diferentes vocali-
zaciones . Los resultados que encuentran, como era esperable, muestran que los
sujetos adultos con Síndrome de Asperger o autismo de alto funcionamiento tiene
dificultades para pasar esta tarea comparados con un grupo de control de sujetos con
desarrollo normal.
Para sintetizar varios de los temas tratados en la revisión realizada sobre el estudio de
a teoría de la mente y sus alteraciones, deseamos puntualizar:
III. Las pruebas clásicas de teoría de la mente se han limitado por lo general a pon-
derar aspectos todo/nada en relación con la adquisición o no de la competencia;
desestimando las posibles gamas que pueden expresarse cualitativamente en un
continuo; salvo algunos estudios específicos que hemos mencionado más arriba
que ponderan la adquisición progrsiva de una competencia compleja y multidimen-
sional (Wellman y Liu, 2004; Tager-Flusberg, 2003)
63
I
Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
V. Gran parte de las tareas clásicas presentadas en los estudios presentan un grado
alto de artificialidad, cosa esperable por su carácter experimental pero que dificul-
ta su generalización a situaciones de interacción interpersonal que exigen capaci-
dades mentalistas "on line";
VI. Hallamos pocas pruebas capaces de valorar los niveles más leves y sutiles de tras-
torno de las capacidades mentalistas propias del desarrollo adulto.
a.1. Con la prueba de miradas se pretende evaluar las inferencias mentalistas suti-
les sólo a través de gestos y miradas, relacionadas con aspectos relativos a
estados mentales epistémicos, de deseo y emocionales.
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La Teoría de la Mente y sus alteraciones en el espectro autista
Referencias bibliográficas
65
I
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Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
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Cómo potenciar la comunicación en el alumnado con trastorno del espectro autista
Según María Cortazar (2000) "Todos los sujetos autistas presentan, en mayor o menor
grado, un fallo para desarrollar adecuadamente las habilidades comunicativas y lin-
güísticas. Los trastornos del lenguaje pueden variar, podemos encontrarnos desde con
una ausencia total del habla hasta con una adquisición simplemente retrasada que se
acompaña con rasgos desviados del lenguaje".
- Verbal
Cuando en el aula un alumno "nos coge de la mano y nos lleva a la puerta", se deben
tener en cuenta, en este acto comunicativo:
Han de tenerse en cuenta, a la hora de intervenir con alumnos/as con TEA, las difi-
cultades que presentan en la imitación, sobretodo en los niveles iniciales. Por este
75
I
Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
Son los medios o pasos que se utilizan para alcanzar u obtener un objetivo.Es muy
característico encontrar a los alumnos con autismo cogiendo al adulto de la mano y
llevándolo hacia el objeto que quiere alcanzar, por ejemplo, alzando la mano del adul-
to para que coja una galleta de una estantería, poniendo la mano del adulto en el
pomo de la puerta cuando no puede abrirla o en el botón de la tele cuando no lo pue-
den accionar; son los primeros actos de su comunicación y, por tanto, la base de los
primeros gestos naturales,muy importantes a la hora de intervenir.
Gestos de petición
Entregar objeto
Si los objetos deseados por el alumno lse introducen en recipientes transparentes, que
no pueda abrir o, colocamos juguetes que no pueda accionar por sí solo (música) y
los dejamos a su alcance, él mismo será el que "entregue" ese recipiente/juguete al
adulto (si no lo hace, moldearemos esa conducta) como petición de la acción "abrir"
o "escuchar música".
76
Cómo potenciar la comunicación en el alumnado con trastorno del espectro autista
Señalar
Cuando tenga esta conducta adquirida y generalizada, iremos moldeando que lo haga
con independencia del índice y poco a poco iremos distanciando el gesto hasta con-
seguir que el alumno señale.
Lo podemos realizar con alumnos a los que todavía no se les vaya a enseñar a seña-
lar, moldeando el gesto natural de la palma de la mano extendida cuando vaya a
alcanzar un objeto deseado.
Gestos de rechazo
77
I
Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
Progresivamente iremos distanciando los objetos para que haga este gesto en el aire,
hasta que el alumno haga el gesto natural del "no" con el índice.
Javier Tamarit define los Sistemas Alternativos de Comunicación (SAC) como instru-
mentos de intervención logopédica/educativa destinados a personas con alteraciones
diversas de la comunicación y/o del lenguaje, y cuyo objetivo es la enseñanza,
mediante procedimientos específicos de instrucción, de un conjunto estructurado de
códigos no vocales, necesitados o de soporte físico, los cuales, mediante esos mismos
u otros procedimientos específicos de instrucción, permiten desarrollar las funciones
de representación y sirven para llevar a cabo actos de comunicación (funcional, espon-
tánea y generalizable), por sí solos, en conjunción con códigos vocales, como apoyo
parcial a los mismos o en conjunción con otros códigos no vocales.
Las personas con TEA procesan mejor la información visual, espacial, y concreta, y sin
embargo, tienen más dificultades para manejar la información invisible, temporal y
abstracta, tres características básicas del lenguaje. Los sistemas alternativos de comu-
nicación (SAC) son visibles, ya que son instrumentos que se pueden manejar, o bien
signos que se pueden ver; son espaciales y concretos, porque la mayoría de ellos ocu-
pan un lugar concreto en el espacio. Así, tanto para las personas con lenguaje como
para las que presentan ausencia de éste, los sistemas alternativos y/o aumentativos
van a ser un instrumento fundamental a la hora de comunicar (o el único).
Se deben tener claro algunos puntos antes de comenzar a hablar de los SAC:
- Se deben utilizar el/los SAC que más se adapten a las necesidades del alumno,
siendo lo más importante que su comunicación sea espontánea y sin ningún tipo
de ayuda por parte del adulto.
- Debemos enseñar tantos como sean necesarios para que su comunicación sea lo
más rica posible, siempre dentro de sus posibilidades.
- A los alumnos verbales, los SAC le ayudan a conseguir una comunicación más fun-
cional eliminando las ecolalias y su ansiedad.
Hay dos tipos de SAC: Los sistemas de signos (p.e.: "sistema de comunicación total
de Benson Shaeffer") y los Sistemas representativos (p.e.:el PECS y el SPC).
La importancia del apoyo visual:
Todas las personas con autismo presentan problemas de comprensión; los alumnos
más afectados van a necesitar una cuidadosa intervención ya que, como dice Angel
Rivière en el inventario "I.D.E.A.", "el niño o el adulto en este nivel ignora por com-
pleto el lenguaje, con independencia de que sea específicamente dirigido a él". Por lo
tanto, trabajaremos con apoyos visuales (fotos, signos, y gestos naturales) siempre
acompañado de lenguaje oral para que el alumno vaya ligando estas emisiones a sus
significantes (es importante que en este nivel no se utilicen enunciados de más de una
palabra).
Para aquellos alumnos/as con TEA que presentan lenguaje oral, el apoyo visual va
a ser crucial para el desarrollo de su lenguaje, pues va a mejorar considerablemen-
78
Cómo potenciar la comunicación en el alumnado con trastorno del espectro autista
Hemos hablado antes de cómo enseñar al alumno a pedir y rechazar, pero también
nos encontramos con alumnos a los que hay que enseñarles otras funciones, como
por ejemplo a responder a preguntas. Es muy común, que padres y profesionales ava-
sallemos a los alumnos a preguntas para que nos den información sobre qué ha hecho
en el colegio o en casa. Las personas con autismo tienen graves dificultades para la
comprensión de preguntas y para guiarse por las claves del contexto; así, un alumno
que llegue al colegio el lunes y le hagamos preguntas del tipo "¿Qué has hecho el fin
de semana?, ¿Has estado con tus padres?, ¿dónde has ido?, etc.", probablemente no
nos conteste nada, y es que no sabe qué información nos tiene que dar porque no
está comprendiendo. Pero sin embargo, si todos los lunes a la misma hora nos pone-
mos con él en la "hora de hablar", cogemos el mismo cuaderno que sólo utilizamos
para "contar acontecimientos" y le preguntamos a través del dibujo preguntas mucho
más cerradas y sobre cosas que sabemos que le gustan, el alumno comenzará a com-
partir la información con nosotros. Si en vez de preguntar qué ha hecho el fin de
semana le dibujamos un pictograma de cine en el cuaderno y le decimos señalándo-
lo "¿has ido al cine?" (si al alumno le gusta el cine), es algo que no tiene casi equivo-
cación, y tenemos un "tema de conversación" por el que el alumno se sienta atraído.
Son muy prácticos los cuadernos de ida y vuelta en los que escriben padres y profe-
sores; en este caso, los padres escriben algunas cosas que hayan pasado el fin de
semana relevantes para al alumno.
Es conveniente representar siempre igual a las personas, los lugares, y las situaciones
más abstractas Es muy importante. Por ejemplo, en las personas, pintar lo más rele-
vante de cada uno. Mientras más fácil hagamos el dibujo, más sencillo y rápido nos
va a resultar. Es muy importante que padres y profesores se pongan de acuerdo en
pintar igual para que el alumno sepa de qué están hablando.
Pero al igual que utilizamos el dibujo que ayudar al alumno a expresarse, lo utilizare-
mos para explicarle situaciones, es decir, para mejorar la comprensión. No es lo mismo
que mandemos al alumno a hacer un recado diciéndole "ve a buscar a Pepe y pídele
folios", que le dibujemos en un recuadro el dibujo que represente a Pepe
"Sistema de habla signada de Benson Shaeffer"
Este sistema incluye dos componentes que lo definen como tal y, a la vez, lo diferen-
cian de otros sistemas de comunicación. El primer componente es el habla signada
(que consiste en la producción por parte del niño/a de habla y de signos de forma
simultánea); el segundo, el de comunicación simultánea (empleo por parte de los
adultos, profesorado, padres, hermanos, etc... de dos códigos utilizados simultánea-
mente cuando se comunican con los niños/as, y sujetos de tratamiento: código oral y
código signado).
La finalidad de este programa es fomentar una producción espontánea, por parte del
niño, no verbal. Este sistema realza, especialmente, los aspectos expresivos y subra-
ya la importancia de que la persona no verbal comprenda el efecto de la producción
de los signos que no es otro que regular el mundo de las personas o simplemente con-
seguir cosas con palabras.
79
I
Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
Cuando se realice el signo de forma autónoma, con o sin objeto presente y en varios
contextos, se procederá a la enseñanza de un segundo signo. Este será preferentemen-
te diferente del primero en sus componentes y en cuanto a naturaleza. Es decir, que si
hemos elegido como primer signo "patata", es más conveniente que se elija en el segun-
do "cosquillas" que "chocolate", ya que este último es semejante en su naturaleza.
" Con relación a la enseñanza del uso de sistemas con ayuda debemos destacar el pro-
grama PECS (Frost y Bondy, 1994), especialmente diseñado para personas con autis-
mo y trastornos asociados, que enseña al alumno, con una metodología paso a paso,
a aproximarse a un interlocutor y entregarle un símbolo gráfico de un ítem deseado
como forma para pedirlo" (Pedro Gortázar, 2001).
El PECS se adquiere fácilmente y con rapidez pues los alumnos /as con TEA aprenden
el intercambio fundamental en el primer día de entrenamiento. Éste se ejecuta des-
prendiendo un símbolo (objeto real, foto, etc.) de un panel y entregándolo al adulto (el
panel y los símbolos llevarán velcro para que facilite el manejo por parte del alumno).
Los autores plantean el uso de símbolos SPC (Sistema Pictográfico de Comunicación
ideado por Mayer-Johnson) dado que éste se compone de pictogramas de fácil reco-
nocimiento que representan la realidad. Aún así hay alumnos que no discriminan foto-
80
Cómo potenciar la comunicación en el alumnado con trastorno del espectro autista
grafías o imágenes. Para ellos, hay que plantear el empleo de objetos reales, partes
de objetos, objetos funcionalmente relacionados y el empleo de logotipos y produc-
tos. (Pedro Gortázar,1992)
Antes de exponer las diferentes fases del programa, es necesario hacer hincapié en
cómo enseñar los contenidos. Dado que las personas con TEA presentan problemas
en la represertación mental de los objetos, debemos comenzar trabajando desde un
nivel de concreción máximo (utilizando objetos reales) y pasar progresivamente a
otros más abstractos(palabras escritas). La secuencia recomendada es:
- El objeto real.
- Una parte de objeto.
- La etiqueta.
- La fotografía.
- El dibujo.
- La palabra escrita.
Es más importante que el alumno comprenda un gran número de ítems (aunque sean
de un nivel más bajo de representación) que avance en su capacidad de abstracción
con pocos contenidos a comunicar.
81
I
Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
2. LA FUNCIÓN COMUNICATIVA:
Hay dos funciones esenciales en la comunicación:
Es bien sabido que las personas con autismo tienen dificultades para utilizar la comu-
nicación como una herramienta para "compartir estados mentales", por lo que lo nor-
mal es que los alumnos se comuniquen para "pedir". Pero esta función hay que des-
glosarla en varias, y a la hora de plantearnos una intervención hay que enseñarle a:
- Pedir.
- Rechazar.
- Pedir información (preguntar).
- Responder.
Se planteará qué contenido vamos a trabajar con el alumno/a, es decir, qué vamos a
enseñarle que pida, que rechace, que sepa pedir, qué información es la relevante o
qué preguntas vamos a realizar. Hablamos de objetos, acciones, atributos de los obje-
tos, términos espaciales, temporales, etc. Es importante seleccionar cuidadosamente
los contenidos que vamos a enseñar a los alumnos.
82
Cómo potenciar la comunicación en el alumnado con trastorno del espectro autista
El procedimiento va a ser el mismo tanto para alumnos verbales como para no verba-
les. Al principio, debemos centrar la intervención en los contenidos más gratificantes
para él, así, si lo que más le gusta son las cosquillas, le enseñaremos a decir "cosqui-
llas", a hacer el signo, a señalarse la barriga o a entregar al adulto un item que se
refiera a este contenido; si le encanta el chocolate, haremos lo mismo con este otro
contenido. Lo importante es conocer bien sus intereses.
Así iremos construyendo un listado con el vocabulario necesario que le permita comu-
nicar lo que más desee. Cuando tenga en su repertorio varias palabras, signos, ítem,
etc., (unos 10/12), es importante enseñarle a rechazar objetos, alimentos, situacio-
nes, etc. Estas son las dos funciones que primero deben aprender (las personas con
autismo más afectadas sólo comunicarán estas dos funciones).
- Alimentos preferidos.
- Objetos de su vida diaria (referidos al aseo, cocina, clase, casa, etc.).
- Personas que le rodean.
- Lugares donde suele ir.
- Acciones de su vida diaria.
Y esto, al principio, hay que hacerlo de manera explícita en cada contexto nuevo en
que se encuentre. Por lo general, van a necesitar un número considerado de ensayos
de ese contenido nuevo que pretendemos que comunique, haciéndolo en diferentes
situaciones.
Es muy importante que los objetivos que nos planteemos con el alumno sean lo más
funcionales posibles. "Un acto comunicativo es funcional cuando nos permite
actuar/cambiar nuestro medio físico o social" (Gortázar, M., 1999). Por lo que hay que
crear situaciones comunicativas en las que el niño sea el protagonista absoluto; pero,
¿cómo?. En primer lugar, como ya se ha dicho, hay que organizar el ambiente para
conseguir que el niño "se vea obligado" a utilizar un acto comunicativo para obtener
lo que desea, así incrementaremos el número de oportunidades de comunicarse, pero
también iremos complejizando las conductas comunicativas. Es decir, si un niño ha
aprendido a decir "agua" y estamos generalizando esta verbalización, nos "haremos
los que no lo entendemos" (es decir, pedirle que "afine" más esa conducta para que
le entendamos) cuando nos lleve de la mano a la botella. Es conveniente crear situa-
83
I
Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
ciones en las que el niño necesite la ayuda del adulto. Si está en contexto de trabajo,
estaremos atentos para que nos pida ayuda cuando no pueda abrir el bolígrafo, cor-
tar con las tijeras o cerrar una tapadera difícil.
Pero también tenemos que "compartir" con el alumno, objetos de su agrado y acon-
tecimientos importantes para él. Para ello, es importante que mostremos interés por
aquello en lo que el niño mira, se fija o en cualquier comentario que suelte el niño en
un momento inesperado para nosotros.
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La Respuesta Teacch en el aula para alumnos/as dentro del espectro autista
Las bases y fundamentos metodológicos, en las que se basan sus publicaciones, han
impregnado el que hacer cotidiano de muchos profesionales. Dentro del entorno
TEACCH, sus autores son los primeros promotores de la comprensión de los senti-
mientos y pensamientos de las personas con autismo, así como su forma de entender
el mundo físico y social. En los últimos años, han tratado de definir y explicar el con-
cepto de “cultura autista”.
A pesar de los años que hace que estas bases de trabajo están al alcance de todos,
los profesionales siguen siendo en muchos casos reacios a utilizarlos, e incluso a
entender su auténtica utilidad tanto en la educación como en la adaptación de los
entornos en los que se desenvuelven estas personas. Sin duda, las reticencias al uso
de esta metodología no son tanto por la comprensión del método en sí, como la difi-
cultad que los profesionales tienen para comprender a estas personas. Entender, como
son y como se sienten desde una perspectiva más cercana a su visión del mundo físi-
co y social, ayudará a comprender el valor de la metodología TEACCH.
Las sugerencias para la adaptación del entorno y las actividades son múltiples y se
basan en un concepto clave: la “estructura”. La aplicación de este concepto puede ser
de mayor o menor grado según los niveles de abstracción y de comprensión de órde-
nes, según la minuciosidad y subdivisión de las mismas. Lo más interesante es que
esta metodología se acopla enormemente a aquellas limitaciones que son ampliamen-
te aceptados por la mayoría de la comunidad educativa y a las capacidades que en
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I
Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
mayor o menor grado están preservadas, e incluso muy desarrolladas en las perso-
nas con autismo.
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La Respuesta Teacch en el aula para alumnos/as dentro del espectro autista
vidades y en la organización del entorno para la persona con autismo. De esta forma
la comprensión y expresión del lenguaje, sea gestual u oral, ya no es imprescindible
para el acceso al aprendizaje y a las actividades. Hacer visual aquello que queramos
que entienda es básico en esta metodología. La mera presencia de rutinas de traba-
jo, a través de moldeamiento directo, sin necesidad de imitación, en un principio, y de
señalamiento de puntos de atención, permite la ejecución de actividades no hace pre-
ciso la comprensión del lenguaje para el desarrollo de la tarea.
La restricción de los intereses y actividades de las personas con autismo es clara y evi-
dente. Desde los niveles más bajos en los que aparecen adherencias a estereotipias
propioceptivas, perceptivas, con objetos o sin ellos, rutinas de acción más o menos
elaboradas con objetos o situaciones, temas de interés o de conversación, la metodo-
logía TEACCH las utiliza para soslayar distintas dificultades. Utiliza el apego a rutinas
en la medida en que lo incorpora como una necesidad en la realización de actividades
y de la acción en distintos entornos. La búsqueda de información relevante y compren-
sible para ellos, en tareas y en entornos se convierte en una rutina, y por otro lado
obliga a la persona con autismo a tener siempre algo que hacer. La finalidad es que
los intereses restringidos de las personas con autismo sean un punto de partida para
la elaboración de tareas en sí o para la utilización como un fin de las mismas. Estos
elementos se convierten en motivadores y son focalizadores de la atención.
La mejor capacidad para manejar información visual frente a la auditiva, justifica que
el sistema TEACCH se apoyo en la “visualización” de los conceptos o tareas que se
quieren que comprendan los alumnos/as con trastornos del espectro autista. La trans-
formación de los conceptos a la modalidad visual con el objetivo de organizar y anti-
cipar la actividad y el entorno. Esta es la clave para comprender la metodología
TEACCH. La información visual permanece, es fácilmente analizable e igualmente es
clara respecto al significado y a lo que hace referencia. Claramente, “Hay un parale-
lismo entre la forma de aprender de los autista y la forma de enseñanza con estruc-
tura”. (Kerry Hogan, 1997).
La estructura le ayuda a buscar indicios que den respuesta a qué, dónde, cuándo y
cómo realizar cada actividad. Les ayuda a ubicarse en un mundo, con pasado y futu-
ro, con consecuencias y causas adaptadas. A las personas con trastornos del espec-
tro autista les cuesta mucho detectar y comprender contingencias, comprender la glo-
balidad y el sentido de los objetos, de las acciones y de las situaciones. La estructura
es una herramienta esencial que hará que nuestro mundo sea más accesible a ellos.
Cuando un alumno presente rabietas hemos de preguntarnos si precisa mayor estruc-
turación de su entorno que palie sus limitaciones frente a esa situación concreta, a la
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I
Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
Por ejemplo, puede diseñarse una estructura para el saludo al entrar en clase. Ellos
comprenden que esto debe tener una consecuencia, un fin: entrar ¡al fin! en clase
como todos los días…. La secuencia debe ser muy rígida y clara perceptivamente.
Obtenemos la atención, estando siempre colocados en el mismo lugar, el niño llega con
un objeto, fotografía, pictograma…. que ayuda a centrar la atención y a anticipar la
secuencia de la actividad. Y siempre, en un principio, en el mismo orden diremos lo
mismo, con la misma cadencia, esperamos una contestación igual. Paulatinamente en
la medida que las respuestas del niño sean más claras, rápidas, y mejoren en los cri-
terios que deseemos, podemos ir diluyendo la estructura al movernos de lugar, aña-
diendo otras palabras al saludo, alterando el orden de la acción.... aunque esperemos
por parte de él, el mismo comportamiento. En la medida en la que el niño ha accedi-
do e incorporado perceptivamente la estructura, comprenderá a qué estímulos y pala-
bras esenciales ha de responder. Si la actividad estructurada requiere cambios, éstos
se realizarán cuidadosamente y de forma progresiva para moldear la conducta del
alumno de forma controlada y asimilable para él. Tiene mucho cuidado con las activi-
dades sociales, que son especialmente difíciles de comprender por parte de las perso-
nas con autismo, debido a que son actividades que se diluyen en el tiempo, tienen dife-
rentes formas y límites imprecisos para que puedan ser analizadas y comprendidas por
las personas con autismo. Solo la repetición de la actividad con estructura, ayudándo-
les a prestar atención, motivándoles adecuadamente hará que la situación adquiera
significado y comprensión para ellos. Esta estructura consigue que puedan agarrarse,
y percibir similitudes, posteriormente en situaciones con mayor o menor igualdad.
90
La Respuesta Teacch en el aula para alumnos/as dentro del espectro autista
Estos “rincones” deben ser ante todo claramente discriminables por nuestros alum-
nos/as gracias a límites físicos y/o visuales. Tienen que ser percibidos por ellos, de
forma que visualmente puedan saber dónde deben ir y lo que deben hacer en ese
momento y en ese lugar. Cada actividad debe tener su espacio físico específico, la deli-
mitación puede ser tan clara como la que se consigue con un corralito que tenga acce-
so a través de una puerta hasta alguna de menor precisión como la que se pueda
hacer con estanterías, sillas, bancos, colchonetas, cintas pegadas en el suelo, o sim-
plemente una silla con un pictograma.
Todos estos rincones tienen que ser claramente señalados con algún tipo de marca-
dor o pictogramas que indique su actividad además de la disposición los objetos que
están en él. Este marcador, igualmente, puede tener diferentes niveles de abstrac-
ción: un objeto con el que se inicia la actividad, un objeto pegado en una cartulina,
una fotografía, un pictograma con menor o mayor grado de abstracción, hasta una
simple palabra que exprese la actividad que se realiza. El marcador del lugar debe
tener su referencia exactamente igual en el horario, de clase o personal del alumno,
y debe estar claramente adaptado a las habilidades de identificación del alumno.
No hemos de olvidar las dificultades que nuestros/as alumnos/as tienen para prestar
atención a aquello que es realmente relevante para una actividad. Minimizar al máxi-
mo los distractores visuales y/o auditivos es uno de los aspectos fundamentales del
aula para estos alumnos. Debemos tratar que todo lo que el aula contenga sea real-
mente relevante para ellos. La “decoración” del aula debe ser totalmente funcional
para dirigir su atención y evitar cualquier distractor. Ruidos cercanos, ventanas, visi-
llos, luces fluorescentes, brillos… deben eliminarse.
Los rincones básicos deseables, sin olvidar que puede haber tantos como necesidades
tengan nuestros alumnos, son:
• TRABAJO INDIVIDUAL.
• TRABAJO EN GRUPO.
• JUEGO (INTERIOR Y EXTERIOR).
• HABILIDADES SOCIALES.
• HABILIDADES DE AUTONOMÍA.
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Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
• OCIO: este rincón se puede ajustar a las características específicas de los alum-
nos/as, identificados como lugares de ocio, algunos subtipos son:
• PREVOCACIONAL.
• HABILIDADES DOMÉSTICAS.
• MERIENDA.
• DE TRANSICIÓN.
Podemos añadir un rincón para señalar conductas no adecuadas, que puede ser utili-
zado para ayudarles a pasar rabietas o momentos de descontrol.
• Destacar visualmente los lugares o rincones que se desee que los alumnos/as uti-
licen de manera autónoma, de forma que sean claramente perceptibles por ellos.
• Adaptar el aula a sus necesidades y características cognitivas y emocionales para
promocionar un adecuado desarrollo.
• Minimizar los elementos visuales y auditivas distractores.
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La Respuesta Teacch en el aula para alumnos/as dentro del espectro autista
B) La estructura temporal tiene como finalidad expresar de forma clara a cada alum-
no o a todos los alumnos como grupo, lo que se debe realizar en cada momento,
haciendo referencia del lugar en el que lo deben de desarrollar.
• Que la persona con autismo sepa qué actividades van a hacer y en qué secuen-
cia. Los horarios y calendarios explicitan claramente qué actividades y en qué
secuencia deben ser realizadas. No hay lugar a la ambigüedad ni a la indecisión
de qué hacer en cada momento. Recordemos que el tiempo transcurre linealmen-
te para nosotros y por tanto la visualización del mismo debe tener el carácter de
continuidad en línea (horizontal o vertical). Más adelante los horarios para trans-
portar, que pueden tener un formato de cuaderno, el alumno puede acceder a ellos
gracias a que recuerda la secuencia.
• Que la persona con autismo pueda predecir y anticipar las actividades. Saber qué
hacer con la ayuda de un estímulo que le haga comprender de forma rápida lo que
hay que hacer, ayuda a solventar muchas de las dificultades que se pueden pre-
sentar ante la actividad. Este estímulo desencadena con mucha más facilidad la
secuencia de acción. Igualmente ante actividades menos gratas, la comprensión
previa de que después de la terminación de las mismas viene algo agradable y
deseable hace que la actitud, y sobretodo la motivación ante esa actividad sea
mucho mejor, de forma que el aprendizaje sea mucho más efectivo ya que el
deseo de acabar bien y pronto puede ser posible con la estructura horaria.
• Una vez comprendido la función del horario y del calendario los cambios en los
mismos son posibles con una mayor probabilidad de que los alumnos no tendrán
reacciones inadecuadas como rabietas, falta de motivación y atención o negativis-
mo. La estructura permanece, pero la flexibilización ahora es posible pues se com-
prenden las secuencias de actividades gracias a la utilización previa de horarios.
• Ayudan a precisar el tiempo para realizar actividades agradables y para las des-
agradables:
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Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
• En definitiva, estos horarios deben diseñarse de forma que sirvan al alumno en los
momentos en que tiene mayor dificultad para el control de la situación, para ayu-
darle a solventar sus dificultades. Deben funcionar en el peor día de nuestros
alumnos.
a) El nivel de abstracción: Los soportes pueden ser más o menos abstractos depen-
diendo del alumno y del concepto que se quiera expresar. Los horarios menos abstrac-
tos son aquellos que son construidos con objetos reales que lleven a iniciar la activi-
dad en un lugar determinado y los más abstractos están construidos con palabras
escritas o frases, constituyéndose como agendas que pueden en sí estar también
estructuradas con celdas y colores para diferentes actividades.
Hay conceptos y/o actividades que son de difícil concreción como son por ejemplo los
días de la semana. En estos casos solamente el paso del tiempo y la rutina hacen que
determinados símbolos u objetos se llenen de significado al asociarlos con actividades
muy estables a lo largo de la semana o un periodo determinado. La visualización de
estos símbolos en forma lineal ayuda a construir el tiempo más allá de una mañana o
un día. Posteriormente, estas actividades asociadas a símbolos en concreto podrán
irse variando o incluso añadiendo diferentes posibilidades para conseguir que el paso
del tiempo tenga significado para ellos.
b) La longitud. Los calendarios y horarios, pueden ser tan cortos como una secuencia
de tres pictogramas hasta tener la duración de un año o curso. En un principio, y en
alumnos de poco desarrollo, es recomendable comenzar con solo tres actividades,
para ir añadiendo poco a poco más.
c) Los destinatarios, según las necesidades de los niños y sus capacidades los hora-
rios pueden ser trasladados por ellos a lo largo de la jornada.
Ambos deben estar colocados en clase de forma que estén a la vista de los alumnos
y que sean de fácil acceso (a su altura). Es muy interesante que puedan estar cerca
de la puerta de la clase ya que de esta forma la rutina de la bienvenida de la maña-
na, junto con el repaso (tiempo, asistencia e incidentes del día) pueden ser claramen-
te realizados en el momento de la entrada y salida o cuando sea preciso.
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La Respuesta Teacch en el aula para alumnos/as dentro del espectro autista
Los horarios y los calendarios ofrecen rutinas para los cambios de actividad. La rutina
que mayor importancia tiene para las personas con autismo, y que por sus dificulta-
des de anticipación les es muy difícil de adquirir la secuencia “primero trabajo después
premio y diversión”.
Una vez que el alumno sea capaz de utilizar el horario individual de clase se deben
plantear los objetivos para que pueda elegir las tareas en un momento determinado
y adecuarlo a sus intereses y que pueda diseñar los horarios por sí mismo.
Igualmente con apoyos visuales podemos darle un código con el que pueda ir a un
lugar o panel donde se especifica lo que puede elegir, dejar en el mismo panel la elec-
ción posible de lo que puede hacer. Este último apartado ayuda a que puedan ir
ampliando paulatinamente las posibilidades de acción en sus vidas.
C) Sistema de trabajo:
Tener un sistema de trabajo mitiga una fuente de tensión y ayuda a concentrarse en
el contenido de la tarea en sí.
A través de los sistemas de trabajo las personas con autismo consiguen saber cómo
trabajar más independientemente, comprenden lo que se espera de ellos y se les
explica cómo completar las tareas, cómo organizarlas y sistematizarlas. Es un horario
de trabajo en un tiempo determinado dentro del horario individual del niño en la clase.
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Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
• Que desde el comienzo, las personas con autismo sepan cuando acaba una activi-
dad determinada. Reconocer el final de una actividad es muy fundamental para
dirigirla en la realización. Esto es sobretodo muy importante si se trata de una
tarea difícil o que no se desea hacer.
• Los posibles premios pueden estar presentes desde el principio de la tarea, mos-
trárselo independientemente del soporte con el que se haga (desde objetos hasta
palabras escritas).
• El orden de las tareas en el sistema de trabajo puede ser expresado con formas,
números, dibujos, pictogramas, palabras….lo fundamental es el orden de presen-
tación del sistema, la secuencia de las tareas, de izquierda a derecha o de arriba
abajo. Puede ser incluso conseguido con las tareas en sí mismas colocadas en el
orden que se espera que las haga.
• El último item o código del sistema de trabajo recordará la vuelta al horario del
niño en la clase donde verá a donde ir y qué hacer. La estructura en los sistemas
de trabajo pueden ser claves como: los emparejamientos, el sentido del trabajo de
izquierda a derecha y de arriba abajo y las instrucciones escritas.
Cuando la persona con autismo comprende que estas son las claves que debe aten-
der, rápidamente ve cuántas cosas tiene que hacer, cuántos movimientos debe reali-
zar para completar las tareas, como manipular los sistemas de trabajo, y ante todo,
comprende cuando ha acabado la tarea. Entender que ha acabado, es entender la
finalidad de la tarea para él.
Cuando un alumno con autismo tenga claro lo que tiene que hacer, cuanto trabajo
tiene que hacer, cuando terminará su trabajo y qué ocurrirá después, el sistema de
trabajo ideado para ese alumno tiene el éxito esperado. Por lo tanto el primer objeti-
vo que hemos de conseguir es que aprenda a manejar el sistema de trabajo en una
situación de aprendizaje individualizada. Comenzaremos con tareas simples y que con
escasa ayuda sea capaz de hacer. Una vez diseñadas las tareas para que sean sufi-
cientemente estructuradas y autoexplicativas para él, se le enseñará a realizarlas den-
tro del sistema de trabajo secuenciado posicionalmente o con cualquier tipo de códi-
go de mayor o menor abstracción. La rutina debe ser fuertemente implantada en los
comienzos, siempre con tareas altamente manipulativas.
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La Respuesta Teacch en el aula para alumnos/as dentro del espectro autista
Ahora está realizando un trabajo de pegatinas con El rincón de trabajo tiene doble funcionalidad debido a
plantilla dibujado previamente con ayuda). Se pueden la falta de espacio; trabajo individual y lugar donde
ver las cajas y bandejas con los códigos (completación aprender). (Se observa la foto de "rincón de aprender"
por encaje, color y forma) que se corresponden con los y que el pictograma de "trabajo sólo" aún no ha sido
que tiene con un velcro en su mesa. emparejado para comenzar el trabajo solo)
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Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
D) Organización de la tarea:
La organización de tareas se consigue de forma que lleguen a ser “autoexplicativas”.
Es decir, al repetir la forma de trabajar, la persona con autismo es capaz de compren-
der lo que ha de hacer aunque se cambie el contenido de las mismas. Cuando com-
prenden la organización de las tareas, la independencia para realizarlas aumenta a la
vez que su satisfacción.
2. Cuánto hay que hacer. La cantidad de tarea se mide por la cantidad de objetos que
hay en los depósitos. Gracias a los depósitos (cajas, bandejas), conseguimos que
queden definidas las cantidades de los objetos claramente, a la vez que evitamos
que se muevan del lugar.
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La Respuesta Teacch en el aula para alumnos/as dentro del espectro autista
Sistema de bandejas pegado con velero sobre un contrachapado con moqueta fina, en el que se observa
claramente las dos operaciones básicas clasificación y emparejamiento según se coloquen las piezas en un
lugar u otro).
materiales manipular y dónde colocarlos, así como la acción que han de realizar con
ellos. Siempre en cualquier actividad o entorno podemos añadir una estructura visual
que indique cómo comenzar y terminar la tarea. Qué le ayuden a entender cuando la
tarea está terminada y le ayude a que comprenda el sentido final de la misma.
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Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
Las tareas propias para niños pequeños, e incluso alumnos que empiezan a trabajar en
esta metodología son aquellas tareas que son manipulativas y que enseñan los princi-
pios de la tarea: la idea de completación, de buscar las instrucciones, los materiales…
En estos momentos intentamos ante todo hacerles comprender como se trabaja antes
de realizar las actividades que son deseables para este alumno en concreto.
Al enseñar cómo realizar una tarea siempre se debe aprovechar al máximo la capaci-
dad visual de forma que se minimice la necesidad de habla o procesamiento auditivo.
Igualmente siempre debemos tener en mente cuando enseñamos una tarea que dese-
amos que se haga realmente autónomo en la ejecución de la misma. En definitiva, la
enseñanza de la tarea o actividad, siempre debe estar dirigida a que sea independien-
te cuanto antes en la misma.
Cuando nos disponemos a enseñar una tarea a una persona con autismo hemos de
tener en cuenta los siguientes aspectos dentro del sistema TEACCH:
Son la forma en que se explica cómo terminar la tarea. Recordemos siempre hemos
de utilizar la forma de comunicación más fácil para el alumno a la vez que organiza-
100
La Respuesta Teacch en el aula para alumnos/as dentro del espectro autista
Para captar visualmente la atención del alumno sobre los aspectos relevantes utiliza-
remos codificaciones de color, etiquetas, subrayar, o incluso exagerar los aspectos
relevantes.
Ante la enseñanza de actividades en las que nos interesa que las ayudas sean alta-
mente independientes han de ser ofrecidas más cuidadosamente. Nuestros esfuerzos
deben centrarse en que el alumno se centre en los apoyos visuales y los siga adecua-
damente, ya sean en escritura/fotos/pictogramas/objetos. Por tanto, el objetivo del
profesor debe ser que el alumno se motive por mirar las indicaciones visuales de habi-
lidades que nos interesa y que llegue a ser con rapidez altamente independiente.
Cualquiera que ha enseñado a personas con autismo sabe que conseguir la motiva-
ción es clave para conseguir aprendizajes. La atención y la motivación aumentan
cuando las actividades son diseñadas con claridad. Cualquier actividad que deba hacer
tenemos que diseñarla como si se tratará de una actividad con características
TEACCH. Las entradas en clase, los saludos, recoger materiales, ir al
recreo….Cualquiera de estas actividades deben ser diseñadas con inicio y fin clara-
mente delimitados, deben tener las repeticiones necesarias que en cualquier otra
tarea de aprendizaje pueda necesitar, poco a poco aprenderá las secuencias de las
nuevas actividades, y siempre hemos de ser conscientes que una tarea tiene diferen-
tes habilidades además de los pasos de dicha actividad. Siendo sensibles a las habili-
dades que surgen con cierta ayuda, las habilidades “emergentes”, el alumno podrá ir
progresando en la autonomía en diferentes actividades.
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I
Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
Deben ser útiles (sobre todo en las nuevas tareas). Es decir, que sirvan para que se
complete la tarea. No se trata solamente que se enfrente a la tarea el alumno, sino
que la realice y la complete. De esta forma comprenderá que es lo que estamos espe-
rando que haga.
Antes de dar la ayuda asegurarse de que presta atención. De que mira hacia donde
es necesario, de que realmente atiende de forma que ha cambiado la actitud del cuer-
po en general (no estereotipas…).
Se debe tener mucho cuidado con las ayudas inconscientes. Las personas con autis-
mo pueden fijarse en aspectos no relevantes de la tarea a través de la anticipación de
a posición del cuerpo o de alguna que otra ayuda a la que no queremos que se
“pegue” (fije) sin saber qué es realmente, como un movimiento o sonido anticipato-
rio de la respuesta correcta. Tenemos que tener presente que las ayudas visuales son
fundamentales para el aprendizaje y que las buscarán siempre antes que las ayudas
auditivas.
Para la enseñanza de cualquier actividad, la situación del profesor debe ser tenida en
cuenta. Si nos encontramos enfrente del alumno, la demanda social, la atención a
aspectos de interacción social pueden hacer que la tarea en sí resulte más difícil de
atender y de realizar. Si es al lado o incluso detrás del alumno, minimizamos la pre-
sencia social y las exigencias de atención a aspectos no relevantes de la tarea, y por
lo tanto aumentamos la atención a aquellos aspectos que nos interesan.
Tenemos que ser conscientes que el sentimiento de competencia, y por lo tanto la moti-
vación y la atención aumentan simplemente, cuando se acaban y realizan las tareas.
• Utiliza cualquier tipo de refuerzo, siempre con refuerzo social (comida, juguetes,
objetos, dinero, cupones y actividades o incluso la tarea acabada).
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La Respuesta Teacch en el aula para alumnos/as dentro del espectro autista
• Hace que estos refuerzos sean tangibles, de forma que les refuerce el deseo de
contacto personal. De esta manera les ayuda a ser personas con mayor variedad
de refuerzos en el futuro y mayor potencialidad de los mismos.
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Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
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Orientaciones para la elaboración de las programaciones de aula
Introducción
RECOGIDA DE INFORMACIÓN
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Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
No debemos dejarnos llevar por ideas maravillosas, con poca viabilidad o por impre-
siones que no estén contrastadas. Es importante revisar los informes del alumno o
alumna de cursos pasados, observaciones sobre su estilo de aprendizaje, intereses,
capacidades preservadas,...
Podemos encontrarnos con alumnos/as que por edad han superado la etapa de edu-
cación infantil, sin embargo, pero no su nivel de competencia pues aún no saben
ponerse los botones de su pantalón dificultándole poder ir al baño con total autono-
mía. Quizás consideremos marcarlo como objetivo prioritario dentro de su programa-
ción aunque por edad no corresponda. Muchas veces nos puede surgir la duda y pen-
sar: “¿Enseñarle ahora a ponerse botones?, ¿No estaré “perdiendo” el tiempo para
otros objetivos “más serios” como la lecto-escritura, los números,...u otras activida-
des?. De entrada, unos contenidos no tienen por qué ser más importantes que otros,
en este ejemplo estamos “enfrentando” contenidos del ámbito de identidad y autono-
mía personal con contenidos del ámbito de comunicación y representación, olvidan-
do la verdadera necesidad del alumno.
Tener claro qué necesita en todas y cada una de las áreas u ámbitos nos va a permi-
tir realizar una programación que responda adecuadamente a sus necesidades. Para
ello, es bastante útil guiarse por las dimensiones que describe la American Association
on Mental Retardation (A.A.M.R.)
106
Orientaciones para la elaboración de las programaciones de aula
No menos importante es la entrevista que debemos tener con los padres al inicio de
curso. Ellos conocen muy bien a su hijo, pues conviven la mayor parte del tiempo con
ellos y tienen información sobre aspectos que nosotros desconocemos. Es necesario
preguntar a los padres cómo se desenvuelve en diferentes entornos, con distintas per-
sonas, y las dificultades que presenta.
De esta manera nos aseguramos que recogemos información relevante para nuestro
trabajo, evitando reuniones de largas charlas pero poco efectivas.
Me gustaría aquí hacer referencia a la actitud de los padres. No pocas veces escucha-
mos de compañeros comentarios como: “es que los padres no colaboran, yo así no
puedo trabajar”, “los padres pasan del tema”, “si los padres no hacen nada para qué
sirve mi trabajo”... Lejos de entrar en debate sobre si esto es cierto o no, aunque creo
que se abusa de “frases hechas” de este tipo, considero que la relación de un profe-
sional con los padres debe ser en todo momento de respeto y compromiso.
Pienso que muchas frases de las mencionadas dejarían de pronunciarse si los profe-
sionales tuviéramos claro qué trabajar y cómo trabajar con sus hijos, a veces las fra-
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Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
ses no hacen más que enmascarar un miedo a reconocer ante los padres que hay
aspectos de su hijo que no sabemos abarcar o incluso desconocemos, y si nosotros,
profesionales del autismo, no sabemos...¿Qué vamos a exigir de sus padres?.
Considero, desde mi experiencia, que los padres son grandes colaboradores activos en
el programa educativo de sus hijos, y deben sentirse respetados, considerando que el
profesorado que trabaja con su hijo realiza un trabajo serio y comprometido.
Cuando nos decidimos a profundizar sobre el desarrollo del niño en las diferentes
áreas, podemos sentir que todo se nos complica. Es cierto que no es un trabajo fácil,
sobre todo si vamos viendo el desarrollo de manera gradual en las diferentes áreas.
Quizás, si el profesor del ejemplo anterior hubiera tenido una tabla de desarrollo evolu-
tivo hubiera sabido ajustar su enseñanza a las capacidades del niño ahorrando tiempo,
y no sacando conclusiones erróneas sobre el potencial de este. No debemos olvidar la
gran responsabilidad que tenemos los profesionales al tomar decisiones de este tipo.
Existen muchos manuales de psicología evolutiva que nos pueden ser útiles a la hora
de hacer un recorrido por el desarrollo evolutivo de las personas en las diferentes
áreas. También hay autores que han confeccionado tablas muy concretas y esquemá-
ticas sobre el desarrollo evolutivo del niño a diferentes edades, que pueden sernos de
gran ayuda.
Asimismo, cuando trabajamos con alumnos con autismo, debemos tener presente a la
hora de realizar las programaciones aquellos características y peculiaridades propias
del autismo. Puesto que necesariamente van a marcar el diseño y desarrollo de la pro-
gramación, desde los objetivos hasta el material que se utilizará en las actividades,
108
Orientaciones para la elaboración de las programaciones de aula
tipos de ayuda (claves visuales, ensayo sin error...) diseño de las actividades (autoex-
plicativas, meta visible...). Para recoger datos referentes a este aspecto, es de bastan-
te ayuda guiarnos por el inventario I.D.E.A. de Ángel Rivière. Además de ser un mate-
rial útil para la recogida de información referente al grado de autismo que presenta
cada alumno, Ángel Rivière nos da orientaciones de gran valía a la hora de la inter-
vención.
El inventario I.D.E.A. hace un recorrido por doce dimensiones descritas por el autor,
estableciendo cuatro niveles en cada una, según el grado de afectación de esta dimen-
sión. Al final, encontramos una tabla de puntuación para cada nivel y cada una de las
dimensiones. Poder puntuar requiere un gran nivel de conocimiento del alumno, así
como un serio conocimiento de los distintos conceptos e ideas a los que Ángel Rivière
hace referencia a lo largo de las descripciones de cada una de las dimensiones.
Además la puntuación no aporta información útil para manejarla en el aula.
Sin embargo, la descripción y gradación que hace en cada una de las dimensiones,
permite al profesor tener un valioso marco de referencia sobre el que conocer, obser-
var y después evaluar las diferentes dimensiones descritas.
A la hora de trabajar con el I.D.E.A., suele ser útil, sobre todo en los primeros años,
la ayuda de otros profesionales familiarizados con él, y si es posible, que conozcan al
alumno, con el fin de llegar a una idea clara y acertada sobre el nivel determinado en
cada área.
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Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
Tomado del curso de formación para Autismo Sevilla. Rosa Ventoso, 2000
Hay alumnos que dejan ver sus limitaciones para el acceso a niveles superiores o cono-
cimientos más complejos, sin embargo, brindarle la posibilidad de nuevos aprendiza-
jes, lejos de servirle como medio para acceder a una incorporación plena y activa en la
sociedad, le puede estar brindando la posibilidad de tener hobbies y saber ocupar su
tiempo con temas de interés para él. Podemos enseñarle a un alumno los planetas, sus
nombres, su composición... sabiendo que no llegará a ser astrónomo, pero sí le va a
servir para tener un tema de interés, sobre el que hablar con otras personas, tener una
actividades de ocio. Algo no menos importante para cualquier persona.
Una programación debe estar en sintonía con el tiempo que se le va a dedicar. No debe-
mos olvidar, que la adquisición de objetivos suele ser lenta, incluso podemos dar pasos
adelante para después retroceder y volver a avanzar. Será mucho más práctico y real
contar con una programación concreta y funcional en cuanto a desarrollo, y además
abierta y flexible a cambios que se consideren necesario a lo largo de su desarrollo.
OBJETIVOS
Una vez que tenemos recogida y organizada la información, seremos capaces de ela-
borar objetivos dirigidos a desarrollar el programa educativo del alumno.
Los objetivos deben ser concretos, en sintonía con las capacidades del alumno, rea-
les en cuanto a los recursos que disponemos, funcionales para el niño y ajustados al
alumnado y al tiempo para la que está pensada la programación.
110
Orientaciones para la elaboración de las programaciones de aula
Cuando formulamos objetivos muy genéricos, suele ocurrirnos que nos resultan inal-
canzables. Con frecuencia esto ocurre porque el objetivo marcado depende de otros
objetivos que no hemos tenido en cuenta o que incluso el niño aún no lo ha alcanza-
do, con lo cual, si no somos conscientes, el fracaso en su consecución estará garan-
tizado. Para evitar esto, es muy importante secuenciar los objetivos y asegurarnos que
el objetivo está dentro de su zona de desarrollo próximo. Ej.: Queremos iniciar a un
alumno en la lectura. Para ello planteamos el siguiente objetivo: Que el alumno sea
capaz de reconocer de manera globalizada hasta doce palabras. Pero... ¿Qué debe-
mos saber antes de poner este objetivo a conseguir en la programación del alumno?
¿Qué otros objetivos sabemos que ya debe tener alcanzado?. Para responder a esto
debemos conocer cuándo está preparado un niño para iniciarse en la lectura, qué pre-
rrequisitos hay. Esto enlaza con lo que comentábamos en el apartado anterior sobre
recogida de información, al hablar de la necesidad de conocer de la manera más pre-
cisa posible, el nivel de desarrollo evolutivo que presenta el niño.
Tener apoyo en el aula implica poder dedicar más tiempo para nuevos aprendizajes
con nuestros alumnos de manera individual. Es ya bastante conocido, al menos para
las personas que trabajamos directamente con alumnos con autismo, que el alcance
de nuevos aprendizajes se consiguen, en un alto porcentaje, en procesos de enseñan-
za individual, el profesor con el alumno. Pero, teniendo en cuenta la realidad, hago de
nuevo mención a esa capacidad que debemos tener las personas que trabajamos en
autismo, de imaginar, crear situaciones con los medios que tenemos para poder acer-
car la oportunidad de aprender a nuestros alumnos con los recursos que tenemos. Así,
por ejemplo, si estamos solos al frente del aula, podemos dedicar un tiempo indivi-
dual a un alumno si a los demás le damos una tarea que sepan hacer solos.
Los objetivos además, deben ser funcionales para el niño. Nosotros, al plantear un
objetivo, lo hacemos basándonos en unos criterios: académicos, adquisición de habi-
lidades, inserción en la sociedad... Pero debemos tener en cuenta también la funcio-
111
I
Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
nalidad que tiene ese objetivo para el niño, en ese momento y a lo largo de su vida.
Si ponemos un ejemplo, podemos pensar en un alumno que vive en un entorno rural,
de pocos habitantes, donde reside toda su familia y donde previsiblemente el alumno
viva el resto de su vida. Plantearnos que el alumno se acostumbre a pasear por gran-
des y bulliciosos centros comerciales en épocas de rebajas, sería un objetivo poco o
nada funcional para él.
Suele ser de gran utilidad que, una vez descritos los objetivos a trabajar con un alum-
no durante un curso, señalemos unos objetivos “prioritarios” a trabajar con él. Sería
aquello que el alumno debe adquirir con mayor prioridad, frente a otros. No para qui-
tar importancia al resto de la programación, pero sí resulta útil a la hora de buscar un
hueco en el horario para trabajar estos objetivos, ya que sabemos que hay veces que
a lo largo del día surgen imprevistos que, de alguna manera interfieren en el ritmo del
aula. Tener claro momentos de trabajo “sagrados” en el aula, nos va a permitir mayor
éxito en el logro de esos objetivos que hemos llamado “prioritarios”.
CONTENIDOS
Los contenidos deben ir estrechamente ligados a la edad y centro de interés del alum-
nado. Es la manera de acercarnos más al éxito en el logro de los objetivos.
No debemos olvidar que aunque presenten un cuadro de autismo, son niños con inte-
reses, aunque muy restringidos, que se cansan de repetir siempre lo mismo, como le
ocurre a cualquier niño, y que les atrae aquello que tiene que ver con su realidad. Por
112
Orientaciones para la elaboración de las programaciones de aula
eso, aunque los contenidos que se trabajen con un alumno de trece años sean los mis-
mos que con uno de seis, por ejemplo: aprender el orden de los números del uno al
diez, la forma de trabajo y el material que se emplee para ello debe ser muy diferen-
te. El primero podrá hacer una ficha escolar y el segundo podrá ordenar según los
números, los ingredientes que va a utilizar para hacer un pastel.
Es cierto que esto requiere de mucho tiempo para adaptar el material, ajustar los con-
tenidos al niño,... Y a veces el profesor no cuenta con este tiempo. Sin embargo, ésta
puede ser la causa de que la programación no avance como esperábamos y creo que
ser conscientes de esta realidad ya es un paso para buscar una solución. Vuelve a apa-
recer la necesidad de la “imaginación activa”, a veces no se trata de elaborar y elabo-
rar material sino saber aprovechar otros recursos que podamos tener más accesibles.
Como comentábamos, los objetivos deben ser concretos y para ello debemos especi-
ficar los contenidos que van en cada uno. Por ejemplo, si consideramos como objeti-
vo que el niño aprenda a pedir, tendremos que concretar contenidos: pedir qué. Así
el objetivo quedaría: que el niño pida patatas y chocolate en el recreo.
En una programación para un alumno con autismo, deben ocupar un lugar destaca-
ble aquellos contenidos relacionados con las características que estos alumnos pre-
sentan. Contenidos relacionados con el área social, la comunicación y las capacida-
des simbólicas.
ACTIVIDADES
Las actividades son el medio a través del cual operativizamos al máximo nuestros
objetivos y los acercamos al niño. Las actividades ocupan un lugar estratégico en el
logro de los objetivos propuestos en la programación, es quizás la pieza que consigue
que nuestros objetivos pasen del papel al trabajo en el aula.
Para definir bien una actividad debemos tener claro qué objetivo pretendo trabajar con
esa actividad, evitando así contaminar el desarrollo de la actividad con otros objetivos
no previstos y haciendo que al final no se consiga ninguno. Es importante marcarnos
un objetivo por actividad (Gortázar, P.). Además, de esta manera garantizamos que
cada objetivo tenga un grupo de actividades a través de las cuales se va a conseguir
el logro de éste por parte del alumno.
113
I
Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
Tener bien diseñadas las actividades evitará llenar el tiempo de actividades aparente-
mente atractivas (en muchas ocasiones más para nosotros que para los alumnos),
pero realmente poco significativas para el aprendizaje del niño.
A menudo, los maestros tenemos una buena práctica que es comentar y compartir
aquello que nos ha funcionado en el aula y que ha sido “un éxito”. Creo que esto no
debe perderse nunca y en todo caso, debe ser una práctica aún más habitual. Sin
embargo, además de comentar el desarrollo de la actividad, tendríamos que tener
claro y poder explicar el por qué hemos pensamos en esa actividad y qué pretendía-
mos conseguir.
Nos puede ser de gran utilidad tener claro a la hora de organizar el tiempo, qué tipo
de actividades debemos realizar de manera conjunta con el grupo, cuáles de manera
individual profesor y alumno, cuáles debe realizar el alumno de manera independien-
te y cuáles las realizará en integración. Esto nos va a facilitar organizar los recursos
con que contemos sobre la base de las necesidades presentadas en el aula.
Actividades integración
Actividades en grupo
• Se benefician de relaciones más naturales
• Trabajo la toma de turnos.
con sus compañeros.
• Favorecen situaciones de compartir activi-
• Permite la "puesta en práctica" de situacio-
dades con compañeros.
nes previamente trabajadas.
• Permiten poder observar y decir qué hacen
• Sus compañeros aprenden y comprenden
otros compañeros, qué les pasa...
que hay niños "diferentes".
114
Orientaciones para la elaboración de las programaciones de aula
Asimismo, debemos tener en cuenta que el que un alumno haga bien una actividad no
nos garantiza que haya conseguido el objetivo marcado. Nos podemos proponer ense-
ñar a contar a un alumno. Elegimos una actividad que es contar objetos en una ficha
y emparejarlo con el número que corresponda. Pasado un tiempo vemos que nuestro
alumno es ya capaz de contar y emparejar con el número hasta el cinco. Para conse-
guirlo hemos tenido que dedicar un rato todos los días pero ya es capaz de hacerlo
solo. Pensamos que ya sabe contar, pero nos sorprende cuando le ponemos tarjetas
nuevas para que lo haga solo. Ahora se equivoca no con las antiguas pero sí con las
nuevas, ¿Qué ha podido pasar?. Esto es algo que nos ocurre en más ocasiones de las
que nos gustaría, a los profesionales que trabajamos con alumnos con autismo. Y es
que mientras pensamos que ellos atienden a las variables que nosotros nos plantea-
mos, su atención está puesta en otras variables. Volviendo al ejemplo anterior, es posi-
ble que mientras el profesor pensaba que el alumno estaba contando, éste realizaba
un emparejamiento atendiendo a variables difíciles de conocer por el profesor.
Tener un repertorio amplio y variado de actividades para cada objetivo nos garantiza
mayor fiabilidad en el logro de objetivos.
EVALUAR
115
I
Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
A veces el objetivo está ajustado al niño por su desarrollo evolutivo, las capacidades
que presenta y/o los déficit relacionados y sin embargo no se ven avances en su logro.
Es momento de plantearnos que quizás no se está trabajando en un contexto adecua-
do, o el material no es significativo para el alumno, o las ayudas se han convertido en
obstáculos o no están ajustadas a lo que el alumno necesita... Para ello debemos eva-
luar cada objetivo atendiendo a los contenidos integrados, la metodología seguida en
su desarrollo, las actividades diseñadas para dicho objetivo, tipos de ayudas ofrecidas,
material empleado, contexto en el que se trabaja, clima ambiental.
También suele ser útil tener un cuaderno en el aula al que acudir en el momento que
consideremos necesario y recoger apuntes que hagan referencia al desarrollo de los
objetivos, posibles mejoras que nos planteemos y observaciones que consideremos
necesarias. De esta manera evitamos perder observaciones e ideas que muy a menudo
surgen en el aula y que si no recogemos con brevedad, corremos el peligro de perder.
El trabajo de recogida de información del aula, suele ser algo tedioso y cansado, sin
embargo hacerlo un hábito en nuestra práctica diaria nos puede facilitar el trabajo de
análisis y evaluación del funcionamiento general del aula.
BIBLIOGRAFÍA
Ventoso, R. (2001). ¿Pueden aprender a leer y escribir las personas con autismo?. En
Autismo: Enfoques actuales para padres y profesionales de la salud y la educación.
Tomo II. Fundec. Serie autismo.
Ventoso, R. (2002). Esquema general de programa para niños con espectro autista.
Material de curso de formación impartido a Autismo Sevilla.
Baron-Cohen, S. y Bolton, P. (1993). Autismo. Una guía para padres. Madrid: Alianza
Editorial.
116
Orientaciones para la elaboración de las programaciones de aula
Altuzarra, P., Arzibengoa, I., Fuentes, J., Illera, A., Merino, M.E., Sainz, A. (1994). EDU-
CAUTISME. Módulo 4. San Sebastián. GAUTENA Y CEI/IDC.
INTERNET
117
I
Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
118
Modelo de organización y funcionamiento de un aula específica
Todo ello va a determinar que tanto la disposición física del aula, la organización de
los conocimientos y la modalidad de enseñanza, esté determinado por una serie de
requisitos que faciliten la previsibilidad del medio y las personas, menor demanda de
interacciones sociales y sistematización en los aprendizajes adquiridos.
Se define como un programa centrado en la persona con autismo, que trata de com-
prenderlo utilizando las adaptaciones necesarias, haciendo énfasis en la evaluación
individual. De esta forma, se construye la intervención en base a las habilidades, inte-
reses y necesidades de este colectivo y no en base a sus déficits (las personas con
autismo tienen dificultades para procesar el lenguaje verbal y facilidad para procesar
la información viso- espacial).
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I
Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
a. Organización espacial
b. Ayudas visuales
c. Agendas
d. Sistemas de trabajo
e. Rutina
ORGANIZACIÓN ESPACIAL
Consiste en la distribución del espacio físico mediante el uso de fronteras consisten-
tes y visualmente claras de manera que el alumno entienda qué se hace en cada lugar.
¿Cómo logramos esto? Pues, estableciendo límites visuales o físicos claros, dando
información visual de la función que se desarrolla en esa habitación o de los espacios
dentro de la misma, minimizando las distracciones visuales y auditivas y, por último,
colocando el mobiliario en función de la actividad.
120
Modelo de organización y funcionamiento de un aula específica
El segundo espacio está dispuesto tal que una clase ordinaria en la que frente a una
pizarra se distribuyen las mesas de trabajo de los chicos, presidida por la mesa del
profesor donde se realiza el trabajo “uno a uno”. En este espacio se realiza funda-
mentalmente el trabajo más académico y se les enseña a trabajar de manera inde-
pendiente con el uso de sistemas de trabajo, con la finalidad de poder asistir a las
clases de integración. Los materiales están organizados en un mueble con cajones
de colores identificados por un pictograma que facilita que el alumno pueda acceder
a las tareas con la simple ayuda de una agenda de trabajo sin mediación del profe-
sor. Durante las sesiones uno a uno, se trabajan habilidades específicas así como las
actividades que posteriormente pasarán al trabajo independiente. En este espacio
también realizamos actividades en grupo como las manualidades, para ello, cambia-
mos la disposición de las mesas uniéndolas en el centro y sentándose los alumnos
alrededor de ellas.
Por último, el tercer espacio tiene varias utilidades en función de la disposición de las
sillas y los materiales que se utilicen, frente a una pizarra “villeda” realizamos activi-
dades de rolle playing y cuando nos giramos hacia el otro lado podemos trabajar con
el ordenador o realizar una actividad lúdica como ver cuentos o escuchar música.
Otros rincones
121
I
Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
AYUDAS VISUALES
“Son aquellos sistemas que utilizan imágenes para dar sentido a la conducta de las
personas con autismo”
Rivière, 2000
Las ventajas que ofrecen las ayudas visuales consisten en que con un solo golpe de
vista aprehendemos gran información, su interpretación no depende de códigos cul-
turales concretos y además no requiere gran aprendizaje ya que evolutivamente es la
primera modalidad por la que captamos información del medio. Por ejemplo, si vemos
una flecha que indica el camino por el que hemos de seguir en un centro comercial,
todos sabremos hacia dónde ir, independientemente de nuestro nivel de conocimien-
to o nuestra cultura.
Utilizamos estas ayudas visuales para organizar secuencias de acción que componen
la realización de una tarea. También para señalar acontecimientos importantes o rele-
vantes y por último podemos utilizarlas para apoyar la información verbal de aconte-
cimientos pasados o futuros.
Durante la jornada escolar surgen muchas oportunidades para utilizar las ayudas
visuales como herramienta de intervención con los alumnos con autismo.
También podemos hacer uso de las ayudas visuales cuando queremos realizar una
actividad de manualidades y enseñamos al alumno una foto del resultado final, o
incluso fotos de los distintos pasos que vamos a ejecutar.
Otra de las modalidades de uso de las ayudas visuales es colocar en la puerta del
armario o en las estanterías, pictogramas o fotos de los materiales que se encuentran
en las mismas, de esta forma no sólo informamos de lo que hay sino que facilitamos
que ellos mismos puedan ser más autónomos para coger el material y volver a colo-
carlo en su sitio.
122
Modelo de organización y funcionamiento de un aula específica
HORARIOS Y AGENDAS
Son sistemas visuales que organizan el mundo de las personas con autismo, explicán-
doles qué van a hacer, dónde y cuándo. También clarifican cómo moverse por los
espacios que hemos creado, de manera independiente.
Las agendas son necesarias porque los alumnos con TGD presentan problemas de
secuenciación temporal, dificultad de recepción de órdenes verbales orales, problemas
de atención, etc. Además, la agenda trabaja la flexibilidad, promueve la independen-
cia y facilita las transiciones.
123
I
Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
Estos horarios y agendas deben ser claramente visuales y adaptadas a cada nivel de
capacidad para ayudar a la persona a diferenciar entre eventos y a anticipar y prede-
cir actividades.
• Objeto o foto de transición (cuchara para comer, pelota para jugar, palita para la
playa, papel higiénico para el baño...)
• Secuencia de fotos o imágenes (de los sitios donde vamos, las personas con quien
vamos o los objetos que utilizamos). Debemos procurar que las fotos sean lo más
neutras posibles.
Escritura
Se realizan sobre un soporte que puede ser un panel de cartón, madera o corcho, de
fondo neutro y una tira de velcro en su mitad. En caso de agendas dibujadas o escri-
tas se utiliza papel. Las agendas deben colocarse en el lugar de transición o rincón de
información y serán fijas o movibles en función de las necesidades y capacidad del
alumno.
Utilizamos las agendas en múltiples ocasiones, sobre todo a primera hora del día para
organizar la jornada escolar en función de una serie de momentos y actividades.
También realizamos agendas de trabajo para facilitar que los alumnos sean más inde-
pendientes.
Cuando pretendemos que los alumnos vayan anticipando algún acontecimiento impor-
tante a medio - largo plazo, también utilizamos el formato de la agenda para facilitar
que asimilen esa información. Por ejemplo, supongamos que nos vamos de excursión
dentro de dos semanas con los alumnos del aula de integración. Si en clase utilizamos
124
Modelo de organización y funcionamiento de un aula específica
un calendario anual, señalaremos con un círculo rojo ese día, para aquellos que lo
manejen y sepan que eso significa que ese día hay algo significativo y fuera de la ruti-
na. En el calendario mensual, en el que ya se puede dibujar un pictograma pequeñi-
to, pintaremos un recuadro rojo y dentro un autobús y un teatro. En un papel, ade-
más dibujaremos un planning con las dos semanas que se aproximan pintando cada
día en negro la actividad central y rutinaria que da sentido a los días de la semana y
ese viernes relevante los dibujamos con rojo, con una etiqueta de importante y con
algo más de información (autobús, niños, teatro).
Otro aspecto a tener en cuenta es que las agendas se deben utilizar de forma para-
lela en casa para que el alumno no pierda la estructura que se fomenta en el colegio.
Debemos concienciar y enseñar a los padres a estructurar las tardes y los fines de
semana y a que utilicen la agenda como sistema de anticipación para que el chico
comprenda lo que ocurre a su alrededor.
125
I
Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
SISTEMAS DE TRABAJO
Son una forma sistemática y visual para aclarar al alumno las siguientes cuestiones
cuando se encuentra ante una situación de trabajo, para poder completar la actividad
con éxito y de manera independiente.
¿QUÉ HAGO?
¿CUÁNTO HAGO?
¿CÓMO SABRÉ QUE HE TERMINADO?
¿QUÉ PASA CUANDO HAYA TERMINADO?
Utilizar estos sistemas de trabajo no sólo aporta bienestar al alumno por convertirse
en un instrumento familiar y previsible, sino que también permite el trabajo sobre la
flexibilidad ya que las actividades pueden cambiar, pero el sistema de trabajo o for-
mato en que se presenta dicha actividad sigue siendo el mismo. También es impor-
tante resaltar que con estos sistemas de trabajo los alumnos aprenden el concepto de
“primero_______, después___________” y el concepto de acabado, muy importante
para la organización del trabajo.
Podemos diferenciar varios tipos de sistemas de trabajo dependiendo del tipo de pre-
sentación que le hagamos al alumno de la tarea:
A continuación vamos a definir cuándo se utilizan los sistemas de trabajo según el pro-
grama TEACCH:
Cuando, en una ubicación específica que puede ser neutra o en función de la habilidad
que se esté enseñando (por ejemplo, contextos naturales como cocina, baño, patio de
juego,...), el adulto se coloca cara a cara, a un lado o detrás (dependiendo del objeti-
vo de la actividad y las necesidades de alumno) para lograr los siguientes objetivos:
126
Modelo de organización y funcionamiento de un aula específica
2. Trabajo independiente
Todo trabajo que el alumno realice sin ningún tipo de ayuda por parte del terapeuta,
también debe responder a las cuatro preguntas de qué, cuánto, cuándo y qué hacer
cuando haya terminado.
Para potenciar que los alumnos lleguen a ser independientes debemos enseñar prime-
ro la actividad de manera individual teniendo en cuenta los siguientes criterios:
127
I
Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
RUTINA
La rutina es una herramienta poderosa para el trabajo de las personas con autismo,
tanto en situaciones (horarios, actividad central,...) como en tareas (uso de los siste-
mas de trabajo). Además cuando establecemos una rutina, esto va a favorecer que
podamos trabajar la flexibilidad cuando surgen o provocamos cambios.
En los chicos con autismo, mantener un horario fijo es fundamental. Sobre todo en
niveles cognitivos bajos es muy importante que las actividades a lo largo de los días
se repitan para favorecer su anticipación y su comprensión. Aún así, el contenido de
las actividades puede o debe variar para no caer en la monotonía y cada día de la
semana debe estar señalado con la realización de una actividad diferente, que llama-
remos actividad central.
128
Modelo de organización y funcionamiento de un aula específica
• Con las aulas del centro (tanto las aulas que integran a nuestros alumnos como
las demás clases).
Aunque todas las reuniones son relevantes la población que cobra más importancia
son quizás los alumnos que van a compartir los distintos espacios con nuestros alum-
nos. Una buena explicación, adaptada a los distintos niveles de comprensión en fun-
ción de la edad va a favorecer que los alumnos con TEA sean mejor aceptados, y que
se comprendan y respeten sus necesidades y peculiaridades.
129
I
Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
Cuando planteamos los objetivos del programa que irán incluidos en la experiencia de
integración podemos contemplar distintas modalidades:
– En aula
130
Modelo de organización y funcionamiento de un aula específica
BIBLIOGRAFÍA
Mesibov, G. Shea, V (1999). “La Cultura del autismo: del entendimiento teórico a la
práctica educativa”.
Roger Cox, Ph. D y Susan Boswell, M. A. (2000). Apuntes del congreso “Principios
fundamentales del método TEACCH” Barcelona.
Rivière, A. Y Martos, J. (comp.) (1998). “El tratamiento del autismo. Nuevas perspec-
tivas” Ministerio de Trabajo y Asuntos sociales. Madrid
131
I
Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
Orientaciones básicas
para iniciar el trabajo en
un aula especializada para
alumnado con trastornos del
espectro autista
Francisca Murillo Bonilla
Manuel Vázquez Uceda
132
Orientaciones básicas para iniciar el trabajo en un aula especializada para alumnado
con trastornos del espectro autista
El trabajo en el aula especializada con el alumnado con trastornos del espectro autis-
ta puede ser una tarea apasionante. Pero, sin lugar a dudas, hasta que esta labor lle-
gue a causar entusiasmo en el docente, pasará, con total seguridad, por una fase de
desconcierto y desorientación que puede durar meses. La salida de esta etapa inicial
de incertidumbre puede depender del grado de ayuda y de información que el docen-
te obtenga durante estos primeros momentos.
El objetivo de este capítulo no es otro que servir de ayuda a los docentes que llegan a
un aula especializada de este tipo y se preguntan: ¿Y ahora qué?. Por tal motivo, para
intentar dar respuesta a esta duda tan generalizada, se recoge aquí la información bási-
ca para el acercamiento a determinados aspectos esenciales acerca del trabajo con el
alumnado con trastornos del espectro autista y facilitar así el inicio de este singular
camino, contando, aunque sea desde las páginas de un libro, con un apoyo inicial.
Cuando se llega por primera vez a un aula especializada para alumnos y alumnas con
trastornos del espectro autista, puede que la visión que se tenga sobre estos escola-
res se encuentre “contaminada” por determinadas influencias mediáticas o por algu-
nas creencias erróneas bastante extendidas. De manera habitual, los casos de autis-
mo han sido utilizados en multitud de telefilmes para representar misteriosas historias
en las que la clave estaba en “ese niño raro” que no habla y que, precisamente, emite
su primera palabra para delatar al asesino. Por otro lado, es frecuente que se tenga
la idea de un alumno con autismo similar al personaje principal de la película Rain Man
(interpretado por Dustin Hoffman). Lo cierto es que cualquiera de las dos imágenes,
podría condicionar las expectativas en relación con este alumnado y ninguna de ellas
se ajustaría plenamente a la realidad.
Por este motivo, desde el momento en el que un docente sabe que trabajará en un
aula especializada para alumnos y alumnas afectados por trastornos del espectro
autista, lo primero que debería hacer es documentarse acerca de sus características,
aspectos diferenciales y las estrategias educativas más adecuadas para su proceso
de enseñanza. Una buena opción puede ser la lectura de este libro, ya que aporta
una visión amplia y detallada acerca de todos los aspectos, tanto conceptuales como
de intervención. Pero, en cualquier caso, se recomiendan algunas publicaciones que
pueden servir para conocer los trastornos del espectro autista de manera clara y rigu-
rosa a la vez:
133
I
Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
Esta publicación es una de las más leídas por las personas que se ocupan del traba-
jo con este alumnado. Es un voluminoso libro que cuenta con las aportaciones de
algunos de los más relevantes investigadores de ámbito nacional e internacional. En
sus páginas se pueden encontrar, desde aspectos conceptuales, hasta cuestiones con-
cretas acerca de la intervención educativa, pasando por otros apartados como las dife-
rentes corrientes explicativas en torno a la etiología o el tratamiento farmacológico de
estos trastornos. Un excelente manual.
Simon Baron Cohen es uno de los más conocidos y prolíficos estudiosos dentro del
campo del espectro autista. Con esta guía para padres (breve y de fácil lectura) se
puede realizar un acercamiento a los trastornos del espectro autista, tomando contac-
to con los aspectos básicos acerca de estos trastornos y conociendo alusiones muy
directas y explicativas a una de las dimensiones alteradas: las dificultades en la Teoría
de la Mente.
El autismo: hacia una explicación del enigma. Uta Frith. Madrid Alianza
Editorial. 1989
No es muy probable encontrar alumnos con síndrome de Asperger en las aulas espe-
cíficas, pero es muy interesante conocer algunos aspectos básicos acerca de este sín-
drome que se sitúa en el extremo de mejor pronóstico dentro del espectro autista.
Esta obra es, hasta la fecha, la única monografía en castellano sobre el síndrome de
Asperger.
134
Orientaciones básicas para iniciar el trabajo en un aula especializada para alumnado
con trastornos del espectro autista
Precisamente, una de las características que suelen repetirse en este tipo de trastor-
nos se refiere a su desarrollo disarmónico, es decir, la variablidad de niveles en los dis-
tintos ámbitos en los que se distingue el estudio del desarrollo del niño. Desde este
punto de vista, se podrían encontrar alumnos y alumnas con trastornos del espectro
autista que presentasen competencias elevadas a nivel formal en el lenguaje oral y, sin
embargo,que no fuesen capaces de interactuar de una manera normal con sus compa-
ñeros y compañeras o con los adultos. Del mismo modo, podría ser habitual tener en
las aulas a alumnos con una competencia destacable en el desarrollo psicomotor y, sin
embargo, carentes de cualquier tipo de sistema de comunicación estructurado.
Es esta variabilidad la que obligaría a realizar una profunda evaluación inicial que per-
mitiera determinar de manera detallada cuáles son las necesidades educativas espe-
ciales de cada uno de los alumnos y alumnas escolarizados en el aula específica, prio-
rizando, en consecuencia, objetivos para cada uno de ellos.
Interacción social
Comunicación
135
I
Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
Rivière (1997) afirmaba que, en general, todos los cuadros que se sitúan dentro de
los trastornos del espectro autista presentan una ausencia o limitación severa del
juego de ficción. Por este motivo, entre las prioridades estará el desarrollo de las capa-
cidades del juego simbólico e imaginativo en el que, por ejemplo, un lápiz se puede
convertir en un cohete espacial o un compañero puede ser el dependiente de una tien-
da durante unos minutos. La base de este juego sería la imitación, por lo que, aque-
llos alumnos que no hayan adquirido mínimamente esta capacidad, no estarían en
condiciones de acceder al juego de rol. Por otro lado, la dificultad para ponerse en el
punto de vista de los demás, para comprender determinadas actuaciones no verbali-
zadas es lo que llamamos en este campo dificultades en la teoría de la mente. Baron-
Cohen (1998) llama a esta dificultad ceguera mental en un intento de transmitir la
falta de contacto con lo que ocurre en las mentes de los demás. En consecuencia, el
trabajo de este tipo de situaciones puede ser de vital relevancia para la vida cotidia-
na del niño o la niña con algún trastorno del espectro autista, ya que, si no se abor-
dan estas cuestiones, los alumnos y alumnas podrían ser objeto de burlas y engaños
al no ser capaces de distinguir determinadas intencionalidades no manifiestas. Por
último, se debe aclarar que no todos los alumnos o alumnas pueden acceder a estas
capacidades, ya que se encuentran directamente ligadas al desarrollo lingüístico.
Otras características
Es preciso hacer alusión, en este apartado, a otras características del espectro autis-
ta que, no hallándose dentro de la tríada de alteraciones, deben ser tenidas en con-
sideración a la hora de planificar los objetivos a trabajar. En primer lugar, los proble-
mas para establecer predicciones o para anticiparse a lo que va a suceder. Cualquiera
es capaz de anticipar determinados acontecimientos, en función del conocimiento de
determinadas claves contextuales. Pero los alumnos y alumnas con trastornos del
espectro autista tienen serias dificultades para prever lo que va a suceder. Esta cir-
cunstancia hace que se sientan inseguros en ambientes desconocidos o poco previsi-
bles, mostrando miedo en muchas ocasiones. Por otro lado, estos alumnos y alumnas
suelen tener fijaciones por objetos, por movimientos, por verbalizaciones… en defini-
tiva, estas fijaciones se traducen en estereotipias y conductas autoestimulativas a la
cuales también habrá que atender de manera fundamental.
Dentro de estos grandes bloques se incluiría una gran parte de los objetivos que se
trabajen en el aula específica, estableciendo objetivos comunes para todos los alum-
nos y alumnas, así como otro tipo de objetivos de carácter individual para algún alum-
no o alumna concretos que necesiten una consideración más personalizada. En ambos
casos (objetivos comunes e individuales), la priorización de estas metas deberá reali-
zarse desde el punto de vista básico de la funcionalidad. Con esta afirmación defen-
demos una concepción del currículo como una entidad viva, abierta y flexible que,
yendo más allá de los contenidos conceptuales, avance hacia el trabajo de actividades
de la vida diaria y de capacidades básicas del desarrollo que repercutan de una mane-
136
Orientaciones básicas para iniciar el trabajo en un aula especializada para alumnado
con trastornos del espectro autista
4.1. Metodología
Una vez establecidos los objetivos básicos para el trabajo con el alumnado que asiste
al aula específica, se deben tomar decisiones en relación a la metodología más apro-
piada para alcanzar las metas que se propongan. Sobre este asunto se habla detalla-
damente en otros apartados de esta misma publicación, pero, en cualquier caso, es
conveniente hacer una breve reseña de algunos de los aspectos metodológicos y
estrategias concretas más relevantes en la intervención con el alumnado afectado por
alguno de los trastornos del espectro autista:
Utilización de agendas
“Las dificultades de previsión que padecen las personas autistas constituyen uno de
los déficits más importantes a la hora de entender e intervenir ante conductas des-
concertantes, sensación de desconexión, y en la presencia de estados de ansiedad,
137
I
Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
Figura 2: AGENDA
Las actividades deben ser muy claras para el alumnado con alguno de estos trastor-
nos, por lo que se deben buscar estrategias que les permitan conocer de manera sen-
cilla e inequívoca el propósito de la actividad. Algunas de estas estrategias pueden ser
la estructuración de la tarea por bandejas o la ordenación de actividades por estante-
rías. La primera de estas estrategias consistiría en secuenciar una tarea en diferentes
pasos y colocar bandejas de manera sucesiva con los materiales necesarios para cada
uno de los pasos de la actividad, de manera que el alumno o la alumna sepan perfec-
tamente cuál es el proceso a seguir. Por ejemplo, se proyecta una actividad que con-
sistiese en poner los tapones a una serie de rotuladores, en una primera bandeja se
pondrían los tapones;en otra, a continuación, los rotuladores destapados y, por últi-
mo, una tercera bandeja se reserva para el trabajo terminado. Como curiosidad se
añade que, para la puesta en práctica de esta estrategia, son muy útiles las bandejas
blancas en las que se suelen envasar los preparados de carne o verduras de las gran-
138
Orientaciones básicas para iniciar el trabajo en un aula especializada para alumnado
con trastornos del espectro autista
des superficies. En cuanto al uso de las estanterías, es útil para que el alumno reali-
ce de manera autónoma varias tareas de forma sucesiva. El procedimiento sería el
siguiente: cada balda de la estantería cuenta con una tarea organizada de manera
horizontal (igual que en el sistema de bandejas). La estructuración de las baldas, sim-
plemente permite una organización vertical en la que una vez finalizada la tarea de la
primera balda, se pasa a la de la segunda y así sucesivamente.
Estas dos sencillas estrategias que se han expuesto no son más que ejemplos de
estructuración de tareas ya que la creatividad del docente será la que desarrolle múl-
tiples formas de realizar esta estructuración adecuándola a las características perso-
nales de su alumnado.
Una de las dificultades cognitivas que suelen presentar los alumnos y alumnas afec-
tados por alguno de los trastornos del espectro autista es la generalización y la trans-
ferencia de los aprendizajes, muy unida a un tipo de pensamiento concreto. Por este
motivo, debemos asegurarnos de que nuestro alumnado realiza las tareas sin darle la
oportunidad de equivocarse. No debemos utilizar estrategias de ensayo-error, ya que,
de este modo, sólo conseguiríamos que el alumno afianzase realizaciones incorrectas
de las tareas. Así, debemos procurar ofrecer todas las ayudas que sean necesarias
para que las ejecuciones sean correctas desde el principio. Para cumplir con este prin-
cipio de aprendizaje, será necesario en muchas ocasiones recurrir al moldeamiento de
las conductas. Al hablar de moldeamiento nos referimos a la instigación física directa
sobre el alumno o la alumna, cogiendo su propia mano para que realice una determi-
nada actividad de la manera correcta, modificando una determinada postura… Hay
que tener en cuenta que no todos los alumnos o alumnas van a acceder a este con-
tacto físico, al menos en estadios iniciales de interacción con el adulto.
Aunque no se puede hablar de este método como el único aplicable a los niños y niñas
con trastornos del espectro autista (esto dependerá de las competencias comunicati-
vas de cada uno de ellos), sí se puede afirmar que el sistema de Comunicación Total
de Schaeffer y colaboradores es uno de los más empleados con estos escolares. Por
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Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
Estas han sido sólo algunas de las estrategias metodológicas que se podrían tener en
cuenta para la enseñanza de este alumnado. No obstante, existen estrategias cuya
trayectoria e historia de aplicación indican que son válidas en un amplio porcentaje de
casos, sin embargo no deben ser consideradas como recetas ni como métodos infali-
bles ya que habrá que contar en todos los casos con la variablidad individual.
4.2. Materiales
Los recursos informáticos son también interesantes. Siguiendo las ideas de Pérez de la
Maza (2000)1, los programas informáticos de carácter educativo, son un potente recur-
so para las personas con trastornos del espectro autista debido, fundamentalmente, al
ofrecimiento de un entorno y una situación controlable así como a la utilización de estí-
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Orientaciones básicas para iniciar el trabajo en un aula especializada para alumnado
con trastornos del espectro autista
Lo primero que se debería tener en cuenta es con qué maestros o maestras (tutores y
tutoras) se podría realizar la integración. Para ello, se sugieren los siguientes criterios:
Por otro lado, se ha de considerar en qué área curricular se podría integrar un deter-
minado alumno o alumna. Para ello se tendrá en cuenta la organización de la clase en
la hora correspondiente a cada área. Por ejemplo, si la hora de educación física puede
ser muy cambiante y tiene una dinámica más activa, clase podría ser desconcertante
para algunos alumnos con trastornos del espectro autista. Hay que considerar la inte-
gración en clases que tengan (o que se presten) a una estructuración más estable,
con una dinámica más estructurada y sin sobresaltos.
Es necesario destacar que, la integración del alumno o alumna debe estar apoyada
por el monitor/a escolar o por el maestro/a tutor del aula específica, al menos en los
estadios iniciales del proceso integrador. En función de la evolución de estas prácticas,
se podría pasar a la tutorización por parte de algún compañero o compañera o, en el
mejor de los casos, suprimir cualquier apoyo extraordinario.
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I
Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
Siempre que el alumno asista al aula ordinaria, llevará su trabajo preparado y perfec-
tamente estructurado, para lo cual, previamente habrá sido entrenado en el aula espe-
cífica para facilitar, de tal modo que comprenda y pueda desarrollar la tarea de la
manera más exitosa posible.
Por último, los recreos, considerados como momentos de integración, pueden ser
situaciones enormemente caótica para un alumno/a con trastornos del espectro autis-
ta. Por ello es necesario buscar formas de aprovechamiento de este tiempo. Una de
ellas es desarrollar un recreo tutorizado en el cual, el alumno es acompañado por el
monitor/a, por el maestro/a o por un compañero/a, sirviendo de mediador para la
incorporación a determinadas dinámicas de interacción social que se llevan a cabo en
el patio. Por otro lado, se puede pactar con el alumno (o incluirlo en su agenda) el uso
del recreo como momento para poder hacer lo que le apetezca: si, por ejemplo, lo que
le apetece es recorrer con la mirada las rejas del patio, podrá hacerlo, al igual que si
le apetece estar solo. En cualquier caso, habrá que estar atentos a las conductas que
el alumno desarrolle en el recreo y, si éstas son demasiado llamativas, será necesario
informar al resto de los niños de las características del alumno con trastorno del
espectro autista para que no sea objeto de burlas.
Sin ninguna intención de entrar a reseñar los aspectos formales por los que debería
regirse la evaluación del alumnado de un aula específica de educación especial, se
comenta, de manera somera, cómo se desarrolla esta evaluación en la práctica diaria.
Diario de clase
Cada día el docente puede ir anotando en una libreta aquellos acontecimientos que se
han producido en cada jornada. De este modo se tendrá una idea clara de aquello que
se ha trabajado, así como de los resultados que se han obtenido: Se sabrá si una acti-
vidad ha funcionado o no, se conocerá si se han producido incidentes reseñables y se
podrá evaluar la propia práctica docente a través de un ejercicio de autorreflexión.
Registros de conductas
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Orientaciones básicas para iniciar el trabajo en un aula especializada para alumnado
con trastornos del espectro autista
Grabaciones en vídeo
Aunque esta no es una práctica muy extendida entre los docentes, en el caso de este
alumnado la grabación de las sesiones de trabajo (o de algunas de ellas) en vídeo,
puede ser una herramienta de incalculable valor en el proceso de evaluación. El vídeo
permite analizar determinadas situaciones que el docente no es capaz de percibir
cuando está inmerso en ellas. De este modo, a posteriori, conoce cómo se ha desarro-
llado una determinada sesión de trabajo, cómo han respondido los alumnos ante una
determinada actividad y, muy especialmente, podrá analizar la práctica desde una
perspectiva privilegiada.
Todo este proceso de análisis será mucho más rico si de hace de manera compartida,
es decir, si se celebran reuniones para intercambiar información entre todos aquellos
que hayan estado implicados en el proceso educativo de estos alumnos.
Estos informes constituyen una de las principales vías de información a las familias,
si bien, la información escrita debe ser completada con la celebración de reuniones
a lo largo del curso para coordinar el trabajo de la escuela y la casa. No se debe
olvidar que, la colaboración con las familias en el caso de este alumnado es absolu-
tamente esencial para conseguir un cierto grado de generalización y transferencia
de los aprendizajes.
En una conferencia de Salvador Repeto apuntaba una idea que, desde el punto de
vista de las actitudes del docente, resulta fundamental. Repeto que “toda conducta
tiene una intencionalidad”. Desde esta afirmación se deriva una de las principales acti-
tudes que debería desarrollar el docente que trabaje con este alumnado: la capacidad
de observación y de interpretación. En múltiples ocasiones, los alumnos y alumnas con
alguno de los trastornos del espectro autista, utilizan determinadas pautas de conduc-
ta para comunicarnos algo, es por ello que se debe estar atentos al establecimiento
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Vol. Los Trastornos del Espectro Autista
Por otro lado, el docente que se encargue de este tipo de aulas debe desarrollar una
actitud afectiva en la que el alumno o la alumna sienta que se están estableciendo
lazos afectivos. El acercamiento a sus juegos, la imitación de algunas de sus rutinas,
la realización de juegos circulares primarios… pueden ser algunas de las pautas que
podrían servir para un primer acercamiento a los niños y niñas con este tipo de tras-
tornos. Esta recomendación puede resultar obvia, pero se encamina fundamentalmen-
te a advertir acerca de lo contraproducente que puede ser el hecho de no establecer
interacciones normales, simplemente porque el alumno o la alumna no las inicia. Muy
al contrario, el docente debe propiciar estas interacciones, ofreciendo un modelo e
incitando al alumnado a participar en esas relaciones.
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Orientaciones básicas para iniciar el trabajo en un aula especializada para alumnado
con trastornos del espectro autista
8. BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
1
Citado por TORTOSA NICOLÁS, F. (2004): Tecnologías de ayuda en personas con
trastornos del espectro autista: guía para docentes. CPR Murcia 1. Murcia.
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Asociaciones de padres,
madres y afectados
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Asociaciones de padres, madres y afectados
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Asociaciones de padres, madres y afectados
DIRECCIONES DE INTERNET
www.asperger.es
Página oficial de la Asociación Asperger España. Vínculos hacia otras páginas, foros e
información sobre eventos y asociaciones.
www.asperger.es/reg-and.html
Página de la Asociación Asperger de Andalucía. Información diversa, enlaces, eventos,
testimonios.
http://home.vicnet.net.au/-asperger/:
Asociación de padres de niños diagnosticados con Síndrome de Asperger desde los 3
años hasta la edad adulta.
sid.usal.es
Servicio de Información sobre Discapacidad. Información desde diversos organismos
oficiales respecto a recursos, ayudas, convocatorias, etc.
www.autismo.com
Página Autismo España. Artículos, información diversa y actualizada relacionada con
el autismo y otros trastornos del desarrollo.
149
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autism-society.org
Sociedad Americana de autismo. Aspectos teóricos y prácticos e información variada
también en español.
www.autismconnect.com
Actualizaciones constantes.
es.geocities.com/sindromedeasperger
Incluye un tríptico informativo, muy útil como material de divulgación.
www.grandin.com/spanish/autismo.pensamiento.visual.html
Página personal de Temple Grandin.
www.geocities.com/lucioric2000/espanol/principa.html
Página personal de Lucio, donde desde su vivencia personal, cuenta aspectos de su
vida, sus dificultades, su recuperación, la importancia de su familia, y su visión del
Autismo y el Síndrome de Asperger.
http://es.groups.yahoo.com/group/Asociacion-Asperger-Andalucia/
Foro específico de Asociación Asperger de Andalucía.
150
Asociaciones de padres, madres y afectados
www.melodysoft.com/cgi-bin/foro.cgi?ID=ASPERGERCASTELLANO
Foro de encuentro, con diversos testimonios personales.
http://groups.msn.com/SindromedeAsperger1
Foro con aportaciones personales y enlaces.
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INDICE DE CONTENIDOS DEL DVD
El DVD que acompaña a las tres monografías "Los trastornos generales del desarrollo. Una apro-
ximación desde la práctica" tiene la finalidad de complementar los materiales que para la prác-
tica docente se incluyen en los tres volúmenes. Los contenidos del DVD son los que a continua-
ción se relacionan.
• Libros
Se incluyen los tres volúmenes en formato PDF para facilitar su difusión y su utilización por parte
del profesorado
- Volumen I: Los trastornos del espectro autista
- Volumen II: El síndrome de Asperger. Respuesta educativa
- Volumen III: Prácticas educativas y recursos didácticos
• Material audiovisual
- Vídeo: "El trabajo en el aula especializada del CEIP "Los Campanales", Las Lagunas,
Mijas (Málaga), de María Jesús Fernández Heredia, Ana Eva Bravo Lozano y María del
Carmen Martín Rodríguez.
- Presentación (PowerPoint) con imágenes y vídeos: "El Autismo", de Rosa Álvarez, María
Feliciana Amorín Brenes, María Montero de Espinosa y Guillermo Robledo Gómez.
- Otras publicaciones
· Guía para la atención educativa del alumnado con autismo. Consejería de
Educación. Junta de Andalucía.
· Orientaciones para el funcionamiento de las aulas TGD. Consejería de Educación
del Gobierno Vasco.
· Tecnología de ayuda en personas con trastornos del espectro autista: Guía para
docentes. Francisco Tortosa Nicolás, C.P.E.E. Autismo "Las Boqueras" (Murcia)
· Acercamiento al síndrome de Asperger. Equipo DELETREA y Josep Artigas.
Asociación Asperger España.
- MATERIAL DE LAS I JORNADAS DE COMUNICACIÓN AUMENTATIVA Y ALTERNATIVA
(MURCIA)
- MATERIAL DE LA I JORNADA CIENTÍFICO-SANITARIA SOBRE ASPERGER