La Que Habla Con Sus Relaciones PDF
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Los Orendas, en el lenguaje de los Sénecas, son la Esencia Espiritual que contiene la Flama Eterna del
Amor en la que el Gran Misterio habita en el interior de todas las cosas. El Orenda alberga la luz que nos
guía y la voz interna que nos muestra nuestro potencial y nuestra máxima capacidad para amar y ser
amados.
jugar con las fuerzas o los elementos es un asunto delicado puesto
que toda acción lleva una reacción implícita. Las consecuencias
pueden no ser aparentes de inmediato, pero seguramente afectarán
el equilibrio de la intrincada ecología de la Madre Tierra. Si un ser
humano va a pedir agua como Persona Medicina de Lluvia, más vale
que este humano tome en cuenta qué cantidad de tierra puede
controlar y de qué manera afectará la lluvia a las formas de vida
corriente abajo. La que Habla con sus Relaciones es la Custodia de
estos misterios y siempre insiste en que se debe actuar con la
precaución necesaria para que los ritmos de toda forma de vida
puedan ser mantenidos.
Aquel Sol había estado inusualmente cálido. La que Habla con sus
Relaciones había estado conversando con el Arrendajo, quien le
estaba enseñando las Medicinas y los talentos de los Seres de Pie.
Arrendajo no estaba hablando por los árboles, puesto que los Seres
de Pie podían hablar. La que Habla con sus Relaciones le había pedido
a Arrendajo que la acompañara debido a que su Medicina consistía en
usar la intuición para hablar la verdad y en esos días tempranos, ella
estaba aprendiendo cómo utilizar su cuerpo humano para sentir las
cosas. Sintiéndose un poco insegura de sus nuevas habilidades, le
pidió a Arrendajo que la acompañara. Los dos amigos habían estado
sentados por largas horas ante los Seres de Pie, escuchando cómo el
Jefe Viento soplaba suavemente a través de las ramas de los árboles,
dando vida a sus voces.
La que Habla con sus Relaciones había experimentado por primera
vez la frustración humana durante ese Sol. Ella podía entender la
Medicina del Álamo Temblón, quien ha sido el vidente y portador de
la Medicina del observador, puesto que sus propios ojos podían ver
las figuras en forma de ojo en el tronco del Álamo en cada uno de los
sitios en los que alguna rama se había desprendido y había caído. Ella
podía sentir la Medicina de la paz interior, sentada con la espalda
apoyada en el robusto tronco del Pino. Ella sentía la Medicina del
equilibro del Cerezo Silvestre al contemplar los brotes, que formaban
las Cuatro Direcciones del Aro Sagrado. Pero su intuición le estaba
fallando para escuchar y comprender los lenguajes de estas
Relaciones de Pie.
Arrendajo era muy gentil con La que Habla con sus Relaciones y
pidió que hicieran una pausa en las lecciones. Él podía notar que su
frustración la tenía al borde de las lágrimas.
“Qué tan humana es ella y, de cualquier modo, qué tan
sobrehumano es su deseo de dar un trato respetuoso a todas las
cosas,” pensó para sí mismo. “No tengo ningún temor de hablarle a
ella con la verdad, puesto que su deseo es aprender la verdad más
que cualquier otra cosa. Mi intuición me dice que ella debe aprender
también la importancia del descanso cuando los ritmos de su cuerpo
están siendo empujados más allá de la capacidad que pueden
soportar. Debe ser difícil para ella, no tener más una forma Espiritual
y tener que limitarse a las percepciones de un cuerpo humano.”
Arrendajo llevó a La que Habla con sus Relaciones colina abajo
hacia el lago e hizo que se sentara sobre la arena a la orilla, donde
manchas de suave pasto verde se levantaban en pequeños
montículos invitando a la siesta. Mientras ella acomodaba su cuerpo
en un montículo cubierto de pasto, Arrendajo le dijo que iba a invitar
a un amigo para que se les uniera y que debería descansar en su
ausencia.
La que Habla con sus Relaciones estaba tan embebida en su propia
frustración, que no escuchó el mensaje de Arrendajo, de modo que su
mente siguió revolviéndose con pensamientos acerca de cómo podría
aprender el lenguaje de los Seres de Pie. Ni siquiera se dio cuenta
cuando Arrendajo regresó con su amigo el Cisne. El Cisne se había
deslizado sin esfuerzo hacia la orilla del agua y esperaba
pacientemente. Finalmente, Arrendajo comenzó a graznar una larga
diatriba de amonestaciones a fin de llamar la atención de La que
Habla con sus Relaciones.
“Bueno, Cisne, podríamos empujarla al lago para enjuagar la
frustración de su cabeza, o bien podríamos llamar al Avestruz para
cavar un agujero en estas arenas y entre los tres podríamos enterrar
su cabeza,” chilló, pero aún no había ninguna reacción de parte de La
que Habla con sus Relaciones. Arrendajo alcanzó a ver al Avestruz
orilla abajo y llamó su atención. Mientras Avestruz trotaba en su
dirección, Arrendajo continuó con su monólogo burlón.
“Bien. Aquí viene Avestruz. Ella te va a enseñar a enterrar la
cabeza en lugar de enterrarla en frustraciones innecesarias,” dijo
Arrendajo lo suficientemente alto como para que Avestruz lo pudiera
escuchar.
La que Habla con sus Relaciones seguía perdida en sus turbulentos
pensamientos cuando Avestruz llegó desenfadadamente, encogiendo
los hombros, preguntándose qué pensar sobre esta atribulada joven
mujer. Cisne esperó pacientemente mientras Avestruz y Arrendajo
decidían cómo llamar la atención de la mujer. Después de soltar una
risita cómplice, Arrendajo se posó sobre un montículo cercano
mientras que Avestruz se inclinó y dio un pellizco a la nariz de La que
Habla con sus Relaciones. La que Habla con sus Relaciones se vio tan
sorprendida que pegó un grito – no de dolor, puesto que Avestruz
había sido sumamente cuidadosa, sino por el susto de encontrarse
repentinamente ante dos de los más grandes ojos con pesados
párpados que jamás había visto a tan corta distancia.
Todos reían sin control, a excepción de La que Habla con sus
Relaciones, quien se encontraba tan estupefacta que se había
quedado sin habla. Arrendajo comentó que seguramente estaba tan
“envuelta” en sus propias maquinaciones, que no se podía mover.
Cisne respondió que Avestruz, cuya Medicina era cómo interactuar
con los demás a través de la comunicación, podría “darle un ala”
ahora que por fin contaban con la atención de La que Habla con sus
Relaciones. Cada comentario desataba nuevas oleadas de carcajadas
hasta que la joven mujer se dio cuenta de lo ridículo de la situación y
se unió a las risas.
En medio de oleadas intermitentes de carcajadas, Avestruz explicó
a La que Habla con sus Relaciones que cuando los demás no se
comunicaban con claridad ni interactuaban de una manera que
incluyera a todo mundo, Avestruz también tenía tendencia a enterrar
la cabeza. Cuando incluso una única persona era excluida de un
grupo, Avestruz imitaba a aquéllos que se niegan a escuchar las ideas
de todos los demás enterrando la cabeza en la arena hasta que
alguien lo notara. Normalmente los demás se daban cuenta cuando
se veían confrontados con la parte trasera de Avestruz, que era lo
que sobresalía, dándoles una idea de lo que opinaba de ellos. En esta
situación, Avestruz no había tenido necesidad de enterrar la cabeza
debido a que La que Habla con sus Relaciones ya había enterrado la
suya en sus frustraciones.
La risa había modificado definitivamente el estado de ánimo de la
tarde y La que Habla con sus Relaciones se encontraba ahora
refrescada y atenta en vez de seguir preguntándose por qué las
limitaciones humanas parecían restringir sus habilidades para
sencillamente aprender. Ella estaba adquiriendo el conocimiento
acerca del uso de los sentidos humanos, y la risa se sentía bien a
medida que brotaba de sus labios y hacía que su abdomen se
moviera. Su corazón estaba sintiendo el calor de la amistad y su piel
se estremecía con el rocío del agua que las alas de Cisne habían
levantado durante todo el revuelo. Decidió que era bueno sentir los
placeres de un cuerpo y se sentía feliz de estar viva.
Avestruz y Arrendajo miraron en silencio cómo Cisne hablaba a La
que Habla con sus Relaciones de manera reconfortante, deslizándose
suavemente a través del agua cristalina creando otro cambio en el
estado de ánimo. “¿Ves cómo mi cuerpo se curva y mi cuello se
inclina y se ondula cuando me muevo a través del agua?” preguntó.
La que Habla con sus Relaciones asintió afirmativamente y Cisne
continuó. “Los Espíritus del Agua no oponen resistencia a los
movimientos de mi cuerpo. Ellos me ayudan a sentir el flujo de sus
corrientes, así como el mío propio. Ve cómo me deslizo en el lago y
observa la gracia de mi cuello mientras te muestro la Danza del
Agua.”
El cuerpo de La que Habla con sus Relaciones comenzó a sosegarse
en sintonía con el ritmo de Cisne mientras miraba. Parecía como si
una ligera brisa hubiera llevado las acariciantes olas al interior del
cuerpo de La que Habla con sus Relaciones. Comenzó a dejarse llevar
y a soñar a medida que los movimientos de Cisne le enseñaban a
rendirse.
Cuando despertó, ella comprendió cómo podría aprender los
lenguajes de todas las cosas vivientes. Ella debía hacer algo más que
observar y sentir desde su propio punto de vista. Había aprendido
cómo abrir su propio Espacio Sagrado y su Punto de Vista Sagrado,
cómo pedir permiso y cuando éste le era otorgado, cómo entrar al
Espacio Sagrado de otro y aprender su lenguaje.
Llena de emoción, transmitió sus experiencias del Tiempo de
Sueños a Cisne, Arrendajo y Avestruz. En su sueño, había volado con
Halcón y había aprendido su Medicina de salir a cazar soluciones.
Halcón la había llevado a las profundidades de las selvas de la Isla
Tortuga y le había mostrado los dominios verdes y vaporosos de la
densa vegetación. Ahí, la Madre Tierra vio reflejado el vapor de las
confusiones y frustraciones humanas llenas de humo. Juntos habían
volado a través de la nebulosa confusión del sueño hasta que
pudieron ver con claridad. La nieve brillaba en los picos lejanos
cuando pudieron observar las cimas de las montañas de la selva
debajo de ellos, donde los grandes simios vivían en las tierras altas
de denso crecimiento.
Gorila era el contador de historias sin palabras, que actuaba e
imitaba hasta que el observador pudiera ver la solución o punto de la
historia dirigido a él o ella. En el sueño, La que Habla con sus
Relaciones había observado a Gorila mientras sobrevolaba en círculos
con Halcón, mirando la pantomima por todos los ángulos. No pasó
mucho tiempo para que la fuerte Medicina de Gorila, de comunicación
y enseñanza a través de acciones, trajera el conocimiento al corazón
de La que Habla con sus Relaciones. Sus movimientos le habían
parecido graciosos al principio, hasta que comprendió cómo él estaba
enseñando a los otros de su Tribu la manera de dar cumplimiento a
una determinada tarea. Fue entonces que ella se dio cuenta que él
había imitado a un simio joven con el propósito de atraer su atención,
luego había transformado su actuación en un juego de manera que el
joven lo imitara.
Le quedó claro que Halcón le había mostrado una solución para su
problema. Ella no debía sentir que había sido separada de las demás
formas de vida porque tenía un cuerpo humano; ella podía imitar sus
hábitos y ver cómo se sentía ser ellos. Mediante la imitación de las
acciones de sus maestros Criatura, ella podría rendirse ante los
sentimientos que experimentara al transformarse en ellos. No
importaba si sus maestros eran plantas, piedras, animales, nubes, o
Espíritus de Viento y Agua. El aprendizaje de sus lenguajes tomaría
tiempo, pero cuanto más se volviera como ellos y más pudiera
entender cómo y por qué sus vidas eran similares a la suya, se
volvería más fácil para ella conocer la manera que elige cada especie
para comunicarse.
Avestruz, Arrendajo y Cisne estaban llenos de alegría porque La
que Habla con sus Relaciones había superado la frustración para
ingresar al conocimiento. Los cuatro se retiraron en dirección a las
suaves sombras del bosque con La que Habla con sus Relaciones a la
cabeza. Ella estaba decidida a poner en práctica su recién descubierto
aprendizaje para comunicarse con sus Relaciones Arbóreas. Hasta
ahora, ella se había dedicado simplemente a observar y había tratado
de escuchar cuando los Espíritus del Viento se movían suavemente a
través de las ramas esmeralda y jade de los Seres de Pie. Había
llegado el momento de poner en práctica y desarrollar sus habilidades
de comunicación.
Con todos sus amigos acomodados a su alrededor, comenzó a
anunciar sus intenciones. “He aprendido cómo rendirme ante los
ritmos del Espacio Sagrado a mi alrededor, y ahora, con permiso,
quisiera volverme como un Ser de Pie,” dijo.
El anciano Ser Pino dejó caer una piña que rodó hasta sus pies a
manera de ofrenda de paz. Ella aceptó el Regalo gustosamente. La
que Habla con sus Relaciones se arrodilló y cavó un hoyo entre la
suave tierra y las agujas de los pinos, enterrando sus pies hasta los
tobillos. Luego se puso de pie, erguida y orgullosa, y levantó sus
brazos como ramas hacia los rayos de sol que se filtraban a través
del denso verdor del bosque. El silencio envolvía a todos los ahí
reunidos cuando ella cerró los ojos y se transformó en un árbol
humano. Fue entonces cuando ella escuchó las voces de los Seres de
Pie saliendo de sus corazones de madera, hablándole al suyo.
“Nuestro lenguaje es escuchado a través del corazón, no de los
oídos. Nosotros hablamos de todo lo que vemos en un lugar, puesto
que somos los observadores silenciosos de la Tierra. Nuestras raíces
absorben de las profundidades del pozo del amor que se encuentra en
la tierra de nuestra Madre Tierra y nuestras extremidades se estiran
más alto cada día en búsqueda de la luz del Abuelo Sol. Nosotros
somos el equilibrio viviente entre la Madre Tierra y el Padre Cielo, lo
femenino y lo masculino, recibir y dar. De todas las formas de vida,
nosotros somos la más cercana en composición a los seres humanos
puesto que les enseñamos a honrar el equilibrio entre el cielo y la
tierra dentro de sí mismos. Les enseñamos, a través del ejemplo,
cómo ser observadores silenciosos, a levantarse erguidos y a saber
dar y recibir.”
Aunque nada se movía en el bosque, ninguna brisa soplaba a
través de las ramas de estos Seres Árboles, La que Habla con sus
Relaciones escuchaba la voz de la antigua Secuoya. Ella le hizo ver
que con sus brazos arqueados hacia arriba, su cuerpo formaba dos
círculos. Los círculos daban forma a un ocho. El círculo superior se
tocaba con el círculo inferior en su corazón, con el círculo superior
rodeando a la Nación Celestial y el inferior conectándola con el centro
de la Madre Tierra. Era como si estuviera parada en la parte superior
de un círculo y sosteniendo el otro por encima de ella, utilizando su
cuerpo como la conexión a través de la que cruzaban los dos.
“Estas son las dos Ruedas Medicinales de la vida,” dijo Secuoya.
“Los seres humanos, como los Seres Arbóreos, tienen la capacidad de
ser el equilibrio entre la tierra y el cielo. Cuando los Seres de dos
Patas alcanzan a ser lo mejor que pueden ser, la Rueda Celestial les
trae los mensajes del Mundo Espiritual a través de sus corazones
humanos. La Rueda Terrestre permite a las plantas, piedras, animales
y elementos de la naturaleza ser los maestros de la Madre Tierra y los
intérpretes de tales mensajes espirituales. Los seres humanos
perciben y comprenden los mensajes que el Gran Misterio envía,
mediante la observación de las acciones de los maestros
representados por estas contrapartes planetarias. Al encontrarse en
el corazón, ambas Ruedas Medicinales muestran que el cielo y la
tierra, lo espiritual y lo tangible, son iguales y son uno. Verás tú, La
que Habla con sus Relaciones, la única verdadera limitación del ser
humano aparece cuando el corazón está cerrado. Cuando el corazón
se abre, se puede tener acceso a toda la Creación y comprenderla.
Ahora tú te has convertido en ese equilibrio y te ha de ser de buena
utilidad.”