Diosas, Rameras, Esposas y Esclavas-6
Diosas, Rameras, Esposas y Esclavas-6
EN LA ÉPICA DE HOMERO
«Ciertamente, no hay razón para culpar a los troyanos y a los armados
aqueos si soportaron penalidades duraderas por una tal mujer.
Su rostro era asombroso, como el de las diosas inmortales. No
obstante, aún siendo así, dejadla que vuelva a sus embarcaciones y
que no permanezca aquí por más tiempo, como una plaga para nosotros
y nuestros descendientes». (1)
Estos eran los sentimientos de los más viejos troyanos en relación
con la bella reina griega Helena a los diez años de la guerra
en la que muchos de sus hijos habían muerto y en la que se culminó
la destrucción de su ciudad. El poema épico «La Ilíada» del que
ha sido tomado este pasaje es la primera obra existente de la literatura
europea; la fecha dramática es el año 1184 a. C., última época
de la Edad del Bronce. Sin ninguna duda, no hay ningún período
en la historia de Grecia en el que nuestra evidencia de la presencia
femenina sea más fascinante, y también, más contradictoria.
Las sociedades de la Edad del Bronce se reflejan en una tradición
oral de poemas épicos cantados por trovadores analfabetos. Sucesivas
generaciones de poetas preservaron los contornos básicos y
el vocabulario de los poemas épicos, pero cada uno de ellos les añadió
su propio sabor al repetirlos. Así, a través del tiempo, los elementos
tradicionales de la épica fueron no sólo preservados, sino
que han sido recogidos en los valores, costumbres y prejuicios de
cada generación de poetas. En cuanto a las mujeres se refiere, esta
tradición oral no histórica ha producido un rico retrato, aunque a
veces repleto de inconsistencias.
Hubo muchos ciclos épicos en relación con la Edad del Bronce,
varios de los cuales sirvieron de base a tragedias, historias y otros
tipos de literatura escrita por los últimos autores griegos. La tradi-
(1) Homero, «La Ilíada», 156-60.
ción nos dice que un poeta ciego de gran talento, Homero, que estaba
familiarizado con las leyendas que rodearon la toma de Troya
y el regreso de los héroes griegos victoriosos, moldeó dichos relatos
en los monumentales poemas épicos conocidos como «La Riada
» y la «La Odisea». Homero era analfabeto. De acuerdo con las
teorías más plausibles, trabajó en el siglo VIII a. C. Sus poemas se
fueron trasmitiendo de generación en generación en forma oral hasta
alguna época, en el siglo VI a. C., en la que fueron recogidos por
escrito. Aunque los caprichos en la trasmisión de estos poemas no
es cosa que ahora nos afecte, sería necesario recordar que por el
hecho de que se trata de documentos orales, «La Ilíada» y «La Odisea
» no pueden ser tomadas por exactas historias de la Edad del
Bronce. En última instancia, se trata sólo de leyendas poéticas derivadas
de sucesos históricos reales que se produjeron en la toma
de Troya, pero también son reflejos poéticos de la evolución de la
sociedad y de la cultura griega.