Contra El Modelo de Metrópolis Universal: Manuel de Solà-Morales

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Contra el modelo de metrópolis universal

Manuel de Solà-Morales es profesor de Urbanística en la Escuela de


Arquitectura de Barcelona y director desde 1968 del Laboratorio de
Urbanismo de Barcelona. Ha sido profesor invitado en numerosas
universidades de Europa y América, y consultor de destacadas inicia-
tivas que tienen a la ciudad como objeto. La coherencia de las inves-
tigaciones desarrolladas sobre el desarrollo urbano moderno le per-
mitieron construir una sólida teoría analítica de los procesos de urba-
nización que fundamentó la formación de generaciones de arquitec-
tos en la Escuela de Barcelona y fuera de ella. Autor de obra influyen-
te, en la que cabe destacar Les formes de creixement urbà (1993)
[trad. cast.: Las formas de crecimiento urbano (1997)], y colaborador
en prestigiosas revistas internacionales, ha sido director de coleccio-
nes de obras especializadas como “Ciencia Urbanística” y “Materiales
de la ciudad”, miembro fundador y redactor de Arquitecturas Bis, y
director de UR Urbanisme-Revista. Ejerce también una intensa activi-
dad como arquitecto de proyectos urbanos muy relevantes en distin-
tas ciudades europeas (Trieste, Génova, Amberes, Lovaina, Oporto,
Barcelona, etc.).

En 1996, con motivo de la celebración del Congreso Internacional de


la UIA en Barcelona, fue invitado a participar en él y lo hizo con un
discurso que se introducía, a través de Barcelona, en la interpretación
de la metrópoli contemporánea. Es el que se presenta aquí. © Rosa Feliu

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CONTRA EL MODELO DE METRÓPOLIS UNIVERSAL*


Manuel de Solà-Morales

Barcelona sale de un periodo en el cual, como ciudad física, ha Pero me parece que en este momento, en la ciudad de
experimentado una fase de intensa actuación sobre importan- Barcelona, se está produciendo un cambio de etapa en el cual,
tes aspectos parciales: sobre los espacios públicos, sobre algu- después de esta serie de intervenciones, en su mayoría sobre
nos edificios de equipamiento y de servicio, sobre el sistema de el tejido central de la ciudad, se empiezan a plantear temas de
comunicación general; pero también, al mismo tiempo, trans- escala metropolitana, cuestiones que afectan la manera de
formaciones de otra envergadura, difusas y multiplicadas sobre entender la periferia y las posibles políticas para organizarla,
todo el tejido urbano, de grandísima eficacia: pequeños par- cuestiones que pasan por la discusión de proyectos y de pla-
ques o reformas viarias de menor escala, acondicionamiento nes estructurales que reflejan algunas alternativas importantes,
de fachadas y restauración de edificios... Son acciones de morfológica y culturalmente importantes, en la discusión del
dimensión microscópica que, efectivamente, son importantísi- urbanismo de las ciudades.
mas para conseguir la sensación de ciudad que ustedes -y me
dirijo sobre todo a los visitantes- pueden tener cuando pasean En Barcelona se habla mucho ahora de infraestructuras, de
por nuestras calles. Empiezo advirtiendo que estas cuestiones grandes sistemas y de los problemas de la gran escala deriva-
no son adjetivas ni, a mi juicio, son tampoco una afirmación dos del tren de alta velocidad, de las nuevas instalaciones
simple de lo pequeño o lo local en detrimento de lo grande. Son aeroportuarias, de los sistemas logísticos. Los arquitectos
cuestiones que están relacionadas con un modelo de ciudad y explican que Barcelona tiene ese caché de la ciudad compac-
de metrópolis, que es de lo que quería hablar hoy aquí. ta del XIX, pero también Barcelona es cada vez más semejan-
te a Tokio o a Los Angeles. Se dice que, dado el peso que tie-
* Conferencia pronunciada en Barcelona el 4 de julio de 1996 dentro de los actos nen en la forma de la ciudad y del territorio, estas nuevas
del Congreso Internacional de la UIA. estructuras urbanas deberían ser diseñadas con tanto cuidado

© Los autores, 2005; © Edicions UPC, 2005


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como pueden haberlo sido las plazas decimonónicas o los un sentido ya más profesional, proyectual, por la habilidad con
paseos de principios de siglo. Me parece justo, aunque quizá que ciertos problemas de diseño, de cómo encajar en el tejido
las analogías no sean tan justas... No creo que las ciudades, pequeño de un barrio denso un elemento grueso, se han
por el hecho de tener autopistas, sean todas necesariamente resuelto bien. Pero es evidente que, si las rondas de Barcelona
iguales que Tokio o que Los Angeles o que cualquier otro no pasaran por el tipo de barrios por donde pasan y por las
modelo único. La importancia de esta innovación (la realización zonas y ciudades que cruzan, no despertarían este interés.
de grandes infraestructuras) no tiene por qué suprimir las dife- Ciudades con rondas hay muchas. Rondas que funcionan, tam-
rencias, del mismo modo que, por el hecho de aparecer los bién, y sin embargo no llaman la atención como la solución de
teléfonos hace cien años, las ciudades no dejaron de ser cada Barcelona.
una como era. Al fin y al cabo habría que ver dónde están los
hechos significativos en la forma de las ciudades. Me refiero a que, la fisiología es vital, pero que una ciudad,
también una metrópolis, es importante por su anatomía: es
Me parece que hay ahí un punto interesante, y la experiencia importante por las partes que contiene, es importante por su
que quisiéramos llevar a cabo en los próximos años en riñón, por su hígado, por su pulmón. Naturalmente que el siste-
Barcelona puede aportar algunos elementos de interés. Esta ma que los alimenta es imprescindible. Pero la calidad de la
ciudad, donde, efectivamente, los elementos de comunicación, ciudad proviene de sus parques, de la calidad de sus tejidos,
las infraestructuras, son ahora operaciones mucho mayores de incluso de sus elementos extraños, del límite de sus edificios,
lo que hasta ahora nunca habían sido, no deja por ello de pre- y también, sobre todo, de la manera como estos edificios están
sentar también otros componentes sustanciales que no se pue- combinados. No todo es fisiología.
den desconsiderar.
Pienso que ahora hay, efectivamente, una recuperación, a
Se reflexiona a veces con simplificación cuando se cree todo veces ingenua, del argot funcionalista estructural de los años
resuelto diciendo, por ejemplo, que pensar la infraestructura ya sesenta, que puede resultar útil para la discusión de la escala
incluye tener en cuenta el entorno: quizá el entorno de la de las nuevas infraestructuras. Se habla de flujos y de nudos,
infraestructura sea a menudo más importante y más difícil que y hablamos de una idea estructural de la ciudad, de las gran-
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la infraestructura misma. des infraestructuras. No es que yo vea en esto solamente una
recuperación polémica y “retro”, en algún caso hasta una acti-
Hay que reconocer en la experiencia de nuestras ciudades -no tud que me hace sospechar un descubrimiento tardío de la pól-
sólo de las ciudades mediterráneas, sino también de las ciuda- vora, pero me parece que hoy estamos en condiciones de pen-
des europeas densas, es decir, de las ciudades del sur de sar -no siempre de ejecutar, pero por lo menos sí de pensar-
Europa- unas características relativamente comunes que pue- que la complejidad de la situación metropolitana de nuestras
den hacer pensar en un modelo de metrópolis para estas ciu- ciudades pueda componerse de una mayor combinación de
dades, con aspectos propios, diferenciales, no por un afán de elementos que los de la gran infraestructura. Pienso que esta
identidad excesiva, sino, realmente, por el reconocimiento de visión infraestructural nos llevará, esperemos, a diseñar estos
valores de urbanidad que en otras regiones no se presentan o elementos con más cuidado, con mucho más cuidado de lo que
se presentan de otro modo. Me refiero concretamente a la habían sido diseñados en otras épocas. Espero que se produz-
manera de entender la calidad de la vida urbana, y dónde y con can objetos arquitectónicos, paisajísticos o estructurales
qué imaginamos que se construye esa calidad de vida. Es cier- mucho más interesantes. Pero esto no debiera hacernos olvi-
to que al visitar Barcelona, la gente aprecia una suma de cir- dar la estima y el protagonismo de las formas del tejido metro-
cunstancias. Aprecia la novedad de las operaciones realizadas, politano.
pero aprecia el resultado global de esa novedad, que es, efec-
tivamente, una calidad de vida, una calidad urbana que provie- Me parece sustancial, hoy, pensar en el contenido de nuestras
ne de una suma de aspectos más complejos, no solamente ciudades, las sustancias en la composición de nuestras ciuda-
aspectos históricos, muchos de ellos son nuevos, algunos evo- des densas y promiscuas del sur del arco mediterráneo. Por de
lucionados, otros híbridos, pero al fin y al cabo, aspectos más pronto, tenemos que pensar en un tejido metropolitano que
complejos que la transformación en sí misma, como esfuerzo tiene estas condiciones de densidad y de promiscuidad en un
de construcción o de diseño. grado mucho más elevado que el que nunca encontraremos en
las metrópolis construidas con los sistemas de ocupación más
Las rondas, por ejemplo. Las rondas de Barcelona son admira- simples y recientes: por ejemplo, las metrópolis americanas,
bles, en un cierto sentido, como bien se ha dicho, por su efec- las metrópolis del sudeste asiático o las metrópolis japonesas.
to sobre la agilización del tráfico. Son admirables también, en Esto es tópico, pero es verdad. Podríamos dedicar muchas

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horas a justificar estas condiciones de densidad y promiscui- entre Atlanta, Singapur y Los Angeles hay enormes diferencias.
dad. En todo caso es un hecho -sea debido al clima, sea debi- Es que no se parecen en nada a poco que uno las conozca.
do a las formas culturales o a las características de lo que se Sería bueno comprobar su experiencia sobre estas ciudades.
entiende como calidad de vida- que las ciudades en el sur de Yo, sin conocerlas mucho, las conozco lo suficiente como para
Europa organizan una forma de metrópolis bastante original. La ver que realmente, a pesar de que todas han experimentado un
densidad no es sólo cuestión de acumulación de usos, sino que boom edificatorio tremendo durante los últimos años, una
es también una cuestión de la variedad de estos usos. Y esa explosión de autopistas, y que tienen todas ellas un sistema
promiscuidad provoca, precisamente, no solamente usos mez- espacial fragmentado y descompuesto, eso no debiera bastar-
clados continuamente, sino la aparición continua de excepcio- nos para pensar que son iguales. Porque, con este criterio,
nes. Es la continua intromisión de elementos discordantes en también cabría decir que todas las ciudades del pasado eran
la homogeneidad lo que, de alguna manera, caracteriza la con- idénticas porque todas se componían de calles y edificios, de
dición promiscua de estas ciudades. plazas y de paseos. O sea, no matizar algo más sobre estas
cosas nos puede llevar a simplificaciones peligrosas y a perder
Creo que es muy importante, en el mundo globalizado, apren- la noción de lo que nuestro oficio pueda aportar al futuro de las
der a leer las diferencias. La globalización no comporta, nece- ciudades.
sariamente, siempre, la anulación de las diferencias y, a veces,
es precisamente su posibilidad. Tenemos una visión demasia- Les sugiero, y lo he dicho ya en otras muchas ocasiones, que
do tópica en el conocimiento crítico del urbanismo, en el cono- para ver bien la Barcelona actual, suban ustedes a una de las
cimiento de las ciudades. La capacidad crítica, y ahora hablo colinas que hay junto al Llobregat, a la colina de Sant Ramon o
de la reflexión intelectual, es bastante baja. Conocemos las ciu- a la colina de Sant Pere Màrtir, y desde allá contemplen la com-
dades por clichés culturales, por los libros, las diapositivas, por posición de la metrópolis, la riqueza formal de la periferia, en
los viajes turístico-arquitecturales. Criticamos o apoyamos ese multiplicarse en partes y componentes, en tejidos, en las
unos esquemas de ciudad o de urbanismo basándonos en cla- pequeñas relaciones que la hacen. Verán un espectáculo, por
sificaciones críticas, a veces simplemente gráficas, muy limita- de pronto, de inmensa belleza, de una belleza que articula en
das. Conocemos menos la experiencia de las ciudades, cono- unidades de orden superior muchísimos elementos. Es algo
cemos poco las ciudades por haberlas andado, por como se que no tiene que ver, desde luego, con otros tipos de ciudad. Y, 101
viven o como han sido hechas. Esta limitación produce real- ciertamente, muy poco con las periferias norteamericanas o del
mente escasez en nuestra común capacidad de leer las ciuda- sudeste asiático. Tampoco con las holandesas, las inglesas o
des actuales o, más concretamente, de leer la parte actual de las alemanas. En cambio, el tipo de mezcla sí es comparable
nuestras ciudades. Esta dificultad de discernimiento me parece al de otras ciudades, pero todas pertenecen a esta misma área
una de las limitaciones culturales genéricas que la cultura de las ciudades del sur de Europa, y ello por un modelo de
arquitectónica, incluso la cultura en general, tiene en estos características que ahora intentaré definir pero que vienen a
momentos. Me parece que éste sí que es un problema a la colación como recomendación del esfuerzo por leer con cuida-
escala de este congreso. Saber leer las ciudades actuales no do las metrópolis contemporáneas.
es tan evidente. Hace cincuenta años, los geógrafos urbanos
describían las ciudades. Y existía una disciplina, que era la Para leer Barcelona, suban al Carmelo, que es ese monte
geografía urbana, que leía y explicaba cómo eran las partes de ingrato que hay al final de los ensanches -de la trama Cerdà,
la ciudad y de qué se componían. Hoy día esto no existe. Los de Gràcia, de Horta y las casas-jardín de los Nou Barris y las
geógrafos se dedican a otras cosas. Se dedican al análisis del Trinidades y los Montbaus que hay detrás- y observen como se
sistema de ciudades, pero no al análisis de la ciudad en sí. Las presenta la articulación de todas esas piezas distintas en la ciu-
partes de las periferias, o las partes de relación de las perife- dad. Por de pronto, es un espectáculo estético, sí, pero, desde
rias con el centro, hoy nos parecen lo mismo. No sabemos dis- luego, es también un espectáculo urbanístico, y es una lección
tinguir porque no tenemos los conceptos, la taxonomía, las que nos enseña a mirar las formas de las ciudades con más
palabras para hacerlo. Y, en este sentido, creo que nos faltan afecto, y también con mayor capacidad de reconocer sus
las palabras más descriptivas, las más reales y, quizás para actuales diferencias.
generalizar, abusamos de los términos funcionales o de las
palabras mecanicistas para esconder nuestra imprecisión. ¿Cuáles son las características de este tipo de metrópolis
sudeuropea? Obviamente se diferencian de las metrópolis
No sé. Algún arquitecto importantísimo y conocedor de las ciu- sudamericanas, que suelen explicarse a partir de su fundación
dades ha escrito, por ejemplo, que hoy día las ciudades todas colonial como trazados, aunque otras veces lo sean en térmi-
son como Atlanta, como Singapur y como Los Angeles. Bueno, nos de infraestructura generativa, que soportan usos derivados

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indiferentes. ¿Cómo son de distintas las grandes ciudades del centro de servicios, una condición de contacto que tiene mucho
norte de Europa? La relación generativa entre infraestructura y que ver en cómo un centro comercial se adapta a unas viejas
uso existe siempre, es verdad, pero producida de modos bas- industrias, o en como una zona turística explota e ignora a la
tante distintos. Encontramos tamaños muy desiguales, con vez el paisaje. Las dificultades y los conflictos que se derivan
unos grados de promiscuidad, de densidad o de adaptación al no son accidentales ni extraños al modelo, son el precio del
territorio muy variables. Y eso es lo que da la forma a las ciu- oportunismo con que se van distribuyendo las cosas, según
dades. Y eso es lo que determina como se vivirán y, por lo lógicas que, naturalmente, necesitan del control y de la infraes-
tanto, las distintas calidades de vida que ofrecerán. tructura, pero que muestran la preponderancia de la idea de
contigüidad en nuestras ciudades. Creo que esta importancia
Es obvia y bien sabida la comprensión estructural del creci- tenderá a aumentar porque forma parte de las condiciones de
miento como lo generado desde el flujo de los sistemas gene- la calidad de vida, a las cuales nuestra cultura no quiere renun-
rales, como lo que posibilitan las infraestructuras. Pero hay ciar. Por tanto, una primera tesis (que, ya digo, hay que aten-
mucho también en la metrópolis sudeuropea de otras lógicas, der en toda su relatividad) es el interés positivo por esta dispo-
más complejas y aleatorias, tal vez menos deterministas, pero sición de mancha, más o menos aparentemente descontrolada,
que tienden más a seguir comportamientos posibilistas de y no por descontrolada atractiva, sino por su valor de respues-
aprovechamiento de oportunidades que a ser consecuencias ta, más allá de controles abstractos o de factores infraestructu-
deterministas generalizables. Yo diría que nuestras ciudades, rales, a oportunidades y ventajas más inmediatos. La “mancha
en gran medida, crecen gracias a acciones ocasionales que de aceite” me parece importantísima en el entendimiento y el
aprovechan oportunidades de suelo y de emplazamiento, de tratamiento de la metrópolis sudeuropea.
novedad o de residuo, de publicidad o de escondite, de vecin-
dario o de aislamiento. Y las nuevas operaciones no siempre El segundo aspecto que considero importantísimo en nuestras
están relacionadas con el sistema infraestructural, pero no metrópolis es el gran peso generador de la topografía: Aquí la
solamente con el sistema infraestructural (como ocurre, por topografía no es un factor de contexto. No es un factor de
ejemplo, en los llanos del “Midwest” americano o, a lo mejor, en marco. Es un elemento sustancial de las ciudades. Yo creo que
las metrópolis asiáticas). La forma de nuestras metrópolis sigue en Barcelona, por ejemplo, es importantísimo observar lo que
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más un modelo “de aprovechamiento de oportunidades frag- un colega y amigo, el arquitecto Oriol Clos, decía al ver tantas
mentarias” que el esquema determinista del funcionalismo plazas rediseñadas como tableros horizontales salidos del
estructural. Aquí hay mucho de aprovechamiento de condicio- paralex del delineante: “Ull! Que Barcelona fa baixada!”,
nes especiales del lugar, que vienen dadas por ejemplo por la Barcelona baja, “fa baixada”, que es decir algo más, Barcelona
topografía, o por las ventajas sobre todo de vecindario. Pienso es bajante. El fondo de la cuestión es esa relación fundamen-
que estas relaciones de contacto perimétrico entre las piezas tal de la ciudad a la topografía. Efectivamente, siempre, y de
urbanas, esta lógica de mosaico como principio de crecimiento una manera bastante clara, tenemos al movernos por
de la ciudad, la idea de crecimiento por lateralidad, no sólo por Barcelona la conciencia, no sólo de la orientación cardinal, sino
creación de infraestructuras, es importantísima en nuestras ciu- del sentido topográfico que toma la ciudad: de las calles del
dades. Ensanche hacia el mar, o la orientación hacia los ríos en las
áreas del Llobregat y del Besós, donde la topografía es igual-
Quiero en este sentido -y sería mi primera tesis polémica, por mente básica y fundamental. Esta condición topográfica de las
lo menos en los términos tradicionales de los especialistas- zonas urbanas es característica de ciertas ciudades, y muy
romper una lanza en favor de una forma urbana difamada y importante en las áreas del sur de Europa, porque ya han esta-
maldecida, la llamada “mancha de aceite”. Se decía: “Alerta, blecido desde su origen un juego de interacción con la orogra-
las grandes ciudades crecen como manchas de aceite”. “Esto fía. No sólo se trata de las condiciones globales de la topogra-
es intolerable, esto es lo peor que nos puede pasar, es la ima- fía, sino también de sus formas parciales, menores, de cómo
gen del desastre, del caos”. Pues bien, yo encuentro la mancha se aprovechan los rincones, de las bolsas que se forman, de la
de aceite bastante interesante, y quisiera recalcar sus ventajas, creación de microclimas o de enclaves (por ejemplo, de buena
aun a riesgo de ser ahora un poco esquemático en mi defensa. residencia junto a otras de residencia barata para poder conse-
No pretendo elogiar la falta de control, ni justificar la falta de guir un lugar especialmente privilegiado en cuanto al clima, a
infraestructura. Sostengo que, aparte del control y de la infraes- las vistas o a la vegetación). Para estos enclaves privilegiados,
tructura, hay una condición geográfica de yuxtaposición de los incómodas vecindades, aceptadas, que permiten un aprove-
elementos metropolitanos, de continuidad en cómo se colocan chamiento oportunista y una concepción de la ciudad como un
vacíos y llenos, en cómo se engancha un barrio de viviendas al hecho básico de topografía. Y es ésa interacción la que produ-
lado de un casco antiguo, o un pequeño parque al lado de un ce una escala de promiscuidad en las distintas partes de la ciu-

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dad espacialmente distinta de la que se da en otro tipo de la verdad. Pienso que, en nuestras metrópolis, algo de eso ocu-
metrópolis. rre. Es en las distancias cortas donde nos jugamos, no sólo las
distancias pequeñas, nos jugamos también los principios gene-
Un tercer aspecto, para mí característico, sería el grano peque- rales. Un maestro de la arquitectura, a mi juicio, uno de mis
ño. Barcelona es una ciudad donde el grano pequeño es impor- maestros de arquitectura y de urbanismo, es Johan Cruyff, ex-
tante. Ahora uso “grano” como en la terminología clásica de entrenador del Barça, persona (otras actividades a parte) de
Kevin Lynch, donde este término hace referencia a la abundan- una sabiduría extrema en el entendimiento de lo que es una
te variedad de tamaños de los elementos, de las piezas urba- profesión como actividad creativa, que, al igual que otros gran-
nas. En Barcelona, por ejemplo, no hay grandes solares. Yo des profesionales, ya sean pianistas o carpinteros de ribera,
puedo hablar mal de esto porque soy autor de uno de los edifi- cuando explican su oficio hablan de principios que sirven para
cios completamente fuera de grano de la ciudad, muy grande. cualquier otro oficio y, desde luego, para la arquitectura. Decía
Pero es un caso excepcional. En Barcelona, un solar de media Cruyff que el buen jugador tiene que tener dos visiones a la
hectárea es ya un solar muy grande. Y muy raro. Y, de eso, vez. Por un lado, tener clara la posición en el campo. Pero,
también podemos dar explicaciones: la estructura mercantil de sobre todo, en la distancia corta, decía, ha de saber resolver
la ciudad, la división de la propiedad, la inexistencia de una con un gesto el doble de ideas de las que resuelve el contrario.
casa real o de un poder central en la ciudad que se represen- Tiene que saber desligar la mirada, decía, del juego de piernas
tara con grandes palacios o jardines, la ausencia de una aris- y pelota. Venía a decir que la jugada corta, a la vez, tenía que
tocracia que acumulara fincas y creara grandes piezas. Eso no tener en cuenta la jugada larga, aunque la pura posicionalidad
ha existido aquí. Por lo tanto, el grano de las unidades de la no daba el partido y que, al final, era el talento del jugador el
ciudad es más bien pequeño, y eso provoca una variedad en la que lo resolvía. El jugador de visión general tenía que tener,
interacción muy alta, y, en las zonas de contigüidad, situacio- también, la capacidad extra de no fallar, o “fallar poco”(!) en la
nes especialmente interesantes. jugada corta. Me parece que son afirmaciones aplicables a
nuestro tipo de ciudad. Y que, en cambio, tal vez no lo sean a
Por ejemplo, una de las zonas más ricas de Barcelona es la otras metrópolis mundiales que me interesan muchísimo y me
frontera entre el Ensanche y el Casco Antiguo. Es precisamen- parecen de enorme contenido cívico, cultural y arquitectónico,
te ese valor de junta que aparece allí, las charnelas de la calle pero cuyo mayor interés es, precisamente, que atienden a 103
Fontanella y la plaza Urquinaona, de la plaza Cataluña, de las cuestiones distintas. Hace falta arriesgar mucho si queremos
dos caras de las Rondas... También son de gran riqueza las que hablar de la “gran escala”, de “flujos” o de “terrenos vagos”,
zonas donde se une Gràcia con Sarrià, o con Horta... O sea, no como se hace en este congreso, no sea poco más que verba-
sólo son fundamentales las piezas, sino cómo se tocan estas lismo de etiqueta, y que no resulte imitar a Valdano, cuando el
piezas, todas estas piezas tan buenas, que el visitante de que hace falta es Cruyff.
Barcelona reconoce, y dice: “Hombre, es que Barcelona no es
sólo bonita por Las Ramblas. Es que, vayas donde vayas, te El cuarto aspecto que me atrevería a proponer como específi-
encuentras no sé qué, y no sé cuántos. Y vas a Gràcia, y vas co de la metrópolis mediterránea, o sudeuropea, es el de la via-
al mar y vas a tantos otros sitios...”. Y me refiero a esto ahora lidad abierta, el hecho de estructurarse con sistemas de viali-
porque quisiera poner atención a esa articulación de las partes. dad abiertos. En estas metrópolis los grandes sistemas, los sis-
temas viarios básicos, no son sistemas urbanos, sino sistemas
El grano pequeño, el que las cosas de menor envergadura se menores de naturaleza casi territorial. Esto ya forma parte de la
hagan con meticulosidad, es también lo que ha hecho merito- tradición de las centuriaciones y de los trazados de Jefferson,
rias muchas de las recientes actuaciones en la ciudad (y en y de las fundaciones coloniales, pero también forma parte del
otras ciudades próximas) donde, efectivamente, se ha sabido concepto de una relación imprecisa y múltiple con su territorio
ser sensible al mismo tiempo a las condiciones inmediatas del inmediato y con su territorio más lejano. Es una relación de
entorno y del espacio que se quería crear y a la producción de jerarquía, de continuidad, que no encontramos en las metrópo-
objetos, de edificios, de espacios públicos suficientemente ade- lis contemporáneas de Asia, de Sudamérica o de la Europa
cuados a funciones urbanas genéricas. transalpina. En el siglo XVI, a muchas poblaciones interiores de
Cataluña se les daba el nombre y tenían el título jurídico de
Dice un anuncio de televisión aquello de que “en las distancias calles de Barcelona, a pesar de estar, a lo mejor, a dos días de
cortas es donde se resuelven las grandes cuestiones”. Creo camino. Eso refleja una concepción del territorio que me pare-
que aparece en el anuncio de un perfume masculino que ce extraordinariamente moderna. Creo que está estrechamen-
refuerza los atractivos de un galán conquistando a una estu- te relacionada con la idea de que la distancia o la separación
penda señora. Al llegar a las distancias cortas viene la hora de no es la única cosa que caracteriza la pertenencia. He descrito

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en los periódicos, por ejemplo, el eje del Llobregat como un eje


importantísimo de Cataluña. Otros habría, no cabe duda. El
Maresme podría ser otro frente importante. En cualquier caso,
me refiero a una organización de los sistemas viarios urbanos
que es de largo alcance, como podemos encontrar en Palermo,
en París o en cualquiera de las ciudades grandes del sur de
Europa. Milán, por ejemplo, tiene un sistema de vialidad prima-
ria que llega hasta Suiza, un sistema que no incluye solo la
gran infraestructura, la autovía o la carretera. Es un sistema de
organización urbana y que, por tanto, tiene continuidad en
calles y tejidos, aunque sean intermitentes. En ese sentido, y
no es la primera vez que lo digo, las rondas de Barcelona, que
tantos méritos tienen en cuanto a su buena ejecución, al
esfuerzo invertido y a la inmediata solución de problemas de
tráfico, son, en cambio, una estructura en buena parte contra-
dictoria con el sistema primario barcelonés, y que en un futuro
de quince años puede resultar reductiva para la organización
de una Barcelona más amplia. Esa idea anular de ciudad, en
una ciudad que no tiene nada de anular, que es tentacular y de
alguna manera abierta hacia fuera, no cerrada en sí misma,
puede, una vez pasado el primer efecto estimulador de cam-
bios, resultar conflictiva por dar servicios viarios de forma más
imprecisa y extensa, menos optimizada y compacta, más inter-
mitente pero menos introvertida. Soy de la opinión de que
nuestras ciudades, y hablo de nuestras en este sentido geográ-
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fico algo vago, no deberían funcionar tanto con anillos. Me
parecen más apropiadas las estructuras tentaculares, estructu-
ras más lanzadas hacia el territorio, que son las que define la
naturaleza imprecisa, un poco de magma, de mucha conden-
sación y de acumulación y de densidad, característica de nues-
tras ciudades.

Mancha de aceite, topografía, grano pequeño y vialidad abier-


ta son, para mí, notas características que hemos descrito para
Barcelona, pero que tienen valor general como definición de un
modelo de metrópolis, un modelo donde la contigüidad es más
importante que la continuidad y el tejido pringoso y amorfo de
ciudad es un valor en sí mismo; donde los tamaños se mezclan
a pequeñas dosis, y donde la vialidad es algo más que un dis-
positivo lógico de circulación hacia dentro para ser trama de
relaciones indefinidas; un tipo de urbanización como forma cul-
tural no reducible a la función economicista de la gran infraes-
tructura como expresión uniformadora de la gran riqueza de
diferencias de las grandes ciudades contemporáneas.

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