La Biografía de El Mariscal Antonio

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La Biografía de “El Mariscal Antonio José de Sucre”

Su nombre completo fue “Antonio José Francisco de Sucre y Alcalá” y nació un 3 de febrero de
1795 en Cumaná- en Venezuela, sus padres fueron Vicente se Sucre y María Manuela Alcalá los
cuales murieron cuando Antonio tenía 7 años de edad quedando bajo la tutela de su padrino
Antonio Patricio de Alcalá.

Cuando ya era adolecente su padrino lo envió a Caracas para iniciar con sus estudios de
ingeniería militar en la “Escuela José Mires”, junto a su hermano Pedro y otros tipos, se integró
como cadete.

En 1810, la Junta de Gobierno de Cumaná le confiere el empleo de subteniente de milicias


regladas de infantería. Este grado fue ratificado por la Junta Suprema de Caracas el 6 de agosto
de ese mismo año. En 1811 desempeña en Margarita el cargo de comandante de ingenieros. El
31 de julio de ese año recibió el despacho de teniente. En 1812 se halla en Barcelona, en
calidad de comandante de la artillería. Allí, el 3 de julio del citado año, junto con otros
ciudadanos notables, firmó el acta de la junta de guerra que se reunió aquel día para resolver
lo conducente a la seguridad de la República, a raíz de los acontecimientos en Caracas
(ofensiva de Domingo de Monteverde) y la ocupación de Cúpira por un grupo de partidarios de
Fernando VII.
Tras la capitulación del general Francisco de Miranda, Sucre, amnistiado por Monteverde
regresó a Cumaná, donde el nuevo gobernador realista Emeterio Ureña le extendió pasaporte
para que se trasladase a Trinidad; pero no consta que hiciera uso de dicho documento. En
1813, bajo las órdenes del general Santiago Mariño, integra el grupo de republicanos conocido
como los libertadores de oriente y participa en las operaciones para la liberación de aquella
parte de Venezuela. Como edecán del general Mariño, en 1814, asiste a la conjunción de las
fuerzas de oriente con las de occidente en los valles de Aragua. Ese año, su hermano Pedro fue
fusilado en La Victoria por los realistas; y víctimas de José Tomás Boves mueren en Cumaná sus
hermanos Vicente y Magdalena. No menos de 14 parientes inmediatos perecerán en la Guerra
de Independencia. En 1815, tras combatir bajo las órdenes del general José Francisco
Bermúdez en Maturín, pasa a Margarita y escapando del general Pablo Morillo, sigue a las
Antillas y Cartagena. En esta plaza, con Lino de Pombo de jefe inmediato, dirige los trabajos de
fortificación para la defensa de la ciudad contra el asedio realista de Pablo Morillo. En
diciembre está en Haití. Cuando regresaba después a Venezuela naufraga en el golfo de Paria.
En 1816, Mariño lo nombra jefe de su Estado Mayor y lo asciende a coronel. Este mismo jefe lo
designa en 1817 comandante de la provincia de Cumaná. Ese año, después del Congreso de
Cariaco (8 de mayo) desconoce la actuación de dicho cuerpo colegiado y la autoridad de
Mariño y se traslada a Guayana, donde se pone bajo las órdenes de Simón Bolívar. El 17 de
septiembre de ese mismo año recibió de Bolívar la designación de gobernador de la Antigua
Guayana y comandante general del Bajo Orinoco, y también el encargo de organizar un
batallón con el nombre Orinoco.
Empezaba su carrera de gobierno en la cual desempeñaría todos los cargos de la
Administración civil hasta presidente de la República en Bolivia. El 7 de octubre de 1817 recibió
el nombramiento de jefe de Estado Mayor de la división de la provincia de Cumaná, bajo las
órdenes del general Bermúdez, nombrado comandante de la citada gran unidad. Estos
nombramientos tenían, además, la finalidad de reducir la disidencia que reinaba en Cumaná.
«El general Bermúdez y Vd. van a hacer cosas grandes en Cumaná y quizás algún día serán
llamados los salvadores de su país», dijo Bolívar a Sucre en aquella ocasión. En agosto de 1819
fue ascendido a general de brigada por el vicepresidente de Venezuela, Francisco Antonio Zea;
grado que será ratificado por Bolívar el 16 de febrero de 1820. Viaja a las Antillas comisionado
para adquirir material de guerra; misión que cumple con éxito. Ese mismo año desempeña,
interinamente, la cartera de Guerra y Marina y es jefe titular del Estado.
Tras la liberación de la Nueva Granada y creada la Republica de Colombia Bolívar firma con el
general español Pablo Morillo, el 26 de noviembre de 1820, un Armisticioo, así como un
Tratado de Regularización de la Guerra. Sucre redactó este Tratado de Armisticio y
Regularización de la Guerra, considerado por Bolívar como "el más bello monumento de la
piedad aplicada a la guerra". La importancia de los documentos redactados por Sucre, en lo
que significó su primera actuación diplomática, fue la paralización temporal de las luchas entre
los patriotas y los realistas, y el fin de la guerra a muerte iniciada en 1813. El Armisticio de
Santa Ana le permitió ganar tiempo a Bolívar para preparar la estrategia de la Batalla de
Carabobo, que aseguró la independencia venezolana. El documento, marcó un hito en derecho
internacional, pues Sucre, fijó mundialmente el trato humanitario que desde entonces
empezaron a recibir los vencidos por los vencedores en una guerra.6 De esta forma se convirtió
en pionero de los derechos humanos. Fue de tal magnitud la proyección del tratado que
Bolívar en una de sus cartas escribió: "este tratado es digno del alma de Sucre. El Tratado de
Armisticio tenía por objeto suspender las hostilidades para facilitar las conversaciones entre
los dos bandos, con miras a concertar la paz definitiva". El Armisticio se firmó por seis meses y
obligaba a ambos ejércitos a permanecer en las posiciones que ocupaban en el momento de su
firma
Comenzó entonces la campaña de liberación de Ecuador, que tuvo su culminación en
la batalla de Pichincha librada el 24 de mayo de 1822. Con esta victoria de Sucre se
consolidó la independencia de la Gran Colombia, se consumó la de Ecuador y quedó el
camino listo para la batalla contra las últimas fuerzas realistas que quedaban en el Perú.
Tras una reunión en Guayaquil entre Simón Bolívar y San Martín, este último cede parte
de su ejército al primero, y se retira definitivamente de las batallas de la emancipación
hispanoamericana. Así, Sucre llegó y entró en Lima en 1823, precediendo a Bolívar. El 1
de diciembre de 1823 llegó a Yungay, estableciéndose en él por ser el punto céntrico del
acantonamiento. Acomodó en sus inmediaciones a los batallones "Voltígeros de la
Guardia" y "Pichincha" a los que la población avitualló y pertrechó hasta ponerlos en
condiciones de marchar el 25 de febrero hacia Huánuco. Participó junto a Bolívar el 6 de
agosto de 1824 en la batalla de Junín y, el 9 de diciembre del mismo año, venció al virrey
José de la Serna en Ayacucho, acción que significó el fin del dominio español en el
continente sudamericano. El Parlamento peruano lo nombró Gran Mariscal y General en
Jefe de los Ejércitos.8
Al frente de estos se marchó al Alto Perú, donde, junto a los líderes libertarios, fundó la
República de Bolívar (después denominada República de Bolivia) en homenaje al
Libertador, a quien encargó la redacción de su Constitución, la cual fue promulgada en
1826 bajo la premisa de ser "la Constitución más liberal del mundo." Al frente del Gobierno
boliviano, Sucre promulgó leyes progresistas; ejecutó la división política del país de
acuerdo a la Constitución propuesta por Simón Bolívar; impulsó la instrucción pública;
organizó el aparato administrativo; y, encaminó ambiciosos programas para la
recuperación económica. El 18 de abril de 1828, estalló un motín en Chuquisaca.
El Mariscal Sucre fue herido de dos balazos. Este incidente ocasionó que el Mariscal
tomara la decisión de abandonar el cargo de Presidente de Bolivia para evitar rencillas y
contribuir a la pacificación de la República. La Asamblea local lo nombró presidente
vitalicio, pero dimitió en 1828 a raíz de los motines y la presión de los peruanos opuestos a
la independencia boliviana. Se retiró entonces a Ecuador acompañado de su hija María
Teresa y de su esposa, Mariana Carcelén de Guevara y Larrea, Marquesa de Solanda y
de Villarocha.
El 11 de enero de 1821, en Bogotá, Sucre fue nombrado por Bolívar comandante del
Ejército del Sur, en reemplazo del general Manuel Valdés; era la fuerza que, desde 1820,
operaba en Popayán y Pasto. Sucre no recibió el cargo porque las razones de índole
estratégica y política hicieron que Bolívar anulase tal designación y le diese comisión para
marchar a Guayaquil, donde reemplazaría al general José Mires y asumiría la misión que se le
había encomendado: la de hacer que dicha provincia (la cual se había independizado de los
españoles en octubre de 1820) se incorporase a la República de la Gran Colombia y tomar el
mando de las tropas que hubiese en Guayaquil, como pasos previos para la liberación
de Quito, que era el propósito principal de las operaciones que se ejecutasen. El 6 de abril
llegó Sucre a Guayaquil y al presentarse ante la Junta de Gobierno, expuso la razón de su
presencia allí y de la idea de una unión de la provincia con Colombia. El 15 del mismo mes fue
celebrado un tratado entre Sucre (por Colombia) y José Joaquín de Olmedo, Francisco
Roca y Rafael Jimena, miembros de la Junta. El tratado estipulaba que Guayaquil mantendría
su soberanía, pero bajo la protección de Colombia. En aquella oportunidad Sucre quedó
facultado para abrir la campaña contra los realistas, y con tal motivo, Guayaquil le ofreció
todos los recursos disponibles para liberar a Quito. El 19 de agosto de 1821 se da la batalla de
Yaguachi (o de Cone) entre tropas independentistas guayaquileñas de la División Protectora de
Quito y refuerzos gran colombianos, liderados por Sucre contra las tropas realistas del
coronel Francisco González. Sucre vence a los españoles y aseguró la independencia definitiva
de la Provincia Libre de Guayaquil.
Las tropas de Sucre tras haber vencido en Yaguachi avanzan hacia Quito, los españoles al
mando del mariscal de campo Melchor de Aymerich los seguían de cerca y tomaron posiciones
en un terreno llamado Huachi donde ya habían derrotado a fuerzas guayaquileñas un año
atrás. El 12 de septiembre de 1821, tras un breve contacto entre ambas fuerzas, los realistas
intentaron huir. El general José Mires permitió a los batallones Albión y Guayaquil perseguir a
los realistas, pero estos fueron atacados por la caballería e infantería realista que dio vuelta y
cercó a los batallones patriotas. Con el ejército patriota en desorden y Sucre herido y salvado a
duras penas de caer prisionero por su edecán Manuel Jordán Valdivieso, los patriotas se
volvieron a Guayaquil, dejando en el campo de batalla a muchos hombres y pertrechos. Los
realistas detuvieron el avance hacia Quito de los independentistas.
La Batalla del Pichincha ocurrió el 24 de mayo de 1822, en las faldas del volcán Pichincha, a
más de 3000 metros sobre el nivel del mar, arriba de la ciudad de Quito, en el Ecuador actual.
El encuentro, que ocurrió en el contexto de las Guerras de Independencia Hispanoamericana,
enfrentó al ejército independentista bajo el mando del General venezolano Antonio José de
Sucre y al realista, comandado por el Mariscal de Campo Melchor de Aymerich. La derrota de
las fuerzas realistas leales a España condujo a la liberación de Quito y aseguró la
independencia de las provincias que pertenecían a la Real Audiencia de Quito, también
conocida como la Presidencia de Quito, la jurisdicción administrativa colonial española de la
que eventualmente emergió la República del Ecuador. Al amanecer, sin que Sucre lo supiera,
los centinelas apostados cerca de Quito avistaron a las tropas independentistas ascendiendo
por las laderas del Pichincha. Aymerich, entonces consciente de la intención de Sucre de
flanquearlo mediante el ascenso al volcán, ordenó a su ejército de 1894 hombres subir por la
montaña lo más pronto posible, para oponerse ahí a Sucre.
Al haberse encontrado en un campo de batalla tan improbable, los dos comandantes no
tuvieron otra opción más que enviar gradualmente sus tropas a la batalla. Existía poco espacio
para maniobrar en las empinadas laderas del Pichincha, entre profundos barrancos y densos
matorrales. Los hombres del Paya, tras recuperarse de la conmoción inicial, se reposicionaron
bajo el fuego enemigo, siendo reforzados con la llegada del batallón peruano Trujillo. Sucre,
que solo esperaba que los españoles estuviesen más cansados que sus propias tropas, envió al
batallón Yaguachi, conformado por ecuatorianos. El batallón Alto Magdalena trató de hacer un
movimiento de flanqueo, pero sin éxito, pues el terreno no se lo permitió. Pronto, los
batallones Paya, Trujillo y Yaguachi, sufriendo muchas bajas y con pocas municiones,
comenzaron a replegarse. Para entonces el destino de la batalla para los Patriotas parecía
depender del Albión, que transportaba las municiones tan necesarias; sin embargo, se
desconocía su paradero. A medida que pasaba el tiempo, los Realistas parecían ganar el
control de la batalla. El otro batallón peruano Piura fue obligado a retroceder. En medio de la
desesperación, a los hombres de reserva del batallón Paya se les ordenó cargar contra el
enemigo con sus bayonetas. Ambos bandos sufrieron grandes bajas, pero la situación se
estabilizó más o menos para los Patriotas. A pesar de esto, Aymerich, como parte de su
estrategia, durante el ascenso al Pichincha separó de su fuerza principal al batallón Aragón,
ordenándole avanzar hasta la cúspide del volcán, para así luego atacar a los Patriotas por la
retaguardia, rompiendo sus líneas en el momento adecuado. El Aragón era el mejor batallón
del ejército realista; estaba formado por veteranos españoles que habían actuado tanto en
la Guerra de la Independencia Española como en otras batallas en América del Sur, y en ese
momento estaba más arriba de los Patriotas y listo para atacar. Afortunadamente para los
Patriotas, cuando el Aragón iba a cargar sobre la decaída línea Patriota, el Albión les detuvo en
seco, al entrar en la batalla de forma imprevista. Así, el Albión consiguió avanzar a una posición
más alta que la de los españoles. Pronto se unió a la batalla el Magdalena, y el Aragón, tras
sufrir fuertes bajas, se deshizo. Entonces el Magdalena avanzó hasta la línea Patriota para
reemplazar al Paya, y cargó contra la línea Realista, que acabó por romperse".
Las consecuencias de la batalla fueron bastante significativas. El 25 de mayo de 1822 Sucre
entró con su ejército en la ciudad de Quito, donde aceptó la rendición de todas las tropas
españolas establecidas en el territorio que el gobierno de Colombia llamaba "Departamento de
Quito", al considerarlo como parte integral de la República de Colombia desde su creación
el 17 de diciembre de 1819.
Cuando Sucre recapturó Cuenca el 21 de febrero, obtuvo de su Consejo local un decreto en el
cual se proclamaba la integración de su ciudad y provincia a la República de Colombia.
Entonces, con la rendición de Quito, que a su vez puso fin a la resistencia Realista en la
provincia norteña de Pasto, Bolívar pudo entrar en la ciudad, cosa que finalmente hizo el 16 de
junio de 1822. Entre el entusiasmo general de la población, la antigua Provincia de Quito se
incorporó a la República de Colombia. Por su parte Guayaquil, que aún no había decido su
futuro, con la presencia tanto de Bolívar como del victorioso ejército Gran colombiano en su
territorio, proclamó la incorporación de Guayaquil a la Gran Colombia el 13 de julio de 1822.

Antonio participo en varios acontecimientos más pero me parece que seguire con Bolivia lo cual
paso luego del triunfo de Ayacucho, y siguiendo precisas instrucciones de Bolívar, el general
Sucre entró en territorio boliviano el 25 de febrero de 1825. Su papel se limitó a dar visos de
legalidad a un proceso que los mismos bolivianos ya habían puesto en marcha. El general
Olañeta permaneció en Potosí, en donde recibió al batallón "Unión" procedente de Puno al
mando del coronel José María Valdez, convocó a un Consejo de Guerra que acordó continuar la
resistencia. Olañeta distribuyó sus tropas entre la fortaleza de Cotagaita con el batallón
"Chichas" al mando de Medinacelli, Valdez con el "Unión" fue enviado a Chuquisaca y él marchó
a Vitichi, con 60 000 pesos de oro de la Casa de la Moneda de Potosí. En Cochabamba se sublevó,
con el Primer Batallón "Fernando VII" el coronel José Martínez; seguido en Vallegrande, por el
Segundo Batallón "Fernando VII", deponiendo al brigadier Francisco Aguilera el 12 de febrero.
El coronel José Manuel Mercado ocupó Santa Cruz el 14 de febrero, Chayanta quedó en manos
del teniente coronel Pedro Arraya, con los escuadrones "Santa Victoria" y "Dragones
Americanos" y en Chuquisaca el batallón "Dragones de la Frontera" del coronel Francisco López
se pronunció por los independentistas el 22 de febrero. El coronel Medinacelli con trescientos
soldados se sublevó en contra de Olañeta y el 2 de abril de 1825 se enfrentaron en la Batalla del
Tumusla que culminó con la muerte de Olañeta. El 7 de abril, el general José María Valdez se
rindió en Chequelte, ante el general Urdininea, poniendo fin a la guerra en el Alto Perú.
En carta que dirigió el 11 de octubre de 1825 a su amigo, el coronel Vicente Aguirre, el
Mariscal Sucre le solicitó que hiciera recoger y educar a la niña Simona de Sucre Bravo, nacida
el 16 de abril de 1822, quien era hija de Tomasa Bravo, una pareja sentimental de Sucre, quien
había muerto en esa época y del propio Mariscal, según afirmaba la madre. Los gastos de
crianza y educación de Simona correrían por cuenta del prócer. No se supo más del destino
posterior de esta hija de Sucre. También el prócer mantuvo una relación sentimental con
Rosalía Cortés Silva, de la cual nació en La Paz el 15 de enero de 1826 su primer hijo, José
María Sucre Cortés.
El 20 de abril de 1828, pocos días después del incidente que casi acaba con su vida en Bolivia,
el Mariscal se casó por poder con la quiteña Mariana Carcelén de Guevara y Larrea, marquesa
de Solanda y Villarocha. La ceremonia se llevó a cabo en la iglesia de El Sagrario de la ciudad
de Quito, siendo Sucre representado por su amigo el coronel Vicente Aguirre, mientras que los
padrinos de la boda fueron los marqueses de San José: Manuel de Larrea y Jijón y su esposa
Rosa de Carrión y Velasco, que resultaban además tíos maternos de la novia. Ese mismo año,
el 7 de junio, en Chuquisaca, nació Pedro Ceśar de Sucre y Rojas, fruto de otra relación de
Sucre con María Manuela Rojas.
El primer encuentro de la pareja ya como matrimonio se dio el domingo 28 de septiembre en
la Hacienda Chisinche, propiedad rural de la Marquesa cerca de Machachi, al sur de la capital,
y que a futuro se convertiría en una de las favoritas del Gran Mariscal. Al día siguiente se
dirigieron a la ciudad de Quito, en donde Sucre había adquirido previamente la Mansión
Carcelén, que había pertenecido a su difunto suegro y a la que había ordenado varias
refacciones. Desde entonces la cotidianidad de la pareja transcurrió entre la mansión de Quito
y las estadías temporales en el Palacio de El Deán, en medio de un ambiente apacible y al
margen de las intrigas políticas.
El 10 de junio nació la única hija de la pareja, bautizada al día siguiente en la iglesia de El
Sagrario con el nombre de Teresa en honor a sus dos abuelas, los padrinos de la pequeña
fueron el general Juan José Flores y su esposa Mercedes Jijón de Vivanco, esta última resultaba
además prima segunda de Mariana Carcelén. En una misiva posterior, Simón Bolívar le
expresó su descontento a Sucre por no haberlo escogido a él como padrino, por lo que se
disculpó alegando que se trataba de una promesa previa que le había hecho a Flores en
el campo de batalla de Tarqui. Lamentablemente la niña no alcanzaría la edad adulta, pues
dos años y medio más tarde, ya cuando Sucre había fallecido, la niña murió de afecciones
estomacales, una causa común entre los niños de la época, aunque existen versiones en las
que se culpa directamente de la muerte de la niña al General Isidoro Barriga (segundo esposo
de la Marquesa posterior al fallecimiento del Mariscal Sucre) quien jugando un día con ella, la
habría lanzado desde el primer piso de la casa ubicada en el hoy Centro Histórico de Quito
(Mansión Carcelén) , muriendo ella de un traumatismo craneal, aunque esta versión ha sido
desmentida por miembros de la familia Carcelén, siempre quedaron dudas del
comportamiento de Barriga posterior a la muerte de Sucre visitando continuamente a su
viuda, algo muy mal visto por la sociedad de la época y por el hecho de que al morir Teresa
Sucre la fortuna de la Marquesa quedaría en manos de él y sus descendientes
Luego de esto participo en la Guerra de la Gran Colombia con Perú y la batalla de tarqui y en
sus últimos días Sucre era conocido en el ejército con los apodos de “Mulei” o “Mulengue”,
alusión que hizo el general Luis Urdaneta, cuando escribió a Juan José Flores desde Tocaima 19
días antes del asesinato: “... A García, el diputado por Cuenca, le instruí de todo lo que debía
decir a Ud. y ahora le añado que es preciso que Ud. redoble su vigilancia con el M...”. Tres días
antes de su muerte, el periódico "El Demócrata" de Bogotá publicó un artículo en el que se
expresaba: “Acabamos de saber con asombro, por cartas que hemos recibido por el correo del
Sur, que el general Antonio José de Sucre ha salido de Bogotá... Las Cartas del Sur aseguran
también que ya este general marchaba sobre la provincia de Pasto para atacarla; pero el
valeroso general José María Obando, amigo y sostenedor firme del Gobierno y de la libertad,
corría igualmente al encuentro de aquel caudillo y en auxilio de los invencibles pastusos.
Puede que Obando haga con Sucre lo que no hicimos con Bolívar...”
De lo anterior, se deduce que el asesinato del Mariscal Sucre fue planificado y ejecutado en las
Montañas de Berruecos - Arboleda (Nariño) cerca de San Juan de Pasto. En el lugar del crimen
permaneció su cadáver por más de 24 horas hasta que los pobladores de las localidades
cercanas le dieron sepultura. Si el Mariscal Sucre se hubiese ido por Buenaventura, allí lo
esperaba el general Pedro Murgueitio para darle muerte; si optaba por la vía de Panamá lo
acechaba el general Tomás Herrera, y desde Neiva lo vigilaba el general José Hilario López. El
Libertador, Simón Bolívar, al saber del asesinato, expresó en una carta: “...Yo pienso que la
mira de este crimen ha sido privar a la patria de un sucesor mío...¡Santo Dios! ¡Se ha
derramado la sangre de Abel!... La bala cruel que le hirió el corazón, mató a Colombia (La Gran
Colombia) y me quitó la vida".
Durante mucho tiempo se corrió la noticia de que fue el general Juan José Flores, compatriota
y compañero de gestas independentistas, quien había ideado el crimen, debido a la simpatía
del pueblo quiteño al Mariscal y la posibilidad de este, al radicarse en Quito con su esposa y su
hija, de convertirse en el primer presidente del Ecuador –como ocupó las presidencias de
Bolivia y Perú–, cargo que ocupó Flores desde 1830. Simón Bolívar le escribió una carta a la
viuda de Sucre agradeciéndole el ofrecimiento de conservar la espada de su esposo, el 5 de
noviembre de 1830. De esta manera, ella cumplió con una de las cláusulas del testamento de
Sucre; sin embargo Bolívar, en el suyo, ordenó que la espada del prócer le fuese devuelta a
ella. Los restos del Mariscal Sucre fueron llevados a Quito por su esposa y mantenidos en
secreto en el Palacio de El Deán, una propiedad familiar ubicada en el Valle de los Chillos, en
las afueras de Quito. En 1832 y cumpliendo la voluntad de Sucre, que deseaba ser enterrado
en la capital ecuatoriana, fueron depositados en secreto en el Convento del Carmen Bajo.
En 1900, durante la presidencia del general Eloy Alfaro, fueron llevados a la Catedral
Metropolitana de Quito, donde ocupan una capilla. Una anciana religiosa, que había
escuchado de sus antecesoras la historia, relató al arzobispo de Quito, Federico González
Suárez, que la Marquesa de Solanda visitaba siempre el altar en donde fueron colocados los
restos. Alertado el Gobierno de esto, solicitó a la Facultad de Ciencias Médicas de la
Universidad Central del Ecuador se nombre una junta médica forense la misma que reconoció
el esqueleto encontrado, y lo identificó por las heridas de bala en el cráneo y en brazo,
producto del crimen de Berruecos y la revuelta en Bolivia. Sin embargo no existe consenso
respecto al paradero de los restos del Gran Mariscal ya que a inicios del siglo XX, la primera
mujer que ingresó a la Academia de Historia de Venezuela, Lucila Luciani afirmó en su texto
"Maravillosa historia de unos restos" la imposibilidad de que los restos del gran mariscal
Antonio José Sucre estuvieran en Ecuador y desglosó una serie de argumentos para afirmar
que los restos aún estarían en Colombia, aunque esto no pasa de ser simples elucubraciones.
El catafalco que contiene los restos del Gran Mariscal, está hecho de andesita del volcán
Pichincha, y el mausoleo está decorado con alegorías de la Independencia, La Libertad y la
Victoria. El Gobierno venezolano donó una réplica de la espada del Libertador, que se
encuentra en la pared del mausoleo. Periódicamente, la Guardia de Granaderos de Tarqui, que
custodia el cercano Palacio de Gobierno, rinde honores a los héroes.
En su honor fue bautizada la capital de Bolivia, el estado donde nació y varios municipios en
Venezuela, un departamento de Colombia, el aeropuerto internacional y varios barrios de la
ciudad de Quito y la moneda antigua del Ecuador. La Escuela Militar de Ingeniería de Bolivia, que
forma ingenieros civiles y militares a nivel universitario, porta su nombre igualmente.

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