Piel
Piel
Piel
La piel es un órgano sensitivo extenso, que forma una capa protectora alrededor de toda
la superficie externa del cuerpo, separa y protege al mismo del ambiente y facilita la
percepción y comunicación con el exterior. Envuelve todo el organismo sin dejar
soluciones de continuidad, transformándose en los diferentes orificios naturales en la
mucosa correspondiente. Es el órgano más extenso del cuerpo humano, con una
superficie aproximada de 1.6 m2 y un peso de unos 4 kg, lo que equivale al 6% del peso
corporal total.
LA EPIDERMIS
Es la capa más celular y dinámica del organismo, está en renovación constante, y recibe
soporte y nutrición a través de la dermis. Tiene varias capas de células y presenta un
espesor variable de hasta 1 o 2 mm en las palmas o plantas. Además de estar constituida
fundamentalmente por queratinocitos, contiene melanocitos, células de Langerhans y
células de Merkel.
Los melanocitos suponen cerca de un 10% del total y son las células encargadas de
producir la melanina, pigmento negro que da color a la piel y contribuye a la absorción
de la luz ultravioleta.
Granular o estrato granuloso: presenta gránulos intercelulares que son parte del
proceso de queratinización. En esta capa mueren las células epidérmicas.
Estrato lúcido: está compuesto por células carentes de núcleo celular, en las cuales se
puede observar una intensa actividad enzimática. En este estrato continúa la
queratinización, la cual engloba también la transformación de los gránulos de
queratohialina de la capa granulosa en eleidina, una sustancia rica en grasas y proteínas
y que posee propiedades refractantes, se presenta como una capa homogénea y brillante,
de esta última propiedad surge el nombre con el cual se denomina esta capa celular. Este
estrato protege a la piel ante las acciones de las soluciones acuosas.
LA DERMIS
La dermis papilar está compuesta por finas fibras de colágeno tipo I con algunas fibras
de tipo III y una delicada red de fibras elásticas, abundantes capilares, sustancia
fundamental y fibroblastos. Se encuentra estrechamente unido a la epidermis por medio
de pequeñas prominencias cónicas de tejido conjuntivo, que reciben el nombre de
papilas, en estas se hallan las asas capilares que aseguran el abastecimiento nutritivo de
la epidermis avascular, así como también las terminaciones nerviosas independientes,
receptores sensoriales y vasos linfáticos.
El colágeno es una proteína sintetizada, entre otras células, por el fibroblasto. Existen 13
tipos diferentes de colágeno, y en la dermis se encuentran especialmente del tipo I (85-
90%), tipo III (8-11%) y tipo V (2-4%). Otras de las fibras proteicas de la dermis es la
elastina, la cual también es sintetizada y liberada por los fibroblastos. Se presenta como
una cadena de polipéptidos a partir de la cual se elabora una especie de lazos que
posibilitan la flexibilidad reversible de la piel, evitando al mismo tiempo las extensiones
excesivas y los desgarros.
LA HIPODERMIS
FUNCIONES DE LA PIEL
Aísla y amortigua los órganos corporales más profundos y protege todo el organismo
frente a daños mecánicos (golpes y cortes), daños químicos (como los de los ácidos y
las bases), daños térmicos (frío y calor), radiación ultravioleta (de la luz solar) y
bacterias.
La capa principal de la piel está llena de queratina y está cornificada o endurecida para
ayudar a evitar las pérdidas de agua de la superficie corporal. La red capilar de la piel y
las glándulas sudoríparas (ambas controladas por el sistema nervioso) desempeñan una
importante función en la regulación de la pérdida de calor de la superficie corporal.
La piel actúa como un mini sistema excretor; la urea, las sales y el agua se pierden con
el sudor.
Finalmente, los receptores sensoriales cutáneos, que en realidad forman parte del
sistema nervioso, se encuentran en la piel. Estos diminutos sensores, entre los que se
incluyen los receptores del tacto, la presión, la temperatura y el dolor, proporcionan una
gran cantidad de información sobre nuestro entorno externo. Nos alertan sobre los
golpes y la presencia de factores que dañan los tejidos al igual que nos hacen sentir el
viento en el pelo y las caricias.
TEJIDO CONECTIVO
Es el más abundante del organismo y de distribución más amplia. Sirve para unir, juntar
o sujetar otros tejidos del cuerpo, proteger y aislar órganos internos y también para
compartimentalizar estructuras como los músculos esqueléticos. Sirve además para
almacenar energía en forma de tejido adiposo y constituye un sistema importante de
transporte dentro del cuerpo. Existen diversos tipos de tejidos conectivos localizados en
diversos sitios del organismo, adaptados a funciones específicas (tejido conjuntivo laxo,
tejido conjuntivo denso). Constituyen una familia de tejidos que se caracterizan porque
sus células están inmersas en un abundante material intercelular, llamado la matriz
extracelular. En general están formados por tres elementos básicos: sustancia
fundamental, fibras y células. La sustancia fundamental y las fibras forman la matriz
colágena.
Tejido cartilaginoso: está formado por un sistema reticular denso de fibras colágenas y
elásticas embebidas en condroitín sulfato, un componente gelatinoso de la sustancia
fundamental. Hay varios tipos de cartílago: cartílago hialino, el más abundante del
organismo, proporciona soporte y flexibilidad a las articulaciones. Y cartílago fibroso o
elástico, que sirve para mantener la forma y la rigidez de ciertos órganos.
Tejido óseo: es una variedad de tejido conjuntivo que se caracteriza por su rigidez y su
gran resistencia tanto a la tracción como a la compresión. Está formado por la matriz
ósea, que es un material intercelular calcificado y por células (osteoblastos: encargados
de sintetizar y secretar la parte orgánica de la matriz ósea; osteocitos: encargados de
mantener la matriz, se disponen en cavidades o lagunas rodeadas por el material
intercelular calcificado; y osteoclastos: células responsables de la reabsorción y
remodelado del tejido óseo)