7-Crisis de La Monarquía Borbónica. Guerra de Independencia.

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 31

Prof.

Manuel Jesús Serrano Varea


CRISIS DE LA MONARQUÍA BORBÓNICA. LA GUERRA DE LA


INDEPENDENCIA Y LOS COMIENZOS DE LA REVOLUCIÓN LIBERAL.

LA CONSTITUCIÓN DE 1812.

La crisis de la monarquía borbónica. Guerra de Independencia. 1


Prof. Manuel Jesús Serrano Varea

1. INTRODUCCIÓN.

2. EL MIEDO A LA REVOLUCIÓN.
2.1. Las malas noticias.
2.2. La política de aislamiento de Floridablanca.
2.3. Godoy. De la guerra a la alianza.
2.4. La crisis económica y fiscal.

3. LA ALIANZA CON LA FRANCIA DE NAPOLEÓN.


3.1. La crisis de la monarquía de Carlos IV.
3.2. Los sucesos del 2 de mayo.
3.3. El estatuto de Bayona.
3.5. Los bandos: patriotas y afrancesados.

4. LAS CORTES DE CÁDIZ.


4.1. Composición y funcionamiento de las Cortes.
4.2. La labor legislativa de las Cortes.
4.3. La Constitución de 1812.

5. EL SEXENIO ABSOLUTISTA (1814-1820).


5.1. La Restauración.
5.1.1. Regreso al Antiguo Régimen: la represión.
5.1.2. Los "pronunciamientos" militares.
5.2. Crisis económica y financiera.

6. EL TRIENIO LIBERAL (1820-1823).


6.1. La formación de la cultura política liberal.
6.2. La división del liberalismo español.

7. LA DÉCADA OMINOSA (1823-1833).


7.1. La represión y el exilio.
7.2. Las reformas.
7.3. La crisis del absolutismo y la cuestión sucesoria.

8. LA INDEPENDENCIA DE LA AMÉRICA ESPAÑOLA (para preguntas


abiertas y semiabiertas. Este epígrafe no se desarrolla en el tema escrito).
8.1. Las causas del independentismo.
8.2. El inicio del proceso independentista.
8.3. El triunfo del independentismo.

9. CONCLUSIÓN.

10. BIBLIOGRAFÍA.

La crisis de la monarquía borbónica. Guerra de Independencia. 2


Prof. Manuel Jesús Serrano Varea

1. INTRODUCCIÓN.

En 1788, año en que muere el rey Carlos III y accede al trono su hijo Carlos IV,
España seguía presentando rasgos de una sociedad atrasado, feudoseñorial: “seguía
habiendo Mesta, Inquisición, señoríos, municipios oligárquicos, mayorazgos,
privilegios estamentales; en una palabra, todas las instituciones que habían
denunciado los ilustrados” (Dominguez Ortíz).
El modelo político del absolutismo ilustrado era incapaz de resolver los graves
problemas que acuciaban a la sociedad española, tales como el déficit de la Hacienda
pública, crisis periódicas de subsistencia e incluso, el tan temido estancamiento
económico. La influencia de los acontecimientos en el país vecino y la inclusión de
ideas revolucionarias en España agudizaron las contradicciones de un país en crisis,
sometido a tensiones cada vez más graves.
El punto culmen llegó en 1808. A partir de entonces comenzó una terrible guerra
que tuvo varias dimensiones: guerra patriótica frente a los ejércitos napoleónicos; guerra
civil, pues una parte del país estaba del lado de José I Bonaparte y, finalmente, guerra
internacional, ya que España fue teatro principal de operaciones de los ejércitos
británico y francés.

2. EL MIEDO A LA REVOLUCIÓN.

2.1. Las malas noticias.

Los sucesorio acontecidos en 1789 en la Revolución Francesa, produjeron una


reacción inmediata en unas autoridades españolas asustadas ante la posibilidad de que
se extendiera el movimiento. Los ilustrados españoles, no eran partidarios de la
revolución, sino de una política de reformas dentro de los márgenes del Antiguo
Régimen. No obstante, conforme llegaban las noticias de Francia, los agentes
gubernamentales de las ciudades costeras detectaron una simpatía creciente hacia los
ideales revolucionarios en los grupos burgueses ilustrados y también, en las colonias
de comerciantes franceses, crecidas al amparo de los Pactos de Familia.

Inmediatamente, se pusieron en marcha medidas urgentes que intentaron frenar


el contagio; contrastando con una situación económica preocupante pues las malas
cosechas estaban arruinando al pueblo. Ante ello, el malestar pronto desembocó en
motines producidos en distintas ciudades que alarmaron a un gobierno temeroso de que
el conflicto degenerase en un estallido antimonárquico. Estos temores se manifestaron
en la reunión de las Cortes convocada para proclamar al nuevo monarca, Carlos IV.
En ellas se decidió a toda prisa revocar el Auto Acordado firmado en 1713 y derogar así
la Ley Sálica (sanción real que no fue publicada y Floridablanca disolvió las Cortes a
toda prisa).

La crisis de la monarquía borbónica. Guerra de Independencia. 3


Prof. Manuel Jesús Serrano Varea

2.2. La política de aislamiento de Floridablanca.

El aislamiento parecía el mejor recurso ante un posible contagio revolucionario.


La inquisición recibió el encargo de amenazar a los ilustrados sospechosos y cerrar el
país a la propaganda política. Así pues, bajo la acusación de anticristianas, eran
perseguidas todas las publicaciones francesas, lo que desató mayor interés en el
público y convirtió a Cádiz en un hervidero clandestino de librerías e imprentas.
Se prohibió la salida de España de los jóvenes que deseaban estudiar en
universidades extranjeras y la entrada de profesores foráneos, medida de graves
consecuencias en un momento en que el país necesitaba con urgencia dotarse de
conocimientos técnicos.
El miedo fue tal que el conde Floridablanca llegó a prohibir la enseñanza del
francés como forma de evitar lecturas contrarias a la monarquía y a la Iglesia. La
prensa, asimismo, también estuvo en el punto de mira de los asustados gobernantes,
que negaron el permiso de edición a todo periódico de carácter político. Prohibió,
además, las actividades a las Reales Sociedades de Amigos del País.
El "pánico de Floridablanca".
"El incendio de Francia va creciendo y puede propagarse como la peste, hallando
dispuesta la materia en los pueblos de frontera..... La necesidad de formar un cordón
contra esta peste estrecha más y más cada día, y es preciso arrimar a ciertos puntos de
la Raya todas las tropas posibles en las provincias de Guipúzcoa y Vizcaya, reinos de
Navarra y Aragón y principado de Cataluña..... El mando principal del cordón deberá
estar a cargo de los capitanes generales.... El pretexto legítimo para este cordón será,
sin entrar a nombrar nada lo que toque a la revolución francesa y su nueva
Constitución, divulgar desde luego los avisos y temores que tenemos de que los
malhechores franceses y los que se les hayan unido de los nuestros meditan pasar la
Raya y venir a robar, saquear y maltratar a las gentes de nuestros pueblos..."
Informe presentado a Carlos IV por Floridablanca.
Septiembre de 1791.

La actitud indecisa de Floridablanca ante Francia y su incapacidad de neutralizar


la propaganda revolucionaria llevó al monarca a sustituirle por el conde de Aranda.
Durante varios meses, este procuró mejorar las relaciones con las autoridades francesas,
esperando vanamente contener la revolución y salvar la vida de Luis XVI. La coyuntura
internacional tampoco era propicia pues Francia había entrado en guerra contra Prusia y
Austria, dos monarquías absolutas como España y, en agosto de 1792, un levantamiento
parisiense derrocó a Luis XVI proclamando la República.

2.3. Godoy. De la guerra a la alianza.

En España, Manuel Godoy asumió en noviembre de 1792, el cargo de primer


secretario de Despacho (equivalente a primer ministro o valido). Debido al favor de la
reina María Luisa y del propio rey, dirigió España hasta 1808. Su actitud fue la de un

La crisis de la monarquía borbónica. Guerra de Independencia. 4


Prof. Manuel Jesús Serrano Varea

gobernante déspota ilustrado, temeroso, por un lado, de la revolución, y por otro,
promotor de medidas de reforma educativas y económicas. Fue siempre considerado
como un advenedizo, odiado y rechazado, tanto por los sectores ilustrados como por los
reaccionarios absolutistas.

Ø La Convención.

En 1793, una vez anulados los Pactos de Familia tras la ejecución de Luis XVI,
España rompió sus lazos con Francia para declararle la guerra. Era la respuesta del
Antiguo Régimen a quienes habían roto el orden tradicional, fundamentado en el
absolutismo de los reyes, los privilegios de la nobleza y la hegemonía de la Iglesia. Por
este motivo, la guerra de la Convención movilizó a las masas en una auténtica cruzada
popular contra un país regicida y enemigo de la religión.
El ejército del general Ricardos avanzó sobre la Cataluña francesa. La alianza
coyuntural con Inglaterra en contra de la Convención, no amortiguó los recelos del
Gobierno de Madrid hacia los ingleses, empeñados en que la poderosa Armada
española participase activamente en el bloqueo naval impuesto a Francia. La diplomacia
de Londres deseaba forzar un enfrentamiento con la flota francesa para asegurarse el
dominio de los mares del mundo y su comercio, aunque España, no estaba tan
convencida.

Ø La respuesta.

En tierra, pronto llegaron los reveses, debido a la pésima preparación técnica, ya


denunciada en los escritos de los arbitristas ilustrados. A lo largo de 1794, las fuerzas
de la Convención ocuparon buena parte de Cataluña sin que el Gobierno se
decidiera a reforzar los efectivos militares, hasta el punto de que Barcelona tuvo que
formar comités de defensa locales y establecer levas parar crear un ejército propio.
El desastre fue aún mayor en Guipúzcoa, que cayó fácilmente en manos
francesas, toda vez que su Diputación, excediéndose en sus competencias forales,
negoció la paz, aunque, nunca hubo peligro alguno de secesión en estos territorios. A
favor de la Corona jugaban la vieja antipatía hacia los franceses, el patriotismo de los
púlpitos y el sentimiento tradicionalista herido por el anticlericalismo de la Convención,
responsable, además, del destierro de miles de sacerdotes franceses.

Ø Un tímido reformismo.

Godoy devolvió por un tiempo a la corte el espíritu reformista del reinado


anterior: apoyó la ley agraria, suprimió impuestos, liberalizó los precios de las
manufacturas y redujo el poder de los gremios. Tal es así, que en 1797 formó un
Gobierno con los más distinguidos ilustrados. Sin embargo, la guerra contra los
revolucionarios franceses había puesto en cuestión la idea misma de la reforma
nacional. De ella solo debía esperarse la anarquía, siempre según los conservadores,
pues la revolución con sus desórdenes se oponía a la paz del absolutismo
monárquico.

La crisis de la monarquía borbónica. Guerra de Independencia. 5


Prof. Manuel Jesús Serrano Varea

Manuel Godoy /1767-1851) fue el


hombre de confianza de los reyes
Carlos IV y María Luisa, hizo una
fulgurante carrera política y llegó a
ejercer un poder absoluto en la política
española durante el complejo período
de 1792-1808. Su política exterior pasó
del enfrentamiento a Francia (Guerra
de la Convención, 1793), a la total
sintonía con Napoleón expresada en el
Tratado de Fontainebleau, algunas de
cuyas cláusulas secretas contenían
compensaciones para el propio Godoy.
Enfrentado personal y políticamente al
heredero, Fernando. Fue apartado del
poder junto a los reyes, en el motín de
Aranjuez propiciado por el futuro
Fernando VII (marzo de 1808).

Numerosos eclesiásticos difundieron estas ideas, cambiando algunos


ilustrados insignes de programa pues estaban alarmados por la marcha de los
acontecimientos acaecidos en Francia y ante el temor de la Inquisición. Todos los
intentos de abolir este tribunal fracasaron y hasta rey apoyó la represión de las
corrientes más aperturistas del clero, dando la razón, a quienes pensaban que la reforma
de la Iglesia aumentaría el riesgo de revolución.

2.4. La crisis económica y fiscal.

El reinado de Carlos IV se caracterizó por el resurgir de los problemas que


acuciaban al país y eran síntoma del Antiguo Régimen: subida imparable de los precios
de alimentos y una insostenible situación financiera.
Por un lado, se produjo una importante subida del precio de las propiedades
agrarias a finales de siglo, debida a la escasa oferta de tierra y al crecimiento de la
población y la demanda, acentuada por las malas cosechas. Se trataba del conocido
mecanismo de las "crisis de subsistencia", explicables por la amortización de la tierra:
"las rentas agrícolas subieron incluso con más rapidez que los precios. Esta tesis.....
explica que el enriquecimiento del agro beneficie sobre todo a los propietarios y que
estos tuvieran especial interés en roturar los baldíos, limitar los privilegios de la
Mesta1 y atacar los bines de manos muertas" (Domínguez Ortiz).


1
Mesta: el "Honrado Concejo de la Mesta" fue una asociación de ganaderos de Castilla, creada en 1273
por Alfonso X el Sabio tras la unión de diversas agrupaciones locales. Su existencia estaba ligada a la
trashumancia ganadera propia de un clima continental con frío en invierno y sequía estival, que exigía

La crisis de la monarquía borbónica. Guerra de Independencia. 6


Prof. Manuel Jesús Serrano Varea

Por otra parte, el agobiante déficit del Estado se manifestó en la emisión
continua de vales reales2, para poder hacer frente a la guerra contra la Convención. La
primera emisión de vales reales se produjo en 1780 y fueron amortizados sin problema,
con una cotización del 2% sobre el valor nómina. Sin embargo, a partir de 1795. las
emisiones de vales se dispararon, su cotización bajó y la deuda del Estado aumentó. En
este contexto surgió un importante conflicto con el clero, que revisitó especial gravedad
desde el momento en que la Hacienda de Carlos IV se fijó en el patrimonio de la Iglesia.
En 1798, el Estado vendió bienes de los organismos eclesiásticos de
beneficencia. Fue la primera venta de propiedades de la Iglesia en beneficio del Estado,
con lo que se inauguraba la era de las desamortizaciones, procesos de expropiación por
el Estado de bienes de "manos muertas" que luego pondrían a la venta.
La que será el arma de los liberales del siglo XIX en su lucha por un nuevo
orden sirvió a Carlos IV para intentar sostener la sociedad tradicional. La
desamortización se prolongó hasta 1808, pasando a manos privadas una sexta parte de
las propiedades de la Iglesia. Una nueva sociedad rural empezaba a configurarse con la
venta de tierras, lo que benefició, sobre todo, a los comerciantes y ricos terratenientes.

3. LA ALIANZA CON LA FRANCIA DE NAPOLEÓN.

A partir de la toma del poder por parte de Napoleón en 1799, la corte española,
dirigida por un débil Carlos IV, se mostró complaciente ante los designios del
emperador, lo cual obligó a Godoy a dirigir la invasión de Portugal en 1801 (Guerra de
las Naranjas) con el objetivo de cerrar sus puertos al comercio británico. En 1802,
Francia e Inglaterra firmaron la Paz de Amiens; pero enseguida se reanudaron sus
hostilidades, y España, se vio envuelta en otra guerra no deseada, la cual concluyó con
trágicas consecuencias para la flota y orgullo del país ante la escuadra del almirante
Nelson (Trafalgar, 1805).

3.1. La crisis de la monarquía de Carlos IV.

En los primeros años del siglo XIX la monarquía de Carlos IV se


encontraba muy desprestigiada. Las razones residían en el gobierno del rey, su esposa
y sobre todo, el favorito, Manuel Godoy, quien desde 1802 había acumulado gran
poder. La fuerte oposición se materializó en un anhelo de regeneración en el estilo de
gobernar "las cosas de España".
Uno de los motivos de descontento social fue la desamortización antes
comentada, en 1798; otro, la derrota de Trafalgar de 1805, donde gran parte de la

desplazamientos en busca de pastos. Representó a grandes propietarios como nobles, órdenes militares o
monasterios, y no a los pequeños como se pensó en ocasiones.
2
Vales reales: títulos de deuda pública aparecidos en 1770 que desplazaron a los antiguos "juros". A
diferencia de aquellos, mantenían un tipo de interés estable (4%), una amortización de 20 años, servían
como medio de pago por ser endosables y el cobre de intereses estaba centralizado. Pese a los esfuerzos
por asegurar su pago, su enorme crecimiento los sometió a una constante depreciación. Comenzaron a ser
retirados de la circulación en 1820 para desaparecer en 1851.

La crisis de la monarquía borbónica. Guerra de Independencia. 7


Prof. Manuel Jesús Serrano Varea

armada española fue destruida; y finalmente, el Tratado de Fontainebleau de 1807. en
este acuerdo, España permitía la entrada de tropas francesas para ocupar el reino de
Portugal y dividirlo en tres provincias, una de las cuales sería para Godoy.
Esta política errática levantó la oposición de un llamado "partido
antigodoyista", también conocido como fernandino. Estaba integrado por nobles y
clérigos favorables al príncipe Fernando, hijo de Carlos IV. El partido preparó una
conspiración contra el rey llamado "el proceso de El Escorial, 1807", la cual, iba a
mostrar al mundo las miserias de la monarquía española, pues el mismo Fernando pidió
perdón por haber conspirado contra su propio padre.
El segundo acto de crisis sucedió entre los días 17 y 19 de marzo de 1808,
cuando el motín de Aranjuez provocó la caída de Godoy y la Abdicación de Carlos IV
en la persona de su hijo. Aunque el motín ofreció una apariencia de protesta popular, la
alta nobleza del partido fernandino estuvo implicada en él.
Ante esta situación, Napoleón intervino en los asuntos de familia reales y
convocó a Carlos IV y su hijo a la ciudad francesa de Bayona; ciudad a la que llegaron
acompañados de Godoy entre los días 20 y 30 de abril de 1808. El resto de la familia
real, debía salir de Madrid el 2 de mayo.

"Señor mi hermano: V.M. sabrá sin duda con pena los sucesos de Aranjuez y sus
resultas, y no verá con indiferencia a un rey que, forzado a renunciar a la corona,
acude a ponerse en los brazos de un gran monarca, aliado suyo, subordinándose
totalmente a la disposición del único que puede darle su felicidad, la de toda su familia
y de sus fieles vasallos. Yo no he renunciado a favor de mi hijo sino por la fuerza de
las circunstancias (....)
Dirijo a V.M.I. una protesta sobre los sucesos de Aranjuez, y contra mi abdicación. Me
entrego y enteramente confío en el corazón y en la amistad de V. M. (....)"
De V.M.I., su afectuoso hermano y amigo Carlos, marzo de 1808.

3.2. Los sucesos del 2 de mayo.

El 2 de mayo de 1808, ante la salida de los últimos representantes de la familia


real, el pueblo de Madrid se alzó contra las tropas francesas presentes en la ciudad. El
ejército francés, al mando del general Murat y formado por 30.000 hombres, reprimió
duramente el levantamiento popular, con un saldo de cientos de muertos (Goya reflejó
la crueldad de los sucesos en dos maravillosas obras: La lucha de los mamelucos y Los
fusilamientos del 3 de mayo).

La crisis de la monarquía borbónica. Guerra de Independencia. 8


Prof. Manuel Jesús Serrano Varea

La lucha de los mamelucos o El 2 de mayo de 1808, por Francisco Goya.

"Soldados: el populacho de Madrid se ha sublevado, y ha llegado al asesinato.


Sé que los buenos españoles han gemido por estos desórdenes....Pero la sangre
francesa ha sido derramada; clama por la venganza.... Todos los que han sido presos
en el alboroto y con las armas en la mano, serán arcabuceados...."
Así rezaba el bando de Murat, cuya aplicación supuso una represión feroz
contra cualquier sospechoso de haber participado en la revuelta. En este cuadro, Los
fusilamientos del 3 de mayo de 1808, Goya acreditó su arte innovador representando
tipos humanos y no personajes concretos, y a la multitud anónima como protagonistas
de los hechos.

La crisis de la monarquía borbónica. Guerra de Independencia. 9


Prof. Manuel Jesús Serrano Varea

En la ciudad de Bayona, Napoleón obligaba a Carlos IV y a Fernando VII a
renunciar al trono y cedérselo a él, quien a su vez, se lo entregaba a su hermano José,
futuro José I de España. Las llamadas "abdicaciones de Bayona" habían mostrado las
verdaderas intenciones del emperador,
Mientras, muchas ciudades Españolas se levantaron contra el invasor ante las
noticias llegadas de Madrid, formando "juntas" para organizar el gobierno y la
defensa. Las palabras nación, patria, rey y religión serán frecuentes en los bandos y
proclamas de las juntas para la lucha contra los franceses. Aunque se ha insistido en el
origen popular de las mismas, no menos cierto es que una parte notable de cargos del
Antiguo Régimen integraron juntas o dirigieron y organizaron la defensa frente al
invasor (Sevilla, Valencia, Zaragoza....). El levantamiento, popular y espontáneo,
sorprendió al ejército francés, que no pudo ocupar ciudades como Gerona, cuyos sitios
fueron ejemplo de heroísmo y resistencia frente al invasor.

¿A quiénes representan las juntas?

Las juntas, que proliferaron por todo el país en los días siguientes al dos de mayo,
eran organismos heterogéneos en los que el pueblo depositaba la autoridad, ante
la sensación de "vacío de poder" que supuso la ausencia de la familia real.

"Falta de experiencia y de formación política, el pueblo, al elegir, lo hace nombrando


para la junta a elementos de las clases superiores, de manera que la junta.... es ya una
pérdida de poder por parte de ese mismo pueblo.... son siempre iniciativa de los
aristócratas, de los ricos y poderosos, que a través de ellas privan al pueblo de su
poder. Son una forma de control del pueblo, de sujeción de este a intereses que le son
ajenos".
GIL NOVALES, A.: "Reinado Fernando VII", en TUÑÓN DE LARA, M.:
Historia de España. Vol. VII. Barcelona, Labor, 1980, pág. 270

3.3. El estatuto de Bayona.

Los franceses intentaron instaurar un sistema de gobierno basado en los


principios del liberalismo político, aunque con un marcado carácter autoritario y
respetando ciertos aspectos de las tradiciones del país. Este sistema quedó plasmado en
el estatuto de Bayona, un texto redactado por ilustrados españoles, siguiendo las
directrices de Napoleón. En realidad era una carta otorgada3 porque no respondía a una
decisión popular, sino a la imposición imperial.


3
Carta otorgada: forma de constitución política en la que el monarca "otorga" ciertos derechos a sus
súbditos, sin que estos intervengan en dicha concesión.

La crisis de la monarquía borbónica. Guerra de Independencia. 10


Prof. Manuel Jesús Serrano Varea

En nombre de Dios Todopoderoso, Don Josef Napoleón, por la gracia de Dios, rey de
las Españas y de las, Indias. Habiendo oído a la Junta Nacional congregada en
Boyona de orden de nuestro muy caro y muy amado hermano Napoleón, Emperador de
los franceses... Hemos decretado y decretamos la presente Constitución ....
Artículo1. La religión Católica, Apostólica y Romana, en España y en todas las
posesiones españolas, será la religión del Rey y de la Nación, y no se permitirá
ninguna otra.
Artículo 2. La Corona, de España y de las Indias será hereditaria en nuestra
descendencia natural directa y legítima de varón en varón por orden de primogenitura
y con exclusión perpetua de las hembras. En defecto de la descendencia masculina
natural y legítima la Corona de España y de las Indias volverá a nuestro muy caro y
muy amado hermano Napoleón.
Artículo 88. Será libre en dichos reinos y provincias (los reinos y provincias españolas
de América y Asia) toda especie. de cultivo o industria.
Artículo 97. El orden judicial será independiente en sus funciones.
Artículo 116. Las Aduanas interiores de partido a partido y de provincia a provincia
quedan suprimidas en España e Indias.
Artículo 117. El sistema de contribuciones será igual en todo el reino.
Artículo 126. La casa de todo habitante en el territorio de España y de Indias es
inviolable.
Estatuto de Bayona, 8 de julio de 1808.

El texto, en la línea de la tradición española, comenzaba invocando a Dios y


remarcando que España era un país católico. Todos los poderes estaban concentrados en
el rey, aunque había tres órganos consultivos: Senado, Consejo de Estado y Cortes. Pero
el gran avance respecto del absolutismo era que incluía una limitada declaración de
derechos y algunas reformas de carácter liberal: libertad de imprenta, libertad de
comercio y el habeas corpus4.
José I llegó a Madrid en 1808, con el encargo de poner en marcha el proyecto
ideado por su hermano. Sin embargo, el nuevo rey se alejaba mucho de la imagen
imperial de su hermano; era una persona inteligente y preparada, que fue muy
consciente de su escasa popularidad y de la limitación de su poder. Cierto es que
intentó gobernar con el apoyo de ilustrados españoles y poner en marcha un plan de
modernización del país; sin embargo, carecía de autonomía en el gobierno.


4
Habeas Corpus: derecho de un detenido a comparecer ante un tribunal sin dilación para que este
determine la legalidad de su arresto.

La crisis de la monarquía borbónica. Guerra de Independencia. 11


Prof. Manuel Jesús Serrano Varea

José I. Hermano mayor de Napoleón,
nació en Córcega en 1768. Fue
diputado durante el Directorio,
embajador y, tras la proclamación del
Imperio, primer príncipe; rey de
Nápoles en 1806, y desde 1808, rey de
España. Su acción de gobierno en
España se vio condicionada por la
influencia de su hermano, el
emperador.
Regreso a Francia en junio de 1813,
obtuvo el título de lugarteniente general
del Imperio hasta la caída de Napoleón
en 1815. vivió primero en Estados
Unidos, luego en el Reino unido y por
último, en Italia, donde falleció en
1844. Sus restos mortales reposan junto
a los de Napoleón en la iglesia del
palacio de los Inválidos de París.
Firme defensor de la Constitución
americana de 1776, algunos autores lo
han llamado "el rey republicano".

3.4. La guerra.

La ocupación de España no fue tan rápida como creía Napoleón. La victoria


española en la batalla de Bailén, dirigida por el general Castaños (19 de julio de
1808), admirada en toda Europa, obligó al rey José I a abandonar Madrid y las tropas
francesas se retiraron al norte de la Península.
Napoleón tuvo que replantearse la que llamó "la maldita guerra de España" y él
mismo, al mando de un ejercito de 150.000 hombres, entró en Madrid el 2 de diciembre
de 1808. El rey José I regresó a la capital, y el emperador llevó a cabo reformas de corte
revolucionario por las que suprimió la Inquisición, el régimen señorial y los conventos.
Mientras, un ejército inglés al mando del general Wellesley (duque de
Wellington), desembarcó en la Península para ayudar a los portugueses en agosto de
1808, llevando a cabo, una política colaboracionista con el ejército español.
La victoria francesa en Ocaña (octubre de 1809) y el avance hacia el sur
permitieron a Napoleón ocupar casi toda España, quedando libres solo Cádiz y el
este peninsular. El periodo de 1810-1812 las tropas napoleónicas alcanzaron el máximo
control sobre suelo español, pues sólo resistía Cádiz y fue una etapa en la que llegó a
haber 360.000 soldados franceses en suelo español.

La crisis de la monarquía borbónica. Guerra de Independencia. 12


Prof. Manuel Jesús Serrano Varea

En 1812, los efectos adversos de la campaña de Rusia, comandada por el
propio Napoleón, obligaron al emperador a retirar tropas de España para centrarse en
otras zonas de Europa. El debilitamiento de las tropas francesas en la Península fue
ampliamente aprovechado por las tropas anglo españolas de Wellington.
Tras las batallas de Ciudad Rodrigo y los Arapiles (Salamanca, julio de 1812),
en las que Wellington derrotó a los franceses, las Cortes españolas nombraron al inglés
comandante en jefe de los ejércitos españoles, que llegaron a actuar bajo su mando.
El avance aliado obligó a José I y a los franceses a abandonar Madrid y dirigirse
a Valencia, donde permaneció el gobierno josefino durante varios meses. La guerra se
inclinó desde entonces del lado anglo español. La derrota francesa en Vitoria (junio de
1813) precipitó el abandono de España de José I; en julio salía de Valencia y en
octubre una nueva batalla triunfal para las tropas de Wellington en San Marcial (agosto
de 1813), obligó al ejército josefino a cruzar la frontera.
Napoleón, al borde de la derrota en Europa, firmó con Fernando VII el Tratado
de Valençay (diciembre de 1813), por el que finalizaban las hostilidades en España, y
Fernando VII era repuesto en el trono.

Desarrollo de la guerra de Independencia. Fuente: Vicens, Vives, Atlas de historia de


España, 1979.

La crisis de la monarquía borbónica. Guerra de Independencia. 13


Prof. Manuel Jesús Serrano Varea

3.5. Los bandos: patriotas y afrancesados.

La evolución política de la España ocupada generó un proceso revolucionario y


una confrontación entre afrancesados y patriotas, y dentro de estos últimos, entre
liberales y absolutistas, lo cual se vio reflejado en los debates de las Cortes reunidas en
Cádiz desde septiembre de 1810. El proceso revolucionario que vivió el país de forma
paralela a la guerra tuvo tres centros de acción: la guerrilla, las juntas y las Cortes.

Guerrilla: fue el instrumento que canalizó la lucha del pueblo llano contra el
invasor. Este fenómeno surgió de forma espontánea y pronto fue reglado por la
Junta Central. La base de estas guerrillas era campesina, y algunas partidas
cayeron en el bandolerismo.

Las juntas: formadas en muchas localidades ante el vacío de poder producido


por la invasión. Estas juntas locales dieron lugar a las provinciales y estas, a su
vez, promovieron la Junta Central, formada en septiembre de 1808.

Las Cortes: la revolución adoptó forma jurídica con la convocatoria de Cortes


por la Junta Central. Quienes defendían las reformas optaron por unas Cortes
generales elegidas por sufragio universal masculino indirecto5 y en las que la
representación fuera de la nación, y no por estamentos como en el Antiguo
Régimen. Esta fórmula abrió la puerta a los grandes cambios que impulsaron las
Cortes de Cádiz.

Durante la ocupación francesa, el pueblo español adoptó dos actitudes ante el


ejército invasor y la nueva dinastía de José I: patriotas y afrancesados.

Los patriotas: defensores de la monarquía borbónica. Ellos mismos estaban


divididos entre:

§ Liberales: aquellos que vieron en la invasión la oportunidad para iniciar la


reforma de la monarquía y adoptaron los ideales del liberalismo. fueron
defensores de los cambios emprendidos por las juntas y las Cortes.

§ Absolutistas: valedores del viejo orden. Ellos, veían en la invasión francesa


la justificación para mantener el sistema del Antiguo Régimen.

Afrancesados: comprometidos con la nueva dinastía de José I, colaboraron con


ella en cargos y honores. Así pues, existió un afrancesamiento cultural, político
o comprometido y otro de conveniencia.


5
Sufragio universal masculino indirecto: según este sistema, solo podrían votar los hombres mayores de
25 años con un nivel de renta mínimo. El proceso se establecían según tres escalones (parroquia, partido y
provincia), en cada uno de los cuales se elegían compromisarios que a su vez elegirían a los diputados;
además, se excluía del voto a los criados por considerárseles carentes de autonomía.

La crisis de la monarquía borbónica. Guerra de Independencia. 14


Prof. Manuel Jesús Serrano Varea

Los afrancesados.

Una parte de la élite ilustrada española (los afrancesados) confiaba en que el


sometimiento a Napoleón, una vez liberado el país de la corrupta familia
borbónica, posibilitase el progreso y el resurgimiento de la patria. Era el caso de
uno de los más inquietos admiradores de la Francia revolucionaria, el abate
Marchena (1768-1821), quien escribía en 1808:
"Jamás el genio de Napoleón se habrá ocupado en una obra más bella que la creación
de la gloria española. superior a todas las preocupaciones, no puede dejar este gran
Príncipe de distinguir todos los gérmenes de grandeza que encierra la más noble de
las naciones. El resto de la Europa se complace en oponernos memorias sacas de
nuestros propios anales; Napoleón experimentará que, lejos de estar en una
degeneración irrevocable, nos hallamos en disposición de igualar, y aún de superar, a
nuestros padres".
Cit. por FUENTES, J. G.: José Marchena. Biografía política e intelectual.
Barcelona, Crítica, 1989.

4. LAS CORTES DE CÁDIZ.

La otra cara de la guerra de la Independencia la constituye, sin duda, la labor de


las Cortes de Cádiz. A la vez que gran parte de la sociedad española se enfrentaba con
las armas a los franceses, unos pocos ilustrados pretendían implantar en España las
mismas ideas que, en Francia, habían supuesto una verdadera revolución burguesa.
La gran oportunidad llegó cuando las derrotas militares desacreditaron a la Junta
Central, que, refugiada en Cádiz, dio paso en enero de 1810 a una regencia colectiva,
una especie de gobierno provisional compuesto por cinco miembros, muy
conservadores, pero sometidos a la presión ambiental de la ciudad, sede de una nutrida
burguesía mercantil y de importantes colonias de comerciantes extranjeros. Muchos
burgueses liberales, funcionarios ilustrados e intelectuales procedentes de otras ciudades
tomadas por el ejército del rey José, huyendo de la guerra, se habían concentrado en
Cádiz, ciudad-refugio protegida por la Marina británica.

4.1. Composición y funcionamiento de las Cortes.

La elección de los diputados tropezó con grandes dificultades, tanto por la


ocupación militar como por la presencia de diputados procedentes de América. Entre los
diputados existían, como en el resto de la sociedad, varias sensibilidades:
A. Un grupo de personas que pretendía no modificar nada.

B. Otro (entre el que destaca el ilustrado Jovellanos) pretendía un régimen


intermedio entre el viejo absolutismo y el modelo constitución basado en la
soberanía de la nación.

La crisis de la monarquía borbónica. Guerra de Independencia. 15


Prof. Manuel Jesús Serrano Varea

C. Los liberales. Ellos proponían una sola cámara representativa de la soberanía
nacional cuyo objetivo sería elaborar una constitución que recogiese todas las
novedades aportadas por la Revolución francesa (destacados liberales fueron
Agustín Argüelles o José María Calatrava)

Esta última posición triunfó porque muchos diputados no pudieron acudir a la


convocatoria y fueron sustituidos por otros presentes en Cádiz, que era un importante
centro comercial y una de las ciudades dónde de los liberales tenían gran influencia.

La soberanía nacional.

"Los diputados que componen este Congreso, y que representan a la Nación, se


declaran legítimamente constituidos en Cortes Generales....
Las Cortes.... proclaman y juran de nuevo por su único y legítimo Rey al señor D.
Fernando VII de Borbón, y declaran nula, de ningún valor ni efecto la cesión de la
corona que se dice hecha en favor de Napoleón...
No conviniendo que queden reunidos el poder legislativo, el ejecutivo y el judicial,
declaran las Cortes generales y extraordinarias que se reservan el ejercicio del poder
legislativo en toda su extensión....
El Consejo de Regencia reconocerá la soberanía nacional de las Cortes y jurará
obediencia a las leyes y decretos que de ellas emanen....
Decreto 1 de las Cortes de Cádiz.
24 de septiembre de 1810.

A causa de la las dificultades de la guerra, la alta nobleza y la jerarquía de la


Iglesia apenas estuvieron representadas en Cádiz. Tampoco asistieron los delegados
de las provincias ocupadas, la mayoría, a los que se buscó suplentes gaditanos o entre
los oriundos de cada provincia presentas en Cádiz, lo mismo que a los representantes de
los territorios españoles de América. Predominaban en las Cortes las clases medias
con formación intelectual, eclesiásticos, abogados, funcionarios, militares y
catedráticos, aunque no faltaban tampoco miembros de la burguesía6 industrial y
comercial. No había, en cambio, representación alguna de las masas populares: ni un
solo campesino tuvo sitio en la asamblea de Cádiz. Tampoco mujeres, carentes todavía
de todo derecho político.
En Cádiz, la sensación de ciudad sitiada llena de refugiados, con una activa vida
social en cafés, plazas, periódicos y en la propia Cámara, alentó a los diputados, que
vieron en su labor legislativa una ocasión para sacar a España del atraso y la ineficacia.
Es en ese ambiente donde nació la prensa política y la opinión pública, gracias al
decreto de libertad de imprenta que las Cortes aprobaron el 10 de noviembre de 1810.


6
Burguesía: clases social formada por comerciantes, profesionales, cargos de la administración y
propietarios. Su aparición en España fue tardía y con escasa mentalidad modernizadora.

La crisis de la monarquía borbónica. Guerra de Independencia. 16


Prof. Manuel Jesús Serrano Varea

Pronto aparecieron en los debates dos grandes facciones o "partidos"
llamados servil o absolutista y liberal. El número de diputados durante esos años fue
de 300. Estuvieron presentes 104 en el momento de la inauguración, 184 cuando se
aprobó la constitución y 223 en el momento de la clausura. Expulsados los franceses,
las nuevas Cortes ordinarias se trasladaron a Madrid en enero de 1814.

4.2. La labor legislativa de las Cortes.

La obra legislativa de las Cortes fue ingente y representó una ruptura radical
con los principios hasta entonces vigentes:
Ø El primer decreto de las Cortes (24 de septiembre de 1810) ya estableció que la
soberanía residía en la nación y que las Cortes asumían esa representación. El
rey dejaba de ser soberano y el cuerpo social de la nación española emergía
como sujeto de la soberanía.

Ø Se proclamó la igualdad ante la ley, lo que suponía el fin de la sociedad


estamental, basada en la desigualdad jurídica. También se estableció la igualdad
entre españoles y americanos como respuesta a los primeros movimientos
independentistas en las colonias. Pero esa igualdad no afectó a la población
indígena y de raza negra (esclavos en su mayoría).

Ø Se planteó un conjunto de reformas: libertad de imprenta, abolición de la


tortura, suspensión de viejos tributos, la Inquisición, los señoríos
jurisdiccionales y los antiguos consejos. Se implantó la desamortización de
bienes del clero, una nueva división provincial, una reforma de la Hacienda y la
libertad de comercio e industria.

"Deseando las Cortes generales ye extraordinarias remover los obstáculos que hayan
podido oponerse al buen régimen, aumento de la población y prosperidad de la
Monarquía española, decretan:
I. Desde ahora quedan incorporados a la Nación todos los señoríos jurisdiccionales de
cualquier clase y condición que sean.
II. Se procederá al nombramiento de todas las justicias y demás funcionarios públicos
por el mismo orden y según se verifica en los pueblos de realengo.....
IV. Quedan abolidos los dictados de vasallo y vasallaje y las prestaciones, así reales
como personales, que deben su origen a título jurisdiccional....
V. Quedan abolidos los privilegios llamados exclusivos, privativos y prohibitivos que
tengan el mismo origen de señorío, como son los de la pesca, caza, hornos,
aprovechamientos de aguas, montes y demás, quedando al libre uso de los pueblos,
con arreglo al derecho común, y a las reglas municipales establecidas en cada pueblo,
sin que por esto los dueños se entiendan privados del uso que, como particulares,
pueden hacer".
Decreto de abolición de los señoríos jurisdiccionales (1811).

La crisis de la monarquía borbónica. Guerra de Independencia. 17


Prof. Manuel Jesús Serrano Varea

4.3. La Constitución de 1812.

El 23 de diciembre de 1810 se creaba la comisión encargada de elaborar un


proyecto de constitución. Este proceso estuvo precedido de un intenso debate sobre el
modelo de constitución y el de monarquía. Tras año y medio de discusión, se promulgó
el 19 de marzo de 1812 (por coincidir con el cuarto año del reinado de Fernando VII).
La nueva constitución se conoció popularmente como "La Pepa".
Los diputados quisieron aunar la tradición española con el nuevo espíritu
revolucionario. Los principios de la constitución fueron:
Soberanía nacional: el poder residía en la nación.

Igualdad ante la ley.

Derechos y libertades individuales.

División de poderes: el poder legislativo residía en unas Cortes unicamerales;


el ejecutivo quedaba en manos del rey y del gobierno designado por él, y el
poder judicial, era independiente.

Confesionalidad del Estado: religión católica.

Sufragio universal masculino: los candidatos a diputado debían tener rentas


propias.

Milicia Nacional: cuerpo de civiles armados para defensa del sistema


constitucional.

Monarquía moderada: el rey promulgaba las leyes y tenía derecho de veto.

Libertad económica: supresión de los gremios, abolición de los señoríos,


libertad de cercado de tierras para pone fin al predominio ganadero de la Mesta,
libertad de industria,....

Detalle de la Proclamación de las Cortes de Cádiz en 1812, por Salvador Viniegra.

La crisis de la monarquía borbónica. Guerra de Independencia. 18


Prof. Manuel Jesús Serrano Varea

Debido a sus situación estratégica, que la hizo prácticamente inexpugnable, pero
también a la proximidad de la flota y de la base británica de Gibraltar, Cádiz fue, a
partir de 1810, el "refugio de la soberanía nacional". El acceso a Cádiz, muy
complicado por tierra firme, era relativamente fácil por mar, lo que supuso una notable
presencia de delegados de las provincias periféricas, las más avanzadas de España en
aquellos años.

La constitución apenas pudo aplicarse debido al contexto de la guerra y, la


restauración absolutista de 1814 la abolió. Pero su espíritu y su programa fueron una
referencia durante la mayor parte del siglo XIX, convirtiéndose en un mito para el
liberalismo universal y un modelo para las revoluciones liberales europeas.

La importancia de la Constitución de 1812.


"Dejando, pues, de lado la Constitución de Bayona, nuestra primera Constitución,
redactada en Cádiz de 1810 a 1812, representa el hito fundamental que inicia la
dialéctica constitucional que llega hasta el presente. Su significado, situándonos en el
contexto de la época, aparece como un avance progresista fundamental para la
modernización de la vida política española.... supuso el motivo fundamental del
nacimiento del liberalismo español y, en algunos casos, europeo. Su influencia, como
es sabido, se extendería por toda Europa y América Latina, desde el mismo momento
de emancipación de las colonias españolas. Por supuesto, en ella es posible encontrar
todavía claras reminiscencias del Antiguo Régimen, pero al mismo tiempo da acogida
a conceptos e instituciones revolucionarias para su época. Lo cual se explica a causa
de que intervinieran en su redacción tanto elementos progresistas o liberales como
reaccionarios"
DE ESTEBAN, J.: Las constituciones de España. Madrid, Taurus, 1998.

5. EL SEXENIO ABSOLUTISTA (1814-1820).

Tras el Tratado de Valençay (diciembre de 1813), Fernando VII regresó a


España, pero no aceptó el tratado ni las reformas legislativas de Cádiz. A partir de mayo
de 1814 se produjo un contexto internacional favorable al absolutismo, pues
Napoleón había sido derrotado y la Santa Alianza unía a casi todas las monarquías
europeas contra cualquier brote liberal.

5.1. La Restauración.

Fernando VII desembarcó en Valencia en abril de 1814, coincidiendo con la


publicación del Manifiesto de los Persas, firmado por 69 diputados absolutistas. Dicho
documento supuso un golpe de Estado: restauró el poder absoluto del monarca y abolió
toda la legislación de las Cortes de Cádiz "como si no hubiese pasado jamás tales

La crisis de la monarquía borbónica. Guerra de Independencia. 19


Prof. Manuel Jesús Serrano Varea

actos". Se trataba de borrar cualquier recuerdo de aquella etapa, además de la
depuración y persecución de quienes participaron en la obra revolucionaria.
Con el golpe de Estado fernandino, España volvió a la situación anterior a la
"francesada", mientras la represión elegía a sus víctimas entre los liberales y los
colaboradores del gobierno de Bonaparte, obligados muchos de ellos a tomar el camino
del exilio.

El primer gran exilio de la España contemporánea.

El regreso de Fernando VII desencadenó una oleada de represión sobre toda


persona sospechosa de tendencias liberales y, de modo más claro, contra los
colaboradores del rey José I Bonaparte, los afrancesados. Muchos de ellos
tuvieron que exiliarse en Francia o Inglaterra.
"El primer gran exilio de españoles perseguidos a muerte por otros españoles se
produce, en efecto, a comienzos del siglo XIX, en dos etapas sucesivas y bajo la
inspiración de aquel que fue el rey más funesto de nuestra historia, según Marañón y
el más unánime criterio. En la primera etapa, 1813-1814, salen del país, retaguardia
de las tropas napoleónicas.... muchos, más de 10.000 militares y unos 5.000 civiles.... y
a ellos se unieron los citados patriotas liberales, perseguidos por el traidor monarca
que fueron también cerca de 15.000. Una primera cifra de 30.000 fugitivos según
Marañón, a la que él mismo añade otros 20.000 exiliados más como consecuencia de
la segunda etapa de la persecución, iniciada en 1823...
En cuanto a la significación cualitativa de este primer magno exilio..... salieron de
España sus mejores hombres, además de notables escritores, profesores y hombres de
ciencia.... Se fueron los funcionarios más patos e inteligentes con que contaba el país,
nunca sobrado de capacidades. Con los afrancesados y los liberales en el exilo habían
desaparecido en realidad de la vida pública las minorías dirigentes del país".
SUEIRO, D.: "El amargo pan del exilio", en Triunfo, nº 691, 1976

Tras la caída del emperador francés, la contrarrevolución diseñada por la Europa


de la Santa Alianza daba nuevo empuje al absolutismo de Fernando VII, quien, corto de
miras, intentaba vanamente borrar de la memoria de los españoles el recuerdo de
una Constitución que hacía residir la soberanía no en el rey, sino en la nación.
Apoyado por la Iglesia y en los grandes terratenientes, el rey liquidó la
libertad de prensa y resucitó la Inquisición, quien enseguida se puso a la obra con la
retirada de cientos de publicaciones del período de la guerra. Los jesuitas volvieron a
España, y permanecerían en el país hasta el siguiente estallido liberal.

Abolición de la libertad de imprenta.


"Habiendo visto con desagrado mío el menoscaba del prudente uso que debe hacerse
de la imprenta, que en vez de emplearla en asuntos que sirvan a la sana ilustración del
público, o a entretenerlo honestamente, se le emplea en desahogos y contestaciones

La crisis de la monarquía borbónica. Guerra de Independencia. 20


Prof. Manuel Jesús Serrano Varea

personales, que no solo ofenden a los sujetos contra los que se dirigen, sino a la
dignidad y decoro de una nación circunspecta, a quien convidan con su lectura; y bien
convencido por Mí mismo de que los escritos que particularmente adolecen de este
vicio son los llamados periódicos y algunos folletos, provocados por ellos, he venido
en prohibir todos los que de esta especie se dan a la luz dentro y fuera de la Corte; y
es mi voluntad que solo se publiquen en la Gazeta y Diario de Madrid...."
Real Decreto de 15 de marzo de 1815.

Fernando VII (1784-1833).


Rey de España desde 1808. Poco
atendido por sus padres, acabó siendo
una persona desconfiada, apática y
resentida. La madre de su primera
esposa lo describió en 1802 como "de
horrible aspecto, una voz que da miedo
y tonto completo". Manejado por su
tutor, el canónigo Escoiquiz, proyectó
esas carencias en su acción política en
momentos decisivos de las historia de
España. Casado en cuatro ocasiones,
solo tuvo descendencia de su última
esposa, su sobrina María Cristina de
Borbón, de la que nació en 1830 la
futura Isabel II.

5.1.1. Regreso al Antiguo Régimen: la represión.

Bajo la mirada protectora del rey absoluto, la Iglesia inauguraba su peculiar


cruzada "contra una época de desorden y crímenes" y colaboraba gustosa con el Santo
Oficio delatando a los liberales. Sin embargo, la alianza entre el trono y el altar no
cosechaba los frutos esperados: decrecían las rentas eclesiásticas y el clero sufría una
notable disminución a causa del desbarajuste producido por la guerra. Cuando la
Iglesia exigió la devolución de sus tierras, vendidas en el reinado anterior, Fernando
VII se negó a satisfacer su reclamación, confirmando la nueva distribución ahora en
manos de latifundistas afectos al gobierno.
Desde la vuelta de Fernando VII, muchos militares que lucharon contra los
franceses se opusieron a la restauración del Antiguo Régimen, y algunos de ellos

La crisis de la monarquía borbónica. Guerra de Independencia. 21


Prof. Manuel Jesús Serrano Varea

conspiraron por el restablecimiento de las leyes de Cádiz con la ayuda de las sociedades
patrióticas o la masonería7.

Tribunal de la Inquisición, de Goya (1812-1814).


La inquisición era para ilustrados del siglo XVIII el máximo símbolo de la represión
política e ideológica de la España reaccionaria del Antiguo Régimen. Su supresión por
José Bonaparte en 1808 y por las Cortes de Cádiz en 1813 fue recibida como un
síntoma de racionalidad y superación del pasado absolutista de la España negra. La
vuelta de Fernando VII en 1814 supuso un efímero restablecimiento hasta su definitiva
eliminación por el régimen liberal en 1820.

5.1.2. Los "pronunciamientos" militares.

Así pues, distintos oficiales desahogaron su decepción en una serie de


pronunciamientos (intentonas golpistas) encaminados a liquidar el absolutismo de
Fernando VII y a poner en vigor al Constitución gaditana. Espoz y Mina en Pampolna
(1814), Díaz Porlier en A Coruña (1815), y Lacy en Barcelona (1817) fracasaron en su
empeño; pero, en 1820, el triunfo de Rafael del Riego encabezaría el censo de
pronunciamientos triunfantes a lo largo del siglo que ofrecían la posibilidad de dar un
giro al régimen mediante la alianza de los mandos militares y la prensa.
Las conspiraciones del Ejército se nutrían del descontento popular
ocasionado por la situación calamitosa en que se encontraba España después de una

7
Masonería: asociación caracterizada por su secretismo, rodeada de rituales para iniciados, y por un
cierto elitismo, cuyos orígenes se remontan a los gremios medievales, de los cuáles tomó muchos
símbolos. Se fundó en el primer tercio del XVIII, constituyéndose en logias jerárquicas. Sus principios se
encuadran dentro de un universo liberal que incluye la defensa de la libertad de pensamiento, tolerancia y
solidaridad humana bajo la armonía de un "gran arquitecto" o dios moral, a los que se añadió en el caso
español la importancia concedida a la educación y un cierto talante anticlerical, propio de la masonería
latina. Estas ideas y carácter próximo a las sociedades secretas explicaron su persecución en momentos
autoritarios.

La crisis de la monarquía borbónica. Guerra de Independencia. 22


Prof. Manuel Jesús Serrano Varea

guerra que había destruido ciudades, caminos y fábricas, descapitalizado la agricultura y
arruinado la ganadería.

5.2. Crisis económica y financiera.

Tras la revolución de Cádiz, todos los españoles habían quedado obligados a


colaborar en el sostenimiento del Estado y desaparecieron las exenciones y los
enrevesados mecanismos de recaudación, vigentes desde el tiempo de los Austrias. Por
primera vez en Europa, las Cortes gaditanas habían elaborado el presupuesto
nacional, que hacía un repaso anticipado de los ingresos y gastos del Estado. Nada de
esto sobrevivió a la restauración absolutista pues Fernando VII volvió al régimen
fiscal anterior, hasta comprobar que en menos de dos años la deuda pública se había
incrementado peligrosamente. Esta situación fue aprovechada por el ministro Martín de
Garay para convencer al rey de la necesidad de restablecer la contribución general
aprobada en Cádiz y mejorar el reparto de la carga fiscal mediante la evaluación tanto
de la riqueza territorial como de la mercantil e industrial. Aunque los resultados de la
reforma no fueron los previstos pues contó con la firme oposición de la nobleza, el clero
y las órdenes militares, bastaron para que el responsable de la Hacienda estatal se
convirtiera en el blanco de distintas campañas de descrédito que saltaron a la calle bajo
la forma de versos satíricos.

6. EL TRIENIO LIBERAL (1820-1823).

Tras el pronunciamiento de Riego, Fernando VII juró la Constitución de 1812,


formó un gobierno integrado por destacados liberales y se inició una labor
legislativa que recuperaba muchos decretos de las Cortes de Cádiz.

6.1. La formación de la cultura política liberal.

El primer gobierno liberal estuvo formado por ilustres exiliados como Agustín
Argüelles o José Canga Argüelles. Se estableció un sistema de libertades políticas:
libertad de presos políticos; supresión de la Inquisición; elecciones a Cortes; y la
creación de la Milicia Nacional, cuerpo de voluntarios para la defensa de la constitución
y símbolo del liberalismo del siglo XIX.
Fue un periodo de reformas políticas y económicas basadas en las normas de
las Cortes de Cádiz, que se manifestó a través de dos vehículos de expresión:
La prensa: instrumento de pluralidad ideológica y libertad de expresión. Los
periódicos promovieron la defensa del orden constitucional y esbozaron los
futuros partidos políticos. Mucho más que un "cuarto poder", la prensa (muy
abundante durante el trienio) empezó a convertirse en un poderosos instrumento
de acción política al servicio de los partidos.

La crisis de la monarquía borbónica. Guerra de Independencia. 23


Prof. Manuel Jesús Serrano Varea

Las sociedades patrióticas: clubes abiertos en los que se debatían temas de
actualidad política y social. Estuvieron vinculadas a las sociedades secretas
como los masones (antes comentados) o los carbonarios.

No obstante, la ingenua percepción de la situación política de los liberales se


topó con dos grandes enemigos: la situación internacional (ya que predominaban en
Europa las monarquías absolutas) y la actitud beligerante de Fernando VII (conspiró
tantas veces como pudo para derribar el constitucionalismo).
La actitud de Fernando VII (I).
"...Me decidí desde luego a abrazar el sistema apetecido, y a jurar la Constitución
política de la Monarquía, sancionada por las Cortes generales y extraordinarias en el
año de 1812. Entonces recobraron, así la Corona como la Nación, sus derechos
legítimos, siendo mi resolución tanto más espontánea y libre, cuanto más conforme a
mis intereses y a los del Pueblo Español...."
Discurso de Fernando VII en la apertura de las Cortes (9 de julio de 1820).

6.2. La división del liberalismo español.

La aplicación de las reformas provocó enseguida la ruptura del bloque liberal


en dos grupos, de gran trascendencia posterior, que representaban diferentes
generaciones y filosofías políticas:
1) Liberales moderado: hombres que habían participado en la Constitución de
1812, también conocidos como "doceañistas"; deseaban un compromiso con las
antiguas clases dominantes y el rey, para que aceptaran las reformas. Defendían
un Senado aristocrático, mayor poder del rey y control de la prensa.

2) Liberales exaltados: jóvenes seguidores de Riego que se atribuían en exclusiva


el triunfo de la revolución de 1820 y deseaban la vuelta al orden constitucional
de 1812.

Aprendida la lección de 1814, cuando nadie se movió en defensa del orden


constitucional, los doceañistas, desilusionados, querían reformar la Constitución
para restringir la plena soberanía del pueblo mediante un sufragio censitario8 y la
creación de una segunda cámara, el Senado. Estos intentos fracasaron porque los
exaltados hicieron de la defensa de la Constitución el eje de su lucha política.
A pesar de su cautela en las reformas, los moderados apenas pudieron
gobernar, hostigados por la reacción absolutista y contrarrevolucionaria. En la
primavera de 1821 ya estaban constituidas numerosas partidas armadas de
voluntarios realistas, que contaban con el apoyo descarado del rey, a quien se
presentaba en la propaganda como "prisionero de los liberales". Algunas de las medidas
de los moderados fueron la ley de supresión de órdenes monacales; la abolición de

8
Sufragio censitario: sistema electoral en que solo pueden votar quienes poseen como mínimo cierta
cantidad de bienes o perciben determinadas rentas.

La crisis de la monarquía borbónica. Guerra de Independencia. 24


Prof. Manuel Jesús Serrano Varea

los gremios; la desamortización de los bienes de la Iglesia o la supresión de los
mayorazgos; todas ellas, dirigidas a dinamizar la economía, sanear la Hacienda y
eliminar el freno que para la prosperidad suponían las instituciones del Antiguo
Régimen.
Alentada por amplios sectores de la Iglesia, irritados con la política anticlerical
del Gobierno, la insurrección ganaba terreno en Navarra y Cataluña, donde la
autoproclamada Regencia de Urgell declaraba nulo todo lo dispuesto desde 1820. La
escalada contrarrevolucionaria radicalizó a los liberales, que en el verano de 1822
formaron un Gobierno exaltado, dispuesto enseguida a aplastar, con la ayuda del
Ejército y de la Milicia Nacional, los focos de rebelión.
Los enfrentamientos casi estaban degenerando en guerra civil cuando, en 1823,
un ejército francés, conocido como los Cien Mil Hijos de San Luis, respaldado y
financiado por las potencias absolutistas de Europa, unidas en la Santa Alianza, entró
en España con el fin de restablecer a Fernando VII en la plenitud de su soberanía.
Nada pudieron hacer los liberales ante unas tropas que duplicaban las suyas, y ni
siquiera consiguieron movilizar al pueblo en la defensa de un régimen que no había
calado en la sociedad española. Con las manos libres, el rey invalidó, el 1 de octubre de
ese mismo año, toda la legislación del Trienio, y puso fin a este segundo intento de
revolución liberal. Para respaldar el nuevo viraje absolutista, buena parte del ejército
francés permanecería en España durante cinco años.

La actitud de Fernando VII (II).


"La Europa entera, conociendo profundamente mi cautiverio y el de toda mi Real
Familia, la mísera situación de mis vasallos fieles y leales....... determinaron poner fin
a un estado de cosas que era el escándalo universal....
Sentado ya otra vez en el trono por la mano sabia y justa del Omnipotente, por las
generosas resoluciones de mis poderosos Aliados..... he venido a declarar lo siguiente:
Primero: son nulos y de ningún valor todos los actos del gobierno llamado
constitucional.... que ha dominado a mis pueblos desde el día 7 de marzo de 1820
hasta hoy, día 1º de octubre de 1823, declarando, como declaro, que en toda esta
época he carecido de libertad, obligado a sancionar las leyes y a expedir las órdenes,
decretos y reglamentos que contra mi voluntad...."
Gaceta de Madrid, 7 de octubre de 1823.

7. LA DÉCADA OMINOSA (1823-1833).

Pocos días antes de regresar a Madrid como rey absoluto, Fernando VII ordenó
ejecutar al general Rafael del Riego, símbolo de la revolución de 1820. Comenzaba una
década considerada como uno de los períodos más negros de nuestra historia.

7.1. La represión y el exilio.

Desde 1823 hasta su muerte en 1833, Fernando VII gobernó como monarca
absoluto. Recuperado su poder, lo primero que hizo fue vengarse de los liberales,

La crisis de la monarquía borbónica. Guerra de Independencia. 25


Prof. Manuel Jesús Serrano Varea

desatando una durísima represión, que golpeó, sobre todo, a políticos, funcionarios,
hombres de letras y oficiales del Ejército. La sangrienta depuración vino acompañada de
un alarde de procesiones y liturgias esperpénticas con las que, a modo de autos de fe, la
Iglesia pregonaba su influencia y la vuelta a la "normalidad" religiosa anterior al
Trienio. El país volvió a cerrarse a las novedades del pensamiento y la ciencia, a la vez
que el ministro Calomarde suplía con su policía la labor represiva de la Inquisición,
que el jefe militar francés impidió resucitar (el duque de Angulema cumplía ordenes
expresas de Luis XVIII de Francia de "impedir la vuelta de la Inquisición").
El aparato represivo absolutista se articuló con cuatro instrumentos básicos:
1) El cuerpo de voluntarios realistas, creado en 1823, una milicia absolutista
opuesta a la Milicia Nacional.

2) La Superintendencia General de Policía y de las comisiones militares,


creadas en 1824, que se ocuparon de la depuración de funcionarios y militares.

3) Los tribunales de justicia, los cuales condenaban por "delitos" como decir
"¡Viva la libertad!" o poseer símbolos liberales.

4) Las Juntas de Fe, herederas de la Inquisición, actuaron en algunas diócesis


como Valencia o Tarragona.

Mariana Pineda en capilla, por Vera Calvo.


Mariana Pineda, una joven viuda granadina, fue ejecutada en 1831 por encargar el
bordado en una bandea española de las palabras "Libertad, igualdad, ley".

La crisis de la monarquía borbónica. Guerra de Independencia. 26


Prof. Manuel Jesús Serrano Varea

Varios miles de españoles se pusieron a salvo en el exilio, donde no
permanecían inactivos, sino que conspiraban abiertamente contra los Gobierno de
Fernando VII, a la espera de su oportunidad. Durante los seis primeros años del régimen
neoabsolutista, sus preferencias estarían en el Reino Unido; pero a partir de 1830, el
triunfo del liberalismo en Francia ofrecía la posibilidad de un acercamiento físico a
España.
Fueron los refugiados los que mantuvieron el fuego de la revolución española,
que contaba en Londres con siete periódicos en castellano, mientras que la vida
intelectual en el interior de la Península debía refugiarse por miedo a la represión, en el
teatro romántico, las noticias financieras o los artículos costumbristas.

Fusilamiento de Torrijos, por Antonio Gisbert.


El general Torrijos y 52 colaboradores llegaron en 1831 a Málaga para sublevar al
pueblo contra el rey, pero fueron delatados, detenidos y fusilados.

Auto de Fe en Valencia en julio de 1826.


Cayetano Ripoll fue la última víctima de la Inquisición. Maestro de Ruzafa (Valencia),
fue ejecutado por hereje y "no creer en los dogmas católicos".

La crisis de la monarquía borbónica. Guerra de Independencia. 27


Prof. Manuel Jesús Serrano Varea

7.2. Las reformas.

La nueva restauración absolutista de Fernando VII significó el restablecimiento


parcial del Antiguo Régimen, aunque la experiencia del Trienio aconsejaba introducir
algunas reformas para lograr la colaboración de los antiguos ilustrados y de los
partidarios de un liberalismo moderado. Por ello, la labor gubernamental realizada a
lo largo de la década habría de tener mayor importancia y alcance que la llevada a cabo
durante el sexenio absolutista.
En 1823 se creó el Consejo de Ministros, órgano de consulta del monarca, en
quien descansaba el poder ejecutivo. Uno de los ministros más estables de los gabinetes
fernandinos, López Ballesteros, reorganizó la Hacienda, abordó el eterno problema de
la deuda pública (agravado desde 1824 por la pérdida del imperio americano) y creó la
Bolsa de Madrid en 1831. A partir de ese año se inauguró una fase de autarquía9
económica con el fin de compensar lo perdido, roturándose nuevas tierras y
reduciéndose el comercio exterior en beneficio de la industria nacional.
Las transformaciones impulsadas por los Gobiernos de Fernando VII
encontraban eco en la iniciativa privada, que montó la primera siderurgia moderna
en Marbella y mecanizaba fábricas textiles en Cataluña, al tiempo que la Bolsa de
Madrid abría sus puertas. Pero ni la mejora económica ni el crecimiento demográfico
conseguían cambiar el rostro de un país arruinado que arrastraba sus viejos males:
escasa credibilidad del Estado respecto al pago de su deuda, agricultura de subsistencia,
bandolerismo, pésima red de comunicaciones,....

7.3. La crisis del absolutismo y la cuestión sucesoria.

Aunque Fernando VII era todo menos moderado, las reformas y la suavización
del Antiguo Régimen extendieron la idea entre los absolutistas de que estaba en manos
de los liberales. Los más radicales se organizaron en torno de su hermano, el infante
Carlos María Isidro.
Fruto de este clima fueron las insurrecciones absolutistas, entre las que destacó
la guerra de los agraviados o malcontents, en Cataluña en 1827. Los rebeldes
reclamaban la sucesión de Carlos María Isidro, la restauración de la Inquisición, la
supresión de la policía y el exterminio de las sociedades secretas. La revuelta fue
reprimida con dureza pero Fernando no se atrevió a acusar a su propio hermano de
instigarla.


9
Autarquía: derivado del griego autarkeia, significa autosuficiencia. En términos económicos, una
política encaminada a la producción por la nación de todo lo que necesita y excluye la importación de
mercaderías.

La crisis de la monarquía borbónica. Guerra de Independencia. 28


Prof. Manuel Jesús Serrano Varea

Represión de la revuelta de los malcontents.
Fue una revuelta de carácter absolutista que reclamaba la sustitución del rey por su
hermano Carlos.

El rey quería asegurar la sucesión. Casado por cuarta vez en 1829 con María
Cristina de Borbón, en mayo de 1830 se anunciaba el embarazo de la reina. Un mes
antes se había publicado la Pragmática Sanción de 1789 que derogaba la Ley Sálica10,
lo que permitía reinar a las mujeres. En octubre nacía una niña, la futura Isabel II.
Comenzaba así la llamada "cuestión sucesoria" y la aparición del "carlismo".
Durante los últimos años del reinado, el peligro para Fernando VII siempre vino
de la facción absolutista. En verano de 1832 tuvieron lugar los sucesos de La Granja:
durante una crisis de salud del rey los absolutista lo convencieron para derogar la
Pragmática Sanción, lo que suponía que su hija no gobernaría. Pero, tras recuperarse, el
rey revocó esa decisión, formó un gobierno más moderado y nombró heredera a Isabel.
El clima de guerra civil se anunciaba cuando Fernando VII falleció el 29 de
septiembre de 1833, contando Isabel solo dos años.

El alumnado que decida realizar la opción A como desarrollo, deberá


concluir el tema en la "crisis sucesoria". No obstante, aquellos
alumnos/as que hayan decidido llevar la opción B, el epígrafe
desarrollado a continuación entraría como "preguntas abiertas y
semiabiertas".

8. LA INDEPENDENCIA DE LA AMÉRICA ESPAÑOLA.

8.1. Las causas del independentismo.

Durante el siglo XVIII el comercio colonial había conocido una reactivación que
impulsó el desarrollo de un importante grupo burgués criollo. Pese a su importancia
social y económica, los criollos recibían un trato discriminatorio por parte del
gobierno español, el cual enviaba a peninsulares para ocupar los cargos de gobierno
americanos.

La minoría criolla rechazaba este trato discriminatorio del gobierno español,


pues se veía impedida para ocupar cargos públicos así como para expandir su
poderío económico, debido a un monopolio español que imposibilitaba el libre
establecimiento de relaciones comerciales con el exterior.

Fue en esta minoría criolla, culta y económicamente fuerte, donde hundió sus
raíces el pensamiento ilustrado y el ideario liberal. Además tenían como ejemplo la
independencia de los Estados Unidos (1776). Gran Bretaña, deseosa de controlar el
comercio americano, respaldaría estos movimientos secesionistas.


10
Ley Sálica: disposición por la que se prohibía de forma expresa que las mujeres heredaran el trono.
Para el caso español, dicha ley fue establecida por Felipe V en 1713.

La crisis de la monarquía borbónica. Guerra de Independencia. 29


Prof. Manuel Jesús Serrano Varea

8.2. El inicio del proceso independentista.

El proceso de independencia de la América española es de gran complejidad. En


él se mezclan las revueltas urbanas y campesinas con continuas y variadas acciones
políticas. En general se puede decir que tuvieron como centro de acción las grandes
ciudades y que el grupo que lideró el proceso fue el criollo.

La actitud despiadada de los representantes de España sobre las ciudades


tomadas a los independentistas inclinó los apoyos de la masa campesina y urbana
(indígenas, mestizos y población negra) hacia el independentismo.

La primera fase se desarrolló entre 1808 y 1814. En las principales ciudades se


crearon juntas similares a las españolas para organizar el gobierno a escala local en
nombre de Fernando VII. Sin embargo no reconocieron a la Junta Suprema Central
constituida en España, y muchas se declararon autónomas en 1810. Los principales
focos secesionistas fueron:

• Virreinato de Río de la Plata. Aquí José San Martín declaró la independencia


de la República Argentina.
• Virreinato de Nueva Granada y Venezuela, con Simón de Bolívar al frente.
• México, donde el levantamiento fue dirigido por Miguel Hidalgo y José María
Morelos.

En 1814, terminada la guerra, el gobierno de Fernando envió un ejército con el


que consiguió, en parte, someter a los sublevados. Sin embargo, los ideales
independentistas se habían extendido por toda América, y la segunda oleada
independentista sería inminente.

8.3. El triunfo del independentismo.

La intransigencia de la monarquía española de los años posteriores en relación


con las pretensiones de autonomía de las colonias impulsó un nuevo movimiento
independentista que terminaría con el triunfo del independentismo en prácticamente
toda la América española.

a) San Martín, partiendo de Buenos Aires, cruzó los Andes y luchó por la
Independencia de Chile (1818).
b) Simón de Bolívar por su parte, se puso al frente de un ejército con el que
derrotó a los españoles y creó la Gran Colombia, que posteriormente daría lugar
a las repúblicas de Venezuela, Colombia, Ecuador y Panamá.
c) México, Perú y Bolivia también conseguirían independizarse, poniéndose de
este modo fin al control español sobre el territorio americano, que quedaría
reducido desde entonces a Cuba y Puerto Rico.

La derrota española se debió tanto a la fuerza del movimiento independentista


como a los problemas internos de España, inmersa en un conflicto entre el absolutismo
y el liberalismo, falta de fondos y con un ejército descontento.

La crisis de la monarquía borbónica. Guerra de Independencia. 30


Prof. Manuel Jesús Serrano Varea

9. CONCLUSIÓN.

En el siglo XVIII se pusieron las bases políticas, económicas, sociales e


ideológicas que permitieron en Europa el tránsito del Antiguo Régimen al
liberalismo. En España, este proceso fue más lento y tardío que en el resto de la Europa
Occidental. El reinado de Carlos IV representó el cambio de siglo y a su vez, fue
coetáneo al estallido de la Revolución Francesa. Por tanto, dicho reinado estuvo
condicionado por la disyuntiva entre continuar con las reformas iniciadas por su
predecesor (Carlos III) o tratar de frenar la entrada de las ideas reformistas y
revolucionarias.

El ascenso de Godoy al poder en 1792 arrastró a España a una serie de guerras,


primero contra la Francia revolucionaria, y posteriormente, contra Inglaterra, que
agudizaron la crisis económica. Así́ lascosas,l aoposiciónalpoderde G
odoyfue
aumentando, encabezada por el partido cortesano creado en torno al futuro Fernando
VII.

El reinado de Carlos IV dará paso a la invasión napoleónica en España y al


estallido de la Guerra de Independencia americana. Será en este contexto cuando se
den los primeros pasos hacia el liberalismo, a través de las Cortes de Cádiz y la
Constitución de 1812.

A partir de entonces, aunque de forma muy lenta y con avances y retrocesos, se


dan los pasos hacia el establecimiento de un verdadero sistema liberal.

10. BIBLIOGRAFÍA.

DOMÍNGUEZ ORTIZ, A.: Carlos III y la España de la Ilustración. Alianza


Editorial. Madrid, 1990
DOMÍNGUEZ ORTIZ, A.: Sociedad y Estado en el s. XVIII español.
Barcelona.
HERR, R.: España y la revolución del siglo XVIII. Ed. Aguilar. Madrid, 1990.
KAMEN, H.: Felipe V. El rey que reinó dos veces. Temas de Hoy. Madrid,
2000.
LYNCH, J.: La España del siglo XVIII. Ed. Crítica. Barcelona, 1999.
TOMÁS Y VALIENTE, F.: Gobierno e instituciones en la España del Antiguo
Régimen. Alianza Editorial. Madrid, 1982.

La crisis de la monarquía borbónica. Guerra de Independencia. 31

También podría gustarte