Calvinismo
Calvinismo
Calvinismo
La Biblia de Ginebra (1560) fue una de las primeras publicadas por protestantes. Lo
fue en Inglés, en Ginebra.
El calvinismo, también conocido como cristianismo reformado, fe reformada o iglesia
reformada, es un sistema teológico protestante basado en la tradición teológica y
cultural establecida por Juan Calvino y otros teólogos de la época. El calvinismo
se originó en Suiza y pone el énfasis en la autoridad de Dios sobre todas las
cosas.1
La tradición reformada fue desarrollada por teólogos como Martín Bucero, Enrique
Bullinger,2 Pedro Mártir Vermigli,3 Ulrico Zuinglio,4 Teodoro de Beza y Guillaume
Farel e influyó en reformadores británicos como Thomas Cranmer y John Knox. Sin
embargo, debido a la gran influencia y al papel de Juan Calvino en los debates
confesionales y eclesiásticos del siglo XVI, la tradición llegó a conocerse con el
nombre de calvinismo. Hoy en día, el término designa también las doctrinas y
prácticas de las Iglesias reformadas.5
Índice
1 Trasfondo histórico
2 Descripción general
3 Doctrina calvinista
3.1 La gracia soberana
3.2 La vida es creer
3.3 Los cinco puntos del calvinismo
3.3.1 Depravación total
3.3.2 Elección incondicional
3.3.3 Expiación limitada
3.3.4 Gracia irresistible
3.3.5 Perseverancia de los santos
3.4 Las cinco "Solas"
3.4.1 Sola scriptura
3.4.2 Sola fide
3.4.3 Sola gratia
3.4.4 Sola Christo / Solus Christus
3.4.5 Sola Deo gloria
4 Iglesias protestantes calvinistas
5 Influencia social y económica
5.1 Usura y capitalismo
6 Véase también
7 Notas y referencias
8 Bibliografía
9 Enlaces externos
Trasfondo histórico
Calvino influyó notablemente en el desarrollo de las doctrinas de la Reforma
protestante. A los 25 años, en 1534, empezó la primera edición de su obra
Institución de la Religión Cristiana, que se publicó en 1536. Esta obra, que fue
revisada en diversas ocasiones durante su vida, además de la numerosa colección de
cartas pastorales y comentarios bíblicos, constituyen la fuente de la repercusión
que ha tenido sobre todas las denominaciones del protestantismo a lo largo de su
historia.
En el siglo XVI, el calvinismo se extendió por los Países Bajos y algunas regiones
limítrofes de Alemania, por Francia, Inglaterra, Hungría, Lituania y Polonia.
Los colonos neerlandeses calvinistas fueron los primeros europeos que colonizaron
África del Sur. Fueron conocidos posteriormente como bóeres o afrikáneres.
Descripción general
Numerosos teólogos no necesariamente relacionados con las iglesias reformadas han
contribuido a desarrollar la cosmovisión calvinista como se le conoce hoy en día.
Entre ellos se cuentan el teólogo holandés de origen flamenco Franciscus Gomarus;
John Knox, fundador de la iglesia presbiteriana; John Bunyan, predicador bautista y
autor del best seller cristiano El progreso del peregrino, y el teólogo
norteamericano Jonathan Edwards, uno de los principales protagonistas durante el
resurgimiento espiritual denominado Primer Gran Despertar en los Estados Unidos de
mediados de siglo XVIII.
Doctrina calvinista
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La gracia soberana
El calvinismo enfatiza la depravación de la naturaleza moral humana hacia la
necesidad de la gracia soberana de Dios en la salvación. Según su interpretación
Romanos 3:10-12 enseña que las personas son completamente incapaces de seguir a
Dios o escapar de la condenación delante de él y que solamente por intervención
divina drástica, en la cual Dios cambia la naturaleza misma del creyente (nuevo
nacimiento), quitando el corazón de piedra y poniendo uno de carne, pueden las
personas ser convertidas de rebelión a obediencia voluntaria.
La vida es creer
El conjunto de sistema teológico, eclesiástico y teorías prácticas de la iglesia,
familia y vida política es el crecimiento de una conciencia religiosa fundamental
centrada en la soberanía de Dios.
Según este punto de vista, el plan de Dios se trabaja en cada evento. Dios es visto
como el creador, preservador y gobernador de todo. Esto produce una actitud de
dependencia absoluta de Dios, la cual se identifica no solamente con actos
temporales de piedad (por ejemplo, la oración), sino que es un amplio patrón de
vida que se aplica desde cada obra trivial hasta la más importante. Para el
cristiano calvinista, toda la vida es religión cristiana. Se trata, por decirlo
así, de una radicalización del luteranismo.
Depravación total
Un punto fundamental en el asunto de la salvación es proceder a una evaluación
correcta de la condición del individuo que se debe salvar, y no infravalorar el
pecado. A la luz de las Escrituras, el estado natural del hombre es de depravación
total y, por consiguiente, una inhabilidad total de parte del hombre para ganar, o
contribuir a su salvación. El catecismo de Heidelberg en su pregunta 8 dice:
¿Estamos tan corrompidos que somos totalmente incapaces de hacer el bien e
inclinados a todo mal? RESPUESTA: Ciertamente, si no hemos sido regenerados por el
Espíritu de Dios7
Cuando se habla de depravación total, sin embargo, no se refiere a que cada hombre
es tan malvado como pueda ser, ni a que el hombre sea incapaz de reconocer la
voluntad de Dios; ni tampoco a que sea incapaz de hacer algún bien hacia su prójimo
o aún dar lealtad externa a la adoración de Dios. Lo que sí se quiere decir, es que
cuando el hombre cayó en el Jardín de Edén, cayó en su ‘totalidad’. La personalidad
completa del hombre ha sido afectada por la caída, y el pecado se extiende a la
totalidad de las facultades, la voluntad, el entendimiento, el afecto y todo lo
demás.
Elección incondicional
La actitud de los hombres hacia la depravación total, como una declaración bíblica
de la condición natural del hombre, determina, por ello, la actitud hacia la
doctrina de elección incondicional. Ésta sigue a la doctrina de depravación
completa. Si el hombre en verdad está muerto, prisionero y ciego, etc., entonces el
remedio para todas estas condiciones debe descansar fuera del hombre mismo (esto
es, en Dios). ¿Puede el muerto levantarse a sí mismo?, la respuesta inevitablemente
debe ser: “por supuesto que no”. Sin embargo, hombres y mujeres son levantados de
su muerte espiritual “nacidos de nuevo”, como lo proclama el evangelio según San
Juan; y como son incapaces de llevar a cabo esta obra por ellos mismos, se puede
concluir que es Dios quien los levantó. Por otro lado, como muchos hombres y
mujeres no han sido vivificados, se puede igualmente concluir que eso es porque
Dios no los ha levantado. Si el hombre es incapaz de salvarse a sí mismo, siendo la
caída de Adán una caída total, y si solo Dios puede salvar, y si no todos son
salvos, entonces la conclusión debe ser que Dios no ha escogido salvar a todos.
Expiación limitada
Este tercer punto es el central de los cinco, y también la verdad central del
evangelio, el propósito de la muerte de Cristo en la cruz. Esto no es accidental,
porque la enseñanza de la Biblia ha puesto al hombre bajo del título general de
depravación total, o inhabilidad total. Segundo, como algunos hombres y mujeres son
indudablemente salvos, entonces tiene que haber sido Dios mismo quien los salvó en
distinción del resto de la humanidad. Esto es elección: “Para que el propósito de
Dios conforme a la elección, permaneciese…” [Rom 9:11]. Sin embargo, esta elección
solo “marcó la casa, a la cual la salvación debe viajar”, y una expiación completa,
perfecta y satisfactoria todavía era requerida para los pecados de los elegidos,
para que Dios fuera no solamente un Salvador, sino un Dios justo, y un Salvador”.
Esta expiación fue realizada por la sumisión voluntaria de Cristo a la muerte en la
cruz, donde sufrió bajo la justicia de este Dios justo, y procuró la salvación que
Él, como Salvador, había ordenado. En la cruz, entonces y, sin duda, todos
aceptamos esto, Cristo soportó el castigo y procuró la salvación. Ahora se plantea
la pregunta: ¿por quién soportó el castigo?, y ¿para quién procuró la salvación?
Hay tres caminos por los cuales se puede viajar respecto a esto: 1. Cristo murió
para salvar a todo hombre, sin distinción. 2. Cristo murió para salvar a nadie en
particular. 3. Cristo murió para salvar a cierto número.
El segundo punto de vista implica que Cristo procuró una salvación potencial para
todos los hombres. Cristo murió en la cruz, pero aunque pagó la deuda de nuestros
pecados, su obra en la cruz no es eficaz hasta que el hombre se “decida por” Cristo
y, de ese modo, sea salvo.
El tercer punto de vista dice que Cristo murió positiva y efectivamente para salvar
a cierto número de pecadores que merecían el infierno, en quienes el Padre había
puesto su libre elegible amor. El Hijo paga la deuda por estos elegidos, hace
satisfacción por ellos a la justicia del Padre, e imputa Su propia justicia a
ellos, para que sean completos en Él.
Gracia irresistible
" Gracia irresistible ", también llamada "gracia eficaz", afirma que la gracia
salvadora de Dios se aplica eficazmente a aquellos a quienes él ha determinado
salvar (es decir, los elegidos) y supera la resistencia de ellos a obedecer la
llamada del evangelio, trayéndolos a una fe salvadora. Esto significa que cuando
Dios se propone soberanamente salvar a alguien, ese individuo ciertamente será
salvo. La doctrina sostiene que esta influencia intencionada del Espíritu Santo de
Dios no se puede resistir, sino que el Espíritu Santo, "hace que el pecador elegido
crea, se arrepienta y venga libre y voluntariamente a Cristo".
Sola scriptura
La Biblia es la única y final fuente de autoridad, de la cual se deriva toda
doctrina, teología y práctica religiosa aceptable para Dios. Absolutamente
inerrante en los documentos originales, infalible, exhalada por Dios, y única
fuente de fe y conducta para el verdadero creyente. (Gálatas 1:6-10; 2 Timoteo
3:16; 2 Pedro 1:3).
Sola fide
La salvación es otorgada por medio solo de la fe. Esto en contraposición a las
doctrinas que enseñan que la salvación puede ser merecida por la fe que obra por
amor. (Gálatas 5:6 ).
Sola gratia
La salvación es por la gracia de Dios. La salvación es un don de Dios, por tanto,
el pecador la recibe por los méritos de Cristo alcanzados durante su vida, muerte y
resurrección (Efesios 2:8).
Iglesias Presbiterianas
Iglesias Congregacionales
Iglesias Reformadas
Bautistas Reformados
Hugonotes
Influencia social y económica
Usura y capitalismo
Se suele atribuir al calvinismo la preparación ideológica para el último desarrollo
del capitalismo en el norte de Europa. Así, varios elementos del calvinismo
representaron una revuelta contra la condena medieval de la usura e,
implícitamente, del beneficio en general. Esta conexión aparece en obras de R. H.
Tawney (1880–1962) y Max Weber (1864–1920), como La ética protestante y el espíritu
del capitalismo.
Calvino, en una carta a su amigo Claude de Sachin en 1545, critica ciertos pasajes
de las escrituras invocadas por gente que se opone a la carga de interés en los
préstamos. Él reinterpreta algunos de estos pasajes y sugiere que otros han perdido
su relevancia al haber cambiado las condiciones. También rebate el argumento
(basado en escritos de Aristóteles), según él es erróneo cargar intereses al
dinero, ya que, el dinero, en sí mismo es estéril. Dice Calvino que las paredes y
el techo de una casa son también estériles, pero está permitido hacer pagar a
alguien para que lo pueda utilizar. En el mismo sentido, el dinero puede ser
fructífero.8
Cualifica su punto de vista al exponer que el dinero debe ser objeto de préstamo a
personas en extrema necesidad sin esperanza de interés; sin embargo, una tasa de
interés modesta del 5% debería permitirse en relación con otros prestatarios.9
Véase también
Neocalvinismo
Predestinación
Teología dialéctica
Religión escocesa en el siglo XVII
Notas y referencias
Jean-Daniel Benoit, Calvin, directeur d'âmes: Contribution à l'histoire de la
piété réformée, Strasbourg, Oberlin, 1947, p. 68.
Olivier Fatio, Le calvinisme, in Dictionnaire Historique de la Suisse, Berna,
Suiza «Copia archivada». Archivado desde el original el 20 de abril de 2010.
Consultado el 12 de enero de 2011. Consultado el 12 de enero de 2011.
(en inglés) John Patrick Donnelly, Calvinism and Scholasticism in Vermigli's
doctrine of man and grace, Tomo 18 de Studies in medieval and Reformation thought,
Brill Archive, 1976, págs. 1-2, ISBN 978-90-04-04482-1 [1] Consultado el 12 de
enero de 2011.
Ulrico Zuinglio, André Gounelle, La foi réformée, Tomo 15 de la Petite
bibliothèque protestante, Éditions Olivetan, 2000, págs. 5-6 ISBN 978-2-85304-157-7
[2] Consultado el 12 de enero de 2011.
(en inglés) Benjamin B. Warfield, Calvinism: The Meaning and Uses of the Term
Archivado el 26 de enero de 2011 en Wayback Machine., The Works of Benjamin B.
Warfield, MI: Baker Book House, Grand Rapids, 1991, págs. 353-366, Consultado el 12
de enero de 2011.
«Major Branches of Religions Ranked by Number of Adherents.» Adherents.com.
Consultado el 12 de enero de 2011.
Génesis 8:21, 6:5; Job 14:4, 15:14,16,35; Juan 3:6 Isaías 53:6; Juan 3:3,5; 1.ª
Corintios 12:3; 2.ª Corintios 3:5
The letter is quoted in Le Van Baumer, Franklin, editor (1978). Main Currents of
Western Thought: Readings in Western Europe Intellectual History from the Middle
Ages to the Present. New Haven: Yale University Press. ISBN 0-300-02233-6.
See Haas, Guenther H. (1997). The Concept of Equity in Calvin's Ethics. Waterloo,
Ont., Canada: Wilfrid Laurier University Press. pp. 117ff. ISBN 0-88920-285-0.
Bibliografía
Pirenne, Henri: Les villes du Moyen Âge, essai d’histoire économique et sociale
(‘Las ciudades del medioevo, ensayo de una historia económica y social’), Bruselas,
Lamertin, 1927.
Enlaces externos
Wikcionario tiene definiciones y otra información sobre calvinismo.
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cristiana de Juan Calvino.
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