El Dilema de Las Redes Sociales

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UPIICSA – Unidad Profesional Interdisciplinaria de Ingeniería y Ciencias Sociales y

Administrativas IPN

PROGRAMACIÓN Y BASES DE DATOS

Loredo Vázquez Yair Arath

RUIZ CANO ELSA PATRICIA

"El dilema de las redes sociales "

MONTES CALVA WILLIAMS

Secuencia 3TM30
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El dilema de las redes sociales (2020), de Jeff Orlowski, es un documental que está

disponible en Netflix y que fue producido para esa plataforma. Trata de manera entretenida un

asunto pertinente y de actualidad: los riesgos psicológicos y políticos de redes como Facebook,

Twitter e Instagram. Aunque la materia sea relativamente novedosa y aunque logra evidenciar el

reto que representa este desarrollo tecnológico, el documental tiene la limitación de ser sólo

temático y de ofrecer un análisis poco elaborado.

Varios personajes públicos se han referido a esta película. Por ejemplo, Jorge Carrión,

autor de libros como Contra Amazon y Lo viral, quien se declara usuario reticente de las redes,

anotó en Twitter: “Recomiendo ver The Social Dilemma en Netflix: un docudrama impactante

sobre la necesidad de relacionarnos críticamente con las redes sociales. Gracias, […] por

recomendarlo y por verlo como una lectura complementaria a Lo viral”. A su vez, la sinopsis de

Netflix describe a la cinta como “un híbrido entre documental y drama que ahonda en el negocio

de las redes sociales, el poder que ejercen y la adicción que generan en nosotros: su carnada

perfecta”. Pero, ante ojos cinéfilos, este documental ni es híbrido ni es impactante.

El dilema de las redes sociales es audiovisualmente muy convencional: tomas de

ubicación, algunas imágenes de otro tipo y, sobre todo, muchas entrevistas con personajes clave

de las principales empresas del mundo de las redes. Estas conversaciones han sido editadas para

exponer un argumento sencillo: las redes tienen un modelo de negocio que se basa en la

explotación de datos personales que los usuarios mismos damos no sólo voluntariamente, sino

como adictos a la entrega de esa información. Entre esta exposición el director ha embutido el

relato ficticio de una familia con hijos adolescentes que ilustra de forma bastante obvia algunas

cuestiones nocivas de las redes sociales.


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En esta historia inventada se encuentra la mayor debilidad del documental. Para explicar

el manejo de la información personal que hacen las empresas de redes, el filme recurre a la

metáfora de un centro de control en el que varios personajes maquinan cómo manipular a uno de

los adolescentes a partir de su uso de redes. El problema es que, en realidad, esto es precisamente

lo que no pasa y es un punto que el mismo documental plantea como desafío significativo: el

funcionamiento de las redes excede al control directo de los trabajadores de las empresas e

incluso a lo que previeron sus creadores. Lo más decepcionante es que se apunte una supuesta

solución: el problema se resolvería si hubiera leyes por medio de las cuales los gobiernos

controlaran las redes. Ninguno de los entrevistados ni —más importante— de los realizadores

del documental parece darse cuenta de la contradicción: al advertir sobre un poder excesivo de

las redes, se recomienda dar más poder a los gobiernos para que sean más poderosos que esas

redes poderosas.

Otro error es suponer que los algoritmos de las redes, que seleccionan los contenidos que

vemos cada uno de los usuarios, inevitablemente ejercerán poder sobre nuestras decisiones. Esto

puede ocurrir e incluso sucede con frecuencia. Pero no es ineludible. En eso Carrión acierta —

acaso sin darse cuenta— cuando apunta a una alternativa liberal individualista en lugar de la

opción estatista: la de relacionarse críticamente con las redes. Esta alternativa, cabe aclarar, no

implica asumir una posición ingenua en la que “la solución soy yo”. No obstante, en lo

fundamental, la opción personal de ejercer, llanamente, el pensamiento, es lo que puede

protegernos de las prácticas problemáticas de las redes sociales, como la obsesión por la

deferencia y la referencia a uno mismo. El uso de las redes, desde una posición crítica, necesita

liberarse de los clichés que aparentan ser críticos sin llegar a serlo; así como, más que un tema de

conversación, un documental puede ser una experiencia cinematográfica.


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