El Dilema de Las Redes Sociales
El Dilema de Las Redes Sociales
El Dilema de Las Redes Sociales
Administrativas IPN
Secuencia 3TM30
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El dilema de las redes sociales (2020), de Jeff Orlowski, es un documental que está
disponible en Netflix y que fue producido para esa plataforma. Trata de manera entretenida un
asunto pertinente y de actualidad: los riesgos psicológicos y políticos de redes como Facebook,
Twitter e Instagram. Aunque la materia sea relativamente novedosa y aunque logra evidenciar el
reto que representa este desarrollo tecnológico, el documental tiene la limitación de ser sólo
Varios personajes públicos se han referido a esta película. Por ejemplo, Jorge Carrión,
autor de libros como Contra Amazon y Lo viral, quien se declara usuario reticente de las redes,
anotó en Twitter: “Recomiendo ver The Social Dilemma en Netflix: un docudrama impactante
sobre la necesidad de relacionarnos críticamente con las redes sociales. Gracias, […] por
recomendarlo y por verlo como una lectura complementaria a Lo viral”. A su vez, la sinopsis de
Netflix describe a la cinta como “un híbrido entre documental y drama que ahonda en el negocio
de las redes sociales, el poder que ejercen y la adicción que generan en nosotros: su carnada
ubicación, algunas imágenes de otro tipo y, sobre todo, muchas entrevistas con personajes clave
de las principales empresas del mundo de las redes. Estas conversaciones han sido editadas para
exponer un argumento sencillo: las redes tienen un modelo de negocio que se basa en la
explotación de datos personales que los usuarios mismos damos no sólo voluntariamente, sino
como adictos a la entrega de esa información. Entre esta exposición el director ha embutido el
relato ficticio de una familia con hijos adolescentes que ilustra de forma bastante obvia algunas
En esta historia inventada se encuentra la mayor debilidad del documental. Para explicar
el manejo de la información personal que hacen las empresas de redes, el filme recurre a la
metáfora de un centro de control en el que varios personajes maquinan cómo manipular a uno de
los adolescentes a partir de su uso de redes. El problema es que, en realidad, esto es precisamente
lo que no pasa y es un punto que el mismo documental plantea como desafío significativo: el
funcionamiento de las redes excede al control directo de los trabajadores de las empresas e
incluso a lo que previeron sus creadores. Lo más decepcionante es que se apunte una supuesta
solución: el problema se resolvería si hubiera leyes por medio de las cuales los gobiernos
controlaran las redes. Ninguno de los entrevistados ni —más importante— de los realizadores
del documental parece darse cuenta de la contradicción: al advertir sobre un poder excesivo de
las redes, se recomienda dar más poder a los gobiernos para que sean más poderosos que esas
redes poderosas.
Otro error es suponer que los algoritmos de las redes, que seleccionan los contenidos que
vemos cada uno de los usuarios, inevitablemente ejercerán poder sobre nuestras decisiones. Esto
puede ocurrir e incluso sucede con frecuencia. Pero no es ineludible. En eso Carrión acierta —
acaso sin darse cuenta— cuando apunta a una alternativa liberal individualista en lugar de la
opción estatista: la de relacionarse críticamente con las redes. Esta alternativa, cabe aclarar, no
implica asumir una posición ingenua en la que “la solución soy yo”. No obstante, en lo
protegernos de las prácticas problemáticas de las redes sociales, como la obsesión por la
deferencia y la referencia a uno mismo. El uso de las redes, desde una posición crítica, necesita
liberarse de los clichés que aparentan ser críticos sin llegar a serlo; así como, más que un tema de