Habla Dios Todavía 1
Habla Dios Todavía 1
Habla Dios Todavía 1
Israel!
adversarios.
¿Cuántas veces habrá tenido Dios algo específico que necesitábamos oír pero hemos estado
demasiado atareados para atenderle?
Una de las lecciones más valiosas que podemos aprender es cómo escuchar a Dios. En medio de
nuestra vida tan compleja y ajetreada no hay nada más urgente, nada más necesario, nada más
provechoso que escuchar lo que Dios tiene que decirnos. Además, la Biblia es muy explícita y
Dios nos habla con tanto poder hoy como en los días cuando fue escrita. Su voz espera ser
escuchada y, cuando la escucharnos, nos vernos lanzados a la aventura más grandiosa y más
emocionante que podamos imaginar.
Por qué habla Dios hoy. Quizá nos preguntemos: -¿Por qué Dios querría hablarnos hoy?-
¿Acaso no ha dicho suficiente desde Génesis hasta Apocalipsis?- Hay varias razones
convincentes que explican por qué Dios todavía tiene abiertas sus líneas de comunicación con
su pueblo.
*La primera y principal es que Dios nos ama tanto como amaba a su pueblo en los días del
Antiguo y Nuevo Testamentos. Desea tener comunión con nosotros tanto corno deseaba tenerla
con ellos. Si nuestra relación con Él es unidireccional, y no hay comunicación ni diálogo entre
nosotros y el Señor Jesucristo, poca comunión puede haber. La comunión es nula cuando sólo
una persona habla y la otra se limita a escuchar. Dios nos habla todavía porque quiere
desarrollar una relación de amor que consista en una conversación entre dos personas.
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*La segunda razón que explica por qué Dios todavía habla hoy es que necesitamos su dirección
clara y concreta para nuestra vida, así como la requerían Josué, Moisés, Jacob o Noé. Como
hijos suyos necesitarnos sus consejos para tornar decisiones efectivas. Ya que Él quiere que
hagamos elecciones acertadas, sigue siendo responsable de proporcionarnos la información
correcta, y esto ocurre cuando nos habla.
*Una tercera razón por la cual Dios todavía habla hoy en día es que Él sabe que necesitamos
consuelo y certidumbre tanto como los creyentes de la antigüedad. Nosotros también tenernos
experiencias como la del Mar Rojo, cuando estamos entre la espada y la pared y no sabernos
qué camino seguir. Tenemos fracasos como los tuvieron Josué y el pueblo de Israel en Hai.
Cuando sufrimos derrotas de esta clase, Dios conoce nuestra necesidad de certidumbre y
confianza.
*Pienso que la razón más importante por la que Dios todavía habla en el día de hoy es que
quiere que lo conozcamos. Si dejara de hablar, dudo que jamás podríamos descubrir cómo es
Dios realmente.
Si la prioridad de todos nuestros objetivos es conocer a Dios, entonces tiene que haber algo más
que un camino en una sola dirección. Más bien tiene que haber una línea de comunicación en la
que Él nos hable y nosotros escuchemos, o en la que hablemos nosotros y Él nos escuche.
Cómo hablaba Dios en los días del Antiguo y del Nuevo Testamento.
Podemos descubrir sus métodos repasando las diversas formas en las que se revelaba en los días
del Antiguo y del Nuevo Testamento.
y de la casa de tu padre,
y te bendeciré,
y engrandeceré tu nombre,
y serás bendición.
y serán benditas en ti
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*Segundo, la Biblia dice que Dios hablaba por medio de sueños. Un buen ejemplo es, sin duda,
el caso de las experiencias de Daniel, a quien Dios reveló su plan para el mundo en una serie de
sueños. Mediante visiones Daniel vio los imperios que vendrían. De esta manera Dios le dio a
Daniel una tremenda perspectiva de los acontecimientos mundiales futuros que están todavía
hoy en proceso de cumplimiento.
Este es un asunto, empero, en el cual debemos ser extremadamente cautelosos. La Biblia jamás
nos dice que busquemos en sueños el conocimiento de la mente de Dios.
Tampoco se nos insta jamás en la Palabra de Dios a procurar conocer el pensamiento de Dios
mediante visiones.
*Tercero, Dios hablaba por medio de sus palabras escritas, como cuando entregó a Moisés los
Diez Mandamientos y luego usó la Ley para comunicarse con su pueblo. Dios también hablaba
audiblemente en los días de la Biblia. Saulo de Tarso estaba en camino a Damasco persiguiendo
a los creyentes de aquella ciudad. Dice la Biblia que «cayendo en tierra, oyó una voz que le
decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?» (Hechos 9.4).
*Cuarto, Dios hablaba por medio de sus profetas. Estos exclamaban: «Así dice Jehová», y el
pueblo obedecía porque sabía que eran mensajes enviados directamente por Dios.
*Quinto, Dios hablaba por medio de las circunstancias. Todos conocemos la historia de cómo
Dios se reveló a Gedeón. Dios quería que él condujera a la nación de Israel a la guerra contra el
enemigo. Dado que tenía un poco de temor, Gedeón decidió probar con un vellón. La verdad es
que lo intentó dos veces. Una mañana pidió que el vellón apareciera empapado pero rodeado de
hierba seca, y, a la mañana siguiente pidió que apareciera seco, como pólvora, pero rodeado de
hierba húmeda. En su misericordia Dios se acercó a Gedeón y le proporcionó la seguridad y la
confianza que necesitaba.
*Sexto, Dios hablaba por medio de ángeles. Por ejemplo, cuando comunicó a María ya José el
nacimiento de Jesucristo mediante una proclamación angelical.
*Séptimo, con frecuencia Dios hablaba por medio del Espíritu Santo. Cuando Pablo, estaba de
viaje hacia Asia, Dios le habló por medio del Espíritu Santo prohibiéndole que se encaminara
hacia allí:
«Atravesando Frigia y la provincia de Galacia, les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar
la palabra en Asia; y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se lo
permitió» (Hechos 16.6, 7).
Podemos dar gracias porque Dios sigue procurando comunicarse con nosotros. Él se vale de
cuatro métodos principales para revelarse al creyente de nuestros días.
1) La Palabra de Dios
El método principal de que se vale el Señor para hablar con nosotros en el día de hoy es su
Palabra. Ya tenemos la revelación completa de Dios. El no necesita agregar algo más a este
libro.
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Sí, la forma más segura en que podemos saber que estamos escuchando a Dios es a través de su
Palabra. Cuando enfrentamos dificultades y sufrimientos, en lugar de buscar el consejo de este o
aquel, debemos acudir primero a las Escrituras.
La Palabra de Dios fue escrita a las personas mencionadas en las Escrituras. Isaías escribió para
el pueblo de Judá, Pablo escribió a los corintios; pero las Escrituras también fueron escritas para
nosotros. La Biblia es el manual de instrucciones para su pueblo.
El Señor habló a Josué y le dijo: Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer
conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a
siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas.
Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él,
para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás
prosperar tu camino, y todo te saldrá bien (Josué 1.7, 8).
¿Cómo funciona esto en forma práctica para los creyentes del siglo veinte?
Cuando oramos y buscamos orientación en relación con alguna decisión a tomar, deberíamos
pedirle a Dios que nos hable por medio de su Palabra y que nos dé algún consejo para aclarar la
dirección a seguir. Al meditar en la Palabra, teniendo en mente nuestra petición o la decisión
que tenemos que tomar, con frecuencia Dios nos guía a la lectura de algún incidente en las
Escrituras, un pasaje o incluso un solo versículo, que guarda relación con lo que nos preocupa.
Puede ser algo que tiene que ver específicamente con nuestra propia experiencia o con el
principio que rige la decisión que tenemos que tomar.
En otras ocasiones Dios nos encamina hacia la fuente; al mismo pasaje vez tras vez. No se trata
de que elijamos volver a leer el mismo pasaje repetidas veces, sino que de algún modo parecería
que seguimos abriendo la Biblia en el mismo lugar.
Por medio de su Palabra el Señor nos orienta, nos desafía, nos advierte, nos consuela, nos da
seguridad.
2) El Espíritu Santo
Un segundo método empleado por Dios para hablarnos hoy en día es por medio del Espíritu
Santo. En efecto, la forma principal empleada por Jesús para expresarse en el Nuevo
Testamento fue a través del Espíritu Santo. Hoy Dios sigue hablando a nuestro espíritu por
medio de su propio Espíritu, que ahora vive, mora y permanece en nosotros.
habla, debería ser quien moldea el estilo de vida natural, normal de los creyentes. Podemos
reclamar su presencia, dirección y orientación.
La Palabra de Dios y el Espíritu Santo son los dos modos principales que El emplea para hablar
con los creyentes en la actualidad. Cuando digo que el Espíritu Santo «habla» no quiero decir
que lo haga audiblemente. Más bien graba su voluntad en mi espíritu o en mi mente, y lo oigo
en mi ser interior. Si bien no es audible, la comunicación resulta, no obstante, precisa y
concreta.
3) Otras personas
Un tercer modo de que se vale Dios para hablarnos es a través de otras personas.
Las personas a las que más deberíamos escuchar son aquellas con las cuales vivimos todos los
días.
Esas personas que nos aman más, que oran más que nadie por nosotros, son con frecuencia los
instrumentos que Dios utiliza para revelarse ante nosotros. Puedo mencionar a varias personas
que, en una conversación pasajera, han dicho algo que ha modificado el curso de mi vida en
alguna medida.
Nada más que una simple palabra al pasar, nada más que una palabra aquí o allí de parte de
alguien que está muy cerca de nosotros (o en raras ocasiones incluso de un conocido casual),
puede tener consecuencias dramáticas.
Es por ello que debemos que tener sumo cuidado con lo que decimos. Si tenemos en cuenta que
podemos ser usados como portavoces de Dios seguramente analizaremos con sobriedad nuestros
diálogos con otros. Es posible que Dios tenga un mensaje para quien nos oye y que nos haya
elegido a nosotros para transmitirlo; y si hablamos sobre el tiempo o sobre un tema sin
importancia podemos estorbar la transmisión del mensaje. Así que, deberíamos procurar estar
alerta, sensibles y disponibles para ser vehículos de la voz de Dios.
4) Las circunstancias
Una cuarta forma en que Dios nos habla es a través de las circunstancias. Las circunstancias
pueden adoptar muchas formas diferentes. A veces pueden ser un fracaso. Otras veces algún
éxito. Otras, un desengaño. A veces es una tragedia, pero Dios usa todas las circunstancias en la
vida para hablamos.
De modo que hoy Dios nos habla de cuatro maneras, principalmente. Primero, por medio de su
Palabra; segundo, por medio del Espíritu Santo; tercero, por medio de otras personas piadosas; y
cuarto, por medio de las circunstancias. Ahora que reconocemos que Dios todavía participa
activamente en la comunicación de su mensaje a los creyentes en la actualidad, debemos
esforzamos por oír atentamente. Cuando Dios habla (y lo hace), toda persona debería escuchar.
Como 10 declaró David en el Salmo 85.8: “Escucharé lo que hablará Jehová Dios”.
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