Manual de DI de Los DH
Manual de DI de Los DH
Manual de DI de Los DH
INTERNACIONAL
DE DERECHOS HUMANOS
Aspectos sustantivos
PIZARRO
SOTOMAYOR
y
FERNANDO
MÉNDEZ POWELL
ANDRÉS
- 2006 -
Manual de derecho internacional de los derechos humanos
ISBN 9962-02-937-6
1. Derechos Humanos
2. Derecho Internacional
I. Título.
Andrés Pizarro S.
A Mariela, Tony y Adrián,
a quienes siempre llevo en el corazón
Fernando Méndez P.
A mi padre, mi madre y mis amigos
- III -
Agradecimiento
Sobre los autores, puedo decir que han sabido resistir los persis
tentes embates de la apatía y la ignorancia, que regularmente ame nazan
con hacer naufragar los mejores emprendimientos. Pizarro y Méndez
han participado también de la lucha contra la convergencia de
intolerancia, mezquindad y banalidad absolutas, que caracteriza hoy el
debate público en Panamá. Como verdaderos arrecifes ante los que se
agotan las fuerzas desmotivadoras del oscurantismo local, es tos
jóvenes han persistido en el empeño de indagar sobre la razón de la
cosas, y especialmente, sobre las formas que encuentra el Derecho
para reconocer la dignidad humana y garantizar su respeto.
- VII -
F . MÉ N D E Z Y A . PI Z A R R O
Para describir a los autores del Manual, quizá baste recordar toda la
dedicación entregada al sostenimiento de una tradición que tuve el honor
de inaugurar como profesor, en 1997: la participación en las competencias
de juicios simulados en base al sistema interamericano de protección a los
derechos humanos. Aquél año, por inspiración de quien entonces era
Directora de la Escuela de Derecho y Ciencias Políticas, la licenciada Venus
Illueca de Tulipano, se envió el primer
- VIII -
MANUAL DE DERECHO INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS
- IX -
F . MÉ N D E Z Y A . PI Z A R R O
1
Los autores del repertorio son, además de Claudio Grossman, los profesores Robert
Kogod Goldman, Claudia Martin y Diego Rodríguez-Pinzón. Los investigadores de
American University seleccionaron los fragmentos relevantes de las sentencias, opiniones
consultivas, resoluciones, opiniones separadas y votos concurrentes de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, clasificados de acuerdo con los Artículos de la
Convención Americana.
2
Que proporciona una completa recopilación de la jurisprudencia de los órganos de
derechos humanos del Sistema Europeo, y cuyo responsable es el Profesor Leo Zwaak,
del SIM (Universidad de Utrecht, Holanda). El SIM también mantiene bases de datos
contentivas de la jurisprudencia de los organismos de monitoreo de la CCPR (Pacto de
Derechos Civiles y Políticos), CAT (Convención contra la Tortura), CERD (Convención
contra la Discriminación Racial) y CEDAW (Convención contra las discriminación contra
la mujer), en el Sistema de Naciones Unidas.
- X-
MANUAL DE DERECHO INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS
- XIII -
F . MÉ N D E Z Y A . PI Z A R R O
Por último debemos aclarar que esta es una obra de carácter técni co,
por lo que tampoco consideramos conveniente detenernos mucho en las
situaciones políticas actuales o históricas que han afectado y afectan
actualmente la situación mundial de los Derechos Humanos, pues
consideramos que dicho punto de vista ya ha sido tratado por autores más
autorizados en dicha área.
- XV -
ABREVIATURAS UTILIZADAS EN ESTE MANUAL
- XVII -
F . MÉ N D E Z Y A . PI Z A R R O
- XX -
MANUAL DE DERECHO INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS
- XXI -
F . MÉ N D E Z Y A . PI Z A R R O
- XXII -
MANUAL DE DERECHO INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS
- XXIII -
F . MÉ N D E Z Y A . PI Z A R R O
- XXIV -
MANUAL DE DERECHO INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS
Bibliografía . . . . . . . . 639
- XXV -
RESPONSABILIDAD ESTATAL
-1-
F . MÉ N D E Z Y A . PI Z A R R O
2. Para los efectos de esta 2. Cada Estado Parte se
Convención, persona es compromete a adoptar,
todo ser humano. con arreglo a sus procedi
mientos constitucionales
Artículo 2. Deber de y a las disposiciones del
Adoptar Disposiciones presente Pacto, las medi
de Derecho Interno. das oportunas para dictar
las disposiciones legislati
Si en el ejercicio de los de
vas o de otro carácter que
rechos y libertades men
fueren necesarias para ha
cionados en el artículo 1
cer efectivos los derechos
no estuviere ya garantiza
reconocidos en el presen
do por disposiciones le
te Pacto y que no estuvie
gislativas o de otro carác
sen ya garantizados por
ter, los Estados partes se
disposiciones legislativas
comprometen a adoptar,
o de otro carácter.
con arreglo a sus proce
dimientos constituciona
les y a las disposiciones
de esta Convención, las
medidas legislativas o de
otro carácter que fue ren
necesarias para hacer
efectivas tales derechos y
libertades.
2
CrIDH, Caso Velásquez Rodríguez v. Honduras, Sentencia de Fondo de 29 de julio de
1988.
3
CrIDH, Opinión Consultiva 14 del 9 de diciembre de 1994, Responsabilidad
internacional por expedición y aplicación de leyes violatorias de la Convención. Este
tipo de crímenes han sido de conocimiento de los tribunales de guerra, o de derecho
penal internacional como el recientemente creado Tribunal de la Haya, cuyo
fundamento se encuentra en el Estatuto de Roma, el cual se espera que atienda en el
futuro casos que anteriormente eran de conocimiento de los tribunales de guerra
Ad-Hoc.
-3-
F . MÉ N D E Z Y A . PI Z A R R O
nal de los Estados con motivo de la violación de derechos humanos, pero no para
investigar y sancionar la conducta de los agentes del Es tado que hubiesen participado en
esas violaciones. Esta es la carac terística de un tribunal de derechos
humanos, que no es un tribunal penal”4. (lo resaltado es nuestro). En este
sentido, “Para establecer que se ha producido una violación de los derechos consagrados
en la Convención, no se requiere, como ocurre en el derecho penal interno, la
culpabilidad de sus autores o su intencionalidad y tampoco es pre ciso identificar
individualmente a los agentes a los cuales se atribuye los hechos violatorios. Es suficiente
la demostración de que ha habido apoyo o tolerancia del poder público en la infracción de
los derechos reconocidos en la Convención”5. Además, y es pertinente mencionar lo
en este punto, como ha manifestado la CrIDH, la responsabilidad
internacional se genera independientemente de que los hechos que
constituyen las violaciones a los derechos humanos en el caso con creto
sean o no parte de una política estatal dirigida a tales efectos6. Obviamente,
de haber una política estatal orientada a la violación sis temática de
determinados derechos esto sería un agravante de la res ponsabilidad estatal.
4
CrIDH, Caso Castillo Petruzzi y Otros v. Perú, Sentencia de Fondo de 30 de mayo de
1999.
5
CrIDH, Caso Paniagua Morales y Otros v. Guatemala, Sentencia de Fondo del 8 de
marzo de 1998.
6
CrIDH, Caso Paniagua Morales y Otros v. Guatemala, Sentencia de Fondo del 8 de
marzo de 1998. CrIDH, Caso 19 Comerciantes v. Colombia, Sentencia de 5 de julio de
2004.
7
CrEDH, Case of Öneryildiz v. Turkey, Judgment of June 18 of 2002.
-4-
MANUAL DE DERECHO INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS
8
CrIDH, Caso Ricardo Canese v. Paraguay, Sentencia de 31 de agosto de 2004. 9 CrEDH,
Bosphorus Hava Yollari Turizm Ve Ticaret Anonim Şirketi v. Ireland, Judgment of June
30 of 2005.
-5-
F . MÉ N D E Z Y A . PI Z A R R O
las garantías de la Convención podrían ser limitadas o excluidas a dis creción privando a
ésta, por ende, de su carácter obligatorio y minando la naturaleza efectiva y práctica de
sus salvaguardas. Se considera que el Estado retiene su responsabilidad por la
Convención con respecto a compromisos de tratados subsecuentes a la entrada en vigor de
la Convención”10. Bajo este criterio surge responsabilidad estatal cuan do el
Estado contrae nuevas obligaciones internacionales que sean contrarias a
sus obligaciones internacionales en materia de derechos humanos.
10
CrEDH, Bosphorus Hava Yollari Turizm Ve Ticaret Anonim Şirketi v. Ireland,
Judgment of June 30 of 2005.
11
CrEDH, Case of N. v. Finland, Judgment of July26 of 2005. CrEDH, Case of
Thampibillai v. The Netherlands, Judgment of February 17 of 2004.
-6-
MANUAL DE DERECHO INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS
petencia, puesto que es un principio de Derecho Internacional que el Estado responde por
los actos de sus agentes realizados al amparo de su carácter oficial y por las omisiones de
los mismos aun si actúan fuera de los límites de su competencia o en violación del derecho
interno... Si se considerara que no compromete al Estado quien se prevale del poder
público para violar tales derechos a través de actos que desbordan su competencia o que
son ilegales, se tornaría ilusorio el sistema de pro
tección en la Convención”12 (lo resaltado es nuestro).
12
CrIDH, Caso Velásquez Rodríguez v. Honduras, Sentencia de Fondo de 29 de julio de
1998.
13
CrIDH, Caso Villagrán Morales y Otros (de los “Niños de la Calle”) v. Guatemala,
Sentencia de Fondo de 19 de Noviembre de 1999. En este caso la Corte
Interamericana, refiriéndose a las actuaciones del Órgano Judicial, estableció también
que: “El esclarecimiento de si un Estado ha violado o no sus obligaciones internacionales por virtud de
las actuaciones de sus órganos judiciales, puede conducir a que el Tribunal deba ocuparse de examinar
los respectivos procesos internos. Al respecto, la Corte Europea ha señalado que deben considerarse los
procedimientos como un todo, incluyendo las decisiones de los tribunales de apelación, y que la función
del tribunal internacional es determinar si la integridad de los procedimientos, así como la forma en que
fue producida la prueba, fueron justos... la Corte debe efectuar un examen del conjunto de las
actuaciones judiciales internas para obtener una percepción integral de tales actuaciones...”
-7-
F . MÉ N D E Z Y A . PI Z A R R O
También puede darse que las violaciones no sean llevadas a cabo por
entidades estatales propiamente dichas sino por agentes estata les,
autoridades estatales o incluso por particulares16. El concepto de
agente estatal tiene para el DIDH un contenido autónomo que es
independiente de la organización formal y legal que contemple el Estado
dentro de su ordenamiento interno. Se incluyen dentro de este concepto
tanto los particulares en los que el Estado delegue poderes públicos
(ejemplo los colegios oficiales y en algunos casos las autori dades de los
grupos indígenas) y cualquiera otra personas que estén subordinadas de
cualquier forma al Estado y ejecuten actos por orden de éste o con su
tolerancia o aquiescencia.
Así por ejemplo en el Caso Blake (y en otros varios casos contra el Estado
Guatemalteco) la Corte Interamericana consideró que el Estado era
responsable por las violaciones a derechos humanos come tidas PACs, (o
patrullas de autodefensa civil) las cuales, aún cuando estaban conformadas
por civiles, recibían apoyo logístico, armamen to, y dirección por parte del
Estado. Como quedó demostrado en ese caso las PACs tenían: “una relación
institucional con el Ejército”17. A
14
ONU, Human Rights Committee, General Comment No. 31: The Nature of the
General Legal Obligation Imposed on States Parties to the Covenant, 2004. 15 CrIDH,
Caso “La Última Tentación de Cristo” (Olmedo Bustos y Otros) v. Chile, Sentencia de
Fondo de 5 de febrero de 2001.
16
Respecto al nivel de protección que el Estado debe brindar a sus coasociados frente a
otros particulares el DIDH adopta en una medida significativa la doctrina del efecto en
terceros u horizontal, (Drittwirkung) originado en la doctrina del Derecho
Constitucional Alemán.
-8-
MANUAL DE DERECHO INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS
17
CrIDH, Caso Blake v. Guatemala, Sentencia de Fondo del 24 de enero de 1998. Esta
relación institucional con el ejército se fundamenta en que las PACs: realizaban
actividades de apoyo a las funciones de las fuerzas armadas y, aún más, recibían
recursos, armamento, entrenamiento y órdenes directas del Ejército guatemalteco y
operaban bajo su supervisión.
18
CrIDH, Caso 19 Comerciantes v. Colombia, Sentencia de 5 de julio de 2004. En este
caso la Corte Interamericana consideró que: “Los grupos de autodefensa se conformaron de
manera legal… El Estado impulsó su creación entre la población civil, con los fines principales de
auxiliar a la Fuerza Pública en operaciones antisubversivas y de defenderse de los grupos guerrilleros,
es decir, en su concepción inicial no tenían fines delictivos. El Estado les otorgaba permiso para el porte
y tenencia de armas, así como apoyo logístico. Sin embargo, muchos grupos de autodefensa cambiaron
sus objetivos y se convirtieron en grupos de delincuencia, comúnmente llamados paramilitares… A
pesar que Colombia alega que no tenía la política de incentivar la constitución de tales grupos
delincuenciales, ello no libera al Estado de la responsabilidad por la interpretación que durante años
se le dio al marco legal que amparó a tales grupos paramilitares, por el uso desproporcionado dado al
armamento que les entregó y por no adoptar las medidas necesarias para prohibir, prevenir y castigar
adecuadamente las referidas actividades delincuenciales, aunado a que las propias autoridades militares
de Puerto Boyacá incentivaron al grupo de autodefensa que tenía control en dicha zona a desarrollar
una actitud ofensiva ante los guerrilleros, tal y como sucedió en este caso, pues se consideraba que los
comerciantes brindaban colaboración a los grupos guerrilleros… Con base en los elementos probatorios
aportados a este proceso, el Tribunal considera que, en la época de los hechos relevantes del presente
caso, el grupo paramilitar que desapareció a los 19 comerciantes tenía estrechos vínculos con altos
mandos de la Fuerza Pública de la región Magdalena Medio, así como también recibía apoyo y
colaboración de éstos”.
-9-
F . MÉ N D E Z Y A . PI Z A R R O
- 10 -
MANUAL DE DERECHO INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS
- 11 -
F . MÉ N D E Z Y A . PI Z A R R O
22
CrIDH, Caso Velásquez Rodríguez v. Honduras, Sentencia de Fondo de 29 de julio de
1988. La Corte reconoce sin embargo que: “Está más allá de toda duda que el Estado tiene el
derecho y el deber de garantizar su propia seguridad. Tampoco puede discutirse que toda sociedad
padece por las infracciones a su orden jurídico”. Pero, como señalamos en esta cita, esto no
implica que el poder del Estado pueda ejercerse sin límite alguno.
23
CrIDH, Caso Tribunal Constitucional (Aguirre Roca, Rey Terry y Revoredo Marsano) v.
Perú, Sentencia de 31 de enero de 2001.
24
CrIDH, Caso Baena Ricardo y Otros (270 Trabajadores) v. Panamá, Sentencia de Fondo
de 2 de febrero de 2001.
- 13 -
F . MÉ N D E Z Y A . PI Z A R R O
B. Obligación de Garantizar
La segunda obligación que emana del Art. 1.1, de acuerdo a lo
señalado en el Caso Velásquez Rodríguez es la de “garantizar” el libre y
pleno ejercicio de los derechos reconocidos en la Convención Americana
a toda persona sujeta a su jurisdicción. “Esta obligación implica el deber de los
Estados partes de organizar todo el aparato gu
bernamental y, en general, todas las estructuras a través de las cuales se manifiestan el
ejercicio del poder público, de manera tal que sean ca paces de asegurar jurídicamente el
libre y pleno ejercicio de los derechos humanos... La obligación de garantizar el libre y
pleno ejercicio de los derechos humanos no se agota con la existencia de un orden
normativo dirigido a hacer posible el cumplimiento de esta obligación, sino que comporta
la necesidad de una conducta gubernamental que asegure la existencia, en realidad, de
una eficaz garantía del libre y pleno ejerci cio de los derechos humanos”25. La Corte
Interamericana, posterior mente desarrolló aún más esta obligación de
garantizar y estableció en la Opinión Consultiva 11 que: “garantizar implica
la obligación del Estado de tomar todas las medidas necesarias para remover los
obstáculos que puedan existir para que los individuos puedan disfrutar de los derechos
que la Convención reconoce”26. Como consecuencia de esta obligación, surge el
deber del Estado de prevenir, investigar, sancionar y reparar, las
violaciones a los derechos humanos, veamos en detenimiento qué implican
cada uno de estos deberes:
25
CrIDH, Caso Velásquez Rodríguez v. Honduras, Sentencia de Fondo de 29 de julio de
1988.
26
CrIDH, Opinión Consultiva 11 del 10 de agosto de 1990, Excepciones al agotamiento
de los recursos internos. Este deber general, en concordancia la obligación del Estado
de ofrecer recursos internos efectivos para garantizar, implica, como dijo la Corte
Interamericana en esta Opinión Consultiva, que: “la tolerancia del Estado a circunstancias o
condiciones que impidan a los individuos acceder a los recursos internos adecuados para proteger sus
derechos, constituye una violación del artículo 1.1 de la Convención”.
- 14 -
MANUAL DE DERECHO INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS
vaguarda de los derechos humanos y que aseguren que las eventuales violaciones a los
mismos sean efectivamente consideradas y tratadas como un hecho ilícito que, como tal, es
susceptible de acarrear sancio nes para quien las cometa, así como la obligación de
indemnizar a las víctimas por sus consecuencias perjudiciales. No es posible hacer una
enumeración detallada de esas medidas, que varían según el derecho de que se trate y
según las condiciones propias de cada Estado Parte. Es claro, a su vez, que la obligación
de prevenir es de medio o comporta miento y no se demuestra su incumplimiento por el
mero hecho de que un derecho haya sido violado”27.
27
CrIDH, Caso Velásquez Rodríguez v. Honduras, Sentencia de Fondo de 29 de julio de
1988.
28
CrIDH, Caso Velásquez Rodríguez v. Honduras, Sentencia de Fondo de 29 de julio de
1988.
29
Este fenómeno de las desapariciones forzadas es examinado en una cantidad
considerable de los casos atendidos por la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, sobre todo en sus primeros casos, y precisamente ha sido en el contexto de
este tipo de casos donde ha sentado las bases del contenido y alcances de las
obligaciones que se derivan del Art. 1.1 de la CADH.
- 15 -
F . MÉ N D E Z Y A . PI Z A R R O
30
CrIDH, Caso Durand y Ugarte v. Perú, Sentencia de Fondo de 16 de agosto de 2000.
31
CrIDH, Caso Castillo Páez v. Perú, Sentencia de Fondo de 3 de noviembre de 1997.
32
CrIDH, Caso de los Hermanos Gómez Paquiyauri v. Perú, Sentencia de 8 de julio de
2004.
33
CrIDH, Caso Bulacio v. Argentina, Sentencia de 18 de septiembre de 2003.
- 16 -
MANUAL DE DERECHO INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS
34
CrIDH, Caso Paniagua Morales y Otros v. Guatemala, Sentencia de Fondo de 8 de
marzo de 1998.
- 17 -
F . MÉ N D E Z Y A . PI Z A R R O
35
CrIDH, Caso de los Hermanos Gómez Paquiyauri v. Perú, Sentencia de 8 de julio de
2004. Para profundizar un poco más en nuestra explicación transcribiremos el siguiente
fragmento de la sentencia: “La Corte reconoce que en el presente caso la impunidad de los
responsables no ha sido total, puesto que dos autores materiales han sido juzgados y declarados
culpables por los hechos. No obstante, a la fecha de la presente Sentencia, después de más de trece años,
el o los autores intelectuales de los hechos aún no han sido juzgados ni sancionados. Por lo tanto, se ha
configurado una situación de grave impunidad, que constituye una infracción del deber del Estado de
investigar y sancionar a los responsables de los hechos violatorios de los derechos humanos en el presente
caso, que lesiona a los familiares de las víctimas y que propicia la repetición crónica de las violaciones de
los derechos humanos de que se trata”.
36
Entre las referencias que podemos citar sobre pronunciamientos en torno a estas leyes
de amnistía conviene mencionar los siguientes casos: CIDH, Caso Ignacio Ellacuría, S.J.
y Otros v. El Salvador, Informe de Fondo 136/99 del 22 de diciembre de 1999 y
CIDH, Caso Monseñor Oscar A. Romero v. El Salvador, Informe de Fondo 37/00 del
13 de abril de 2000.
- 18 -
MANUAL DE DERECHO INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS
37
CrIDH, Caso Barrios Altos (Chumbipuma Aguirre y Otros) v. Perú, Sentencia de Fondo
de 14 de marzo de 2001. Este criterio ha sido mantenido a lo largo de la jurisprudencia
de la Corte Interamericana. En este caso este pronunciamiento se dio por la expedición
de leyes de amnistía. Así mismo en el Caso Bulacio v. Argentina, se mantuvo este
criterio pero enfocado al fenómeno de la prescripción, lo que motivo que la Corte se
pronunciara en el sentido de considerar que: “De acuerdo con las obligaciones convencionales
asumidas por los Estados, ninguna disposición o instituto de derecho interno, entre ellos la prescripción,
podría oponerse al cumplimiento de las decisiones de la Corte en cuanto a la investigación y sanción de
los responsables de las violaciones de los derechos humanos” (Sentencia de 18 de septiembre de
2003).
38
A este respecto expresó la Corte en el Caso Myrna Mack Chang v. Guatemala que: “el
juez interno, como autoridad competente para dirigir el proceso, tiene el deber de encauzarlo, de modo
que se restrinja el uso desproporcionado de acciones que pueden tener efectos dilatorios… la Corte
considera que los jueces como rectores del proceso tienen el deber de dirigir y encauzar el procedimiento
judicial con el fin de no sacrificar la justicia y el debido proceso legal en pro del formalismo y la
impunidad. De este modo, si las autoridades permiten y toleran el uso de esta manera de los recursos
judiciales, los transforman en un medio para que los que cometen un ilícito penal dilaten y entorpezcan
el proceso judicial. Esto conduce a la violación de la obligación internacional del Estado de prevenir y
proteger los derechos humanos y menoscaba el derecho de la víctima y de sus familiares a saber la
verdad de lo sucedido, a que se identifique y se sancione a todos los responsables y a obtener las
consecuentes reparaciones” (Sentencia de 25 de noviembre de 2003).
- 19 -
F . MÉ N D E Z Y A . PI Z A R R O
39
Tanto es así que en la modificación que se hizo al reglamento de la Corte Interamericana
en el 2001 se instituyó como parte en el proceso a los representantes de la víctima,
anteriormente sólo actuaban ante la Corte, los agentes estatales y los delegados de la
Comisión Interamericana. Actualmente las presuntas víctimas o sus familiares pueden
presentar de manera autónoma su escrito de solicitudes, argumentos y pruebas y
esgrimir pretensiones coincidentes o no con las de la Comisión Interamericana.
40
CrIDH, Caso Villagrán Morales y Otros (de los “Niños de la Calle”) v. Guatemala,
Sentencia de Fondo de 19 de Noviembre de 1999.
41
CrIDH, Caso Bulacio v. Argentina, Sentencia de 18 de septiembre de 2003. 42 CrIDH,
Caso Villagrán Morales y Otros (de los “Niños de la Calle”) v. Guatemala, Sentencia de
Fondo de 19 de Noviembre de 1999.
43
CrIDH, Caso Las Palmeras v. Colombia, Sentencia de Fondo de 6 de diciembre de 2001.
- 20 -
MANUAL DE DERECHO INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS
cluso en los casos en que el Estado actúe con la mayor diligencia es posible
que un delincuente burle la justicia. La obligación de sancio nar es, al igual
que la prevenir y la de investigar, una obligación de medio o
comportamiento.
44
Con relación a este deber de reparar nos enfocaremos en los conceptos generales, pues
no es el objeto de este capítulo ni del presente Manual, hacer un estudio de cómo la
Corte Interamericana ha aplicado fijado las reparaciones en los casos concretos que ha
sustanciado.
45
Este concepto de reparaciones se ha ido ampliando a medida que se ha desarrollado la
jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humano. Es un concepto
abarcador que no solo implica el deber del Estado de reparar las consecuencias que las
violaciones de los derechos humanos produjeron en las víctimas y sus familiares, sino
que también incluye otras formas de reparación que son erga omnes, esta situación se da,
por ejemplo cuando, cuando la CrIDH ordena al Estado adecuar algún punto de su
legislación interna para que ésta sea cónsona con las obligaciones internacionales
asumidas por dicho Estado en materia de derechos humanos.
- 21 -
F . MÉ N D E Z Y A . PI Z A R R O
46
Este criterio es una constante en la jurisprudencia de los Tribunales de Derechos
Humanos
- 22 -
MANUAL DE DERECHO INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS
47
CrIDH, Caso Myrna Mack Chang v. Guatemala, Sentencia de 25 de noviembre de 2003.
Aunque reiteramos una vez más que estos son criterios constantes y uniformes en los
fallos de este Tribunal.
48
Para determinar este concepto se toma en cuenta el salario o sueldo, según el caso, que
ganaba la víctima al momento de los hechos, el aumento del salario o sueldo de la
víctima en el tiempo, el aumento del costo de vida, la inflación del país, entre otros.
CrIDH, (Caso Myrna Mack Chang v. Guatemala, Sentencia de 25 de noviembre de
2003).
49
Se refiere a los gastos en que incurrió la víctima que tuvieren un nexo causal con los
hechos del caso, distinto de los que hubiere asumido respecto de la tramitación ante los
órganos judiciales internos. (CrIDH, Caso Ricardo Canese v. Paraguay, Sentencia de 31
de agosto de 2004). O bien, los gastos en que en este mismo sentido hubieran tenido
que incurrir los familiares de la víctima. Es, en sentido amplio, la representación
económica de los gastos ocasionados con motivo de los efectos, de diversa índole,
producidos por las violaciones, excepto las costas y gastos legales, que tienen una
sección aparte.
50
Poco usual, decretado en el Caso Bulacio v. Argentina, en ese caso la CrIDH observó
que los familiares de la víctima perdieron sus trabajos o la posibilidad de realizar sus
actividades cotidianas debido al cambio de sus circunstancias personales como
consecuencia de los hechos a los que se refiere el presente caso. (Sentencia de 18 de
septiembre de 2003).
- 23 -
F . MÉ N D E Z Y A . PI Z A R R O
b) Daño Inmaterial: consiste en los efectos lesivos de los hechos, que
no tienen carácter económico o patrimonial. El daño inmaterial puede
comprender tanto los sufrimientos y las aflicciones causadas a las víctimas
directas y a sus allegados, y el menoscabo de valores muy significativos
para las personas, como las alteraciones, de carácter no pecuniario, en las
condiciones de existencia de la víctima o su familia. No siendo posible
asignar al daño inmaterial un preciso equivalente monetario, sólo puede ser
objeto de compensación, para los fines de la reparación integral a las
víctimas, de dos maneras. En primer lugar, mediante el pago de una
cantidad de dinero o la entrega de bienes o servicios apreciables en dinero,
que el Tribunal determine en aplica ción razonable del arbitrio judicial y en
términos de equidad. Y en segundo lugar, mediante la realización de actos
u obras de alcance o repercusión públicos51. Estos últimos los veremos a
continuación en el punto (c) siguiente, cuando hagamos referencia a las
otras formas de reparación. Como ejemplos de reparaciones al daño
inmaterial podemos señalar:
• La Sentencia52.
• Las Indemnizaciones pecuniarias en concepto de este daño. • Gastos
de atención médica por los daños sufridos por las víc timas o sus
familiares.
51
CrIDH, Caso 19 Comerciantes v. Colombia, Sentencia de 5 de julio de 2004. 52 La
jurisprudencia de la Corte Interamericana ha sido reiteradísima en considerar que la
sentencia constituye, per se, una forma de reparación.
53
CrIDH, Caso Bulacio v. Argentina, Sentencia de 18 de septiembre de 2003.
- 24 -
MANUAL DE DERECHO INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS
54
ONU, Human Rights Committee, General Comment No.31: The Nature of the General
Legal Obligation Imposed on States Parties to the Covenant, 2004. 55 Así por ejemplo en el
Caso de los 19 Comerciantes v. Colombia, la CrIDH, con sideró que: “Esta actividad es de
suma importancia para reparar el daño inma terial ocasionado a los familiares de la víctima en casos de
desaparición forzada, en los cuales el desconocimiento del paradero de los restos mortales la víctima ha
causado y continúa causando una humillación y sufrimiento a sus familiares” (Sentencia de 5 de julio
de 2004). Este criterio es una constante también en la ju risprudencia de la Corte
Interamericana, debido a la buena cantidad de casos que hay de desapariciones forzadas
de personas, tomamos una cita del Caso de los 19 Comerciantes solo por motivos
didácticos, para ilustrar mejor al lector, pero hay varios casos en este sentido.
56
CrIDH, Caso 19 Comerciantes v. Colombia, Sentencia de 5 de julio de 2004. Esta
modalidad sí es reciente en la jurisprudencia de la Corte Interamericana, con esta
medida se procura, entre otras cosas, despertar la conciencia para evitar la repe tición de
los hechos y conservar la memoria de las víctimas.
57
CrIDH, Caso 19 Comerciantes v. Colombia, Sentencia de 5 de julio de 2004. Si guiendo
con este Caso, el cual hemos tomado de ejemplo más de una vez, vemos que en el
mismo la Corte Interamericana dispuso la obligación a cargo del Estado de brindar
gratuitamente, a través de sus instituciones de salud especializadas, el tratamiento
médico y psicológico requerido por los familiares de las víctimas, incluyendo los
medicamentos. Obviamente para tratar las afectaciones de esta índole producto de la
desaparición forzada de las víctimas.
- 25 -
F . MÉ N D E Z Y A . PI Z A R R O
58
Así por ejemplo en el Caso de los Hermanos Gómez Paquiyauri v. Perú, la Corte estimó
como medida de satisfacción que el Estado debe: “publicar en el Diario Oficial y en otro
diario de circulación nacional, por una sola vez, el capítulo relativo a los hechos probados de esta
Sentencia, sin las notas al pie de página correspon
dientes y la parte resolutiva de la misma. (Sentencia de 8 de julio de 2004). 59 Siguiendo con el
Caso Gómez Paquiyauri, resulta interesante que la Corte Inte ramericana ordenó al Perú
dar el nombre de las víctimas a un colegio, mediante una ceremonia pública y en presencia
de los familiares. Con esta medida se pro cura, entre otras cosas, despertar la conciencia
para evitar la repetición los hechos y conservar la memoria de las víctimas.
60
En el Caso del Instituto de Reeducación del Menor v. Paraguay, el Tribunal Inte
ramericano ordenó como una de las formas de reparación que: “el Estado brinde asistencia
vocacional, así como un programa de educación especial destinado a los exinternos del Instituto que
estuvieron en éste entre el 14 de agosto de 1996 y el 25 de julio de 2001, dentro de un plazo de seis
meses” (Sentencia de 2 de septiembre de 2004).
61
También en el arriba citado Caso del Instituto de Reeducación del Menor v. Pa raguay, la
Corte Interamericana, dispuso que el Estado: “otorgara a la madre de la víctima un espacio
para depositar el cadáver de su hijo en un panteón cercano a la residencia de ésta”, puesto que no
contaban con los recursos económicos para sufragar uno (Sentencia de 2 de
septiembre de 2004).
62
En el Caso Tibi v. Ecuador, la CrIDH, ordenó al Estado Ecuatoriano: “establecer un
programa de formación y capacitación para el personal judicial, del ministerio público, policial y
penitenciario, incluyendo al personal médico, psiquiátrico y psicológico, so bre los principios y normas de
protección de los derechos humanos, relacionados con la detención de personas, sus derechos y garantías
judiciales, el trato que deben recibir, sus condiciones de detención, tratamiento y control médico, el
derecho a contar con un abogado, a recibir visitas, a que los procesados y condenados se alojen en
instalaciones diferentes. En fin, el Estado debe garantizar que se apliquen los estándares interna
cionales. El diseño e implementación del programa de capacitación, deberá incluir la asignación de
recursos específicos para conseguir sus fines y se realizará con partici pación de la sociedad civil. Para
estos efectos, el Estado deberá crear un comité inte rinstitucional con el fin de definir y ejecutar
programas de capacitación en derechos humanos y tratamiento de reclusos. El Estado deberá informar
a esta Corte sobre la constitución y funcionamiento de este comité, en el plazo de seis meses”. Esta fue
una forma de reparación inédita hasta ese momento, y consideramos que sus resultados
serían fabulosos si se lleva a cabo con seriedad. Esperamos que se siga repitiendo en los
casos siguientes y que se adopten varias modalidades de la misma.
- 26 -
MANUAL DE DERECHO INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS
63
Esta interesante forma de reparación fue ordenada en el Caso De la Cruz Flores v. Perú,
la reincorporación al trabajo debía darse al menos en un grado equiva lente al que
ostentaba la víctima al momento de su detención, además debía otor gársele una beca
para su capacitación y actualización profesional, y no sólo eso, el Estado fue obligado a
reinscribir a la víctima en el correspondiente registro de jubilaciones, con efecto
retroactivo a la fecha en que fue excluida del mismo y asegurarle el pleno goce de su
derecho a la jubilación, en las condiciones en que lo tenía antes de su detención
(Sentencia de 18 de noviembre de 2004).
64
En el Caso Lori Berenson Mejía v. Perú la Corte ordenó al Estado: “adoptar las medidas
necesarias para adecuar las condiciones de detención en el penal de Yanamayo a los estándares
internacionales y trasladar a otras prisiones a quienes por sus condiciones personales no puedan estar
recluidos a la altura de dicho esta
blecimiento penal. Al respecto, el Estado deberá rendir informes cada seis meses a esta Corte sobre esa
adecuación, la cual deberá ser llevada a cabo en el plazo de un año contado a partir de la notificación
de la presente Sentencia” (Sentencia de 25 de noviembre de 2004).
- 27 -
F . MÉ N D E Z Y A . PI Z A R R O
65
CrIDH, Caso de la Masacre de Mapiripán v. Colombia, Sentencia de 15 de sep tiembre
de 2005.
66
CrIDH, Caso Suárez Rosero v. Ecuador, Sentencia de Fondo de 12 de noviem bre de
1997.
- 28 -
MANUAL DE DERECHO INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS
67
CrIDH, Caso Neira Alegría y Otros, Sentencia de Fondo de 19 de enero de 1995.
68
El efecto de la posición de garante en la responsabilidad estatal frente a los dete nidos
es tratado en la sección sobre derechos diferenciados en función de grupo 69 Por ejemplo
la situación de los niños o niñas en orfelinatos estatales
- 29 -
F . MÉ N D E Z Y A . PI Z A R R O
70
CrIDH, Caso Castillo Petruzzi y Otros v. Perú, Sentencia de Fondo de 30 de mayo de
1999.
- 30 -
MANUAL DE DERECHO INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS
71
CrIDH, Caso Garrido y Baigorria v. Argentina, Sentencia de Reparaciones de 27 de
agosto de 1998.
72
Por ejemplo en el Caso del Instituto de Reeducación del Menor v. Paraguay, la Corte
Interamericana condenó al Estado precisamente por no haber dictado las normas a que
está obligado, la CrIDH concluyó en ese caso que: “el Estado, al no establecer un órgano
jurisdiccional especializado para niños en conflicto con la ley hasta el 2001, ni un procedimiento
diferente al de los adultos que tuviera en consideración de manera adecuada su situación especial, violo
los artículos 2 y 8.1 de la Convención, ambos en relación con los artículos 19 y 1.1 de misma, respecto
de los niños que estuvieron internos en el Instituto entre el 14 de agosto de 1996 y el 25 de julio de
2001” (Sentencia del 2 de septiembre del 2004). Como vemos en este caso, el Estado
actualmente ha adoptado la legislación pertinente, sin embar go los hechos por los que
fue condenado se produjeron durante el periodo en el que no lo había hecho.
73
CrIDH, Opinión Consultiva 13 del 16 de julio de 1993, Ciertas atribuciones de la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
74
CrIDH, Caso Suárez Rosero v. Ecuador, Sentencia de Fondo de 12 de noviembre de
1997.
- 31 -
F . MÉ N D E Z Y A . PI Z A R R O
- 32 -
MANUAL DE DERECHO INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS
78
CrIDH, Opinión Consultiva 14 del 9 de diciembre de 1994, Responsabilidad
internacional por expedición y aplicación de leyes violatorias de la Convención. Un
ejemplo muy claro de leyes violatorias de derechos consagrados en la Con vención, que
hayan sido evaluadas como tales por la CrIDH con motivo de una de sus sentencias, lo
encontramos en el Caso Barrios Altos (Chumbipuma Agui rre y Otros v. Perú), donde la
Corte Interamericana se pronunció sobre la in compatibilidad de las leyes de amnistía
con la CADH, dijo textualmente este alto tribunal: “Las leyes de autoamnistía conducen a la
indefensión de las víctimas y a la perpetuación de la impunidad, por lo que son manifiestamente
incompatibles con la letra y el espíritu de la Convención Americana. Este tipo de leyes impide la
identificación de los individuos responsables de violaciones a derechos humanos, ya que se obstaculiza la
investigación y el acceso a la justicia e impide a las vícti mas y a sus familiares conocer la verdad y
recibir la reparación correspondiente... la adopción de las leyes de autoamnistía incompatibles con la
Convención incum plió la obligación de adecuar el derecho interno consagrada en el artículo 2 de la
misma” (Sentencia de 14 de marzo de 2001).
79
CrIDH, Opinión Consultiva 13 del 16 de julio de 1993, Ciertas atribuciones de la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en esta Opinión consultiva la Corte
Interamericana fue enfática al afirmar que: “No debe existir ninguna duda de que la Comisión
tiene a ese respecto las mismas facultades que tendría frente a cualquier otro tipo de violación y podrá
expresarse en las mismas oportunidades en que puede hacerlo en los demás casos. Dicho de otro modo,
el hecho de que se trate de leyes internas y de que estas hayan sido adoptadas de acuerdo con lo dis
puesto por la Constitución, nada significa si mediante ellas se violan cualesquiera de los derechos o
libertades protegidos. Las atribuciones de la Comisión en este sentido no están de manera alguna
restringidas por la forma como la Convención es violada”. También en la Opinión Consultiva 14
del 9 de diciembre de 1994, Responsabilidad internacional por expedición y aplicación
de leyes violatorias de la Convención, la CrIDH reiteró este criterio.
- 33 -
F . MÉ N D E Z Y A . PI Z A R R O
80
Como ocurrió por ejemplo en el Caso María Eugenia Morales de Sierra, donde la
Comisión Interamericana recomendó al Estado Guatemalteco: “Adecuar las disposiciones
pertinentes del Código Civil para equilibrar el reconocimiento jurí dico de los deberes recíprocos de la
mujer y del hombre dentro del matrimonio, y adoptar las medidas legislativas y de otra índole necesarias
para reformar el ar tículo 317 del Código Civil, para hacer congruente la legislación nacional con las
normas de la Convención Americana y dar efecto pleno a los derechos y libertades que la misma
garantiza a María Eugenia Morales de Sierra” (Informe de Fondo N° 4/01 del 19 de enero
de 2001). Podemos citar también como ejemplo el Caso Herrera Ulloa v. Costa Rica en
el cual la Corte Interamericana como una de las formas de reparación ordenó al Estado
de Costa Rica que: “dentro de un plazo razonable, el Estado debe adecuar su ordenamiento jurídico
interno a los estable cido en el artículo 8.2 h. de la Convención Americana, en relación con el artículo 2
de la misma” (Sentencia de 2 de julio de 2004). Otro ejemplo bastante claro de lo que
venimos exponiendo lo podemos encontrar en el Caso Hilaire, Constantine y Benjamín
y Otros v. Trinidad y Tobago, en el que la Corte Interamericana consideró que: “el
Estado de Trinidad y Tobago debe abstenerse de aplicar la ley mencionada y, dentro de un plazo
razonable, debe modificarla, adecuándola a la Convención Americana y otras normas internacionales
de derechos humanos, conforme a lo dispuesto por el artículo 2 de ésta, de manera que se garantice el
respeto y el goce de los derechos a la vida, a la integridad personal, al debido proceso legal y a las
garantías judiciales, consagrados en ese mismo instrumento internacional. Entre las respectivas
modificaciones de la legislación debe quedar incluida la referente a la introducción de diversas categorías
(tipos penales) de homicidio intencional, que correspondan a la diversa gravedad de los hechos, to
mando en cuenta las circunstancias del delito y del justiciable y se debe establecer una graduación de los
niveles de severidad de la pena que guarde relación con la gravedad de los hechos y con la culpabilidad
del imputado” (Sentencia de Fondo de 21 de junio de 2002). De hecho algunos
consideramos que este es un tipo de reparación erga omnes.
81
Aquí sería viable por ejemplo que a un Estado que aún no ha adoptado un orde
namiento penal (tanto sustantivo como procesal) que regule de manera específica la
forma como éste ejercerá su ius puniendi frente a los adolescentes en conflicto con la ley,
se ordene como parte de las reparaciones en un caso determinado adoptar normas en
este sentido. Puesto que el derecho internacional de los de rechos humanos ha
evolucionado de tal manera en lo relativo a los derechos del niño y específicamente en
lo relativo la justicia penal de adolescentes, que carecer de ordenamiento propio para
esta categoría de personas sería un incumplimiento per se de las obligaciones
internacionales emanadas de la CADH y de otros tra tados concernientes a esta materia.
- 34 -
MANUAL DE DERECHO INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS
82
CrIDH, Opinión Consultiva 14 del 9 de diciembre de 1994, Responsabilidad
internacional por expedición y aplicación de leyes violatorias de la Convención. 83 CrIDH,
Opinión Consultiva 14 del 9 de diciembre de 1994, Responsabilidad internacional por
expedición y aplicación de leyes violatorias de la Convención. 84 Por ejemplo, la Comisión
Interamericana en su Informe de País de Venezuela del 2003, se pronunció sobre la
incompatibilidad del Art. 58 de la Constitu ción Venezolana con el derecho a la libertad de
expresión, entre sus argumentos mencionó: “El artículo 58 de la Constitución de la República
Bolivariana de Ve nezuela establece que -Toda persona tiene derecho a la información oportuna, veraz e
imparcial-. La CIDH y la Relatoría en distintas partes de este informe se han manifestado acerca de
estos condicionamientos. A riesgo de ser reiterativos, la CIDH y la Relatoría consideran que más allá de
que el periodista debería utilizar todos los medios a su alcance para verificar la información que difunde a
la socie dad, la exigencia de veracidad en la información, de ser impuesta por el Estado, podría implicar la
censura de toda aquella información que es imposible de some ter a prueba; ejemplo de ello es el debate
político que se sustenta principalmente en ideas y opiniones de carácter netamente subjetivo” (Informe
Anual del 24 de octubre del 2003, Capítulo VI).
85
Por ejemplo, el Informe Anual de 1994 donde en el Capítulo V la CIDH se refirío in
extenso a la compatibilidad entre las leyes de desacato y el derecho a la libertad de
expresión.
- 35 -
F . MÉ N D E Z Y A . PI Z A R R O
86
La Comisión Interamericana, por ejemplo, se refirió a la incompatibilidad de un
proyecto de ley sobre la responsabilidad social en radio y televisión con el dere cho a la
libertad de expresión, en el marco del Informe sobre la Situación de los Derechos
Humanos en Venezuela del 2003, la CIDH emitió su concepto de la siguiente manera:
“La CIDH nota que si bien las reglamentaciones para progra mas de radio y televisión son compatibles
con la Convención Americana cuando se realizan dentro de los estrictos parámetros del articulo 13 de
dicho instrumento, el nuevo Proyecto de Ley en discusión mantiene una serie de restricciones, definicio
nes y regulaciones sobre el contenido de la programación de radio y televisión que si se aplicaran
podrían vulnerar las disposiciones convencionales. Por otro lado, las sanciones que se prevén, dada su
rigurosidad en algunos casos podrían generar la autocensura de los medios de comunicación, lo cual
atentaría gravemente contra el ejercicio del derecho en examen... Pero dado que el proyecto todavía se
encuen tra en discusión, la CIDH y la Relatoría esperan que el debate seguido dentro de la Asamblea
Legislativa tenga en cuenta la compatibilidad de dicho proyecto de ley con las obligaciones
internacionales del Estado en materia de libertad de expresión” (Informe de País de 24 de
octubre de 2003, Capítulo VI).
87
Como ocurrió con motivo de la Opinión Consultiva 4 del 19 de enero de 1984, donde el
Gobierno de Costa Rica solicitó a la Corte Interamericana que se pro nunciara sobre la
compatibilidad de una propuesta de modificación a la Consti tución Política de ese
Estado, en materia migratoria, con los derechos consagra dos en los Arts. 17, 20 y 24 la
CADH.
88
CrIDH, Caso Barrios Altos (Chumbipuma Aguirre y Otros) v. Perú, Sentencia de 14 de
marzo de 2001.
89
CrEDH, Case of Johnston and Others v. Ireland, Judgment December 18 of 1986.
CrEDH, Case of Norris v. Ireland, Judgement of October 26 of 1988.
- 36 -
MANUAL DE DERECHO INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS
90
CrIDH, Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tigni v. Nicaragua, Sen tencia de
Fondo de 31 de agosto de 2001.
- 37 -
F . MÉ N D E Z Y A . PI Z A R R O
cuales, en ese caso, consistían en cumplir con una sentencia de un tri bunal
interno de Perú que reconocía ciertos derechos de las víctimas. Por eso la
Corte Interamericana dijo en esa ocasión que: “el Estado, al haberse
abstenido de adoptar por un largo período de tiempo el conjunto de medidas necesarias
para dar pleno cumplimiento a las sentencias de sus órganos judiciales y
consecuentemente hacer efecti vos los derechos consagrados en la Convención Americana
(artículos 21 y 25), incumplió la obligación estipulada en el artículo 2 de dicho
tratado”91. Como vemos las medidas de otro carácter no tienen una
clasificación de numerus clausus sino que por el contrario, pueden ser de
diversa naturaleza.
91
CrIDH, Caso de los “Cinco Pensionistas” v. Perú, Sentencia de 28 de febrero de 2003.
92
CrIDH, Caso Velásquez Rodríguez v. Honduras, Sentencia de Fondo de 29 de julio de
1988.
- 38 -
DERECHO AL RECONOCIMIENTO DE
LA PERSONALIDAD JURÍDICA
SIPDH SEPDH SUPDH
CADH No Reconocido PIDCP
Artículo 3. Derecho al re expresamente
conocimiento de la perso Artículo 16
nalidad jurídica: Todo ser humano tiene dere
Toda persona tiene derecho cho, en todas partes, al reco
al reconocimiento de su per nocimiento de su personalidad
sonalidad jurídica jurídica.
1
CrIDH, Caso Aloeboetoe y Otros v. Suriname, Sentencia de Reparaciones del 10 de
septiembre de 1993.
2
CrIDH, Caso Bámaca Velásquez v. Guatemala, Sentencia de Fondo de 25 de noviembre
de 2000.
- 39 -
F . MÉ N D E Z Y A . PI Z A R R O
3
CrIDH, Caso Bámaca Velásquez v. Guatemala, Sentencia de Fondo de 25 de no viembre
de 2000, Voto Razonado Concurrente del Juez Sergio García Ramírez.
- 40 -
MANUAL DE DERECHO INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS
Las mejores luces que la jurisprudencia nos da sobre este tema las aporta el
Juez Antonio Cançao Trindade al recordarnos la im portancia de
diferenciar entre la personalidad jurídica y la capacidad jurídica5, una
persona no se ve privada de su personalidad jurídica por
4
CrIDH, Caso Bámaca Velásquez v. Guatemala, Sentencia de Fondo de 25 de noviembre
de 2000, Voto Razonado del Juez Carlos Vicente de Roux Rengifo. 5 CrIDH, Opinión
Consultiva 17 del 28 de agosto del 2002, Condición jurídica y
derechos humanos del niño, Voto Razonado del Juez Antonio Augusto Cança do
Trindade.
- 41 -
F . MÉ N D E Z Y A . PI Z A R R O
6
CIDH, Caso Pedro Pablo López Gonzáles y Otros v. Perú, Informe de Fondo Nº
111/00 del 4 de diciembre del 2000.
7
CIDH, Casos 10.588, 10.608, 10.796, 10.856 y 10.921 v. Guatemala, Informe de Fondo
Nº 40/00 del 13 de abril de 2000.
8
CIDH, Caso Tarcisio Medina Charry v. Colombia, Informe de Fondo Nº 3/98 del 7 de
abril de 1998.
9
CIDH, Caso Samuel de la Cruz Gómez v. Guatemala, Informe de Fondo de Nº 11/98
del 7 de abril de 1998.
- 42 -
MANUAL DE DERECHO INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS
- 43 -
F . MÉ N D E Z Y A . PI Z A R R O
- 44 -
DERECHO A LA VIDA
SIPDH SEPDH SUPDH
CADH CEDH PIDCP
Artículo 6
Artículo 4. Derecho a Artículo 2 .
la Vida Derecho a la vida 1. El derecho a la vida es inhe
rente a la persona humana. Este
1. Toda persona tiene 1 El derecho de derecho estará protegido por la
derecho a que se respe toda persona a la ley. Nadie podrá ser privado de
te su vida. Este derecho vida está protegido la vida arbitrariamente.
estará protegido por la por la ley. Nadie
ley y, en general, a par podrá ser privado 2. En los países en que no hayan
tir del momento de la de su vida abolido la pena capital sólo po
concepción. Nadie pue intencionadamente, drá imponerse la pena de muerte
de ser privado de la vida salvo en ejecución por los más graves delitos y de
arbitrariamente. de una condena que conformidad con leyes que estén
im en vigor en el momento de co
2. En los países que no ponga la pena capital meterse el delito y que no sean
han abolido la pena de dictada por un tribu contrarias a las disposiciones del
muerte, ésta sólo podrá nal al reo de un presente Pacto ni a la Conven
imponerse por los deli delito para el que la ción para la Prevención y San
tos más graves, en cum ley es tablece esa ción del Delito de Genocidio.
plimiento de sentencia pena. Esta pena sólo podrá imponerse
ejecutoriada de tribunal en cumplimiento de sentencia
competente y de con 2 La muerte no se definitiva de un tribunal compe
formidad con una ley considerará como in tente.
que establezca tal pena, fligida en infracción
dictada con anterioridad del presente artículo 3. Cuando la privación de la vida
a la comisión del delito. cuando se produzca constituya delito de genocidio se
Tampoco se extenderá como consecuencia tendrá entendido que nada de lo
su aplicación a delitos a de un recurso a la dispuesto en este artículo
los cuales no se la apli fuerza que sea abso excusará en modo alguno a los
que actualmente. lutamente necesario: Estados Partes del cumplimien
to de ninguna de las obligaciones
3. No se restablecerá la a) en defensa de una asumidas en virtud de las dispo
pena de muerte en los persona contra una siciones de la Convención para
Estados que la han abo agresión ilegítima ; la Prevención y la Sanción del
lido. Delito de Genocidio.
b) para detener a
4. En ningún caso se una persona 4. Toda persona condenada a
puede aplicar la pena de conforme a derecho muerte tendrá derecho a solicitar
muerte por delitos po o para im pedir la el indulto o la conmutación de la
líticos ni comunes co evasión de un preso pena de muerte. La amnistía, el
nexos con los políticos. o detenido indulto o la conmutación de la
legalmente ; pena capital podrán ser concedi
dos en todos los casos.
c) para reprimir, de
acuerdo con la ley,
una revuelta o insu
rrección.
- 45 -
F . MÉ N D E Z Y A . PI Z A R R O
5. No se impondrá la 5. No se impondrá la
pena de muerte a pena de muerte por deli
personas que, en el tos cometidos por perso
momento de la co misión nas de menos de 18 años
del delito, tuvie ren de edad, ni se la aplicará
menos de dieciocho a las mujeres en estado
años de edad o más de de gravidez.
setenta, ni se le aplicará a
las mujeres en estado de 6. Ninguna disposición
gravidez. de este artículo podrá ser
invocada por un Estado
Parte en el presente
Pacto para demorar o
impedir la abolición de la
pena capital.
1
CrIDH, Caso Villagrán Morales v. Guatemala (Niños de la Calle), Sentencia de Fondo de
19 de noviembre de 1999.
2
CrIDH, Caso Villagrán Morales v. Guatemala (Niños de la Calle), Sentencia de Fondo de
19 de noviembre de 1999, Voto Concurrente Conjunto de los Jueces A. A. Cancado
Trindade y A. Abreu Burelli.
3
ONU, Human Rights Committee, General Comment Nº 6: Right to life, 1982. ONU,
Human Rights Committee, General Comment Nº 14: Right to life, 1984.
- 46 -
MANUAL DE DERECHO INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS
la privación de la vida causada por actos criminales sino también para prevenir los
homicidios arbitrarios cometidos por sus propias fuerzas de seguridad. La privación de la
vida por autoridades del Estado es una cuestión de suma gravedad. En consecuencia, el
Estado debe con
trolar y limitar estrictamente las circunstancias en las cuales una per sona puede ser
privada de su vida por tales autoridades”.
por parte de sus pro pias fuerzas de seguridad” 4. Este deber de prevención
involucra so bre todo que el Estado trate con la debida diligencia a todas
aquellas personas que están bajo el control de sus fuerzas de seguridad, o
de cualquiera de sus estamentos. Este deber se acentúa en casos de de
tenciones ilegales, donde las personas detenidas son más susceptibles de ser
objeto de violaciones a su derecho a la vida.
4
CrIDH, Caso Juan Humberto Sánchez v. Honduras, Sentencia de Fondo de 7 de junio de
2003.
- 47 -
F . MÉ N D E Z Y A . PI Z A R R O
5
ONU, Human Rights Committee, General Comment Nº 6: Right to life, 1982. 6 ONU,
Human Rights Committee, General Comment Nº 14: Right to life, 1984. 7 CrIDH, Caso
Neira Alegría y Otros v. Perú, Sentencia de Fondo de 19 de enero de 1995.
- 48 -
MANUAL DE DERECHO INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS
8
CrIDH, Caso Hilaire, Constantine, Benjamín y Otros v. Trinidad y Tobago, Sentencia de
Fondo de 21 de junio de 2002. Voto Concurrente Razonado del Juez Sergio García
Ramírez.
- 49 -
F . MÉ N D E Z Y A . PI Z A R R O
la pena de muerte sin observancia de las garantías del debido proceso legal,
se sumaría, a la violación de las garantías judiciales, la violación del derecho
a no ser privado de la vida arbitrariamente9.
“El asunto está dominado por un principio sustancial expresado por el primer
párrafo, según el cual “toda persona tiene derecho a que se respete su vida” y por un
principio procesal según el cual “nadie puede ser privado de la vida arbitrariamente”. De
ahí que, en los paí
ses que no han abolido la pena de muerte, ésta no pueda imponerse sino en cumplimiento
de sentencia ejecutoriada dictada por un tribu nal competente y de conformidad con una
ley que establezca tal pena, dictada con anterioridad a la comisión del delito. La
circunstancia de que estas garantías se agreguen a lo previsto por los artículos 8 y 9 in
dican el claro propósito de la Convención de extremar las condiciones en que sería
compatible con ella la imposición de la pena de muerte en los países que no la han
abolido”.
“Un nuevo grupo de limitaciones aparece a propósito del género de delitos que
podrían acarrear dicha pena. Por una parte, se dispone que
9
CrIDH, Opinión Consultiva 16 de 1 de octubre de 1999, El derecho a la infor mación
sobre la asistencia consular en el marco de las garantías del debido pro ceso legal.
- 50 -
MANUAL DE DERECHO INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS
la pena de muerte no podrá imponerse sino para los delitos más graves (artículo 4.2) y
por la otra, se excluye de modo absoluto su aplicación por delitos políticos o por delitos
comunes conexos con los políticos (ar tículo 4.4). La circunstancia de que la Convención
reduzca el ámbito posible de aplicación de la pena de muerte a los delitos comunes más
graves y no conexos, es reveladora del propósito de considerar dicha pena aplicable sólo en
condiciones verdaderamente excepcionales. Por último, en relación con la persona del
convicto, la Convención excluye la imposición de la pena de muerte a quienes, en el
momento de la co
misión del delito, tuvieren menos de dieciocho años o más de setenta y prohíbe su
aplicación a mujeres en estado de gravidez (artículo 4.5)”.
“Quedan así definidos tres grupos de limitaciones para la pena de muerte en los
países que no han resuelto su abolición. En primer lugar, la imposición o aplicación de
dicha pena está sujeta al cumplimiento de reglas procesales cuyo respeto debe vigilarse y
exigirse de modo es
tricto. En segundo lugar, su ámbito de aplicación debe reducirse al de los más graves
delitos comunes y no conexos con delitos políticos. Por último, es preciso atender a ciertas
consideraciones propias de la per sona del reo, las cuales pueden excluir la imposición o
aplicación de la pena capital”.
“Es, sin embargo, en otro sentido como aparece más marcada y decisiva la tendencia
limitativa de la aplicación de la pena de muer te, subyacente en el artículo 4 de la
Convención. En efecto, según el artículo 4.2 in fine, “tampoco se extenderá su aplicación
a delitos a los cuales no se la aplique actualmente” y, según el artículo 4.3, “no se res
tablecerá la pena de muerte en los Estados que la han abolido”. No se trata ya de
rodear de condiciones rigurosas la excepcional imposición o aplicación de la pena de
muerte, sino de ponerle un límite definitivo, a través de un proceso progresivo e
irreversible destinado a cumplirse tanto en los países que no han resuelto aún abolirla,
como en aquellos
- 51 -
F . MÉ N D E Z Y A . PI Z A R R O
que sí han tomado esa determinación. En el primer caso, si bien la Convención no llega
a la supresión de la pena de muerte, sí prohíbe que se extienda su uso y que se imponga
respecto a delitos para los cua les no estaba prevista anteriormente. Se impide así
cualquier expan sión en la lista de crímenes castigados con esa pena. En el segundo caso,
prohíbe de modo absoluto el restablecimiento de la pena capital para todo tipo de delito,
de tal manera que la decisión de un Estado Parte en la Convención, cualquiera sea el
tiempo en que la haya adoptado, en el sentido de abolir la pena de muerte se convierte,
ipso jure, en una resolución definitiva e irrevocable”.
“En esta materia la Convención expresa una clara nota de progre sividad,
consistente en que, sin llegar a decidir la abolición de la pena de muerte, adopta las
disposiciones requeridas para limitar definitiva mente su aplicación y su ámbito, de modo
10
CrIDH, Opinión Consultiva 3 del 8 de septiembre de 1983, Restricciones a la aplicación
de la pena de muerte.
11
Protocolo a la Convención Americana sobre Derechos Humanos Relativo a la Abolición
de la Pena de Muerte. Adoptado en Asunción, Paraguay, el 8 de junio de 1990, en el
vigésimo período ordinario de sesiones de la Asamblea General
- 52 -
MANUAL DE DERECHO INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS
- 53 -
F . MÉ N D E Z Y A . PI Z A R R O
- 54 -