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INTRODUCCION

En el presente trabajo observaremos de manera somera, diferentes


conceptos básicos de la lógica aplicables al lenguaje jurídico y la evolución de
este. El lenguaje jurídico es una parte sustancial de la vida cotidiana de la gente
así como de cada persona. La conducta y forma en que hacemos las cosas como
por ejemplo: un acto jurídico es comprar algo en la tienda, extender un cheque,
etc. El acto es una acción, ejecución o modo de proceder, y en el interviene,
generalmente, la voluntad. En la cual hay una intención, fenómenos o
circunstancias que se realizan por la intervención de la voluntad humana.

El lenguaje jurídico de una u otra manera lo vemos en periódicos,


revistas y hasta en televisión, cuando estos se refieren a normas que cambia el
Estado, los actos de gobierno, declaraciones por parte de otras personas por la
forma de Gobierno que hay en su país. Menciona los conceptos de derechos
subjetivos de diferentes perspectivas en el cual se ve la realidad que estos ahora
tienen o las consecuencias de estos que a su vez pueden ser conceptos mágicos
por el solo hecho de no tener una base estable en el cual sea comprobable
sabemos que esta el derecho pero es abstracto porque está pero en realidad no lo
tocamos materialmente solo es abstracto el uso de este porque es algo que
empíricamente se establece.

La importancia de la investigación radica en explicar el lenguaje jurídico


y cómo se define, basándose en los tecnicismos y las funciones que cumplen ellos
en el lenguaje jurídico. El objetivo general es: Describir éste lenguaje técnico,
explicando sus características, la influencia que tiene el lenguaje común en él y la
diferencia de éste con el derecho, por último manifestar los tipos de discursos y la
clasificación de documentos.
LENGUAJE JURIDICO

El lenguaje jurídico es el conjunto de términos y expresiones que


denotan principios, preceptos y reglas que están sometidas las relaciones
humanas en toda sociedad civilizada.

La función de este léxico es sintetizar los conceptos básicos en los que


se sustenta la experiencia y el saber metódico acerca del derecho. Su finalidad es
la univocidad semántica, la economía léxica y la precisión conceptual o claridad
entre los expertos. Por otra parte, dentro del complejo abanico de lenguajes
técnicos existentes, el lenguaje jurídico presenta características especiales que lo
diferencian de los otros lenguajes.

Uno de los rasgos principales del lenguaje del derecho es su


prescriptividad, característica necesaria para regular la conducta humana en
determinado orden social. El lenguaje prescriptivo está constituido por las normas
jurídicas y principios que permiten regular un determinado comportamiento.

Desde el punto de vista lógico, es necesario diferenciar el lenguaje


jurídico (también denominado lenguaje del derecho, o lenguaje legal), y el lenguaje
de los juristas. Así, el lenguaje del derecho es aquel que posee un contenido
jurídico; el lenguaje de los juristas es aquel que emplean los especialistas que
hablan del derecho (metalenguaje). Es muy diferente la acepción del Diccionario
de la lengua y otra la significación científica de un término jurídico. En efecto, los
conceptos jurídicos difieren con frecuencia del concepto general o común. A estas
palabras se les llama “términos” o “vocablos”, y, referidos a su respectiva
disciplina, forman la “terminología” o el “vocabulario”, en este caso, jurídico.

El lenguaje jurídico se caracteriza por el uso de términos integrados


en la lengua común desde sus orígenes. Son los que utiliza el ser humano como
integrante de una sociedad en la que compra, vende, intercambia objetos,
transmite los bienes al morir, contrae matrimonio.
La mayor parte del vocabulario jurídico proviene del latín, como
abogado, civil, delincuente, equidad, fideicomiso, legítimo, sanción, usufructo;
incluso, debido a la influencia universal del latín, es posible encontrar algunas
semejanzas con otras lenguas: español: justicia; francés; équité; italiano: equita;
inglés: equity. Español: justicia; francés: justice; italiano: giustizia; inglés: justice ,
etcétera.

Nuestro sistema tiene sus bases en el sistema romano-canónico, con


fuerte influencia de tecnicismos latinos, como usufructo, interdicto, caución,
legatario, clausula; otras voces provenientes del griego, también forman parte del
lenguaje del derecho, como anticresis, enfiteusis, hipoteca. Cuando hubo
necesidad de emplear nuevos términos porque así lo exigía el desarrollo de la
ciencia jurídica, las lenguas románicas acudieron al derecho romano: damnum,
daño; delictum, delito; iniuria, injuria; recusare, recusar, etcétera.

Junto a ellos, pueden señalarse cultismos jurídicos, como anatocismo


(interés compuesto); abigeato (robo de ganado), y términos o expresiones que
son totalmente latinos, como ab instestato, de cuius, etcétera, que dan al léxico
jurídico un carácter muy peculiar del que carecen los otros lenguajes especiales.
En este lenguaje se emplean muchas voces del habla común, pero con un
significado jurídico especifico, como auto, oficio, juicio, sala, suplica, vista, queja,
servidumbre, instrumento, casar, diligencia. Dice Prieto de Pedro que “al contrario
de otros lenguajes técnicos, la proporción de palabras usadas de forma exclusiva
por el derecho es muy escasa (litisdependencia, litisconsorcio, interdicto…..); la
cuota mayor corresponde a términos del léxico común, e incluso de otros léxicos
técnicos, que el derecho modula semánticamente con acepciones propias. Por eso
hay quienes prefieren hablar del “uso jurídico del lenguaje”, en vez de “uso del
lenguaje jurídico”.

Asimismo, los aforismos, brocárdicos, máximas y sentencias


medievales enunciados como principios generales del derecho también forman
parte del lenguaje jurídico, como “la ley solo queda abogada o derogada por otra
posterior.” Hoy en día esos principios sólo son empleados en su forma latinizada
por los doctrinarios: ignoranti iuris non excusat; nemo jus ignorare censetur; non
bis in ídem; pacta sunt servanda. Asimismo, el derecho posee sus propios
términos, los llamados “conceptos jurídicos fundamentales”; es decir auellos
elementos constantes y necesarios que intervienen en toda relación jurídica, en
toda forma de conducta jurídica que se produce por la aplicación de la norma de
derecho a los casos concretos, como persona, sociedad, autoridad, coerción,
sanción, deber de justicia.

Al respecto, es conveniente advertir que existen vocablos que son


causa de controversias, porque se usan de manera irreflexiva, ya que, aunque
parecidos, tienen diferente significación, como legalidad, y legitimidad; permiso,
licencia, autorización y concesión; abrogar y derogar, paro y huelga; jurisdicción y
competencia; demanda, acusación, denuncia y querella; proceso y procedimiento;
termino y plazo, etcétera. Otras veces, los usuarios de este léxico s valen de
ciertas expresiones terminológicas: “prisión preventiva”, recurso de revisión”,
“juicio de amparo”, “parte actor”, “recurso de súplica”, y otras más. Incluso, dentro
del mismo derecho, hay vocablos que tienen diferente significado según la rama
jurídica en la que se empleen, como “acción” (hipotecaria, penal, social); “fraude”
(de disposición indebida; de doble venta; de usura); “sanción”.. Este lenguaje
especializado también comprende locuciones y otras expresiones compuestas,
como “clausulas ad cautelam”, “juez a quo”, etcétera.

Algunos grupos de delitos reciben un nombre y tratamiento diferentes


en nuestro sistema legislativo. Por ejemplo, el grupo llamado “delitos contra la
seguridad de la nación” puede asumir, en algunos estados, las siguientes
denominaciones: “delitos contra el orden constitucional y la seguridad del Estado”,
“delitos contra la seguridad del Estado”, “delitos contra la economía pública”,
“delitos contra la seguridad pública”. Según los expertos, existen términos
falsamente técnico-jurídicos. Miguel Ángel Camposeco Cadena, solo da como
ejemplo la voz “pleno dominio”, por “propiedad”. Los especialistas de cada área
jurídica sabrán hacer esa distinción.

Debido a la necesidad de emplear cada día términos más precisos,


continuamente se observan cambios en la denominación de algunas voces
jurídicas en nuestro sistema legislativo. Así, hoy día ya no escuchamos
“almojarifazgo”, “cuerpo del delito” (este último cambió a “tipo penal”, después a
cuerpo del delito”..). Sin embargo, la terminología técnica de las normas no
proviene únicamente del lenguaje del derecho, pues esta ciencia regula cada día
más sectores técnicos y especializados que inciden en éste. El lenguaje legal se
ha convertido en una esponja que absorbe las nomenclaturas más variadas:
material fisionable, fast track, fuente de radiación, panel, bolding….

En la actualidad, con motivo de la llamada globalización, y de los


grandes avances en muchas de las ciencias, como la biología, la química, la física,
las ciencias sociales, etcétera, han aparecido nuevos términos que tienen
consecuencias de orden jurídico. En el ámbito de los derechos humanos, por
ejemplo, ya es común que los estudiosos del derecho se refieran al ombudsman;
inclusive se alude a una “cuarta generación de derechos”; en biología, ya son
familiares los términos bioética, biogenética, clonación, genoma humano. En el
comercio internacional, se usan términos como dumping, leasing, joint venture,
panel.

En esta época de la llamada tercera revolución industrial se manejan


otros conceptos, como “telemática”, “internet”, “delitos informáticos”, “circuitos
integrados”, “ciberespacio”. Curiosamente, el lenguaje jurídico también es
empleado en sentido figurado entre estudiantes, abogados y la gente común para
detonar situaciones de la vida cotidiana: “litigar (conseguir) unos boletos”,
“empeñar o hipotecar mi palabra (asegurar una cosa)”, “divorciarse (no estar de
acuerdo) del positivismo”, “fulano se suicidó (se casó)”, etcétera.
Como hemos visto, el lenguaje jurídico no es un conjunto de teorías
absolutas o inmutables, sino un cuerpo dinámico de voces que se emplean para
regular las complejas y cambiantes relaciones humanas. Es un lenguaje en el que
no cuentan los factores de expresividad personal, como en la literatura, sino las
pautas y convenciones que todos deben seguir. Esta distinción proviene del
propósito mismo de su objetivo: regular las relaciones de las personas. Y, como la
actividad de las personas está sometida a actos cotidianos, el leguaje que se use
para regular esta actividad debe ser comprensible para todos, o sea, que por más
que se hagan precisiones científicas, no debe separarse la connotación técnica del
significado ordinario de la palabra.

EVOLUCION DEL LENGUAJE JURIDICO

La forma primitiva del lenguaje la constituye el lenguaje inarticulado, a


base de gritos, gemidos y cualquier tipo de movimientos y gestos. El lenguaje ha
evolucionado durante el trascurso del tiempo, desde su existencia el lenguaje ha
evolucionado ya que la humanidad evoluciona día a día el lenguaje evoluciona
junto con ella. La influencia del lenguaje en la humanidad y en las culturas ha sido
muy importante desde el principio de los tiempos, sin el lenguaje la humanidad
quizás nunca hubiera podido evolucionar tanto como hasta ahora ha evolucionado.

También existen quienes consideran, que el estilo no ha evolucionado


como otros. El tono distante unido muchas veces a una tendencia a la sucesión de
oraciones largas y a la impericia de quienes redactan los documentos jurídicos y
administrativos, producen oscuridad y, en otros, ambigüedad: los dos defectos que
en cualquier texto deben ser evitados, pero que, en este caso, pueden resultar
muy graves. Los escritos jurídicos responden a las exigencias de la sociedad, que
se necesita de unas fórmulas para comunicarse con los entes jurídicos. Éstos
presentan una organización preestablecida, tanto en los textos de los ciudadanos
dirigidos a los organismos como de los organismos hacia los ciudadanos.
El lenguaje, por esencia, va en proceso de perfeccionamiento y este
perfeccionamiento va en relación directa con la cultura del hombre. Así pues, el
lenguaje es el resultado de la evolución histórica de la humanidad y por lo tanto ha
contribuido al proceso del origen del pensamiento. Al correr del tiempo, el hombre
perfeccionó el lenguaje, como instrumento comunicador, y se sirvió de su aparato
fonador, se sirve de la lengua para articular los sonidos, para construir y
pronunciar un reducido número de palabras, circunscrito al mundo que lo rodea. Y
llega al lenguaje articulado.

DEFINICION E IMPORTANCIA DEL LENGUAJE JURIDICO

DEFINICION: El lenguaje jurídico usa como instrumento la lengua común, por lo


que se obvia la incapacidad de ésta para establecer límites precisos en la realidad.
Es el lenguaje técnico usado por los legisladores, las autoridades administrativas,
los tribunales y los miembros de las profesiones jurídicas. Dentro del lenguaje
jurídico hay una distinción consolidada entre el lenguaje de la ley y el lenguaje de
los juristas. Hay que distinguir entre el lenguaje en el que están escritas las
normas y las demás fuentes del Derecho, y el lenguaje utilizado en la aplicación
de éstas, es decir, el utilizado por los profesionales para hablar de sus actividades.
"El lenguaje de la ley es aquel en el que están formuladas la ley y las demás
fuentes del derecho, y el lenguaje de los juristas es el que utilizan jueces,
abogados, juristas, etc. cuando hablan o se refieren al lenguaje del Derecho".

La necesidad de precisión exigible al lenguaje jurídico lo sitúa en el


nivel intermedio entre lengua común y tecnicismos y obliga a los textos jurídicos a
introducir frecuentes definiciones de términos, para matizar adecuadamente los
conceptos empleados en el cuerpo legal. Las definiciones aparecen en los textos
jurídicos desde la antigüedad hasta hoy, en el Derecho Romano, en las sentencias
de tribunales, en los códigos, en los convenios comerciales. Es un lenguaje de
especialidad.
Hacia la modernización y mejor comprensión del lenguaje jurídico Juan
Carlos Gettial Perengüez. Por su parte, la Secretaría de la Función Pública de
México lo define de la siguiente manera: “Lenguaje claro es la expresión simple,
clara y directa de la información que los ciudadanos y los servidores públicos
necesitan conocer”. No obstante, las leyes no solamente deben ser escritas con
claridad suficiente para que los ciudadanos las entiendan, sino que también deben
ser interpretadas según el sentido propio de sus palabras, forjado por el uso
común (Non ex opinionibus singulorum, sed ex communi usu nomina exaudiri
debent, “Las palabras no deben interpretarse de acuerdo con las opiniones de
cada uno, sino de acuerdo con el uso común”). Un ejemplo de la poca claridad que
existe en el lenguaje jurídico colombiano es el caso del léxico técnico empleado en
las tutelas en las que se utilizan vocablos tales como accionante y accionado.

IMPORTANCIA: Todas las personas tienen en mente que el lenguaje forma parte
esencial para que se lleve a cabo una comunicación, sin embargo, en el lenguaje
común y más en el lenguaje jurídico se han presentado enormes problemas ya
que en algunas ocasiones el concepto que utilizan ciertas personas son erróneas
o bien no son utilizadas de la manera correcta. El lenguaje es una forma esencial
para llevar a cabo la comunicación, y la comunicación forma parte esencial de la
socialización, es decir, la comunicación es parte de nuestra vida cotidiana y
debemos de comprender los errores o problemas que han surgido en el lenguaje
para poder establecer soluciones y mejorar la convivencia humana.

Nadie duda de la importancia del lenguaje en cualquiera de las


actividades humanas, desde las más elementales y empíricas hasta las más
estructuradas y complejas. En el derecho la importancia del lenguaje es más que
notoria e indispensable, y el tema del lenguaje jurídico se encuentra con muchos
problemas. El estudioso del derecho, en cualquier tipo de actividad teórica o
práctica, técnica o científica trabaja con la palabra, por lo que está obligado a
manejarla con maestría, exactitud y precisión. Según destaca Cesáreo Rodríguez
Aguilera: “Todo jurista debe ser gramático”, puesto que el arte de hablar y
escribir correctamente una lengua es noción elemental de gramática.

Entre nosotros, sin embargo, puede llegarse a Licenciado y Doctor en


Derecho sin estudio oficial alguno, superior o de cierta importancia de la lengua. Y
aunque la necesidad de la práctica suplan el vacío, la verdad es que se advierte
más frecuente y a veces, más gravemente de lo que debiera”. El arte del jurista es
decir con claridad el derecho, aunque en ocasiones el lenguaje del jurista es
oscuro, misterioso e ininteligible para el lego y, por supuesto, como hechura
humana no queda exento de errores. Pero, es necesario resaltar, también se
descuida en forma irresponsable el lenguaje común, que se deteriora cada día
más.

Esta situación también conlleva descuido y deterioro del lenguaje


jurídico, de ahí la importancia de esmerarnos en su uso correcto. Al respecto,
Pérez Serrano argumenta que “una ley redactada en notable tono, con frase pulida
y palabra tersa será estudiada, entendida y aplicada con mayor facilidad que una
ley en términos grises y borrosos, de expresión balbuciente o atormentada.

En conclusión, el lenguaje debe de ser claro y deberá de ser aplicado


en forma correcta para poder comprender lo que se nos presente, en el caso de
las leyes por ejemplo, es necesario que estén formuladas y redactadas en una
manera en que sea comprensible y contenga términos adecuados para su mayor
comprensión.

CARACETERISTICAS DEL LENGUAJE JURIDICO

 El lenguaje jurídico utiliza con frecuencia términos arcaicos, expresiones


añejas y formulismos que no pertenecen al lenguaje común. Son arcaísmos
frecuentes: el derecho que le asiste.
 Mantiene muchas palabras del latín o del Derecho Romano, ejemplo: in
fraganti, de facto, corpus, alevosía, entre otros.
 Es la forma de expresión que se utiliza en la redacción de las normas.
 Es un lenguaje protocolario.
 Se caracteriza además por la creación de adjetivos por derivaciones, los
sufijos más comunes empleados en el lenguaje jurídico son: ado
(demandado), al (presuncional), entre otros.
 Emplea palabras y frases con carácter formulario, como por ejemplo, el
abajo firmante, ante mí, estado de indefensión, entre otros.
 Los argost profesional y términos de arte, que la define como frases y
palabras técnicas cuyos significados raramente son disputados en el
derecho.
 Se caracteriza además, por el uso de palabras con significados flexibles,
como por ejemplo: adecuado y aproximadamente.
 Recurre frecuentemente a repeticiones y a redundancias con la finalidad de
evitar ambigüedades y fallidas interpretaciones.
 Utiliza un léxico culto, pues presenta numerosos elementos específicos, se
manifiesta a través de las terminologías empleadas.
 Tiene estructuras fijas como encabezamientos y párrafos finales
invariables, empleo del futuro de subjuntivo (ejemplo: si se comprobare) y el
futuro de mandato (ejemplo: pagará, recibirá), abundancia de gerundios
(ejemplo: habiéndose acordado).

Los textos legales y jurídicos son producidos por un emisor institucional


y van dirigidos a un destinatario que en muchas ocasiones es general o no está
predeterminado. El derecho es el conjunto de leyes y reglas que rigen las
relaciones entre los hombres y a las que están sometidos todos los ciudadanos;
por eso mismo se considera producto de cultura, y ha desarrollado un lenguaje
específico. La influencia de este lenguaje ha bañado de terminología jurídica y
administrativa varios ámbitos comunicativos. Entre las características más
notables se encuentran:
Imperatividad: En este lenguaje predomina la función conativa o de
mandato. Es siempre normativo e imperativo, ya que en los textos legales se exige
el cumplimiento de lo dispuesto. Gran parte de la terminología, por tanto, es
categórica: orden, exhorto, mandamiento.

Explicitud: Es un lenguaje preciso en el que se evitan todo tipo de


ambigüedades. Esto lleva a confeccionar textos en los que se mencionan todos
los supuestos y referencias pertinentes, lo que a veces hace que se trate de textos
lentos o monótonos.

Inteligibilidad: Entre las finalidades de este lenguaje está la de poder


llegar a todos los ciudadanos, por eso ha de ser comprensible no solo por
especialistas y tiende a la simplificación.

Coherencia: El lenguaje jurídico se considera cerrado, pues todos sus


términos tienen siempre el mismo significado y connotaciones. Por tanto, se evitan
siempre las interpretaciones estilísticas o expresivas.

Formalidad: Debido al ámbito en que se desenvuelven las personas al


usar el lenguaje jurídico-administrativo, se utiliza el registro más formal de la
lengua, así como expresiones claras, correctas y elegantes.

Estilo formulario: Empleo corriente de fórmulas fraseológicas y léxicas


que dan a este lenguaje un carácter ritual y estereotipado, como: surtirá efecto,
será admisible, conforme a lo establecido, a tenor de lo dispuesto, etc.

El registro: En los textos administrativos encontramos un lenguaje


planificado en el que se recurre a un registro formal. Este lenguaje debe mantener
el principio de cortesía. No deben contener, por tanto, insultos u opiniones
infundadas, ni ninguna forma de discriminación. Igualmente, es preciso mantener
la distancia entre quienes se comunican, mediante los tratamientos de respeto
(usted), la ocultación del yo y la ausencia de familiaridad en las formas de saludo y
despedida.
Uso de definiciones: El lenguaje jurídico utiliza todo tipo de
definiciones para caracterizar suficientemente una noción o un concepto. Los
conceptos jurídico-legales requieren una delimitación precisa y clara. Predominio
del discurso escrito sobre el oral: En el lenguaje jurídico prevalece la comunicación
escrita que se ha desarrollado en multitud de géneros como las leyes, los
decretos, las resoluciones, las sentencias, los reglamentos, los autos, las
instancias o las circulares.

CLASIFICACIÓN DEL LENGUAJE JURIDICO

Tecnicismos: Como todo lenguaje profesional, el jurídico posee tecnicismos


propios. Si los compramos con los de otras disciplinas, observamos que su
número no crece apenas. Muchos de sus vocablos proceden del latín e incluso
del derecho romano penal,

Fórmulas fraseológicas y léxicas: Debe situarse en la frecuencia con que en el


lenguaje jurídico aparecen ciertas frases y palabras con un carácter formulario o
ritual. Escrito de apelación, las partes, se señaló la vista, nulidad de las
actuaciones, resolución jurídica, Motivo de indefensión, sentencia firme,
imposición de costas, ejecución acordada. Pronunciamos, mandamos y firmamos,
etc.

Claridad: En todos los escritos deben prevalecer la claridad

Léxico y sintaxis arcaizantes: El léxico y la sintaxis habitual del lenguaje jurídico


está plagada de recursos que se sienten anticuados o extraños, la mayor parte de
los documentos se redactan en tercera persona.

Defectos en el actual estilo jurídico: El estilo no ha evolucionado como otros. El


tono distante unido muchas veces a una tendencia a la sucesión de oraciones
largas y a la impericia que quieres redactan los documentos jurídicos y
administrativos, producen oscuridad y, en otros ambigüedad: los dos defectos
que en cualquier texto deben ser evitados, pero que, en este caso, pueden resultar
muy graves.

FUNCIONES BASICAS, USOS Y VICIOS DEL LENGUAJE JURIDICO

Funciones básicas: Si partimos del punto de vista de que los seres humanos
creamos las lenguas para servirnos de ellas en las más variadas situaciones,
debemos encontrar una relación entre las lenguas y nosotros. Una lengua es el
reflejo de sus creadores, Cada una lleva la impronta de la cultura en la cual se
usa. Pero el lenguaje presenta funciones generales más allá del uso específico en
cada comunidad.

USOS

Todos utilizamos el lenguaje para comunicarnos e interactuar con otras personas.

La función ideativa que representa la relación entre el hablante y el


mundo real que lo rodea incluyendo el propio ser como parte de él. Expresa la
experiencia del hablante pero también la estructura y determina la forma en que
vemos el mundo.

La función interpersonal, que permite el establecimiento y


mantenimiento de relaciones sociales. Se trata de una función interactiva y sirve
para expresar los diferentes roles sociales incluyendo los roles que cada uno
asume en la comunicación.

La función textual, a través de la cual la lengua establece


correspondencia entre ella misma y la situación en la cual se emplea. Esta función
permite establecer las relaciones de cohesión entre las partes de un texto y su
adecuación a la situación concreta en que concurre.

VICIOS

Anfibología: Doble sentido se puede dar más de una interpretación.


Incorrecto: Medias para señoras de cristal

Correcto: Medias de cristal para señoras

Arcaísmo: Manera de decir anticuada

Incorrecto: Desfacer Entuertos

Correcto: Deshacer agravios

Barbarismo pronunciar o escribir mal las palabras:

Incorrecto: Poner los puntos sobre las is

Correcto: Poner los puntos sobre las ies

Extranjerismo: Voz, frase de un idioma extranjero

Barman

Camarero

Impropiedad: Empleo de palabras con significado distinto del que tienen

Incorrecto: Es un ejecutivo agresivo

Correcto: Es un ejecutivo audaz

Pleonasmo: Empleo de palabras innecesarias

Incorrecto: Persona Humana

Correcto: Persona
FORMAS LINGÜÍSTICAS

EL HABLA: El habla es el uso particular e individual que hace una persona de una
lengua. Desde esta perspectiva, como acto individual, se opone a la lengua, que
es social. En lingüística, se conoce como habla a la selección asociativa entre
imágenes acústicas y conceptos que tiene acuñados un hablante en su cerebro y
el acto voluntario de fono-articulación que se llevará a cabo para iniciar el recorrido
de la lengua. Habla o dialecto, se define como la conducta lingüística de un
hablante individual, por lo tanto, es el acto de emitir un mensaje basado en el
conocimiento y experiencias de cada individuo, de acuerdo con su estilo propio y
personal.

LA LENGUA: Es que un sistema de comunicación verbal se llama dialectos,


gestual propio de una comunidad humana. En la práctica, hay idiomas muy
similares entre sí, a los más propiamente variedades lingüísticas, mutuamente
inteligibles. La determinación de si dos de esas variedades son parte o no del
mismo idioma, es más una cuestión socio política que lingüística.

DIALECTO: En lingüística, la palabra dialecto hace referencia a una de las


posibles variedades de una lengua; en concreto, un dialecto sería la variante de
una lengua asociada con una determinada zona geográfica (de ahí que también se
use como término sinónimo la palabra geolecto o, en terminología de Eugenio
Coseriu, las expresiones variedad sintópica y norma espacial). Más
concretamente, un dialecto es un sistema de signos desgajado de una lengua
común, viva o desaparecida, normalmente, con una concreta limitación geográfica,
pero sin una fuerte diferenciación frente a otros de origen común.

EL ACENTO: Acento prosódico, la articulación de la voz para destacar una sílaba


respecto a las demás y las variables. Acento ortográfico, un signo de escritura que
se pone sobre letras o números. Acento diacrítico, la tilde utilizada en palabras
para diferenciar distintos significados, ya sea artículo o pronombre. Acento
(música), una marca que indica que una nota debe ser reproducida con mayor
intensidad. Acento (métrica), un recurso rítmico utilizado en poesía.

LA JERGA: Jerga es el nombre que recibe una variedad del habla diferenciada de
la lengua estándar e incluso a veces incomprensible para los hablantes de esta,
usada con frecuencia por distintos grupos sociales con intenciones de ocultar el
verdadero significado de sus palabras. Normalmente, los términos usados en la
jerga de grupos específicos son temporales (excepto las jergas profesionales),
perdiéndose el uso poco tiempo después de ser adoptados.

Tipos de Jerga

Constituyen jergas particulares las de ciertos grupos por distintos


motivos: Profesionales: Necesitan de cierto vocabulario que no es común al resto
del idioma para ciertos procesos, instrumentos, etc. Por ejemplo, una persona
ajena al ámbito docente diría: «Me gusta la forma de enseñar del profesor»,
mientras que otro docente diría: «Me gusta la didáctica del profesor». Existen
diccionarios oficiales para este tipo de jergas. Sociales: Distintas formas de
comunicarse con el propósito de no ser entendido por los demás (por ejemplo en
la cárcel) o con intención diferenciadora (de algunos barrios y de adolescentes).
En general no hay ningún diccionario que contenga esta jerga debido a la poca
perdurabilidad que tiene.
FUNDAMENTOS LINGÜÍSTICOS DE LA LÓGICA JURÍDICA

Es el estudio sistemático de las estructuras de las normas, los conceptos y los


raciocinios jurídicos. Sistematiza y determina la estructura de las normas.

CÓDIGOS: Una comunicación utiliza un código, es decir un conjunto de elementos


que se combinan siguiendo ciertas reglas para dar a conocer algo. En este
contexto, las sociedades humanas se caracterizan principalmente porque,
valiéndose de unidades sonoras significativas, logran comunicarse a través del
código más complejo: las lenguas humanas o códigos lingüísticos.

El emisor y el receptor deben utilizar el mismo código para que la


comunicación sea posible. Aunque todos los otros elementos del circuito
comunicativo funcionen adecuadamente, la comunicación no tendrá éxito si es que
emisor y receptor no comparten el mismo código.

Estos códigos lingüísticos presentan dos diferentes teorías que sobre el


lenguaje se han expuesto.

 El código lingüístico oral.


 El código lingüísticos escrito.

SIGNOS: Un signo lingüístico es una realidad perceptible por uno o varios


sentidos humanos, que remite a otra realidad que no está presente. Está formado
por un significante, un significado y un referente, relacionados en forma
inseparable por la significación. Los signos de puntuación son, por otra parte,
herramientas de la escritura occidental nacidas con el objetivo de hacer más
entendible un texto. Suelen utilizarse para indicar pausas. Dado que la escritura es
una forma de comunicación que implica una construcción lineal, los signos de
puntuación permiten separar las ideas, jerarquizarlas y ponerlas en orden. Un
signo diacrítico es un signo gráfico que confiere un valor especial a los signos
escritos. Los acentos ortográficos, la diéresis y la tilde de la ñ, por ejemplo, son
algunos de los signos diacríticos.

El signo lingüístico es la combinación de un concepto (significado) y de


una imagen acústica (significante), que componen en conjunto una entidad
lingüística de dos caras interdependientes. Es una construcción social que
funciona dentro de un sistema lingüístico y que pone un "elemento" en lugar de
otro. Como sistema, tiene la capacidad de aplicarse a sí mismo y de explicar los
demás sistemas de signos; pero es importante advertir que en la lingüística y en la
semiótica la teoría define al objeto, y por lo tanto el signo es consecuencia de una
perspectiva teórica.

SEMIÓTICA: La semiótica o semiología es la ciencia que trata de los sistemas de


comunicación dentro de las sociedades humanas. Saussure fue el primero que
hablo de la semiología y la define como: "Una ciencia que estudia la vida de los
signos en el seno de la vida social"; añade inmediatamente: "Ella nos enseñará en
que con los signos y cuáles son las leyes que lo gobiernan...".El concepto de signo
y sus implicaciones filosóficas, la naturaleza y clases de signos, el análisis de
códigos completos. Son objetos de estudio de la semiótica o semiología.

EL SIGNIFICADO Y EL SIGNIFICANTE DEL SIGNO LINGÜÍSTICO: Lo mismo


que ocurre con los demás signos, en los signos lingüísticos se pueden distinguir
dos planos: el significado o plano del contenido y el significante o plano de la
expresión.

El significado de un signo lingüístico es el concepto o la imagen que


asociamos en nuestra mente a un significante concreto. Así, cualquier hispano
hablante asocia a la cadena de sonidos l-á-p-i-z una imagen similar a esta: Lápiz

El significante de un signo lingüístico es la imagen que tenemos en


nuestra mente de una cadena de sonidos determinada. Esa imagen fónica
permite, por ejemplo, que podamos pensar palabras sin pronunciarlas: l-á-p-i-z.
El significado no es un objeto real, sino solamente el concepto que una
cadena de sonidos nos sugiere. Por eso, cuando escuchamos la palabra lápiz
podemos pensar en un lápiz de madera o en un lápiz de metal, en un lápiz negro o
en un lápiz de color. Pero, en cualquier caso, sea cual fuere nuestra
representación mental de la palabra lápiz, siempre pensaremos en un instrumento
que contiene una mina de grafito o de cualquier otro material con la cual se puede
escribir.

Del mismo modo, la palabra mesa evoca en algunos hablantes un


objeto de madera de superficie circular sujeta por tres patas, mientras que a otros
hablantes puede sugerirles la imagen de un objeto metálico de superficie
rectangular y con cuatro patas. Ahora bien, tanto unos hablantes como otros
definirán ese concepto como un «mueble compuesto por una superficie,
generalmente lisa, sostenida por una o varias patas, que sirve para comer,
estudiar, escribir, jugar y otros usos diversos».

Significante y significado se corresponden y se implican mutuamente,


como si fueran la cara y la cruz de una misma moneda. Ambos son dos aspectos
inseparables de una misma realidad que se forma en nuestra mente.

SINTACTICA DEL DERECHO

SINTACTICA: La Sintáctica corresponde al análisis de la relación existente entre


los distintos símbolos o signos del lenguaje. Es la conjugación es la palabra o
palabras (llamadas en este caso frase conjuntiva) que une elementos de la misma
clase (sustantivos entre sí, verbos entre sí, etc) o bien elementos distintos, pero
gramaticalmente equivalentes, esta conjunción es básicamente un nexo
coordinante.

Interpretaciones de la sintética: El concepto de relación es usado con carácter


general y, según la teoría, hace referencia a función, conexión o interdependencia
de dos o más elementos lingüísticos. Sintáctico tiene también muchos valores
pero en general designa el estudio de las relaciones que las palabras contraen en
la frase.

Ducrot y Todorov afirman que la relación entre sujeto y predicado es


reflejo de una función en la unidad más amplia que es la oración. Esto presupone:
* Sintácticamente, la totalidad de la frase no es un conglomerado de elementos.
Los elementos de la frase mantienen relaciones entre sí. * Estas relaciones son
las funciones: se admite que la frase, globalmente tomada, tiene una finalidad y
cada constituyente contribuye al cumplimiento de esa finalidad. * La función de un
elemento no está determinada por su naturaleza, como demuestra el hecho de
que la función de sujeto la puedan realizar distintos elementos. * El inventario de
funciones sintácticas de la lengua es finito.

RELACIONES SINTÁCTICAS: SUJETO Y PREDICADO

El criterio sintáctico permite definir este término como función de


conexión entre dos o más elementos lingüísticos, así pues, si nos centramos en la
unidad mayor (oración) deberemos establecer que está constituida sobre una
relación sintáctica entre los elementos Sujeto y Predicado, las cuales pueden estar
desempeñadas por una gran variedad de elementos. La consideración de esta
relación sintáctica depende en gran medida de la definición de los elementos entre
los que se establece, los cuales difieren según el criterio que se aplique.

Criterio lógico-formal: Gramática tradicional. Entiende la oración como


expresión de un juicio lógico, que se hace a través de onoma y rema (terminología
aristotélica) que son las clases de palabras fundamentales y que podríamos
equiparar a los términos de sujeto y predicado. Toda oración tiene, desde el punto
de vista semántico que aporta la Real Academia de la Lengua Española. Al
criterio, sentido pleno, estructura melódica completa y presencia de todos los
elementos sintácticos necesarios. Estos requisitos no siempre se cumplen, por lo
que el criterio se halla ante enunciados dudosos o problemáticos, a los que
designa con el nombre de "frases". Una frase es cualquier enunciado formado por
elementos conexos y que tiene sentido en sí mismo (incluidas las oraciones cuyo
sentido es pleno y sus elementos están presentes de una manera u otra).

Criterio estructuralista: En un intento de resolver los enunciados


dudosos para la gramática tradicional, el criterio estructuralista considera las
oraciones como el sintagma mayor (concepción saussureana), por lo que sus
elementos deben estructurarse y relacionarse como cualquier otro sintagma, a
través de las relaciones sintagmáticas que distinguen entre el elemento regido y el
regente que determina las características morfológicas de la palabra regida.; sin
embargo, esta concepción deja fuera del concepto oración a las coordinadas. En
cuanto a la problemática sobre las oraciones o frases que no presentan alguno de
sus elementos obligatorios (según la gramática tradicional), el estructuralismo
establece dos tipos de oración, las bimembres y las unimembres, entre las que
estarían las impersonales por carecer de sujeto; desde el punto de vista sintáctico
estas oraciones estarían únicamente formadas por un S.V., sin embargo resulta
extraño reconocer la existencia de predicación de ningún sujeto.

Criterio funcionalista: El enfoque general considera que las oraciones


son construcciones máximas en las que se establecen relaciones entre unidades
menores (tanto de tipo sintáctico, como las frases, como de tipo morfológico, como
en las palabras), si concretamos en enfoque de Hockett deberemos tipificar los
tipos de construcciones y entre ellas diferenciar las predicativas, formadas por un
tópico y un comentario (términos correspondientes a los tradicionales sujeto y
predicado) Para este autor la oración es la construcción que no forma parte de
ninguna otra y su núcleo es el verbo, que define como palabra oracional, al poder
constituir por sí solo, sin intervención de sujeto, una oración.

Criterio generativista: Según Chomsky la oración es un axioma de base


(estructura profunda) y por tanto no requiere definición, si bien realiza hasta tres
definiciones diferentes de la misma. La oración se genera mediante una serie de
reglas y símbolos, siendo la regla básica aquella que iguala "oración" con la suma
de un sintagma nominal y uno verbal, lo cual correspondería a las relaciones
sintácticas sujeto-predicado. En este criterio las oraciones unimembres son
explicadas como realizaciones de la estructura superficial, las cuales poseen el
elemento ausente (sintagma nominal sujeto o sintagma verbal copulativo, en caso
de ausencia de predicado) en la estructura profunda.

Criterio de la gramática de dependencias, defendido por Tesnière.


Este criterio señala como núcleo oracional al verbo, del que dependen actantes (el
sujeto es uno más de ellos) y circunstantes. En esta concepción es fácil entender
la oración como un predicado que puede o no exigir un sujeto y no a la inversa, lo
cual permite una explicación satisfactoria de las oraciones impersonales.

SINTACTICA DEL DERECHO: Vinculando esta definición al derecho, resulta que


el estudio de las propiedades lingüísticas del sistema jurídico invade toda su
expresión existencial como discurso. Y, aún más, el mismo pensamiento
dogmático considera que la semiología le presta utilidad, tanto en las labores
legislativas como en la aplicación de la norma abstracta al caso concreto.
Teóricamente, si para el estudio del discurso jurídico resulta fundamental la
investigación lingüística de la legislación y aplicación del derecho, no lo es menos
el estudio de las diferentes teorías que sobre el lenguaje se han expuesto. No
obstante esto, y sin desconocer su importancia, por cuestiones de orientación
temática, no hará su desglose, recurriendo específicamente a los postulados que
den mayor claridad según la finalidad de este trabajo: la importancia de Saussure
para el derecho, dejando para ocasión posterior la referencia a las teorías.

Viene a ser tema obligado, porque pensar al lenguaje como un sistema


de signos cuya articulación y funcionamiento obedecen a múltiples reglas, su
estudio no puede ser privilegio exclusivo de una sola teoría o escuela y
censuramos la actitud frecuentemente asumida por la dogmática jurídica, al
inclinarse por los filósofos analíticos. En la medida en la que se reconoce que es el
modelo semiológico de Saussure en donde se puede encontrar un profundo
análisis de los procesos de constitución del lenguaje y de su aplicación. Por
supuesto, esto sólo se puede llevar a cabo particularizando, como el mismo
Saussure lo menciona, los niveles sintáctico, semántico y pragmático del mismo.
Por otra parte, es necesario señalar que el derecho positivo que existe
en una sociedad determinada tiene manifestaciones en formas traslingüísticas,
que indican el equívoco de considerarlo exclusivamente como lenguaje. Entonces,
si el derecho no es exclusivamente lenguaje se debe, según se entiende, a la
amenaza de la coacción, que califica a las formas jurídicas fundamentando su
efectividad, es decir, que su fase aflictiva en relación con los destinatarios rebasa
una serie de procedimientos analógicos relativos al lenguaje en que están escritos
los enunciados normativos. No obstante lo anterior, es totalmente legítima la
necesidad de analizar las características del derecho.
Ya que estando expreso en discurso de lengua hablada o escrita, el
derecho no disuelve o subvierte las características del lenguaje en que está
escrito. Ya que el derecho se vale de la inteligibilidad que el lenguaje puede
aportar a sus prescripciones y somete sus especificidades a las reglas de la
lengua oral o escrita que lo vuelven comprensible.

Cuando el derecho recorre los signos verbales, sus mensajes son


interpretados primariamente como lenguaje. Tratándose de un discurso, su
interpretación se dirige a campos asociativos distintos a los que se remitiría un
discurso de otro tipo para otro subsistema social. Cuando en la práctica jurídica se
busca establecer el sentido de las palabras de la ley, se recorrerán las costumbres
jurídicas, las definiciones establecidas por la jurisprudencia, los principios
generales del derecho, etc. Pero si al discurso de la ley se le da la interpretación
de un discurso literario, se asociarán las expresiones del texto con el repertorio de
las metáforas y giros lingüísticos conocidos por determinado autor, la escuela a la
que pertenece, etc.
Sin embargo, del proceso asociativo que recorre las fuentes específicas
resulta el establecimiento de una significación secundaria y típica en relación con
el discurso que se examina. La determinación de tal significación secundaria
ocurre mediante un proceso en el que el lenguaje preserva su funcionamiento
particular. En este sentido, si se busca comprender el funcionamiento de la
escritura jurídica y sus mecanismos de interpretación, se debe superar su
ineficacia hermenéutica y tradicional, remitiéndose al estudio de los modos por los
cuales se constituyen los discursos del lenguaje.
Saussure, pretendiendo investigar el funcionamiento y la significación
de los discursos de la lengua hablada, enlaza su lingüística a una ciencia más
amplia que debería estudiar la vida de todos los signos en el seno de la vida
social, creando conceptos que permitieran dar explicaciones acerca de los
mecanismos del lenguaje y, simultáneamente, un sistema mínimo de carácter
semiológico. De este sistema anfibiológico resalto las nociones de signo,
significante, significado, significación, valor, relaciones sintagmáticas y relaciones
asociativas. Sin estas categorías extremadamente valiosas para la crítica de la
interpretación de la ley que hace la dogmática jurídica, no sería posible realizarla.

En la obra de Saussure aparece el concepto de signo, cuando se refiere


a una relación significativa que se desenvuelve entre dos términos articulados por
la lengua: el pensamiento y el sonido. Y en base a esto, la unidad significativa
viene a ser una entidad formada por la asociación de un concepto a una imagen
acústica, de una idea a un soporte fonético. Posteriormente, Saussure precisará el
sentido de estos dos términos en relación, designándolos como significante y
significado; a los efectos producidos por su relación le denominará significación.
Algunos autores posteriores critican a Saussure porque consideran que
los conceptos de signo, significante y significado son insuficientes. Señalan que el
concepto de signo es limitado como asociación en el sentido de los planos de
significante y significado y, dicen, se debe sustituir la designación de estos planos
por los términos expresión y contenido. En el significante, o plano de expresión, se
tendría una sustancia de expresión articulatoria simplemente, ésta es la sustancia
fonética, objeto de la fonética. Así mismo, una forma de expresión, fónica o
gráfica, objeto de la sintaxis y la paradigmática.
En cuanto al significado, o plano de contenido, se tendría una sustancia
de contenido que corresponde al sentido nocional o ideológico del significado,
siendo una forma de contenido referida a las distintas formas de signo, símbolo,
índice o señal, siendo imposible de captar en el lenguaje humano. Constituiría, por
lo tanto, el significante el elemento material de signo, es decir, el soporte o
vehículo del concepto. En cuanto al significado, la semiología traslingüística tiende
a innovar la formulación saussuriana, señalando la imposibilidad de un
componente inmaterial que se localiza en la sustancia del contenido. Si se hace la
remisión al derecho, en cuanto a lo que se ha dicho, se observa cómo el
pensamiento dogmático, al referirse a las normas escritas, considera el
significante como el grafismo que expone cada palabra de la ley, háblese de lógica
deóntica o de semiología jurídica, para su interés es indistinto.
En cuanto al significado, tomando en cuenta los últimos aportes, se
puede considerar como un concepto o como la ausencia del objeto perceptible
convertido en significante. Por lo tanto, el significado sería solamente "algo" que el
usuario del signo entenderá exactamente como real. En cambio, si se le diera una
caracterización funcionalista sería simplemente uno de los relata del signo, aquel
que no actuara como mediador.
Siguiendo el pensamiento de Saussure, la significación es un proceso
que relaciona al significante y el significado, constituyendo el signo. En un primer
análisis, esta noción nos remite a la relación que se establece entre dos términos:
el concepto y la imagen acústica. Sin embargo, esto no se puede simplificar tanto,
ya que investigando reflexivamente el carácter del lenguaje, éste se constituye en
un sistema de múltiples signos articulados en donde la significación depende no
de la relación de un signo con otros, sino de un doble movimiento: la relación
interna o signo y la relación con otros signos.
Si se aboca a la segunda relación, el signo con otros signos, ésta se
establece a través de un proceso de contrastes y oposiciones. Son estas
distinciones que posee una palabra en relación con otras las que la explican, es
decir, le confieren su valor. La significación, en última instancia, depende de su
valor. De esto se deduce que el concepto de valor es fundamental en la
interpretación del signo. Indica que, de manera indubitable, el lenguaje es un
sistema, una "estructura", en la que la significación de las expresiones se
encuentra determinada por una compleja red de relaciones. Se debe preguntar
¿qué relaciones son éstas? Para dar respuesta se recurrirá a ubicar dos vertientes
diferentes, ya que cada una de ellas produce cierto orden de valores. Por un lado,
la vertiente de las relaciones sintagmáticas y, por el otro, la de las relaciones
asociativas. Existe una petición de principio para tratar las dos vertientes, que
consiste en partir de la definición de sintagma. En este sentido, dice Saussure
que, en el plano del discurso, las palabras se encadenan obedeciendo el carácter
lineal e irreversible de la lengua, excluyéndose de este modo la posibilidad de
pronunciarse dos elementos al mismo tiempo, engendrando una combinación que
tiene por soporte una extensión. Las combinaciones de elementos, palabras,
palabras compuestas, miembros de oración, oraciones enteras que apoyándose
en la extensión del lenguaje forman unidades significativas, van a constituir los
sintagmas. Además, las relaciones entre los elementos del sintagma, o las
relaciones en donde el valor de cada signo depende de su oposición al precedente
y al que le sigue, en donde los términos se articulan en presencia, conforman las
relaciones sintagmáticas.
En tales relaciones sintagmáticas existe una relación que une las partes
del sintagma y otra que articula la totalidad de las mismas. Si hablamos, por
ejemplo, del sintagma guardarropa: existe una relación que une las partes guarda
y ropa; y otra, que articula la totalidad guardarropa con la parte del sintagma
guarda, y la parte ropa. Si recurrimos a la legislación penal para reproducir el
ejemplo y tomamos el caso "matar a alguien", en donde el valor de matar está
referido al signo alguien, el término alguien con el signo matar es, finalmente, la
totalidad articulada, que se relaciona con cada uno de estos términos.
En esta doble articulación se precisa el concepto de relación
sintagmática. Paralelamente, el fenómeno lingüístico envuelve otra forma de
conexión que ya no se apoya en la extensión del lenguaje y en la articulación de
las palabras "in presentia". Nos referimos a las relaciones asociativas que reúnen
términos "in absentia", en series mnemónicas virtuales. "Las relaciones asociativas
forman paradigmas o campos asociativos determinados por las afinidades más
diversas, dejan en orden los significantes y se concretan a los significados, fijan
las afinidades de sonido o de sentido. Para ilustrar la referencia que se ha hecho
piénsese en dos series asociativas. La primera, inspirada en una asociación de
significantes, como sería la constelación salud, amistad, bondad; y la segunda,
integrada por una analogía de significados como en la serie enseñanza,
instrucción, aprendizaje. Es posible construir inumerables series en proporción
correspondiente a las relaciones que el pensamiento engendre. Continuando con
el ejemplo sobre la legislación penal, podemos pensar que la asociación de
significantes como homicidio, infanticidio, suicidio; o de significados como estupro,
seducción, etc., representan remisiones fácticas para el intérprete en el acto de
determinar la significación de las palabras de la ley.
Ubicando al derecho primordialmente como lenguaje, su significación
típica depende de la remisión a los sistemas que no son lingüísticos o, por lo
menos, típicamente lingüísticos. El proceso de asociación en la interpretación de
la ley recorre los significantes y, particularmente, los significados jurídicos y
metajurídicos. Por medio de los que la dogmática denomina como "medios de
interpretación", se legitima la remisión del intérprete a los significados establecidos
en repositorios oficios de la lengua. De ahí que recurran a los diccionarios
(interpretación literal), los documentos históricos, trabajos preparatorios de
legislación, discusión y argumentación en pro o en contra de alguna ley
(interpretación lógica) etc.; los valores o ideologías que, en determinado momento,
la norma debe asegurar, como lo denomina la dogmática, la adecuación de la
norma al caso concreto (interpretación teleológica). Remitiendo la aplicación de la
ley a los campos asociativos enraizados en lo que el pensamiento dogmático
instituye como "fuentes formales mediatas" se emplean las costumbres y los
principios generales del derecho, o también, a las "formas de procedimiento
interpretativo", en el caso de la equidad o ideología política predominante, la
doctrina y la jurisprudencia.
Sin embargo, en esto la dogmática se aleja, existen criterios
interpretativos intrasistemáticos que funcionan como elementos catalizadores de
los procesos asociativos, como lo son el objeto jurídico, la intención del agente,
sus condiciones personales, su condicionamiento del entorno, su propio encuadre
ideológico, etc. Regresando al plano de la lingüística, las relaciones sintagmáticas
y asociativas generan solidaridad de uno y otro tipo, vinculando en el discurso
lingüístico términos y palabras. Es a través del entrelazamiento de los planos de
las relaciones sintagmáticas y de las relaciones asociativas o del entrelazamiento
de estas solidaridades, que se asegura el funcionamiento del lenguaje.
Dicho de otra manera, la significación de la lengua reside en el
contraste de las expresiones presentes en una oposición de los términos que se
evocan con una ausencia. En la interpretación de la ley se puede ver que la
significación de las palabras de la ley depende de las relaciones entre las
expresiones presentes y los términos ausentes. Así, cuando la dogmática acude a
las interpretaciones sintáctica o sistemática o a las interpretaciones literal o lógica,
ella misma está poniendo en evidencia (el valor) de las solidaridades
sintagmáticas y asociativas, así como el entrelazamiento de estas solidaridades.
Finalmente, considero valioso destacar en la lingüística de Saussure dos principios
semiológicos importantes para la comprensión de los sentidos de las palabras de
la ley. El primero se refiere a las arbitrariedades del signo, y el segundo, a su
inmutabilidad y mutabilidad con independencia de la voluntad particular del
usuario.
La arbitrariedad del signo es explicada por la naturaleza convencional
del lenguaje que supone, originalmente, una asociación inmotivada entre un
significante y un significado. Esta tesis, es decir, la afirmación de ser
convencionada la relación establecida entre el grafismo y un concepto,
descualifica a los conceptos realistas que se puedan dar sobre el lenguaje, por
esta razón, tienen una gran vigencia en el pensamiento dogmático. En cuanto a la
regla de inmutabilidad y mutabilidad del signo, no obstante no tomar en cuenta la
voluntad del usuario, la evidencia en el carácter institucional social o ideológico del
lenguaje. Y buscará mantener a la lengua irreductible frente al propósito particular
del individuo sin modificarla. A pesar de esto, la voluntad del sujeto no podrá
detener la modificación gradual e histórica de las significaciones lingüísticas.
La aplicación de estos dos principios que hemos tratado, enfatiza el
carácter ideológico de la producción de las significaciones en el ámbito del
lenguaje. Si las significaciones están determinadas histórica y valorativamente,
esto nos lleva a la modificación interpretativa, cambiando de un sentido equívoco a
uno cambiante. Ya en la interpretación de la ley, ubicados a nivel de la lengua,
resulta que los sentidos están condicionados por múltiples factores, ambiguos,
mutables e ideológicamente modalizados. Tal modalización la encontramos en el
terreno de la ideología del concepto de modalización deóntica, que es utilizado por
la lógica jurídica para referirse a la operación lógica que antepone un operador
deóntico (obligatorio, prohibido, permitido) a una acción descrita en la norma.
En este sentido, de la misma forma como toda norma está modalizada
por un operador deóntico, lo está también, en el plano pragmático,
ideológicamente modalizada. La última fase del análisis del lenguaje jurídico, sería
la ordenación del mismo, lo que implica necesariamente una estrategia lógica
matemática, específicamente una álgebra de conjuntos, que permita al jurista
integrar de una manera razonada y correcta, la clasificación del derecho respecto
a sus diversos ámbitos reguladores.
De ahí la importancia de conocer el único instrumento razonable,
mediante el cual los seres humanos pueden comunicarse entre si, que es
propiamente el lenguaje, ya sea hablado o escrito. La necesidad de que el mismo
sea purificado, integrado y ordenado, lo que nos llevara en el desarrollo de la
investigación, a utilizar un método lógico que permita la simplificación del lenguaje
jurídico en un lenguaje artificial, que nos permita comprender mejor el objeto
central de nuestro estudio.
El lenguaje del derecho puede ser ubicado como una función directiva,
consistente en dar ordenes, prohibir, permitir, mandar, accionar, autorizar,
sancionar. Al analizar y estudiar el lenguaje jurídico, propiamente dicho, resalta el
cumplimiento de tres funciones que son: * Formular y transmitir conocimiento e
información (lenguaje descriptivo) * Dirigir e influir el comportamiento humano
(lenguaje prescriptivo) * Suscitar emociones o estados de ánimo (lenguaje
expresivo o literario). Por otra parte, el lenguaje jurídico puede ser de dos clases;
un lenguaje cuyo objeto de estudio sean las normas jurídicas emitidas por el
legislador, llamado también lenguaje de las normas; y otro lenguaje que es el que
realiza los juristas, conocido también como "metalenguaje".
El lenguaje de las normas es prescriptivo, mientras que el lenguaje de
los juristas es descriptivo. La diferencia entre el lenguaje de las normas y el
lenguaje de los juristas (o metalenguaje jurídico) radica en aquella diferencia que
hizo Hans Kelsen en su obra Teoría Pura del Derecho, entre Derecho y Ciencia
del Derecho, el lenguaje de las normas o normas jurídicas es el que se emplea en
el Derecho; mientras que el metalenguaje, conocido también como lenguaje de los
juristas, ("enunciados jurídicos" como dice Kelsen), es el que se emplea en la
ciencia del derecho. El autor, Antonio Hernández Gil, explica esta diferencia entre
ambos lenguajes jurídicos, entre el lenguaje normativo del derecho y del científico
del derecho; "el lenguaje normativo, en su conjunto es prescriptivo, mientras que
el lenguaje del científico del derecho aunque versa sobre prescripciones es
descriptivo".
El derecho mediante el lenguaje jurídico de las normas, es capaz de
autocrearse. En cambio el lenguaje de los juristas, estudia el lenguaje de las
normas. El discurso de las normas es prescriptiva, "ordena", mientras que el
discurso de los juristas describe, lo que las normas prescribe.
ANÁLISIS SINTÁCTICO

Toda expresión lingüística puede ser precisa o difusa, ya que cualquier,


aún siendo bien formada sintácticamente, depende para la determinación de su
sentido, del contexto de uso y de las reglas no gramaticales que determinan su
adecuación a circunstancias cambiantes, que enunciados bien construidos pueden
ser expresión de sentidos diversos. El derecho en rigor, es la versión depurada de
inconsistencia, ambigüedades y vaguedades que los juristas elaboran a partir del
material lingüístico producido por los legisladores. Hacer derecho: dictar leyes,
resolver conflictos, concertar actos jurídicos, es una actividad lingüística: el
mensaje transmitido en el discurso es el derecho mismo.

La idea de la analogía entre derecho y lenguaje son producto de la


conciencia de la sociedad: en su elaboración teórica, la ciencia jurídica se
asemejaría a las gramáticas elaboradas por los lingüistas para explicar los
lenguajes desarrollados espontáneamente por la conciencia popular; lenguaje y
derecho positivo son producidos por convenciones humanas a partir de ciertas
funciones rituales del lenguaje semejante a los usos jurídicos del lenguaje para
constituir fenómenos juristas específicos.

El derecho es un conjunto de normas; la unidad de análisis es la norma,


sea en sus aspectos gramaticales, sea en alguna formalización apta para algún
cálculo lógico. La norma, desde el punto de vista gramatical, son oraciones
modales o imperativas. Ejemplo: un verbo modal es el deber, que altera la
gramática tradicional y origina la "modalidad" del enunciado; otro ejemplo es la
expresión adverbial "es obligatorio que", permite obtener normas partir oraciones
moralmente neutras.

En efecto, a las normas, en cuanto a normas o expresión de voluntad


de un legislador, no puede atribuírseles propiedades semánticas debido a la lógico
proposicional clásica bivalente; por consiguiente, el derecho queda mejor
representado como modelo y no simplemente como un conjunto de enunciados
normativos, ya que es una secuencia de actos ilocucionarios (ordenar, imperar,
promulgar, regular, etc.), es decir, es un discurso imperativo o normativo
(entendiendo que el discurso no se identifica con un conjunto de oraciones
gramaticales bien formadas, ni con un conjunto de proposiciones ideales y
lógicas), que no son verdaderos ni falsos, pero si tiene las cualidades de vigencia
y eficacia, ya que la norma jurídica tiene la validez que le confiere el ser
sintácticamente bien construida y semánticamente bien pensadas: el legislador no
aspira que se le entienda, pero si que se le acate y obedezca; constituyéndose
este acto en la relación real entre la conducta del emisor y la conducta del receptor
del mensaje.

En efecto, el derecho es algo más que un tipo de lenguaje


especializado, el derecho no puede ser representado como un modelo puramente
lingüístico, pues la estructura del derecho no es isomórfica con la de ningún
lenguaje disponible, además de que la lógica normativa estándar no responde a
las concepciones que sustentan los juristas. El derecho no es, pues, lenguaje, si
por tal se entiende un cojunto de oraciones gramaticalmente bien formadas
conforme a las reglas fonéticas, léxicas, sintácticas y semánticas correspondientes
a un lenguaje natural cualquier.
Para el jurista carece de sentido: que los aspectos fonéticos están
determinados por las reglas de formación y transformación del lenguaje natural y
ninguna gramática puede omitir tomar en cuenta este aspecto superficial len
lenguaje; que las reglas sintácticas de los lenguajes naturales no correspondan a
algunas formalizaciones lógicas destinadas a su propio análisis; que la negación
interna y externa de los operadores modales deónticos no puedan ser expresados
adecuadamente en algunos lenguajes naturales, sino mediante perífrasis, que los
teoremas lógicos triviales en las lógicas normativas no correspondan a las
expresiones correspondientes en lenguaje natural.
Esta carencia de sentido está basada en la necesidad de lenguaje que
tiene el legislador, en la necesidad de lenguaje que tiene la ciencia jurídica y la
necesidad de lenguaje que tiene la teoría del derecho; puesto que el análisis del
lenguaje legislativo no tiene cabida en el análisis de la teoría del derecho, siendo
que esta teoría no versa sobre el derecho si no sobre la ciencia jurídica; por
ejemplo, la función y el carácter de los diferentes tipos de norma son ajenos a la
teoría del derecho. Por lo tanto, a este nivel, el análisis del lenguaje consiste en lo
sustancia, es decir, en el significado de las expresiones lingüísticas (enunciados,
sintagmas, términos), tales como información, estipulación o aclaratoria.

El lenguaje jurídico constituye en sí mismo un complicado sistema de


significados teñidos fuertemente de emotividad. La sociedad está habituada a
suponer que el derecho es justo y el delito es malo, y tendemos entonces a prestar
irreflexiva aprobación a lo que se presenta bajo la forma de la ley y a desaprobar
lo que se nos muestra como fuera de la ley. En conocimiento de esto, cuando una
organización terrorista mata a alguien no dice que lo asesinó, sino que lo ejecutó;
cuando se apropia de lo ajeno no proclama que robó, sino que expropió. Es que la
ejecución y la expropiación son formas legales de matar y de apoderarse de lo
ajeno, de modo que el uso de estas palabras sugiere a quien las oiga una imagen
más favorable. Del mismo modo, los autores de un golpe de Estado no dicen que
han usurpado el poder, ni que han cometido delito de rebelión: perifonean que han
asumido el gobierno del Estado; en otras palabras, que se han apropiado del
lenguaje jurídico y que en adelante el modo de entenderse será llamar leyes a lo
que ellos hagan y subversión a la oposición que puedan hacerle quienes ayer eran
gobierno.

En resumen, la intención de hacer cumplir al lenguaje una determinada


función no se exhibe sino algunas veces a través de la forma gramatical utilizada.
Por lo general, para interpretar cuál es esa intención habrá que recurrir al contexto
y a las circunstancias que rodearon la emisión del mensaje en cuestión. Pero las
complicaciones no terminan allí. Ocurre, además, que -sea cual fuere la forma
empleada- las distintas funciones del lenguaje rara vez se nos muestran en forma
pura. Una orden pretende obtener de nosotros una conducta, pero a la vez nos
proporciona cierta información sobre las preferencias de quien la emite, y es fácil
hallar también en ella la expresión de cierta actitud emotiva: el deseo del emisor
por aquello que prescribe, o su rechazo por aquello que prohíbe.

En conclusión, el Derecho, en tanto que regula, y por tanto, condiciona,


la vida y los intereses de los individuos, ha de emplear un lenguaje claro y
concreto, perfectamente comprensible para la gran mayoría de los miembros de la
sociedad. La realidad, sin embargo, suele por lo general ser bien distinta. Se diría
que uno de los requerimientos de la seguridad jurídica habría de ser la
concomitancia entre el lenguaje del Derecho y el empleado por la sociedad en el
que es aplicado, pero no es el caso. Y es que la función encomendada al Derecho
de regular las relaciones sociales la lleva a huir de las imprecisiones que
manifiestan innumerables palabras del lenguaje coloquial y a concretar, delimitar e
incluso cambiar artificialmente su significado. El interminable proceso de
concreción de términos -o de las palabras técnicas– supone más una meta que un
triunfo: El ordenamiento jurídico es en su modo transmisión y recepción, un
conjunto de proposiciones lingüísticas y este es el único modo de transición del
derecho.

En el derecho la importancia del lenguajes muy distinta a la que puede


tener en otras disciplinas. El lenguaje para el derecho no es solo un modo de
exteriorizarse, es un modo de ser. El derecho imprime al lenguaje una severa
disciplina y esto es obvio por que la justeza de la expresión no es extraña a la
justicia de la resolución.
SEMANTICA DEL DERECHO

SEMANTICA DEL LENGUAJE: La semántica lingüística es un subcampo de la


semántica general y de la lingüística que estudia la codificación del significado
dentro de las expresiones lingüísticas. Etimológicamente el término viene del
griego semantikos, que quería decir 'significado relevante', derivada de sema, lo
que significaba 'signo'. La semántica estudia el significado de las palabras, se
puede enfocar desde una perspectiva semasiológica, en la que se parte del
significado para llegar a la forma, o desde una perspectiva onomasiológica, que
parte de la forma (significante) para llegar al estudio del significado.

La palabra es una unidad lingüística formada por uno o más sintagmas


con significado (monemas). Flor, sub-mar-inista-s. También se explica cómo cada
parte de texto o el discurso que se encuentra entre pausas o espacios en blanco.
Las palabras se organizan para formar enunciados u oraciones. Pueden
desempeñar varias funciones, por eso se clasifican en clases, o categorías,
diferentes según ese trabajo que realizan. Unas son autónomas o independientes
porque pueden cumplir por sí solas una determinada función. Se las denomina
palabras léxicas. Otras solo pueden aparecer en un enunciado apoyadas por las
primeras ejerciendo funciones de nexos y enlaces. Son las dependientes. Se las
conoce como palabras gramaticales.

Las categorías gramaticales son las clases en las que se clasifican y


agrupan todas las palabras del idioma. La gramática tradicional suele considerar
los siguientes tipos de palabras: Sustantivo, adjetivo, verbo, pronombre,
determinante, verbo, adverbio, preposición, conjunción y, en ocasiones,
interjección. No obstante se tienen en cuenta otras clasificaciones atendiendo a
diferentes criterios (punto de vista utilizado para discriminar los elementos). Estos
criterios son:

Semántico. Atiende a lo que significan


Morfológico. Se fija en los monemas y morfemas que las integran

Sintáctico. Según si acompañan y complementan o no lo hacen

Funcional. Tiene en cuenta el trabajo que realiza en la oración o mensaje.

En muchas ocasiones estos criterios se suelen combinar para definir


cada tipo de palabra. Así ocurre, por ejemplo cuando se define al sustantivo como
"palabra variable, criterio morfológico, que desempeña funciones de sujeto y
complemento directo, criterio funcional, puede ser acompañada por determinantes
y adjetivos, criterio sintáctico, y sirve para nombrar cosas o personas, criterio
semántico".

Términos relacionados con la semántica:

Hiperonimia: Es la relación que se da entre una palabra (hiperónimo)


cuyo significado, más general, está totalmente incluido en los significados de otras
palabras más específicas (hipónimos): "árbol" es un hiperónimo de "sauce, olmo,
…", porque el significado de estos últimos incluye todos los rasgos de "árbol".

Hiponimia: Es la relación inversa a la hiperonimia, en la que el


significado de una palabra más específica (el hipónimo) contiene todos los rasgos
de significado del término más general (hiperónimo); así, "olmo" y "sauce" son
hipónimos de "árbol", porque en su significado incluyen los rasgos de este último,
que es su hiperónimo.

Cohiponimia: Es la relación que se establece entre hipónimos de un


mismo hiperónimo, de modo que "sauce" y "olmo" son cohipónimos, pues ambos
tienen un mismo hiperónimo, "árbol".

Holonimia: Es la relación que se establece entre una palabra


(holónimo) y otra u otras (merónimos) que designan partes de lo denotado por la
primera. A diferencia de la hiponimia/hiperonimia, aquí no se trata de que un
significado esté contenido en otro, sino de que lo nombrado por el meterónimo
sea, en la realidad extralingüística, una de las partes que componen lo nombrado
por el holónimo. Así, "árbol" es un holónimo de "hojas", "ramas", "tronco" y
"raíces", que son sus merónimos.

Meronimia: Se trata de la relación inversa a la anterior, de manera que


un merónimo designa una parte de la realidad nombrada por un holónimo. Si los
hipónimos designan "clases" de hiperónimos, los merónimos designan "partes" de
holónimos.

Monosemia: Son palabras monosémicas las que tienen un único


significado o acepción.

Polisemia: Una sola palabra tiene varios significados, adquiridos por


ampliación o restricción de su significado original, de modo que todos ellos están
emparentados semánticamente.

Homonimia: Pertenece al mismo tipo de relación que la polisemia;


varios significados asociados a una sola forma, pero ésta no se origina por la
divergencia de significados, sino por la confluencia de formas entre varias
palabras que eran diferentes en origen, de modo que sus diferentes significados
no guardan relación entre sí. Existen dos tipos de homonimia: * Homofonía u
homonimia parcial: Las palabras tienen la misma pronunciación, pero o bien no
tienen la misma grafía o bien no pertenecen a la misma categoría sintáctica.
Ejemplo: Baya (fruto) / vaya (verbo ir), basto (tosco) / vasto (grande), mate (hierba)
/ mate (verbo matar). * Homografía u homonimia absoluta, en la que no hay
ninguna diferencia en la forma y además las palabras pertenecen a la misma
categoría sintáctica. Ejemplo: carpa (pez)/ carpa (cubierta).

Paronimia: Es la relación existente entre dos términos parecidos,


aunque no idénticos en la forma y de significados diferentes. Ejemplo:
Absorber/absolver, reja/regia.
Sinonimia: Es la relación entre dos términos de significados similares e
intercambiables en el discurso por pertenecer a la misma categoría sintáctica.
Ejemplo: amplio/extenso, pelo/cabello, estimar/apreciar.

Antonimia: Es la relación que mantienen dos palabras cuyos


significados se oponen, bien por incompatibilidad (vivo/muerto), bien con una
gradación que posibilita la existencia de términos intermedios
(frío/caliente/templado), bien en una relación de reciprocidad (dar/recibir).

Criptolexemia: Los criptolexemas son significantes cuyo significado


ignora el hablante y que, especialmente en el ámbito literario, despiertan un placer
estético en él. La semántica del lenguaje natural aplicada al derecho, (partiendo de
que semántica es la codificación del significado dentro de las expresiones
lingüísticas), encuentran tres definiciones de ocurrencia (puramente) referencial de
un término en un enunciado: puede decirse que la ocurrencia de un término
singular (t.s.) en un enunciado (E) es referencial (o puramente referencial), a) si
(t.s.) es empleado en esta ocurrencia para especificar o identificar a su objeto (a
su denotatum) de tal manera que el resto del enunciado asevere algo sobre él; b)
si, en esta ocurrencia, se puede reemplazar a (t.s.) por cualquier otro término
codenotativo (es decir, con la misma denotación) sin que el valor de verdad del
enunciado se altere; y c) si (E) es de la forma "(t.s.) tiene la propiedad P" y el
pasaje del enunciado (E) al enunciado "hay un objeto que tiene la propiedad P" es
una inferencia válida.

Eso da lugar, a su vez, a tres conceptos de contexto reverencialmente


opaco. Un contexto es reverencialmente opaco si la inserción de un enunciado (E)
en el mismo puede volver irreferencial (no puramente referencial) la ocurrencia de
un término singular que era referencial en (E). Existen algunos autores que llaman
indirectos a los contextos opacos, pero otros, emplean para identificarlos el criterio
de la falla de la substitutividad de términos codenotativos.
SEMANTICA DEL DERECHO: La semántica del lenguaje natural aplicada al
derecho, (partiendo de que semántica es la codificación del significado dentro de
las expresiones lingüísticas), encuentran tres definiciones de ocurrencia
(puramente) referencial de un término en un enunciado: puede decirse que la
ocurrencia de un término singular (t.s.) en un enunciado (E) es referencial (o
puramente referencial), a) si (t.s.) es empleado en esta ocurrencia para especificar
o identificar a su objeto (a su denotatum) de tal manera que el resto del enunciado
asevere algo sobre él; b) si, en esta ocurrencia, se puede reemplazar a (t.s.) por
cualquier otro término codenotativo (es decir, con la misma denotación) sin que el
valor de verdad del enunciado se altere; y c) si (E) es de la forma "(t.s.) tiene la
propiedad P" y el pasaje del enunciado (E) al enunciado "hay un objeto que tiene
la propiedad P" es una inferencia válida. Eso da lugar, a su vez, a tres conceptos
de contexto reverencialmente opaco.

Un contexto es reverencialmente opaco si la inserción de un enunciado


(E) en el mismo puede volver irreferencial (no puramente referencial) la ocurrencia
de un término singular que era referencial en (E). Existen algunos autores que
llaman indirectos a los contextos opacos, pero otros, emplean para identificarlos el
criterio de la falla de la substitutividad de términos codenotativos.

PROPIEDADES SEMÁNTICAS DEL LENGUAJE DEL DERECHO: Al hablar de


las propiedades semánticas del lenguaje del derecho, se debe tener en cuenta
que existe una clasificación general de las proposiciones. Existen proposiciones
imperativas que designan una relación imperativa que enlaza al sujeto de la acción
con la acción, significando una orden.

PRAGMATICA DEL DERECHO

PRAGMATICA DEL LENGUAJE: La Pragmática, la disciplina que estudia la


relación entre tales signos y los contextos o circunstancias en que los usuarios
usan tales signos. Una definición pragmática es la que se obtiene de la práctica o
experiencia y no de la teoría. Siempre indica una toma de conciencia de las cosas
como realmente son, es decir es siempre objetiva. Se ciñe a los hechos y no da
cabida a especulaciones.

Un ejemplo es la definición del capital social, teóricamente es el


conjunto de valores y expectativas comunes de una comunidad determinada. El
capital social es una condición previa para la cooperación y la organización de
actividades humanas, incluidos los negocios. El capital social puede
transformarse, consumirse o reponerse, igual que el capital financiero.
Pragmáticamente el capital social es el valor de la mano de obra, los materiales y
el apoyo financiero que los individuos están dispuestos a dar por el bien de una
causa social, ¿cuál es la diferencia?, que en la primera definición apenas se habla
de expectativas, de la condición previa, en la pragmática se habla de la acción ya
hecha, en la práctica. La pragmática supone un acercamiento dinámico al estudio
del signo literario, por cuanto tiene en cuenta las variantes de uso que están
presentes en los procesos concretos de comunicación, superando de este modo
tanto los métodos extrínsecos como los métodos inmanentistas de investigación
del discurso literario.

La pragmática se ocupa de las circunstancias en que se produce el


proceso de expresión, comunicación e interpretación de los signos, en un tiempo,
un espacio y una cultura determinados, trascendiendo, de esta forma, el propio
texto, al contrario de la sintaxis y en menor grado la semántica, que son aspectos
fundamentalmente inmanentes al texto. El cambio significativo que introducen las
investigaciones pragmáticas reside en el desplazamiento de la atención de los
aspectos sistemáticos que estructuran un corpus, previamente delimitado para su
acomodación al método de estudio, hacia las distintas variantes de uso presentes
en procesos concretos de comunicación. El enfoque pragmático propone estudiar
el signo con todas las circunstancias que concurren en su uso. Más bien
podríamos decir que la pragmática ha aclarado definitivamente que el objeto
propio de la semiótica no es el signo, sino el signo en situación, es decir, no el
producto objetivado en una forma, sino todo el proceso de producción que lo crea
y en el que se integra para adquirir sentido:

 Los signos en situación.


 La relación de los signos con sus propias presuposiciones.
 Las relaciones de los signos con los sujetos participantes en el proceso
semiósico.
 La relación de los signos con la situación semiológica en la que se usan.
 La relación de los signos con la situación social, cultural e ideológica en que
se usan.
 Las relaciones de los signos con sus propios valores como actos de habla.
 La relación de los signos con sus propias formas.

PRAGMATICA DEL DERECHO: El lenguaje del derecho es aquel en el cual el


legislador enuncia la regla jurídica. Como todo lenguaje, puede ser sometido a
estudios lingüísticos. El lenguaje del derecho posee propiedades pragmáticas,
sintácticas y semánticas como cualquier otro lenguaje particular. Con esto, se
puede determinar las propiedades del lenguaje del derecho que se manifiestan a
través de las relaciones que existen entre las expresiones del derecho y quienes
las enuncian (propiedades pragmáticas); se puede precisar las relaciones que
unen a las expresiones del derecho entre sí (propiedades sintácticas) y, además,
se puede captar las relaciones que se establecen entre las expresiones del
derecho y los pensamientos significados (propiedades semánticas).

PROPIEDADES PRAGMÁTICAS DEL LENGUAJE DEL DERECHO


Las propiedades pragmáticas del lenguaje del derecho se refieren a la
cuestión de las fuentes del derecho y su promulgación. Se puede extender este
estudio a las relaciones que existen entre las expresiones de este lenguaje y
aquellos a quienes van dirigidas, con lo que sería posible decir si el derecho ejerce
o no influencia efectiva sobre el comportamiento de las personas y sobre la
sociedad.
En la actualidad, los estudios de pragmática se orientan
fundamentalmente en tres direcciones: el productivo (poiesis), que se centra en las
circunstancias de producción del legislador; el comunicativo (katharsis), que tiene
como base teórica los actos de habla y se ocupa de las leyes y normas como
proceso comunicativo, siguiendo la teoría semiótica de la comunicación; y, por
último, el receptivo (aisthesis), que atiende al acto de ejercicio del derecho,
buscando su utilidad y eficacia situados en el criterio de la verdad. Se establece el
significado de la norma a partir de sus consecuencias.

Para los autores de la teoría discursiva del derecho y de la política se


hace siempre más valida la afirmación de Kelsen, según la cual ¿,quien sólo se
apoya sobre una verdad terrenal… no puede justificar la coacción inevitable a la
realización de los fines sociales, si no transmite por lo menos la aprobación de la
mayoría de aquellos que deberán aventajarse del ordenamiento coactivo". El
procedimiento democrático es entonces constituvo de la legitimización del
ordenamiento sociopolítico. Por otro lado, la razón comunicativa no acepta la
interpelación "escéptica" de la democracia, que visualiza en ésta una simple
búsqueda, guiada por reglas, de un compromiso entre intereses y visiones del
mundo discordantes. Los sostenedores de esta posición son por ello sometidos a
una fuerte crítica. En particular, la concepción instrumental de las reglas
democráticas no tendría la capacidad de explicar el carácter vinculante de su
respeto por parte de los interesados; ésta justificaría más bien la actitud del
llamado free rider, del que aun ostentando la aceptación de las reglas,
implícitamente se reserva el derecho de violarlas si esto le asegura la consecución
de un interés individual superior.

De este callejón sin salida es posible escaparse sólo atribuyendo


nuevamente a las reglas democráticas un valor normativo; es decir, desde la
perspectiva de la teoría discursiva, anclándolas al valor de la verdad de los
procesos comunicativos sociales: las reglas democráticas no son sino la
formalización de lo que de cualquier forma sucede en la comunicación social.
Mientras ellas funcionen, quien no las respeta se ubica en una posición
normativamente equivocada y socialmente marginal: de tal forma, restablecer la
norma violada no es ya un Sollen abstracto, sino el producto mismo de la dinámica
social.
Una vez esclarecido el porqué del fundamento del orden socio-político
en los procesos sociales en los que están implicados los gobernantes, volvemos al
problema del cómo de dicho fundamento, desde las modalidades del pasaje de la
razón comunicativa que impregnan a la sociedad hasta la cristalización de reglas
formales. Sobre este punto la teoría discursiva se divide en dos tendencias, una
marcadamente normativista, y otra que directamente se refiere a la concreción de
los mundos vitales. La idea del estado de derecho puede ser desarrollada sobre el
conjunto de los principios según los cuales se produce un derecho legítimo a partir
del poder de comunicación y éste, a su vez, se traduce mediante el derecho
legítimamente erigido en poder administrativo. Es decir, el principio democrático se
refiere al nivel de la institucionalización externa, eficaz en el plan de la acción, de
la participación paritaria a una formación discursiva de la opinión y de la voluntad,
que se cumple en formas comunicativas a su vez garantizadas jurídicamente.

En otras palabras, el estado de derecho democrático tiene por tarea


traducir en normas jurídicas vinculantes el producto de la comunicación social; de
tal forma, por un lado el medium jurídico tiene la función de un transformador y
ampliador de los débiles impulsos a la integración social de un mundo vital
estructurado comunicativamente; por el otro, el poder administrativo puede ser
reconducido a ese poder comunicativo que constituye la única fuente de
legitimación.

RACIONALIDAD PRAGMÁTICA
Una norma es creada para regular la conducta de los individuos que se
encuentran dentro del ámbito de validez espacial del derecho de un Estado, su
finalidad inmediata es ser aceptada y cumplida por los destinatarios de esta, es
por eso que la racionalidad pragmática es presupuesto para la factibilidad de la
norma en su aplicación práctica, no solo positivizada y como parte teórica del
ordenamiento jurídico. Se define como la pretensión de que la conducta de los
destinatarios se adecue a lo prescrito en la ley. Es el grado de aceptación y
cumplimiento de la norma por parte del receptor o destinatario de la norma.

La importancia de esta racionalidad se manifiesta en que no tendría


sentido tener un cuerpo normativo perfectamente bien estructurado, elaborado
conforme a los procesos de formación establecidos, si su grado de incidencia y
cumplimiento no se está realizando, porque entre edictor y receptor no existe un
parámetro o vínculo que los entrelace. Entonces la cuestión es, si la eficacia de
una ley depende de su aceptación y cumplimiento por los destinatarios, por la
sociedad, o un sector de esta, ¿cómo lograr la empatía de la sociedad hacía una
ley?, para que con su aceptación voluntaria, sea más fácil su puesta en práctica, y
positiva su incidencia en la sociedad. Ciertamente, la producción legislativa no
puede estar a expensas de lo que la sociedad quiera que se haga, porque
sumando a ello el sistema democrático que nos rige, propicia muy diversos puntos
de vista y perspectivas de un mismo hecho, y las demandas sociales que como
insumos piden al poder legislativo solucionarlas a través de una ley, pueden ser
infinitas; la cuestión radica en analizar e identificar lo que la sociedad necesita que
se haga, y de manera general tener un panorama social de lo que se estima
pertinente, del rumbo adecuado, tanto para el Estado como aparato gubernativo,
como para la sociedad.
NORBERTO BOBBIO dice: "El lenguaje del legislador….. es
incompleto. … a esta falta de plenitud se subviene precisamente con el análisis
gramatical del lenguaje. … Lo que importa establecer es: a) que el lenguaje del
legislador es, … falta de plenitud, incompleto; b) … como cualquier lenguaje que
se va haciendo cada vez más riguroso, puede ser completado. Es precisamente
ésta la interpretación del lenguaje del legislador que constituye … la investigación
jurídica."
BIBLIOGRAFÍA

1.- Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Gaceta Oficial Nº 5.453


del 24 de marzo 2.000.
2.- Cabanellas de T., G. (2.006). Diccionario Jurídico Elemental. Decimoctava
Edición. Editorial Heleaste, Colombia.
3.- Ley Orgánica de Registro Civil. Gaceta Oficial Número 39.264 de fecha martes
15 de septiembre de 2.009
4.- Código Civil de Venezuela. Gaceta oficial Nº 2.990 Extraordinario lunes 26 de
julio de 1992. Gaceta Oficial Nº 39.264 martes 15 de septiembre de 2.009. -
Código Penal Venezolano. Gaceta Oficial 38.412, 4 de abril de 2.006
5.- Decisión del Magistrado Ponente Levis Ignacio Zerpa Expediente Nº 13.634.
Recuperado el 25 de octubre de 2.010.
6.- Ley Orgánica de Registro Civil. Gaceta Oficial Nº 39.264 martes 15 de
septiembre de 2.009. - Díaz V., C. Principios Axiomáticos de la Lógica. Sesión 3.
Material suministrado por la Cátedra Hermenéutica de la Investigación Jurídica.
7.- Perdomo M., R. (2007). Introducción a la Lógica Jurídica. 2da. Edición. Consejo
de Publicaciones de la Universidad de los Andes. Mérida, Venezuela.
8.- Consultas por Internet:
http://www.buenastareas.com/ensayos/Lenguaje-Juridico/1208481.html -
http://www.cne.gob.ve/registrocivil/index.php/documento/15
http://www.buenastareas.com/ensayos/Importancia-Del-Lenguaje-Juridico-
y-Su/1020665.html
http://clubensayos.com/Ciencia/El-Lenguaje-Juridico/82841.html
http://www.abc.es/20120312/cultura/abci-linguiestas-apoyan-informelengujaje-
201203121753.html
http://equipo3redaccionjuridica.blogspot.com/2017/05/caracteristicas-del-lenguaje-
juridico.html
anónimo. (2015). formas lingüísticas . 05,12,2016, de documents.mx Sitio web:
http://documents.mx/documents/formas-linguisticas.html
https://apuntesdecomunicacionblog.wordpress.com/2016/12/06/6-4-formas-y-
estilos-linguisticos/

https://www.monografias.com/trabajos88/fundamentos-linguisticos-logica-juridica/
fundamentos-linguisticos-logica-juridica

https://es.scribd.com/document/138033257/Fundamentos-Linguisticos-de-La-
Logica-Juridica
https://www.clubensayos.com/Acontecimientos-Sociales/FUNDAMENTOS-
LINGUISTICOS-DE-LA-LOGICA-JURIDICA/94087.html

https://www.monografias.com/trabajos88/fundamentos-linguisticos-logica-juridica/
fundamentos-linguisticos-logica-juridica2

Autor:

Carla Santaella

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