Trabajo Práctico #1

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Corrientes de la Epistemología Contemporánea

Trabajo Práctico Nº 1

Introducción

El objetivo del presente escrito es sintetizar una artículo de Pablo Guadarrama


Lopez (2016) acerca de la Utilidad de los conocimientos sobre epistemología en la labor
investigativa y académica.
Para hacerlo, es necesario comenzar estableciendo algunas precisiones
conceptuales que nos ayudaran en el abordaje para comprender que es la epistemología
y cómo se relaciona con otros conceptos emparentados. En segundo lugar, procederemos
a realizar un recorrido histórico de las principales escuelas de pensamiento
epistemológico, adoptando una posición critica que advierta al lector de ciertos riesgos a
la hora de realizar proyectos de investigación. Por último, finalizaremos el presente trabajo
con una reflexión personal a título de reflexión que permita sintetizar la cuestión.

De què hablamos cuando decimos Epistemología

Para comenzar este apartado, debemos admitir que el concepto de epistemología,


como muchos otros, han sido concebidos bajo diferentes significados, perdiendo así su
valor conceptual en el terreno del sentido común. De esta manera, nos encontraremos
que muchas veces el término epistemología se suele confundir con otros, lo cual dificulta
la cuestión y no permite dar cuenta de la utilidad que tiene esta disciplina.
En este sentido, y retomando el articulo de Lopez (2016, 81), planteamos que la
epistemología es “aquella disciplina que tiene como objeto analizar integralmente el
proceso del conocimiento humano -sus fuentes, condiciones, medios, posibilidades,
obstáculos, límites, resultados, etc”.
De esta manera, y si bien en el texto mencionado no queda claro, me parece
fundamental distinguirla de la gnoseologìa ya que la epistemología, del griego ‘episteme’,
trata sobre los problemas filosóficos que rodean a la teoría del conocimiento,
fundamentalmente el conocimiento científico. Es decir, la epistemología se encarga de
definir el saber y los conceptos relacionados, las fuentes, criterios y tipos de
conocimientos posibles, además del grado en que cada uno de ellos resulta ser cierto.
Esta disciplina entiende el conocimiento como una relación entre la persona y el objeto de
estudio. En contraposición, la gnoseología, de ‘gnosis’, es la disciplina que estudia la
naturaleza, el origen y los límites del conocimiento, no los conocimientos en sí. Es decir,
esta disciplina no estudia qué es la física, las matemáticas o la biología, sino el
conocimiento en general y cuáles son sus límites y fundamentos. Por lo tanto, se puede
entender como una teoría del conocimiento, en términos generales, sin que este sea
necesariamente científico.
Para explicar esta distinción de una manera clara, dejamos este cuadro recuperado
de este blog:

Consideraciones previas

Luego de realizar esta distinción conceptual, es necesario indagar acerca de las


distintas corrientes de pensamiento que nos propone Lopez. Sin embargo, antes debemos
aclarar tres cuestiones que nos ayudaran a reflexionar sobre ellas de una forma más
eficiente.
En primer lugar, es necesario desterrar la creencia respecto a que los
conocimientos anteriores a la actualidad son absurdos e inservibles, en una especie de
vanalizaciòn del pasado e idealización del presente. Por otro lado, y en continuación a
este planteo, es fundamental comprender que los avances científicos de la actualidad se
apoyan en procesos de conocimiento humano que lo preceden. En este punto, si bien el
autor del artìculo plantea cierta linealidad piagetiana en el conocimiento científico,
considero que es interesante pensar, retomando a Kuhn, que la ciencia avanza gracias a
que se van produciendo diferentes revoluciones que rompen con la idea científica acerca
de algo (paradigmas). Por ùltimo, y en base a lo anteriormente mencionado, se desprende
la necesidad de que el investigador conozca la historia epistemológica para adoptar una
posición que evite errores y practicas ya cometidas.
Los peligros del empirismo
El empirismo es una corriente filosófica que surgió en Inglaterra entre los siglos
XVII y XVIII. Esta sustenta la idea de la experiencia como origen del conocimiento, de
modo que define a los sentidos como las vías de aprendizaje para el ser humano.
Como teoría epistemológica se contrapone al racionalismo y fue de gran influencia
para otros pensamientos de la época. Este movimiento niega que la verdad absoluta sea
algo alcanzable para el ser humano y asimismo rechaza el conocimiento adquirido por el
método científico.
Uno de los pensadores más emblemáticos de esta corriente fue Hume, quien
pensaba que “lo importante no significaba la búsqueda de las causas de los fenómenos,
sino simplemente la determinación de la secuencia de los acontecimientos producidos
por el hábito o la costumbre de observar tal sucesión, por parte del investigador, sin que
esto significase, en modo alguno, una relación causal y necesaria entre los fenómenos
observados” (Lopez, 2016, 82).
Además de que esta corriente siembra muchas semillas que luego germinaràn,
como el pragmatismo, el positivismo y el utilitarismo, debemos ser sólidos al mencionar
que el empirismo es un obstáculo para las investigaciones científicas ya que no permite
trazar un camino a verdades científicas.

Los peligros del Positivismo


El positivismo surge en el siglo XIX, y tuvo como precursores y autores destacados
a Saint-Simon, Auguste Comte y Stuart Mill. Esta filosofía surgió de la necesidad de tratar
a los fenómenos sociales con la misma metodología y otorgándoles la misma categoría
que las ciencias naturales. Así, el positivismo defiende que el conocimiento se obtiene con
base en la experiencia, y asegura que el método científico es la única vía para
conseguirlo. Se posiciona así en contra de las corrientes que rechazan la experiencia
como método de investigación. A partir de esto, podremos entender su rechazo del
dogma, de las verdades absolutas y de la metafísica, y la utilización de la observación y
experimentación para la búsqueda de leyes y teorías.
Al ser una consecuencia casi directa del empirismo, el positivismo constituye
también un obstáculo si hablamos de alcanzar conocimiento científico debido a su
abordaje excesivamente funcionalista. En palabras de Lopez (2016, 84) decimos que esta
postura de culto a los efectos y renuncia a la búsqueda de las causas evidentemente no
podrá llegar muy lejos en la búsqueda científica.
Utilitarismo y pragmatismo
El pragmatismo es la postura filosófica que defiende que un conocimiento filosófico
y científico solo puede ser considerado verdadero en función de sus consecuencias
prácticas. Esta postura emerge entre la atmósfera cultural y las inquietudes metafísicas de
intelectuales estadounidenses en el siglo XIX, y alcanzó su auge dentro de las corrientes
filosóficas que reaccionaron ante el positivismo. De esta manera, se relaciona con el
utilitarismo que es una doctrina moral que destaca la utilidad como el principio moral de
las cosas por encima de cualquier otra característica o cualidad.
Retomando a Lopez (2016, 85) podemos mencionar que “tales concepciones
teleológicas alejan al investigador científico de la indagación sobre la causalidad en la
concatenación universal de los fenómenos y les induce a orientarse solamente hacia el
descubrimiento de sus fines, usos o funciones, y sobre todo a identificar la utilidad,
satisfacción o felicidad, que estos nos producen, lo cual desestimaría la necesidad de la
investigación científica”.

Conclusión
Para finalizar el presente trabajo con una reflexión personal, me parece importante
plantear que la epistemología se vuelve crucial en un contexto histórico donde se pone en
duda el valor científico de ciertas disciplinas. En este sentido, es crucial entender a la
epistemología como una herramienta de reflexión teórica para evitar traspiés que han sido
cometidos por otras corrientes, entre las que enumeramos aquí. Por otro lado, también es
interesante concebirla como una herramienta práctica que permita elaborar proyectos de
investigación críticos que permitan llegar a verdades que ayuden al bien común y
transformen la sociedad.

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