Módulo 10
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ANDRAGOGÍA
MÓDULO 0
“ORGANIZACIÓN Y
PLANEAMIENTO EDUCATIVO”
COMPETENCIAS:
PARTE I
Introducción:
En el campo de la educación, fundamentalmente sondas los hechos que, en la
actualidad, se imponen con carácter universal: la explosión sin precedentes de la
demanda de oportunidades educativas por parte de los individuos y el papel que se
asigna a sus sistemas en el desarrollo de los países. Estas circunstancias exigen cambios
profundos en materia de conceptos, actitudes y métodos de actividad; y ambos hechos
están llamados a servir de criterio para evaluar el acierto y eficacia de la políticas que se
adopten.
En primer lugar, esa explosión coloca a los gobiernos ante serios y crecientes
compromisos para brindar facilidades y recursos que hagan efectiva la garantía implícita
en el derecho a la educación, hasta ahora formalmente enunciado en la legislación y en
la práctica escasa y tímidamente satisfecho; hoy se ha convertido en una verdadera
exigencia de la población.
En segundo término, la convicción cada vez más generalizada sobre la función directa
que puede y debe desempeñar la educación pará satisfacer los requerimientos
específicos y 'cambiantes del orden económico. Y social; esto obliga a adecuar, de modo
permanente y con sentido previsor, la evolución de los sistemas educativos y la del
contexto social. La idea de la necesidad de un planeamiento sistemático de la educación
permitió la toma de conciencia sobre las implicaciones de orden político, pedagógico,
financiero y administrativo de aquellas dos exigencias y sobre los problemas que suscita
su cabal cumplimiento.
Aumenta la evidencia que dicho planeamiento puede cumplir una función decisiva en
un triple aspecto: el diagnóstico y previsión de los problemas y requerimientos
educativos de la sociedad; formulación de políticas; y ordenamiento y coordinación de
las acciones para atenderlos, dentro del marco limitado por naturaleza de los recursos
disponibles. Por ello en la actualidad la mayoría de los países está empeñada enorientar
su actividad educativa según planes sistemáticos, articulados con los planes
generales de desarrollo. En este esfuerzo participan tanto los países altamente
desarrollados como aquellos que se empeñan en acelerar el proceso de su crecimiento
económico y su cambio social.
Del mismo modo, un número cada vez mayor de educadores, economistas, sociólogos
y especialistas de otras disciplinas afines, así como organismos internacionales y centros
de investigación, demuestran su interés por el estudio de los problemas que suscita este
nuevo campo de la planificación; así, y en el transcurso de muy pocosaños, se ha
venido acumulando una amplia documentación, en continuo aumento, que se refiere a
los fundamentos teóricos, los instrumentos metodológicos y los requisitos de
organización de planeamiento educativo.
La versión que ahora se publica aparece notablemente enriquecida con las inteligentes
observaciones que tuvieron a bien formular al documento preliminar especialistas del
INSTITUTO, la CEPAL y la UNESCO, así como un numeroso y distinguido grupo de
personas que, en los diversos países de América Latina, ocupan cargos de
responsabilidad vinculados a la política y el planeamiento de la educación; a todos ellos
se agradece su valiosa y oportuna colaboración.
La idea y la práctica del planeamiento educativo no se han originado por azar y su rápida
extensión tampoco puede atribuirse a razones circunstanciales. Ha surgido como
respuesta necesaria a problemas y exigencias que, cabe prever, se acentuaránen el
futuro y pueden agruparse en tres categorías:
a) El proceso reciente de evolución y replanteamiento del concepto acerca del papel que
puede y debe desempeñar la educación en el desarrollo de los países, y sobre los
requisitos que debe satisfacer para que su contribución se efectúe en condiciones
óptimas. Gana terreno el convencimiento que en las sociedades ac#al6s, de estructura
compleja y en continuo y rápido caipbio, la convergencia de la educación con las
necesidades individuales y colectivas no se opera de modo espontáiíeo sirio mediante
acciones deliberadas de ajuste.
Aquí, un cuidadoso planeamiento educativo es una condición sine qua non de cualquier
esfuerzo en este sentido. b) La repercusión de una serie de circunstancias sociales y
económicas que ijiciden sobre la educación agudizando sus problemas, particulámiente
en los países en vías de desanollo, exigen ser,encarados connuevos enfoques y métodos
de acción.
A este respecto, es bien conocida lá grave dificultad que enfrenta lá mayoríá de los
países por la coincidencia de tres factores: los déficit educativos acumulados, los
elevados índices de crecimiento de la población y la crítica escasez de los recursos
financieros disponibles. Resulta dramático comprobar que son precisamente los países
de menores recursos los que tienen que hacer un esfuerzo mayor y de efecto más rápido
para lograr expandir y mejorar la calidad de su educación.
El resultado evidente que én muchos países tiene una administración educativa carente
de objetivos de largo alcance, es que los sistemas crecen sin dirección definida, casi al
azar; de esta manera el esfuerzo educativo se frustra ^ en alto grado por la
carenciade^^tinmdady coherencia en el tiempo deJas^dgciáones.y„¿cgi.^ . f Con el
planeamíStoüürativo se busca superar este estadcTde cosaXETprimer lugar, mediante
un esfuerzo ' I de previsión de las características deseables del sistema en cuanto a
extensión, estructura y resultados, para un futuro dado y en función de criterios
culturales, sociales y económicos.
En segundo lugar, fijando metas sucesivas que es necesario alcanzar para acercarse
progresivamente al modelo de desarrollo educativo deseable al final del perído de
planificación. Proceder de acuerdo a metas de plazo relativamente largo es no sólo una
condición para que exista y sea efectiva una auténtica política educativa, sino que
permite definir y ordenar mejor el esfuerzo y disponer de un marco de referencia para
evaluarlo y reorientarlo oportunamente. Apenas en un país se dan los primeros pasos
para establecer estas metas, aunque sea como tanteo y con carácter hipotético, estos
problemas se perciben con mayor claridad y se advierte la urgencia de una acción más
intensa y decidida para encararlos. Por otra parte, el establecimiento de tales metas
constituye el medio más adecuado 10 para que los responsables ue la educación, y toda
la sociedad tomen conciencia de la mdole y el grado del esfuerzo que les corresponde
compatír. La d^erminación de objetivos y met^ representa la tarea fundamental v al
mismo tiempo más difícil y com- ^¿^á®Jl-Píogramación del desarrollo educativo.
El trabajo de formulación del plan gira en torno Vdicha tarea; comienza enunciando
algunas metas hipotéticas y termina con la fijación definitiva de las mismas, luego de
un cuidadoso proceso de confrontación del desarrollo previsible del sistema educativo,
las necesidades pronosticadas y los recursos dispcatíbles para satisfacerlas. La operación
supone, idealmente, datos completos y fidedignos que permitan conocer la situación
educativa de la cual se parte y proyectarla de acuerdo con tendencias evidentes, en
especial, decisiones de política social y económica que proporcionen una base sólida a
las previsiones acerca del desarrollo futuro de la educación, tanto deseable como
posible.
Ahora bien, estas condiciones ideales no siempre se presentan, lo que lleva a muchas
personas a dudar de la viabilidad*del planeamiento; estas dudas, sin embargo, pierden
importancia si se considera que la formulación de objetivos y metas no es ima operación
que se efectúa de una vez para siempre, con carácter definitivo, sino que supone un
proceso continuo de diagnóstico y previsión de situaciones, simultáneas con la
ejecución del plan y que permite confirmar las metas o introducir en ellas
periódicamente los cambios necesarios.
De todos modos, y sean cuales fueren las dificultades e incertidumbres iniciales, parece
mejor orientarse conforme a objetivos y metas que entregarse al azar o reducirse a una
acción de horizontes estrechos: hacerlo así contrariaría el espíritu "prospectivo" que
debe caracterizar todo esfuerzo en materia como ésta. - b) Objetivos referidos al
conjunto de la educación. La integración del planeamiento educativo tiene dos aspectos
complementarios: una integración intema del sistema y una integraciónexterria. En el
primer caso, la atención se centra sobre el^s^nia_escolar
en sí mismo, la interdependeiicia y relación entre niveles y ramas paralelas, entre los
aspectos cuantitativos y cualitativos, entre los divérsos componentes y fimciones" del
sistema escolar. En sé- _giuido,.se consideraja vinculación del sisíema con las
necesidades del desarrollo económico y sotíal presente y previsible, habida cuenta las
posibilidades financieras, técnicas, materiales y de persoñal'del país; la relación de la
escueía ion la sociedad en general y más eji particular, con otras actividades educativas
no institucionalizadas.
Este efecto depende en gran medida del diseño de dicho sistema, y por lo mismo, del
grado de continuidad, coherencia, equilibrio y complementariedad que se imprima al
desarrollo de las diversas partes ide su estructura; esto queda asegurado cuando el
objeto del planeamiento es la educación como tal y no una o algunas de sus partes.
Habitualmente se enfocan y resuelven de modo aislado los problemas de cada nivel,
modalidad o elemento de la educación, sin situar ni relacionar dichos problemas en el
contexto general de la situación y las necesidades educativas; es éste posiblemente el
factor que mayores limitaciones introduce al desarrollo y la eficiencia de la educación.
Sus consecuencias son claramente perceptibles en muchos países; desarticulación y
regideces en las estructuras de los sistemas; pxmtos de estrangulamiento de
consecuencias sensibífes sobre las posibilidades de expansión de los niveles educativos
siguientes; desproporción, en el crecimiento de las diversas ramas de enseñanza, entre
la evolución cuantitativa y el incremento de la calidad, etc., y lo que es más grave
todavía, la incapacidad o retraso de los sistemas educativos para resppnder como un
todo a las necesidades y los cambios que plantea la evolución de la sociedad. El
planeamiento educativo se propone superar esta situación mediante diagnósticos y
previsiones de conjunto denlas necesidades y aplicando planes que favorezcan un
desarrollo coherente del sistepia en su totalidad; en este sentido, el planeamiento de
la educación es, ante todo, un proceso y un método de diagnóstico y programación
globales del desanollo educativo.
El carácter mismo del planeamiento exige que se cumplan requisitos tanto de orden
técnico como operativo; en el técnico se deben asegurar en los planes educativos tres
tipos de coherencia complementarias; entre los diversos objetivos y metas, entre éstos
y los medios e instrumentos previstos para lograrlos, y entre los varios programas y
proyectos de actividad. Corresponde a los organismos centrales de planeamiento
educativo asegurar estas coherencias durante el prpceso de formulación de las
políticás y los planeiis educativos y velar luego por que se mantengan. En el aspecto
operativo, su carácter unitario requiere un mínimim de participación de los diversos
organismos y personas que participan en la conducción de los diferentes niveles y
modalidades educativas y que pueden colaborar en la formulación del plan nacional.
Esto puede asegurarse cuando existen, formal y permanentemente, y en escala
nacional, mecanismos encargados de formular políticas y planes de educación, donde
están representados los diversos sectores responsables de las decisiones en materia
educativa.
Con todo, son serias las dificultades que suelen presentarse en la práctica para obtener
esta, participación y coordinación. Las autonomías mal entendidas, cierto feudalismo en
las actitudes y las costumbres de adoptar decisiones y administrar la educación con un
sentido insular, son obstáculos cuya superación requieren tiempo, y sobre todo,
estrategiás adecuadas. Un planeamiento de carácter cooperativo, no imperativo, será
a todas luces el más conveniente, no sólo para superar esas dificultades, sino más aún,
para cambiar los criterios y los hábitos con que se enfocan y tratan los problemas
educativos nacionales.
Un diálogo y una coordinación a los que, muchas veces, ellos no están habituados y cuya
necesidad tampoco advierten siempre. En un principio hasta parecerá imposible
lograrlo; peró el proceso de planeamiento eficazmente conducido constituirá por sí
mismo un incentivo y un instrumento para articular y obtener un acercamiento de
voluntades e iniciativas, antes aisladas cuando no opuestas. El planeamiento bien
concebido puede convertirse por sí mismo en un factor importante que eduque a la
población para que participe en los procesos de desarrollo y de integración social.
Este proceso es, además, sólo normativo porque establece el deber ser a partir del ser
definido y caracterizado en el diagnóstico definitivo. El deber ser define lo necesario y
lo posible. Esta fase de planeamiento no logró, en general, concretar planes sinoefectuar
estudios de los sistemas educativos sin provocar cambios importantes en el sector.
Es una herramienta de cambio que facilita la unión entre el hacer y el pensar y significa
una ruptura epistemológica al considerar al otro como actor competitivo presente en
el diseño de la acción propia. La aparición de ese otro actor que, desde su
posicionamiento y desde sus prácticas sociales, intereses, valores y creencias, interpreta
la realidad situacionalmente (desde su cosmovisión). Según dicho autor, un plan debe
estructurarse por medio de un proceso muy amplio de consultas a la población, por
muy diferentes métodos de conocimiento de la opinión generalizada
sobre las necesidades básicas a enfrentar y la jerarquía e importancia de las mismas. En
ese sentido, la participación popular no debe restringirse a la fase de definición de los
grandes lineamientos de un plan sino que también deberá incluir el proceso de
seguimiento de su eventual aplicación, la revisión permanente de sus postulados
esenciales y la evaluación de los resultados (Rofman, 2006). El enfoque matusiano ha
tenido y tiene una influencia importante en toda Latinoamérica y sus fundamentos han
sido trasladados a distintas áreas de intervención pública, la educativa entre ellas.
Asumir esta posición implica reconocer que los actores hacen uso del conocimiento para
la acción de manera distinta a lo que ocurría en el planeamiento tradicional. Una
cuestión básica es, entonces, distinguir desde una mirada epistemológica, la acción
instrumental, típica de la aplicación a las ciencias naturales, que establece una relación
entre sujeto explicante y sujeto explicado, y la acción social, que implica la interacción
entre dos o más sujetos o actores de un juego (Matus, 2000).
Las acciones que producen los sujetos son previsibles y enumerables porque responden
a una teoría del comportamiento social conocida y conocible; entonces, el sujeto
controla y dirige un objeto diferenciado que es posible diagnosticar. Ese diagnóstico se
guía por la búsqueda de la verdad objetiva y, en consecuencia, debe ser único.
Al hacer esto, ese nuevo discurso sobre la educación busca implantar una racionalidad
técnica y retirar los aspectos políticos del proceso educacional, cooptando einvalidando
toda posibilidad de democratización de la educación (Gandin y Gandin, 1999). La
epistemología subyacente a esta perspectiva es la tradición galileana de
explicación causal o mecanicista comúnmente llamada positivismo; postura que incurre
en tres principios básicos: la idea de unidad del método científico por entre la diversidad
de objetivos temáticos de la investigación científica; la consideración de que las ciencias
naturales son exactas, y en particular que la física y la matemática establecen un canon
EL PLANEAMIENTO EDUCATIVO COMO HERRAMIENTA DE
DEMOCRATIZACIÓN: UNA MIRADA... (109-135) 116 Ciencia, Docencia y Tecnología Nº
37, Año XIX, noviembre de 2008 o ideal metodológico que mide el grado de desarrollo
y perfección de todas las demás ciencias, incluidas las humanidades, y la visión
característica de la explicación científica.
Muchas experiencias, sobre todo en el Brasil, confirman esta aseveración. Según Matus,
se trata de propiciar mecanismos adecuados de represen tación, contribuir a la
participación de los grupos y suscitar actitudes que hagan significativo el compromiso
con las metas adoptadas.
Los actores sociales crean posibilidades en un sistema social creativo que sólo en parte
sigue leyes. No es posible reducir la acción humana a “comportamientos” descifrables.
Los problemas que aborda la planificación son cuasiestructurados. La incertidumbre mal
definida domina el sistema social. - El poder es escaso y limita la viabilidad del deber ser,
considera el “puede ser” y la “voluntad de hacer”.
Lo básico de ese análisis es que se parte de la idea de Dilthey, para quien comprender
es comprender al otro en tanto el otro también es sujeto como yo, no un objeto
(Schuster,1995). Sobre el aspecto metodológico, avanza Weber -fundador de la
sociología comprensiva frente a la sociología positivista- con una propuesta de
producción de hipótesis, e intenta reconstruir los motivos o razones que tiene un
individuo.
En segundo lugar, se refiere a los intereses que definen y cualifican el modo en que cada
uno vertebra y afronta los problemas que se le presentan en la experiencia vivida”
(Giroux,1990 en Mena et al, 2005:39) Siguiendo esa idea de Giroux, analizar la
racionalidad implícita en procesos de planeamiento supone develar la lógica de
intereses subyacentes, la mayoría de las veces no explicitados, encontrar la o las lógicas
del pensamiento, de la acción, de las prácticas del planeamiento.
Para Habermas (1984), lo que Weber considera racional es la forma por la cual los
sujetos justifican sus preferencias o cómo se orientan en relación a los valores. Por su
parte, plantea tres tipos de racionalidad: la instrumental que estaría signada por tareas
técnicas de control o de apropiación de la naturaleza y de los estados de las cosas que
forman parte del mundo objetivo, saber objetivo sobre los mejores medios técnicos
(objetividad); la estratégica: proceso de elección de fines entre varias alternativas de
acción, cuando hay que tener en cuenta la decisión de los oponentes racionales.Ambos
tipos de racionalidad están orientados a la obtención del éxito: la primera (que no es
social), para el logro de un estado de cosas deseadas; la segunda (acciones sociales),
determinada por la gran influencia sobre las decisiones de un oponente.
Suponen, al igual que la acción instrumental, una actitud monológica, ya que losactores
actúan orientados al éxito y, para lograrlo, influyen sobre las decisiones de los otros. -
Las acciones son coordinadas a través de un cálculo egocéntrico de intereses o de
utilidad. Sólo se actúa cooperativamente en tanto sea conveniente en el cálculo
egocéntrico de utilidades.
Esta planificación supone, al igual que la acción instrumental, una actitud monológica -
es decir, la relación intencional de una conciencia con su contenido-, ya que los actores
actúan orientados al éxito y, para lograrlo, influyen sobre las decisiones de los otros. Las
acciones son coordinadas a través de un cálculo egocéntrico de intereses o de utilidad.
Se trata, según Habermas, de un orden instrumental ya que los participantes, en sus
interacciones, se instrumentalizan unos a otros para conseguir sus propios fines.
Coincidiendo con Macchiarola (2005), sólo se actúa cooperativamente en tanto sea
conveniente en el cálculo egocéntrico de utilidades.
De este modo, desde el punto de vista de sus presupuestos ontológicos, este tipo de
acción no requiere más que un sólo mundo: el mundo objetivo que, según Habermas,
es la totalidad de las entidades sobre las que son posibles enunciados verdaderos(3). Las
explicitaciones acerca del tipo de epistemología y, por ende, de racionalidad implicada
en cada postura de planeamiento permiten visualizar un avance muy
importante del PES en relación al Planeamiento Normativo. Los aportes de Habermas,
sin embargo, introducen un alerta que es prioritario considerar si lo que buscamos es un
proceso de planificación que abra las puertas a la democratización de la gestión escolar:
hasta aquí, el planteo del PES no supera la acción estratégica orientada aléxito, por
lo que no podemos hablar aún de racionalidad comunicativa en la perspectiva
matusiana. Habermas vincula su teoría de la acción con la teoría de los actos de habla
de Austin, y sostiene que en los contextos de interacción estratégica predominan los
actos perlocucionarios, es decir, aquéllos que buscan causar un efecto sobre el oyente.
Pero sostiene que, si se quiere tener éxito, esa finalidad perlocucionaria no debe darse
a conocer. Se busca ejercer influencia sobre otro en una situación social asimétrica
(Macchiarola).
Por consiguiente, la acción más eficaz del actor A depende de la acción de B que la
precede o la sigue. Igualmente, la acción más eficaz del actor B depende de la acción
de A que la precede o sigue” (Matus, 1987:110). Agrega Macchiarola: “Ese cálculo
interactivo exige el estudio del otro, que puede ser un oponente o un cooperador
creativo.
Por ello, Matus propone para el PES la técnica de juegos, que es un tipo de simulación
humana que representa un conflicto entre fuerzas oponentes y que se realiza entiempo
comprimido y anticipado. En efecto, en el PES se entiende que cada actorprevé una
situación objetivo (SO) que se contradice con la del otro.
Ambos parten de una situación inicial (SI) que tiene diferente significación para cada
oponente. Tenemos, así, dos arcos direccionales (SI— SO) expresados en planes en
conflicto. El problema del planeamiento consiste en que cada fuerza tiene que vencer la
resistencia activa y creativa del otro para alcanzar la situación objetivo, para lo que
tiene que construir diferentes estrategias. El éxito de la estrategia estará dado por la
destrucción de la viabilidad del plan del oponente” (Macchiarola, 2005). Matus (1987)
distingue tres tipos de estrategias que pueden combinarse entre sí: de cooperación, de
cooptación y de conflicto.
Habermas explica esto como racionalidad estratégica donde, en esta última dimensión,
es necesario tener en cuenta las decisiones de oponentes racionales. También esta
racionalidad está orientada al éxito, éxito determinado por el grado de influencia sobre
las decisiones de un oponente, observándose las reglas de elección racional.
Entonces, queda claro que la Planificación Estratégica Situacional no puede verse como
una simple relación entre medios-fines (tránsito automático entre un conjunto de
acciones hacia un fin deseado). En esta posición, el empleo de los medios o instrumentos
no conduce por sí solo al resultado esperado, que sería la situación objetivo, pues media
entre ellos todo un proceso socio-institucional interno y externo, de fuerzas y
contrafuerzas, de marchas y contramarchas, de consenso y conflictos, que son los que,
en definitiva, determinan el éxito o el fracaso de las iniciativas. Hablamos, entonces, de
una racionalidad política.
Aquí es donde cabe aclarar que la racionalidad política está ligada a obtener control y
funcionamiento de una determinada estructura institucional o un conjunto de ellas, y
eso lleva a quienes la sustentan a desplegar una lógica comprehensiva de las reglas de
juego, como, por ejemplo, la negociación y la percepción del carácter de los actores
relevantes. Esto queda, muchas veces, en el plano de lo pragmático. Para avanzar en la
propuesta de democratización es necesario volver la mira hacia Habermas y la
racionalidad comunicativa de la acción.
Aunque Matus también plantea la cuestión ética, que es la que preserva el valor de la
persona humana frente a la fuerza arrolladora de las otras racionalidades, y sostiene que
la Planificación Situacional recupera el papel de las persona por encima de los sistemas
dándole posibilidad de desarrollar acciones encaminadas a transformar la realidad, esa
posición de racionalidad ético-política no se podría identificar con el planteo
habermasiano de la ética comunicativa.
Hay que admitir que en Matus trumental, la acción social debe conciliar la eficiencia y
eficacia técnica con la viabilidad estratégica y con el juicio humano de aceptabilidad;
tarea compleja, esta última, porque no sólo atraviesa los comportamientos de las
ciencias sino que penetra en el mundo de los valores, el juicio humano y las pasiones.
Expresa al respecto que la práctica social une, de modo inevitable, la acción social con
la acción instrumental.
En ese caso, los participantes del juego social no están orientados hacia su propioéxito,
sino en la realización de un acuerdo, como condición requerida para que todos los
participantes en la interacción puedan alcanzar sus ANDRETICH, G. (109-135) Ciencia,
Docencia y Tecnología Nº 37, Año XIX, noviembre de 2008 129 propios objetivos.
A pesar de que Matus pareciera confundir toda interacción con acción estratégica, la
comunicación está implícita en el cuerpo teórico matusiano en la medida en queintenta
aplicar la teoría de los actos de habla al planeamiento y en cuanto defiende una
concepción democratizadora del planeamiento.
Contiene directivas porque ordena a otros, a los designados por las declaraciones,
ejecutar y asumir determinadas obligaciones. Por ejemplo, ordena a un ministro
ejecutar la operación. - Contiene compromisos de acción, porque las propuestas
operacionales del plan son compromisos que, en última instancia, asume el autor ante
la población y las fuerzas sociales de un país(4).
La idea a subrayar es, entonces, el avance en las posiciones de manera tal que ya no se
trata de un actor solo que actúa sobre el mundo para lograr objetivos por medio de la
elección y aplicación de medios óptimos, ni de un sujeto que influye sobre las decisiones
de los otros para vencer sus resistencias y destruir la viabilidad de los planes de los
oponentes, sino de un conjunto de actores que buscan un consenso racionalmente
motivado a través del entendimiento y la argumentación, para compatibilizar diferentes
planes individuales, en una situación ideal de habla.
siempre identificada por los críticos del autor. La incursión que él hace por la filosofía
del lenguaje de Austin y Searle así lo demuestran. En la misma dirección operan la
concepción de las múltiples perspectivas del análisis situacional, totalizadas
comunicativamente, y su argumentación democrática (o democratizadora). En este
sentido, la crítica al carácter reificador del enfoque estratégico experimenta una
refracción. Hay contenidos en Matus que superan el propio cálculo estratégico en
situaciones de conflicto.
El concepto de situación es uno de ellos. Afirma Uribe Ribera, además, que Matus podría
ser rescatado para una perspectiva también comunicativa por su planteo de la
flexibilidad de las relaciones existentes entre geno y fenoestructura y por la
subordinación de lo estratégico al concepto de situación, en el sentido de reconocer lo
primero apenas como un cálculo parcial.
En relación a esto, debería hacer ver que no toda situación es estratégica, que una
situación estratégica contiene, al mismo tiempo, un momento comunicativo interior
de cada uno de los actores o mundo de la vida y, finalmente, que las situaciones
estratégicas pueden ser transformadas en situaciones cooperativas o negociadas debido
a la difusión por todos los grupos de los mundos de la vida colectivos de los valores
inherentes a la democracia.
Sin duda, como lo expresa Cantero (2001), la propuesta de Matus y sus seguidores es
una herramienta que implica una apropiación de saberes para la acción y de la
incorporación de un conjunto de conceptos operacionales que, a diferencia de las
categorías analíticas, sirve para intervenir en la resolución de los propios problemas,en
un proceso interactivo, creativo, multirreferenciado, en el que cada sujeto, convertido
en actor, desde sus intereses y necesidades, usa sus diversos recursos de poder para
lograr sus propósitos.
Más allá de los nuevos desarrollos de autores cercanos a nuestro contexto como
Maturana, Sotolongo Codina, Delgado Díaz o la misma Denise Najmanovih, el
pensamiento de Matus evidencia en sí mismo una preocupación constante por
dimensionar y considerar los múltiples componentes convergentes en todo problema
social. Otro punto a considerar –pensando en el gobierno escolar- es si hay coincidencia
entre la racionalidad de quienes conducen la institución y la del resto de los sujetos que
la conforman: maestros, padres, alumnos… ¿Todos tienen un mismo proyecto? ¿Todos
buscan el bien común?
Puede recurrirse al trabajo de Zolo (1992) donde se refiere a la misma como la situación
cognitiva en la cual se encuentran los agentes, ya se traten de individuos o grupos
sociales. Las relaciones que los agentes construyen y proyectan sobre su medio en su
intento de autoorientarse –esto es, de disposición, predicción, planeamiento,
manipulación- serán más o menos complejas de acuerdo a las circunstancias. Se puede
reconocer en la obra póstuma de Matus la preocupación por la cuestión de la
complejidad cuando plantea: “…el drama más grave de nuestra época se refiere a la
brecha entre nuestra capacidad para gobernar los sistemas sociales y la complejidad
creciente que estos ofrecen para ser conducidos hacia objetivos asumidos
democráticamente” (Matus, 2000:437).
¿Todos tienen un mismo proyecto? ¿Todos buscan el bien común? Es conocida la brecha
entre la racionalidad burocrática del Estado y sus dependencias y laracionalidad del
mundo de la vida. Nos preguntamos, entonces: ¿No se corre el riesgo de que el mundo
de los sistemas colonice el mundo de la vida propio del interior de lasorganizaciones?
Brevemente presentadas, estas últimas son cuestiones centrales para seguir pensando
cómo acercar a los distintos actores de una institución -los directivos con los dirigidos-,
ya que estoy convencida de que el planeamiento como proceso reflexivo, como
herramienta para mediar entre unos y otros, puede ser socializado.
PLANEAMIENTO EDUCATIVO