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Ricardo Palma - El Carajo de Sucre

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El Carajo de Sucre

Ricardo Palma

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Libros gratis - biblioteca digital abierta

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Texto núm. 6211

Título: El Carajo de Sucre


Autor: Ricardo Palma
Etiquetas: Cuento

Editor: Edu Robsy


Fecha de creación: 19 de diciembre de 2020
Fecha de modificación: 19 de diciembre de 2020

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El Carajo de Sucre
El mariscal Antonio José de Sucre fue un hombre muy culto y muy
decoroso en palabras. Contrastaba en esto con Bolívar. Jamás se oyó de
su boca un vocablo obsceno, ni una interjección de cuartel, cosa tan
común entre militares. Aun cuando (lo que fue raro en él) se encolerizaba
por gravísima causa, limitábase a morderse los labios; puede decirse que
tenía lo que llaman la cólera blanca.

Tal vez fundaba su orgullo en que nadie pudiera decir que lo había visto
proferir una palabra soez, pecadillo de que muchos santos, con toda su
santidad, no se libraron.

El mismo Santo Domingo cuando, crucifico en mano, encabezó la matanza


de los albigenses, echaba cada "Sacre nom de Dieu" y cada taco, que
hacía temblar al mundo y sus alrededores.

Quizás tienen ustedes noticia del obispo, señor Cuero, arzobispo de


Bogotá y que murió en olor de santidad; pues su Ilustrísima, cuando el
Evangelio de la misa era muy largo, pasaba por alto algunos versículos,
diciendo: Estas son pendejadas del Evangelista y por eso no las leo.

Sólo el mariscal Miller fue, entre los pro-hombres de la patria vieja, el único
que jamás empleó en sus rabietas el cuartelero ¡carajo!

El juraba en inglés y por eso un "¡God dam!" de Miller, (Dios me condene),


a nadie impresionaba. Cuentan del bravo británico que, al escapar de
Arequipa perseguido por un piquete de caballería española, pasó frente a
un balcón en el que estaban tres damas godas de primera agua, que
gritaron al fugitivo:

— ¡Abur, gringo pícaro!

Miller detuvo al caballo y contestó:

— Lo de gringo es cierto y lo de pícaro no está probado, pero lo que es

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una verdad más grande que la Biblia es que ustedes son feas, viejas y
putas. ¡God dam!

Volviendo a Sucre, de quien la digresión milleresca nos ha alejado un


tantico, hay que traer a cuento el aforismo que dice: "Nadie diga de esta
agua no beberé".

El día de la horrenda, de la abominable tragedia de Berruecos, al oírse la


detonación del arma de fuego, exclamó Sucre, cayendo del caballo:

— ¡Carajo!, un balazo...

Y no pronunció más palabra.

Desde entonces, quedó como refrán el decir a una persona, cuando jura y
rejura que en su vida no cometerá tal o cual acción, buena o mala:

— ¡Hombre, quién sabe si no nos saldrá usted un día con el Carajo de


Sucre!

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Ricardo Palma

Ricardo Palma (Lima, 7 de febrero de 1833 - Miraflores, Lima, 6 de octubre


de 1919) fue un escritor romántico, costumbrista, tradicionalista, periodista
y político peruano, famoso principalmente por sus relatos cortos de ficción
histórica reunidos en el libro Tradiciones peruanas. Cultivó prácticamente
todos los géneros: poesía, novela, drama, sátira, crítica, crónicas y
ensayos de diversa índole. Sus hijos Clemente y Angélica siguieron sus
pasos como escritores.

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Debutó en la literatura en 1848 formando parte del grupo que él mismo
llamaría más tarde la bohemia de su tiempo. Comenzó con poesía —unos
versos románticos que aparecieron el 31 de agosto en El Comercio—
mientras paralelamente escribía en diversas publicaciones críticas de
espectáculos con numerosos seudónimos. Luego pasó a escribir obras de
teatro —su primer drama, El hijo del sol (1849), no se llegó a
representar—, pero alrededor de 1858 dejó de hacerlo a pesar de haber
obtenido algún éxito en el público limeño.

Solo dos piezas de este periodo han sobrevivido: el drama Rodil (1851),
redescubierdo cien años después de su publicación (Palma había
destruido la mayoría de los ejemplares) y la comedia El santo de Panchita,
que escribió junto con Manuel Ascencio Segura.

Su primer libro de prosa, Corona patriótica, apareció en 1853. Dos años


más tarde sale Poesías y en 1865, Armonías. Libro de un desterrado.

Su obra poética no estuvo exenta de polémica: en 1890 publicó A San


Martín, poema que provocó la protesta del gobierno chileno, que lo
consideró ofensivo para su país. El último poemario de Palma, Filigranas.
Aguinaldo a mis amigos, apareció dos años más tarde. En 1865, compiló
la antología Lira americana. Colección de poesías de los mejores poetas
del Perú, Chile y Bolivia.

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