13-Los Cinco en El Páramo Misterioso-Blyton, Enid
13-Los Cinco en El Páramo Misterioso-Blyton, Enid
13-Los Cinco en El Páramo Misterioso-Blyton, Enid
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liete 27.05.14
Título original: Five go to the mystery moor
Enid Blyton, 1954
Traducción: María de Quadras
Ilustraciones: José Correas
Jorgina parecía otra desde que sabía que sus primos iban
a llegar al día siguiente. ¡Incluso estaba amable con
Enriqueta!
El capitán Johnson movió la cabeza al enterarse de que
iba a tener dos chicos más.
—No podrán estar en la casa más que a las horas de las
comidas —dijo—. Todas las habitaciones están ocupadas.
Habrán de dormir en las caballerizas o en una tienda de
campaña. Lo mismo me da una cosa que otra.
—Entonces ya serán diez —dijo su esposa—. Julián, Dick,
Ana, Jorge, Enrique…, y Juan, Susana, Alicia, Rita y
Guillermo. Enrique tendrá también que acampar fuera.
—¡Pero no con nosotros! —dijo Jorge inmediatamente.
—¡Qué poco amable eres con Enrique! —dijo la señora de
Johnson—. ¡Y eso que tenéis gustos parecidos! Las dos
preferiríais ser chicos.
—¡No me parezco ni pizca a Enriqueta! —protestó
Jorgina, indignada—. Ya verá cuando lleguen mis primos,
señora Johnson. A ellos no se les ocurrirá decir que
Enriqueta es como yo. No creo que hagan buenas migas con
ella.
—De todos modos, tendréis que estar unidos si os
queréis quedar aquí —dijo la señora de Johnson—. Bueno,
voy a sacar algunas mantas. Los chicos las necesitarán,
tanto si duermen en las caballerizas como si pasan la noche
en una tienda de campaña. Ayúdame, Ana.
Ana, Jorge y Enrique eran bastante mayores que los otros
cinco chicos que habitaban en la escuela de equitación;
pero todos, tanto los mayores como los pequeños, estaban
excitados por la noticia de la llegada de Julián y Dick. Jorge y
Ana habían hablado tanto de sus aventuras en compañía de
ellos, que todos los consideraban como unos héroes.
Aquel día Enriqueta desapareció después de la merienda,
como si la tierra se la hubiera tragado.
—¿Dónde has estado? —le preguntó la señora de Johnson
cuando, al fin, la volvió a ver.
—Arriba, en mi habitación —repuso Enriqueta—. Estaba
limpiándome los zapatos y los pantalones de montar.
Además, me he cosido la chaqueta. Usted no cesaba de
repetirme que hiciera todo esto, y lo he hecho.
—Comprendo. Te has preparado para la llegada de los
héroes —dijo el capitán Johnson.
Enrique frunció inmediatamente el entrecejo, como solía
hacerlo Jorge.
—¡Nada de eso! —replicó—. Hace mucho tiempo que
quería hacer lo que he hecho. Si los primos de Jorgina son
como ella, no simpatizaremos, se lo aseguro.
—Pero tal vez simpatices con mis hermanos —dijo Ana,
alegremente—. De lo contrario, habrá que pensar que eres
una chica poco sociable.
—¡Qué tontería! —dijo Enriqueta—. Los primos de Jorgina
y tus hermanos son las mismas personas.
—¡Has hecho un gran descubrimiento! —exclamó Jorgina,
burlona. Pero se sentía demasiado feliz para continuar
aquella estúpida polémica y se marchó con Tim, silbando
alegremente.
—Julián y Dick vienen mañana, Tim —dijo al perro—.
Saldremos juntos los cinco como de costumbre. Te alegra la
noticia, ¿verdad, Tim?
—¡Guau! —aprobó Tim, moviendo la cola. Había
comprendido perfectamente lo que la niña le decía.
FIN
ENID BLYTON. Nació en 1897, en Dulwich, localidad al sur de
Londres, Inglaterra. Tuvo dos hermanos. Sin duda ha sido la
autora de libros infantiles y juveniles más leída del mundo
entero.
Desde pequeña le gustaba mucho leer. Entre sus libros
favoritos se cuentan Alicia en el país de las maravillas y
Alicia a través del espejo de Lewis Carroll. Leía todos los
libros de cuentos y leyendas que caían es sus manos. Según
nos cuenta ella misma en un libro sobre su vida, se leyó dos
veces de cabo a rabo una enciclopedia infantil que la animó
a leer más y más. Y también le gustaba la poesía.
Después de iniciarse en los estudios de medicina, los
abandonó para estudiar magisterio movida por una fuerte
inclinación hacia la juventud. Cuando era maestra lo que
más le gustaba era explicar cuentos.
En 1924 se casó y tuvo dos hijas, Gillian e Imogen. Aunque
tanto Gillian como Imogen ya son mayores, todavía
recuerdan como su madre escribía una historia detrás de
otra con la máquina de escribir encima de sus rodillas; en el
jardín cuando el tiempo era bueno y junto al fuego durante
el invierno.
Desde pequeña, Enid Blyton quiso ser escritora y empezó a
escribir muy pronto, y nunca dejó de hacerlo, pero tuvieron
que pasar muchos años antes de que pudiera publicar su
primer libro. Escribió unas setecientas obras llenas de
acción y suspense entre los años 1915 y 1968, año en el
que falleció. Sólo en los diez últimos años se vendieron en el
mundo más de cien millones de ejemplares de sus libros.
Enid Blyton es su verdadero nombre y la reproducción de su
firma aparece en muchos de sus libros.