Abuso Sexual Infantil

Abuso sexual infantil
CuadernoPEDAGOGIA 2.p65 1 12/6/04, 11:46 PM

Directorio
Secretaría de Educación Jalisco
Lic. Guillermo Martínez Mora
Secretario
Profra.Ana Bertha Guzmán Alatorre

Coordinación de Educación Básica
Dirección de Psicopedagogía
Lic. Irene Mireles Camacho
Encargada de la Dirección
Responsable
Mtro. Manuel Caldera Robles
Editor
Lic. Margarita Fernández Gómez

Coeditora
Consejo Editorial
Mtra. Alejandra de Gante Casas
Lic. Silvia Reyes García
Dra. Isabel de la A. Valadéz Figueroa

Introducción
C
on el objeto de obtener opiniones autorizadas previas a
la publicación de este 2° Cuaderno de Psicopedagogía
con el tema: ABUSO SEXUAL INFANTIL, la Lic. Alejandra
de Gante Casas, Coordinadora del Centro de Orientación y
Prevención de la Agresión Sexual, A. C., además de felicitar a
esta Dirección de Psicopedagogía por hacer llegar a la
comunidad educativa “información importante y trascendente
en beneficio de la niñez…” , nos envía comentarios a nuestro
manuscrito que consideramos valiosos para introducir a
nuestros lectores en el tema.
Comentarios
Hasta hace algunos años, el hablar de los temas relacionados

sobre las diferentes manifestaciones de la agresión sexual, era
considerado por algunos profesionales de la salud, como un
problemas aislado y no como un problema de salud pública,
incluso en el ámbito escolar, hace poco más de 19 años, en un
intento por abordar este tema con maestros y padres de fa-
milia, preocupó a las autoridades, el que se fuera a generar
descontrol y cierta paranoia en la comunidad educativa al
tratar este tipo de situaciones. Hoy en día es satisfactorio el

conocer la preocupación que existe de hablar de ello
abiertamente no sólo entre maestros sino además, dejar testi-
monio escrito sobre estos temas.

Por medio de este Cuaderno, elaborado por la Secretaría
de Educación, por conducto de la Dirección de Psicopedagogía
en donde se inicia definiendo el concepto de abuso infantil y
sobre todo en base a lo que se señala en la Norma Oficial
Mexicana, NOM-190-1999, (Prestación de servicios de salud.
Criterios para la atención médica de la violencia familiar). Se
exponen algunas conductas que se pueden incluir como abuso
sexual con o sin contacto físico, permitirá que el lector clarifique
ante qué casos pudiera sospecharse que un menor es victimado.
Es muy importante lo que este documento expone al aclarar

las características y perfil de los agresores sexuales, ya que
rompe con el mito de que éstos son personas desconocidas y
se aclara, que en su mayoría son personas cercanas e incluso
familiares a los menores de edad, traicionando la confianza
que la familia y la sociedad ha depositado en ellos para el
cuidado y atención al menor, en donde no se excluyen padres,
tíos, abuelos, maestros e incluso personas vinculadas por
amistad o autoridad moral.
Las diferentes formas en que se manifiesta la agresión

sexual que va desde los atentados al pudor, la corrupción de
menores, las faltas a la moral y a las buenas costumbres, hasta
la violación, el estupro y el incesto, son tratados en este
documento.
Otro de los puntos importantes que se abordan es

precisamente los problemas a los que se enfrentan las víctimas
al momento de denunciar el ilícito, lo que lleva en muchos de
los casos a la desesperanza al no obtener los resultados
esperados de justicia para la víctima y no para el delincuente,

generando la victimización secundaria debido a la
desinformación sufrida por la propia víctima respecto a sus
derechos y formas de hacerlos efectivos, por la mala atención

que llegan a proporcionar las instituciones cuando éstas no
cuentan con programas efectivos y personal capacitado,
especializado y solidario con las víctimas, lo cual genera un
mal funcionamiento de estos y el maltrato que llega a recibir
la víctima por parte de los profesionales.
Otro de los puntos que son señalados de forma muy

atinada, es la detección de los factores de riesgo, que permiten
tanto a padres como a los menores el desarrollar conductas
asertivas a fin de prevenir estas formas de agresión y, sobre
todo, cómo se pueden detectar los posibles casos a partir de la
observación de indicadores conductuales que nos podrán
indicar problemas de esta índole.
En el apartado de qué hacer en caso de enfrentarnos ante

un caso de un menor agredido sexualmente, se abarcan tanto
las recomendaciones a nivel familiar, cómo comunicarlo y ante
quien denunciarlo y/o pedir ayuda. Al respecto me parece
importante el insistir en los siguientes puntos:
Primero: la víctima no es responsable de los hechos ni de la

agresión, sino que la responsabilidad es del agresor
y, sobre todo, cuando la víctima es menor de edad,
independientemente de las estrategias que el
delincuente utilice para obligar a callar al menor.
Segundo: la víctima no tiene por qué guardar el secreto, sobre

todo callar cuando el silencio le hace sentir mal, le
hace daño y no permite a los familiares o a la
sociedad, el poder proporcionarle los apoyos que
se requieren para poder enfrentar este tipo de

experiencias sin que afecten su desarrollo bio-psico-
social y sexual. Y, sobre todo, el poder separarla de
una situación de riesgo al que se enfrenta

constantemente, más cuando estos delitos se
cometen al interior de la familia, en la calle, en la
escuela o en los espacios laborales.
Tercero: la víctima no tiene por qué experimentar vergüenza

al denunciar este tipo de ilícitos, ya que la
vergüenza debe sentirla el delincuente, nunca la
víctima que no pidió ser agredida y sobre todo
cuando se es menor de edad, cuando el
consentimiento se obtiene por medio de la
corrupción o las amenazas.
Dar difusión a este tipo de temas, ayudará a corto plazo a

prevenir que se sigan generando víctimas, propiciar
condiciones para que se denuncien estos delitos y estimularán
a los profesionales que tenemos bajo nuestra responsabilidad
a menores de edad, para mejorar nuestra preparación
profesional en estas áreas a fin de proporcionar asesoría y
atención adecuada a los niños y sus familias.
La Coordinación de Extensión y Difusión de la Dirección

de Psicopedagogía, estima pertinentes las anteriores
consideraciones. De igual manera, las opiniones y
colaboraciones de la Lic. Silvia Reyes García y la Dra. Isabel de
la A. Valadéz F. quienes integran en esta ocasión nuestro
Consejo Editorial.
Editor
Mtro. Manuel Caldera Robles
Coeditora
Lic. Margarita Fernández Gómez

Abuso sexual a menores
Como todo acto de violencia, es un acto social, y sus

consecuencias rebasan el mero ámbito de la salud, por lo que
no puede conceptualizarse como un fenómeno exclusivamente
médico o legal, sino que se manifiesta como un tema complejo
con manifestaciones personales, socioculturales y políticas. Una
forma de dirigir la atención de diferentes sectores hacia este
problema, es reconociendo los graves efectos que en la salud
y formación mental sana del niño(a) puedan generar, con el
fin de prevenirlo y tratarlo adecuadamente.

El abuso sexual infantil es un hecho:
• Mucho más frecuente de lo que la mayoría de las per-

sonas creen.
• Mucho más frecuente de lo que los medios de
comunicación difunden.
• Mucho más frecuente de lo que las estadísticas y
registros establecen.
Es la explotación de poder sobre los niños para la

gratificación sexual de un adulto o de otro niño
significativamente mayor. Se determina abuso en la medida
en que, pudiendo realizarse tales actos con o sin el
consentimiento del menor, son actos para los cuales éste carece
de la madurez, conocimiento y comprensión para evaluar el
contenido y sus consecuencias.
Nuestro cuerpo nos pertenece, el cuerpo de cualquier

niño(a) es su más valiosa propiedad. Por eso, cuando alguna
persona intenta tocarlo, acariciarlo, u obliga a hacer cosas que
le hacen sentir mal, usando la fuerza, el miedo, la autoridad
para que el menor acceda, hay abuso sexual, siendo un
atentado contra la dignidad humana en condiciones de
inferioridad para imponer una conducta sexual en contra de
su voluntad. Este es un acto que fundamentalmente busca
someter el cuerpo y la voluntad del menor.
Conductas y prácticas que pueden incluirse
Abuso sexual sin contacto físico:

• Mostrarle los órganos sexuales de una manera

inapropiada.

• Observar al menor vestirse o desvestirse o cuando está
en el baño, orina, etc., con el fin de excitarse
sexualmente.
• Inducirlo a:
a. Ver imágenes o películas pornográficas.
b. Escuchar conversaciones sexuales de mayores.
c. Posar desnudos para fotografías.
d. Presenciar actividades sexuales.
• Ser acosado con peticiones sexuales.
Agresiones asociadas al contacto físico:
´• Caricias o tocamiento de genitales, glúteos, senos,

piernas, etc., al menor, o de éste a otro incluyendo
forzar o masturbar para cualquier contacto sexual, sin
penetración.
• Contacto genital oral.
• Penetración digital. Inserción de un dedo en la va-
gina o en el ano.
• Coito vaginal o anal. Penetración con el miembro
masculino.
• Violación. Penetración en la vagina, ano o boca con
cualquier objeto sin su consentimiento.
• Involucrarlo en contacto sexual con animales.
Explotación Sexual:
• Implicar a menores de edad en conductas o actividades

que tengan que ver con la producción de pornografía.
• Promover la prostitución infantil.
Es importante, sobre todo, considerar que una conducta

es abusiva, cuando es vivida y sentida de este modo por el

niño, niña o adolescente, cuando son mirados o tocados de
un modo que les hace sentir intimidados. Haciéndose la
aclaración que en el abuso sexual no hay términos medios: o
hay abuso sexual o no lo hay. Muchas personas creen, o quieren
creer, que porque no existe penetración no hubo abuso sexual,
tal vez no hubo “violación”, pero si ocurre cualquiera de los
casos mencionados anteriormente, sí se trata de abuso sexual,
y debe ser entendido y atendido como tal.
Cabe hacer hincapié que cuando nos referimos al

“consentimiento del menor” estamos hablando de que
probablemente le guste, lo provoque (como alegan tantos) o
se quede callado, pero es igualmente abuso sexual.
¿Cómo se da el abuso sexual a menores?
El abuso puede ocurrir fuera del hogar por un amigo,

vecino, la persona que lo cuida, un maestro, entrenador o un
desconocido. Sin embargo la mayoría de estos abusos ocurren
en el propio hogar de los menores: por su padre, padrastro,
hermano o cualquier pariente que tiene fácil acceso a la
víctima. En estas circunstancias al abuso sexual se define como
incesto. En ambos casos tanto el abuso cometido dentro o
fuera del hogar hacia menores, necesitan evaluación y
tratamiento inmediato. Estos casos de agresión no son sucesos
aislados. Generalmente ocurren a lo largo de mucho tiempo,
meses o años y se presentan en todos los niveles económicos y
sociales.
Existen ambientes familiares (incestuosos), por ejemplo, es

frecuente que el incesto una vez cometido hacia un menor en

la familia se repita en los sucesivos hijos. De acuerdo a estudios,
la incidencia en padrastros es aproximadamente cinco veces
superior a la observada en padres biológicos siendo varones
10

los agresores en un 99% de las veces, y la mujeres suelen
perpetrar estos abusos más a menudo en guarderías y escuelas.
Abusador
Incestuoso Por conocidos Por desconocidos Edades de abusadores
Padre Vecino Abuso sexual Adultos

Hermano Maestro eventual. Adolescentes
Tío Entrenador Cometido por un Niños
Abuelo o Persona que desconocido significativamente
Cualquier lo cuida, etc. mayores
familiar
Datos representativos sobre la prevalencia.
Vale la pena mostrar algunos datos internacionales
La American Academy of Child and Adolescent Psichiatry

reporta que existen más de 80,000 casos de abuso sexual
infantil al año, pero el número de casos que no se reportan es
aún mayor, ya que los niños tienen miedo de decirle a alguien
lo que les pasó y, a la vez, el proceso legal de verificar los
informes es difícil.
En España, con base en estadísticas de diferentes fuentes,

se estima que un 23% de las niñas y un 15% de los niños sufre
abusos sexuales antes de los 17 años. A nivel internacional se
presentan unos porcentajes similares. En un balance de las 19

investigaciones mejor planteadas de Estados Unidos, Canadá
e Inglaterra, se estableció que aproximadamente un 20% de
11

mujeres y un 10% de hombres reconocen haber sido víctimas
de estas agresiones en la infancia.
Este abuso es perpetrado por familiares en un 51%, en el

que las niñas presentan alrededor del doble de riesgo que los
niños. Cerca del 80% de delitos sexuales conocidos por las
autoridades en especial violación, incesto y abuso sexual son
contra las niñas. El grupo más afectado está entre los 5 y los
14 años de edad, seguido de aquel que va de los 0 a los 4 años.
Los agresores son adultos conocidos por las víctimas: padres,
padrastros, tíos abuelos, vecinos, maestros. Se estima que cerca
del 85% de los casos los agresores tienen relaciones “afectivas”
con los afectados, esto les permite manipularlos e intimidarlos
para convertirlos en víctimas cómplices.
En estudios reportados en Centroamérica, se ha encontrado

una frecuencia de antecedentes de abuso sexual incestuoso
entre el 5 y 20% en el cual el 88.5 corresponde a niñas y el 11.5
corresponde a niños.
En Argentina, el 92% de los abusos sexuales infantiles son

realizados por personas conocida de las víctimas. (familiares,
vecinos, amigos) y en uno de cada cuatro casos de abuso está
involucrado el padre.
En México, datos de la Asociación Mexicana contra la

violencia hacia las mujeres (1999) reporta un estudio de 300
mujeres afectadas por violencia intrafamiliar, entre otros datos,
el 30% sufrieron abuso sexual durante varios años, el 26% se
inicia a los 6 años, en un 17% entre los 9 y 10 años; la agresión
12

ocurrió dentro del hogar en un 74%; en un 84% de los casos,
la violación fue consumada; el 78% fue abusada por un
conocido y un 72% no denunció el caso ante las autoridades
competentes.
En particular habría que estudiar, si estos actos contra
varones en la infancia o la adolescencia temprana son
subinformados, debido al doble estigma asociado con el abuso
cometido predominantemente por una persona del propio
sexo. Particularmente, es difícil para los niños y los hombres
revelar, que fueron sexualmente atacados. Por lo general la
gente asume que cuando un hombre ataca a otro hombre
sexualmente, el ofensor es homosexual y la víctima puede llegar
a serlo. Estas nociones populares pero equivocadas, tienen su
raíz en el mito de que el asalto sexual busca principalmente
gratificación sexual, y la gente ignora los asuntos del poder y
del control en este tipo de abuso. Las investigaciones han
demostrado que la mayoría de los hombres que atacan a otros
13

hombres, son heterosexuales y que la mayoría de víctimas
también lo son. Aunque el abuso sexual crea confusión y
preocupación acerca de la sexualidad, esto no determinará la
preferencia sexual.
1. Factores de riesgo
1. Individuales:
a) Factores parentales:
Historia de malos tratos o abandono. Tener una madre
con historia de abuso sexual infantil.
Rechazo emocional en la infancia.
Carencia de vinculación afectiva en la infancia o de
cuidado.
Ignorancia sobre las características del desarrollo
evolutivo y sexual del niño y sus necesidades.
Historia de ruptura familiar.
Bajo nivel de inteligencia.
Pobre autoestima.
Falta de capacidad empática.
Pobres habilidades sociales.
Poca tolerancia al estrés.
Problemas psicológicos.
Madre enferma, discapacitada o ausente del hogar.
Por ejemplo, una madre que trabaje fuera del hogar
por la noche.
b) Factores relacionados con las características del

niño(a):
Introvertido.
Aislado socialmente.
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Temperamento difícil.
Discapacidad física o psíquica.
2. Familiares.
a) Relación padres-hijos:
Desadaptada.
Ciclo ascendente de agresión.
Disciplina coercitiva.
b) Relación de pareja:
Conflicto conyugal.
Violencia y agresión en la pareja o hijos no deseados.
c) Configuración familiar:
Tamaño familiar excesivo.

Familias monoparentales.
d) Aislamiento social de la familia.
3. Socioculturales
a) Ámbito laboral:
Desempleo.
Pobreza.
Pérdida de rol.
Insatisfacción laboral o tensión en el trabajo.
b) Red psicosocial de apoyo:
15

Aislamiento.
Pérdida.
Alta morvilidad.
Escasa integración social.
c) Factores culturales:
Legitimación de la violencia.
Aceptación del castigo físico.
Actitud hacia la infancia, hacia la mujer y la familia.
Vulneración de los derechos de la infancia.
No hay que olvidar que el abuso sexual infantil es el

resultado de la conjunción de una serie de factores, no hay un
factor único casual. Por ello, es importante trabajar y promover
los factores de protección y evaluar los riesgos procedentes de
las llamadas “poblaciones de riesgo” sin estigmatizarlas.
Los estudios efectuados señalan ciertos factores que

permiten esbozar algunas características comunes a buena
parte de las víctimas.
• El hecho de ser mujer, es uno de los factores que hace

mucho más probable llegar a ser víctima de abusos
sexuales. Los resultados de los estudios coinciden en
que las mujeres lo sufren en una y media a tres veces
más que los hombres. Se dan en niños de todas las
edades, pero se producen con más frecuencia ente los
10 y los 13 años. Es decir, en preadolescentes que ya
tienen rasgos sexuales, pero que todavía no tienen
mucha capacidad de autoprotección. Entre esas
edades ocurren más del doble de casos que en

cualquiera de las otras edades.
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Efectos de los abusos sexuales.
La mayoría de los expertos coinciden en que no podemos

hablar de la existencia de abusos que no supongan o conlleven
riesgos importantes de tipo emocional para las víctimas, como
sentimientos, pensamientos e ideas angustiantes. No hay niños
preparados psicológicamente para hacerle frente al estímulo
sexual repetitivo. Aún los de dos o tres años que no pueden
saber que esta actividad sexual es “incorrecta”, desarrollan
problemas como resultado de su inhabilidad para hacerle
frente a la sobre-estimulación.
El daño constituye una traición a la confianza que la niña

o niño depositó en alguien que se suponía debería cuidarlo(a).
Es esa traición la que devasta primariamente la vida psíquica
de la víctima. De ahí en adelante su vida ya no sería la misma:
han sido sometidos a la seducción, a la amenaza, a un mundo
con experiencias, sentimientos y sensaciones para las cuales su
mente no está preparada. A veces desconocen incluso el
vocabulario necesario para hablar sobre el tema. Aunque
generalmente no lo expresan verbalmente, sí lo hacen
mediante algunos cambios en su comportamiento. Debemos
ponernos alerta cuando, de pronto, una niña o niño comienza
a manifestar simultáneamente varios de los siguientes
comportamientos:
• Signos físicos:
a) Dificultades para caminar y/o sentase.

b) Rasguños, mordeduras, hematomas en el cuerpo y
zona genital.
c) Sangrado en genitales o ano.
d) Infecciones urinarias.
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• Signos conductuales:
a) Trastornos en el dormir: tienen pesadillas, se orinan

en la cama, temen dormir solos, necesitan una luz
encendida durante toda la noche, etc.
b) Trastornos en la alimentación: no tienen apetito o
tienen mucho apetito de pronto.
c) Presentan encopresis; mancha o defeca en su ropa.
d) Presentan infecciones recurrentes de sus genitales,
flujo vaginal y/o rectal.
e) Conductas erotizadas o sexualizadas: interés insólito
por lo sexual o evitar cualquier cosa al respecto.
f) Evidencias de abusos o molestias sexuales expresados
en sus dibujos, juegos o fantasías.
g) Declaraciones de que sus cuerpos están sucios o
dañados, o miedo de que hay algo grave en ellos en
el área genital.
h) Cambios en su comportamiento social: aislamiento de
sus amigos y familia, se resisten a ir a cierto lugar o a
quedarse con cierta persona. Se niegan a ir a la escuela,
baja su rendimiento escolar, suelen tener temporadas
de llanto constante y fácil, conductas regresivas (de
una edad ya superada).
i) Pueden fugarse de casa para evitar que continúen los
abusos.
j) Problemas de conducta: mentiras, robos, agresividad
rara o poco común, delincuencia.
k) Comportamientos autoagresivos, mutilándose con
cortaduras, quemaduras o golpes y realizando intentos
de suicidio.
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Efectos diferentes en niños y niñas
La Organización Mundial de la Salud (OMS)y la ONG Rádda

Barbeb (Suecia) manejan la misma hipótesis: “Los niños que
han sufrido abusos sexuales tienden, a su vez, a abusar de otros
menores. Incluso, años más tarde, utilizan la violencia física
contra los niños que están bajo su cuidado o contra sus propios
hijos”.
La psicóloga Blanca Vázquez señala, por su parte, que “las

niñas se inclinan a presentar más reacciones ansioso-depresivas
y en los niños tiende a objetivarse un fracaso escolar mayor
con dificultades inespecíficas de socialización.
19

Efectos iniciales
Estas reacciones son más fuertes cuando:
• El agresor ha sido un familiar.

• El abuso se produce de forma repetitiva, ya que en
estos casos es más probable que la víctima se sienta
culpable por no evitarlo.
Entre otros, estos abusos pueden generar:
• Desconfianza, miedo, hostilidad hacia el agresor
• Vergüenza, culpa, estigmatización, baja autoestima,

desvalorización personal hacia sí mismo.
• En el aspecto afectivo: ansiedad, angustia, fobias,
depresión y problemas psicosomáticos.
• En la sexualidad: exceso de curiosidad, precocidad de
conductas, prostitución infantil. Conductas sexuales
anormales.
Efectos a largo plazo.
Son comparativamente, menos claros que los efectos iniciales.

Dependen de factores como el tipo de abuso, relación con el
agresor y sus estrategias, la edad, duración y frecuencia. Entre
las consecuencias detectadas figuran las siguientes:
• La depresión es la patología más claramente

relacionada con los abusos sexuales.
• Las ideas, intentos y suicidios consumados también son
más probables en quienes han sido víctimas.

• Provocan también sentimientos de estigmatización,
aislamiento y marginalidad que disminuyen, con
frecuencia, la autoestima de quienes los sufrieron.
20

• La ansiedad, la tensión y las dificultades en los hábitos
de comida (bulimia y anorexia), están asociados también
a este tipo de traumas infantiles.
• Con frecuencia la víctima siente hostilidad hacia per-
sonas del mismo sexo que el agresor, teniendo a la
vez dificultades para relcionarse con ellas.
• La impresión de abusos sexuales en la infancia,
permanece en la víctima también cuando es adulta,
queda más predispuesta a sufrir estos abusos sexuales,
por su pareja y otros.
• También se han confirmado otros efectos relacionados
con la sexualidad: menor disfrute, dificultad para
relajarse, anorgasmia, promiscuidad, explotación, etc.
por lo que las personas victimadas durante la infancia,
tienen más dificultades sexuales.
El estigma social en la denuncia
Desgraciadamente, la denuncia de este delito sigue siendo casi

inexistente en nuestro país. Esto se debe a diferentes causas,
entre las que podemos citar la ignorancia, la vergüenza, la
complejidad en el caso de menores agredidos por sus padres,
el temor a sufrir más humillaciones por parte de las
autoridades.
También resulta que si la víctima denuncia queda expuesta

al estigma social, ya que la comunidad pensará que el ofendido
provocó su victimación, que no es totalmente inocente y que
andaba buscando lo que le pasó; de esto se salvan los niños
pequeños, pero aún así quedan etiquetados. Múltiples son los
reportes de quienes son molestados y abordados con
proposiciones deshonestas, fenómeno similar al de las mujeres

divorciadas.
21

Hay casos en que la víctima es llevada ante las autoridades,
lo que en ocasiones será más traumatizante que la agresión
sexual misma: desde los exámenes médicos desconsiderados
hasta los insolentes interrogatorios de la policía, pasando por
las entrevistas de reporteros y periodistas.
Esta falta de denuncias hace muy difícil contar con cifras

aproximadas para darnos cuenta de la magnitud del
problema.
¿Por qué los niños no denuncian estas experiencias?
La resistencia a hablar deriva principalmente del temor de

perder el afecto o la “buena voluntad” del abusador; de que
no les crean o de que los adultos lo consideren culpable y sea
castigado por eso. Se estima que en el 85% de los casos los
agresores tienen relaciones “afectivas” con las víctimas, lo que
permite al agresor chantajear, manipular y asegurar el silencio.
Algunas veces no tienen edad suficiente para comprender o
expresar con palabras lo sucedido. En otros casos son
persuadidos o amenazados mediante la violencia o negándole
su afecto.
En otros casos, permanecen silenciosos debido a que ellos

no quieren constituirse en un problema para el abusador,
porque temen que su familia se desintegre o sumar un
problema más a los que ya tienen.
Niños(as) mayores pueden sentirse avergonzados para

describir el incidente, otros no saben como explicar algo tan
doloroso y confuso, además, en ocasiones no saben cómo
sortear las amenazas del abusador (“si dices lo que pasa, mato
a tu mamá o te mato a ti” etc.)
22

Cuando estas agresiones ocurren en la familia, el niño tiene
sentimientos mixtos hacia al victimario (admiración vs. odio).
También puede temer a la ira, los celos, o la venganza de otros
miembros de la familia. Y la destrucción o desintegración de
la misma por culpa suya si habla y dice lo que le está pasando.
El niño vive atemorizado y bajo amenazas constantes. El

caso de explotación sexual comercial se mantiene cuando la
víctima depende de dicho ingreso para la subsistencia familiar
ó cuando está inserto en ambientes ilegales o delictivos por lo
que al salirse o denunciar la situación implicaría perder la vida.
¿Qué hacer si un(a) menor te cuenta que está siendo

abusado(a) sexualmente?
El descubrir que han abusado de un niño(a), puede resultar

angustiante y/o indignante para cualquier persona. Sin em-
bargo, nuestra primera reacción es muy importante para la
víctima; ya que muchas veces no lo cuentan porque piensan
que la gente no les va a creer.
Formulamos las siguientes recomendaciones:
• Propiciar la confianza de los niños y escucharlos. Pa-

dres y educadores deben animarles a hablar (“Ten
confianza en mi”. “Puedes contarme lo que sea”.
“Quiero escuchar lo que me quieres decir”).
• Demuéstrele que usted lo comprende y que toma muy
en serio lo que dice. Los psiquiatras de niños y
adolescentes han encontrado que los menores que
tienen quien los escuche y comprenda, reaccionan

mejor que los que no lo tienen. La respuesta a la
23

relación de abuso sexual es crítica para que el niño
resuelva hábilmente el trauma.
• Crea al niño. No hay que cuestionar la veracidad de
los hechos porque cuando los niños cuentan un abuso,
no mienten prácticamente nunca.
• Dígale que no es culpable. Déjele claro que no ha
cometido ninguna falta (“Tú no has podido evitarlo”.
“No es tu culpa”. “El responsable es quien te
agredió”). esto es muy importante al tratar sus
sentimientos de complicidad.
La mayoría de los niños, en su intento de entender el
hecho creen que de algún modo ellos lo ocasionaron,
o lo pueden ver como un tipo de castigo por maldades
verdaderas o imaginativas.
• Asegúrele al niño que hizo bien en decirlo. Si el niño
tiene una relación cercana con el que lo abusa, se sentirá
culpable por revelar el secreto. El niño se sentirá
aterrado si se le ha amenazado con hacerle daño a él o
a su familia como castigo por divulgar el secreto.
• Ofrézcale protección, y prométale que hará de
inmediato todo lo necesario para que el abuso
termine.
• Dígale que saldrá adelante (“Sé que ahora te sientes
mal, pero te vamos a ayudar para que vuelvas a
sentirte bien”).
• Exprésele afecto. Necesitan sentirse seguros y
queridos, sobre todo en situaciones traumáticas como
en estos casos.
• No lo presione a hablar pero dispóngase a escuchar
cuidadosamente, si ella o él quieren confiarle la
experiencia. Responda cualquier duda y aclare

cualquier mal entendido. Hay que animarle a hablar
de su mala experiencia y del agresor como alguien
que necesita ayuda. (¿Quieres contarme como
24

ocurrió?” “Te ha lastimado, pero él también necesita
ayuda para que no lo vuelva a hacer”).
• Si no eres su madre, pide permiso para hablarlo con
ella o para pedir ayuda profesional especializada.
Cómo comunicarlo a la familia y qué hacer.
Hay que informarle de lo ocurrido cuanto antes, para que

busquen la ayuda necesaria y protejan al niño para que el
abuso no vuelva a producirse.
Busque al final de este Cuaderno, nuestra página de

“Instituciones de apoyo”. Su informe conducirá a una
investigación y se tomará la acción necesaria para proteger al
niño(a).
25

Si el abuso es intrafamiliar, se debe informar a un familiar
directo diferente del agresor.
Existen en la familia mecanismos de negación del hecho

doloroso, suelen culpar al menor y decir que miente, que son
fantasías, en este sentido, es necesario que se le de credibilidad
y se investigue por profesionales (psicólogos, médicos,
trabajadoras sociales). La acusación de “mentiroso” es una
forma defensiva de la familia. Ante esto, conviene seguir el
caso, llamar a la familia y concertar entrevistas para comprobar
si se intenta resolver el problema o si se está ocultándo como
ocurre muchas veces. Si está implicado el padre, hermano, tío,
abuelo, comunicarse a los servicios de Protección de Menores
para evitar que los miembros de la familia se organicen y
silencien el caso.
Efectos del abuso en la pareja.
Ante el descubrimiento del abuso, una de las exigencias le-

gales es que el niño y el abusador sean separados. La madre
en estos casos enfrenta la difícil elección entre su compañero,
u otro miembro de la familia, y el niño abusado. La decisión
de “cuidar”, inherente a la función de la madre, se hace más
compleja, ya que entran en juego situaciones opuestas entre
el cuidado materno y el matrimonio.
El miedo a la confrontación deja a las mujeres en peores

condiciones para enfrentar una situación en la cual alguien
tiene que ser afectado, y su papel es elegir la víctima. Las
mujeres con una idea clara de que sus propias necesidades y
las del hijo son legítimas, tienen mejores condiciones de optar

por la separación de un compañero abusivo.
26

Una vez revelado el hecho, la familia se enfrenta a
situaciones de pérdida de la sensación de normalidad del hogar
como un lugar seguro.
Reacciones de la familia y cómo orientarla para que actúe

frente al problema.
Se le recomienda a los padres estar concientes de sus

sentimientos acerca del incidente. Usted puede estar muy
perturbado por lo que ha sucedido a su niño, puede sentirse
culpable, rabioso o impactado. Si está molesto, asegúrese que
su hijo o hija comprendan que su rabia no es con él sino con el
abusador.
Muchos padres se sienten totalmente desesperanzados

cuando su niño es agredido, pero usted realmente puede dar
una gran ayuda. De hecho, su reacción será el más importante
factor en la forma como su niño se reajusta. Otros niños en la
familia se pueden alterar por el incidente. Esté consciente de
sus necesidades de atención y comprensión.
Cuando el abusador es un familiar, la situación es bastante

difícil para el niño y otros miembros de la familia. Usted puede
experimentar fuertes conflictos y sentimientos acerca del
abusador, pero la protección del niño debe seguir siendo su
prioridad.
Tratamiento.
Médico. Los padres deben de consultar con su pediatra o

médico de familia, quien podrá referirlos a un médico que se

especialice en la evaluación y el tratamiento de abusos sexuales.
27

Los daños físicos permanentes como consecuencia de estos
actos son muy raros. El especialista le dará información sobre
su caso en particular, podrá evaluar su condición y dar
tratamiento a cualquier problema físico causado; podrá
también obtener evidencia que ayudará a proteger al niño y
le asegurará que todo está bien.
Terapia psicológica o psiquiátrica. Por trabajo terapéutico

se entiende un abordaje amplio, multidisciplinario, en el cual
deben coexistir la psicoterapia familiar, las visitas domiciliarias
realizadas por trabajadoras sociales. También es necesaria la
terapia individual, tanto para la víctima como para el agresor,
y muchas veces a otros miembros de la familia.
Para la víctima es imprescindible el regreso a la escuela,

que es una vía fundamental de fortalecimiento de la identidad.
Con frecuencia los niños necesitan hablar acerca del

incidente. No asuma que él lo olvidó y no pretenda hacer ver
que nunca sucedió, su apertura y comprensión le ayudarán a
superar el desajuste emocional creado.
Esas serían las medidas terapéuticas inmediatas y directas,

dentro de la situación de “crisis”desencadenada.
Cuando el niño(a) tiene que testificar, se pueden tener

consideraciones especiales en el proceso judicial (tales como
el uso del video para grabar el testimonio, pausas frecuentes,
la exclusión de espectadores o la opción de no tener que mirar
al acusado) las cuales hacen que la experiencia cause menos
estrés.
28

Sugerencias para prevenir a los menores.
Hay que informar a los niños sobre los abusos sexuales, pero
también entrenarles para que desarrollen ciertas habilidades
que les permitan enfrentarse de una forma adecuada a
situaciones peligrosas. Este entrenamiento debe desarrollar
cuatro habilidades básicas:
• Enseñarles a decir “NO”. Hay que propiciar que los

niños expresen sus gustos e intereses y sepan que
pueden discrepar con la gente abiertamente, que
pueden pedir aclaraciones de las cosas y decir NO a
que toquen su cuerpo e invadan su intimidad.
• Enseñarles a identificar el abuso. Muchas veces no
son concientes de lo que les está pasando. Además,
han aprendido que deben respetar las peticiones de
los adultos y cumplirlas. Por esto, es necesario que ellos
sepan identificar y diferenciar estas conductas. Hay
que dejarles claro que no deben admitir contactos
inadecuados (los que tienen intención o no les
apetecen), pero sin fomentar el miedo al contacto con
los seres queridos.
• Enseñarles a afrontar la situación. Que se resistan
físicamente cuando tienen la fuerza suficiente para
hacer frente al agresor, algo que puede ocurrir en caso
de los adolescentes. O gritar, en lugares donde hay
gente próxima que puede oirles.
• Romper el silencio. Hay que enseñarles a que no
guarden el secreto y a que se lo cuenten a un adulto
porque así podrá ayudarles a superarlo y evitar que
vuelva a ocurrir.
29

Explíqueles las siguientes medidas de seguridad.
• Peguntar siempre a sus papás si pueden aceptar, de

alguna persona, cualquier regalo: dinero, dulces y
juguetes.
• La necesidad de estar acompañados por un amigo
cuando vayan a un lugar o cuando jueguen en el
parque, etc. Enfatizarles la importancia de salir
acompañados de otros niños.
• Que si alguien les propone tomarles fotografías,
reporten el incidente a un adulto.
• No abrir la puerta cuando están solos. Asegúrese de
que ellos tengan al alcance el número de teléfono de
emergencias (080 ó 066), o de algún vecino de
confianza ó familiar, en caso de que alguien trate de
entrar en la casa.
• El no aceptar nunca pasear con alguien a quien no
conocen.
• Explique que los adultos deben pedir ayuda a otros
adultos -y no a niños- y si los llaman desde un
automóvil para preguntarles algo, deben seguir
caminando y no acercarse al coche. Si el conductor se
baja, deben estar preparados para gritar y correr.
• Infórmeles que los mayores que pidan a los niños
mantener secretos ante sus padres, no son de
confianza y deben alejase de ellos.
• Enséñeles a que platiquen cuando han visto algo que
les asusta o preocupa. Niños menores son
frecuentemente introducidos a materiales
pornográficos por niños mayores y estos a su vez,
representan lo que vieron con ellos.
30

Los padres pueden impedir o disminuir la oportunidad
del abuso sexual tomando las siguientes precauciones:
1) Esté consciente de dónde está su hijo y qué está

haciendo: su atenta supervisión es su mejo protección
contra el abuso.
2) Asegúrese periódicamente de que sus niños recuerden
dirección y número telefónico y enséñelos cómo llamar
a la estación de policía.
3) Conozca a los amigos de sus hijos. Especialmente
aquellos que son un poco mayores.
4) Si usted a dado a sus niños con frecuencia reglas para
su seguridad, tales como: atravesar una calle bulliciosa,
qué hacer cuando ellos tienen un accidente y otras
cosas por el estilo, las precauciones relativas al abuso
se convierten en una parte natural de sus
conversaciones sobre seguridad en general.
31

5) Cuando hable con sus hijos sobre este tema, asegúrese
de usar palabras que su niño comprenda. Responda a
sus preguntas totalmente y hágales sentir que pueden
acudir a usted en cualquier momento para hablar
acerca de cosas que son difíciles de comprender o les
inquietan. Su serenidad sobre la materia le hará confiar
en que ellos pueden compartir sus inquietudes con
usted en el futuro.
Programas de prevención en la escuela.
Estos programas deben situarse en un contexto amplio que dé

una visión positiva de la sexualidad. Es decir, dentro de
programas de educación sexual bien planteados en los que se
deben incluir aspectos relacionados con estos atropeyos. Para
que los niños conozcan que estos riesgos existen, aprendan a
reconocerlos, sepan resistirse a ellos y así comuniquen a sus
familiares o educadores lo que les ocurre. También es
importante que los niños no se sientan culpables,
estigmatizados y sepan que pueden superar la experiencia.
Todo programa de prevención debe abordarse desde

presupuestos que garanticen una visión respetuosa y positiva
de la sexualidad, de la voluntad del otro, y de la igualdad
entre los sexos.
Denunciar
Expertos abogan por denunciar todos los casos, ya que:

• La denuncia permite que la justicia proteja al niño,
aislando al agresor y reduciendo las posibilidades de

que el abuso pueda repetirse.
32

• Porque es un deber social evita que el agresor pueda
abusar de otros menores.
• El proceso legal suele forzar a los agresores a seguir
un tratamiento terapéutico.
• Pueden ayudar al menor a afrontar el problema si la
sentencia culpa al agresor.
¿Qué dice la ley?
Es fundamental que las diferentes instituciones relacionadas,

de una u otra forma, con el abuso sexual (Procuraduría Gral.
de Justicia, Comisión de Derechos Humanos, hospitales,
servicios sociales, escuelas y centros de salud mental) se
integren y coordinen. La intervención requiere un enfoque
globalizador. La actual confusión y falta de distinción ente las
diferentes facetas del problema, acarrea con frecuencia
intervenciones inadecuadas, contrarias al bienestar del menor.
Sin duda, el lugar de la ley debe estar presente a través de

los foros de infancia y adolescencia.
Respecto a la mayoría de edad los

códigos Penal y Civil mencionan:
Artículo 646 del Código civil: “La mayor edad comienza a los
dieciocho años cumplidos”.
Edad de consentimiento para actividad sexual.
Artículo 262 del Código Penal: “Al que tenga cópula con per-
sona mayor de doce años y menor de dieciocho, obteniendo
su consentimiento por medio de engaño, se le aplicará de tres

meses a cuatro años de prisión.
33

Edad de consentimiento para contraer matrimonio
Artículo 148 del Código civil: “Para contraer matrimonio, el

hombre necesita haber cumplido dieciséis años y la mujer
catorce...
Capítulo II. Violación
Artículo 265 del Código Penal “Relación sexual con un niño”.

“Al que por medio de la violencia física o moral realice
cópula con persona de cualquier sexo, se le impondrá prisión
de ocho a catorce años.
Para los efectos de este artículo, se entiende por cópula, la

introducción del miembro viril en el cuerpo de la víctima por
vía vaginal, anal u oral, independientemente de su sexo.”
Artículo 266 del Código Penal “Relación con uso de violencia”.

“Se equipará a la violación y se sancionará con la misma pena:
1. Al que sin violencia realice cópula con persona menor

de doce años de edad.
2. Al que sin violencia realice cópula con persona que
no tenga la capacidad de comprender el significado
del hecho o por cualquier causa no pueda resistirla.
3. Al que sin violencia y con fines lascivos introduzca por
vía anal o vaginal cualquier elemento o instrumento
distinto del miembro viril en una persona menor de
doce años de edad o el significado del hecho, o por
cualquier causa no pueda resistirlo, sea cual fuere el
sexo de la víctima.
34

Capítulo III. Otras formas de abuso sexual de menores
Artículo 266-bis
Las penas previstas para el abuso sexual y la violación
se aumentarán hasta en una mitad en su mínimo y máximo,
cuando:
1. El delito fuere cometido por un ascendiente contra

su descendiente, éste contra aquél, el hermano con-
tra su colateral, el tutor contra su pupilo, o por el
padrastro o amasio de la madre en contra del hijastro.
Además de la pena de prisión, el culpable perderá la
patria potestad o la tutela en los casos en que la
ejerciere sobre la víctima.
Atículo 272
Se impondrá la pena de uno a seis años de prisión a los
ascendientes que tengan relaciones sexuales con sus
descendientes.
La pena aplicable a estos últimos será de seis meses a tres

años de prisión. Se aplicará esta misma sanción en caso de
incesto entre hermanos.
Artículo 259-bis
Al que con fines lascivos asedie reiteradamente a personas

de cualquier sexo, valiéndose de su posición jerárquica derivada
de sus relaciones laborales, docentes, domésticas, o cualquiera
otra que implique subordinación, se le impondrá sanción hasta
de cuarenta días multa. Si el hostigador fuese servidor público
35

y utilizase los medios o circunstancias que el encargo le
propocione, se le destituirá de su cargo.
Capítulo IV. Prostitución infantil.
Atículo 201
Al que procure o facilite la corrupción de un menor de
dieciséis años de edad o de quien no tenga capacidad para
comprender el significado del hecho, mediante actos de
exhibicionismo corporal, lascivos o sexuales, o lo induzca a la
práctica de la mendicidad, la ebriedad, el consumo de
narcóticos, a la prostitución, al homosexualismo, a formar parte
de una asociación delictuosa, o a cometer cualquier delito, se
le aplicarán de tres a ocho años de prisión y de cincuenta a
doscientos días de multa.
Cuando de la práctica reiterada de los actos de corrupción,

el menor o incapaz adquiera los hábitos del alcoholismo,
fármaco dependencia, se dedique a la prostitución, a prácticas
sexuales, o a formar parte de una asociación delictuosa, la pena
será de cinco a diez años de prisión y de cien a cuatrocientos
días de multa.
Si además de los delitos previstos en este capítulo resultase

cometido otro, se aplican las reglas de acumulación.
Artículo 205
Al que promueva, facilite, consiga o entregue a una per-
sona para que ejerza la prostitución dentro o fuera del país,
se le impondrá prisión de dos a nueve años y de cien a
quinientos días multa. Si se emplease violencia o el agente se

valiese de una función pública que tuviere, la pena se agravaría
hasta en una mitad más.
36

Artículo 206
El lenocinio se sancionará con prisión de dos a nueve años
y de cincuenta a quinientos días multa.
Artículo 207
El delito de lenocinio:
1. Toda persona que habitual o accidentalmente explote

el cuerpo de otra por medio del comercio carnal, se
mantenga de este comercio u obtenga de él un lucro
cualquiera.
2. Al que introduzca o solicite a una persona para que
con otra comercie sexualmente con su cuerpo le facilite
los medios para que se entregue a la prostitución
3. Al que regentee, administre o sostenga directa o
indirectamente prostíbulos, casas de cita o lugares de
37

concurrencia expresamente dedicados a explotar la
prostitución, u obtenga cualquier beneficio con sus
productos.
Artículo 208
Cuando la persona cuyo cuerpo sea explotado por medio
del comercio carnal, sea menor de edad, se aplicará al que
encubra, concierte o permita dicho comercio, pena de seis a
diez años de prisión y de diez a veinte días multa.
El proceso judicial: victimización secundaria del menor
En los casos de abusos sexuales, los niños, además de sufrir el

mal infinito de la agresión, sufren –posteriormente– el calvario
del proceso penal. No olvidemos que nuestro ordenamiento
jurídico no pretende, como finalidad primaria, la protección
del menor, sino que ésta aparece en un plano muy secundario,
supeditada al objetivo principal: la imposición de una pena al
autor del delito. El menor víctima de un delito sexual se va a
volver víctima de otro maltrato, el institucional.
En el análisis de cuáles son las deficiencias que existen en

nuestros procesos de investigación y de enjuiciamiento, se han
tomado en cuenta una serie de consideraciones que deberían
tenerse presentes a la hora de entender la realidad que vive el
menor cuando se acerca al Derecho Penal en busca de
protección.
En primer lugar, y como cuestión general, se ha de indicar

que, en la mayor parte de los casos de abusos sexuales
cometidos sobre un menor, el testimonio de éste constituye la
prueba fundamental, incluso la única, de que se dispone. Pero

¿qué valor otorga el sistema jurídico al testimonio infantil?
Puede afirmarse que existe una tendencia generalizada a
38

desconfiar de las declaraciones de los menores. El menor, a
priori, no es creído. Por esta razón, el menor es enfrentado a
interrogatorios múltiples. Los familiares, los policías, los
médicos forenses, el juez de instrucción, los abogados y todas
las personas que preguntan al menor van a intentar arrancarle
“la verdad”. El menor siente que está continuamente a prueba.
Finalmente, debemos tener presente que a la hora de

afrontar un problema como el abuso sexual infantil, nos
encontramos con una serie de barreras que van más allá del
fenómeno en sí, que al mismo tiempo, lo constituyen: los
miedos de la sociedad ante este tema que genera actitudes
defensivas, de rechazo y ocultamiento. La vergüenza y la
imposibilidad de comprender que algo así suceda, conlleva un
aislamiento aún mayor de los niños agredidos sexualmente, a
quienes se les deja a menudo solos ante el problema.
Podríamos decir que las actitudes sociales defensivas más

frecuentes son: negar u ocultar el problema, dudar de la
veracidad del relato del niño(a), considerarla como una fantasía
de éste, minimizar o vanalizar sus consecuencias, alarmarse y
afrontar de modo catastrófista las consecuencias de la
comunicación del hecho. Por parte de los profesionales, son
habituales el silencio, caracterizado por falta de detección, y
la inhibición en la comunicación y denuncia.
Estas actitudes se basan en una serie de miedos sociales y

de creencias falsas sobre el abuso sexual infantil.
39

Bibliografía:
American Academy of Child and Adolescent Psychiaty: El abuso sexual a los

niños 1998.
American Academy of Child and Adolescent Psychiatry Respondiendo al
abuso sexual a los niños y adolescentes. 1999.
Asociación de mujeres para la salud. Abuso Sexual: Incesto. Madrid.
BLUHM BURNS, JEANENE “Prevenir el abuso sexual”.
Código Civil y Código Penal del Estado de Jalisco.
CORONA GABRIELA, HERRAN GEORGINA, MARAHÌ RAMÓN. El abuso sexual
a menores en Guadalajara.
FINKELHOR DAVID. Abuso sexual al menor, causas, consecuencias y
tratamiento psicosexual. Ed. Pax. México. 1987.
FRANCO HERNÁNDEZ RICARDO. Abuso sexual en los niños: Educando a los
padres.
LAMMOGLIA ERNESTO. Abuso sexual en la infancia Cómo prevenirlo y
superarlo. Ed. Grijalbo, México, 1999.
RAMOS LIRA, SALDIVAR GABRIELA, MEDINA MARÍA ELENA, ROJAS ESTHELA,
VILLATURA JORGE Prevalencia de abuso sexual en estudiantes
y su relación con el consumo de drogas. Salud Pública, México
1998.
VOLNOVICH JORGE R. Abuso sexual en la infancia. El que hacer y la ètica.
Editorial Lumen. Buenos Aires, Mèxico, 2002.
40

Instituciones de apoyo en abusos sexuales infantiles
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Tel. y Fax 3614-18-62 C.P. 44100
Guadalajara, Jal., México.
Área de Coordinación de Extensión y Difusión
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Correo Electrónico: mailto:mcr3225@avantel.net mcr3225@avantel.net.
(Sugerencias y colaboraciones)


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CuadernoPEDAGOGIA 2.p65 1 12/6/04, 11:46 PM

Profra.Ana Bertha Guzmán Alatorre

Lic. Margarita Fernández Gómez

CuadernoPEDAGOGIA 2.p65 2 12/6/04, 11:46 PM

Hasta hace algunos años, el hablar de los temas relacionados

tratar este tipo de situaciones. Hoy en día es satisfactorio el

CuadernoPEDAGOGIA 2.p65 3 12/6/04, 11:46 PM

Es muy importante lo que este documento expone al aclarar

Las diferentes formas en que se manifiesta la agresión

Otro de los puntos importantes que se abordan es

esperados de justicia para la víctima y no para el delincuente,

CuadernoPEDAGOGIA 2.p65 4 12/6/04, 11:46 PM

Otro de los puntos que son señalados de forma muy

En el apartado de qué hacer en caso de enfrentarnos ante

Primero: la víctima no es responsable de los hechos ni de la

Segundo: la víctima no tiene por qué guardar el secreto, sobre

se requieren para poder enfrentar este tipo de

CuadernoPEDAGOGIA 2.p65 5 12/6/04, 11:46 PM

Tercero: la víctima no tiene por qué experimentar vergüenza

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CuadernoPEDAGOGIA 2.p65 6 12/6/04, 11:46 PM

Como todo acto de violencia, es un acto social, y sus

Abuso sexual infantil

CuadernoPEDAGOGIA 2.p65 7 12/6/04, 11:46 PM

• Mucho más frecuente de lo que la mayoría de las per-

Es la explotación de poder sobre los niños para la

Nuestro cuerpo nos pertenece, el cuerpo de cualquier

Conductas y prácticas que pueden incluirse

Abuso sexual sin contacto físico:

• Mostrarle los órganos sexuales de una manera

CuadernoPEDAGOGIA 2.p65 8 12/6/04, 11:46 PM

Agresiones asociadas al contacto físico:

´• Caricias o tocamiento de genitales, glúteos, senos,

• Implicar a menores de edad en conductas o actividades

Es importante, sobre todo, considerar que una conducta

CuadernoPEDAGOGIA 2.p65 9 12/6/04, 11:46 PM

Cabe hacer hincapié que cuando nos referimos al

¿Cómo se da el abuso sexual a menores?

El abuso puede ocurrir fuera del hogar por un amigo,

Existen ambientes familiares (incestuosos), por ejemplo, es

frecuente que el incesto una vez cometido hacia un menor en

CuadernoPEDAGOGIA 2.p65 10 12/6/04, 11:46 PM

Incestuoso Por conocidos Por desconocidos Edades de abusadores

Padre Vecino Abuso sexual Adultos

Datos representativos sobre la prevalencia.

Vale la pena mostrar algunos datos internacionales

La American Academy of Child and Adolescent Psichiatry

En España, con base en estadísticas de diferentes fuentes,

presentan unos porcentajes similares. En un balance de las 19

CuadernoPEDAGOGIA 2.p65 11 12/6/04, 11:46 PM

Este abuso es perpetrado por familiares en un 51%, en el

En estudios reportados en Centroamérica, se ha encontrado

En Argentina, el 92% de los abusos sexuales infantiles son

En México, datos de la Asociación Mexicana contra la

CuadernoPEDAGOGIA 2.p65 12 12/6/04, 11:46 PM

Abuso sexual infantil

CuadernoPEDAGOGIA 2.p65 13 12/6/04, 11:46 PM

b) Factores relacionados con las características del