Las Reformas Económicas de La Perestroika

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Mijaíl Gorbachov pretendía adaptar a la URSS con las reformas económicas

de la perestroika, pero terminó contribuyendo a su colapso.


 Fuente: Wikimedia
   
La perestroika  fue una reforma para liberalizar la economía llevada a
cabo en los últimos años de la Unión Soviética. Mijaíl Gorbachov llegó
al poder en 1985 y puso en marcha un ambicioso plan de políticas
aperturistas para potenciar el desarrollo económico del país y su
democratización al estilo occidental. Además de la perestroika
(‘reestructuración’ en ruso), enmarcada en las políticas
de uskoréniye (‘aceleración’), Gorbachov implantó la glásnost (‘apertura’ o
‘transparencia’), dedicada a reformas políticas. 

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Después de la muerte de Brézhnev en 1982 y de los breves mandatos de
sus sucesores, Andropov y Chernenko, que no lograron sacar a la URSS
del estancamiento social y económico, Gorbachov empezó a cuestionar
con estas reformas los errores soviéticos cometidos desde tiempos de
Stalin. Aunque no renegaba por completo del socialismo, sí dio los
primeros pasos hacia la economía capitalista que hoy domina el mundo,
incluyendo la Federación Rusa, sucesora legal de la URSS.

“Perestroika” y “glásnost” fueron primero conceptos ambiguos, que se


transformaron según los gobernantes cambiaban de estrategia. La
“reestructuración” pasó de significar una vuelta a los antiguos valores
socialistas a referirse al cambio de modelo hacia una economía de
mercado. La reforma era prometedora y necesaria para actualizar las
políticas de la URSS, pero la gestión política, en apariencia carente de
rumbo, dio lugar a un declive económico.
Rusos, georgianos y armenios siguen viendo con mejores ojos a Stalin
que a Gorbachov. Fuente: Statista
Entre las medidas económicas que anunció Gorbachov destacaron la
normalización del mercado de consumo, la descentralización del sistema,
la lucha contra la corrupción, la modernización industrial y la liberalización
económica. Estas se tradujeron en una liberalización de los precios, el fin
de la estricta regulación de los salarios y la desestatización y privatización
de las empresas.

Una gran reforma que precipitó el colapso


Con la perestroika y la glásnost, Gorbachov ganó simpatías dentro y fuera
del país. Sin embargo, el líder soviético había puesto en marcha estas
medidas en medio de duras presiones. Por un lado, intelectuales, políticos
y sectores más prooccidentales exigían una transformación más radical
hacia el sistema capitalista y elecciones libres. Por otro, los comunistas
sabían que estas reformas serían el fin del poder absoluto del Partido, y
tampoco fueron bien acogidas por la KGB y amplios grupos sociales
defensores del sistema socialista.

Para formar una opinión pública favorable a la perestroika, el Kremlin


lanzó una campaña mediática liderada por un aliado de Gorbachov, el jefe
de propaganda del Comité Central del Partido y llamado “arquitecto” de
la misma, Alexander Yakovlev. El objetivo era dar voz a personas hostiles
hacia el Partido, y así la prensa y la televisión empezaron a incluir posturas
contrarias al proyecto socialista.

Pero, aunque la liberalización económica y política pretendían adaptar al


país a la realidad internacional, no liquidar la URSS, el Estado soviético
tenía los días contados. La inestabilidad social y económica en Europa del
Este y el descontento se hicieron manifiestos en la caída del Muro de
Berlín y el resto de revoluciones anticomunistas de 1989, a las que se
sumaron las declaraciones de independencia de varias repúblicas
soviéticas como Lituania o Azerbaiyán ya en 1990.

Además, la legitimidad del Gobierno de Gorbachov se vio minada en


agosto de 1991 por un intento de golpe de Estado de la línea dura del
Partido y el KGB para evitar el colapso del sistema soviético. Todo ello
provocó ese año la desintegración de la URSS y del Pacto de Varsovia,
poniendo fin a la Guerra Fría. Pese a que se suele apuntar a las reformas
de Gorbachov, el exlíder soviético opinó en 2006 que el accidente nuclear
en Chernóbil de 1986 había sido “tal vez —más que la perestroika— la
verdadera causa del colapso de la Unión Soviética”. 

Gorbachov sigue siendo impopular en Rusia


En su último discurso como presidente, Gorbachov aseguró que la
perestroika permitió al país obtener libertad y contribuyó a la cooperación
y la paz mundial, y ahora afirma no arrepentirse de haberla puesto en
marcha.  Con todo, sondeos recientes en el espacio postsoviético
muestran que la ciudadanía recuerda las reformas de Gorbachov como un
error histórico,  y en torno al 65% de la sociedad rusa todavía las rechaza.
Preguntados por qué lamentaban la perestroika, los ciudadanos rusos
respondieron en una encuesta de 2020 que antes de 1991 eran un “país
fuerte y unido”, en el que “había orden”, las relaciones sociales “eran
mejores” y las personas “tenían confianza en el mañana”.

   
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