Sentencia # 1 - Laboral

Descargar como doc, pdf o txt
Descargar como doc, pdf o txt
Está en la página 1de 17

Ficha de la sentencia

Sentencia : 00074 Año : 2001


Expediente: 99-000205-0505-LA
Despacho: Sala Segunda de la Corte
Fecha: 31/01/2001
Hora: 9:30:00 AM
Tipo de sentencia: De Fondo
Redactor: Fernández Silva Alvaro
Clase de asunto: Proceso ordinario laboral
ß&Ø¥ß%

Ayuda

Texto de la sentencia

Por favor espere mientras se carga el texto de la sentencia...


Ir al final del documento
Exp: 99-000205-0505-LA
Res: 2001-00074
SALA SEGUNDA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. San José, a las
nueve horas treinta minutos del treinta y uno de enero del dos mil uno.

Proceso ordinario establecido ante el Juzgado de Trabajo de Heredia, por


CARLOS CAMPOS MORA , y vecino de Santa Rita de Grecia, contra
PRODUCTOS DE POLLO KORNELSEN DUECK SOCIEDAD ANONIMA ,
representada por su vicepresidenta Florence Kornelsen Dueck, administradora
de empresas y vecina de Santa Rita de Grecia. Actúan como apoderados del
actor el licenciado Manuel Enrique Zuñiga Urrutia, vecino de San José, y de la
demandada el licenciado Luis Guillermo Alán Alvarado, vecino de la Aurora
de Heredia, ambos abogados. Todos mayores y casados.

RESULTANDO:

1.- El actor, en escrito de demanda de fecha tres de julio de mil


novecientos noventa y nueve, promovió la presente demanda para que en
sentencia se condene al demandado, a lo siguiente: ² al pago de preaviso,
cesantía, vacaciones de toda la relación laboral, aguinaldo de toda la relación
labora, horas extras de toda la relación laboral, salario en especie, calculado en
un cuarenta por ciento sobre el salario mensual, debido al aporte del camión
para la ruta de ventas, una indemnización por daños y perjuicios de seis meses
de salarios caídos, de acuerdo al promedio que se llegue a determinar, de
conformidad al artículo 82 del Código de Trabajo y al pago de ambas costas de
esta acción. ² .
2.- El apoderado de la demandada, contestó la demanda en los términos
que indica en el memorial de fecha veintinueve de julio de mil novecientos
noventa y nueve y opuso las excepciones de falta de derecho, litis pendencia,
indebida acumulación de pretensiones, prescripción y caducidad, y la genérica
de sine actione agit.

3.- La señora Jueza, licenciada Roxana Hernández Araya, por sentencia


de las nueve horas treinta minutos del ocho de junio del año próximo pasado,
dispuso: ² De conformidad con lo expuesto, artículos citados, se declara SIN
LUGAR presente demanda Ordinaria laboral establecida por CARLOS
CAMPOS MORA contra PRODUCTOS DE POLLO PROPOKODUSA S.A. ,
representada por Florence Kornelsen Dueck. Se acogen las excepciones de
Falta de Derecho, y la Genérica de Sine Actione Agit. se rechaza la
prescripción, y caducidad. Las demás fueron resueltas oportunamente. Se
resuelva este asunto sin especial condenatoria en costas. ² .

4.- El apoderado del actor apeló y el Tribunal de Heredia, integrado por


los licenciados Carmen María Blanco Meléndez, Roberto J, Tanchez
Bustamante y Henry Madrigal Cordero, por sentencia de las once horas del seis
de octubre del año próximo pasado, resolvió: ² Se declara que no existen vicios
causantes de nulidad. Se confirma la sentencia por ser conforme a derecho. ² .

5.- El apoderado del accionante formula recurso, para ante esta Sala, en
memorial de data catorce de diciembre del año próximo pasado, que en lo que
interesa dice: ² Dicha resolución es totalmente contraria a Derecho ya que hace
un análisis superficial y errónea, a la luz de los principios que rigen el contrato
realidad y el elemento subordinación en sede laboral, de la prueba documental
y testimonial traída a los autos, Todo lo anterior hace que la Sentencia ahora
recurrida dé como resultado una interpretación errónea de la prueba y por ende
de los hechos que le sirvieron de sustento para llegar a unas conclusiones por lo
tanto erradas al no reconocer la existencia de la relación laboral que se dio
entre mi representado con la Sociedad demandada, por su trabajo como Agente
de Ventas, encubierto a través de una Sociedad Mercantil, requisito que la
demandada exige a cada persona que quiera trabajar con ellos.- Todo lo cual se
dio al interpretar erróneamente el fallo del Juzgado de primera Instancia, cuales
son: la Teoría del Contrato Realidad y el elemento Subordinación Jurídica.-
Como hecho primero tenemos que el Tribunal reconoce que este es un caso ²
frontera ² representado por aquellas situaciones en que resulta en extremo
difícil acreditar la concurrencia de esos tres elementos por ser la contratación
análoga a la laboral , por lo que se debe recurrir a la Jurisprudencia: para
permitir la utilización de dos fórmulas para reconocer la existencia de un
contrato laboral, la primera: 1.- Teoría del Contrato Realidad y 2- La
determinación única del elemento de subordinación.- Segundo: El Tribunal
interpretó erróneamente EL PRINCIPIO DE LA PRIMACIA DE LA
REALIDAD: Punto A, de dicha Sentencia. Al echar de este elemento como
base o fundamento de su fallo el Tribunal, tuvo como cierto y así concluyó que
no existía relación laboral, ya que el actor contrató trabajadores para prestar el
servicio de transporte, y venta de pollo, y lo hacía a través de una Sociedad,
como Camo de Santa Rita, S.A, para lo cual consideró entre otras cosas que el
contrato que a pesar de no haberse firmado, fue seguido por las partes.-
Primero: Serie de obligaciones, tales como transportar el producto, venderlo,
cobrarlo a contado, a crédito, depositar el dinero cobrado etc.- Segundo:
Asimismo y como punto medular en este análisis que hace el Tribunal; es que
para cumplir con los términos contractuales con la demandada el actor asumió
la ejecución de las actividades contratando ayudantes y aportando vehículos
por su cuenta y riesgo, con lo que aporto los medios de producción para su
actividad comercial y luego desarrolla toda una tesis sobre la Teoría de la
Empresa, sobre la base de un mal llamado contrato de Transporte para concluir
entonces que la actividad es netamente mercantil y no laboral.- Tercero: Sobre
este mismo punto desarrolla el Tribunal la tesis que el actor tenía una
discrecionalidad absoluta para conceder créditos y cobrarlos, así como para
cumplir con todos los términos del contrato de Transporte que las partes
siguieron a cabalidad a pesar de no haberse firmado y así se tiene como hecho
probados y consentido por las dos partes. ANALISIS SOBRE EL PUNTO A,
de dicha Sentencia: PRIMACIA DE LA REALIDAD: En relación al punto
primero , tenemos que las partes en la realidad siguieron un contrato de ²
transporte ² , que no es tal, primero porque no se limita al transporte de
mercancias, sino a diversas labores, TODAS PROPIAS DE UN AGENTE DE
VENTAS, Y ASI ES RECONOCIDO, pues se establecen labores como
recolección del producto, distribución, venta del mismo, a precios fijados por la
demandada, rutas también fijadas, autorización de créditos fijados, préstamo de
equipo, depósitos nocturnos etc. Y TODO FIJADO POR LA EMPRESA.-
Como los señores Magistrados se darán cuenta al ver las Cláusulas del mal
llamado contrato de transporte que se estableció entre las partes, sólo se
establecen obligaciones u órdenes de índole laboral para el señor Campos Mora
como Agente de Ventas de la demandada.- Este contrato no es más que un
disfraz de una verdadera relación laboral, al quererlo montar sobre una
Sociedad Mercantil.- La realidad es que la Empresa para protección exige la
formalización de estas labores mediante una Sociedad comercial con el fin de
evitar todo el costo de cargas sociales que ello implica.- En resumidas cuentas
la demandada creó en la realidad una ficción mediante una Sociedad pero su
verdadera intención, que es lo que debe tomarse en cuenta y que el Tribunal
interpretó erróneamente, era que la demandada quería contratar con un Agente
de Ventas encubierto por una Sociedad Mercantil, y que desde luego le impuso
una serie de obligaciones todas de carácter laboral, tanto es así que en la
Cláusula Décimo Tercera, advierte que esa relación no será laboral, como para
remarcar y ocultar definitivamente su verdadera intención.- En relación al
punto segundo , tenemos que en la ² la realidad ² la demandada contrató con
don Carlos Campos en lo personal, en Octubre de 1996, y así es reconocido y
probado por ambas partes, véase al respecto la contestación al hecho primero
de la demanda, donde se reconoce la formalización del contrato el día 1ero. De
Octubre de 1996.- En esa oportunidad se estableció el contrato en lo personal
con el actor, y así quedo debidamente demostrado con la prueba testimonial
que rindió el señor MANUEL ALVAREZ GONZALEZ, declaración que corre
a folio 38 frente, donde se demostró que la Sociedad demandada le exigía a don
Carlos una Sociedad para poder girarle el cheque, y quién en repetidas
ocasiones en su declaración señalo que la demandada exigía una Sociedad para
poder girar los cheques y eso lo hizo con todos los agentes de ventas, y que
además estuvo el actor casi un mes sin pago hasta que no pusiera la Sociedad a
responder.- Asimismo don Manuel Alvarez en su declaración señalo que él
comenzó labores con don Carlos en Noviembre de 1996, un mes después de
que Propokodusa contratara al actor.- De lo que se demuestra razonablemente
que don Carlos comenzó a laborar solo y que después por efectos del volumen
de trabajo contrató a otra persona y luego tiempo después puso otro camión.-
Lo que no desvirtúa en ningún momento la intención de la demandada en un
primer momento de contratar personalmente con don Carlos y luego disfrazarlo
a través de una Sociedad Mercantil. - En atención a los Principios que rigen el
contrato Realidad es la intencionalidad que la demandada demostró en un
primer momento con sus actuaciones a toda luz de mala fe para ocultar la
verdadera realidad, que era establecer como se dio una relación laboral. ² Véase
también de la Prueba testimonial evacuada, que don Carlos era el encargado,
PERSONALMENTE de facturar, vender, autorizar créditos y por último
depositar el monto de lo recaudado diariamente en el Banco de Costa Rica en
Grecia, todo lo anterior lo hacía don Carlos en forma personal, los recibos están
firmados por él, las facturas de venta, los depósitos etc. Lo único que hacía el
ayudante de don Carlos era bajar el producto del Camión, o sea la labor pesada,
dicha situación no resta mérito a la prestación personal del servicio, pues es
obvio y razonable, suponer que no todo lo podía hacer don Carlos, sobre todo si
tomamos en cuenta la distancia donde había que recoger el producto y el
volumen que se manejaba. El hecho que don Carlos contrató después otros
ayudantes no desvirtúa la realidad, ni la verdadera intención que la Empresa
demandada demostró para ocultar una verdadera relación laboral, como
ciertamente se demostró en autos, al respecto y como Ejemplo de una de las
incongruencias de dicha Sentencia, véase la declaración del testigo propuesto
por la misma demandada, señor BUENAVENTURA ARRIETA, (folio 42
frente y vuelto), quien tiene un trabajo igual al que tenía el actor, al señalar, ²
primero que es Agente Vendedor, que trabajaron bajo contrato, en los
requisitos la Empresa pone sus condiciones en las ventas.- EL SISTEMA ERA
POR MEDIO DE UNA SOCIEDAD, véase al final de esa declaración que hizo
don Buenaventura de buena fe y en aras de la verdad, al decir, ² si a nosotros
nos obligaban a tener una Sociedad, todos tenemos una Sociedad, Sí, debíamos
tener una Sociedad el contrato está a nombre la Sociedad no está en lo
personal. ² , pero que el Tribunal ignoró por completo y prefirió desarrollar
toda una tesis de la Teoría de la Empresa Comercial, con lo que interpretó
erróneamente la REALIDAD DE ESA RELACIÓN, es clara violación y
aplicación de los principios que rigen el CONTRATO REALIDAD, que
depende de la situación real, en que se encuentra un trabajador en la prestación
de un servicio y no depende de que las partes hubieren querido disfrazar.-
Véase asimismo la prueba para mejor resolver que aceptó el Tribunal, sobre la
CERTIFICACION DE LA DENUNCIA PENAL incoada por al demandada
contra el actor ante la Agencia Fiscal de Heredia, donde se demuestra
claramente y sin lugar a dudas de la relación personal que tenía el actor con la
Sociedad demandada, ya que la misma se plantea contra don Carlos Campos en
lo personal y lo define como Agente de Ventas de la demandada. En relación al
punto tercero , tenemos que en la realidad NO HUBO TAL
DISCRECIONALIDAD como equivocadamente lo reconoce el Tribunal.
Véase al respecto el contrato que siguieron las partes (folio 46 y siguientes),
todo lo cual ESTABLECE UNICAMENTE OBLIGACIONES PARA EL
ACTOR, véase la cláusula Cuarta de ese contrato, donde se establece que el
actor tendrá como responsabilidad vender el pollo, respetando las políticas de
la Empresa, tales como precio, dispuestos, Autorización de créditos, venta,
préstamo de equipo, zonas geográficas etc.- Y este punto el Tribunal solo
consideró la declaración del señor RAUL MENA, Gerente de la demandada, y
padre de esa forma de contratación y que es el único que dice de mala fe de la
discrecionalidad de los Agentes de Ventas, lo que por un lado contradice el
mismo, al señalar su declaración que el contrato se siguió a cabalidad en todas
sus cláusulas y por otro habla de la discrecionalidad del actor.- Dicho
testimonio lo tomó el Tribunal en un todo y en eso basó su fallo.- Debió
demensionar el mismo adecuado a la realidad del puesto que ostenta el señor
Mena como Gerente y más que él fue la persona que ingenió este sistema. De
no aceptarse su tesis su puesto podría caer por el eventual costo a la Empresa
que un fallo adverso ocasionaría. Y para confirmar aún más este punto, véase la
declaración del testigo propuesto por la demandada, señor BUENAVENTURA
ARRIETA ROJAS, DONDE SEÑALA CLARAMENTE QUE LOS
REQUISITOS LOS PONE LA EMPRESA SOBRE LAS VENTAS.- En otras
palabras no existió discrecionalidad, que sólo el Tribunal reconoció y con base
en la declaración parcializada y subjetiva del Gerente de la demandada.
Tercero: EN CUANTO A LAS DIRECTRICES. INEXISTENCIA DE
SUBORDINACION LABORAL. En relación a este punto el Fallo del Tribunal
define con certeza lo que es subordinación: “como un estado de dependencia
real, motivado en el derecho general del patrono de dirigir, de dar órdenes, de
fiscalizar la labor del trabajador, ya sea por sí o por medio de su representante y
como consecuencia la obligación del empleado de cumplir con esas
directrices”. Posteriormente y en franca contradicción con dicho concepto,
habla de varios contratos como el de Franquicia, Distribución, Suministros etc.,
confundiendo a las directrices u órdenes de este tipo de contratos, netamente
mercantiles con la subordinación.- Estos mismos contratos que menciona el
fallo de marras son de naturaleza, forma y ejecución totalmente diferentes al
contrato de Agente de Ventas que el actor tuvo con la Sociedad demandada,
para luego concluir que en razón de que estos contratos son mercantiles
entonces la relación del actor con la demandada también es mercantil, y ni
siquiera desarrolla esa tesis con la prueba que consta en autos, ni analiza las
características propias de la relación de don Carlos con la demandada.-
Simplemente y sin ningún sustento probatorio, define una serie de contratos
mercantiles, que no vienen al caso, para concluir erradamente que en este caso
no hubo relación laboral sino mercantil. ANALISIS SOBRE EL PUNTO B.-
SUBORDINACION. El punto central de este juicio es reconocer o no la
existencia de una relación laboral entre actor y demandada- En este sentido
debe analizarse a conciencia y a la luz de la realidad; la prueba traída a los
autos para determinar fehacientemente si en esa relación están presentes los
elementos característicos de un contrato de trabajo.- Como los señores
Magistrados se darán cuenta al analizar la prueba que el Tribunal ignoró en este
punto; lo importante en estos casos, es distinguir un contrato de trabajo de otros
de naturaleza distinta, diferente, para lo cual es indispensable echar mano de la
SUBORDINACION JURIDICA como elemento clave para reconocer esa
diferencia.- Dicho criterio lo ha sostenido al efecto esta Sala al señalar en su
resolución número 50 de las 14:30 horas del 3 de Abril de 1991,: “A mayor
abundamiento, echa mano la Sala del criterio Jurisprudencial que sostiene, que
la subordinación Jurídica es el elemento clave que ayuda a distinguir un
contrato laboral de otros de naturaleza diferente, representado en el sub-júdice
por la existencia de una dirección en las políticas y sistemas de venta por parte
de la demandada, vinculantes para los agentes y que revelan una dependencia
en la labor desplegada que no les permitía actuar de manera indiscriminada”
(EL SUBRAYADO NO ES DEL ORIGINAL).- En este sentido véase que al
reconocer el contrato de Transporte, como hecho probado y aceptado por
ambas partes, tenemos que el contrato que corre a folios 46 a 50, fue el marco
de la relación que se estableció entre ambas partes, siendo así, podrán darse
cuenta los señores Magistrados que dicho contrato denominado alegremente de
“transporte”, por un lado no corresponde a la definición de contrato de
transporte mercantil, regulado por la legislación comercial, tanto por su
contenido, como por la forma en se dio en la realidad; por un lado se dice que
su labor será de transporte, luego se dice que el transportista tendrá la labor de
vender, transportar, cobrar, dar descuentos, autorización de créditos venta o
préstamo de equipo etc.- SIEMPRE RESPETANDO LAS POLITICAS DE LA
GERENCIA DE LA EMPRESA.- Cualquier violación a esas políticas será
descontada del pago.- (ver al efecto cláusula Cuarta del contrato aceptado por
las partes, folio 46 frente).- En este punto surgen dos hechos debidamente
probados, que la Sentencia de marras ignoró por completo, primero por un
lado, no se trata de un contrato de transporte técnicamente hablando, sino de un
contrato de Agente de Ventas, y por otro lado, el elemento SUBORDINACION
JURIDICA QUE SE MANIFIESTA CLARAMENTE, no solamente en esta
cláusula, sino en todas del contrato, como su Autoridad se podrá dar cuenta,
TODAS LAS CLAUSULAS SON PURAMENTE OBLIGACIONES DE
INDOLE LABORAL A CARGO DEL “TRANSPORTISTA”, como la
demandada lo llama.- (ver cláusulas quinta, sexta, sétima, Octava, en fin todas
configuran claramente y sin lugar la subordinación jurídica que tenía don
Carlos con la Empresa.- No se encuentra una cláusula en que haya una
obligación por parte de la demandada, salvo el pago.- El agente vendedor tenía
la obligación de vender el producto, respetando las políticas de la Empresa, que
le fije, precio, descuento, zona geográfica, autorización de créditos, el depósito
nocturno de lo recaudado diariamente, etc. Asimismo la prueba documental
aportada es claramente manifiesta en este sentido.- Al respecto, véase de la
Prueba documental los documentos marcados con el número
4,6,7,8,9,10,11,12,15,16. - Todos documentos que prueban sin lugar a dudas el
carácter de subordinación que tenía mi representado con la demandada, como
por Ejemplo, en el punto 7, donde a través de un memorándum se hace una
amonestación al actor por extravío de una factura, directrices a seguir en la
confección de facturas, talonarios, depósitos etc., así en toda la prueba que
consta en autos.- Todo lo cual determina evidentemente el carácter de
Subordinación que el actor tenía con la demandada.- DICHA PRUEBA NI
SIQUIERA FUE OBJETO DE MENCION POR PARTE DEL TRIBUNAL. SI
LO ANTERIOR NO CONSTITUYE LA CONFIGURACION DEL
ELEMENTO DEL TRABAJO DENOMINADO SUBORDINACION
JURIDICA, entonces que los es?.- Todo este hecho fue ignorado por dicha
Sentencia, ni siquiera fue sometido a un análisis superficial del mismo.
CONCLUSIONES: En ese mismo orden de ideas, y después de un estudio
posterior de los elementos probatorios que corren en autos, y que el Tribunal ni
siquiera valoró, pues de un primer momento definió como mercantil, será
inequívoca la resolución de esta Sala de considerar la relación que tuvo mi
mandante con la demandada de orden estrictamente laboral, a pesar de haberse
encubierto por medio de una Sociedad Mercantil, procedimiento que muchas
Empresas en este país han seguido a fin de burlar “ a través de una
leguleyada” , los derechos de los trabajadores, como los del Estado, al dejar de
percibir millones de colones por concepto de cuotas patronales, Banco Popular,
Asignaciones familiares y de Riesgos Profesionales del Instituto Nacional de
Seguros. Estamos de acuerdo que dichas Empresa reduzcan los costos, pero no
en perjuicio de los derechos de sus trabajadores.- En virtud de lo anterior, el
Tribunal de Trabajo, Sección Segunda, ha sido firme al sostener que:
(resolución número 899 de las 14:20 horas de Octubre de 1991) “ En ese
sentido debe tenerse siempre presente que el Derecho de Trabajo se rige por el
principio de la primacía de la Realidad y no deben caer los Juzgadores en
apreciaciones erróneas o ligeras sobre situaciones que por su apariencia formal
lo que persiguen es desfigurar la realidad de una prestación de servicios para
hacerla parecer lo que en verdad no es.- Ciertamente con los elementos de
prueba que obran en el Proceso, al Tribunal no le nace ninguna dubitación
sobre la naturaleza laboral de la relación que unió a las partes en discordia al
tener por acreditado ESE PODER DE DIRECCION ejercido por el personero
de la demandada sobre el actor” (las mayúsculas son del suscrito). En ese
mismo orden ideas, de no desfigurar la realidad de la prestación de un servicio.
La Sala Segunda mediante Sentencia número 98 de las 14:40 horas del 11 de
Julio de 1990, señaló, “que el pago a través de una Sociedad Anónima no tenía
la virtud de eliminar la naturaleza laboral que unía a las partes”.- PETITORIA:
En ese sentido, y por ser la Sentencia aludida contraria a Derecho y la luz de
los principios que rigen el Contrato Realidad y a los hechos debidamente
comprobados que dan como resultado sin lugar a duda alguna a establecer la
existencia de la relación laboral entre don Carlos Campos y
PROPOKODUSA.- Solicito a esta Honorable Sala REVOCAR la Sentencia de
marras, reconociendo la existencia inequívoca de la relación laboral entre mi
mandante y la Sociedad demandada acorde a los principios de la Primacía de la
Realidad con fundamento en la interpretación correcta de la prueba que corre
en autos y no en la interpretación errónea, que tanto de los hechos como de los
principios, hizo el Tribunal Superior de Trabajo de Heredia.- En consecuencia
pido se sirvan DECLARAR CON LUGAR LA DEMANDA INTERPUESTA
POR DON CARLOS CAMPOS MORA CONTRA PRODUCTOS DE POLLO
KORNELSEN Y DUECK, S.A., en todos los extremos solicitados, por el
despido injustificado de que fue objeto al cancelarse la ruta sin previo aviso,
incluyendo el pago de ambas costas, pues el proceder de la demanda ha sido
desde el principio de mala fe, al disfrazar desde un principio la relación laboral
que definitivamente se acreditó en autos como los señores Miembros de la Sala
podrán apreciar de la prueba que corre en autos y acorde a una interpretación
justa de los hechos. ² .

6.- En los procedimientos se han observado los términos de ley.

Redacta el Magistrado Fernández Silva; y,

CONSIDERANDO:

I.- El apoderado especial judicial del accionante, muestra su disconformidad


con el fallo del Tribunal; pues, en su criterio, el Ad-quem incurrió en una
errónea interpretación de las pruebas aportadas a los autos, de forma tal que se
violentó el principio de primacía de la realidad y, según lo expone, también se
apreció erróneamente el elemento de la subordinación. Señala que, entre su
representado y la empresa demandada, medió una relación de trabajo; dado que
quedó debidamente acreditada dicha subordinación. A su juicio, la exigencia de
la sociedad demandada, de contratar únicamente con sociedades mercantiles,
constituye una forma de ocultar la verdadera relación subyacente; la cual,
según expone, es una de naturaleza laboral. Manifiesta que, del contrato
firmado por ambas partes, así como de la documental aportada, se desprende,
con claridad, que su cliente estaba sujeto a la accionada, por una relación de
dependencia; pues debía cumplir las directrices y las órdenes que le fueran
dadas, lo que no fue valorado por los juzgadores de primera y de segunda
instancias. Con base en esos argumentos, pretende la revocatoria del fallo para
que, en su lugar, se acojan las pretensiones de su representado.

II.- El señor Carlos Campos Mora planteó su demanda para que se


condenara a la empresa “Productos de Pollo Kornelsen Dueck, S.A.”
(PROPOKODUSA), a cancelarle lo correspondiente por el preaviso, la
cesantía, las vacaciones y el aguinaldo, correspondientes a toda la relación, las
horas extra, el salario en especie, los daños y perjuicios y ambas costas. La
representación de la sociedad demandada, contestó negativamente y planteó las
excepciones de falta de derecho, litis pendencia, indebida acumulación de
pretensiones, prescripción, caducidad y la genérica de “sine actione agit”, por
considerar que, entre su representada y el actor, no existió una relación de
trabajo; sino, más bien, una de naturaleza comercial; pues, inclusive, la relación
no era con él, en su condición personal, sino con la sociedad por él
representada (“Camo de Santa Rita, S.A.”). El juzgador de primera instancia
declaró sin lugar la demanda y resolvió sin especial condenatoria en costas, al
estimar que, el vínculo entre las partes, no tenía carácter laboral. El Ad-quem,
por su parte, al resolver la apelación planteada por el representante del actor,
confirmó lo resuelto.

III.- La presente litis, según los argumentos planteados por el recurrente,


exige determinar si la relación, entre el actor y la demandada, tuvo o no dicha
naturaleza laboral. Al respecto cabe señalar que, de manera reiterada, se han
establecido cuáles son, de conformidad con la ley, los elementos esenciales y
básicos, conformadores de una verdadera y típica relación laboral. El artículo
18, del Código de Trabajo, define el contrato laboral como aquél, en donde,
con independencia de la denominación que se le dé, una persona se obliga a
prestar, a otra u otras, sus servicios o a ejecutarle(s) una obra, bajo su
dependencia permanente y dirección inmediata o delegada; y por una
remuneración, de cualquier clase o forma. También establece una presunción
legal -la cual, desde luego, admite prueba en contrario, pues es iuris tantum -,
respecto de la existencia de un vínculo laboral, entre el individuo que presta sus
servicios y quien los recibe. La remuneración, de conformidad con el numeral
164 ídem, puede pagarse por unidad de tiempo, por pieza, por tarea o a destajo
y en dinero, en dinero y especie, por participación en las utilidades, ventas o
cobros que haga el patrono. Tres elementos son, entonces, los que, con
claridad, ayudan a definir jurídicamente el carácter o la naturaleza de una
relación de trabajo: la prestación personal de un servicio, que debe ser
remunerado, y que se desarrolle bajo subordinación, respecto del empleador .
Jurisprudencial y doctrinariamente, se ha establecido que, normalmente, tal
subordinación o dependencia, es el elemento fundamental para poder
determinar si se está, o no, en presencia de una relación laboral. Esto por
cuanto existen otros tipos de relaciones jurídicas, donde los elementos de la
prestación de los servicios o de la ejecución de obras y el de la remuneración,
también están presentes. De esa manera, generalmente, el elemento
determinante, característico y diferenciador, en la de naturaleza típicamente
laboral, es el de la subordinación; la cual, doctrinariamente, ha sido definida
como “ el estado de limitación de la autonomía del trabajador al cual se
encuentra sometido, en sus prestaciones, por razón de su contrato; y que
proviene de la potestad del patrono o empresario para dirigir la actividad de la
otra parte, ...”; “... es un estado de dependencia real producido por el derecho
del empleador de dirigir y dar órdenes, y la correlativa obligación del empleado
de obedecerlas...” por lo que basta “...con que exista no la posibilidad de dar
órdenes, sino el derecho de hacerlo y de sustituir su voluntad a la de quién
presta el servicio, cuando el que ordena lo juzgue necesario.” (CABANELLAS,
Guillermo. Contrato de Trabajo , Volumen I, Buenos Aires, Bibliográfica
Omeba, 1963, pp. 239, 243). (Sobre este tema, y respecto de asuntos
semejantes, pueden consultarse, entre otras, las sentencias de esta Sala,
números 221, de las 9:50 horas, del 28 de agosto; 284, de las 10:30 horas, del
25 de noviembre, ambas de 1.998; la 240, de las 9:00 horas, del 20 de agosto;
353 de las 10:00 horas; 354, de las 10:10 horas, ambas del 12 de noviembre y
385, de las 14:10 horas, del 10 de diciembre, todas de 1.999). Expuesto lo
anterior, procede, entonces, analizar las pruebas aportadas a los autos, con el
fin de tratar de establecer aquella verdadera naturaleza de la relación que unió a
las partes.

IV.- El principio general de Derecho Laboral, de “primacía de la


realidad”, que el recurrente reclama como violentado por el Ad-quem,
establece que “en caso de discordancia entre lo que ocurre en la práctica y lo
que surge de documentos o acuerdos, debe darse preferencia a lo primero , es
decir, a lo que sucede en el terreno de los hechos”. ( PLA RODRIGUEZ,
Américo. Los principios del Derecho del Trabajo , Buenos Aires, Ediciones
Depalma, segunda edición, 1.990, p. 243). (La negrita y el subrayado no están
en el original). Por esa razón, el contrato de trabajo ha sido llamado “contrato-
realidad” –aunque doctrinariamente se prefiere la acepción de primacía de la
realidad-; pues, tanto legal como doctrinaria y jurisprudencialmente, se ha
aceptado, de forma pacífica, que la relación de trabajo está definida por las
circunstancias reales que, en la práctica, se den y no por lo pactado
expresamente por las partes. En consecuencia, de conformidad con este
principio, en materia laboral, importa más lo que ocurre en la práctica que
aquello que, las partes, hayan pactado o lo que aparezca en documentos. En el
caso bajo análisis, las partes, aunque no constan sus firmas en el documento,
han admitido que la relación se desarrolló bajo las circunstancias descritas en el
documento visible al folio 46, denominado “Contrato de Transporte” y así
quedó claramente expuesto en el escrito de demanda. Con base en lo pactado,
la sociedad representada por el actor, en esencia, se comprometía a vender,
transportar y cobrar los productos de PROPOKODUSA. Para ello, debía
aportar un furgón con equipo de frío o sin él –según la prolongación de la ruta-,
y accesorios como luces, escalera, faldón y una romana colgante, cuya
reposición estaba a su cargo. El uso de éste, y del resto del equipo, sería
únicamente para transportar los productos aprobados por PROPOKODUSA y
debía asegurar el camión. Dentro de las responsabilidades, se encontraba la
venta del pollo, bajo las políticas de la Gerencia de PROPOKODUSA, entre
ellas el precio, las escalas de descuentos, la autorización de créditos, la venta o
el préstamo de equipo, la zona geográfica y otras. Además, debía recoger el
producto en el lugar indicado por la empresa productora y entregarlo a los
clientes, en perfecto estado; pues, su deterioro le sería rebajado del pago;
cobrar las ventas según los plazos estipulados, poner en conocimiento de la
empresa, cualquier anomalía suscitada con los pagos, que pudiera afectar la
recuperación del crédito y, bajo su responsabilidad estaba también el depósito
de los valores cobrados y, caso de robo o de pérdida, si mediaba duda, debía
cancelar la totalidad de dichos valores. Por otra parte, estaba bajo su entera
responsabilidad el completar la documentación –facturas, informes, liquidación
de ruta, etc.-, en el momento y según la periodicidad estipulada por
PROPOKODUSA y tenía que asistir a las reuniones, cursos u otras citas. Debía
también dejar limpio el camión, una vez acabada la ruta y, PROPOKODUSA,
podía hacer inventarios o arqueos, en cualquier momento. Por los principios
cristianos inculcados en los dueños de PROPOKODUSA –según lo expuesto
en el contrato-, se exigía a los transportistas una conducta intachable,
específicamente respecto de los clientes, con el personal de PROPOKODUSA,
con las personas en general, con el personal de la competencia; debían respetar
el reglamento de vestimenta y no fumar, todo con el fin de no dañar la imagen
de la empresa. Las mismas reglas debían cumplir los ayudantes contratados, a
su vez, por la empresa transportista. Bajo su responsabilidad estaba también la
de pagar cualquier multa, por infracción a las leyes de tránsito, o por cualquier
daño ocasionado. Se dejó claramente establecido que, la relación, no era de
naturaleza laboral y que la empresa transportista debía cubrir el pago de los
salarios, de las cargas sociales y de los seguros obligatorios de aquellos
trabajadores que la misma contratara. Se estableció, además, que la empresa
transportista debía encargarse de cubrir todos los gastos del transporte, como el
precio por combustible, repuestos, ayudantes, seguros, reparaciones, etcétera.
Se pactó que, el camión, debía estar en perfectas condiciones de
funcionamiento y de presentación. Luego, se fijó una comisión de diez
céntimos, por cada colón cobrado, respecto de la venta del producto; se indicó
también la ruta asignada –Grecia Centro- y se establecieron, por último, las
causales por las cuales podía ponerse fin al contrato. Por otra parte, del propio
dicho del actor y de la prueba aportada, se desprende que, el promedio mensual
de los ingresos, fue aproximadamente de 1.300.000,00 colones. Está
acreditado, también, que el accionante utilizó un camión, de su propiedad, para
realizar las labores que estaban a su cargo. Posteriormente, utilizó un vehículo
más para cumplir esas labores. Asimismo, está claro que utilizaba ayudantes en
el desempeño de sus tareas; pues así lo indicó en el escrito de demanda y
también así fue declarado por los testigos, aparte de que se trata de un hecho
evidente, por cuanto utilizaba dos vehículos, para poder cumplir sus tareas. En
ese sentido, especial importancia tiene la declaración del señor Manuel Alvarez
González (folio 38), quien indicó que él comenzó a trabajar, con el actor, en
noviembre de 1.996 y concluyó sus labores a finales de 1.998; es decir, un mes
después de que, el accionante, iniciara sus actividades con la demandada y
hasta el momento en que concluyó la relación. Indicó que era el actor quien le
pagaba su salario y que, después de algún tiempo, tuvieron que contratar un
nuevo camión, dado que la ruta era muy grande. El señor José Salazar Leitón
(folio 39), que se desempeñaba como despachador de pollo, declaró que, el
actor, en una época, no llegaba personalmente a retirar el pollo, sino que,
llegaba un camión, con dos personas, y decían que venían por el pollo
correspondiente al accionante. El señor Luis Gerardo Rodríguez Ramos (folio
40) declaró que el promovente tenía un ayudante, pero no sabía quien le pagaba
a éste y tampoco quien le daba las órdenes. Los demás testigos (folios 41-43)
declararon que, el actor, tenía ayudantes y, de manera general, se pronunciaron
sobre las generalidades de lo ya establecido en el contrato y expuesto por el
propio actor. Narrada así la realidad presentada, entre accionante y demandada,
procede ahora establecer la naturaleza de su vínculo.

V.- En la doctrina y en la jurisprudencia se ha presentado siempre la


dificultad de determinar la real naturaleza de cierto tipo de vínculos, a los
efectos de establecer si es laboral; o, por el contrario, si puede enmarcarse
dentro del Derecho Civil o del Comercial; dado que, como se dijo, dentro del
proceso de flexibilidad en la contratación, los elementos característicos de toda
relación de trabajo se ven desdibujados y el problema es aún mayor con el
proceso de relativización de la noción de subordinación –que constituye el
elemento más característico-; lo que produce mayor dificultad para establecer
la frontera entre el trabajo por cuenta ajena y el trabajo por cuenta propia; pues,
en muchos casos, la noción de dependencia no permite abarcar la diversidad de
formas que reviste el trabajo por cuenta ajena, donde en muchas ocasiones las
labores se desarrollan por cuenta propia, en cuanto a la forma de organizar su
trabajo, pero por cuenta ajena en cuanto al ámbito directivo y disciplinario.
(LOPEZ GANDÍA, Juan. Contrato de trabajo y figuras afines , Valencia, Tirant
lo blach, 1.999, pp. 9-12). En un sentido semejante se expresa Sanguineti
cuando señala que “ ... se asiste en la actualidad a una nueva fase en la
evolución de las formas de organización de los procesos productivos, dentro de
la cual asumen un protagonismo cada vez más amplio modalidades “externas”
de inserción en los mismos, escasamente utilizadas en el pasado... es el caso de
las nuevas formas “descentralizadas” de empleo,... La cada vez más extendida
puesta en marcha de estrategias de “descentralización productiva”, a través de
las cuales se persigue la obtención de los objetivos de la empresa, no por la vía
de la incorporación de trabajadores a su plantilla, sino a través de la
combinación de aportaciones parciales llevadas a cabo por empresas auxiliares
o por colaboradores externos, está dando lugar a un impulso hasta el momento
desconocido de formas de trabajo autónomo, las cuales están pasando a ocupar
parcelas cada vez más amplias del espectro productivo, las más de las veces en
desmedro del trabajo subordinado. / Si bien es cierto que esta tendencia a la
“exteriorización” o “satelización” de las actividades empresariales no puede ser
vista sino con cautela, puesto que es capaz de encubrir intentos elusivos de la
aplicación de las normas laborales a verdaderas relaciones de trabajo, no parece
que en todos los casos pueda darse este tratamiento al fenómeno. Como se ha
puesto de relieve, detrás del mismo se encuadran también trabajadores
autónomos auténticos, que laboran contando con su propia organización y
asumiendo los riesgos y beneficios de su actividad, cuya aportación a la
empresa no se realiza a través de la tradicional puesta a disposición de su
fuerza de trabajo, sino por la vía de la “coordinación de actividades”.... en los
supuestos de coordinación de actividades la vinculación de la labor del sujeto al
proceso productivo de la empresa comitente no se deriva del ejercicio por parte
de su titular de poder alguno de conformación de la prestación laboral, sino de
la estipulación de un específico “programa negocial”, dentro del cual se
inscribe como un medio para su realización. De allí que dicha coordinación no
excluya la autonomía de quien trabaja en cuanto a la elección de las
modalidades de ejecución del trabajo, y sea capaz de dar lugar a relaciones en
principio excluidas del ámbito de aplicación del Derecho del Trabajo. / El auge
de estas formas de coordinación es, de este modo, expresión de la progresiva
pérdida de centralidad del ejercicio del poder de dirección empresarial en el
desarrollo de los procesos productivos. Frente a éste están apareciendo otros
medios más sofisticados que permiten al empresario asegurarse igualmente el
resultado final del trabajo, que es lo que a fin de cuentas le interesa, sin
necesidad de recurrir a la constitución de una relación laboral en sentido
estricto... / Los nuevos trabajadores autónomos no desarrollan sus labores con
destino al mercado en general, sino de forma preferente o exclusiva en
beneficio de determinadas empresas, con las cuales establecen vínculos de
carácter más o menos estable o duradero. Esta circunstancia, sobre todo en los
casos en que el sujeto ejecuta el trabajo de manera personal, es capaz de dar
lugar a una situación de dependencia económica respecto de la empresa
comitente, muy semejante en cuanto a sus características a la que padecen los
trabajadores asalariados... Los procesos de “descentralización productiva”
generan, de este modo, una peculiar dinámica de sujeción económica, que
normalmente aparece disimulada detrás de la independencia de los trabajadores
en cuanto a la elección de los modos de ejecución de su trabajo.”
(SANGUINETI RAYMOND, Wilfredo. Contrato de Trabajo y Nuevos
Sistemas Productivos , Perú, ARA Editores, primera edición, 1.997, pp. 65-68).
Entonces está claro, y así se ha dejado establecido en otros pronunciamientos,
que cada decisión depende de las características propias de cada caso concreto;
por lo que no puede adoptarse una línea invariable, sino que se fijan parámetros
para poder determinar, según las circunstancias dadas, si se está o no en
presencia de un contrato de trabajo. La doctrina laboral ha estudiado el
denominado contrato de transporte –no idéntico en sus características a la
figura del auxiliar de comercio, denominado porteador y regulado por nuestro
Código de Comercio en los artículos 323 y siguientes-, el cual regula una
modalidad de trabajo autónomo o por cuenta ajena, en el cual, el transportista
es el encargado no sólo de trasladar la mercancía, sino también de realizar los
respectivos cobros y entregar los dineros a la empresa, a los efectos de poder
establecer el deslinde de éste, respecto de un contrato de naturaleza laboral; lo
cual resulta difícil, ante las nuevas modalidades de contratación. En cuanto a
este punto concreto se ha establecido que, el contrato de trabajo, regula el
intercambio de servicios por precio, que se realizan en condiciones de
dependencia y ajenidad, sin posibilidad de novación subjetiva en la persona del
trabajador. El contrato de transporte, por su parte, regula la obligación que
asume un empresario –porteador o transportista- de trasladar de un lugar a otro
y custodiar una persona o cosa determinadas, por el medio de locomoción
pactados. De esa manera, se desprenden diferencias en el elemento subjetivo;
pues, en el contrato de trabajo, el trabajador es insustituible; mientras que, en el
de transporte, este elemento puede ser sustituido. El objeto de los contratos
también es diferente, por cuanto en el de trabajo, el contrato hace al trabajador
deudor de su actividad y, en el otro, lo que se debe es un resultado. Luego,
también surgen diferencias en el modo, dado que, en el contrato de trabajo, el
trabajador actúa por cuenta y dependencia ajenas y, en el de transporte, el
transportista actúa por su cuenta y en régimen de auto organización. En
consecuencia, se ha concluido que no media relación de trabajo, entre quien
realiza el servicio de transporte y el que lo recibe, al estimarse, además, que
con la explotación del vehículo, el transportista, busca la obtención de una
suma superior a la que le correspondería a un trabajador de su misma categoría
profesional y en idéntico sector productivo. (LUJAN ALCARAZ, José).
Repartidores y Mensajeros: ¿contrato laboral o de transporte? , Madrid,
Editorial Tecnos, S.A., pp. 11-12). Sin embargo, en la doctrina emanada de los
tribunales españoles, tal criterio ha ido variando a través del tiempo e inclusive
la situación ha sido regulada por el legislador, de forma tal que se han
establecido, por ley, factores objetivos (como el título de propiedad y
determinado tonelaje del medio de transporte) para establecer una presunción
de exclusión de la laboralidad. Se ha dicho, también, que si el vehículo es
aportado por la propia empresa y ésta corre con los riesgos de la flota, relativos
al pago de averías, gastos de mantenimiento, impuestos, seguros, etcétera, se
trata de un indicio de la laboralidad. (López Gandía, op.cit. , p. 47). En cuanto a
este mismo tema, resulta de interés citar a Luján Alcaraz, en cuanto expone los
parámetros que deben tomarse en cuenta, al momento de determinar la
laboralidad o no de un determinado contrato. A esos efectos, señala que,
primero, debe valorarse la naturaleza personal del contrato de trabajo. En éste,
no es posible la sustitución del trabajador, por lo que el del carácter personal
del contrato de trabajo parece elemento suficiente, para poder deslindar
jurídicamente ambas figuras. En el laboral, el empresario adquiere la
disponibilidad sobre la energía de trabajo de una persona; en el de transporte, lo
que se demanda es el traslado mediante un medio hábil para ello, con
independencia de quien dirija el medio. Como segundo aspecto, señala que
debe tenerse en cuenta que el transportista obra por cuenta propia. Esto
significa que el transportista desempeña el papel de empresario; pues organiza,
por su cuenta y riesgo, los factores de la producción para la obtención de un
servicio que ofrece. Esto implica, en primer lugar, que él asume todo riesgo que
derive de la actividad de transporte , específicamente, que a su cargo se
encuentra la amortización, conservación y gastos propios del vehículo, así
como los pagos de seguros y las autorizaciones administrativas y que es
responsable, ante la empresa, por la carga ; sin embargo, estos últimos
aspectos, últimamente se han flexibilizado y han querido entenderse como una
compensación de suplidos por parte de la empresa y la normal responsabilidad
del trabajador, respectivamente. Dentro de este segundo aspecto, se incluye lo
relacionado con el lucro empresarial , pues se estima que el empresario busca la
obtención de un lucro especial y mayor al que obtendría como trabajador por
cuenta ajena; sin embargo, este aspecto en muy poco sirve como indicio de la
ajenidad del contrato. Luego, y como último punto dentro de este segundo
aspecto, se incluye el de la presencia del vehículo ; pues, se venía considerando
que, mediante la aportación del vehículo se manifestaba la condición de
trabajador autónomo. Sin embargo, este argumento ha variado, en el sentido de
que no existe contrato de transporte, cuando la aportación del vehículo no
constituye el elemento definidor y la finalidad fundamental del contrato. Como
tercer y último aspecto, debe verificarse si el trabajador es o no miembro de
una organización productiva dirigida por otro , por lo que ha de determinarse,
con independencia de la presencia del vehículo, si el transportista puede ser
calificado como elemento integrante de una organización ajena. Para ello es
útil, primero, identificar la actividad propia o principal de la empresa que
contrata el servicio de transporte y, segundo, identificar en el desarrollo de la
relación, rasgos típicamente laborales. Así, si el objeto de la empresa
contratante del servicio es precisamente esa, la del traslado de personas o cosas,
la actividad del transportista será laboral. Dentro de los rasgos, típicamente
laborales, es fácil apreciar si la relación fue “ intuitu personae” , cuando se le
niega la posibilidad de ser sustituido a su voluntad. En cuanto a este punto, se
considera que no puede considerarse contratado laboral a quien se auxilia en su
trabajo, por otra u otras personas. Debe determinarse también la presencia de la
nota de la dependencia, lo cual se deduce de circunstancias como las
siguientes: a) Cuando el transportista no puede usar su vehículo, la empresa le
facilita un medio alternativo de transporte. b) Cuando la empresa colabora con
el transportista, en el pago de su vehículo, o lo adquiera de la propia empresa.
c) La integración, aunque no sea absoluta, del vehículo entre los elementos
reales de la empresa; lo que se logra, por lo general, pintándolo con publicidad
de la empresa; la posibilidad de inspección del vehículo por parte de los
representantes de aquélla y la imposibilidad de ser destinado a otros usos. d)
Que, las obligaciones asumidas por el transportista, vayan más allá de las tareas
normales de transporte. e) Otros elementos que pueden ser tomados en cuenta,
para determinar la dependencia son: - que el transportista se encuentre a
disposición de la empresa, - que lleve en su vestimenta anuncios de aquélla, -
que pueda ser sancionado por la dirección de la empresa, para la cual presta el
servicio, - que exista sujeción a un horario, - que la libertad concedida al
transportista para organizar su trabajo sea reducida o nula, -que el transportista
venga disfrutando de concesiones empresariales típicamente laborales, como
las vacaciones, la suspensión del contrato, etc. Por último, en cuanto al
elemento típico de la ajenidad, su existencia puede determinarse si al
transportista se le retribuye mediante una suma fija; pues no correría riesgo
alguno. Se indica, también, que resulta difícil calificar como transportista
autónomo a quien no interviene en la fijación del precio. Otra forma de
determinar la ajenidad, es aquella que surge cuando la empresa cubre los
riesgos que pesan sobre los objetos transportados. Por último, debe recordarse
que existe una presunción legal, “iuris tantum”, en el sentido de que se presume
la existencia de una relación de trabajo, respecto de la persona que presta un
servicio y quien la recibe. Con base en lo expuesto, procede ahora analizar el
carácter del vínculo entre el actor y la sociedad demandada.

VI.- Ante las consideraciones expuestas, apartándose de las formas y


tomando en consideración el principio de primacía de la realidad, en el sentido
de que el contrato fue pactado con una sociedad anónima, representada por el
actor, y no con éste, en su condición personal, como lo ha argumentado la
demandada, la Sala logra concluir que, si bien en la relación que unió al
accionante con la empresa accionada, existen algunos elementos constitutivos
de subordinación, según los rasgos constitutivos de ésta, en relaciones de este
tipo, lo cual genera una mixtura entre ambas formas de contratación; lo cierto
es que, en el presente caso, no medió una prestación personal del servicio,
como lo exige la naturaleza del contrato de trabajo; el cual, como se sabe, es
una relación “intuitu personae”. Esto por cuanto, el mismo accionante
manifestó que, debido a la gran cantidad de tareas, tuvo que contratar a otras
personas para que le ayudaran con la distribución del producto y, de la misma
manera, señaló que tuvo que aumentar la cantidad de vehículos, utilizados en
su labor, debido al aumento de la misma. Por consiguiente, uno de los
elementos indispensables, para que se configure el contrato de trabajo –
prestación personal del servicio- no se dio y, por ende, no se está en presencia
de un contrato de trabajo. En el presente caso, se trata más bien de una pequeña
organización empresarial y otros elementos hacen pensar, más bien, en la
verdadera configuración de un contrato de transporte, tal y como se concibe por
la doctrina laboral. En efecto, primero que todo debe tenerse en cuenta que de
las pruebas, se extrae que, en la contratación, lo más importante no fue el
aprovechamiento de la fuerza productiva del actor, sino que lo fue la actividad
propia del transporte; tanto es así que, las labores, pudieron ser realizadas
también por otras personas, contratadas por el propio accionante. Se
configuraron también otras características, que hacen concluir que se trató de
un trabajador autónomo. El elemento de la retribución, en efecto, es
evidentemente mayor al que pudiera tener un trabajador dependiente; pues,
como se indicó, lo pagado ascendía a un promedio mensual de un millón
trescientos mil colones. Por otra parte, la actividad principal de la empresa
demandada, no consiste en el transporte; razón por la cual, no puede estimarse
al actor como un elemento fundamental, dentro de la empresa, de forma tal que,
sin él, ésta desaparecería. Asimismo, quedó claro que la actividad desarrollada
por el actor, corría por su propia cuenta; pues él asumía los riesgos derivados
del transporte; lo que demuestra la no ajenidad de la contratación. En
consecuencia, a pesar de que algunos elementos hacen ver una muy poca
subordinación, no se configura uno de los otros elementos indispensables, el de
ser una prestación personal; aparte de que, la mayoría de las características que
calificaron –en la realidad- la contratación, entre actor y demandada, hacen
visible una relación autónoma de trabajo, por cuenta ajena, por parte del
promovente; razón por la cual, necesariamente, debe concluirse que no medió,
entre la partes, una relación laboral.

VII.- De conformidad con las razones expuestas y en atención a los


concretos reclamos planteados, por el recurrente, debe confirmarse, en todos
sus extremos, el fallo impugnado.

POR TANTO:
Se confirma la sentencia recurrida.

Alvaro Fernández Silva

Jorge Hernán Rojas Sánchez Bernardo van der Laat Echeverría

Juan Carlos Brenes Vargas Grettel Ortiz Alvarez

dhv
Ir al inicio del documento

También podría gustarte