Chomsky y Gallego 2020 - La Facultad Humana Del Lenguaje
Chomsky y Gallego 2020 - La Facultad Humana Del Lenguaje
Chomsky y Gallego 2020 - La Facultad Humana Del Lenguaje
Resumen
Este trabajo proporciona un resumen general de algunos de los problemas actuales en
el campo de la Gramática Generativa, el estudio de la facultad humana del lenguaje.
Revisamos algunas ideas clave que este enfoque del lenguaje ha propuesto y
desarrollado, centrándonos en las propiedades básicas del lenguaje y sus
interacciones con otros sistemas. También señalamos algunas de las posibilidades que
un enfoque biológico del lenguaje ofrece para construir puentes entre la lingüística y
otras disciplinas científicas. A lo largo de la discusión tenemos muy presentes las
ventajas que tendría incorporar algunas de estas ideas en la Educación Secundaria, no
solo por el potencial valor intrínseco del conocimiento lingüístico, sino también por
el impacto de este enfoque en habilidades más generales (y competenciales) como
son observar, describir y comparar datos, razonar, argumentar, contraargumentar,
formular generalizaciones, analizar, sintetizar o inferir.
*
Este trabajo es una versión modificada de Chomsky et al. (2019). Para el lector que quiera
ahondar en estas cuestiones, recomendamos los volúmenes Bosque & Gutiérrez-Rexach
(2009) y Gallego (2016, 2020), que ofrecen una discusión más sistemática y detallada. Por
comentarios a una versión previa de este trabajo, estamos agradecidos a Ignacio Bosque,
Elena Ciutescu, Roberta D’Alessandro, Lourdes Domenech, Edita Gutiérrez, Jaume Mateu y
Francesc Reina. Este trabajo se ha beneficiado de las ayudas concedidas por el Ministerio de
Economía y Competitividad (FFI2017-87140-C4-1-P, Gallego), AGAUR-Generalitat de
Catalunya (2017SGR634) e ICREA (ICREA Acadèmia 2015).
1
lingüística). Contamos con evidencia considerable en favor de lo segundo, y en favor
de la hipótesis de que la facultad del lenguaje (y sus manifestaciones concretas, cada
una de las lenguas naturales: inglés, español, tagalo, warlpiri, etc.) es una capacidad
cognitiva exclusivamente humana cuya repentina aparición es relativamente reciente
en términos evolutivos (entre 120.000 y 200.000 años, según parece; cf. Bolhuis et al.
2014, Berwick & Chomsky 2016, Chomsky 2017b).
1
También significa intensional, pero dejamos de lado este término para simplificar la
exposición.
2
Estos conocimientos han recibido el nombre de COMPETENCIA (en inglés, competence), que
se introdujo como término técnico para evitar controversias (en su mayoría filosóficas) sobre
el concepto mismo de ‘conocimiento’. Evitamos el uso de COMPETENCIA, puesto que
actualmente se relaciona, especialmente en el ámbito educativo, con la ejecución de una
habilidad (cf. Bosque & Gallego 2018).
3
En la bibliografía, Lengua-I se opone a Lengua-E (donde la “E” significa externalizado y
extensional), “una colección de acciones, o proferencias, o formas lingüísticas (palabras,
oraciones) emparejadas con significados” (Chomsky 1986:19; cf. también Chomsky 2012a,
2017a). Pese a que se usa de manera frecuente, no es inmediatamente obvio qué expresiones
pertenecen a la llamada Lengua-E, así que no usaremos esta noción aquí.
2
El contraste de (1) no se enseña en los institutos ni en la mayoría de (por no decir
ninguno) los libros de texto de gramática. No obstante, es obvio para todo hablante de
español, y nos indica que la presencia del verbo inacusativo llegar en una estructura
pasiva viola algún principio.4
Lo mismo cabe decir acerca de los estudios de adquisición del lenguaje, que han
mostrado que los/as niños/as producen, de manera espontánea (sin estímulos ni
presiones externas), expresiones con características propias de lenguas naturales
distintas de la que se adquiere en el entorno. De manera crucial, nunca se producen
expresiones que violan principios gramaticales generales (de la GU; cf. Crain &
Thornton 1998, 2012, Crain et al. 2017), como los que afectan a la dependencia de las
estructura, que comentamos en la sección 5.5
Esta cuestión nos lleva directamente a uno de los principales argumentos en favor de
la perspectiva biológica del estudio del lenguaje: la POBREZA DEL ESTÍMULO (PdE; cf.
Chomsky 2012b y Berwick et al. 2011 para una revisión). La PdE se centra en la
observación de que los estímulos del entorno no determinan totalmente el desarrollo
de los organismos; en la mayoría de los casos, ni se acercan—por ejemplo, ¿cómo
determina el input nutricional de un embrión si esté se desarrollará dando lugar a un
gato o a un mono? Lo mismo puede verse en toda la biología (e.g., los genomas de
insectos y animales vertebrados dan lugar a diferentes aparatos visuales, complejos y
simples respectivamente, con independencia de los estímulos externos), pero también
en la adquisición del lenguaje.
Un ejemplo claro de ello es la diferencia entre orden lineal y orden jerárquico, sobre
la que volveremos más adelante. Toda expresión lingüística pronunciada o escrita es
un objeto unidimensional en el que las palabras aparecen en una relación de
adyacencia lineal—es decir, una detrás de la otra. Pero una expresión lingüística es
también un objeto complejo, n-dimensional, en virtud de relaciones jerárquicas
invisibles que pueden o no coincidir con un orden lineal determinado. Por ejemplo,
las oraciones de (2) y (3), pese a tener un orden lineal distinto (el SN objeto aparece a
la derecha del verbo en (2) y a la izquierda en (3)), tienen el mismo orden jerárquico:
4
Los verbos inacusativos son verbos intransitivos que expresan un cambio de estado o de
lugar. Su único argumento no se interpreta como agente de la acción (es un paciente o tema)
y al no poder asignar acusativo (y, por tanto, de tener Complemento Directo), no permiten
formar la pasiva. Para una caraterización más completa y accesible de estos verbos, véase
Bosque & Gutiérrez-Rexach (2008), Gallego (2016), así como RAE-ASALE (2009).
5
Pruebas similares nos las proporciona la creación espontánea de lenguas de signos de
niños/as sordos/as que no han tenido input lingüístico (cf. Feldman et al. 1978; Kegl. et al.
1999; Sandler & Lillo-Martin 2006).
3
(2) John has read the book [inglés]
John auxiliar leído el libro
‘John ha leído el libro’
En este trabajo exponemos nuestra visión de algunos de los aspectos más importantes
que deberían tenerse en cuenta para el estudio del lenguaje desde un punto de vista
biológico. Muchos de ellos, creemos, podrían incorporarse sin problemas en la
Enseñanza Secundaria. Ello permitiría a los/as adolescentes concebir el lenguaje no
solo como un medio de comunicación o de creación artística (dando sentido, al menos
en algunos países, a su estrecha relación con los enfoques instrumentales / aplicados /
comunicativos y literarios), sino también como una ventana hacia la mente humana y
un puente entre las Humanidades y las Ciencias.
4
que toda teoría que quiera dar cuenta de los rasgos de la capacidad lingüística humana
debe asumir: (i) la INFINITUD DISCRETA y (ii) el DESPLAZAMIENTO. Las unidades
léxicas (palabras) se combinan para dar lugar a objetos sintácticos (OSs, llamados
también “sintagmas”) de longitud potencialmente ilimitada, como en Alguien dijo que
tú crees que María piensa que…, y algunos de sus componentes pueden aparecer en
una posición diferente de aquella en la que se interpretan, como en ¿Qué crees que
comió María __ ?, donde Qué está ‘desplazado’ respecto de la posición en la que se
interpreta como argumento de comer (señalada con un guion bajo: __ )
(4) S (n) = n + 1
(5) ℕ = {0, 1, 2, 3, 4, …}
(6) Don Quijote piensa que Sancho cree que Dulcinea dijo que …
El sintagma nominal (SN) la espada se interpreta como paciente de la acción del verbo
extraer tanto en (7a) como en (7b), pero aparece en posiciones diferentes. En una teoría
en la que la interpretación de un sintagma viene determinada por la posición que ocupa,
debemos concluir que las oraciones (7a) y (7b) son, en el nivel de análisis relevante,
idénticas.7 Es decir, que la versión pasiva de (7b) es una versión transformada de la
activa de (7a), que puede considerarse como un estadio previo. De hecho, en español es
posible que el SN ocupe la misma “posición de objeto (objeto semántico)” (a la derecha
del verbo) tanto en la activa como en la pasiva, como se ve en (8):
7
Estamos asumiendo que existe una relación entre la posición en la que un SN se genera
(dentro de una estructura) y la manera en que se interpreta. Para ser concretos: adoptamos la
idea de que todo SN que se interpreta como paciente se ensambla por primera vez en una
posición hermana del verbo. Esa es la posición de los CDs de los verbos transitivos (He
enviado los regalos) y de los sujetos de los verbos inacusativos (Llegaron los regalos).
5
(8) a. Arturo [SV extrajo la espada ] de la piedra
b. Fue [SV extraída la espada ] de la piedra por Arturo
Para explicar las (a)simetrías de (7) (la espada se interpreta igual en ambas secuencias,
pero aparece en posiciones diferentes), hace falta un sistema computacional que
permita, en primer lugar, generar / construir (8b) y, en segundo lugar, desplazar el SN
la espada a la posición que ocupa en (7b). Dicho con otras palabras, necesitamos
reflejar formalmente qué sucede en nuestra cabeza cuando generamos estas secuencias
y por qué sucede lo que sucede: por qué la interpretación de (7a) y (7b) es
esencialmente la misma—las relaciones semánticas entre predicados y argumentos (las
“relaciones temáticas”; cf. nota 9) son idénticas en ambas oraciones, no así las que
afectan a la estructura informativa, que es sensible a la posición de los constituyentes (a
si el SN la espada aparece en una posición u otra, como es el caso).
De manera interesante, con las unidades de (9) también podemos construir (12),
donde el SN un caballo aparece desplazado (focalizado) a la izquierda.
6
ninguna operación adicional para dar cuenta de ese desplazamiento: si nos tomamos
la definición de (10) en serio, entonces tan solo tenemos que ensamblar L y K para
obtener (13). Eso es todo lo que necesitamos. En esa representación que tenemos en
(13) vemos que el SN un caballo aparece en dos posiciones: la inicial (donde se
interpreta como tema o paciente del verbo construir) y la final (en negrita, donde se
interpreta como el foco de la oración).
Si lo que hemos dicho hasta ahora es correcto, hay varias copias de los SNs en
negrita. Como mínimo, debe haber otra en la posición indicada con __ , pues es la
única manera para asegurar que el papel temático es, en todos los casos, el mismo que
7
tiene Ulises en Ulises construyó un caballo: el de agente de la acción de construir. La
existencia de dos copias daría cuenta de la dualidad interpretativa de los elementos
que se desplazan: una codifica la semántica temática9 (análoga a la de la lógica de
predicados) y otra la semántica relacionada con el discurso y las relaciones operador-
variable (que determinan si la estructura es una pregunta, una orden, etc.).
Este ejemplo del inglés resulta interesante, pues es ambiguo. Concretamente, (16)
puede interpretarse como una lista o como un sintagma (un objeto con estructura
jerárquica). Indicamos ambas interpretaciones en (17):
(17) a. Pez, pez, pez (o ‘Peces, peces, peces’ o ‘Pescar, pescar, pescar’)
b. Los peces pescan a los peces
Ya que la interpretación es diferente, el análisis sitáctico también tiene que serlo. Una
manera de reflejar la asimetría de (17) se basa en las representaciones de (18):
Como puede verse, hay una correlación entre que la estructura sea más compleja (en
(18b)) y que la interpretación también lo sea. Por tanto, que haya ‘más estructura’
implica que hay ‘más significado’. Una manera gráfica de ver la diferencia de (16) se
ofrece en las ilustraciones que reproducimos en (19):
9
Por “semántica temática” entendemos la parte de la semántica que se encarga de dar cuenta
de la interpretación que los predicados asignan a sus argumentos—por ejemplo, de
determinar si el SN el estudiante se interpreta como agente (en El estudiante protestó) o
como paciente (en El estudiante fue advertido). Véase el capítulo 3 de Gallego (2016) para
más información al respecto.
8
Más allá de lo evidente que resulta (19), nos parece crucial subrayar la importancia de
que, cuando hacemos análisis sintáctico (en cualquier nivel educativo), veamos que
hay una correlación directa entre analizar algo y la manera en que se interpreta—no
simplemente dibujar un árbol (o hacer nuestra representación favorita, con bandejas,
cajas o lo que sea). De hecho, y a diferencia de lo que pensamos que es la práctica
común, análizar debe ser sinónimo de entender.
Además del ENSAMBLE, ¿necesitamos otra operación para construir OSs? Todos
los fenómenos de concordancia de las lenguas naturales sugieren que existe una
operación que relaciona los rasgos de diferentes elementos de una expresión.
Podemos llamar simplemente CONCORDANCIA (en inglés, AGREE(MENT)) a tal
operación. Los trabajos recientes recogen la idea (tradicional, por otro lado) de que la
CONCORDANCIA es un proceso asimétrico, en el sentido de que uno de los dos
elementos que participan en él desencadena el proceso. El ejemplo paradigmático
proviene de la concordancia en número y persona que se establece entre un verbo
flexionado y un SN. En (20), el verbo derrotó concuerda con el SN Aquiles, y no al
revés, por lo que se considera que es el primero el que provoca la operación.
Tal manera de concebir la concordancia tiene sentido, pues los rasgos de género, número
y persona de los verbos (llamados rasgos-φ) no son interpretables, mientras que los de los
nombres sí lo son. Que los rasgos-φ de los verbos no se interpretan es un hecho—no hay,
por tanto, discusión posible. El morfema de plural del N libros nos indica que la
cardinalidad de elementos x, si x = libro, es superior a uno. No ocurre lo mismo, por
ejemplo, en cantan, donde la n final no indica que el evento de cantar se da más de una
vez. Lo que nos indica es que hay más de un individuo que lleva a cabo la acción de
cantar. Es extraño que el lenguaje esté diseñado de esta manera, con morfología que
aparece en elementos en los que no se interpreta. La gramática tradicional hablaba, en
tales casos, de “plurales concordantes”. Parece una imperfección, en el sentido de que
hay un elemento que está ahí aunque no se interpreta, no tiene significado. Y démonos
cuenta de que en miles de años de investigación lingüística (incluso hoy en día, nos
parece), ninguna de estas cosas se consideraban imperfecciones—o asuntos que
merecieran la pena ser investigados. Tales preguntas solo surgen cuando el lenguaje
empieza a estudiarse como parte de las ciencias.
9
(21) Servu -S puella-M amat [latín]
esclavo-nom chica -acu ama
‘El esclavo ama a la chica’
Tenemos, en suma, dos imperfecciones: los rasgos-φ de los verbos y los casos
estructurales (nominativo y acusativo). Un escenario ideal sería que ambas
imperfecciones estuvieran relacionadas; es decir, que la concordancia y las funciones
sintácticas asociadas a esos casos fuesen las dos caras de la misma moneda. Un
mecanismo que sirve para dar cuenta de esto es la CONCORDANCIA. Supongamos
que los rasgos-φ de los verbos asignan caso nominativo al SN que hace de sujeto, más
o menos como se indica en (23) y (24). En estas estructuras estamos asumiendo que
toda oración consta, al menos, de dos niveles: un nivel léxico (el SV) encargado de
codificar relaciones semánticas (si un SN se interpreta como agente, paciente o
destinatario) y otra gramatical, representada como “FLEX” (de “flexión”), que asigna
las funciones sintácticas (si un SN es sujeto o CD).
Este tipo de datos (y, de manera más general, por la existencia de morfología y de
variación lingüística) son uno de los motivos por los que se inventaron los lenguajes
10
Como demostró Jean-Roger Vergnaud en 1977, en una carta que recuperaba ideas
tradicionales con consecuencias cruciales para el desarrollo de la teoría lingüística
contemporánea.
10
formales. A diferencia de cualquier expresión de una lengua natural, fórmulas como las
de (21) no presentan morfología—ni desplazamiento:
(25) x = 2 + y3
Este es tan solo un ejemplo que ilustra que las operaciones básicas del lenguaje,
ENSAMBLE (externo e interno) y CONCORDANCIA, operan bajo factores ajenos al
orden lineal. La investigación de los últimos cuarenta años sugiere que el que una
palabra preceda o siga a otra linealmente no refleja necesariamente una relación
sintáctica básica—puede hacerlo, como en (27), o no, como en (28):
En las dos oraciones que forman el par mínimo de (27)-(28), queremos que el verbo
decir establezca una relación sintáctico-semántica muy cercana con el pronombre eso
(el paciente de la acción de decir), no con el adverbio siempre (un adjunto). De hecho,
las relaciones semánticas básicas son las mismas en ambas oraciones, lo cual se sigue
de manera natural si las relaciones sintácticas lo son también.11 Dicho esto, debemos
11
El ligamiento de las anáforas morfológicas proporciona otro argumento en contra de la
relevancia del orden lineal para los fenómenos sintáctico-semántico. El par mínimo de (i)
demuestra que la anáfora se debe tener un antecedente cercano (un antecedente que esté
dentro de su misma oración):
(i) Marta se critica a sí misma
(ii) *Marta dice que Juan se critica a sí misma
(i) y (ii) también podrían usarse para indicar que el antecedente (el SN Marta) debe preceder
linealmente a la anáfora. Ahora bien, el dato de (iii), que debe compararse con (i), excluye
esa posibilidad:
(iii) La amiga de Marta se critica a sí misma
11
explicar cómo el adverbio siempre puede aparecer entre decir y eso (algo que es
posible en lenguas como el español, pero no el inglés) sin que la relación semántica
entre el verbo y el CD se vea afectada.12 Una explicación plausible es que el orden
lineal se determina en el componente fonético, independientemente de los procesos
sintáctico-semánticos, y es ahí precisamente donde esperamos encontrar variación
lingüística. Si eso es correcto, la afirmación aristotélica con la que abríamos esta
sección, y sobre la que volvemos en seguida, debe matizarse.
A diferencia del léxico, que es un repositorio finito de unidades, los OSs de la Lengua-I
son potencialmente ilimitados, por lo que no es posible aprender todas las asociaciones
que se dan. Los emparejamientos de sonido y significado relevantes son, por tanto, el
resultado de un mecanismo generativo interno a la mente / cerebro, basado en la
operación básica de ENSAMBLE. Esta idea se plasma en la arquitectura de (29), donde
la sintaxis aparece conectada con los componentes fonético y semántico, encargados de
exteriorizar e interpretar los OSs generados por la operación de ENSAMBLE.13
En (iii) vemos que el antecedente de se (y sí misma) no puede ser Marta, sino el SN La
amiga de Marta. Eso demuestra que tampoco la relación entre anáforas y antecedentes
obedece a factores de orden lineal.
12
Con esto no queremos decir que (27) y (28) tengan un significado idéntico. En principio, el
foco de la oración de (27) es el adverbio siempre, y el de la oración de (28) es el pronombre.
Si eso es cierto, es más natural contestar (27) a una pregunta como ¿Cuándo dice eso María?
13
Es importante tener una arquitectura de gramática para entender cómo funcionan los
diferentes niveles de la lengua (sintaxis, léxico, fonética, etc.) y cómo se relacionan entre sí—
cuestiones que, por lo que sabemos, no se abordan en el aula de secundaria. (29) nos dice dos
cosas básicas: que el léxico proporciona unidades de trabajo a la sintaxis y que esta es la que
determina la semántica y la (parte de la) fonética de las expresiones lingüísticas.
12
(29) Arquitectura gramatical
LÉXICO
FONÉTICA
SINTAXIS
SEMÁNTICA
Los OSs construidos mediante ENSAMBLE dan lugar a representaciones a las que
pueden acceder aquellos componentes de la biología humana que intervienen en el
lenguaje pero que no son estrictamente lingüísticos: los sistemas conceptuales-
intencionales (o sistemas C-I, encargados de procesos de inferencia, interpretación,
planificación y organización de la acción, todo lo que podemos llamar informalmente
“pensamiento”)14 y los sensomotores (o sistemas S-M, encargados de externalizarlo,
mediante el habla o los signos). Por tanto, debe haber alguna operación de
TRANSFERENCIA (en inglés, TRANSFER) que envíe los OSs construidos vía
ENSAMBLE a la fonética y a la semántica, que hacen de interfaz (zona de
interacción) con los sistemas C-I y S-M.
14
La emergencia de una propiedad como el ENSAMBLE en la mente/cerebro de los seres
humanos proporciona un “lenguaje del pensamiento”. Estaríamos, por tanto, ante un sistema
generativo interno que construye pensamientos de riqueza y complejidad arbitrarios usando
recursos conceptuales seguramente disponibles en otras especies, las cuales carecen de la
capacidad de combinarlos de la manera apropiada. Este planteamiento atribuye la diferencia
clave entre humanos y animales a la sintaxis, aunque no es necesario ir tan lejos: incluso las
palabras más simples pueden expresar conceptos sin contrapartida en la cognición humana
(cf. Gallistel 1991, Fitch et al. 2005, y referencias allí citadas).
13
(30) [SC Cuántas monedas de plata [ dieron FLEX [SV los sacerdotes [ a Judas [
dieron cuántas monedas ] ] ]
Es necesario que la semántica pueda ‘ver’ que los argumentos de dieron ocupan
posiciones diferentes, puesto que solo así podrá asignarles interpretaciones diferentes:
los SNs los sacerdotes, cuántas monedas de plata y Judas se interpretan como
agente, paciente (o tema) y meta respecticamente.
Una idea tradicional sobre la TRANSFERENCIA es que se aplica cíclicamente: dada una
estructura [α [β [δ ]]], la TRANSFERENCIA afecta primero a δ, luego a β y finalmente a
α, de dentro hacia fuera. Esto implica que, cuando un OS construido se envía a las
interfaces, no puede modificarse más. Este proceso cíclico permite que las relaciones que
se han ido creando antes de la transferencia se preserven, lo que es un resultado óptimo.
Observemos que quiere decir esto en el caso de (20), repetido aquí como (31):
Desde luego, uno podría intentar basar el contraste en términos lineales y decir que si
un SN aparece a la derecha del verbo es paciente y si lo hace a la izquierda es agente.
Pero eso, simplemente, no funciona: Aquiles sigue siendo agente aunque aparezca a la
derecha del verbo en Derrotó Aquiles a Héctor o Derrotó a Héctor Aquiles, posibles
en español.
Cuando derrotó se combina con Héctor, se establece una relación entre esas unidades
(ambas están contenidas en un SV). Idealmente, esa relación no debería modificarse
más adelante—si lo hiciese, sería tanto como decir que la primera operación de
ENSAMBLE crea una relación que luego va a deshacerse o manipularse. Por todo
ello, la aplicación de ENSAMBLE debería tener lugar de la manera más simple
posible: por encima de la estructura (33b), no por debajo (33c). Aplicado así, el
ENSAMBLE no afecta el resultado de ninguna operación previa.
14
(33) a. ENSAMBLE (derrotó, Héctor) = [SV derrotó a Héctor ]
b. ENSAMBLE (Aquiles, SV) = [SV Aquiles [SV derrotó a Héctor ]]
c. ENSAMBLE (Aquiles, SN) = [SV derrotó [SN Aquiles a Héctor ]]
Veamos este aspecto con un poco más de detalle. Supongamos que el SN situado en
la posición más interna de (31) se reemplaza por un pronombre interrogativo.
Obtendremos, en tal caso, Aquiles derrotó a quién. Supongamos, a continuación, que
ensamblamos a quién con toda la estructura construida hasta ese momento
(internamente, por tanto). El resultado es (34), con dos copias del SN a quién.
15
Para más detalles sobre esta proyección, el lector puede consultar Gallego (2016). La
proyección SC se sitúa por encima de la flexión verbal (FLEX, en (23) y (24)) y proporciona
espacio estructural para conjunciones y otros elementos que indican modalidad y
subordinación.
16
Nótese que un análisis como el de (34) (o cualquier variante notacional) es necesario. Sí o
sí. Tenemos una situación análoga en casos como (i), donde, de nuevo, debemos relacionar
de alguna manera el pronombre quién con el verbo criticar:
(i) ¿Quién parece que María dijo que Ana piensa que ha criticado a todos?
Aunque quién ocupa una posición en la oración principal (la del verbo parecer), este
pronombre es el agente de la acción denotada por el verbo criticar. Si partimos de la idea de
que los complementos de un verbo se originan en la oración en la que tal verbo se encuentra,
entonces hay que asumir que el pronombre quién se origina en la oración de criticar y
después se ha movido hasta la posición que ocupa al inicio de la oración. Se han propuesto
muchas maneras de dar cuenta de esta dependencia a larga distancia, pero la única que no
debe estipular mecanismos adicionales se basa en el ENSAMBLE, una operación necesaria
por motivos independientes.
15
(35) Para qué x, x = una persona, Aquiles derrotó a x
Esta oración es ambigua entre una lectura en la cual cuándo se interpreta como
adjunto de decir y otra en la que se interpreta como adjunto de solucionar. La
ambigüedad podría solucionarse fácilmente si se pronunciase la copia inferior en la
posición relevante—dentro de K o de G, según tengamos una lectura u otra. Pero
parece que incluso cuando se aplica la operación de TRANSFERENCIA, la GU opta
por la opción más económica, pronunciando solo una copia, dejando factores
comunicativos de lado.
Esto nos lleva de vuelta al dicho aristotélico sobre el lenguaje como emparejamiento
de “sonido con significado”—o, como creemos que debería reformularse, de
“significado con sonido”. Este cambio de orden debería hacernos estudiar cómo se
conectan esos dos sistemas (la fonética y la semántica), tan diferentes entre sí. Por
motivos que ya han sido expresados en otro lugar (Berwick & Chomsky 2016 y
referencias allí citadas), la máxima de Aristóteles debería reflejar que la relación
sintaxis-semántica-sistemas C-I es óptima (menos compleja) si se compara con la
relación sintaxis-fonética-sistemas S-M. Esta idea se expresa en Chomsky (2014:7)
como la “Tesis T”:
(37) Tesis T
El lenguaje está optimizado solo en relación a la interfaz C-I [pensamiento],
con la externalización [manifestación externa] como un fenómenos secundario
16
La concepción moderna—que la comunicación es la “función” del lenguaje
[…]—, probablemente deriva de la creencia equivocada de que el lenguaje de
alguna manera tiene que haber evolucionado a partir de la comunicación animal,
a pesar de que la biología evolutiva no respalda tal conclusión, como ya dijo
Lenneberg hace medio siglo. Y las pruebas disponibles lo contradicen
contundentemente: en casi todos los aspectos importantes, desde el significado
de la palabra hasta la [infinitud discreta y el desplazamiento] en la adquisición y
en el uso, el lenguaje humano parece radicalmente diferente de los sistemas de
comunicación animal. También se podría especular que la concepción moderna
se deriva de las persistentes tendencias conductistas, que tienen poco mérito.
Cualesquiera que sean las razones, las pruebas que tenemos se muestran a favor
de la visión tradicional en la que el lenguaje es fundamentalmente un sistema de
pensamiento. [tomado de Berwick & Chomsky 2016:117]
La pregunta clave aquí tiene que ver, en el fondo, con las estructuras que los hablantes
generamos cada día (de manera creativa, espontánea). Galileo se sorprendió con esta
capacidad del ser humano, que está en el núcleo del cartesianismo, pese a que se le
prestaba muy poca atención, probablemente por la inercia de las explicaciones
existentes en la tradición (como veremos en la sección 4). Si alguien preguntaba sobre
la creatividad humana, la respuesta—en el pasado—se basaba en la “inducción” o la
“analogía”. Todavía se base hoy en día, sorprendentemente. Si eso fuese así, todo lo
que decimos cada día estaría basado en un ejercicio de memorización y repetición. Pero
nociones como la inducción o la analogía rara vez se analizan con detenimiento—se
acercan más a afirmaciones sin fundamento en el contexto de la presente discusión, ya
que no explican ninguna de las propiedades que estamos considerando. El lenguaje
humano es un sistema de infinitud discreta, como el sistema de los números, así que
debe implicar algún mecanismo combinatorio que forme objetos nuevos a partir de
objetos ya formados. Ese mecanismo es el ENSAMBLE, que no puede derivarse por
inducción, analogía, o cualquier noción equivalente.
17
como parte de la revolución cognitiva que se alejaba de los planteamientos
predominantes en la época, el conductismo y el estructuralismo:
Es útil, en este contexto, reflexionar sobre los orígenes de las ciencias en general (cf.
Chomsky 2012b). La revolución científica contemporánea empezó con la actitud, por
parte de unos/as pocos/as, de estar dispuesto a sorprenderse sobre las cosas cotidianas
que parecen totalmente simples y evidentes de la realidad que nos rodea. Sin ir más
lejos, el hecho de que una manzana caiga de un árbol (o que el vapor suba desde un
vaso de agua caliente) y por qué lo hacen a cierta velocidad (el Problema de Newton).
Durante miles de años, se asumió la teoría aristotélica—ridícula hoy en día, pero no
entonces—de que las cosas se mueven hacia su ‘lugar natural’. No obstante, cuando
los científicos del siglo XVII decidieron sorprenderse por hechos como ese,
preguntándose por qué el mundo funciona como lo hace, rápidamente se dieron
cuenta de que había muchos rompecabezas por resolver. Así, por ejemplo, Galileo
refutó la idea de que la velocidad de caída de un cuerpo era proporcional a su masa al
demostrar, en una mera disquisición teórica, que la aceleración de todos los objetos es
constante si se anula la resistencia al aire.
Cuando se abordan estas preguntas, aunque sea parcialmente, surgen otras, muchas de
las cuales carecen de respuesta todavía a día de hoy. Por ejemplo, ¿dónde está el 85%
18
de la materia (las llamadas “materia oscura” y “energía oscura”) del universo? Lo
mismo sucede, de manera trivial, con aspectos del lenguaje que parecen sencillos y
obvios, tanto que pueden parecer aburridos. Pero que las manzanas caigan de los
árboles también puede parecer, en sí mismo, aburrido.
No es normal que un/a estudiante—ni un adulto, para el caso—se pregunte por qué
existen elementos como it (vacíos de significado en su uso expletivo) en inglés (en
(38a)) o por qué los pronombres tónicos en posición de CD deben ser doblados por la
correspondiente versión átona en lenguas como el español (en (38b)):
¿Por qué suceden todas esas cosas? Sin duda, uno puede pensar que estas preguntas
no tienen demasiado sentido: lo que vemos en (38) simplemente sucede y ya está.
¿Qué tiene de interesante? En efecto, uno puede creer que no hay nada interesante en
ello, nada de lo que sorprenderse, nada que investigar. Sin embargo, si reflexionamos
un poco, veremos que todos esos hechos no han sido determinados por nadie (a
diferencia de si debemos decir anduve y conduje en vez de andé y conducí). El
escenario, entonces, es diferente. Si nada de eso ha sido fijado por una persona o una
institución, ¿por qué sucede? Y, ¿por qué sucede así y no de otra manera? La
pregunta es más interesante todavía al ver que son propiedades que no tienen una
lógica guiada por principios comunicativos.
Esas preguntas—y otras, sin duda—son interesantes, tanto como lo es la caída de las
manzanas de los árboles, si se plantean en esos términos, y permiten estimular la
curiosidad de los/as estudiantes. Más interesante es todavía, creemos, que no
tengamos una respuesta concluyente para muchas de ellas, algo que puede
interpretarse de manera positiva, sobre todo si la enseñanza de las lenguas, como
cualquier enseñanza, se concibe como un ejercicio que estimule la inteligencia
creativa. Por eso es necesario que, además de ser capaces de identificar el SN
demasiada ambición como CD de la oración como (39), el/la estudiante pueda
aportar argumentos formales que le permitan defender ese análisis—o de formular
principios que expliquen por qué (40), un ejemplo muy parecido, es imposible:
19
No es evidente para nosotros que este tipo de construcciones deban estudiarse con
detalle (a veces con análisis sintácticos complejos, en forma de árbol), sobre todo en
niveles de educación previos a la universidad. Tal vez sea más útil ofrecer una
caracterización más general y dejar los detalles técnicos del análisis sintáctico para
objetos más pequeños (cf. Bosque & Gallego 2016, 2018).
20
CONCORDANCIA (recuérdese el ejemplo de (22) más arriba). Veámoslo en el caso
del desplazamiento (ENSAMBLE INTERNO). Consideremos la oración interrogativa
total de (43), que se construye a partir de (42), donde indicamos la posición original
de dicen mediante ___ .
A partir de esto, uno podría pensar que la regla aplicada para construir (43) es (44):
La regla de (44) funciona a la perfección con oraciones en las que solo hay un verbo,
como (42). Sin embargo, cuando tenemos una estructura más compleja, como (45),
las cosas son más interesantes.
En este caso, la aplicación de (44) da como resultado (46), una secuencia agramatical:
orden lineal (p.ej., “invierte el orden de las palabras para formular una pregunta”). Hay
resultados que indican que tales lenguas hipóteticas no entran dentro de la variación que
permite la GU. De hecho, esas “lenguas inventadas” son tratadas por los hablantes como
ruido, no como verdaderos datos lingüísticos. En esos estudios se muestra que la actividad
cerebral es difusa (aparece en muchas áreas cerebrales), algo que difiere de lo observado en
el uso de las lenguas naturales (cf. Musso et al. 2003).
21
(47)
POSICIÓN DE
MOVIMIENTO DEL VERBO
Debemos concluir, por lo tanto, que de alguna manera los/as niños/as discriminan los
datos que presentan características del lenguaje humano (de entre todo el input que
reciben), y que estas no se rigen por orden lineal. Estamos ante otro ejemplo de PdE,
que se explica fácilmente con ENSAMBLE, pues esta operación solo es sensible a la
estructura jerárquica, no al orden lineal.
Antes de acabar, nos gustaría volver a las preguntas que el enfoque biológico del
lenguaje permite plantear, prestando especial atención a la segunda y a la tercera:
cómo se adquiere una Lengua-I y por qué es como es. La segunda nos lleva a al
menos tres factores que están necesariamente implicados en el crecimiento y
desarrollo de cualquier organismo o propiedad biológica (cf. Chomsky 2005): (i) la
dotación genética (en el caso del lenguaje, expresada en la GU), (ii) los estímulos
externos (la exposición a los datos de una determinada comunidad lingüística, con
todas sus complejidades: multilingüismo, diglosia, etc.) y (iii) leyes de la naturaleza
independientes del lenguaje que ‘canalizan’ su forma y desarrollo.
22
ciertos patrones de crecimiento y desarrollo de los órganos cognitivos (cf. Friederici
2017 y referencias allí citadas). Este es otro terreno donde, de nuevo, apenas sabemos
algo, demasiado poco para tenerlo en cuenta al estudiar la pregunta cómo.
En esta sección hemos centrado la atención en dos problemas que no pueden ser
abordados seriamente, ni siquiera planteados, desde un punto de vista no biológico: el
Problema de Platón y el Problema de Darwin/Wallace. Estos problemas nos han
llevado a considerar tres factores que parecen estar implicados en el desarrollo del
lenguaje, tal y como lo están en cualquier otro sistema de la naturaleza. Todo ello ha
puesto de manifiesto un aspecto que consideramos fundamental en la actitud científica:
la voluntad de asombrarse ante los fenómenos cotidianos y aparentemente obvios.
Esa voluntad es la que permite plantear preguntas como las que hemos puesto sobre la
mesa. Permite también establecer conexiones evidentes con disciplinas como la Física,
la Biología y las Matemáticas (cf. Uriagereka 2005 para ideas seminales al respecto).
Una consecuencia directa de esta aproximación científica, creemos, debería ser la
reducción de contenidos de gramática que se cubren en las asignaturas de lengua de
Secundaria, al menos en aquellos sistemas educativos en los que el estudio de la lengua
cubre desde los sonidos del lenguaje hasta el discurso. La ciencia avanza—y nosotros
comprendemos el mundo que nos rodea—haciendo preguntas sencillas sobre objetos
sencillos. Con esto no queremos decir que las asignaturas de lengua deban suprimir la
enseñanza de la gramática, sino que se debería, probablemente, revisar el número de
contenidos, haciendo que los que se vean se aborden con mucha más calma y
profundidad, desde un punto de vista biológico y transversal.
23
generalmente), y que plantea una serie de preguntas que pueden hacer del estudio de
la facultad del lenguaje algo interesante y lleno de desafíos. Por un lado, esa
perspectiva nos permite estudiar el rasgo más definitorio de la cognición humana (el
lenguaje y su relación con el pensamiento), por lo que es una verdadera “ventana
hacia la mente”. Por el otro, hace posible establecer relaciones transversales con
disciplinas científicas, como acabamos de decir. Las conexiones entre Lingüística y
Biología y Matemáticas se encuentra en los primeros trabajos del enfoque
biolingüístico, en los años 50 y 60 (cf. Lenneberg 1967, Chomsky 1956, 1959,
Chomsky & Miller 1963; cf. Benítez-Burraco 2009, Mendívil 2009, para una
discusión más reciente), pero también ha habido avances en relación con las posibles
interacciones con la Física y la Química en las últimas décadas (cf. Gallego & Martin
2018, Gallego & Gutiérrez en progreso para un repaso).
24
Lo dejamos aquí, aparcando muchas cuestiones que merecerían una discusión más
pormenorizada. Esperamos, no obstante, haber sabido transmitir la idea de que el
estudio del lenguaje desde un punto de vista biológico es una actividad con un valor y
un interés en sí mismos. Ese enfoque adopta muchas ideas de la tradición y las sitúa en
el contexto contemporáneo, permitiendo una conexión privilegiada entre el estudio de
la naturaleza de la misma cognición humana (lo que nos hace ser únicos entre las
especies animales; cf. Chomsky 2017, Berwick & Chomsky 2016) y las ciencias
experimentales, un escenario inexplorado en el que todavía hay muchas cuestiones que
abordar, muchos problemas que resolver, muchas cosas por las que sorprenderse.
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