Feeling Cubano

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Cantautores “Música para soñar por la oreja”

Pablo Milanés "Con todo respeto, estoy cansado de que me pregunten por la
Nueva Trova y verme obligado a responder durante años, como si fuera un
'fundador' de ella. Yo vengo de una generación anterior que realizó una nueva
canción muchos años antes que le pusieran sello oficial y que interrumpí
porque fui enviado a un campo de concentración estalinista. Cuando la
llamada 'Nueva Trova' se oficializó, yo hace 10 años que ya cantaba y componía"

Diario la tercera chile.


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El feeling es un género situado dentro de la canción cubana, que tiene una notable
influencia de la música norteamericana. Como su nombre lo indica, lo que el
trovador ofrece tiene sentimiento, emoción. Representó, al decir de Rosendo Ruiz
hijo, un movimiento renovador de fuerte raigambre trovadoresca. Sus principales
cultores eran de origen humilde y poco sabían de la técnica musical.

Ciertas tendencias vanguardistas del entorno sonoro internacional alcanzan a la


música popular cubana y en los años cincuenta influyen en acendrar una nueva
dinastía de cantautores, cultores con renovada criollez del estilo llamado feeling o
filin, que redimensionó el intimismo latente en la naturaleza trovadoresca, gracias
a la reconceptualización de recursos expresivos y original sentido.

José Antonio Méndez, César Portillo, Martha Valdés y Angel Díaz integran el
cuadrante fecundo de esta etapa, complementada y enriquecida por un artistas de
magistrales dotes, experimentador y pedagogo natural, enlace de este ciclo con su
precedente: Vicente González Rubiera (Guyún), decisivo reformador en su tiempo
y para mucho de lo que vendría después.

En este ambiente filinesco aparecen con un estilo peculiar las figuras de Pablo
Milanés y de Silvio Rodriguez, quienes irrumpen directamente en la nueva
estilística trovadoresca.

Jesús Gómez Cairo.

Genero situado en el contexto de la canción cubana. Surge, sobre la década del


cuarenta del presente siglo, como necesidad de transformación en la manera de
interpretar nuestro cancionero.

Es notable la influencia de la música norteamericana. Su nombre - del ingles -


indica que lo que se ofrece tiene sentimiento, emoción. «Represento - al decir de
Rosendo Ruiz , hijo - un movimiento renovador de fuerte raigambre trovadoresca,
ya que, como en la trova tradicional, - sus principales cultores cantan
acompañándose a la guitarra y en su gran mayoría eran de humilde extracción. Y,
al igual que los trovadores anteriores, poco sabían de técnica musical. » Desde la
década anterior, la música cubana había logrado resonancia universal. «La radio -
dice Ruiz - establece a trabes de los trovadores un dialogo, una comunicación con
los oyentes. Entran a la música cubana nuevos elementos expresivos. La melodía
abandona la quietud tonal, aborda las modulaciones y, armónicamente, sé amplia
el enlace de los acordes tonales y extratonales. Por su parte, la Charanga
danzonera utiliza nuevos recursos. El ritmo sincopado se impone en grupos de
alta calidad, como Arcano y sus Maravillas. Los viejos septetos de son se ven
sustituidos por el conjunto; se abandona mucho de la ejecución y el arreglista
comienza a jugar un papel primordial. Surgen canciones que se pueden considerar
antecedentes del feeling , creadas por Adolfo Guzmán, Bola de Nieve , Rene
Touzet , Margarita Lecuona , Facundo Rivero , Francisco Cuesta , Enrique
Pessino , Orlando de la Rosa , y otros. » En una casa del callejón de Hammel,
cerca de Infanta y San Lázaro, donde vivía el trovador Tirso Díaz, y sus hijos
Ángel y Tirso, se reúne el grupo del feeling integrado, principalmente, por Luis
Yánez, Cesar Portillo de la Luz, José Antonio Méndez , Nino Rivera , Ñico Rojas ,
Elena Burke , Froilan , Rosendo Ruiz , hijo, Aída Diestro , Frank Emilio ... El feeling
fue un movimiento amplio, una obra de conjunto. En su integración intervinieron
autores, interpretes, contando con el decisivo aporte de arreglistas, entre ellos
Bebo Valdés , Nino Rivera, Pedro Justiz, Peruchin. «Musicologicamente - prosigue
Ruiz- puede decirse que en las canciones del feeling la melodia es consecuencia
de la amplia gama de recursos técnicos que caracterizan a la trova tradicional
(desarrollada por lo general en el marco de un tranquilo diatonismo) y aborda el
impresionismo debussista, que llegaba pasando por el filtro de la música
norteamericana. La canción, temáticamente, se hace intima, llena de imágenes,
poética. Mas que cantarse, se expresa, se dice [...] dando libertad al interprete.

Helio Orovio

Hace un tiempo, en un bar de La Habana, un hombre ebrio le pidió a César Portillo


de la Luz: «Oiga viejito, cante esa que canción de Cheo Feliciano, esa que gusta
tanto». Se refería a Tú, mi delirio, un tema de César Portillo que, además de Cheo
Feliciano, también han cantado Cristina Aguilera y María Bethania.

César, desde la paciencia que lo caracteriza, le respondió al cliente: «Se la voy a


cantar porque esa canción más que a mí mismo, le pertenece a todos los
cubanos, a todos los que en el mundo la escuchan».

Las canciones del movimiento cubano llamado feeling han trascendido la escena
nacional. Muchas estrellas de primera magnitud las interpretan: Charles Aznavour,
Luis Miguel, Michael Bolton. Basta hablar de un número antológico, La gloria eres
tú de José Antonio Méndez, y ya no hay más que mencionar.

El feeling, como su nombre lo indica, es un género de canción que privilegia el


sentimiento por encima de cualquier otra cosa. Surgió en Cuba a mitad del siglo
XX, muy influenciado por el jazz.

Entre sus antedentes directos pueden citarse algunas obras de Bola de Nieve,
Adolfo Guzmán y Orlando de La Rosa. El feeling tuvo una fuerte raigambe
trovadoresca y sus representantes cantaban acompañándose por la guitarra.
Muchos de ellos carecían de instrucción musical académica.

Comenzó en la casa del trovador Tirso Díaz, cercana al callejón de Hamell. Allí se
reunían Portillo de la Luz, Méndez, Ñico Rojas, Elena Burke, Rosendo Ruiz (hijo),
Aida Diestro y Frank Emilio. Después se sucedieron los hechos que llevarían al
feeling a la fama. Uno de ellos fue la fundación, en 1952, del cuarteto D´Aida el
cual integró las voces de Aída Diestro, Moraima Secades, Omara Portuondo y
Elena Burke.

Fuente: Guía Cuba

Decir el sentimiento

Acaban de poner en mis manos un disco libro titulado Feeling/Cuba y se trata de


una de esas adquisiciones, que enseguida quiere uno compartir con los amigos
más cercanos y hasta con los desconocidos y potenciales amantes de las buenas
canciones. Es el tercero de la Colección Perlas del Caribe (anteriormente salieron
Los Van Van y Benny Moré), editados por Simone Massai bajo licencia de
EGREM.

En la segunda mitad de los años cuarenta del pasado siglo, La Habana, esta
ciudad suspendida en la poderosa urdimbre de diversas músicas, dio cobija a la
aparición después conocida como "Movimiento feeling". Fueron en principio las
reuniones de jóvenes amigos, a escuchar canciones de la vieja trova y del jazz
llegado de Estados Unidos y también a poner sus primeras composiciones, que
mostraban ya una inexplicada diferencia.

Eran descargas en sus propios hogares, distinguiéndose entre ellos la casa de


Tirso Díaz en el Callejón de Hammel, donde su hijo Ángel, en complicidad
creadora, fue capaz de convocar a quienes no se tardaría en denominar "Los
Muchachos del Feeling": César Portillo de la Luz, José Antonio Méndez, Ñico
Rojas, Jorge Mazón, Rosendo Ruiz Quevedo...

El feeling estableció entre los compositores la tentación por las armonías difíciles y
una lírica orgánicamente apegada a la conversación diaria. Los eternos grandes
pequeños temas de la canción cubana se mantenían en las nuevas composiciones
de los filineros, casi siempre surgidas al amparo de la guitarra. Lo diferente era el
lenguaje, de donde habían desaparecido las rimbombancias, para proponer el
diálogo con la persona amada. Para decir la canción a la criatura de enfrente y no
a una multitud.

Esta vertiente de la música cubana tuvo su apogeo creativo en la década del


cincuenta y llegó a la más alta popularidad después de 1959, momentos en que
comenzaba el reconocimiento a la joven Marta Valdés, a quién le tenemos que
agradecer algunas de las páginas indispensables del más apretado catálogo del
feeling. Y cuando un muchacho de Bayamo llamado Pablo Milanés se residenció
en La Habana y empezó a descargar con sus canciones iniciales, que estaban
creadas bajo la advocación del feeling y al mismo tiempo anunciaban otro hito de
la canción de la Isla, aún sin nombre, llamado varios años después la "Nueva
Trova".

El disco libro Feeling/Cuba brinda la posibilidad de profundizar en todo lo que le


vengo refiriendo. Además de una copiosa cantidad de fotos que funcionan en el
volumen, como un mural gráfico de la historia de este movimiento, se incluyen
cuatro textos redactados por tres de los más destacados conocedores de la
música popular cubana. Mis colegas Leonardo Acosta, Helio Orovio y Sigfredo
Ariel. Leonardo, músico, investigador y gozador testigo, ha escrito: El movimiento
del feeling (Años 40 – Años 60) y Helio a quien también le da la edad para ello,
cuenta sus propias aventuras de descubrimiento y andaduras paralelas en un
texto llamado La Habana tiene feeling. Desde su niñez, Sigfredo que nació al inicio
de los años sesenta, cuando esta música, como ya he escrito estaba en el
apogeo, comenzó a entrar en el goce indagador de ella y por eso ahora puede
escribir La poética del feeling y El feeling en discos.

Como colofón Feeling/Cuba tiene un CD con veinte tracks, donde figuran la


mayoría de las más significativas canciones de los más trascendentes
compositores filineros, interpretados por ellos mismos y por los intérpretes que con
mayor altura han cultivado ese repertorio.

Casi sesenta años después de irrumpir en el contexto cultural cubano, este


puñado de composiciones, es testimonio de que el feeling no fue un alumbrón
fugaz en nuestra música, sino que permanece como una necesidad espiritual y se
ha convertido en un modo de ser de los cubanos . Para ello se juntan en el CD
Ángel Díaz, José Antonio Méndez, César Portillo, Tania Castellanos, Niño Rivera,
Piloto y Vera, Rosendo Ruiz Quevedo, Marta Valdés...con el Conjunto Casino,
Cuarteto D'Aida, Elena Burke, Fernando Álvarez, Ela Calvo, Frank Domínguez y
una larga lista que están diciendo sus (nuestros) sentimientos en una descarga
interminable.

Bladimir Zamora Céspedes (La Jiribilla)

El Filin. El sentimiento del pueblo cubano hecho canción


Textos: Graciela Guzmán,
Fotos: José Oller
"Filin era tener algo propio, un sello, una onda del tiempo y del gusto, del buen
gusto de la época", aseguraba José A. Méndez.
Lo buscábamos cantar bien o cantar lindo, sino comunicar con belleza algo. Toda
manera de interpretación que logra entregar un mensaje, una emoción, es una
buena forma de cantar”, ha expresado uno de los pilares del filin, César Portillo de
la Luz, autor de "Contigo en la distancia", una de las más bellas y conocidas
canciones de este género. Estudiosos de la música cubana dicen que este estilo
nace en los años de la década de los 40. En el filin se concentraron elementos
que, surgidos de una manera de interpretar, llegaron a definir, por sí mismos, una
especie o género folclórico urbano. Los "filineros" utilizan ciertas licencias en el
tiempo, ciertas inflexiones de la voz a manera de portamentos finales, así como la
adición de ornamentos melódicos y una tendencia de la canción dicha,
conversada. En el filin lo que se dice debe ser acentuado por el giro melódico. En
los años 40, la música cubana ocupó un lugar preponderante en el ámbito del
Caribe. Existía una fuerte interrelación de los músicos cubanos con México. Hacia
allá saltó el bolero cubano y se juntó con la canción yucateca de carácter
romántico y sentimental. Influyeron fuertemente en los "filineros" ambas
expresiones musicales e importantes compositores mexicanos como Agustín Lara
(“Solamente una vez”) y Consuelo Velásquez (“Bésame mucho”), y tantos más.
“Filin quiere decir sentimiento”, expresó poco antes de su muerte en 1989 José
Antonio Méndez, uno de sus grandes creadores, muy querido y recordado por el
pueblo cubano. “Uno podía tener la voz ronca, o incluso poca voz, pero si decía
algo que llegara, tenía filin”. Y agregaba José Antonio: “Así surgió este estilo, cada
vez que uno ponía una novenilla o una séptima, se decía, ¡ah, esa cosa tiene filin!
Esta forma de música se debe cantar con honestidad, sobre todo, ponerle corazón
e intelecto”, “ para nosotros, filin era tener algo propio, un sello, una onda del
tiempo y del gusto, del buen gusto del época”.

EL GRAN SALTO La canción filin llegó a su cumbre en esa primera etapa –inicios
de la década del 50- cuando el Conjunto Casino comenzó a interpretar sus temas.
Empezaron con las composiciones que escribían los autores pioneros: César
Portillo de la Luz y de José Antonio Méndez. La creación de una editora musical
propia "Musicabana" fue otro paso importante en la difusión del filin. Según cuenta
Rosendo Ruiz, hijo: “Teníamos nuestra propias ideas y buscábamos que las
canciones que creábamos se oyeran”, “ contamos en ese momento con el apoyo
de Lázaro Peña, conocido dirigente sindical, y su compañera Tania Castellanos
quienes eran admiradores de nuestra música. Él explicó la necesidad de constituir
una editora musical cubana con el fin de agruparnos y defendernos mejor. Nos
reuníamos Lázaro, Niño Rivera, César Portillo de la Luz, Luis Yáñez, Jorge Mazón
y Pablo Reyes, y fundamos la Asociación Editorial Musicabana”. Allí se dieron a
conocer muchos nombres nuevos que surgieron en aquella época, como los
grandes Piloto y Vera, Marta Valdés, Ricardo Díaz, Tania Castellanos y muchos
más.

UN LUGAR EN LA HABANA Los principales compositores e intérpretes se


presentaron en renombrados lugares de la época : el "Sherezada", cabaret del
Capri, el Hotel Internacional de Varadero, en el Pico Blanco del Hotel St. John’s ...
Por el ambiente y tradición creada, el Pico Blanco en 1981 pasó a ser un lugar
exclusivo de este atractivo movimiento musical, el que llamaron el "Rincón del
Filin". En una primera etapa fueron sus anfitriones José Antonio Méndez, César
Portillo de la Luz y Ángel Díaz, y en los últimos años, a partir del 92 continúa a
cargo de Ángel, que es quien mantiene vivo y vigente el filin en este pedacito de
cielo, en el Hotel St. John’s.

JOYAS DEL FILIN Existen piezas antológicas del filin reconocidas


internacionalmente. Quién podría olvidar canciones como: "Tú, mi delirio", de
César Portillo de la Luz. "En nosotros", de Tania Castellanos. "Tú me
acostumbraste", de Frank Domínguez. "Duele", de Piloto y Vera. "Hasta mañana,
vida mía", de Rosendo Ruiz Quevedo. "Tú mi rosa azul", de Jorge Mazón. "Tú, mi
desengaño", de Pablo Milanés.

EL FILIN TIENE ÁNGEL

Me da tristeza contemplarte Triste,sola No queda ya de lo que fuiste Nada,nada...

Sólo se escuchan las notas íntimas y cadenciosas de "Rosa Mustia", interpretada


por Ángel Díaz, esa cálida velada en el "Rincón del Filin", en el Pico Blanco del
Hotel "St.John's", en La Habana. Cada noche, Angelito –como se le conoce en el
mundo musical cubano- es el anfitrión de este lugar, donde ha cantado y lo hace
actualmente junto a prestigiosos cultores del atractivo estilo melódico llamado filin.
Este "filinista" empedernido declara con orgullo: "Yo amo el filin, soy un producto
de él y siempre haré este tipo de música". Quisimos asomarnos a su vida y a la
música que ama con pasión. P.- ¿ Dónde y cómo nace el filin? A. D.: El filin surge
en mi casa, el Callejón de Hammel, entre Hospital y Espada, lugar donde todavía
resido. Allí, a mediados de los años 40 vivía con mi padre, Tirso Díaz, seguidor de
la trova tradicional y guitarrista. Mi hermano Tirso y yo éramos unos muchachos
de 17 ó 18 años cuando escuchábamos y compartíamos con mi padre y los
amigos trovadores que venían a casa, como los afamados compositores Rosendo
Ruiz, Manuel Corona, Hilda Santana, María Teresa Vera, entre muchos otros.
Llegaban los amigos a nuestra casa del Callejón de Hammel, nos reuníamos
noche tras noche, con quienes compartimos las mismas inquietudes musicales, de
cantar y crear canciones. Accidentalmente, en esos años, conocí a César Portillo
de la Luz, a Justo Fuentes (ya fallecido) y con ellos y mi hermano Tirso,
cantábamos acompañados siempre con la guitarra canciones de la trova o las
cubanas de moda que eran actuales entonces. Teníamos contactos también con
Dandy Crawford y Luis Yáñez, con quienes disfrutábamos mucho del jazz, íbamos
a los muelles de La Habana y bailábamos la música de los marineros, como el
boogie-boogie, el swing y todas esas cosas, pero al mismo tiempo entonábamos
canciones de la vieja trova y los boleros del momento. De la fusión de todo ello,
resultó esa forma de espontánea y coloquial que teníamos de componer y de
interpretar. Le pusimos el nombre de "feeling", que significa sentimiento, palabra
que en una oportunidad utilizó Luis Yáñez, y la seguimos nombrando. Nuestra
casa era el cuartel de la gente del filin. Se formó un grupo importante que
compartimos el placer por esta música y la amistad. A estos encuentros no
faltaban por ejemplo, José Antonio Méndez, César Portillo de la Luz, Ñico Rojas,
Rosendo Ruiz, hijo,Omara Portuondo, Elena Burke y Moraima Sekada, y tantos
otros más. Así nació el filin , en el 1108 del Callejón de Hammel . P.- ¿ Dónde
radica su cubanía? A. D: El filin es enteramente cubano porque nació en el
Callejón de Hammel, en pleno Centro Habana. Esa es la cubanía mayor que tiene.
Además posee un ritmo muy nuestro que lo lleva, sin marcarlo tanto. P.- El filin ha
ganado fieles seguidores ¿quiénes lo conforman? A.D: Al principio, en los inicios
no nos entendían mucho. Decían ¿estas gentes cantan desafinados? ¡qué les
pasa a estos tipos!. Ellos no escuchaban en nosotros la forma tradicional de cantar
de los viejos trovadores. Y poco a poco fueron apreciándonos y nos ganamos a un
importante público de esa época. Ellos nos siguen hasta ahora y también a los
jóvenes de hoy les gusta muchísimo.

El 'filin', canción con sentimiento de bolero


CARLOS GALILEA
01 FEB 2002 - 18:00 COT
En el Callejón de Hammel, barrio habanero de Cayo Hueso, hay una placa con el
dibujo de una guitarra y un texto: 'En esta casa de Ángel Díaz, hijo del trovador
Tirso Díaz, surge en la década del 40 el movimiento del filin, hoy un hito real del
patrimonio cultural de Cuba, y sus iniciadores fueron José Antonio Méndez, César
Portillo de la Luz, Rosendo Ruiz Quevedo, Ñico Rojas, Niño Rivera, Frank Emilio,
Elena Burke, Omara Portuondo...'.

'Eran jóvenes, enamoradiscos y tenían unos trabajos miserables y una emisora de


radio -la Mil Diez del Partido Socialista Popular- que les cedió el micrófono desde
el principio', se lee en el disco-libro El sentimiento del filin. En la radio de la calle
de la Reina, César Portillo de la Luz, que era pintor de brocha gorda, llegó a tener
un programa de media hora, y los domingos a las dos se presentaba Loquibambia,
el grupo del pianista Frank Emilio. Ángel Díaz lo cuenta en El sentimiento del filin
(Cuba Soul/Karonte). En casa de los Díaz se escuchaba trova tradicional, que
cantaba el padre de Angelito. Y, en el puerto, Ángel y sus amigos oían a Billie
Holiday, Charlie Parker, Benny Goodman... 'Había una cantidad casi infinita de
cantinas. Todas poseían victrolas o rokolas, como las llamaban entonces. Los
marinos de la Flota Blanca de Estados Unidos anclaban en la bahía todas las
semanas y bajaban a tierra con muchos de esos discos'.

A los del filin (del inglés feeling, sentimiento), lo mismo les gustaba Debussy que
Duke Ellington. Lo decía Portillo en el libro Porque tienen filin: 'Somos la
generación que saluda el advenimiento de la radiodifusión, de la industria
discográfica, del cine parlante, todos esos medios que nos traían información de
todo el mundo y enriquecían nuestro pensamiento musical'.

'Un buen día conocí a César Portillo de la Luz', explica Ángel Díaz. 'Hicimos
buenas migas enseguida y montamos un número. César tocaba y lo cantábamos a
dúo. Por ahí surgió la idea de reunirnos en mi casa. Nadie pensó que aquello iba a
tener la trascendencia que alcanzó'. Por allí se dejó caer Ñico Rojas y se trajo a
José Antonio Méndez, amigo de Frank Emilio desde el instituto. Los muchachos
del filin rescataban una guitarra que había perdido presencia en favor del piano. Y,
por influencia del jazz, se trabajaban los acordes de séptima, novena...

Según José Antonio Méndez, 'el término feeling o filin, porque lo españolizamos,
pasó a denominar todo lo moderno. Y la gente decía: 'Ahí van los bohemios esos
del filin'. Lo analiza Portillo en otra entrevista: 'Es la culminación de una tendencia
dentro de la cancionística cubana. Aquel mundo armónico del jazz, de los
impresionistas, de las bandas sonoras, nos indujo a un manejo más libre y
atrevido de las estructuras melódicas y armónicas, lo cual, unido a una forma más
coloquial en las letras, aportó sin duda una canción de corte nuevo'.

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Aunque el Callejón era el cuartel general, había otros lugares de encuentro. La
casa de Pilo Rodríguez en Virtudes y Soledad, la de Jorge Mazón en Marqués
González, el domicilio de la familia Martiatu... 'Estelita invitaba a los amigos y
preparaba chocolate caliente con churros, cuando no limonada u otros refrescos.
¡Nunca se bebió alcohol!', asegura su hermana, Eva Martiatu, en una biografía de
Omara Portuondo. Las reuniones del Callejón comenzaban con Rosa mustia, de
Ángel Díaz, el himno del filin, y terminaban con Hasta mañana vida mía, de
Rosendo Ruiz Quevedo. Les sorprendía el amanecer. De allí a estudiar, inventar
algo para poder comer.

El filin, que inspiró a la Nueva Trova, ha dejado canciones como Delirio (Portillo de
la Luz), La gloria eres tú y Novia mía (José Antonio Méndez), En nosotros (Tania
Castellanos), Ayer (Ñico Rojas), Tú no sospechas (Marta Valdés) o Tú me
acostumbraste (Frank Domínguez). Clásicos como Contigo en la distancia que han
grabado Caetano Veloso, Tom Jones, Toña la Negra, Lucho Gatica, Cab
Calloway, Rubén Blades, Nat King Cole, Johnny Mathis, Martirio... Como dice
Silvio Rodríguez: no hay mejores canciones para enamorar que ésas.

* Este artículo apareció en la edición impresa del viernes, 01 de febrero de 2002

El Feeling: Armonia y Sentimiento


Yordalys Rodriguez - 25-abril-14
El Feeling: armonia y sentimiento
En Cuba han surgido muchos generos musicales como el complejo de la rumba, el
son, la guaracha y otros no menos importantes. En la decada del cuarenta nace el
feeling (que en lengua inglesa significa sentimiento, emocion).

Un genero novedoso, una nueva forma de interpretar la cancion cubana y el


bolero. El feeling nacio en el callejon de Hammel. Situado en el corazon de La
Habana en la casa de Tirso Diaz (trovador) y padre de dos hijos: Tirso y Ángel,
siendo este ultimo un precursor muy importante del genero.
Alli se reunian un pequeño grupo integrado por Luis Yañez, Cesar Portillo de la
Luz, Jose Antonio Mendez, Niño Rivera, Ñico Rojas, Elena Burke, Froilan
Arencibia convirtiendose este ultimo, en el acompañante de Elena. Tambien
podemos citar a Aida Diestro, Rosendo Ruiz (hijo), Frank Emilio por solo
mencionar algunas de las figuras que como músicos, poetas, escritores,
compositores e intérpretes enriquecieron el feeling llevandolo a nivel internacional.

A pesar de ser el piano uno de los instrumentos acompañantes en el feeling y por


consiguiente pequeños y grandes formatos, fue la guitarra por su espiritu
trovadoresco el principal. Era una especie de comunicación donde intimaban tanto
el interprete como el acompañante y el público.

Al feeling se unieron como arreglistas adornando y desarrollando el genero Bebo


Valdes, Niño Rivera, Pedro Justiz entre otros.

Sin embargo fueron Angel Diaz, Cesar Portillo de la Luz Jose A. Mendez, Frank
Emilio, Martha Valdez, Olga Guillot, Elena Burke, Omara Portuondo y Moraima
Secada unas de las figuras emblematicas que le fueron dando forma al feeling.
Creando asi un estilo nuevo,espontaneo y libre de expresion interpretativa
combinando la armonia Debussyana enriquecida por la musica americana del
momento.

Recordemos que fue a partir de principios de siglo XX que florecieron diversos


generos populares en el folklore americano como el jazz, el tap, el soul, los
gospels y spirituals, el swing y en el 1932 las big-bands cuya sonoridad aporto al
feeling ideas armonicas.

Al llegar al encuentro acostumbrado al callejon de Hammel se reconocian silbando


o tarareando el tema de Jorge Mazon: Tu mi rosa azul.

Hay muchos temas inolvidables que han perdurado por su belleza que nacieron a
raiz del feeling. Entre ellos: "Rosa mustia" de Angel Diaz, "La gloria eres tu",
"Novia mia", "Si me comprendieras", "Me faltabas tu", "Ese sentimiento que se
llama amor" de Jose A. Mendez, "Delirio", "Contigo en la distancia" y "Noche
cubana" de Cesar Portillo de la Luz. "Tu me acostumbraste", "Me recordaras" de
Frank Dominguez, "Demasiado que pedir" y "Palabras" de Martha Valdez.

Es increible cuantos seguidores, compositores y vocalistas siguieron las huellas


del genero que por su encanto y novedad ha cautivado a tantos hasta hoy dia.
Basta salir a dar un paseo por La Habana de noche y sentir voces que
acompañadas de una guitarra, un piano o pequeño formato interpretan temas del
genero tanto en El rincon del Feeling en el Pico Blanco, como en el Monsenior,
Dos gardenias y el Gato Tuerto o en San Souci en tiempos atras deleitando a
transeuntes, tanto cubanos como turistas que buscan una buena cancion. Estas y
muchas mas razones son las que han hecho del feeling un genero tan peculiar,
gozando actualmente de plena juventud.
Cantar feeling es evocar la emocion misma.
El Feeling fue una creacion novedosa de la decada del cuarenta que tuvo su
origen en el Callejon de Hammel. Situado en el centro de La Habana donde se
reunieron grandes figuras de diversas ramas como Tirso Diaz, Angel Diaz (hijo),
Jose A. Mendez, Cesar P. de la Luz, Ñico Rojas, Aida Diestro, Niño Rivera, Elena
Burke, Omara POrtuondo, Rosendo Ruiz(hijo) Frank Emilio, Bebo Valdez y Martha
Valdez otros que por su novedosa idea de combinar armonia y una interpretacion
mas libre e influenciada ademas por la armonia de Debussy y la musica americana
hicieron de este genero una nueva forma de decir las canciones y boleros
gozando actualmente de muchos seguidores. Armonia y sentimiento asi definiria el
feeling.

El movimiento del filin


La trova se encuentra, desde su nacimiento, con una corriente romántica ya
establecida, una generación de poetas que ha fundado su expresión artística en la
meditación delicada y melancólica, la pasión, el erotismo, la emoción casi
religiosa, las luchas del espíritu, la expresión viva de sus sensaciones, su historia,
su paisaje y su mundo interior. Esa tradición hace que, en las letras de los boleros,
las ideas pierdan cualquier valor, y sean sustituidas por sensaciones.

Su única guía es ese misterioso saber —el no saber por qué— llamado intuición. Y
es esa volatilidad, ese no fijar límites ni establecer temporalidades, lo que hace del
bolero una materia dúctil que resulta tan atrayente. El filin expresa la comunicación
por medio de lo subjetivo, rompe moldes melódicos, sus letras tienen que ver con
la realidad de lo que se siente, de lo que se vive. Como lo indica la traducción del
inglés —de feeling, «sentimiento»—, consiste simplemente en cantar la canción
como una amplitud de mayor expresión, tanto en el tiempo como en la armonía, y
tuvo su origen en la forma de cantar de las cantantes estadounidenses Ella
Fitzgerald y Sarah Vaughan.

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Aun cuando los iniciadores de este movimiento fueron principalmente César
Portillo de la Luz, José Antonio Méndez y Frank Domínguez, este movimiento
también tuvo compositoras como Tania Castellanos, Marta Valdés y Ela O’Farrill; y
como cantantes también hubo más mujeres: Elena Burke y Omara Portuondo.

No existe un momento del día / en que pueda apartarte de mí, / el mundo parece
distinto / cuando no estás junto a mí […] «Contigo en la distancia», César Portillo
de la Luz

Portillo de la Luz —uno de los iniciadores del filin, junto con José Antonio Méndez
— lo expresa con toda precisión: «Me gusta la carga poética que tienen las cosas
de la vida y esa misma carga expresarla con el lenguaje que se me ocurra. […] Yo
coincido más bien con la poesía coloquial, pero de modo espontáneo, sin
proponérmelo, porque así hay más libertad […]». «Contigo en la distancia» —una
de sus primeras composiciones, realizada en el año de 1946— es la canción que
lo dio a conocer en el resto de Latinoamérica.

La primera grabación de este bolero la hizo Fernando Fernández en 1947 y


también la cantó en la película Callejera (1949). Después la grabó Andy Russell y
siguieron David Lama, Lucho Gatica, Los Tres Ases y más de 40 intérpretes hasta
el momento. Después, en 1948, compuso «Delirio», y siguieron «Perdido amor» y
«Realidad y fantasía», entre muchas otras.

[…] Fue mutua la impresión, la misma indecisión, / después que nos miramos. / Yo
te quise estrechar, con ilusión besar, / mas no podía. / Me fue imposible hablar, y
todo quedó igual, / por nuestra cobardía. «Nuestra cobardía», José Antonio
Méndez.

Por otro lado, José Antonio Méndez, grande entre los grandes, compuso una
canción entre trova y bolero que hoy es parte del repertorio de cualquier trío en
cualquier fiesta o reunión, «La gloria eres tú»: Eres, mi bien, lo que me tiene
extasiado / ¿por qué negar que estoy de ti enamorado? […], popularizado por
Olga Guillot en Cuba y, en el resto de Latinoamérica, por Los Tres Diamantes.
Otras de sus canciones también han tenido un impacto considerable. Entre ellas
«Novia mía», «Si me comprendieras», «Me faltabas tú», «Decídete», «Tú, mi
adoración» y «Mi mejor canción».

Finalmente, en este movimiento está también Frank Domínguez, autor de un


bolero que marcó una época brillante de la popularidad de Lucho Gatica, «Tú me
acostumbraste»: Tú me acostumbraste / a todas esas cosas, / y tú me enseñaste /
que son maravillosas. […]—, y que fue también un éxito en la voz de Olga Guillot.

Y es partir del filin que nacería a mediados de la década de los 70, una corriente
de la famosa nueva trova cubana —con autores como Pablo Milanés que empieza
componiendo canciones de amor como «Para vivir»—, la canción del cantor y la
canción de protesta cargada de contenido político, teniendo como exponente
máximo a Silvio Rodríguez; pero ésa es otra historia…

María del Pilar Montes de Oca Sicilia

noviembre 20, 2014

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