La Máquina de Hacer Dinero

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Guión: Carlos Torres

Dibujo: Ona Peña


Edición España: Ediciones B
Contiene: La Máquina de Hacer Dinero ESP
Formato: Tomo cartoné de 176 páginas
Precio: 17,00 €
“¿Es la economía un mundo surrealista en el que los
incendios se apagan atizando el fuego y el único medio de
acabar con las inundaciones es abriendo el grifo?”
Vivimos tiempos difíciles. Eso es un hecho. Nos lo
recuerdan a diario los medios de comunicación, las
televisiones y los periódicos y también internet donde la
palabra crisis es trending topic habitual en las redes
sociales. Parece ser que en la actual situación se ha llegado
a un divorcio definitivo entre el pueblo y sus dirigentes,
una casta política empeñada en realizar recortes sociales
mientras intenta preservar los derechos empresariales y
financieros de unos pocos y así salvaguardar un sistema
económico que ha dejado entrever sobradamente sus
carencias y debilidades. La principal víctima de esta
situación es la democracia como así lo interpretan muchos
ciudadanos que, literalmente en algunos casos, se han
puesto una máscara de Guy Fawkes, inspirados por la
fábula distópica ideada por Alan Moore y David
Lloyd en V de Vendetta en los años ochenta y en la
homónima película de James McTiegue estrenada hace
unos años en los cines, para oponerse al devenir de los
acontecimientos recientes. Llamados a protestar contra
los designios de una oligarquía insaciable configurada por
un conglomerado de lobbies de poder formado por
multinacionales y grandes empresas y un sistema bancario
internacional al que respaldan sistemas políticos
bipartidistas cuyas iniciativas se encuentran muy alejadas
de las necesidades reales de la gente de la calle. Es este un
mundo implacable, como lo definía Sidney Lumet en 1976
en su película Network, una historia centrada en el poder
de los medios de comunicación, hoy sistemas sesgados
carentes de objetividad y definidos por sus propias
ideologías e intereses a los que las nuevas tecnologías y
personajes como Julian Assange y el
fenómeno Wikileaks han dejado en cierta evidencia. Este
panorama aciago y convulso, en mayor o menos grado,
también ha afectado al mundo del cómic. Es por ello que
siempre resulta de agradecer nuevas propuestas, dentro
de un medio muy abierto a ellas, como la impulsada en
este caso por Ediciones B en nuestro país, una obra
didáctica y divulgativa titulada La Máquina de Hacer
Dinero, con el explicativo subtítulo de Quiénes y Cómo
Fabrican Las Crisis Económicas, a cargo de Carlos
Torres y Ona Peña. Un cómic que pretende echar algo de
luz sobre las causas y consecuencias de esta dura crisis
económica de principios del siglo XXI incitándonos a
reflexionar sobre el sistema que, una vez más, pretende
resolver “un problema causado por la emisión excesiva de
dinero y deuda” creando más dinero y nueva deuda.
La Máquina de Hacer Dinero, como se señala ya en su
contraportada, nos invita “a hacer un viaje a través de la
historia para adentrarnos en otra realidad” que nos
permita comprender y encontrar las soluciones a las
paradojas de una economía mundial refundada a
principios del siglo XX, a raíz del llamado Crack del 1929, el
mayor desastre bursátil de la historia contemporánea, y
que desembocó en un largo período de depresión y
recesión económica. Una situación que tiene muchas
similitudes con la presente crisis, lo cual nos deja ver lo
poco que han cambiado los tiempos en algunos aspectos,
y que Estado Unidos pretendió solucionar imponiendo
aranceles a los productos extranjeros para favorecer el
consumo de productos americanos, bajando los tipo de
interés y aumentando el gasto público para favorecer
empleo. Unas medidas calcadas a las que muchos
gobiernos han tomado en estos últimos años y que tanto
entonces como ahora son insuficientes para resolver un
defecto de fábrica que se encuentra en la propia esencia
de nuestro entramado político, económico y social y que
puede provocar la ruina de millones de familias que, como
en los años treinta, acaban por ver en delincuentes
como Bonnie Parker y Clyde Barrow a sus particulares
héroes. La diferencia entre la crisis de 1929 y la actual, que
se según la obra de Carlos Torres y Ona Peña tiene su
inició durante la legislatura del presidente Bill
Clinton cuando en 1993 decidió relajar los controles sobre
los mercados financieros para que estos fuesen más
eficientes, la encontramos en la actitud del imperio
bancario. Si por los años treinta la gente no pudo pagar sus
préstamos y miles de bancos se arruinaron en la actualidad
estos últimos han aprendido la lección cerrando su crédito
a particulares y negando cualquier tipo de financiación a
las empresas y así poder seguir mostrándose solventes a la
espera, como no puede ser de otra manera, de tiempos
más favorables para la especulación salvaje de dividendos.
Como bien se explica en el prólogo de La Máquina de
Hacer Dinero debemos tener en cuenta que “las crisis
siempre son el resultado de una fase de euforia financiera
que es creada a conciencia porque se la considera positiva
para el crecimiento económico y la distribución de
riqueza” y los diferentes períodos de crisis que se derivan,
frecuentes a lo largo de todo el siglo XX, son muy similares
entre sí porque el mecanismo que las produce sigue siendo
el mismo y las medidas que se toman para paliarlas
creando “nuevas instituciones de control, nuevos
productos financieros de cobertura de riesgos,
instrumentos de política monetaria más eficaces, seguros
de impago de créditos” sólo resultan ser un parche para
frenar las pérdidas más inmediatas. “Tal vez nos falta
aprender que nuestra manera de aprender de los errores
nos lleva a errores aún mayores”.

El relato de La Máquina de Hacer Dinero es conducido


por Carlos Torres de forma sencilla en su planteamiento
estando su complejidad determinada por la temática que
trata y en la que a través del dibujo esquemático de Ona
Peña, con evidente intención didáctica, se nos ofrece un
recorrido por la historia económica del último siglo y
medio analizando la evolución de las estructuras
económicas hasta nuestros días. En ellas tienen especial
relevancia las decisiones y el liderazgo estadounidense que
ha determinado la historia económica del siglo XX como
resultado de su conversión en una potencia mundial. En la
propuesta cobran un importante protagonismo diferentes
voces, desde populares miembros del mundo de la
farándula como Groucho Marx a influyentes economistas
como J.K. Galbraitch o Joseph Stiglitz, así como dirigentes,
congresistas, ministros, prestamistas, presidentes
como George Bush o Bill Clinton o personajes históricos
de la talla de Adolf Hitler o Napoleón Bonaparte, cuyos
testimonios sirven para expresar los diferentes puntos de
vista que intenta tratar la obra. La edición se acompaña de
un glosario de términos económicos en sus páginas finales
que, aunque siempre resultan una inicitiva que se
agradece, no evita la necesidad de una introducción básica
a estos conceptos que complete una narración, repleta con
diversos puntos a pie de viñeta, que resulta en ocasiones
algo farragosa y difícil de seguir por el complejo tema que
aborda. No obstante, Carlos Torres consigue definir una
obra amena y entretenida, interesante y bien
documentada, que viene a poner de relieve una situación
de vigente actualidad con cierta solvencia y efectividad. El
autor maneja la estructura de la historia y el dibujo de Ona
Peña en su favor sin caer en el adoctrinamiento ni la falta
de perspectiva a la hora de abordar las cuestiones más
delicadas de su discurso aunque parezca pecar de
cierta “condescendencia” hacía el sistema que crítica. La
Máquina de Hacer Dinero descubre un mundo que para
muchos nos resulta abstracto y desconocido donde Carlos
Torres y Ona Peña, con buen criterio y ciertas dosis de
profesionalidad, nos enseñan las contrariedades,
hipocresías y puntos flacos de la sociedad económica
capitalista con la que nos identificamos. De esta manera,
se nos hacen más reconocibles las costuras que enlazan
nuestra realidad, de una Europa en la que los impuestos
son utilizados para redistribuir la renta de los que más
tienen a los que menos, en contraposición a la opción
estadounidense que fomenta el préstamo a las rentas
bajas para que estas puedan acceder a las hipotecas y
enriquecerse, cosa que forma parte del ideal del sueño
americano. Diferentes caras de una misma moneda, nunca
mejor dicho, que confirman que el mundo de hoy en día
no es más que un salvaje y despiadado negocio en el que
las personas son sólo una mercancía más con la que poder
especular.

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