HYSTORY
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Sumario
1 Cuentos de los hermanos Grimm
1.1 Hansel y Gretel
1.2 Piel de Oso
1.3 La Princesa Maleen (alternate ending)
1.4 La Cenicienta
2 Cuentos tradicionales
2.1 Los dos hermanitos
2.2 La Malinche
2.3 El abuelo, el nieto y el burro
2.4 Las dos hermanas y la naranja
2.5 Los pasteles y la muela
2.6 El secreto del rey Maón
2.7 La leyenda de laguna de El Cajas
2.8 Eireté la indiecita
2.9 El Regalo
2.10 La bota de piel de búfalo
2.11 La Tierra de Alvargonzález
2.12 Mapuche Leyenda de Cai Cai and Ten Ten
2.13 Princesa Curabanda
2.14 La lotería
2.15 El Zorro
2.16 El espejo
2.17 El juego
2.18 El collar
2.19 “El árbol y las estrellas”
3 Holiday Stories
3.1 Los reyes magos y la epifanía
3.2 La Leyenda de la poinsettia
3.3 El 28 de diciembre: el día de los Santos Inocentes
3.4 La niña y la muñeca
4 Cuentos originales
4.1 El Hijo Y Las Espinas
Cuentos de los hermanos Grimm
Hansel y Gretel
Es sobre dos niños que eran huerfanos de madre y su padre no queria que fuera asi
se caso con una mujer pero esta no queria a los niños y convencio al padre de los
niños para que los matara en el bosque, el padre los llevo al bosque pero no tuvo
el valor de matar a sus propios hijos y solo los abandono.
Ellos tristes de que su padre los abandono empezaron a caminar para ver si podian
llegar a su casa pero en el camino encontraron a una casa de azúcar y dulces,
tocaron la puerta y les abrio una anciana cuando vio que estaban solos los invite a
pasar les dio tantos dulces que quedaron satisfechos y se fueron a dormir.
Cuando se despertaron se dieron cuenta que estaban en una jaula ya que la anciana
era una bruja come niños, la bruja estaba calentando el horno para comerselos y
ellos en esa ditractión estaban intentando escapar y como el horno estaba abierto y
la bruja de espaldas ellos la empujaron hacia adentro y cerraron la puerta con
seguro y se quemo viva y ellos se fueron felices de ahi.
Piel de Oso
Un joven fue a la guerra. El joven era muy valiente y el primero en todas las
batallas. Cuando acabó la guerra, el joven recibió la orden de irse. Los padres del
joven ya estaban muertos y no tenía casa. El joven pidió ayuda a sus hermanos pero
los hermanos tenían el corazón muy duro. Los hermanos le respondieron que no. El
pobre joven solo tenía su fusil y se fue.
Llegó a un desierto muy grande. En el desierto solo se veían unos árboles. El joven
triste se sentó allí a la sombra.
-No tengo dinero, no aprendí ningún oficio. Durante la guerra, serví al rey, pero
ahora durante la paz no sirvo para nada. Moriré de hambre.
-Sé lo que necesitas, le dijo el extraño, necesitas dinero. Tendrás mucho dinero,
pero antes necesito saber si tienes miedo. No doy nada a los cobardes.
-Un soldado nunca es cobarde, respondió el joven. Puedes hacerme la prueba que
quieras.
-Pues bien, dijo el desconocido, mira detrás de ti. El soldado miró y vio un enorme
oso. El oso se lanzó sobre él con horribles gruñidos.
-¡Ah! ¡ah! dijo, voy a romper tus narices y no vas a gruñir más; tomó el fusil y
disparó en las narices al oso y el oso cayó muerto.
-Veo, dijo el desconocido, no eres cobarde, eres muy valiente, pero hay otras
condiciones.
-Tú juzgarás por ti mismo, le respondió el hombre. Durante siete años no debes
lavarte ni peinarte la barba ni el pelo, ni cortarte las uñas, ni rezar. Voy a
darte un vestido y una capa que llevarás durante todo este tiempo. Si mueres en
este tiempo me perteneces a mí, pero si vives más de los siete años, serás libre y
rico para toda tu vida.
El soldado pensó en la gran miseria de su vida. El decidió arriesgarse una vez más.
Aceptó. El diablo se quitó su vestido verde y se le dio. El diablo le dijo:
-Esta será tu capa y también tu cama, no debes tener ninguna otra, y a causa de
este vestido te llamarán Piel de Oso.
Al cuarto año entró en una posada. El dueño de la posada no quería recibirlo. Pero
cuando Piel de Oso sacó oro de su bolsillo, el dueño le ofreció un cuarto en el
patio. Pero con una condición: nadie podía ver a Piel de Oso.
Una noche Piel de Oso estaba sentado en su cuarto. Alguien lloraba en el cuarto de
al lado. Como tenía buen corazón, Piel de Oso abrió la puerta y vio a un anciano
que lloraba. El anciano vio a Piel de Oso y quiso huir. El anciano se calmó porque
escuchó una voz humana. Piel de Oso habló amistosamente. El anciano dijo a Piel de
Oso por qué estaba triste. El anciano no tenía dinero para pagar la posada. El
anciano iba a ir a prisión.
-Piel de Oso pagó el dinero al posadero y dio mucho dinero al anciano también.
–Ven conmigo, dijo el anciano a Piel de Oso; mis hijas son hermosas. Puedes casarte
con una de mis hijas.
Piel de Oso fue con el anciano, pero cuando la hija mayor vio su horrible rostro,
gritó y corrió asustada. La segunda hija miró Piel de Oso y dijo:
-¿Cómo aceptar un marido que no tiene figura humana? Prefiero el oso afeitado que
vi un día en la feria, y que estaba vestido de hombre y con guantes blancos. Pero
la hija menor dijo:
-Querido padre, debe ser un hombre muy generoso. Nos ayudó y ahora es necesario
cumplir la palabra.
– En tres años, si regreso nos casaremos, pero si no regreso quiere decir que he
muerto y entonces serás libre.
Pide a Dios que me conserve con vida. La pobre joven estaba siempre triste desde
ese día y lloraba cuando se acordaba de su futuro marido. Sus hermanas le decían
bromas muy groseras.
– Siempre te gruñirá.
-Pero, añadía la segunda, el baile de la boda será alegre; los osos bailan mucho y
bien.
El diablo buscó agua y lavó, peinó el pelo y cortó las uñas de Piel de Oso. El
joven tenía una figura de un bravo soldado.
Piel de Oso estaba contento cuando el diablo se fue. Regresó a la ciudad, y se puso
un magnífico vestido de terciopelo. Se subió a un coche tirado por cuatro caballos,
blancos Fue a casa de su prometida. Nadie lo reconoció. El padre lo llevó al cuarto
donde estaban sus hijas. Las dos hijas mayores le sirvieron una excelente comida.
Su prometida, estaba sentada frente a él con su vestido negro, los ojos tristes y
no hablaba.
El padre le preguntó, por último, si quería casarse con alguna de sus hijas, y las
dos mayores corrieron a su cuarto para vestirse.
El desconocido se quedó solo con su prometida, sacó la mitad del anillo que llevaba
en el bolsillo y lo puso en un vaso de vino. El joven ofreció el vaso de vino a su
prometida.
Por la noche llamaron a la puerta, y el joven abrió, vio al diablo con su vestido
verde que le dijo:
Por eso, el padre de Maleen se pone enojado y construye una torre. El rey le pone a
Maleen en la torre por siete años por castigo. En la torre hay comida suficiente
para siete años. Sin embargo, no entra ni la luz del sol ni la luz de la luna; la
torre está cerrada. Maleen trata de escapar muchas veces, pero es imposible.
Cuando ya no hay mucha comida, la princesa piensa que su padre va a abrir el torre.
Aunque Maleen piensa que va a salir muy pronto, ella trata de escapar una vez más
con un cuchillo para el pan. Felizmente, después de tres días la princesa saca
muchas rocas con el cuchillo y hace un hueco para salir.
Por lo contrario, ¡el reino es un desastre! El castillo de su papá y las casas del
pueblo están destruidos por los enemigos. No hay ninguna persona. Los enemigos del
reino destruye todo. La princesa sale de la torre y busca comida y una casa para
dormir. Nadie quiere ayudarla. Por fin, la princesa encuentra una ciudad con un
castillo muy grande. Maleen toca la puerta de la cocina porque nadie sabe que ella
es una princesa. El chef del castillo abre la puerta y dice, ¨Tú puedes dormir en
la cocina y comer, pero tienes que trabajar. Eres una sirvienta¨. Lo que no sabe la
princesa es que ¡está en el castillo del príncipe con quien no quería casarse!
Entonces, Maleen se pone el vestido de novia y las joyas brillantes. Cuando Maleen
sale del dormitorio de la princesa fea y antipática, el príncipe piensa, ¨¿Ella es
mi princesa Maleen? Pero, no es posible porque está en la torre para siempre¨. El
príncipe no sabe que realmente ella es la princesa Maleen. Además, Maleen piensa,
¨¿Es el príncipe con quién iba a casarme hace siete años? Pues, no lo sé¨.
Por la noche, cuando la princesa fea entra en el dormitorio del príncipe no lleva
el collar de oro. El príncipe grita, ¨¡Tú no eres mi esposa! No llevas el collar de
oro. ¿Dónde está ella?¨. La princesa fea responde, ¨Sí, soy tu esposa, pero no me
gusta salir porque soy muy fea. Mi sirvienta fue a la catedral por mi¨. Muy
enojado, el príncipe dice, ¨Quiero ver la sirvienta ahora¨.
El príncipe sonríe con mucha emoción y pregunta, ¨¿Y tú eres la princesa Maleen?¨
NOTE: I adapted the ending for time (this was long and complicated), and going to
continue working on this.
La Cenicienta
Hubo una vez, hace mucho tiempo, una joven muy bella que se llamaba Cenicienta.
Cenicienta tenía el cabello rojo y largo y ojos verdes. Era inteligente y amable y
le encantaba contar chistes.
Pero era muy infeliz. Su padre y su madre habían muerto y Cenicienta vivía con su
madrastra y dos hermanastras. Aunque todas ellas vivían en una casa grande, en
realidad, eran bastante pobres.
La madrastra quería que una de sus hijas se casara con un hombre rico, así ya no
serían pobres. Pero las hermanastras de Cenicienta no eran tan guapas como
Cenicienta, ni tan amables como Cenicienta, ni tan divertidas como Cenicienta.
Los hombres que venían a la casa, siempre se enamoraban de Cenicienta de inmediato
y nunca miraban a las hermanastras. Eso frustró a la madrastra, así que ordenó a
Cenicienta que hiciera todas las tareas de la casa.
“Limpia el baño!”
“¡Rápido! ¡Apúrate!”
Las hermanastras siempre comían los alimentos más deliciosos, pero Cenicienta
siempre comía las sobras (leftovers). Y las hermanastras dormían en sus camas
cómodas en sus dormitorios, pero Cenicienta dormía en una cama de paja en el piso
de la cocina.
Los animales eran los únicos amigos de Cenicienta. Por la noche, ella se sentaba
junto a la chimenea en la cocina y contaba chistes a la familia de ratones que
vivían en la pared. Ella hablaba con el gato.
Un día, mientras Cenicienta estaba en el jardín, llegó una carta a la casa. Era una
invitación al baile de verano del rey. La madrastra y las hermanastras de
Cenicienta estaban muy entusiasmadas.
“¡Oh, tengo una magnífica idea!” exclamó la hermanastra menor. “¡Cenicienta, ven al
baile con nosotras! ¡Será más divertido si tú estás allí!”
“Oh, pero no tienes nada que ponerte…” rio la hermanastra mayor. “No puedes conocer
al príncipe llevando puesta esa ropa sucia y vieja. ¡Qué lástima! Quizá la próxima
vez”.
“Soy tu hada madrina”, dijo la anciana. “Tú eres huérfana, y todos los huérfanos
tienen hadas madrinas”.
“Este gato me cuenta lo amable que eres. Y cómo siempre deseas que las cosas
mejoren algún día. Hoy es ese día, Cenicienta. Vas a ir al baile del rey. ¡Tráeme
un zapallo!”
“¡Vengan acá, ratoncitos!” les dijo a los ratones de la pared. De nuevo, hizo un
movimiento con su varita y los ratones se convirtieron en seis hermosos caballos
para jalar de la carroza.
“Quédate quieta”, dijo el hada madrina. De nuevo hizo un movimiento con la varita y
el vestido sucio de Cenicienta se convirtió en un vestido plateado espectacular. Y
dos bellos zapatos de cristal aparecieron en los pies de Cenicienta.
“Ahora, ¡ve al baile!” dijo el hada madrina. “¡Pero debes estar en casa a la
medianoche! Cuando el reloj marque las doce, tu vestido se convertirá de nuevo en
harapos y tu carroza se convertirá de nuevo en un zapallo. ¡Diviértete!”
Se sentía como si hubiera bailado con toda joven del reino. Todas las mujeres
vestían hermosos vestidos, pero ninguna de las mujeres era interesante. Ninguna de
ellas entendía sus chistes.
Ella tenía el cabello rojo y largo y ojos verdes y bondadosos. Su vestido era
plateado. Sus zapatos brillaban, como si estuvieran hechos de cristal. Era
Cenicienta, pero nadie la reconoció. ¡Ni siquiera su madrastra y sus hermanastras!
El príncipe se quedó boquiabierto. Él nunca había visto a una mujer tan bella como
Cenicienta. Él le pidió que bailase con él. Ellos bailaron juntos toda la noche. El
príncipe pensó que Cenicienta era bella, pero también amable, inteligente y
divertida. Ella se reía de sus chistes y él se reía de los chistes de ella.
Y de repnte, ¡el reloj empezó a dar las campanadas de medianoche! Dong… dong… dong…
“¡Oh, no! ¡Me tengo que ir!” dijo sorprendida Cenicienta y salió corriendo del
salón de baile.
Cenicienta huyó del palacio tan rápido que perdió uno de sus zapatos de cristal en
las escaleras. Cuando ella llegó al pie de las escaleras, —¡DONG! —El reloj terminó
de dar las doce campanadas de la medianoche.
El mensajero visitó cientos de casas. En toda casa, las mujeres afirmaban que el
zapato de cristal era suyo. Pero cuando se probaban el zapato, sus pies eran
demasiado grandes, o demasiado pequeños.
La hermana mayor dijo: “¡Gracias a Dios! ¡Ese es mi zapato!” Pero cuando se probó
el zapato, su pie era demasiado ancho.
La hermana menor dijo: “Hermana tonta… No es tu zapato, ¡es mi zapato!” Pero cuando
se probó el zapato, su pie era demasiado pequeño.
Cuando Cenicienta llegó al comedor, llevaba puestos sus harapos habituales. Metió
su pie sucio dentro del zapato de cristal y… ¡asombroso! No era demasiado ancho. No
era demasiado grande. ¡Encajaba perfectamente!
Cenicienta fue llevada al palacio para reunirse con al príncipe. Ella todavía
llevaba puesto su viejo y sucio vestido, y sus brazos, piernas y rostro estaban
sucios. Ella miraba al suelo, porque se sentía muy avergonzada (embarrassed).
Y cuando ella levantó la cabeza y él vio sus ojos verdes, supo que ella era la
mujer de la que él se había enamorado en el baile.
Ellos estaban casados para la siguiente primavera, y pasaron el resto de sus vidas
riéndose cada uno de los chistes del otro.
Cuentos tradicionales
Los dos hermanitos
El hermanito le dijo a la hermana:
Mamá murió. No somos felices. Nuestra madrastra nos maltrata todos los días. Nos da
mala comida. Vamos a escapar. Ven conmigo, hermanita.
Caminaron mucho por el campo.
Y exclamó la hermanita:
Un día el rey organizó una gran cacería. El corzo quería ver la cacería.
La hermanita estaba muy triste porque era muy peligroso para el corzo.
Mientras tanto, la malvada bruja escuchó que los hermanos eran felices . La bruja
tuvo mucha envidia.
La bruja tenía una hija tuerta y fea. La hija quería ser la Reina.
Cálmate -le respondió la bruja- Yo tengo un malvado plan.
Tiempo después, la Reina tuvo un hermoso niño. La vieja bruja, se transformó en
sirvienta y entró en la habitación de la Reina, y le dijo:
La vieja bruja transformó a su hija tuerta en Reina. En la noche, el Rey fue a ver
a la Reina pero la bruja le dijo:
A media noche, la niñera cuidaba al niño. La niñera vio como la puerta se abría. La
Reina verdadera entraba al cuarto, le daba de comer al niño y lo besaba.
El Rey exclamó:
¡Dios mío, ¿qué significa esto?!. La próxima noche me quedaré a cuidar al niño.
La próxima noche,el Rey estaba en el cuarto cuando vio a la Reina y exclamó:
La Malinche
¿Recuerdas la leyenda de La Llorona? Muchas personas dicen que la llorona es
basada en la historia de La Malinche. La Malinche era una mujer indígena de una
familia de la nobleza. Ella vivía en México en el siglo XVI. Vivía con sus padres
y hablaba nahuatl. Nahuatl es el idioma de los aztecas. Cuando su padre murió
ella fue a vivir con los mayas como una esclava. Por eso, ella también aprendió el
idioma de los mayas.
La Malinche era muy bella, y Cortés la quería como amante. La pareja tenía un
hijo, y La Malinche ayudaba a Cortés en sus conquistas porque ella hablaba los
idiomas de los aztecas y los mayas. No se sabe como, cuando ni donde murió.
Por años, muchas personas pensaron en La Malinche como una traidora, una mujer que
ayudó a los españoles y abandonó a su gente y a su cultura. En español la palabra
malinchismo quiere decir una persona a quien no le gusta su propia cultura. Sin
embargo, ahora hay muchas personas que piensan que La Malinche no era traidora.
Ella, como toda le gente indígena, también era víctima. Ahora hay personas que
dicen que ella es la madre de una nueva raza de gente, los mestizos. Dicen que
ella era una mujer inteligente y valiente y no merece el odio.
El primer día de viaje llegaron a un pueblo, en ese momento el abuelo iba sentado
sobre el burro y el nieto iba caminando al lado. Al pasar por la calle principal
del pueblo algunas personas se enfadaron mucho cuando vieron al viejo sobre el
burro y al niño caminando, y decían: ¡Parece mentira, qué viejo tan egoista,
vamontado en el burro y el pobre niño a pie.
Al salir del pueblo, el abuelo se bajó del burro, llegaron a otro pueblo, como iban
caminando los dos al lado del burro, un grupo de muchachos se burló de ellos,
diciéndoles: ¡Pareja de bobos para que tenéis un burro si vais los dos andando…!!??
Así que el abuelo y el nieto cogieron al pobre burrito y como pudieron lo llevaron
a hombros hasta el pueblo próximo, que nada más verlos les gritaron: “Pero esta
pareja de tontos cargando con un burro, pero si los burros son ellos…que gente tan
rara y tan tonta viene de otras tierras” se decían entre ellos. “Tienen un burro y
en lugar de montarse lo llevan a hombros…”
Al salir del pueblo, el abuelo después de pensar un buen rato le dijo a su nieto:
-Ya ves que hay que tener opinión propia y no hacer caso de lo que la gente diga de
uno, ya que lo que para unos está bien y para otros es una estupidez.
Ben Tahir poseía un castillo rodeado de jardines junto a sus dos hijas, que eran lo
que más quería en este mundo. Desde su nacimiento, las había criado con esmero. Las
niñas tenían a su disposición todos los lujos que podía concederles, pero también
cuidaba su educación. Ben Tahir quería que, en el futuro, se convirtieran en
mujeres refinadas, cultas y de buen corazón. Gastaba mucho dinero en su formación,
por lo que recibían lecciones diarias de muchas disciplinas, entre las que se
encontraban las artes, la literatura o la música.
Pero un día, algo sucedió. Las dos pequeñas estaban entretenidas bajo un naranjo
cuando, de repente, surgió una pelea entre ellas. Empezaron a tirarse de los pelos
y a insultarse la una a la otra.
Ben Tahir no podía creer lo que estaba viendo. Dijo a viva voz:
– ¿Cómo es posible que esas niñas tan correctas e instruidas se estén pegando de
esa manera?
El maestro de las chiquillas estaba junto a ellas y Ben Tahir le llamó al orden
inmediatamente.
– ¡Venga aquí! Usted lo ha visto todo de cerca ¿Quiere explicarme qué les sucede a
mis hijas? ¿Por qué se pelean como salvajes?
– Como lo oye, señor. Desgraciadamente, el naranjo sólo ha dado una esta temporada
y las dos quieren quedársela. Ese es el motivo por el que tienen una violenta
discusión.
– ¡Pues ahora mismo pondremos fin a esa estúpida pelea! ¡Coja ahora mismo un
cuchillo, divida la naranja en dos partes exactamente iguales y fin de la cuestión!
– Pero, señor…
– ¡No se hable más! La mitad para cada una ¡Es lo más justo!
– No, señor… Perdone que se lo diga, pero eso no es cierto. En realidad, su hija
mayor quería comerse la pulpa, pues como sabe, adora la fruta. La pequeña, en
cambio, sólo quería la piel para hacer un pastel, ya que es muy golosa y buena
repostera. En realidad, dividirla a la mitad no ha sido una buena solución.
– ¿Cómo os atrevéis a decirme eso? Intenté hacer lo más justo ¡No soy adivino!
Y así fue como el bueno pero impetuoso Ben Tahir se dio cuenta de que, antes de
actuar, siempre hay que pensar las cosas e informarse bien. Este cuento nos enseña
que nunca debemos dar por hecho que lo sabemos todo ni tomar decisiones que afectan
a otros sin estar seguros de cuáles son sus sentimientos u opiniones. Ya sabes:
ante la duda, pregunta.
Los pasteles y la muela
Adaptación del cuento popular de España
Érase una vez un campesino que trabajaba las tierras de un rico terrateniente.
Desde niño había tenido un único deseo en la vida: conocer a su rey. Imaginaba que,
un hombre tan poderoso y afamado, debía tener algo especial. Pensaba que el rey
sería mucho más que un hombre.
Un día después de cobrar el sueldo del mes, se fue a la capital del reino. Caminó
durante varios días pero su esfuerzo tuvo su recompensa. Vio al rey que saludaba a
la gente en las calles de Madrid. El campesino le miró sin pestañear y, cuando se
alejó, sintió una gran desilusión.
– ¡Bah! ¡Si es un hombre como otro cualquiera! Me he gastado casi todo el dinero
que tenía en venir hasta la ciudad para conocer al rey y no ha merecido la pena.
Tan sólo es una persona corriente enfundada ¡Pero qué tonto soy!…
– ¡Ay, maldita sea, qué dolor! ¿Y ahora qué hago? Sólo me queda una moneda en el
bolsillo; si la invierto en pagar a alguien para que me quite la muela, no podré
comprar nada para comer, y la verdad es que tengo un hambre de lobo; por el
contrario, si uso la moneda para comprar alimentos, la muela seguirá doliéndome
cada día más.
Pasó por una pastelería donde había muchos pasteles. ¡Tenían una aspecto delicioso!
Se quedó mirándolos, imaginando cómo sería el sabor de esos bizcochos bañados en
almíbar y chocolate.
Dos hombres pasaron por allí y, viendo cómo se le caía la baba al humilde
campesino, quisieron burlarse de él; se le acercaron por la espalda y uno de ellos,
el más alto, inició la conversación.
– ¡Se ve que estos bollos tienen buena pinta! ¿Cuántos sería usted capaz de
comerse?
El campesino se giró y les miró a los ojos. Se dio cuenta de que no tenían buenas
intenciones, pero le daba igual… ¡Era su oportunidad!
– ¿Me habláis a mí? Sería capaz de comerme unos quinientos pasteles de esos.
– ¡Ya no puedo más! Estoy llenísimo. He logrado comer un montón, pero no los
quinientos que habíamos acordado. ¡Como ven, he perdido la apuesta!
– ¡Ja, ja, ja! ¡Estaba claro que era imposible! Por desgracia, le toca pagar la
apuesta.
Los tres hombres fueron al dentista. El dentista le quitó al campesino la muela con
unas tenazas. Los dos amigos no paraban llorar de la risa. El hombre bajo exclamó:
– ¡Ja, ja, ja! ¡Desde luego, hay que ser estúpido! Por comer unos cuantos pasteles,
se ha dejado quitar un diente.
– ¡No, ustedes son los idiotas! Gracias a vuestro deseo de burlaros de mí, he
conseguido comer todo lo que quería y, encima, quitarme esa maldita muela que tanto
me dolía y de la que necesitaba deshacerme porque ya no me servía. ¡Y todo sin
pagar ni una moneda!
Los dos tipos se quedaron de piedra. Todos los que estaban contemplando la curiosa
escena comenzaron a reírse, pero esta vez de ellos.
Al este de Irlanda, en una provincia llamada Leinster, reinaba hace muchísimos años
un rey llamado Maón. Este rey tenía una rareza que todo el mundo conocía y a la que
nadie encontraba explicación: siempre llevaba una capucha que le tapaba la cabeza y
sólo se dejaba cortar el pelo una vez al año. Para decidir quién sería su peluquero
por un día, realizaba un sorteo público entre toda la gente de su reino.
Lo verdaderamente extraño de todo esto era que quien resultaba agraciado cumplía su
tarea pero después jamás regresaba a su casa. Nadie volvía a saber nada de él
porque el rey Maón lo hacía desaparecer. Lógicamente, cuando la fecha de la
elección se acercaba, todo el mundo sentía que su destino dependía de un juego
maldito e injusto y se echaba a temblar.
Pero ¿por qué el rey hacía esto? … La razón, que nadie sabía, era que tenía unas
orejas horribles, grandes y puntiagudas como las de un elfo del bosque, y no
soportaba que nadie lo supiera ¡Era su secreto mejor guardado! Por eso, para
asegurarse de que no se corriera la voz y se enterara todo el mundo, cada año le
cortaba el pelo una persona de su reino y luego la encerraba de por vida en una
mazmorra.
En cierta ocasión el desgraciado ganador del sorteo fue un joven leñador llamado
Liam que, en contra de su voluntad, fue conducido hasta un lugar escondido en el
palacio donde el rey le estaba esperando.
Liam vio cómo el rey se quitaba muy lentamente la capucha y al momento comprendió
que había descubierto el famoso secreto del rey. Sintió un pánico terrible, pero no
tenía otra opción que cumplir el mandato real. Asustadísimo, cogió las tijeras y
empezó a recortarle las puntas y el flequillo.
– Majestad, se lo ruego, deje que me vaya! Tengo una madre anciana a la que debo
cuidar. Si yo no regreso ¿quién la va a atender? ¿Quién va a trabajar para llevar
el dinero a casa?
– ¡Ya sabes que no puedo dejarte en libertad porque ahora conoces mi secreto!
– Señor, por favor ¡le juro que nunca se lo contaré a nadie! ¡Créame, soy un hombre
de palabra!
– ¡Está bien, está bien, deja de llorar! Esta vez voy a hacer una excepción y
permitiré que te marches, pero más te vale que jamás le cuentes a nadie lo de mis
orejas. Te aviso: iré a por ti y el castigo que recibirás será terrible ¿Entendido?
Los primeros días se sintió plenamente feliz y afortunado porque el rey le había
liberado, pero con el paso del tiempo empezó a encontrase mal porque le resultaba
insoportable tener que guardar un secreto tan importante ¡La idea de no poder
contárselo ni siquiera a su madre le torturaba!
Poco a poco el secreto fue convirtiéndose en una obsesión que ocupaba sus
pensamientos las veinticuatro horas del día. Esto afectó tanto a su mente y a su
cuerpo que se fue debilitando. Una mañana no pudo más y se desmayó.
Su madre llevaba una temporada viendo que a su hijo le pasaba algo raro, pero el
día en que se desmayó, supo que había caído gravemente enfermo. Desesperada fue a
buscar al druida, el hombre más sabio, para que le diera un remedio para sanarlo.
El hombre vio a Liam completamente inmóvil y con mucha fiebre. Enseguida tuvo muy
claro el diagnóstico:
La pobre mujer se quedó sin habla ¡Jamás habría imaginado que su querido hijo
estuviera tan malito por culpa de un secreto!
– Escúchame, muchacho, si quieres ponerte bien: ponte una capa para no coger frío y
ve al bosque. Una vez allí, busca el lugar donde se cruzan cuatro caminos y toma el
de la derecha. Encontrarás un enorme sauce y a él le contarás el secreto. El árbol
no tiene boca y no podrá contárselo a nadie, pero al menos tú te habrás librado de
él de una vez por todas.
Unas semanas después, un músico que buscaba madera en el bosque vio el enorme sauce
y le llamó la atención.
Con sus propias manos, fabricó el arpa con la madera del sauce y después se fue a
recorrer los pueblos para tocar el arpa. Las melodías eran tan bellas que
rápidamente se hizo famoso en toda la provincia.
La fama musical del arpista llegó a oídos del rey, quien un día dijo:
– Esta noche daré un banquete para quinientas personas y quiero a ese músico del
que todo el mundo habla. Quiero que toque el arpa después de los postres.
Pero algo inesperado sucedió: el arpa, fabricada con la madera del sauce que
conocía el secreto del rey, no pudo contenerse y en vez de emitir notas musicales
habló a los espectadores:
El rey Maón se quedó de piedra y se puso colorado como un tomate por la vergüenza
tan grande que le invadió, pero al ver que nadie se reía de él, pensó ya no tenía
sentido seguir ocultándose por más tiempo.
El rey Maón se sintió inmensamente liberado y feliz. A partir de ese día dejó de
llevar capucha y jamás volvió a castigar a nadie por cortarle el pelo.
Source: https://www.mundoprimaria.com/mitos-y-leyendas-para-ninos/secreto-del-rey-
maon
Al sur de Ecuador, en plena cordillera de los Andes, hay un hermoso parque nacional
que tiene una impresionante laguna de aguas cristalinas, famosa por su enorme
belleza. Se llama la laguna de El Cajas.
Antiguamente esta laguna no existía. Donde ahora hay agua, existía una finca enorme
que pertenecía a un rico caballero. Dentro de la finca había una magnífica casa
donde vivía con su familia. También había un gran campo de cultivo en el que
trabajaban docenas de campesinos que estaban a sus órdenes.
Una calurosa tarde de verano, una pareja de ancianos pasó por delante de la casa
del rico caballero. La viejecita caminaba con la ayuda de un bastón de madera y él
llevaba un cántaro vacío en su mano derecha.
– ¡Querida, mira qué mansión! Vamos a llamar a la puerta a ver si pueden ayudarnos.
Ya estamos demasiado mayores para hacer todo el camino de un tirón ¡Debemos
reponer fuerzas o nunca llegaremos a la ciudad!
La familia estaba merendando cuando escuchó los ancianos llamar a la puerta. Casi
nunca pasaba nadie por allí, así que padres e hijos se levantaron de la mesa y
fueron a ver quién tocaba a la puerta.
Cuando abrieron la puerta se encontraron con un hombre y una mujer muy mayores y de
aspecto humilde. El anciano se adelantó un paso, se quitó el sombrero por cortesía,
y dijo al padre de familia:
– ¡Buenas tardes! Mi esposa y yo venimos caminando desde muy lejos atravesando las
montañas. Estamos sedientos y agotados ¿Serían tan amables de acogernos en su hogar
para poder descansar y rellenar nuestro cántaro de agua?
– ¡Echa a estos dos de nuestra finca y si es necesario suelta a los perros! ¡No
quiero intrusos en mi propiedad!
A escondidas les llevó al granero para que pudieran dormir. Después salió con
cautela y al ratito regresó con algo de comida y agua fresca.
– Aquí tienen pan, queso y algo de carne asada. Lo siento pero es todo lo que he
podido conseguir.
La anciana se emocionó.
– No, señora, es lo menos que puedo hacer. Ahora debo irme. A medianoche vendré a
ver qué tal se encuentran.
La luna llena ya estaba altísima en el cielo cuando volvió de nuevo para preguntar
a los ancianos si necesitaban algo más. Silenciosamente, entró en el establo.
– ¿Qué tal se encuentran? ¿Se sienten cómodos? ¿Puedo ofrecerles alguna otra cosa?
– ¿Cómo dice?…
– ¡No hay tiempo para explicaciones! ¡Confía en mí y sal de aquí lo antes posible!
La chica no dijo nada más y se fue corriendo del establo. Entró en la casa sin
hacer ruido, metió en la maleta sus pocas pertenencias, y salió por la parte de
atrás tan rápido como fue capaz. Mientras, los ancianos salieron de granero,
retomaron su camino y también se alejaron de allí para siempre.
Faltaban unos minutos para el amanecer cuando unos extraños sonidos despertaron al
dueño de la casa y al resto de su familia. Los pájaros chillaban, los caballos
relinchaban como locos y las vacas mugían como si se fuera el fin del mundo.
– ¡¿Pero qué escándalo es éste?! ¡¿Qué demonios pasa con los animales?!
Todavía no había comprendido nada cuando, a través de la ventana, vio una enorme
masa de agua que surgía de la nada y empezaba a inundar su casa.
No tuvieron tiempo ni de vestirse. Los cinco salieron huyendo hacia la montaña bajo
la luz de la pálida luna y sin mirar hacia atrás. Corrieron durante dos horas hasta
que por fin llegaron a un alto donde pudieron pararse a observar lo que había
sucedido y… ¡La visión fue desoladora! Todo lo que tenían, su magnífica casa y sus
campos de cultivo, habían desaparecido bajo las aguas.
No tuvieron otra opción que seguir su camino e irse lejos, muy lejos. La historia
dice que lograron sobrevivir pero que jamás volvieron a ser ricos.
Eireté la indiecita
Una leyenda Guarani de Paraguay
Esta es una leyenda de los Indígenas Guaraní de Paraguay. Había una vez una
muchacha que se llamaba Eireté. Ella tenía doce años. También tenía ocho hermanas y
ella era la más pequeña. Todas las hermanas vivían en una choza en la jungla. La
jungla tenía muchos árboles y plantas. Era una selva tropical. Hacía mucho calor y
estaba húmedo. Las hermanas de Eireté trabajaban mucho. Pero Eireté era muy
perezosa. No quería trabajar, quería dormir mucho. Siempre tenía sueño. Una mañana
las hermanas de Eireté le dijeron “¡Despiértate! Vamos al río a recoger juncos.”
Los juncos son plantas flexibles que crecen a la orilla del río. Las muchachas
tejían los juncos para hacer canastas (cestos). En las canastas ponían cocos,
mangos, bananos y otras cosas.
Las muchachas caminaron al río muy temprano. Eran las 7 de la mañana. Eireté
siempre caminaba muy despacio. Al fin llegaron al río y recogieron juncos. Luego
los amarraron y los pusieron en sus cabezas. Las nueve hermanas caminaron de vuelta
a su choza. Eireté caminaba despacio y se quedaba más y más atrás. De pronto ya no
veía a sus hermanas. Pero Eireté no tenía miedo, solo estaba cansada. Se sentó a
descansar bajo un árbol grande y se durmió.
Cuando despertó, el sol ya había bajado. La jungla estaba oscura. Entonces Eireté
si tuvo miedo. En la jungla había muchos animales salvajes. Ella tenía miedo del
jabalí, del tigre y de la serpiente. Eireté empezó a caminar pero no veía el camino
a su choza. De pronto encontró una choza pequeña donde vivía una viejita. Eireté le
dijo “¡Escóndeme por favor!” La viejita le dijo “Solo te puedo esconder si tejes
(knit) toda la noche” Le dio unas agujas (knitting needles) especiales y una bola
de hilo (thread) muy fino. Cuando Eireté empezó a tejer se convirtió en una araña
muy pequeña. Y el hilo que tejía era una tela de araña muy fina que cubría la
ventana.
Eireté tejió por una hora, dos horas, tres horas… pero Eireté no estaba
acostumbrada a trabajar tanto. Se cansó y se durmió. Cuando dejaba de tejer, se
volvía a convertir en niña. Al poco tiempo vino el jabalí y olió a la niña. Entró
en la choza para comerse a la niña pero cuando la iba a atacar, Eireté se despertó
y empezó a tejer otra vez. El jabalí ya no vio a la niña porque se convirtió en
araña. El jabalí se fue. Al poco tiempo Eireté se canso otra vez, dejó de tejer y
se durmió. Entonces el tigre la olió y quiso comérsela. Cuando entró en la choza
Eireté se despertó y empezó a tejer otra vez. El tigre ya no vio a la niña sino a
una arañita pequeña. El tigre se fue. Después de un tiempo le dio mucho más sueño,
dejó de tejer y se durmió. Entonces llegó la serpiente y la vio por la ventana.
Empezó a entrar su cabeza y poco a poco todo su cuerpo. Cuando ya iba a enrollarse
(wrap itself) alrededor de la niña, ella se despertó y empezó a tejer. La serpiente
ya no pudo ver a la niña, solo vio una araña que tejía en la ventana.
El Regalo
By Robert Ross/ Ignacio Almandoz
John amaba a su mujer, Abigaíl, por encima de todo. Su aniversario de boda estaba
acercándose y John quería hacerle a su mujer el mejor regalo de su vida. Sabía que
a ella
le encantaban los bolsos, pero ella nunca había podido encontrar un bolso con un
diseño
John tuvo una idea: le preguntó a Abigaíl qué era lo que le gustaba y le disgustaba
de
cada uno de sus bolsos. Cuando supo todo lo que a ella le gustaba y todo lo que no
le
“Sé todo lo que le gusta a mi esposa”, dijo John, y le contó al fabricante lo que
le
“Si le cuentas todo lo que me has dicho a mí, te hará un diseño perfecto. Y yo
luego
“¡Es el diseño más ingenioso y hermoso que he visto jamás! Pero tiene un problema”,
el
fabricante le dijo a John. “Este diseño requiere un tipo de tejido que yo no poseo,
y yo
ciudad.
“Es un viejo amigo mío. Llévale el diseño y él fabricará el tejido de la más alta
calidad
despertó aquella mañana vio el bello cielo del amanecer. Un segundo después se
preguntó “Un momento… ¿Por qué puedo ver el amanecer?” ¡La tienda había
desaparecido! Sus maletas y herramientas estaban todas aún allí ¡pero el viento
“No importa.”, Rico dijo, “Ya casi he llegado a la casa de Lisa”. Cogió las maletas
y
se puso a caminar. Llegó a la casa de Lisa en solo unas pocas horas. Estaba muy
cansado y muy hambriento. “¡Oh, muchísimas gracias por haber venido, Rico!”,
Lisa dijo. Comieron el almuerzo y empezaron a reparar la casa. Rico trabajó todo
el día, y esa noche Lisa le dijo: “Rico, como perdiste tu tienda, aquí tienes una
Rico y Lisa trabajaron en la casa dos días más, y Lisa cuidó de que Rico comiera
Cuando terminó la reparación de la casa, Rico estaba muy cansado por todo lo
que había hecho en los últimos cinco días. No sabía si sería capaz de volver a su
casa andando. Lisa comprendió la situación, así que le dijo: “¡Muchas gracias por
ayudarme! Has pasado por tantas molestias por ayudarme que quiero asegurarme
de que yo siempre pueda ayudarte. Voy a regalarte uno de mis caballos. ¡Ahora
ayude con el caballo, no tienes más que enviarme una carta y yo te ayudaré”.
“¡Muchas gracias, Lisa!”, Rico dijo, cuando por la mañana se puso en camino a
casa con sus tres maletas de herramientas y su caballo. Lisa le había dado
comida para el camino. En efecto, Rico pudo llegar a casa antes de la puesta del
sol. Le escribió una carta a Lisa. “Muchas gracias por el caballo. Estoy muy
contento de haber podido ayudarte a rehacer tu casa. Ahora que tengo un caballo,
lejos de aquí”.
despertó aquella mañana vio el bello cielo del amanecer. Un segundo después se
preguntó “Un momento… ¿Por qué puedo ver el amanecer?” ¡La tienda había
desaparecido! Sus maletas y herramientas estaban todas aún allí ¡pero el viento
“No importa.”, Rico dijo, “Ya casi he llegado a la casa de Lisa”. Cogió las maletas
y
se puso a caminar. Llegó a la casa de Lisa en solo unas pocas horas. Estaba muy
cansado y muy hambriento. “¡Oh, muchísimas gracias por haber venido, Rico!”,
Lisa dijo. Comieron el almuerzo y empezaron a reparar la casa. Rico trabajó todo
el día, y esa noche Lisa le dijo: “Rico, como perdiste tu tienda, aquí tienes una
Rico y Lisa trabajaron en la casa dos días más, y Lisa cuidó de que Rico comiera
lo suficiente para poder hacer su trabajo y recuperarse de su largo viaje sin
comer.
Cuando terminó la reparación de la casa, Rico estaba muy cansado por todo lo
que había hecho en los últimos cinco días. No sabía si sería capaz de volver a su
casa andando. Lisa comprendió la situación, así que le dijo: “¡Muchas gracias por
ayudarme! Has pasado por tantas molestias por ayudarme que quiero asegurarme
de que yo siempre pueda ayudarte. Voy a regalarte uno de mis caballos. ¡Ahora
ayude con el caballo, no tienes más que enviarme una carta y yo te ayudaré”.
“¡Muchas gracias, Lisa!”, Rico dijo, cuando por la mañana se puso en camino a
casa con sus tres maletas de herramientas y su caballo. Lisa le había dado
comida para el camino. En efecto, Rico pudo llegar a casa antes de la puesta del
sol. Le escribió una carta a Lisa. “Muchas gracias por el caballo. Estoy muy
contento de haber podido ayudarte a rehacer tu casa. Ahora que tengo un caballo,
lejos de aquí”.
– Tus botas son muy brillantes -el soldado dice al cazador-; las mías no son muy
brillantes porque tengo que caminar por todo el mundo. Son de piel de búfalo, y
camino mucho con ellas. –
El soldado se levanta:
– No puedo continuar aquí -dice-; tengo mucha hambre. ¿Adónde lleva este camino,
amigo Botaslimpias?
– Entonces estamos igual. Cada oveja, con su pareja; vamos a buscar juntos el
camino.
– Continuemos por el bosque -dice el soldado-; veo una luz que brilla en la
lejanía; seguramente allí hay comida. El soldado y el cazador llegan a una casa de
piedra. Una vieja abre la puerta.
– Buscamos albergue para esta noche y algo de comida. Tenemos mucha hambre. -dice
el soldado.
– Aquí no pueden quedarse -responde la mujer-. Esto es una cueva de ladrones, deben
irse, porque si los ladrones los encuentran, ustedes están en problemas.
– De acuerdo -dice el soldado-. Pero llevo dos días sin comer. No importa si me
matan aquí, o si muero de hambre en el bosque. Yo me quedo aquí. El cazador no
quiere quedarse; pero el soldado lo coge del brazo:
– Escóndanse detrás del horno. Si dejan algo de comida, se los voy a dar cuando los
ladrones duerman.
Entran doce bandidos con mucho ruido. Se sientan a la mesa, que está lista para la
cena. Los bandidos piden la cena a gritos. La vieja sirve un enorme trozo de carne
asada, y los ladrones comen mucho. El soldado siente el olor de la comida y dice
al cazador:
– Yo no puedo esperar más. tengo muchísima hambre; voy a sentarme a la mesa a comer
con ellos.
Pero el soldado se pone a toser con mucho ruido. Los bandidos escuchan al soldado,
se levantan de la mesa y descubren a los forasteros ocultos detrás del horno.
– ¡Ajá, señores! -exclaman-. ¿Están aquí?, ¿eh? ¿Qué quieren? ¿Son espías? Pues si
se quedan, van a aprender a volar.
-Veo que no tienes miedo. Está bien. Te damos de comer, pero luego vas a morir.
– Hermano Botaslimpias, ven a comer -dice al cazador-. Tienes hambre como yo, y en
casa no hay un asado tan sabroso como éste.
Pero el cazador no quiere comer nada. Los bandidos miran con asombro al soldado.
Cuando el soldado termina de comer dice:
– La comida está muy buena; pero ahora necesito tomar una buena bebida. El jefe de
los bandidos, con buen humor, llama a la vieja:
– Ahora, atención, hermano, vas a ver maravillas. Voy a brindar por toda la
compañía.
El soldado levanta la botella por encima de las cabezas de los bandidos, y dice:
-¡A su salud, pero con la boca abierta y el brazo en alto! -y bebe un buen trago.
Cuando el soldado pronuncia esas palabras, todos se quedan inmóviles, con la boca
abierta y levantan el brazo derecho. Entonces el cazador dice:
La vieja trae más botellas de vino, y el soldado toma por mucho tiempo. A la mañana
siguiente, el soldado y el cazador van a la ciudad.
Sus hombres rodean a los bandidos, y luego, levanta la botella, bebe un poco y,
agita la botella encima de los bandidos, dice:
– ¡A despertarse todos!
Inmediatamente se despiertan pero los camaradas del soldado amarran los pies de los
bandidos y los llevan a la prisión.
Cerca de la ciudad, el soldado ve que muchas personas los esperan con alegría y
también la guardia del Rey.
– ¿No sabes que el Rey regresa hoy a su país y todo el mundo sale a recibirlo? –
dice el cazador.
– Eres un soldado valiente y me has salvado la vida. Yo voy a cuidar de ti. Aquí
siempre puedes comer un buen asado, tan sabroso como el de la cueva de los
bandidos. Sólo tienes que ir a la cocina de palacio. Pero si te quieres pronunciar
un brindis, antes debes pedirme autorización.
La Tierra de Alvargonzález
Adaptación libre del poema de Antonio Machado.
Un día el joven encontró en el pueblo cercano una chica joven muy bonita y
simpática. La chica se llamaba Polonia. Ella también era agricultora y era también
muy trabajadora. Alvargonzález y Polonia se casaron y eran muy felices con sus
tierras y sus animales. Tuvieron tres hijos: el mayor se llamaba Pedro, el mediano
se llamaba Juan y el menor se llamaba Miguel.
II
—Por favor, necesito que traigáis leña del bosque para hacer fuego.
Los niños mayores fueron al bosque y regresaron con leña. Entonces la madre les
dijo a los dos hijos mayores:
—Por favor niños, necesito que encendáis la chimenea porque hace mucho frío.
Los niños crecieron y eran unos jóvenes muy altos y fuertes. El hijo mayor, Pedro,
no estudiaba. Pedro trabajaba las tierras de Alvargonzález. Pero él no era bueno.
Era perezoso. El hijo mediano, Juan, no estudiaba tampoco. Juan trabajaba con los
animales de Alvargonzález. Pero Juan no era bueno tampoco. El era perezoso también.
El hijo menor se llamaba Miguel. Él no trabajaba, pero estudiaba mucho.
Alvargonzález quería que Miguel estudiase Teología en la universidad para ser
religioso. Miguel fue a la Universidad de Salamanca… pero el chico prefería las
fiestas y bailar con las chicas. No le gustaba estudiar Teología porque él no
quería ser religioso: el quería ir a América. El quería tener aventuras exóticas y
bailar salsa. Alvargonzález le dio su parte de la herencia y Miguel se fue para
América. Alvargonzález y Polonia estaban muy tristes porque Miguel era su hijo
preferido.
III
Un día Pedro y Juan encontraron en el pueblo cercano dos bonitas chicas jóvenes y
se casaron con ellas. Pero las chicas no eran buenas. Ellas eran unas mujeres malas
y terribles. A ellas no les gustaba Alvargonzález. A ellas solamente les gustaba el
dinero de Alvargonzález. Ellas en secreto hablabas cosas terribles a Pedro y Juan.
Ellas eran una mala influencia y estaban impacientes por controlar inmediatamente
las tierras de Alvargonzález.
El tiempo pasó. Alvargonzález y Polonia eran ahora viejos. Ellos siempre estaban
tristes porque sus hijos mayores y sus esposas no eran buenos con ellos. Los padres
recordaban a Miguel, porque Miguel sí era bueno con ellos, pero él estaba en
América.
Nadie descubrió nunca el cuerpo del pobre Alvargonzález y su pobre esposa Polonia
murió de tristeza poco después.
IV
Pedro, Juan y sus horribles esposas tenían ahora el control de todas las tierras de
Alvargonzález. Pero las tierras estaban malditas y no producían nada. Y los cerdos,
vacas y ovejas se murieron. Los hijos malos de Alvargonzález eran pobres. Ellos
tenían las tierras pero no eran felices.
Un día de repente vino Miguel de América. Miguel era ahora millonario. Miguel
compró a sus hermanos una parte de las tierras.
Pedro y Juan gastaban todo el dinero en vino y fiestas, pero Miguel trabajaba mucho
en sus tierras. Las tierras de Miguel producían mucho y tenía muchas vacas, cerdos
y ovejas. Las tierras de Pedro y Juan no producían nada.
Una noche Pedro y Juan volvían a casa en la noche muy tarde. Estaban borrachos y
vieron a un hombre desconocido trabajando las tierras de Miguel por la noche. Con
la luz de la luna vieron su cara. ¡Era la cara de Alvargonzález! Cuando despertaron
al día siguiente creyeron que era una alucinación por beber demasiado vino.
Pedro y Juan eran pobres otra vez, pero Miguel era muy rico. Las tierras de Pedro y
Juan no producían nada. Las tierras de Miguel producían mucho y tenía muchos
animales. Los hermanos de Miguel y sus mujeres horribles estaban muy furiosos y
conspiraban.
Una noche Pedro y Juan caminaban borrachos junto a la Laguna Negra. Vieron salir
del agua a dos hombres. ¡Vieron claramente sus caras con la luz de la luna! Pedro y
Juan desaparecieron esa noche. Nunca encontraron sus cuerpos.
Cai Cai es un serpiente. Para los Mapuche, él es el dios del mar. Vive en el parte
más profundo del mar. Es un serpiente enorme y muy fuerte. Cai Cai puede nadar muy
bien. En la lengua Mapuche, un serpiente es un “vilú.” En la foto, Cai Cai es el
serpiente en el agua. Cai Cai es de color morado.
Hay otro serpiente en este cuento. Se llama Ten Ten. Ten Ten es el serpiente de
la tierra. Él es el dios de la tierra. Vive cerca de las montañas en Patagonia
(parte de Chile y Argentina). Es de color verde en la foto. ¡También, Teng Teng
es muy fuerte y enorme!
Un dia, Cai Cai (el dios del mar) estaba durmiendo. Se despertó y tembló la
tierra. Cai Cai se levantó y se subió a la superficie del mar. Así el agua se
levantó con él, inundando toda la tierra. Era una inundación increíble. Los
habitantes de Patagonia (los Mapuche) se dio cuenta del agua levantando. Los
Mapuche salieron corriendo con miedo a la montaña. Ten Ten vio que los Mapuche
estaban corriendo rápidamente. Ten Ten vio el agua creciente y quería ayudarles.
Ten Ten subió la montaña para salvar los Mapuche. Cai Cai vino para pelear con Ten
Ten. Era una batalla muy duro para los dos. Los dos pelearon con fuerza. Al
final, Ten Ten ganó la batalla. ¡Los Mapuche estaban bien! Cai Cai volvió a la
profundidad del mar y la inundación bajó inmediatamente. Por este acto de
valentía, los Mapuche en agradecimiento a Ten Ten, bautizaron muchas montañas con
su nombre para recordar siempre su acto valiente. ¡Ahora, hay más islas en el mar
por Ten Ten vilú, y las personas están felices!
EL FIN
Princesa Curabanda
Leyenda de Rincon dela Vieja, Costa Rica. Historia sobre el nombre Rincón de la
Vieja
Hace mucho tiempo dos tribus rivales vivieron en el valle de Guanacaste. El jefe de
la tribu Curubandé tenía una hija que se llamó Curubandá de quien estaba muy
orgulloso. Ella había aprendido a curar muchas enfermedades con los secretos del
barro volcánico, la vegetación y aguas termales.
El tiempo transcurrió y Curubandá se hizo vieja sin olvidar los poderes mágicos de
este lugar con los que curaba a muchas personas. Esto hizo que por muchos años la
gente viajara largas distancias en busca de la curandera que vivía en este remoto
rincón del bosque. Ellos esperaban ser curados de sus males con los secretos y
magia de esta anciana. Todos estos viajeros cada vez que se referían al lugar donde
se encontraba Curubandá decían: “ Voy para donde la Vieja del Rincón o voy para el
Rincón de la Vieja”.
La lotería
Un cuento popular de Cuba.
Una mañana, el hombre salió temprano de su casa para comprar un boleto de lotería.
Tuvo la sensación de que por fin le iba a tocar. Estaba muy emocionado. Estaba tan
emocionado que compró diez boletos del mismo número. Estaba seguro que iba a ganar
y quería ganar mucho dinero. Así que gastó todo su dinero en los diez boletos. No
le quedaba dinero en sus bolsillos pero le daba igual. Iba a ser muy, muy rico.
Esa noche, el campesino no pudo dormir de los nervios que sentía en el estómago. Se
despertó muy temprano y se fue a la ciudad muy feliz con una sonrisa de oreja a
oreja. Mientras caminaba a la ciudad, imaginaba su nueva vida: “ ¡Tendré zapatos
de charol, muchos criados para servirme, daré grandes fiestas en mi casa y viajaré
por todo el mundo, será fantástico!”.
Su mujer también estaba muy emocionada. Se quedó en la casa impaciente. Cada cinco
minutos salía a la puerta para ver si venía su marido en un coche de lujo tal y
como le había dicho. Ella pensaba: “ ¡Por favor, que se cumplan nuestros sueños.
Que venga en coche de lujo y no caminando!”
Después de las cuatro de la tarde, la campesina vio a lo lejos un gran coche rojo
descapotable. Era un coche impresionante que sólo los ricos pueden comprar. En el
coche, la mujer vio a su marido que agitaba los brazos con fuerza. El marido
también gritaba algo pero ella no podía oirlo. Ella pensó: “ ¡Es increíble, mi
marido viene en un coche de lujo y gritando como un loco! Nos ha tocado la lotería,
somos millonarios!”.
Entonces la buena mujer saltó de felicidad y corrió en la casa muy emocionada. Sin
pensarlo dos veces, comenzó a romper todas las cosas feas y viejas que tenía: la
vajilla, los espejos, las estanterías, las ollas para cocinar… Gritó: “ ¡Hala, todo
a la basura, que ya no lo necesito! A partir de ahora voy a tener una mansión y
cosas bonitas por todas partes. ¡Qué harta estoy de todas estas cosas feas!”
Todos los objetos de la casa estaban rotos al suelo. La esposa del campesino
rebosaba de felicidad pero esa felicidad duró muy poco tiempo. Su marido entró en
el comedor acompañado de un distinguido hombre. El elegante señor olía a perfume y
lucía ropas muy bonitas. Su marido tenía las piernas heridas y se apoyaba a dos
palos para poder caminar. La sonrisa de la mujer se congeló y preguntó: “ ¿Qué te
ha pasado?”. El campesino le respondió: “ ¡Regresaba de la ciudad cuando este
señor me atropelló sin querer y por eso tengo las piernas rotas!”
Su mujer gritó: “ ¡Hay madre! ¿Y por qué agitabas los brazos en el coche y
gritabas? Yo pensaba que venías gritando de felicidad porque habías ganado a la
lotería…” Entonces, su marido le contestó: “ ¡Pero qué dices! Yo solo te gritaba:
¡No tires nada, que no nos ha tocado la lotería y vengo con las piernas rotas!”
La mujer se dejó caer en una silla como un saco de patatas. Miró a su alrededor y
vio todas las cosas destruidas por ella misma. Se dio cuenta de que la impaciencia
por ser rica le había jugado una mala pasada.
Fuente: https://www.mundoprimaria.com/cuentos-infantiles-cortos/la-loteria
El Zorro
A folktale from Zimbabwe
Había una vez un muchacho que caminaba por la selva de Zimbabwe. Mientras caminaba,
vio un río. Era el río Save. En el río Save había una, dos, tres muchachas lavando
ropa sucia en el río Save. Una de las muchachas era una princesa. Era una princesa
muy bonita. El muchacho vio la princesa y estaba muy enamorado de ella. El muchacho
dijo, <<Eres la princesa más bonita de todo el mundo. ¿Te casas conmigo?>> La
princesa respondió, <<¿¡EN SERIO?! Tu ropa está sucia, tu cara está sucia, y tienes
que bañarte. No quiero casarme contigo>>. El muchacho preguntó otra vez, <<Quiero
casarme contigo. ¿Qué puedo hacer?>>. La princesa respiró profundamente, y dijo,
<<Pues, hay que bañarse, limpiar la cara y ponerse ropa bonita. Después, puedes ir
al pueblo para hablar con mi papá, el rey. Puedes hablar con él para casarte
conmigo>>. El muchacho le dijo, <<¡Sí! Quiero casarme contigo. Voy a bañarme y
ponerme ropa bonita>>. Entonces, la princesa regresó al pueblo y el muchacho entró
en el río para bañarse.
Es importante saber que en Zimbabwe y otras partes de África, una piel bonita
significa que es una persona rica. Por eso, cuando el muchacho entró en el pueblo,
TODAS las personas estaban impresionadas. El rey estaba impresionado, también. El
rey dijo, <<Señor con la piel más bonita de toda la selva. ¿Qué quieres?>>. Y el
muchacho le respondió sinceramente, <<Solo quisiera casarme con su hija, la
princesa, mi rey. Es la persona más bonita de todo Zimbabwe>>. Inmediatamente el
rey dijo, <<Dicho y Hecho. Tú vas a casarte con la princesa en tres días>>. La
princesa estaba muy feliz. El muchacho estaba nervioso.
Mientras, el zorro estaba nervioso. El zorro quería su piel. Pasó un día. Nada.
Pasó dos días. Tampoco nada. Al pasar tres días el zorro pensó, <<Oki, este
muchacho no me va a devolver la piel. Voy al pueblo porque quiero mi piel>>. El
zorro fue caminando al pueblo y cantaba en voz alta:
(song lyrics in Shona, please see Youtube link below if you want to include in your
retelling) Call: Nine gaboy yami, nine gaboi-ee-ee Response: Kuchemera
chausinga oni
Note: This story is public domain within the oral tradition of Shona speakers of
Zimbabwe. Dr. Sheasby Matiure told this story differently each time he performed:
adding, subtracting and embellishing. Please feel free to add your own flavor to
this tale, as I have, and as any storyteller in Zimbabwe would do.
El espejo
Cuento chino tradicional
Entonces, fue a una tienda para mujeres en la ciudad y compró lo primero que le
llamó la atención: un espejo. Y regresó al pueblo. Le entregó el regalo a su mujer
y se marchó a trabajar sus campos.
El juego
Cuento popular español.
El collar
By Robert Ross and Ignacio Almandoz
Se vistió y se calzó los zapatos tan rápidamente como pudo y empezó a buscar por
todas partes. Buscó durante horas pero no pudo encontrarlo. Lacey estaba muy
disgustada y salió afuera llorando.
“No encuentro mi collar. ¡Es muy especial para mí y no sé dónde está!”, Lacey le
dijo a la serpiente.
“Soy mucho más pequeña que tú y puedo buscar en sitios en los que tú no puedes
entrar”.
La serpiente entró en la casa y buscó en todos los sitios pequeños en los que Lacey
no había buscado. Pasó por agujeros en las paredes que eran muy pequeños, y a
través de huecos estrechos que había en la casa.
“Lo siento mucho. Tampoco yo puedo encontrarlo”, la serpiente le dijo con tristeza
a Lacey.
“¿Qué pasa?¿Tenéis algún problema?, una jirafa les preguntó desde el camino.
“No encuentro mi collar, y lo he buscado en todos los lugares que mis ojos pueden
mirar, y la serpiente lo ha buscado en todos los lugares por los que ella puede
pasar”, Lacey explicó.
“¿Quieres que busque por las alturas?” dijo la jirafa. “Soy mucho más alta que
vosotras dos y puedo mirar en sitios a los que no podéis llegar”.
La jirafa entró en la casa y buscó en todos los sitios elevados en los que Lacey y
la serpiente no habían podido mirar. Miro en el tejado y sobre todas las
estanterías.
“Tal vez hay algún sitio en el que aún no hemos mirado, ¿no?” La jirafa dijo.
“Mi collar…” explicó Lacey, “Lo he buscado por todos sitios, la serpiente ha mirado
en todos los huecos pequeños, y la jirafa ha mirado en todos los lugares elevados y
nadie ha podido encontrar el collar”.
“Pues yo puedo ver en los sitios oscuros en los que no habéis podido buscar”.
El gato buscó en todos los rincones oscuros y en todos los estantes oscuros en los
que Lacey, la serpiente y la jirafa no había mirado.
“¿No habrá algún lugar en el que aún no hemos mirado? “Algún lugar que no es
pequeño, elevado u oscuro…” dijo el gato.
Me puse los zapatos antes de empezar a buscar el collar, y creo que me los puse
demasiado rápido”, Lacey dijo.
“Muchas gracias a todos por ayudarme a encontrarlo. No lo perderé nunca más” dijo
Lacey.
Y entonces, cuando todo estaba oscuro, el pequeño retoño vio algo maravilloso:
pequeñas estrellas brillando en el cielo. Quería alcanzar el cielo para tocar una
de las estrellas brillantes, pero no pudo. Entonces empezó a llorar.
De repente apareció un hada. “¿Por qué lloras?”, preguntó el hada. “Porque quiero
una estrella”, respondió el pequeño retoño. “Un día tu deseo se hará realidad”,
dijo el hada, “pero primero debes crecer y llenarte de amor”. Y entonces el hada
desapareció.
El pequeño retoño trabajó duro para crecer grande y fuerte, y un día se convirtió
en un árbol joven. El Rey Tormenta vino con su viento y lluvia y casi lo tiró en el
suelo. Pero cada vez crecía y se hacía más y más fuerte. Después de un tiempo ya no
le tenía miedo al rey Tormenta, porque le había ayudado a crecer.
Después de muchas visitas del Rey Tormenta, el pequeño árbol se despertó un día y
vio que había pequeños brotes rosados en sus ramas. “Oh, qué maravilloso”, gritó.
Los cuidaba todos los días hasta que un día aparecieron pequeños bebés semilla.
Ahora el pequeño árbol se convirtió en padre y estaba tan ocupado cuidando a sus
bebés que pronto olvidó su deseo.
Ya en verano, sus hijos se volvieron dorados y verdes y el hada vino y beso cada
manzana hasta que sus mejillas se volvieron rojas.
El pequeño manzano estaba orgulloso de sus hijos y era feliz. De repente, el hada
apareció a su lado. “He venido a darte tu deseo -dijo el hada-, te traeré tu propia
estrella del cielo.
“Gracias”, dijo el árbol, “pero ya no necesito la estrella. Estoy muy contento con
mis hijos de manzana”. “Bien,” dijo el hada, “daré mis estrellas a tus hijos de
manzana. Pero esconderé las estrellas en su interior, donde sólo los hijos de los
hombres pueden encontrarlas”.
Y eso es lo que hizo. En cada manzana una pequeña estrella te espera. Una pequeña
estrella que protege a los bebés semilla que puedes volver a plantar en la tierra.
Holiday Stories
Los reyes magos y la epifanía
¿Sabes la palabra epifanía (epiphany) en español o inglés? ¿Sabes que en muchos
países hispanohablantes la estación navideña sigue hasta el 6 de enero? Vamos a
leer sobre la historia y las costumbres de la epifanía y los reyes magos.
¡Adelante!
Según la historia y la tradición, hace muchos años existían tres reyes que vieron
una estrella que anunció el nacimiento del bebé Jesús. El rey Melchor vivía en
Europa, el rey Gaspar vivía en Asia y el rey Baltasar vivía en África. Después de
ver la estrella, los tres salieron montado a camello para la ciudad de Belén.
Cuando por fin llegaron al Belén, le dieron al bebé regalos de oro, incienso y
mirra, cosas muy valiosas en aquel tiempo. La tradición dice que por su parte el
niño Jesús era tan contento con su visita que les dio a los reyes la vida eterna y
el poder de llevar regalos a todos los niños del mundo. Por lo tanto, en muchos
países hispanohablantes es tradicional para los niños recibir regalos de los reyes
el día del 6 de enero, la epifanía. Y, como cualquier fiesta o celebración, hay
comida especial para el día de los reyes magos. La comida más conocida es la rosca
o el roscón, un postre círculo hecho con harina de trigo, azúcar, mantequilla,
levadura, huevos, leche, limón, almendras y frutas. ¡Sabe muy rico!
Espero que hayas aprendido un poco sobre la celebración de los reyes magos.
¡Espero que también tengas la oportunidad de probar el roscón!
La Leyenda de la poinsettia
Hace mucho tiempo, había una chica llamada María y su pequeño hermano Pablo. Eran
muy pobres pero siempre esperaban la fiesta de Navidad.
Todos los años, en la iglesia del pueblo se preparaba un gran pesebre. También los
días previos a la Navidad, en el pueblo había muchos desfiles y había muchas
fiestas. El pueblo siempre se llenaba de desfiles y fiestas. A los dos niños les
encantaba la Navidad, pero siempre se entristecían porque no tenían dinero para
comprar regalos. Sobre todo los dos deseaban ofrecerle algo a la iglesia para el
Niño Jesús. Pero no tenían nada porque eran muy pobres. Estaban tristes porque no
podían dar un regalo al Niño Jesús en la iglesia.
Una noche de Navidad, María y Pablo caminaron hacia la iglesia para asistir al
servicio. En el camino, vieron algunas hierbas que crecían a lo largo de la orilla
del camino. Decidieron cortar las hierbas y ofrecerlas como regalo al Niño Jesús en
el pesebre. No tenían nada mejor para regalarle. Entonces cortaron las hierbas a lo
largo de la orilla del camino.
Cuando llegaron con las hierbas en la iglesia, los otros niños se burlaron de
ellos. Se burlaron porque sólo tenían hierbas como regalo para Jesús. Aunque los
otros niños se burlaron de ellos cuando llegaron con su humilde regalo, María y
Pablo no dijeron nada porque sabían que habían dado lo que mejor podían ofrecer. En
cambio, ordenaron con cuidado las hierbas por el pesebre. Se dedicaron con mucho
esmero a colocar prolijamente las plantas verdes alrededor del pesebre.
Fue entonces que sucedió el milagro: los extremos de cada hoja verde se fueron
convirtiendo en brillantes pétalos rojos. Pronto el pesebre quedó rodeado de
hermosas flores en forma de estrella. Todos los que lo vieron estaban seguros de
estar presenciando un milagro de Navidad ante sus propios ojos.
A partir de ese día, esas flores rojas brillantes se conocieron como las “Flores de
Nochebuena” y nunca dejaron de florecer para cada Navidad.
Esta flor roja con forma de estrella fue bautizada “Poinsettia” en honor del primer
embajador de Mexico, Joel Roberts Poinsett. Y las leyendas relacionadas con esta
hermosa flor navideña, también son mexicanas.
Hace más de dos mil años, llegaron unos sabios a Jerusalén y se presentaron ante el
rey Herodes. Estaban buscando al futuro rey de los judíos que había nacido unos
días antes, el niño Jesús, pues había una nueva estrella sobre Israel que señalaba
la llegada de un rey de reyes. Herodes, que no quería perder su poder, les pidió a
los Reyes Magos que fueran en busca de este niño y que volvieran con información
sobre dónde estaba el niño. Pero el tiempo pasó y los sabios no volvieron.
Para acabar con el problema de raíz, Herodes envió a un grupo de soldados a Belén
con orden de asesinar a todos los niños menores de dos años. La matanza tuvo lugar
el 28 de diciembre. Para recordar a las víctimas, la Iglesia Católica decidió crear
esta fiesta como homenaje. Así, todos los bebés que fueron asesinados en aquel
entonces, son los llamados Santos Inocentes. Afortunadamente, José y María
escaparon a Egipto con el niño Jesús.
Pero la fiesta tiene otro aspecto. En la Edad Media se combinó con la ‘fiesta de
los locos’, una tradición pagana. Hoy en día es una fiesta alegre y divertida. La
gente gasta bromas y se burla de sus familiares o amigos. Las bromas se llaman
‘inocentadas’. En Holanda el día para gastar bromas es el primero de abril. Pero
las bromas son iguales. La inocentada clásica es la de pegarle una figura de muñeco
de papel a la espalda de una persona, sin que se dé cuenta. Una situación que
despertará las risas de todos. Otros ejemplos son: cambiar la hora del reloj o
cambiar azucar por sal o viceversa.
La niña y la muñeca
Hace mucho tiempo, había un chico muy bueno que siempre ayudaba a su
desayuno, “Pedro, has sido tan bueno que tu madre y yo hemos decidido
mientras suspiró “algún día…”. La niña ya iba a irse cuando vio otra
plata, o más”.
puerta de salida.
-¡La compro!
Pedro se sentía muy bien. Pensaba que había realizado una buena
lo contó a sus padres. Ellos escucharon muy contentos cómo Pedro había
preguntó dónde estaría y qué estaría haciendo con la muñeca. Era una
el centro de la ciudad.
Hacía tanto frío que murió congelada. Mucha gente lloraba hoy al verla
la muñeca. La pobre niña se quedó casi sin ropa para abrigar bien a su
muñeca. Tanto la quería que la arropó con su propia chaqueta para que
no pasara frío.
Pedro lo hizo. Y la niña ofreció su vida para proteger del frío a su muñeca.
Cuentos originales
El Hijo Y Las Espinas
Hay una familia. La familia tiene un papá, una mamá, y dos hijos. La familia está
de vacaciones en la playa. Todos están jugando con una pelota de playa. Es hora de
salir de la playa. Todos se ponen las chancletas, recogen las toallas, y caminan
hacia el hotel. El hijo menor lleva la pelota de playa. Hace mucho viento. La
pelota de playa vuela con el viento y aterriza en unas plantas en la arena. El
hijo menor persigue la pelota, corriendo entre las plantas en la arena.
Inmediatamente, el hijo menor empieza a gritar y a llorar muy fuerte. Tiene
espinas en sus pies! No puede caminar. Le duelen los pies. La mamá trata de sacarle
las espinas de sus pies, pero no la permite. El papá trata de sacarle las espinas
de sus pies, pero no lo permite. El papá tiene que llevar al hijo menor en los
brazos cuando tiene que ir al baño. La familia va a un restaurante para comer la
cena. El papá tiene que llevar al hijo menor en los brazos del carro a la mesa. El
pobre hijo menor no puede caminar porque le duelen mucho los pies con las espinas.
El hijo menor tiene que dormir encima de la cama, no puede poner los pies debajo de
la cobija. Mientras el hijo menor duerme, su mamá usa la linterna de su teléfono y
una pinza y le saca todas las espinas de los pies del hijo menor.
Categoría: Lecturas
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