Sistema Del Complemento

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Sistema del Complemento

INMUNOLOGIA (Universidad Tecnológica de Santiago)

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SISTEMA DEL COMPLEMENTO

El sistema del complemento es el principal efector de la rama humoral del sistema inmunitario.
Un aspecto importante de la actividad del complemento es su posición en el sistema inmunitario
innato. La activación de la cascada del complemento puede ser iniciada por varias proteínas
que circulan en el suero normal. Estas moléculas, denominadas proteínas de fase aguda,
poseen capacidad de reconocimiento de patrones y experimentan cambios de concentración
durante la inflamación. De este modo, todas las diversas acciones del sistema del complemento
pueden ser desencadenadas no sólo por anticuerpos, como lo demostró originalmente Bordet,
sino también por componentes de la inmunidad innata.

Funciones del complemento


Las actividades biológicas de este sistema afectan las inmunidades innata y adaptativa y van
mucho más allá de las observaciones originales de la lisis de bacterias y glóbulos rojos mediada
por anticuerpo. Los organismos multicelulares primitivos que carecen de componentes de
inmunidad adaptativa poseen proteínas relacionadas con el sistema del complemento. En
contraste, la interacción de receptores celulares con proteínas del complemento controla
algunas actividades de las células B, lo cual revela que este sistema participa en el sistema
inmunitario adaptativo, altamente desarrollado.

Después de la activación inicial, los diferentes componentes del complemento interactúan en


una cascada muy regulada para llevar a cabo varias funciones básicas, entre ellas las
siguientes:
• Lisis de células, bacterias y virus.
• Opsonización, que promueve la fagocitosis de antígenos particulados.
• Unión a receptores de complemento específicos en células del sistema inmunitario, lo que
desencadena funciones características de dichas células, inflamación y secreción de
moléculas inmunorreguladoras.
• Depuración inmunitaria (inmunodepuración), que elimina complejos inmunitarios de la
circulación y los deposita en el bazo y el hígado.

Componentes del complemento


Las proteínas y glucoproteínas solubles que componen el sistema del complemento se
sintetizan sobre todo en los hepatocitos, aunque también producen cantidades de importancia
monocitos sanguíneos, macrófagos tisulares y células epiteliales de los aparatos digestivo y
genitourinario. Estos componentes constituyen 5% (en peso) de la fracción de la globulina
sérica. Casi todos circulan en el suero en formas funcionales inactivas como proenzimas, o
cimógenos, hasta que ocurre la escisión proteolítica que elimina un fragmento inhibidor y

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expone el sitio activo de la molécula. La secuencia de reacción del complemento se inicia con
una cascada enzimática.

Los componentes del complemento se designan con numerales (C1-C9), letras (p. ej., factor D)
o nombres comunes (como factor de restricción homólogo). Los fragmentos peptídicos que se
forman por activación de un componente se indican con letras pequeñas. En la mayor parte de
los casos, los fragmentos más pequeños que resultan de la escisión de un componente se
designan “a”, y el fragmento más grande se designa “b” (p. ej., C3a, C3b; cabe señalar que C2
es una excepción: C2a es el fragmento de escisión más grande). Los fragmentos más grandes
se unen al blanco cerca del sitio de activación, y los más pequeños se difunden desde el sitio y
pueden precipitar reacciones inflamatorias localizadas por unión a receptores específicos. Los
fragmentos del complemento interactúan entre sí para formar complejos funcionales. Los
complejos que tienen actividad enzimática se designan con una línea sobre el número o signo
(p. ej., C4b2a, C3bBb).

Activación del complemento


Las etapas tempranas, que culminan con la formación de C5b, pueden ocurrir por las vías
clásica (o común), alterna o de lectina. Los pasos finales que llevan a la formación del
complejo de ataque a membrana (MAC) son idénticos en todas las vías.

La vía clásica se inicia con la unión de antígeno y anticuerpo


La activación del complemento por la vía clásica comienza casi siempre con la formación de
complejos de antígeno y anticuerpo solubles (complejos inmunitarios o inmunocomplejos) o con
la unión de anticuerpo a antígeno en un blanco conveniente, por ejemplo, una célula bacteriana.
La IgM y ciertas subclases de IgG (IgG1, IgG2 e IgG3 humanas, pero no IgG4) pueden activar
la vía clásica del complemento. La etapa inicial de la activación incluye C1, C2, C3 y C4, que
se encuentran en el plasma en formas funcionales inactivas. Debido a que los componentes se
nombraron en el orden de su descubrimiento y antes que se determinaran sus sitios funcionales,
los números en sus nombres no siempre indican el orden en que reaccionan.

La formación de un complejo de antígeno y anticuerpo induce cambios de conformación en la


porción Fc de la molécula de IgM, los cuales exponen un sitio de unión para el componente C1
del sistema del complemento. El C1 en suero es un complejo macromolecular que consiste en
C1q y dos moléculas C1r y dos C1s, unidas entre sí en un complejo (C1qr 2s2) estabilizado por

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iones Ca2+. La molécula C1q se compone de 18 cadenas polipeptídicas que se unen para formar
seis brazos helicoidales triples parecidos a colágena, cuyas puntas se unen a sitios de unión de
C1q expuestos en el dominio CH2 de la molécula de anticuerpo. Cada monómero C1r y C1s
contiene un dominio catalítico y un dominio de interacción; el último facilita la interacción con
C1q o de uno con el otro.

Cada complejo macromolecular C1 debe unirse mediante sus cabezas globulares C1q cuando
menos a dos sitios Fc para que suceda una interacción estable C1-anticuerpo. Cuando IgM
pentamérica se une a antígeno en una superficie blanco, asume la llamada configuración en
“grapa”, en la cual se exponen cuando menos tres sitios de unión para C1q. Por otra parte, una
molécula de IgG sólo contiene un sitio de unión de C1q en el dominio C H2 del Fc, de manera
que la unión firme de C1q sólo se logra cuando dos moléculas de IgG se encuentran a 30 a 40
nm una de la otra en una superficie blanco o en un complejo, lo que proporciona dos sitios de
inserción para C1q. Esta diferencia explica la observación de que una molécula individual de
IgM unida a un glóbulo rojo puede activar la vía del complemento clásica y lisar el eritrocito, en
tanto que se requieren alrededor de 1 000 moléculas de IgG para asegurar que dos de ellas se
encuentren lo bastante cerca una de la otra en la superficie celular para iniciar la unión de C1q.

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Diagrama esquemático de los intermediarios en la vía clásica de activación del


complemento

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La vía alterna es independiente de anticuerpo


La vía alterna genera productos activos similares a
los de la vía clásica, pero lo hace sin necesidad de
complejos de antígeno y anticuerpo para iniciarse.
Debido a que no se requiere anticuerpo, la vía alterna
es un componente del sistema inmunitario innato.
Esta vía mayor de activación del complemento
incluye cuatro proteínas séricas: C3, factor B, factor
D y properdina. La vía alterna es iniciada en la mayor
parte de los casos por constituyentes de superficie
celular que son extraños al hospedador. Por ejemplo,
las bacterias gramnegativas y grampositivas tienen
constituyentes en la pared celular capaces de activar
la vía alterna.

En la vía clásica, C3 se escinde con rapidez en C3a


y C3b por la actividad enzimática de la convertasa de
C3. En la vía alterna, el C3 sérico, que contiene un
enlace tioéster inestable, sufre hidrólisis espontánea
lenta para producir C3a y C3b. El componente C3b
puede unirse a antígenos de superficie extraños
(como los de las células bacterianas o partículas víricas) o incluso a células del hospedador.
Las membranas de la mayoría de las células de mamífero tienen concentraciones altas de ácido
siálico, que contribuye a la desactivación rápida de moléculas C3b unidas en células del
hospedador; en consecuencia, esta unión rara vez precipita reacciones adicionales en las
membranas de la célula hospedadora. Debido a que muchas superficies antigénicas extrañas
(p. ej., paredes celulares bacterianas y de levadura y ciertas envolturas víricas) sólo tienen
concentraciones bajas de ácido siálico, el C3b que se une a estas superficies permanece activo
más tiempo. El C3b que se encuentra en la superficie de las células extrañas puede unir otra
proteína sérica llamada factor B para formar un complejo estabilizado por Mg 2+. La unión a C3b
expone un sitio en el factor B que sirve como sustrato para una proteína sérica con actividad
enzimática llamada factor D. Este último escinde el factor B unido a C3b, con lo que se libera
un fragmento pequeño (Ba) —que se difunde— y se genera C3bBb. Este complejo C3bBb
posee actividad de convertasa de C3 y, por consiguiente, es análogo del complejo C4b2a en la
vía clásica. La actividad de convertasa de C3 del C3bBb tiene vida media limitada, a menos que
se una a él la proteína sérica properdina.

La vía de lectina se inicia con la unión de proteínas del hospedador a superficies


microbianas
Las lectinas son proteínas que reconocen como blancos carbohidratos específicos y se unen a
ellos. Puesto que la lectina que activa el complemento se une a residuos manosa, algunos
autores llaman a esta vía la vía de MBL o vía de lectina de unión a manano. Al igual que en el
caso de la vía alterna, la activación de la vía de lectina no depende de anticuerpos. Sin embargo,
el mecanismo es más similar al de la vía clásica que al de la vía alterna, porque después de
iniciarse prosigue a través de la acción de C4 y C2 para producir proteínas activadas del sistema
del complemento. La vía de lectina se activa cuando la lectina de unión a manosa (MBL) se une
a residuos manosa en glucoproteínas o carbohidratos sobre la superficie de microorganismos,
incluidas ciertas cepas de Salmonella, Listeria y Neisseria, además de los hongos Cryptococcus
neoformans y Candida albicans y algunos virus, como VIH-1 y virus sincicial respiratorio. Las
células humanas normalmente tienen residuos de ácido siálico que cubren los grupos azúcar
reconocidos por MBL, y no son blancos para la unión.

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La MBL, miembro de la familia de las colectinas, es una proteína de fase aguda y su


concentración aumenta durante las reacciones inflamatorias. Su función en la vía del
complemento es similar a la del C1q, al que se asemeja en estructura. Después de que la MBL
se une a los residuos carbohidrato en la superficie de una célula o patógeno, a ella se fijan las
proteasas de serina relacionadas con MBL, MASP-1 y MASP-2. El complejo activo formado por
esta vinculación causa escisión y activación de C4 y C2. Las proteínas MASP-1 y MASP-2
tienen similitudes estructurales con C1r y C1s e imitan sus actividades. Este modo de activar
los componentes C2 a C4 para formar una convertasa de C5 sin necesidad de unión de
anticuerpo específico representa un mecanismo innato de defensa importante comparable a la
vía alterna, pero que utiliza los elementos de la vía clásica, excepto las proteínas C1.

Las tres vías del complemento convergen en el complejo de ataque a membrana


La secuencia terminal de activación del complemento incluye C5b, C6, C7, C8 y C9, que
interactúan de manera secuencial para formar una estructura macromolecular denominada
complejo de ataque a membrana (MAC). Este complejo forma un conducto grande a través
de la membrana de la célula blanco, que permite la libre difusión de iones y moléculas pequeñas
a través de la membrana.

El resultado final de la activación de las vías clásica, alterna o de lectina es la producción de


una convertasa de C5 activa. Esta enzima escinde C5, que contiene dos cadenas proteínicas,
α y β. Después de la unión de C5 al componente C3b no enzimático de la convertasa, el extremo
amino terminal de la cadena α se escinde. Esto crea el fragmento pequeño C5a, que se difunde,
y el fragmento C5b grande, que se une a la superficie de la célula blanco y proporciona un sitio
de unión para los componentes subsecuentes del complejo de ataque a membrana. El
componente C5b es en extremo lábil y se desactiva con rapidez a menos que se una a C6 y se
estabilice su actividad. Hasta este punto, todas las reacciones del complemento se llevan a
cabo en la superficie hidrófila de membranas o en inmunocomplejos en la fase líquida. A medida
que se une C5b6 a C7, el complejo resultante experimenta una transición estructural que
expone regiones hidrófobas, que sirven como sitios de unión para fosfolípidos de membrana.
Si la reacción ocurre en la membrana de una célula blanco, los sitios de unión hidrófobos
permiten que el complejo C5b67 se inserte dentro de la bicapa fosfolípida. Sin embargo, si la
reacción tiene lugar en un inmunocomplejo u otra superficie de activación no celular, entonces
los sitios de unión hidrófobos no pueden fijar (“anclar”) el complejo y éste se libera. Los
complejos C5b67 liberados pueden insertarse en la membrana de células cercanas y mediar la
lisis de “espectadores inocentes”. En condiciones normales, las proteínas reguladoras impiden
que esto suceda, pero en ciertas enfermedades el daño celular y tisular puede ser efecto de
dicha lisis.

Regulación del sistema del complemento


Debido a que muchos elementos del sistema del complemento son capaces de atacar tanto
células del hospedador como células extrañas y microorganismos, varios mecanismos
reguladores complejos han surgido por evolución para restringir la actividad del complemento a
los blancos designados. Un mecanismo pasivo de regulación en todas las vías del complemento
es la inclusión de componentes muy lábiles que sufren desactivación espontánea si no son
estabilizados por una reacción con otros componentes. Por ejemplo, la actividad de convertasa
de CD3 generada en la vía alterna tiene vida media activa de sólo 5 min a menos que dicha
enzima sea estabilizada por reacción con properdina. La regulación activa de la actividad del
complemento corre a cargo de una serie de proteínas reguladoras que desactivan diversos
componentes del complemento. Así, la glucoproteína denominada inhibidor de C1 (C1Inh)
puede formar un complejo con C1r2s2, con lo cual determina que se disocie de C1q y previene
la activación adicional de C4 o C2.

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La reacción catalizada por enzimas convertasas C3 de las vías clásica, de lectina y alterna es
el paso principal de amplificación en la activación del complemento, que genera cientos de
moléculas de C3b. El C3b generado por estas enzimas tiene el potencial de unirse a células
cercanas y mediar el daño a las células sanas por la inducción del complejo de ataque a
membrana. El daño a células normales del hospedador se minimiza porque C3b sufre hidrólisis
espontánea para el momento en que se ha difundido a una distancia de 40 nm respecto de las
enzimas convertasas C4b2a o C3bBb, de tal modo que ya no puede unirse más a su sitio
blanco. Todas estas proteínas reguladoras contienen secuencias (motivos) repetitivas de
aminoácidos de unos 60 residuos, llamadas repeticiones de consenso cortas (SCR). En el
ser humano, todas estas proteínas se codifican en un mismo sitio en el cromosoma 1, que se
conoce como grupo génico de reguladores de la activación del complemento (RCA).

En las vías clásica y de lectina actúan de manera similar tres proteínas RCA, distintas desde el
punto de vista estructural, para prevenir el ensamblaje de convertasa de C3. Estas proteínas
reguladoras incluyen la proteína de unión de C4b soluble (C4bBP) y dos proteínas de unión a
membrana, a saber, receptor de complemento tipo 1 (CR1) y proteína cofactor de membrana
(MCP). Cada una de estas proteínas reguladoras se une a C4b y evita su vinculación con C2a.

Varias proteínas RCA también actúan sobre la convertasa de C3 ensamblada y dan lugar a su
disociación; incluyen C4bBP, CR1 y factor H.

Las proteínas reguladoras también operan a nivel del complejo de ataque a membrana. La
posible liberación del complejo C5b67 implica una amenaza de lisis de espectador inocente
para células sanas. Varias proteínas séricas contrarrestan esta amenaza al unirse al C5b67
liberado e impedir su inserción en la membrana de células cercanas. Una proteína sérica
llamada proteína S puede unirse a C5b67 e inducir una transición, con lo que impide la inserción
de C5b67 en la membrana de células cercanas.

La lisis de células mediada por complemento es más eficaz si el complemento proviene de una
especie diferente a la de las células que se lisan. Este fenómeno depende de una proteína de
membrana que bloquea la formación del complejo de ataque a membrana (MAC). Esta proteína,
que se encuentra en la membrana de muchos tipos de células, se denomina factor de
restricción homólogo (HRF) o inhibidor de membrana de lisis reactiva (MIRL). Protege a
las células de la lisis inespecífica mediada por complemento al unirse a C8, con lo que impide
el ensamblaje de poli-C9 y su inserción en la membrana plasmática.

Consecuencias biológicas de la activación del complemento


El complemento sirve como un mediador importante de la reacción humoral porque amplifica la
respuesta y la convierte en un mecanismo de defensa eficaz para destruir microorganismos
invasores. El MAC media la lisis celular, en tanto que otros componentes del complemento o
productos de escisión participan en la reacción inflamatoria, la opsonización de antígeno, la
neutralización vírica y la depuración de inmunocomplejos.

Muchas de las actividades biológicas del sistema del complemento dependen de la unión de
fragmentos del complemento a receptores de él, que diversas células expresan. Además,
algunos receptores de complemento tienen una función importante en la regulación de la
actividad del complemento por la unión de componentes del complemento con actividad
biológica.

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El complejo de ataque a membrana puede lisar una amplia gama de células


El complejo de ataque a membrana formado por la activación del complemento puede lisar
bacterias gramnegativas, parásitos, virus, eritrocitos y células nucleadas. Puesto que las vías
de activación alterna y de lectina suelen actuar sin ninguna interacción inicial de antígeno y
anticuerpo, estas vías sirven como defensas inmunitarias innatas importantes contra
microorganismos infecciosos. La necesidad de una reacción inicial de antígeno y anticuerpo en
la vía clásica completa estas defensas innatas inespecíficas con un mecanismo de defensa más
específico. En algunos casos, la necesidad de anticuerpo en el fenómeno activador es
satisfecha por los llamados anticuerpos naturales, que se secretan contra componentes
comunes de microorganismos ampliamente difundidos.

La mayor parte de los virus envueltos —o quizá todos— son susceptibles a la lisis mediada por
complemento. La envoltura vírica deriva en buena proporción de la membrana plasmática de
células del hospedador infectado y, por consiguiente, es susceptible a la formación de poro por
el complejo de ataque a membrana. Entre los virus patógenos susceptibles de lisis mediada por
complemento se encuentran virus del herpes, ortomixovirus, como los que causan sarampión y
paperas, paramixovirus como el de la gripe, y retrovirus.

Por lo general, el sistema del complemento es muy eficaz para lisar bacterias gramnegativas.
Sin embargo, algunas de estas últimas y la mayor parte de las bacterias grampositivas tienen
mecanismos para evitar el daño mediado por Complemento. Por ejemplo, algunas bacterias
gramnegativas pueden desarrollar resistencia a lisis mediada por complemento que se
correlaciona con la virulencia del microorganismo. En Escherichia coli y Salmonella, la
resistencia al complemento se relaciona con el fenotipo bacteriano liso, que se caracteriza por
la presencia de largas cadenas laterales de polisacárido en el componente lipopolisacárido
(LPS) de la pared celular.

Las bacterias grampositivas son con frecuencia resistentes a la lisis mediada por complemento
porque la capa gruesa de peptidoglucano en su pared celular impide la inserción del MAC en la
membrana interna. Aunque puede ocurrir activación del complemento en la membrana celular
de bacterias encapsuladas, como Streptococcus pneumoniae, la cápsula impide la interacción
entre el C3b depositado en la membrana y el CR1 en células fagocíticas. Algunas bacterias
poseen una elastasa que desactiva C3a y C5a e impide que estos productos de escisión
induzcan una reacción inflamatoria. Además de estos mecanismos de evasión, varias bacterias,
virus, hongos y protozoarios contienen proteínas que pueden interrumpir la cascada del
complemento en sus superficies y así simular los efectos de las proteínas reguladoras del
complemento normales C4bBP, CR1 y CD55 (DAF).

La lisis de células nucleadas requiere la formación de múltiples complejos de ataque a


membrana, en tanto que un MAC aislado puede lisar un glóbulo rojo. Muchas células nucleadas,
incluidas la mayor parte de las células cancerosas, pueden endocitar el MAC. Si el complejo se
elimina lo bastante temprano, la célula puede reparar cualquier daño en la membrana y
restablecer su estabilidad osmótica. Una consecuencia desafortunada de este efecto es que la
lisis mediada por complemento causada por anticuerpos específicos para antígenos de célula
tumoral, que ofrece una posible cura para el cáncer, puede tornarse ineficaz por endocitosis del
MAC.

Los productos de escisión de componentes del complemento median la inflamación


De importancia crítica son los diversos péptidos más pequeños que se generan durante la
formación del MAC, los cuales tienen una función decisiva en el desarrollo de una reacción
inflamatoria eficaz.

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Los fragmentos más pequeños que resultan de la escisión del complemento, C3a, C4a y C5a,
llamados anafilatoxinas, se unen a receptores en células cebadas y basófilos sanguíneos e
inducen desgranulación, con liberación de histamina y otros mediadores con actividad
farmacológica. Las anafilatoxinas inducen asimismo contracción de músculo liso y aumentan la
permeabilidad vascular. Por lo tanto, la activación del sistema del complemento tiene como
resultado el ingreso de líquido que lleva anticuerpo y células fagocíticas al sitio de entrada de
antígeno. Las actividades de estas anafilatoxinas muy reactivas son reguladas por una proteasa
sérica llamada carboxipeptidasa N, que escinde un residuo Arg del extremo C terminal de las
moléculas y produce las llamadas formas des-Arg.

La unión de C3b y C4b facilita la opsonización


C3b es la principal opsonina del sistema del complemento, aunque C4b e iC3b también poseen
actividad opsonizante. Las células fagocíticas, y asimismo algunas otras células, expresan
receptores de complemento (CR1, CR3 y CR4) que unen C3b, C4b o iC3b. El antígeno
recubierto con C3b se une a células que portan CR1. Si la célula es un fagocito (p. ej., neutrófilo,
monocito o macrófago) se intensifica la fagocitosis.

El sistema del complemento también neutraliza la infectividad vírica


En casi todos los virus, la unión de anticuerpo sérico a las sub- unidades de repetición de las
proteínas estructurales víricas crea inmunocomplejos particulados ideales para activar el
complemento por la vía clásica. Algunos virus (p. ej., retrovirus, virus de Epstein-Barr, virus de
la enfermedad de Newcastle y virus de la rubéola) pueden activar las vías alternas, de lectina e
incluso la clásica en ausencia de anticuerpo.

El sistema del complemento media la neutralización vírica por varios mecanismos. Se obtiene
cierto grado de neutralización por la formación de agregados víricos más grandes, simplemente
porque estos agregados reducen el número neto de partículas víricas infecciosas. Aunque el
anticuerpo interviene en la formación de agregados víricos, estudios in vitro demuestran que el
componente C3b facilita la formación del agregado cuando existen apenas dos moléculas de
anticuerpo por virión.

La unión de anticuerpo, complemento o ambos a la superficie de una partícula vírica crea un


recubrimiento proteínico grueso que puede observarse mediante microscopia electrónica. Este
recubrimiento neutraliza la infectividad vírica al bloquear la fijación a células hospedadoras
susceptibles. Los depósitos de anticuerpo y complemento en partículas víricas también facilitan
la unión de la partícula vírica a células que poseen Fc o receptores de complemento tipo 1
(CR1). En el caso de células fagocíticas, esta unión puede ir seguida de fagocitosis y
destrucción intracelular de la partícula vírica ingerida.

Los virus han desarrollado diversas estrategias para evadir la actividad del sistema del
complemento. Estas estrategias corresponden a tres categorías distintas:

• Interferencia en la unión de complemento a complejos antígeno-anticuerpo. Esta estrategia


de evasión es utilizada por el virus del herpes, que sintetiza proteínas víricas con actividad
de receptor de Fc; la unión de estas proteínas a inmunoglobulina inespecífica bloquea la
unión de anticuerpos antivíricos.
• Mimetismo vírico de reguladores del complemento de los mamíferos. El virus de la viruela
bovina produce una proteína que une C4b y C3b, lo cual interfiere en su actividad, y actúa
además como un cofactor para el factor inhibidor 1.

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• Incorporación de reguladores del complemento celular en el virión. El HTLV-1 (virus de la


leucemia humana) incorpora concentraciones significativas de ácido siálico en su envoltura,
lo cual lo enmascara con una propiedad de las células de los mamíferos.

El sistema del complemento depura inmunocomplejos de la circulación


La importancia del sistema del complemento en la eliminación de inmunocomplejos se observa
en pacientes con la enfermedad autoinmunitaria lupus eritematoso sistémico (SLE). Estos
individuos producen grandes cantidades de inmunocomplejos y sufren daño tisular como
resultado de lisis mediada por complemento y la inducción de hipersensibilidad tipo II o III.
Aunque el complemento tiene un papel relevante en el desarrollo del daño tisular en el SLE, el
dato paradójico es que las deficiencias de C1, C2, C4 y CR1 predisponen a un sujeto al SLE;
de hecho, 90% de las personas que carecen por completo de C4 desarrolla SLE.

Deficiencias de complemento
Se han descrito deficiencias genéticas de cada uno de los componentes del complemento. Las
deficiencias homocigotas de cualesquiera de los componentes tempranos de la vía clásica
(C1q, C1r, C1s, C4 y C2) muestran síntomas similares, en especial un incremento notable de
enfermedades por inmunocomplejos como lupus eritematoso sistémico, glomerulonefritis y
vasculitis. Los efectos de estas deficiencias destacan la importancia de las reacciones
tempranas del complemento en la generación de C3b y la función crítica de este último en la
solubilización y depuración de inmunocomplejos. Además de las enfermedades por
inmunocomplejos, los pacientes con estas deficiencias de complemento pueden sufrir
infecciones recurrentes por bacterias piógenas (que forman pus), como estreptococos y
estafilococos. Estos microorganismos son grampositivos y, por consiguiente, resisten los
efectos líticos del complejo de ataque a membrana (MAC). No obstante, los componentes
tempranos del complemento casi siempre impiden infecciones recurrentes por mediación de
una reacción inflamatoria localizada y opsonización de las bacterias.

RESUMEN
• El sistema del complemento comprende un grupo de proteínas séricas, muchas de las
cuales existen en formas inactivas.

• La activación del complemento ocurre por las vías clásica, alterna o de lectina, cada una de
las cuales se inicia de manera diferente.

• Las tres vías convergen en una secuencia clásica de fenómenos que conducen a la
generación de un complejo molecular que causa lisis celular.

• La vía clásica se inicia por la unión de anticuerpo a una célula blanco; las reacciones de
IgM y ciertas subclases de IgG activan esta vía.

• La activación de las vías alterna y de lectina es independiente de anticuerpo. Estas vías se


inician por la reacción de proteínas del complemento con moléculas superficiales de los
microorganismos.

• Además de su papel fundamental en la lisis celular, el sistema del complemento media la


opsonización de bacterias, la activación de la inflamación y la depuración de
inmunocomplejos.

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• Las interacciones de proteínas del complemento y fragmentos proteínicos con receptores


en las células del sistema inmunitario controlan las reacciones inmunitarias innata y
adquirida.

• Debido a su capacidad de dañar al organismo hospedador, el sistema del complemento


requiere mecanismos reguladores pasivos y activos complejos.

• Las consecuencias clínicas de las deficiencias hereditarias del complemento van desde
mayor susceptibilidad a infecciones hasta daño de tejidos causado por inmunocomplejos.

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