EMARS 2019 Dr. Maturana
EMARS 2019 Dr. Maturana
EMARS 2019 Dr. Maturana
(Contenido Parcial del Capítulo de Psicosis, escrito por el autor para el Libro Psicopatología
del Niño y del Adolescente, editado por Almonte, en Editorial Mediterraneo 2019)
Los trastornos psicóticos son poco frecuentes en los niños y en los adolescentes,
sin embargo, desde una perspectiva evolutiva, es relativamente alta la tasa de
alucinaciones en niños, con prevalencias estimadas de 8% en grandes estudios
poblacionales (Laurens KR, Hobbs MJ, Sunderland M, Green MJ, Mould GL, 2012)
y reportes de hasta un 21,3% en algunas muestras comunitarias (Yoshizumi T,
Murase S, Honjo S, Kaneko H, Murakami T, 2004). Por lo tanto, la distinción de
síntomas psicóticos patológicos en la infancia es muy importante, debido a que,
existen investigaciones que señalan que entre el 28% y el 65% de niños 5 y 12
años informan haber tenido amigos imaginarios (Pearson D, Burrow A, FitzGerald
C, Green K, Lee G, Wise N, 2001), lo que podría malinterpretarse de manera
inapropiada como eventos patológicos. Del mismo modo, las alucinaciones
asociadas con los períodos de transición de la vigilia al sueño (hipnagógicas) o del
sueño a la vigilia (hipnopómpicas), son frecuentes en la infancia y disminuyen con
la edad (Ohayon MM, 2000).
En general, las alucinaciones y los delirios parecen ser más prevalentes en niños y
en adolescentes tempranos, que en adolescentes mayores (Kelleher I, Keeley H,
Corcoran P, et al, 2012) (Calkins ME, Moore TM, Merikangas KR, et al, 2014). En
un metanálisis realizado recientemente, se informó una prevalencia, de síntomas
psicóticos, en niños de entre 9 y 12 años del 17%, y entre adolescentes de 13 a 18
años de 7.5%. Sin embargo, aunque la ocurrencia de experiencias similares a la
psicótica en muchos niños y adolescentes va desapareciendo a corto plazo, la
persistencia de los síntomas se asocia a la mayor edad (Kelleher I, Keeley H,
Corcoran P, et al, 2012), a la mayor gravedad y la mayor frecuencia de estos
síntomas (Escher S, Romme M, Buiks A, Delespaul P, van Os J, 2002).
Figura 1
Es sabido, que gran parte de la disminución del funcionamiento mental del sujeto
que presenta estas dificultades, se produce a principios del curso de la
enfermedad, evidenciada a partir de ciertos síntomas clínicos, que si bien son
inespecíficos en la primeras etapas, se vuelven cada vez mas orientadores de una
situación clínica de riesgo y que se va correlacionando directamente con la
capacidad o discapacidad funcional del individuo (Fusar-Poli, W.T. Carpenter,
S.W. Woods, and T.H. McGlashan., 20014), antes de la aparición de la psicosis o
primer episodio Psicótico (Figura 2 ).
Figura 2
A pesar del gran auge y desarrollo en esta área, las investigaciones realizadas
durante los últimos 15 años han demostrado de manera inequívoca que las tasas
de transición de un estado de UHR a psicosis han ido decreciendo desde sobre el
50% en estudios iniciales (Miller, T.J., McGlashan, T.H., Rosen, J.L., Somjee, L.,
Markovich, et al., 2002), usando criterios UHR a tasas de 10-15% (Simon, A.E.,
Umbricht, D., 2010). Esta caída de las tasas de transición reportados aumentó la
preocupación de que estos criterios pueden capturar una alta proporción de falsos
positivos, que puede causar estigma y conducir a innecesario tratamiento, lo que
es particularmente preocupante en adolescentes y adultos jóvenes que comienzan
por primera vez con síntomas psicóticos, lo que no es inusual en estos grupos de
edad, pero que en la mayoría de los casos, representan fenómenos transitorios
que no necesariamente transitan a psicosis.
El concepto Pródromo ultra high risk, tiene por lo general una mirada retrospectiva,
a diferencia del EMAR que es mas bien Prospectivo (Orygen, 2016). De acuerdo a
esta nueva conceptualización, el término "pródromo" solo puede aplicarse cuando
hay certeza que el trastorno psicótico está instalado, mirada restrospectiva, sin
embargo al enfocarse en personas con síntomas y signos aparentemente
prodrómicos ((Thomas LE, Woods SW., 2006) e identificándolos como aquellos que
probablemente van a desarrollar un trastorno psicótico, estamos en una mirada
prospectiva en que el trastorno aún no está instalado y la mayoría de las personas
con estas características no necesariamnete van a la la transición a un trastorno
psicótico propiamente tal (figura 3 )
Figura 3.
Aunque varios estudios han indicado que los criterios EMAR son válidos y fiables
para predecir la psicosis ((Thomas LE et al, 2006), sus implicancias para el
diagnóstico y tratamiento tempranos trae consigo algunos problemas debido a la
amplia variabilidad que existe entre estos individuos y la falta de especificidad de
muchas de sus características (tabla 1).
Tabla 1
Figura 4
Por tanto, el enfoque actual de intervención sitúa los focos no solo en retrasar o
prevenir la aparición de la psicosis, sino en tratar los síntomas que los llevan a
ellos o a sus cuidadores a buscar ayuda, ayudarlos a retornar a su nivel basal de
funcionamiento psicosocial o prevenir un mayor deterioro e identicar precozmente
la aparición de la psicosis iniciando precozmente un tratamiento, reduciendo con
ello el tiempo de psicosis no tratada (McGorry P, Nelson B, Amminger P, Bechdolf
A, Francey S, Berger G, et al., 2009).
Es así que una Buena referencia para el tratamiento de los Trastornos Psicóticos
principalmente la Esquizofrenia es el aporte que realiza en Chile el MINSAL, a
traves de sus Guías Clínicas AUGE, en particular en este tema, relacionado al
tratamiento de personas desde el primer episodio de Esquizofrenia, publicada en Junio
del año 2017 (MINSAL, 2017).
Intervenciones en Estados Mentales de Alto Riesgo para Sicosis (EMARS)
Conclusiones:
En chile, se han hecho esfuerzo a traves de las Garantías explícitas en Salud GES
(MINSAL, 2017), a modo de llegar mas tempranamente a los individuos con primer
episodio psicótico, sin embargo cada vez, es mas fuerte la evidencia que llegar a
ese nivel de la Historia de la Psicosis en un sujeto, es llegar tarde, pues el
deterioro neurocognitivo y de funcionalidad ya se ha ido instalando en forma
previa.
Por lo tanto, así como se ha pretendido a partir de políticas públicas, como la ley
GES, contribuir a la detección e intervención precoz de la psicosis, sería
conveniente que estas políticas fueran incorporando la evidencia acerca de la fase
prodrómica, de modo de identificar e intervenir estos EMARS, de una forma aún
más precoz. En este sentido sería interesante, por ejemplo, articular los servicios
de atención de pacientes psicóticos adultos con los de psiquiatría infantojuvenil, de
modo de evaluar a los hijos de pacientes psicóticos e idealmente, generar
espacios de atención especializados para los pacientes en riesgo de psicosis,
brindando un espacio de atención no estigmatizador, pero a la vez de tratamiento
oportuno, seguro, clínicamente eficaz y susceptible de proteger su neuro-
desarrollo (Ulloa K, 2013).
Bibliografía