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Este documento describe la historia de la profesión de ingeniería. Explica que los primeros ingenieros no tuvieron una educación formal sino que aprendieron de manera empírica, y que la primera escuela de ingeniería fue fundada en Francia en 1794 por Napoleón Bonaparte. También describe cómo las necesidades de guerra impulsaron el desarrollo temprano de la ingeniería y cómo la Revolución Industrial marcó un gran cambio en las especialidades de ingeniería.
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Este documento describe la historia de la profesión de ingeniería. Explica que los primeros ingenieros no tuvieron una educación formal sino que aprendieron de manera empírica, y que la primera escuela de ingeniería fue fundada en Francia en 1794 por Napoleón Bonaparte. También describe cómo las necesidades de guerra impulsaron el desarrollo temprano de la ingeniería y cómo la Revolución Industrial marcó un gran cambio en las especialidades de ingeniería.
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Aspectos Introductorios

Ilabaca, R. (2020). Aspectos Introductorios [apunte].


Chile. UNAB
Aspectos Introductorios

ASPECTOS INTRODUCTORIOS

A lo largo de la historia de la humanidad siempre han existido ingenieros, seres


humanos que han dedicado sus vidas a trasformar la naturaleza con el fin de mejorar
las condiciones de vida de sus semejantes. Con diversas manifestaciones, acordes
con el campo de aplicación escogido, han resuelto los problemas que han mejorado
la calidad de vida de los seres humanos: obras civiles, comunicaciones, información
al instante, calidad de los productos, máquinas que alivian al individuo del esfuerzo
muscular, aparatos que prolongan la vida de los enfermos y aumentan las
posibilidades de los incapacitados, entre otros.

Para ser ingeniero es necesario poseer algunas habilidades características de esta


profesión:

• La creatividad es una de ellas, quizás uno de los aspectos en que más insiste
el mundo moderno y que constituye una de las mayores preocupaciones de
los países avanzados. En principio, todos nacemos con capacidad creativa;
lamentablemente, el medio en que desarrollamos nuestros primeros años se
encarga, con mucha frecuencia, de impedir que se desarrolle.
• La habilidad analítica para poder descomponer un todo en sus partes,
establecer relaciones entre estas constituye otro de los activos fijos más
importantes de cualquier ingeniero. Esta habilidad hay que desarrollarla 1
mediante ejercicios orientados para que este proceso se vuelva un hábito en
el ingeniero.
• El sentido práctico de saber escoger entre varias soluciones cuál es la mejor
para determinada ocasión, el ingeniero se mueve en un mundo real. A
diferencia del científico que busca la verdad, el ingeniero busca la mejor
solución a un problema dado, con algunas restricciones, muchas veces de
tiempo y dinero, que hacen que su método de resolver problemas sea
esencialmente distinto al del científico.
• Resolver problemas; para cada uno de estos es necesario aplicar un enfoque
diferente. El ingeniero debe saber combinar su creatividad, habilidad analítica
y sentido práctico para escoger el camino más adecuado en la resolución de
un problema específico.
• Finalmente, un ingeniero debe ser consciente de que forma parte de una
sociedad y que esta tiene normas que deben cumplirse, estándares éticos que
muchas veces están por encima de los reglamentos o leyes de los países. Hay
situaciones en que una solución técnica excelente no es la más aconsejable
cuando el impacto negativo de la misma recae sobre grupos de la población
permanentemente en estado de subdesarrollo. El ingeniero debe tener muy
en cuenta los factores sociales al seleccionar una solución.
• Los primeros ingenieros no tuvieron una educación formal, construían
edificios, puentes, carreteras, máquinas, etc., gracias a sus capacidades
Aspectos Introductorios

creativas, a su espíritu de imitación, lecturas, conversaciones; en fin, eran


empíricos. Nuestras escuelas de ingeniería tienen sus raíces en las escuelas
politécnicas que florecieron en el Viejo y Nuevo Mundo a finales del siglo XVIII
y comienzos del XIX. La primera de ellas fue la École Polytechnique de París,
fundada por Napoleón Bonaparte en 1794, la cual sirvió de modelo para las
demás.
• La práctica de la ingeniería se basa en el conocimiento de las ciencias
naturales y exactas, así como en la aplicación de la tecnología. Si bien esta
última está íntimamente ligada con la ingeniería, no son lo mismo, y es bueno
diferenciarlas desde un comienzo. Una misma carrera de ingeniería (por
ejemplo, la ingeniería eléctrica) puede ser ofrecida por diversas instituciones
con diversos énfasis. Por ejemplo, en una puede enfatizarse la parte de
tracción eléctrica, mientras que otra fortalece su plan de estudios en el área
de la generación de energía eléctrica. Aunque tienen una base común, la parte
avanzada de cada uno de los programas es distinta. Fíjese bien antes de
seleccionar la carrera que definirá una gran parte de las actividades de su
vida.

Existen múltiples oportunidades para el ingeniero en el mundo laboral: diseño,


mantenimiento, investigación, dirección de proyectos, etc. Todas estas posiciones
desarrollan de una forma u otra las habilidades y los conocimientos adquiridos
durante sus años de estudio. Algunas están más conectadas a la parte técnica, otras 2
parecen más administrativas. Pero en todas ellas el ingeniero puede destacarse como
un excelente profesional.

DESARROLLO HISTÓRICO

No se conoce con exactitud quién creó el nombre de ingeniero para aplicarlo a la


profesión de una persona. Lo que sí se sabe es que la primera escuela de ingeniería
fue fundada en Francia, en 1794, durante el mandato de Napoleón. Las guerras en
las que participaron los ejércitos de este emperador dieron lugar a múltiples
necesidades. Tal vez la más conocida de estas fue la de conservar los alimentos en
buen estado para las tropas, ya que uno de los grandes problemas de la guerra en
aquellos tiempos era abastecer de comida a los ejércitos que permanecían durante
meses transitando por campos desiertos y, muchas veces, en un clima hostil.

Napoleón ofreció un premio monetario a quien diseñara la forma de conservar los


alimentos en buen estado. Como resultado de esta convocatoria, se creó el primer
alimento enlatado en envase de plomo. Seguramente con el paso de los años, el
plomo de los envases absorbido en la sangre de los soldados cobró una gran cantidad
de vidas, pero al margen de estos errores, las necesidades cotidianas fueron el motor
para forzar el ingenio de las personas.
Aspectos Introductorios

Es muy probable que los requerimientos y los problemas planteados por las guerras
napoleónicas fuera lo que orillara al emperador a fundar la École Polytechnique en
París, conocida históricamente como la primera escuela de ingeniería en el mundo.
Aunque, desde 1646, Colbert J. B. ya había formado un cuerpo de ingenieros
franceses de carácter estrictamente militar. No es de sorprender que Napoleón
utilizara la mayoría de los conocimientos generados en esa escuela para apoyar sus
actividades en la guerra. En pleno siglo XXI, varias universidades estadounidenses
tienen departamentos dedicados de manera exclusiva a apoyar las múltiples guerras
en las que participa Estados Unidos. La necesidad es la que despierta el ingenio.

Sin embargo, hay que destacar que desde que el ser humano se considera como tal,
su ingenio le ha permitido, primero, sobrevivir, y luego dominar muchísimas
actividades. De hecho, cuando el hombre aprendió a controlar el fuego, precisamente
gracias a su ingenio, logró crear una tecnología primitiva para generarlo. Cuando
pasó de nómada a sedentario y aprendió a cultivar los campos, nació el primer
ingeniero agrónomo, cuando aprendió a fundir metales, nació el primer ingeniero
metalúrgico, etc.

El hombre aprendió a ser ingeniero desde hace miles de años. Basta contemplar las
pirámides de Egipto o las de México, las colosales construcciones de la Roma antigua
o los templos chinos que datan de hace miles de años. El hombre siempre ha sido
ingenioso para resolver problemas, es decir, siempre ha sido ingeniero, aun sin
saberlo. 3

En 1794, se fundó en Francia la École des Ponts et Chaussées (Escuela de Puentes y


Pavimentos), que en tiempos modernos sería considerada una escuela de
arquitectura, aunque por el tipo de obras que edificaron, sería más propiamente dicho
una escuela de ingenieros civiles.

La Escuela de Puentes y Pavimentos francesa formó, con bases y estudios científicos,


a los primeros ingenieros civiles mecánicos encargados de la construcción de todo
tipo de puentes y carreteras. Se dice que algunos de los 21 puentes del río Sena en
París fueron construidos por ingenieros egresados de aquella escuela, la cual influyó
fuertemente en el desarrollo de la ingeniería civil del mundo entero. También se dice
que los egresados de esa primera escuela trabajaron en empresas privadas, las
cuales, al percatarse de la enorme utilidad de contar con personal capacitado
científicamente para resolver los problemas que se presentaban en sus incipientes
procesos de producción, incitaron al Estado a la creación de otras escuelas similares.
Sin embargo, el gran cambio en las especialidades de la ingeniería que existían hasta
ese momento vino con la Primera Revolución Industrial en Inglaterra. Antes de este
suceso, la producción en cualquier país era a pequeña escala, para mercados
limitados, con productos artesanales y haciendo uso rudimentario de tecnología; no
obstante, la industria textil y la cerámica se desarrollaron más en aquel tiempo en
Inglaterra. Por ejemplo, productos de alfarería, básicamente, toda la loza empleada
Aspectos Introductorios

en el hogar, como platos, tarros y ollas de producción simple, eran fabricados por
una sola persona. Si su elaboración era más sofisticada, con colores, asas y formas
especiales, involucraba la participación de diversos especialistas, en la que cada
quien realizaba una parte del trabajo; es decir, una persona preparaba la arcilla, otra
dibujaba, otra pintaba, etc. La producción era totalmente artesanal y muy limitada.

La Primera Revolución Industrial inició con el advenimiento de la primera máquina


de vapor, inventada por James Watt en 1765, junto con otra serie de pequeños
inventos tecnológicos de la época. En ese entonces, la industria textil era la más
desarrollada, fabricaba una gran diversidad de productos, con demanda en el
mercado, los primeros avances fueron husillos para hilar y telares semiautomáticos,
de modo que las telas ya no se hacían a mano. Pero, las máquinas no trabajan solas;
la máquina de vapor de Watt sustituyó la fuerza del hombre por la fuerza de la presión
de vapor para mover las máquinas. Para ello hubo necesidad de diseñar pequeños
dispositivos, como ejes, bandas, engranes, etc., de modo que la presión de vapor
moviera las máquinas tejedoras e hiladoras en forma autónoma. Posteriormente,
esta tecnología del movimiento rotatorio autónomo se empleó en los más diversos
campos, como barcos, trenes y minas, de donde se extraía el mineral con un gusano
sinfín. Para accionar la máquina de vapor se necesitaba agua y carbón, por lo que los
grandes centros industriales se asentaron cerca de donde se encontraban estos
elementos. Si el agua provenía de ríos era mucho mejor, pues se podían producir y
transportar por barco grandes cantidades de productos. El uso de la tecnología de la 4
máquina de vapor y su movimiento rotatorio provocó la disminución de los costos de
producción y los precios de los productos, por lo que se ampliaron los mercados a
sitios cada vez más distantes y se sustituyó la mano de obra por máquinas; lo que
se necesitaba era dinero para construir más máquinas de todo tipo. Por otro lado, la
mano de obra artesanal se empezó a relegar y surgió la clase obrera, es decir, la
mano de obra no especializada y barata, necesaria para la producción en masa, y se
crearon las primeras industrias.

Fue precisamente en Inglaterra, el gran colonizador mundial, donde tuvo lugar la


llamada Primera Revolución Industrial, es decir, donde comenzó la producción en
masa, convirtiendo a este país en la primera fuerza mundial, en todos sentidos, y
demostró al mundo cómo se puede conquistar sin la fuerza de las armas.

Inglaterra era el único país que poseía el gran secreto de la producción masiva, y se
dio a la tarea de transformar todo tipo de materias primas para elaborar productos
baratos y llevarlos a los sitios más lejanos fuera de su territorio, incluido el continente
americano, donde se fundó una colonia que, con el paso de poco más de 200 años,
se convertiría en el nuevo imperio mundial: Estados Unidos de América. La nueva
colonia inglesa se estableció en un continente vasto, con recursos naturales casi
ilimitados, que al momento de su independencia hizo sus propias reglas de vida y sus
leyes, sin considerar en absoluto las viejas costumbres y tradiciones de la antigua
Europa, los nuevos pobladores tomaron de los europeos solo lo que les convino, tales
Aspectos Introductorios

como los conocimientos generados durante siglos en las universidades europeas,


ejemplo de ello fue la idea de empresa y la incipiente tecnología de la producción en
masa.

Con la Revolución Industrial nació la industria como tal y, con ello, todos los
problemas inherentes para hacerla funcionar cada vez mejor. David Hume (1711-
1776), científico inglés, sentó las bases para desarrollar lo que hoy se conoce como
método científico, es decir, la aplicación de la racionalidad en todo intento de creación
de nuevos conceptos y objetos. Fue el primero en proponer que en los hechos
siempre hay una relación causa-efecto y que las causas y los efectos se pueden
descubrir no por la razón sino por la experiencia. Esto dio origen a verdaderas
escuelas no solo de pensamiento científico, formando a científicos con un enfoque
pragmático. Desde este enfoque, la ciencia estadounidense dio paso a la Segunda
Revolución Industrial. La Inglaterra del siglo XVIII tenía leyes muy estrictas que
prohibían la exportación a cualquier parte del mundo, en especial a Estados Unidos,
de todo tipo de planos, modelos, asesores técnicos, etc., que revelaran los secretos
tecnológicos de la industria inglesa, ya que en esos secretos basaba su potencial
económico. Los estadounidenses intentaron repetidas veces desarrollar tecnología
textil, minera, etc., pero siempre fracasaron. No obstante, fue la avaricia personal de
un granjero inglés, Samuel Slater, lo que cambió la historia: dos codiciosos
capitalistas estadounidenses ofrecieron a Slater compartir las ganancias si este
revelaba los secretos de una hiladora de algodón que conocía perfectamente, el trato 5
fue que Slater debía salir de Inglaterra y construir una hiladora de algodón en Estados
Unidos. Así, en 1793, en Pawtucket, Rhode Island, se construyó la primera fábrica
textil de producción masiva en todo el continente americano. Con este hecho, se
puede decir que Estados Unidos importó “ilegalmente” el primer ingenio textil a su
territorio.

La instalación de esta primera industria textil en América (específicamente en Estados


Unidos de América), en un ambiente abundante en recursos como agua, carbón y
madera para producir vapor, sin leyes ancestrales, sino totalmente nuevas y con un
enfoque pragmático, sin la presión de los gremios de artesanos que prevalecían en
Europa, con la ética protestante antepuesta en todos los negocios y, sobre todo, con
un espíritu innovador, hizo que se redujeran aún más los costos de los productos
textiles, convirtiendo rápidamente a esta empresa en una gran exportadora. Sus
propietarios, Slater, Moses Brown y William Almy, la administraron de manera
inteligente y novedosa, ganando enormes cantidades de dinero. Se dice que esta
primera empresa fue el centro de atención de los futuros capitalistas estadounidenses
y el primer ejemplo que convirtió a Estados Unidos en la tierra de los grandes
negocios.
Aspectos Introductorios

La Segunda Revolución Industrial empezó por dos hechos sin precedente: la forma
de administrar la industria textil de Brown y Slater, llamada administración
integración vertical, y el uso de partes intercambiables. Hasta antes de este concepto,
las máquinas eran fabricadas por artesanos, quienes construían y ajustaban cada
pieza. Fue durante la fabricación de pistolas que dos ingenieros, Eli Whitney y Simeon
North, crearon el concepto de sistema uniforme de producción. El ejército de Estados
Unidos encargó la producción de miles de pistolas, y la única alternativa de
fabricación masiva era dividir el arma en partes estandarizadas y finalmente unir
esas partes. Esta idea, incluso, tenía la ventaja de que, si una parte de la pistola
trabajaba mal o se averiaba, se reemplazaba por otra, ya que había partes de
repuesto estándar. Este sistema de producción acabó con los artesanos, pues incluso
los obreros también eran intercambiables. Había nacido una idea básica de la
industria actual: la estandarización de partes.

A este hecho se llamó Segunda Revolución Industrial, porque acabó con los artesanos
y surgieron los obreros como clase social. En Inglaterra, los artesanos eran
necesarios para construir las máquinas; pero con el sistema de partes
intercambiables esto cambió, pues lo que se necesitaba para la producción en masa
eran obreros no especializados que trabajaran las máquinas y diseñadores de
maquinaria cada vez más sofisticada, así como administradores o controladores de
los obreros y, principalmente aportadores de capital. Los conocimientos técnicos y la
creatividad en el diseño, características básicas de un ingeniero de cualquier 6
especialidad, fueron desde ese momento más importantes que la destreza manual.
Esta especialización dio origen a clases sociales bien diferenciadas: los dueños del
capital, los técnicos o intelectuales y los obreros. En este ambiente, y al percatarse
de las ventajas de contar con personal especializado para la producción masiva, los
estadounidenses adoptaron un sistema de educación liberal, que fue una marca de
refinamiento social, pues estudiar garantizaba no ser obrero y percibir mejores
salarios. Quien estudiaba, podía ascender en la escala social y mejor aún era estudiar
una especialidad en ingeniería.

La administración, como disciplina de estudio, aún no entraba en escena sino hasta


principios del siglo XX. Para fines del siglo XIX, en 1880, los estadounidenses
fundaron la Sociedad Americana de Ingenieros Mecánicos (ASME, por sus siglas en
inglés) que realizó enormes aportaciones a la ingeniería industrial.

La producción masiva tuvo una consecuencia natural: ¿a quién se venderían tantos


productos? El problema, ahora, era la creación de mercados, los cuales estaban cada
vez más alejados. Esto provocó la necesidad de construir no solo nuevos caminos,
sino también novedosos transportes, lo que a su vez dio origen al surgimiento de
nuevas industrias. Así se inició la construcción de trenes y vías férreas, sin embargo,
para sustentar esto hubo necesidad de incrementar la producción de la industria del
acero, ubicada en Pennsylvania, debido a que ahí se encontró mineral de hierro,
carbón y agua. Luego se tuvo que impulsar el negocio de la madera para la fabricación
Aspectos Introductorios

de los durmientes que requerían los miles de kilómetros de vías férreas. Con el
surgimiento del telégrafo y del teléfono, prosperaron también las industrias del cobre
y de los recubrimientos plásticos de los cables. La producción no debía ser pequeña,
sino que había que cubrir miles de kilómetros de ferrocarril, de alambres de energía
eléctrica y de teléfono.

Muchos ferrocarriles se construyeron con la idea de anticiparse varios años al futuro


crecimiento del comercio, lo que propició que muchos nuevos empresarios ubicaran
sus fábricas en lugares distantes, pues ya contaban con una línea de ferrocarril que
les facilitaría el transporte de materias y de productos terminados hacia los sitios más
distantes de la pujante nación. Este inmenso progreso de las comunicaciones y de la
elaboración de materiales de construcción, propició la necesidad, también creciente,
de más ingenieros de todas las especialidades, no solo civiles o textiles, sino también
eléctricos, mecánicos, químicos, en comunicaciones, etc., lo que a su vez era suelo
fértil para el desarrollo de otras disciplinas, básicamente administrativas. En 1884,
se fundó la Sociedad Americana de Ingenieros Eléctricos, y en 1908, la Sociedad
Americana de Ingenieros Químicos.

Dando paso a la Tercera Revolución Industrial, según planteamientos de Jeremy


Rifkin, es posible identificar 5 aspectos fundamentales de esta época:

1. La transición hacia la energía renovable.


2. La transformación del parque de edificios de cada continente, en 7
microcentrales eléctricas que recojan y aprovechen in situ las energías
renovables.
3. El despliegue de la tecnología del hidrógeno y de otros sistemas de almacenaje
energético en todos los edificios y a lo largo y ancho de la red de
infraestructuras, para acumular energías como las renovables, que son de
flujo intermitente.
4. El uso de la tecnología de internet, para transformar la red eléctrica de cada
continente en una inter-red de energía compartida, que funcione exactamente
igual que internet.
5. La transición de la actual flota de transportes hacia vehículos de motor
eléctrico, con alimentación de red.

Si el desarrollo de alguno de esos cinco pilares se demora con respecto al del resto,
los demás se verán obstaculizados, y la infraestructura misma quedará
comprometida.
Aspectos Introductorios

Convertirse en una economía de bajas emisiones de carbono significa, en realidad,


efectuar la transición desde un sistema energético de combustibles fósiles propio de
la Segunda Revolución Industrial. Las energías renovables son abundantes y limpias,
y nos permiten creer seriamente en la posibilidad de vivir en un mundo sostenible,
pero tienen también sus propios problemas particulares, y es que, señala Rifkin, “no
siempre luce el Sol, ni sopla el viento”. Las energías renovables son, en su mayor
parte, intermitentes, mientras que las duras, aunque finitas y contaminantes,
constituyen de todos modos un stock fijo.

La Tercera Revolución Industrial se inició en la década de 1960. Generalmente, se la


conoce como la revolución digital o del ordenador, porque fue catalizada por el
desarrollo de los semiconductores, la computación mediante servidores tipo
«mainframe» (en los años sesenta), la informática personal (décadas de 1970 y
1980) e internet (década de 1990).

Habida cuenta de las diversas definiciones y argumentos académicos utilizados para


describir las tres primeras revoluciones industriales, creo que hoy estamos en los
albores de una Cuarta Revolución Industrial. Esta comenzó a principios de este siglo
y se basa en la revolución digital. Se caracteriza por un internet más ubicuo y móvil,
por sensores más pequeños y potentes que son cada vez más baratos, y por la
inteligencia artificial y el aprendizaje de la máquina.

Las tecnologías digitales que en su núcleo poseen hardware para computación, 8


software y redes no son nuevas, pero, a diferencia de la Tercera Revolución
Industrial, son cada vez más sofisticadas e integradas y están, como resultado de
ello, transformando las sociedades y la economía mundial. Esta es la razón por la que
los profesores Erik Brynjolfsson y Andrew McAfee, del Massachusetts Institute of
Technology (MIT), hicieron famosa la referencia a este período como “la segunda era
de las máquinas”1, título de su libro de 2014, al afirmar que el mundo está en un
punto de inflexión en que el efecto de estas tecnologías digitales se manifestará con
«toda su fuerza» a través de la automatización y la creación de cosas sin precedentes.

En Alemania se debate sobre la industria 4.0, un término acuñado en la Feria de


Hannover de 2011 para describir cómo esta revolucionará la organización de las
cadenas de valor globales. Mediante la creación de «fábricas inteligentes», la Cuarta
Revolución Industrial genera un mundo en el que sistemas de fabricación virtuales y
físicos cooperan entre sí de una manera flexible en todo el planeta. Esto permite la
absoluta personalización de los productos y la creación de nuevos modelos de
operación.

1
Erik Brynjolfsson y Andrew McAfee, The Second Machine Age. Work, Progress, and
Prosperity in a Time of Brilliant Technologies, W. W. Norton & Company, 2014.
Aspectos Introductorios

La Cuarta Revolución Industrial, no obstante, no solo consiste en máquinas y


sistemas inteligentes y conectados. Su alcance es más amplio. Al mismo tiempo, se
producen oleadas de más avances en ámbitos que van desde la secuenciación
genética hasta la nanotecnología, y de las energías renovables a la computación
cuántica. Es la fusión de estas tecnologías y su interacción a través de los dominios
físicos, digitales y biológicos lo que hace que la Cuarta Revolución Industrial sea
fundamentalmente diferente de las anteriores. En esta revolución, las tecnologías
emergentes y la innovación de base extendida se están difundiendo mucho más
rápido y más ampliamente que en las anteriores revoluciones, todavía en desarrollo
en algunas partes del mundo. La Segunda Revolución Industrial todavía debe ser
plenamente experimentada por el 17% de la población mundial, pues casi 1.300
millones de personas carecen de acceso a la electricidad. Esto también es válido para
la Tercera Revolución Industrial, con más de la mitad de la población mundial, 4.000
millones de personas, la mayoría en el mundo en desarrollo, sin acceso a internet. El
huso (el sello de la Primera Revolución Industrial) tardó casi 120 años en difundirse
fuera de Europa. Por el contrario, internet permeó todo el mundo en menos de una
década.

Todavía válida hoy en día es la lección de la Primera Revolución Industrial, según la


cual la medida en que la sociedad abraza la innovación tecnológica es un factor crucial
del progreso. El gobierno y las instituciones públicas, así como el sector privado,
tienen que cumplir su parte, pero también es esencial que los ciudadanos vean los 9
beneficios a largo plazo.
Aspectos Introductorios

BIBLIOGRAFÍA

• Baca Urbina et al (2014). Introducción a la Ingeniería Industrial. 2ª Edición.


GRUPO EDITORIAL PATRIA, S.A. DE C.V. Renacimiento 180, Colonia San Juan
Tlihuaca Delegación Azcapotzalco, Código Postal 02400, México, D.F. ISBN
ebook: 978-607-438-919-7
• Grech, P. (2013) Introducción a la ingeniería, un enfoque a través del diseño.
2ª Edición. PEARSON, Colombia, 2013. ISBN: 978-958-699-264-0
• Klaus Schwab (2016) The Fourth Industrial Revolution. Foro Económico
Mundial. Penguin Random House Grupo Editorial, S. A. U. Travessera de
Gràcia, 47-49. 08021 Barcelona. ISBN: 978-84-9992-699-5

10

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