Lluvia Tardía y 1888 2.0
Lluvia Tardía y 1888 2.0
Lluvia Tardía y 1888 2.0
“El mayor peligro para esta congregación y para nuestro pueblo en todo lugar es no ver
las cosas que conciernen a cada uno individualmente, sino más bien las cosas que están
fuera. Mirarán las cosas exteriores y sus evidencias, antes que mirar si sus propios
corazones están en armonía con Dios. Mirarán a esas cosas como a una especie de
teoría, más bien que poseer en su interior al Cristo viviente, a fin de que todas esas cosas
puedan ser realidades vivientes interiores, y a fin de que podamos estar preparados para
afrontarlas en el temor y salvación de Dios. Como ya he dicho, ese es el mayor peligro
para esta congregación aquí presente, y más allá de esta congregación podemos hacerlo
extensivo a cualquier profeso guardador del sábado en el mundo.”
A.T. Jones Boletin de la Conf. General 1893 N°8
(Jer 30:7; Hos 6:3; Joe 2:23; Zec 10:1; Eph 4:13, Eph 4:15.) El refrigerio de la lluvia
tardía.—
Al acercarse los miembros del cuerpo de Cristo al período de su último conflicto, “el
tiempo de angustia de Jacob”, crecerán en Cristo y participarán abundantemente de su
Espíritu. Cuando sea proclamado el tercer mensaje, crece[rá] hasta convertirse en un
fuerte clamor, y a medida que la obra final sea acompañada por gran poder y gloria, los
fieles hijos de Dios participarán de esa gloria. La lluvia tardía es la que los revive y
fortalece para que puedan pasar por el tiempo de angustia. Sus rostros brillarán con la
gloria de la luz que acompaña al tercer ángel (RH 27-5-1862).
Revelación de la justicia de Cristo.—
El tiempo de prueba es inminente, porque el fuerte clamor del tercer ángel ya ha
comenzado en la revelación de la justicia de Cristo, el Redentor que perdona los
pecados. Este es el comienzo de la luz del ángel cuya gloria llenará toda la tierra (RH
22-11-1892).
Muchos habían perdido de vista a Jesús. Necesitaban dirigir sus ojos a su divina persona,
a sus méritos, a su amor inalterable por la familia humana. Todo el poder es colocado en
sus manos, y él puede dispensar ricos dones a los hombres, impartiendo el inapreciable
don de su propia justicia al desvalido agente humano. Este es el mensaje que Dios
ordenó que fuera dado al mundo. Es el mensaje del tercer ángel, que ha de ser
proclamado en alta voz y acompañado por el abundante derramamiento de su Espíritu.—
Testimonios para los Ministros, 91-92 (1895).
El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el
otro para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que termina la obra del
tercer ángel.—Joyas de los Testimonios 2:374 (1900).
FUERTE PREGÓN
APOCALIPSIS 18