Estructura Cognitiva
Estructura Cognitiva
Estructura Cognitiva
La estructura cognitiva está definida como el conjunto de conceptos e ideas que un individuo posee sobre un determinado campo de conocimientos, así como la forma
en la que los tiene organizados.
En el proceso de orientación del aprendizaje para la adquisición de nuevos conocimientos, es de vital importancia conocer la estructura cognitiva del alumno; no sólo se
trata de saber la cantidad de información que posee, sino además cuales son los conceptos y proposiciones que maneja actualmente, así como de su grado de estabilidad,
es decir que el alumno tenga un buen manejo de los conocimientos adquiridos anteriormente.
La experiencia humana no sólo implica al pensamiento, sino también a la afectividad y únicamente al considerarlas en conjunto se capacita al individuo para enriquecer
el significado de su experiencia.
Los principios de aprendizaje propuestos por Ausubel, ofrecen el marco para el diseño de herramientas metacognitivas que permiten conocer la organización de la
estructura cognitiva del educando, lo cual permitirá una mejor orientación de la labor educativa, ésta ya no se verá como una labor que deba desarrollarse con "mentes
en blanco" o que el aprendizaje de los alumnos comience de "cero", pues no es así, sino que, los educandos tienen una serie de experiencias y conocimientos que
afectan su aprendizaje y pueden ser aprovechados para su beneficio. Lo anterior nos dice que ya desde hace mucho tiempo existe herramientas para conocer la
estructura cognitiva del ser humano, y así poder aplicar técnicas de enseñanza.
Ausubel resume este hecho de la siguiente manera: "Si tuviese que reducir toda la psicología educativa a un solo principio, enunciaría este: El factor más importante que
influye en el aprendizaje es lo que el alumno ya sabe. Averígüese esto y enséñese consecuentemente".
La teoría de Ausubel es cognitiva. Explica el proceso de aprendizaje según el cognitivismo. Se preocupa de los procesos de compresión, transformación,
almacenamiento y uso de la información envueltos en la cognición.
El concepto de cognición (del latín: cognocer, "conocer" hace referencia a la facultad de los seres de procesar información a partir de la percepción, el conocimiento
adquirido y características subjetivas que permiten valorar y considerar ciertos aspectos en detrimento de otros. La cognición está íntimamente relacionada con
conceptos abstractos tales como mente, percepción, razonamiento, inteligencia, aprendizaje.
Ausubel sostiene que el conjunto de conceptos acumulados en la estructura cognitiva de cada alumno es único. Cada persona construirá distintos enlaces conceptuales
aunque estén involucrados en la misma tarea de aprendizaje.
Cada individuo forma una serie de bloques conceptuales y organizados según le sea más fácil su comprensión y la memorización de los mismos.
Los materiales aprendidos significativamente pueden ser retenidos durante relativamente largo período de tiempo, meses incluso años. Por lo tanto la estructura
cognitiva esta forjada a lo largo de este tiempo.
El aprendizaje combinatorio se da cuando nuevas ideas son potencialmente significativas, porque pueden relacionarse; debido a su similitud, con contenidos generales
adecuados a la estructura cognitiva.
La estructura cognitiva no es estática, sino dinámica, que se modifica y reorganiza constantemente durante el aprendizaje significativo. Hay dos procesos básicos:
• Diferenciación progresiva: a medida que nuevas ideas son incorporadas por un cierto elemento inclusor, éstas adquieren significado y el elemento inclusor se va
modificando por la incorporación de significados adicionales. Este proceso determina una diferenciación progresiva del elemento inclusor.
• Reconciliación integradora: en el aprendizaje supraordenado o en el combinatorio, mientras que una nueva información es adquirida, los elementos constituyentes de
la estructura cognitiva se pueden reorganizar y adquirir nuevos significados, produciéndose una reconciliación integradora que implica también una diferenciación
progresiva.
La estructura cognitiva puede ser comprendida como un proceso mental, que las personas emplean para poder entender la información que reciben. La estructura
cognitiva permite la organización de dicha información, de tal manera que la persona pueda aprender y recordar, es decir que estas estructuras integran lo que es la
comprensión y la memoria. Dicho de otra manera, la estructura cognitiva es vista como un conjunto de ideas que tiene un sujeto acerca de una determinada área del
conocimiento y su forma de organizarlas en su mente.
Dentro del proceso de aprendizaje, para la captación de conocimientos nuevos, resulta muy importante identificar la estructura cognitiva del alumno. No solo para
conocer cuanta información posee, sino más bien cuáles son los conceptos que saben dominar, así como también su nivel de estabilidad
Las primeras son de pensamiento comparativo, como por ejemplo la memorización y la clasificación.
Las segundas son las de representación simbólica, como por ejemplo, la danza, la música, las matemáticas y los gestos.
La tercera es la de razonamiento lógico, como por ejemplo el razonamiento, la causa y efecto, la valoración y solución de problemas.
Si se les preguntara a diversas personas, que es lo primero que se le viene a la mente cuando se habla de volar, es probable que se tengan distintas respuestas.
¿A qué se debe esto? A que todos los individuos piensan diferente y lo hacen, porque tienen distintas estructuras cognitivas.
Las personas a medida que se van instruyendo y conociendo, van guardando toda esa información de forma ordenada en su memoria y cada vez que asimila un nuevo
conocimiento, procede a guardarlo en su memoria.
Los modelos de diagnóstico cognitivo integran la Psicometría y la Psicología Cognitiva con el objetivo de realizar mediciones detalladas de los procesos o atributos
cognitivos requeridos para resolver los ítems de un test. Dentro de este contexto, el método de las distancias mínimo-cuadráticas (en inglés, LSDM) utiliza los
parámetros de los ítems, estimados con alguno de los modelos de la Teoría de Respuesta al Ítem (TRI), para analizar los atributos y proporcionar evidencia sobre la
validez de la estructura cognitiva. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) define tres procesos cognitivos subyacentes a la ejecución
de los ítems de ciencias en PISA-2006: a) identificar cuestiones científicas, b) explicar fenómenos científicamente, y c) utilizar pruebas científicas. El objetivo del
presente trabajo es analizar estos tres procesos y acopiar evidencia sobre la validez de la estructura propuesta por la OCDE, utilizando para ello el LSDM. Un segundo
objetivo es comparar las comunidades autónomas participantes en cuanto al dominio de los tres atributos. Los resultados evidencian que la estructura propuesta explica
adecuadamente la ejecución de los estudiantes en los ítems y que existen diferencias significativas entre tres comunidades autónomas en cuanto al dominio de los
mismos.
na de las maravillas de la mente humana es su capacidad para aprender una acción tan bien que esta llega a ser automática. Algunas acciones que nos cuestan años
aprender ahora son tan automáticas que no pensamos en ellas. De hecho, nos pasamos la mayor parte del día en piloto automático. Prácticamente en todos los
momentos de nuestra vida consciente, mantenemos una conversación con nosotros mismos. Esta conversación interna silenciosa recibe el nombre de autodiscurso.
Veamos un ejemplo: En un concurrido teatro, una mujer se levanta de repente, da una bofetada al hombre que está junto a ella y rápidamente se va por el pasillo hacia la
salida. Cada una de las personas que han visto la escena reacciona a su manera. Una mujer se asusta, un adolescente se encoleriza, un hombre maduro se siente triste,
una asistente social siente una sensación agradable. ¿Por qué el mismo suceso provoca tan diferentes emociones entre la audiencia? Podemos encontrar la respuesta
examinando los pensamientos de cada observador. La mujer asustada pensó: En casa siempre la debe estar molestando y no ha podido aguantar más imaginando los
detalles de una paliza brutal y recordando las veces que la ha maltratado. El adolescente colérico pensó: Él sólo quería un beso y ella le ha humillado. Pobre tío, vaya
tía más desgraciada. El hombre maduro que reaccionó con tristeza pensó: Ahora la ha perdido y nunca volverá a verla. La asistente social sintió un placer agradable
al pensar: Se lo ha ganado. Qué mujer más fuerte!!! Quisiera que algunas mujeres hubieran visto esto. En cada caso la EMOCIÓN del observador fue una
consecuencia de sus PENSAMIENTOS. El suceso fue interpretado, juzgado y etiquetado de tal forma que fue inevitable una respuesta emocional particular. Todas las
personas están constantemente describiéndose el mundo a sí mismas, dando a cada suceso o experiencia una etiqueta. Hacen interpretaciones de lo que ven y lo que
oyen. Estas etiquetas o juicios se forman a lo largo de un interminable diálogo de cada persona consigo misma, y colorean toda la experiencia con interpretaciones
privadas. Raras veces nos damos cuenta de estos pensamientos, pero son lo suficientemente poderosos como para crear las emociones más intensas. Veamos otro
ejemplo: Una chica estaba esperando su vuelo en una sala de espera de un gran aeropuerto.
Como debía esperar un largo rato, decidió comprar un libro y también un paquete con galletas. Se sentó en una sala del aeropuerto para poder descansar y leer en paz.
Asiento de por medio se sentó un hombre que abrió una revista y empezó a leer. Entre ellos quedaron las galletas. Cuando ella cogió la primera, el hombre también
tomó una. Ella se sintió indignada, pero no dijo nada. Solo pensó: «¡Qué descarado; si yo fuera más valiente, hasta le daría una bofetada para que nunca lo olvide!».
Cada vez que ella cogía una galleta, el hombre también tomaba una. Aquello le indignaba tanto que no conseguía concentrarse ni reaccionar. Cuando quedaba solo una
galleta, pensó: «¿qué hará ahora este aprovechado?». Entonces, el hombre partió la última galleta y dejó media para ella. ¡Ah no!. ¡Aquello le pareció demasiado!. Se
puso a resoplar de rabia. Cerró su libro y sus cosas y se dirigió al sector del embarque. Cuando se sentó en el interior del avión, miró dentro del bolso y para su
sorpresa, allí estaba su paquete de galletas… intacto, cerrado. ¡Sintió tanta vergüenza!. Sólo entonces se dio cuenta de lo equivocada que estaba. ¡Había olvidado que
sus galletas estaban guardadas dentro de su bolso!. El hombre había compartido las suyas sin sentirse indignado, nervioso, consternado o alterado. Y ya no estaba a
tiempo ni tenía posibilidades para dar, explicar o pedir disculpas. Pero sí para razonar: ¿cuántas veces en nuestra vida sacamos conclusiones cuando debiéramos
observar mejor? ¿cuántas cosas no son exactamente como pensamos acerca de las personas? Las técnicas cognitivas se basan en el supuesto teórico de que nuestros
sentimientos, emociones y conductas están determinadas en gran parte por la forma que tenemos de estructurar el mundo y de interpretar la información que recibimos.
Estas técnicas cognitivas sirven para identificar y modificar estos esquemas distorsionados con el objetivo de aprender a resolver situaciones que anteriormente
resultaban un problema. El proceso de aprendizaje consiste en: A) Identificar cogniciones o pensamientos automáticos negativos B) Identificar las relaciones entre:
Pensamiento à Emoción à Conducta C) Examinar las evidencias a favor y en contra de los pensamientos distorsionados y sustituirlos por interpretaciones más
realistas D) Aprender a identificar y modificar falsas creencias que predisponen a distorsionar las propias experiencias A) IDENTIFICAR LAS COGNICIONES
O PENSAMIENTOS AUTOMÁTICOS NEGATIVOS El hecho de identificar nuestros pensamientos no siempre es tan fácil como parece. Puede que no seamos
conscientes de muchos pensamientos a no ser que pongamos mucha atención. A veces podemos creer que no estamos pensando en nada; esto es debido a que los
pensamientos están tan aprendidos que han pasado a ser automáticos. Prácticamente en todos los momentos de nuestra vida consciente estamos conversando con
nosotros mismos, producimos un lenguaje interno a base de frases o imágenes con las que describimos e interpretamos el mundo. Si este diálogo con nosotros mismos
se ajusta a la realidad con precisión, no será fuente de problemas, pero si no es exacto con respecto a lo que realmente ocurre puede producirnos problemas
emocionales. Por ejemplo, uno puede pensar No puedo soportar estar solo, pues bien, nadie a muerto por el simple hecho de estar solo. Estar solo puede ser
incómodo, incluso indeseable
pero se puede soportar. Estos pensamientos que forman parte de nuestro diálogo interno los llamare4mos pensamientos automáticos y
las características de estos son: 1. Tienen un estilo telegráfico: Están compuestos por unas pocas y esenciales palabras o una imagen breve. 2. Casi siempre son
creídos, no importa lo irracionales que sean: Un hombre que reaccionó con rabia por la muerte de su mejor amigo fue incapaz de pensar por un tiempo que la muerte le
había llegado deliberadamente para castigarle a él. Los pensamientos automáticos son creíbles porqué casi no se notan, por lo que no son cuestionados. 3. Se viven
como espontáneos: Entran de golpe en la mente. No son pensamientos reflexivos ni productos del análisis o razonamiento de una persona sobre un problema. 4. A
menudo se expresan en términos de Tendría que
, Debería
: Aparecen a menudo como obligaciones que nos imponemos a nosotros mismos, a los demás y a las
circunstancias que nos rodean, en forma de exigencias intolerantes. 5. Tienden a dramatizar o exagerar las cosas: Estos pensamientos predicen catástrofes, ven
peligros en todas partes y siempre suponen lo peor. Las dramatizaciones constituyen la mayor fuente de ansiedad. 6. Son aprendidos: Todas las personas han sido
condicionadas por la familia, los amigos, los medios de información y su propia experiencia para interpretar los sucesos de una forma concreta. 7. Son difíciles de
controlar: Al no ser pensamientos racionales ni reflexivos, no se suelen comprobar con la realidad, y la persona que los tiene los suele creer fácilmente. Como los
pensamientos automáticos producen errores de pensamiento, prismas recortados y desviados de los acontecimientos que ocurren, que suelen ser habituales y repetitivos,
pueden ser agrupados en diferentes DISTORSIONES COGNITIVAS en función de los errores que cometen. B) Identificar las relaciones entre: Pensamiento à
Emoción à Conducta ¿Por qué tenemos emociones desagradables? La explicación vendría dada por la siguiente cadena: A – ESTÍMULO AMBIENTAL (SITUACIÓN)
B – PENSAMIENTOS NEGATIVOS AUTOMÁTICOS C – EMOCIÓN NEGATIVA Y DESADAPTADA D – CONDUCTA DESADAPTADA Los
acontecimientos por sí mismos no tienen un contenido emocional. Las interpretaciones poco realistas de estos acontecimientos (pensamientos automáticos negativos)
son las que explican y controlan nuestros sentimientos negativos y emociones desagradables. Una forma para detectar los pensamientos automáticos consiste en
identificar las emociones desagradables (ansiedad, rabia, tristeza,
) ya que las emociones las percibimos con más claridad. C) EXAMINAR EL PENSAMIENTO
AUTOMÁTICO DISTORSIONADO Y SUSTITUIRLO POR OTRO MÁS REALISTA Una vez sabemos qué tipo de pensamientos pueden afectar negativamente a
nuestra conducta, lo importante es aprender a detectarlos. Para ello hay que intentar atrapar este tipo de pensamientos y escribirlo en un papel. Es importante hacerlo
de la forma más precisa posible. El paso siguiente consiste en hacer una prueba de realidad: se trata de comprobar si estos pensamientos se ajustan a los acontecimientos
que los han provocado. Si descubrimos que no se corresponden a la realidad hay que sustituirlos por otros más realistas. Como punto de partida es importante aceptar
que no por el hecho de pensar algo ha de ser realmente cierto. Nuestros pensamientos son hipótesis que hay que comprobar. PAUTAS PARA EVALUAR LOS
PENSAMIENTOS DISTORSIONADOS Debemos estar constantemente vigilando el discurso de nuestro pensamiento para así identificar las distorsiones. Debemos
intentar refutarlos y cambiarlos, enfocándolos de forma más realista y objetiva. a) Las refutaciones deben ser enérgicas para ser más creíbles. b) No deben ser
valorativas c) Han de ser equilibradas (incluir tanto lo positivo como lo negativo) A continuación aparecen las preguntas que nos podemos hacer para refutar los
pensamientos distorsionados: Preguntas para evaluar la validez de los pensamientos: · ¿Qué evidencias hay a favor de este pensamiento? ¿Y en contra? ·
¿Cuál es la probabilidad de que esté interpretando correctamente la situación? · ¿Hay otras explicaciones alternativas a esto que ha ocurrido? ¿Hay otra manera de
enfocarlo? · ¿Mis juicios están basados en lo que siento en lugar de en los hechos? · ¿Estoy usando palabras extremas o exageradas siempre
, nunca
,
todos
, debería
, tendría que
? · ¿Estoy sobreestimando mi responsabilidad sobre como salen las cosas? ¿Qué otros factores influyen? · Si este pensamiento
lo tuviera otra persona, ¿qué le diría para hacerle ver que no es correcto? Preguntas para descatastrofizar y buscar vías de solución: · ¿Esto que parece tan malo,
durará siempre? ¿Cómo serán las cosas en un tiempo? · Aunque lo que pienso sea verdad, ¿es eso tan malo? · ¿Por qué me perturba tanto este pensamiento?
¿Por qué me altera tanto? ¿No estaré dándole más importancia de la que en realidad tiene? · ¿Qué ocurriría si las cosas fuesen realmente así, si pasara lo peor que
creo que puede ocurrir? · Si las cosas son así, ¿qué puedo hacer para cambiarlas? · Si este pensamiento lo tuviera otra persona, ¿qué le diría para ayudarla a
afrontar la situación? Preguntas para evaluar la utilidad de los pensamientos: · Este pensamiento, ¿me ayuda a conseguir mis objetivos y a solucionar mis
problemas? · ¿Me ayuda esta forma de pensar a sentirme como quiero? · ¿Cuáles son las ventajas y los inconvenientes de esto que estoy creyendo? ·
¿Pensar eso me es ventajoso?
TECNCAS OPERANTES
Son técnicas que tienen como objetivo LA MODIFICACIÓN DE LA CONDUCTA. Consisten en una proporcionar estímulos de una forma ordenada al paciente, con el
objetivo de que esos estímulos faciliten la modificación de la conducta problemática.
Técnicas para el incremento y el mantenimiento de conductas y Técnicas para la adquisición de nuevas conductas. REFUERZO POSITIVO, ECONOMÍA DE FICHAS,
CONTRATOS, MODELADO…
TECNCAS DE EXPOSCON
Consisten en aproximar (exponer) al sujeto de forma sistemática y adaptada a esos estímulos que teme y que le generan ansiedad, para que de este modo, pueda ir
afrontando y superando sus miedos.
Exposición en vivo.
Exposición en imaginación.
Son procedimientos que ayudan al individuo a reducir su tensión física y/o mental, reducir el estrés y la ansiedad, y encontrar un estado de calma.
Relajación Creativa
Relajación autógena.
Las habilidades sociales son comportamientos aprendidos que pueden modificarse y mejorarse a través de técnicas de aprendizaje como las siguientes:
Entrenamiento en autoinstrucciones.
Modelado.
Role-playing.
Inoculación de estrés.
Resolución de problemas.
TECNCAS COGNTVAS
Estas técnicas pretenden modificar el pensamiento y las interpretaciones que se realizan de los sucesos que puedan provocar malestar y/o conductas perjudiciales.
Reestructuración cognitiva.
Racionalización.
Distracción.
Las terapias experienciales han desarrollado gracias a los modelos humanistas existenciales. Estos enfoques como los que provienen de la tradición fenomenológica
existencial europea y los que partieron del fenómeno americano de la psicología humanista.
cada enfoque salvaguarda muy claramente su identidad y diferenciación respecto a los otros,
su desarrollo es más técnico -Buscamos claramente respuestas prácticas de intervención- que teórico -no les interesa elaborar una megateoria psicológica sobre el
funcionamiento humano.
Los modelos experienciales surgieron de la necesidad de construir una psicología a partir del estudio del trabajo con la persona sana, y no desde las personas con
neurosis graves o psicosis.
Los modelos experienciales proponen dejar de pensar en términos de enfermedad, tanto si está presente como futura, para pasar a concebir la vida en términos de una
actualización o realización de potenciales biopsicosociales.
Así, la actitud humanista concibe al hombre como capaz de una conducta equilibrada de una manera espontánea que lo lleva hacia la plenitud, el desarrollo, la libertad,
la independencia y la plena realización.
De hecho, esta actitud surgió en los años sesenta como oposición ante tres elementos:
La corriente dominante de la sociedad industrial estadounidense y el tipo específico de pensamiento que produce, que impone al hombre metas y fines ajenos a sus
intereses naturales.
El pesimismo freudiano y el frío objetivismo del conductismo. Su enfoque fue como un antídoto a las corrientes psicológicos de la época, los cuales percibían el hombre
de una manera pesimista y mecánica.
Como antecedentes del movimiento humanista y, por tanto, también de las terapias experienciales encontramos los siguientes:
La psiquiatría fenomenológica de Jaspers, que intentó de empatizar con las experiencias subjetivas de los enfermos mentales por medio de una descripción minuciosa de
sus cuadros psicopatológicos.
El análisis existencial de Binswanger, que abordó el análisis de la psicopatología bajo la óptica que era una desviación del hecho de estar en el mundo , es decir, de la
manera en que nos posicionamos ante la responsabilidad de existir y ser libres.
La logoterapia de Frankl, cuya posición propugna que la tarea del terapeuta es ayudar al paciente a encontrar significado a su vida.
Aunque en la actualidad es calificado por muchos de ingenuo, en su momento el movimiento humanista permitió agrupar en torno a sus ideas un grupo de pensadores
considerable, que dieron soporte ideológico a los movimientos sociales de los años sesenta y setenta en Estados Unidos, para extenderse posteriormente por toda la
civilización occidental.
Los modelos experienciales dan una visión del hombre como ser único y diferente, dotado de un proyecto y en busca de significados que den cierta trascendencia en su
vida.
Dentro del movimiento humanista hay un enfoque importante, es el análisis transaccional de E. Berna, que tuvo un gran desarrollo y muchas aplicaciones los años
setenta y ochenta con el análisis del guión de vida, de juegos y de transacciones.
El análisis estructural, que se basa en la conceptualización de los tres estados del yo (padre, adulto, niño), intenta que el cliente detecte sus estados del yo predominante
y la dinámica interna entre sí.
El análisis de transacciones, que se ocupa del estudio de la comunicación y el intercambio de mensajes desde el estado del yo de un sujeto a otro, lo que permite
entender ciertos tipos de fracasos comunicacionales.
El análisis de juegos, que comprende el estudio de las transacciones ocultas destinadas a manipular a los demás.
El análisis de guiones, que pretende el estudio de las pautas de comportamiento más arraigadas, relacionadas con una especie de programación paterna que se da en la
infancia.
El análisis de desarrollo (similar al psicoanalítico), que se centra en la identificación de los mensajes programadores paternos.
Podemos destacar como enfoques más significativos de los modelos experienciales los siguientes:
El psicodrama, de Moreno.
La gran importancia que dan a la emoción como elemento esencial para trabajar terapéuticamente es una de las características que definen los modelos experienciales.
De hecho utilizan muchos recursos técnicos para evocarla, ya que consideran que sólo hay un cambio estable y duradero en el funcionamiento de una persona si la
intervención (cognitiva, conductual o emocional) activa de alguna manera esquemas emocionales. Para ello, en la situación de laboratorio que es la terapia de
experimentos perceptivoexperienciales crean, ponen en marcha la emoción y ayudan a reestructurar comportamentalmente, cognitivamente, emocionalmente y
relacionalmente la vivencia de las experiencias, lo que da más flexibilidad y libertad en la persona.
1. Técnicas de exposición
Este tipo de técnicas son empleadas especialmente en los casos de fobias y trastornos de ansiedad y control de los impulsos. Se basan en confrontar al paciente al
estímulo temido o generador de ansiedad hasta que ésta se reduzca, de manera que pueda aprender a gestionar su conducta ante él a la vez que a nivel cognitivo
reestructura los procesos de pensamiento que le hacen sentir malestar ante dicho estímulo o situación.
En general, se procede a hacer entre paciente y terapeuta una jerarquía de estímulos temidos, de manera que este pueda ir poco a poco acercándose y exponiéndose a
ellos paulatinamente. La velocidad de aproximación puede variar enormemente según el paciente se sienta más o menos capaz de hacer frente a lo temido.
Las técnicas de exposición pueden aplicarse de muy diversa manera, tanto en vivo como en imaginación e incluso es posible aprovechar las posibilidades tecnológicas
para aplicar exposición a través de realidad virtual.
2. Desensibilización sistemática
Si bien el procedimiento aplicado en la desensibilización sistemática es semejante al de la exposición, ya que en él se establece también una jerarquía de estímulos
ansiógenos a los que el paciente va a exponerse, se diferencia de las técnicas anteriores en el hecho de que previamente se ha entrenado al paciente en la realización de
respuestas incompatibles con la ansiedad.
Así, se busca reducir la ansiedad y la evitación de situaciones y estímulos mediante la realización de conductas que eviten que esta aparezca, y con el tiempo provocar
un contracondicionamiento que se termine generalizando.
Diferentes variantes de esta técnica son las escenificaciones emotivas (aplicada especialmente con niños y empleando un contexto agradable en que poco a poco se
introducen los estímulos), la imaginación emotiva (en que se usan imágenes mentales positivas que eviten en lo posible la ansiedad) o la desensibilización por contacto
(en que el terapeuta ejercería de modelo para enseñar cómo actuar).
Esta técnica resulta básica en el tratamiento de la mayor parte de trastornos psíquicos, formando parte de casi todas las técnicas cognitivo-conductuales. Se basa en la
modificación de los esquemas de pensamiento del paciente a través de diversos métodos, identificando los propios patrones de pensamiento y su influencia sobre la vida
del paciente y generando junto al paciente alternativas cognitivas más adaptativas y funcionales.
Esto se consigue acerca de una serie de preguntas que buscan explorar el porqué de cada respuesta que se da ante temas que resultan importantes o significativos para la
persona, y que tienen que ver con su motivo de consulta. Así, se va preguntando por el significado de esas ideas y pensamientos, hasta que se llega a un punto en el que
la persona se enfrenta a dudas como: "¿por qué he dado por supuesto que soy así?", "¿Por qué motivo me he estado comportando de esta manera?", "¿Por qué le doy
tanta importancia a aquella vivencia?".
Se trata de una técnica que se utiliza en el marco de la reestructuración cognitiva, un método muy usado para mofificar patrones de pensamiento, y que tiene como
objetivo permitir que los pacientes se desprendan de creencias irracionales y limitantes, para adoptar otras más adaptativas.
Así pues, se modifican creencias, actitudes y puntos de vista, todo ello con el objetivo de hacer que la persona pase a interpretar las cosas de otro modo, por un lado, y
se plantee diferentes objetivos y expectativas, por el otro.
Estas modificaciones tienen el poder de hacer que aparezcan nuevos hábitos y que desaparezcan esas rutinas que son poco útiles o generadoras de malestar. De esta
manera, se propicia que sea la propia persona la que se involucre en contextos, iniciativas, tareas con potencial terapéutico, y a las que no se habría expuesto en el caso
de haber conservado el viejo sistema de creencias.
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4. Técnicas de modelado
El modelado es un tipo de técnica en la que un individuo realiza una conducta o interactúa en una situación con el objetivo de que el paciente observe y aprenda una
manera de actuar concreta de manera que sea capaz de imitarlo. Se busca que el observador modifique su conducta y/o pensamiento y dotarle de herramientas para
afrontar determinadas situaciones.
Existen diferentes variantes según el observador deba o no replicar la conducta, el modelo domine desde el inicio de realizar la conducta deseada o tenga recursos
semejantes al paciente de modo que se vaya haciendo una aproximación al objetivo, el número de personas que actúan como modelo o si el modelado se realiza en vivo
o a través de otros medios como la imaginación o la tecnología.
5. Inoculación de estrés
Esta técnica se basa en la preparación del sujeto de cara a hacer frente a posibles situaciones de estrés. En ella se pretende en primer lugar ayudar al paciente a entender
cómo le puede afectar el estrés y cómo puede hacerle frente, para posteriormente enseñarle diferentes técnicas cognitivas y conductuales como las otras aquí reflejadas
y finalmente hacer que las practique en situaciones controladas que permitan su generalización a la vida cotidiana.
El objetivo es que la persona se acostumbre a afrontar las situaciones estresantes de manera racional, sin quedar bloqueada por sus emociones.
Así, la inoculación de estrés es una especia de entrenamiento psicológico que modifica nuestras predisposiciones de reacción ante las situaciones estresantes,
permitiendo que adoptemos un patrón de comportamiento más adecuado y que no nos haga caer en la profecía autocumplida (en este caso, al estrés por la previsión del
estrés).
6. Entrenamiento en autoinstrucciones
Creado por Meichenbaum, el entrenamiento en autoinstrucciones se basa en el papel de éstas sobre la conducta. Se trata de las instrucciones que con las que guiamos
nuestra propia conducta indicando qué y cómo vamos a hacer algo, las cuales están teñidas por las expectativas hacia los resultados a obtener o a la propia eficacia.
Determinadas problemáticas tales como una baja autoestima o percepción de autoeficacia pueden producir que la conducta se vea perjudicada y no pueda realizarse con
éxito e incluso evitarse. Con esta técnica se pretende ayudar al individuo a que sea capaz de generar autoverbalizaciones internas correctas, realistas y que le permitan
llevar a cabo las acciones que desea realizar.
El proceso pasa porque en primer lugar el terapeuta realice un modelado de la acción a realizar indicando los pasos en voz alta. Posteriormente el paciente llevará a
cabo dicha acción a partir de las instrucciones que irá recitando el terapeuta. A continuación se procederá a que sea el propio paciente quien se autoinstruya en voz alta,
para luego repetir el proceso en voz baja y finalmente mediante habla subvocal, interiorizada.
Esta técnica puede emplearse por sí misma, si bien es frecuente que se incorpore como parte de otras terapias dedicadas al tratamiento de diferentes trastornos como la
depresión o la ansiedad.
El entrenamiento en resolución de problemas es un tipo de tratamiento cognitivo-conductual a través del cual se pretende ayudar a los sujetos a hacer frente a
determinadas situaciones que por sí mismos no son capaces de solucionar.
En este tipo de técnica se trabajan aspectos como la orientación hacia el problema en cuestión, la formulación del problema, la generación de posibles alternativas para
solucionarlo, la toma de una decisión respecto a la más apropiada y la verificación de sus resultados. En resumidas cuentas, se trata de saber enforcar las situaciones
complicadas del modo más constructivo posible, sin dejarse llevar por los miedos y la ansiedad.
Permiten tanto motivar y contribuir a aprender nuevas conductas como a reducirlas o modificarlas mediante la aplicación de refuerzos o castigos. Dentro de las técnicas
operantes podemos encontrar el moldeamiento y el encadenamiento para potenciar conductas adaptativas, el reforzamiento diferencial para reducir conductas o
cambiarlas por otras y la saciación, el tiempo fuero o la sobrecorrección como manera de modificar o extinguir las conductas.
9. Técnicas de autocontrol
La habilidad de autogestión es un elemento fundamental que nos permite ser autónomos y adaptarnos al medio que nos rodea, mantener nuestra conducta y
pensamientos estables a pesar de las circunstancias y/o ser capaz de modificarlas cuando es necesario. Sin embargo muchas personas tienen dificultades en adecuar su
conducta, expectativas o forma de pensar a la realidad de una forma adaptativa, con lo que pueden producirse diferentes trastornos.
Así pues, las técnicas de autocontrol son utilizadas para facilitar el aprendizaje de patrones de conducta en las que la impulsividad se vea aplacada por la consideración
de las consecuencias futuras que ciertas acciones pueden acarrear.
Realizar un entrenamiento que fortelezca las habilidades de autocontrol, tal como se consigue con la terapia de autocontrol de Rehm, puede servir para controlar
problemas de diversa índole como los producidos en procesos depresivos y ansiosos.
La activación física y psíquica es un elemento de gran importancia a la hora de explicar problemas tales como la ansiedad y el estrés. El sufrimiento que provoca la
presencia de problemas y dificultades puede en parte ser reducida por técnicas de relajación, aprendiendo a partir de ellas a gestionar las sensaciones corporales de
manera que también pueda ayudarse a gestionar la mente.
Dentro de este grupo encontramos la relajación progresiva de Jacobson, el entrenamiento autógeno de Schultz o las técnicas de respiración.
Las técnicas cognitivo-conductuales han manifestado un muy elevado nivel de eficacia en el tratamiento de diversos problemas y trastornos psíquicos. A través de ellos
es posible modificar la conducta del paciente y contribuir a la adquisición de hábitos de vida y comportamiento más adaptativos, trabajándose y modificándose también
la base cognitiva que induce las comportamientos originales.
Con este tipo de técnicas se estimula la mente y la conducta, produciendo una mejoría clara en un gran número de casos. Su nivel de eficacia es tal que hoy en día es
considerada la terapia de elección para la mayoría de trastornos mentales.
Otra gran ventaja de este tipo de técnicas es su adscripción al método científico, siendo las terapias, técnicas y tratamientos cognitivo conductuales contrastados a nivel
experimental.
1. Técnicas de exposición
Este tipo de técnicas son empleadas especialmente en los casos de fobias y trastornos de ansiedad y control de los impulsos. Se basan en confrontar al paciente al
estímulo temido o generador de ansiedad hasta que ésta se reduzca, de manera que pueda aprender a gestionar su conducta ante él a la vez que a nivel cognitivo
reestructura los procesos de pensamiento que le hacen sentir malestar ante dicho estímulo o situación.
En general, se procede a hacer entre paciente y terapeuta una jerarquía de estímulos temidos, de manera que este pueda ir poco a poco acercándose y exponiéndose a
ellos paulatinamente. La velocidad de aproximación puede variar enormemente según el paciente se sienta más o menos capaz de hacer frente a lo temido.
Las técnicas de exposición pueden aplicarse de muy diversa manera, tanto en vivo como en imaginación e incluso es posible aprovechar las posibilidades tecnológicas
para aplicar exposición a través de realidad virtual.
Si bien el procedimiento aplicado en la desensibilización sistemática es semejante al de la exposición, ya que en él se establece también una jerarquía de estímulos
ansiógenos a los que el paciente va a exponerse, se diferencia de las técnicas anteriores en el hecho de que previamente se ha entrenado al paciente en la realización de
respuestas incompatibles con la ansiedad.
Así, se busca reducir la ansiedad y la evitación de situaciones y estímulos mediante la realización de conductas que eviten que esta aparezca, y con el tiempo provocar
un contracondicionamiento que se termine generalizando.
Diferentes variantes de esta técnica son las escenificaciones emotivas (aplicada especialmente con niños y empleando un contexto agradable en que poco a poco se
introducen los estímulos), la imaginación emotiva (en que se usan imágenes mentales positivas que eviten en lo posible la ansiedad) o la desensibilización por contacto
(en que el terapeuta ejercería de modelo para enseñar cómo actuar).
Esta técnica resulta básica en el tratamiento de la mayor parte de trastornos psíquicos, formando parte de casi todas las técnicas cognitivo-conductuales. Se basa en la
modificación de los esquemas de pensamiento del paciente a través de diversos métodos, identificando los propios patrones de pensamiento y su influencia sobre la vida
del paciente y generando junto al paciente alternativas cognitivas más adaptativas y funcionales.
Esto se consigue acerca de una serie de preguntas que buscan explorar el porqué de cada respuesta que se da ante temas que resultan importantes o significativos para la
persona, y que tienen que ver con su motivo de consulta. Así, se va preguntando por el significado de esas ideas y pensamientos, hasta que se llega a un punto en el que
la persona se enfrenta a dudas como: "¿por qué he dado por supuesto que soy así?", "¿Por qué motivo me he estado comportando de esta manera?", "¿Por qué le doy
tanta importancia a aquella vivencia?".
Se trata de una técnica que se utiliza en el marco de la reestructuración cognitiva, un método muy usado para mofificar patrones de pensamiento, y que tiene como
objetivo permitir que los pacientes se desprendan de creencias irracionales y limitantes, para adoptar otras más adaptativas.
Así pues, se modifican creencias, actitudes y puntos de vista, todo ello con el objetivo de hacer que la persona pase a interpretar las cosas de otro modo, por un lado, y
se plantee diferentes objetivos y expectativas, por el otro.
Estas modificaciones tienen el poder de hacer que aparezcan nuevos hábitos y que desaparezcan esas rutinas que son poco útiles o generadoras de malestar. De esta
manera, se propicia que sea la propia persona la que se involucre en contextos, iniciativas, tareas con potencial terapéutico, y a las que no se habría expuesto en el caso
de haber conservado el viejo sistema de creencias.
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4. Técnicas de modelado
El modelado es un tipo de técnica en la que un individuo realiza una conducta o interactúa en una situación con el objetivo de que el paciente observe y aprenda una
manera de actuar concreta de manera que sea capaz de imitarlo. Se busca que el observador modifique su conducta y/o pensamiento y dotarle de herramientas para
afrontar determinadas situaciones.
Existen diferentes variantes según el observador deba o no replicar la conducta, el modelo domine desde el inicio de realizar la conducta deseada o tenga recursos
semejantes al paciente de modo que se vaya haciendo una aproximación al objetivo, el número de personas que actúan como modelo o si el modelado se realiza en vivo
o a través de otros medios como la imaginación o la tecnología.
5. Inoculación de estrés
Esta técnica se basa en la preparación del sujeto de cara a hacer frente a posibles situaciones de estrés. En ella se pretende en primer lugar ayudar al paciente a entender
cómo le puede afectar el estrés y cómo puede hacerle frente, para posteriormente enseñarle diferentes técnicas cognitivas y conductuales como las otras aquí reflejadas
y finalmente hacer que las practique en situaciones controladas que permitan su generalización a la vida cotidiana.
El objetivo es que la persona se acostumbre a afrontar las situaciones estresantes de manera racional, sin quedar bloqueada por sus emociones.
Así, la inoculación de estrés es una especia de entrenamiento psicológico que modifica nuestras predisposiciones de reacción ante las situaciones estresantes,
permitiendo que adoptemos un patrón de comportamiento más adecuado y que no nos haga caer en la profecía autocumplida (en este caso, al estrés por la previsión del
estrés).
6. Entrenamiento en autoinstrucciones
Creado por Meichenbaum, el entrenamiento en autoinstrucciones se basa en el papel de éstas sobre la conducta. Se trata de las instrucciones que con las que guiamos
nuestra propia conducta indicando qué y cómo vamos a hacer algo, las cuales están teñidas por las expectativas hacia los resultados a obtener o a la propia eficacia.
Determinadas problemáticas tales como una baja autoestima o percepción de autoeficacia pueden producir que la conducta se vea perjudicada y no pueda realizarse con
éxito e incluso evitarse. Con esta técnica se pretende ayudar al individuo a que sea capaz de generar autoverbalizaciones internas correctas, realistas y que le permitan
llevar a cabo las acciones que desea realizar.
El proceso pasa porque en primer lugar el terapeuta realice un modelado de la acción a realizar indicando los pasos en voz alta. Posteriormente el paciente llevará a
cabo dicha acción a partir de las instrucciones que irá recitando el terapeuta. A continuación se procederá a que sea el propio paciente quien se autoinstruya en voz alta,
para luego repetir el proceso en voz baja y finalmente mediante habla subvocal, interiorizada.
Esta técnica puede emplearse por sí misma, si bien es frecuente que se incorpore como parte de otras terapias dedicadas al tratamiento de diferentes trastornos como la
depresión o la ansiedad.
El entrenamiento en resolución de problemas es un tipo de tratamiento cognitivo-conductual a través del cual se pretende ayudar a los sujetos a hacer frente a
determinadas situaciones que por sí mismos no son capaces de solucionar.
En este tipo de técnica se trabajan aspectos como la orientación hacia el problema en cuestión, la formulación del problema, la generación de posibles alternativas para
solucionarlo, la toma de una decisión respecto a la más apropiada y la verificación de sus resultados. En resumidas cuentas, se trata de saber enforcar las situaciones
complicadas del modo más constructivo posible, sin dejarse llevar por los miedos y la ansiedad.
Si bien de origen conductista, este tipo de técnicas forman parte también del repertorio cognitivo-conductual. A través de este tipo de técnicas se trata
fundamentalmente de provocar una modificación en la conducta a través de la estimulación.
Permiten tanto motivar y contribuir a aprender nuevas conductas como a reducirlas o modificarlas mediante la aplicación de refuerzos o castigos. Dentro de las técnicas
operantes podemos encontrar el moldeamiento y el encadenamiento para potenciar conductas adaptativas, el reforzamiento diferencial para reducir conductas o
cambiarlas por otras y la saciación, el tiempo fuero o la sobrecorrección como manera de modificar o extinguir las conductas.
9. Técnicas de autocontrol
La habilidad de autogestión es un elemento fundamental que nos permite ser autónomos y adaptarnos al medio que nos rodea, mantener nuestra conducta y
pensamientos estables a pesar de las circunstancias y/o ser capaz de modificarlas cuando es necesario. Sin embargo muchas personas tienen dificultades en adecuar su
conducta, expectativas o forma de pensar a la realidad de una forma adaptativa, con lo que pueden producirse diferentes trastornos.
Así pues, las técnicas de autocontrol son utilizadas para facilitar el aprendizaje de patrones de conducta en las que la impulsividad se vea aplacada por la consideración
de las consecuencias futuras que ciertas acciones pueden acarrear.
Realizar un entrenamiento que fortelezca las habilidades de autocontrol, tal como se consigue con la terapia de autocontrol de Rehm, puede servir para controlar
problemas de diversa índole como los producidos en procesos depresivos y ansiosos.
La activación física y psíquica es un elemento de gran importancia a la hora de explicar problemas tales como la ansiedad y el estrés. El sufrimiento que provoca la
presencia de problemas y dificultades puede en parte ser reducida por técnicas de relajación, aprendiendo a partir de ellas a gestionar las sensaciones corporales de
manera que también pueda ayudarse a gestionar la mente.
Dentro de este grupo encontramos la relajación progresiva de Jacobson, el entrenamiento autógeno de Schultz o las técnicas de respiración.
Las técnicas cognitivo-conductuales han manifestado un muy elevado nivel de eficacia en el tratamiento de diversos problemas y trastornos psíquicos. A través de ellos
es posible modificar la conducta del paciente y contribuir a la adquisición de hábitos de vida y comportamiento más adaptativos, trabajándose y modificándose también
la base cognitiva que induce las comportamientos originales.
Con este tipo de técnicas se estimula la mente y la conducta, produciendo una mejoría clara en un gran número de casos. Su nivel de eficacia es tal que hoy en día es
considerada la terapia de elección para la mayoría de trastornos mentales.
Otra gran ventaja de este tipo de técnicas es su adscripción al método científico, siendo las terapias, técnicas y tratamientos cognitivo conductuales contrastados a nivel
experimental.