Piera Aulagnier
Piera Aulagnier
Piera Aulagnier
Metapsicología de la representación
Por actividad de representación se entiende al equivalente psíquico del trabajo de
metabolización de la actividad orgánica. Los elementos absorbidos no son cuerpos físicos sino
elementos de información. La hipótesis propuesta por Aulagnier postula tres modos de
metabolización:
En el proceso originario, Aulagnier explica que, todo lo representado se va a vivenciar
como creado por el sujeto. La modalidad representativa es el Pictograma. En éste, se ignora que
exista un órgano sensorial que percibe al objeto y un mundo exterior percibido por él. El
representante contempla en la representación al engendramiento de su propia imagen. En otras
palabras, todo existente es auto engendrado por la actividad del sistema que lo representa.
El proceso Primario como modo de representación se da con la aceptación de la
otredad. Aceptación que contradice el postulado de lo auto engendrado, característico de lo
originario. En este proceso, la fantasía o lo fantaseado serán la modalidad de representación. Si
bien el pecho ya no se vivencia como parte del mismo sujeto, el propio cuerpo es sentido como
producto del poder omnipotente del deseo del otro. En síntesis, todo lo existente es un efecto del
poder impuesto por el deseo del otro. Placer y displacer son consecuencias del deseo del otro.
El proceso secundario se caracteriza por la representación de que todo lo existente posee
una causa capaz de ser reconocida por el discurso. La representación ideica, es decir la de las
ideas, será la encargada de metabolizar esta instancia. Todo lo existente tiene una causa que el
discurso podrá conocer.
Estos tres procesos no están presentes desde un primer momento en la actividad psíquica
sino que se suceden temporalmente y su activación se produce a partir de la necesidad de
conocer al objeto exterior. Que se instaure un nuevo proceso no implica el silenciamiento del
proceso anterior sino que son ensamblados entre sí.
El Yo Historiador
Es un Yo que se niega a ser hablado o subrogado por otros. En sus orígenes lo necesitó
pero este Yo que quiere contar por el mismo su historia. Por lo tanto es un productor de
enunciaciones y significaciones que lo representan ante si y ante los otros. Según Piera
Aulagnier, es el Yo que va a firmar un contrato narcisista con la cultura.
El proceso identificatorio
Es el resultado de la relación entre el infante, el deseo materno, el cuerpo, la realidad y
los encuentros con otros. Para esto el Yo debe apoyarse en ciertos referentes simbólicos o puntos
de certeza.
Contrato narcisista
Este contrato es entre el niño y el grupo al que pertenece. Aquí los integrantes del grupo
proyectan energía psíquica sobre el niño mediante memorias, deseos, tradiciones, mandatos
familiares, creencias y sueños (catetizan). Quien cumpla la función materna será la Portavoz. Los
enunciados recibidos por el niño constituirán en él el Yo parental.
El objetivo del contrato es garantizar la permanencia de la cultura en un cuerpo que se
autorregenerará continuamente. El niño demandará que se le considere un individuo
independiente dentro del grupo.