Tesalonisense 1
Tesalonisense 1
Tesalonisense 1
1 TESALONISENSES
PROFESORA:
LUZ MARINA MEDINA INTEGRANTES:
GARCIA YORMAN
CORONEL SILAS
MEDINA ELIAS
REVILLA YASMELIS
REVILLA JIMENA
ROMERO BRANYAN
INTRODUCCION
La presente investigación bíblica pretende estudiar todo lo relativo a las epístolas del
apóstol San Pablo en este caso la epístola de 1 de Tesalonicenses, donde vamos a
detallar lo relativo al autor, lugar, fecha, autenticidad, aspectos culturales, políticos y
sociales, revelación de Cristo, aplicación de la misma en nuestros días, la fundación de
esta iglesia, sus textos y versos claves, el paralelismo con el Antiguo Testamento,
personajes claves y todo su bosquejo.
Podemos señalar que el Apóstol Pablo realizo un gran número de viajes a lo largo de
varios continentes llevando el evangelio de cristo, a una numerosa población de
diferentes culturas y religión, enfrentándose con muchos obstáculos e incluso con la
muerte, donde estuvo frente al poder político de esa época como es el imperio
Romano, en el segundo viaje llego a Tesalónica donde predico el evangelio y fundo esa
iglesia.
Así mismo Pablo es el hombre del nuevo Testamento que ha hecho más aportes al
evangelio de Jesus de Nazaret, ya que su obra misionera recoge hechos y prodigios
realizados por este inspirado en el Espíritu Santo de Dios.
(gr. «Paulos», lat. «Paulus», «pequeño»). El apóstol de los gentiles. Su nombre judío
era Saulo (heb. «Shã'ûl», gr. «Saulos»). A partir de la conversión de Sergio Paulo,
procónsul de Chipre, Saulo recibe en Hechos el nombre de Pablo («Paulos»; cfr. Hch.
13:9). En sus epístolas, el apóstol siempre se llama a sí mismo Pablo. Se ha venido a
suponer, por parte de algunos, que eligió el nombre de Pablo debido a la conversión
del procónsul. Se trata de una afirmación muy poco probable, y que no tiene en cuenta
la manera en que Lucas introduce en los Hechos el nombre romano del apóstol; de
hecho, lo emplea a partir del instante en que da comienzo entre los gentiles la obra de
aquel a quien ellos conocían como Pablo. Lo más plausible es que ya desde el principio
Pablo habría tenido ambos nombres. Éste era el caso con muchos otros judíos,
especialmente entre los de la Diáspora (Hch. 9:11; 21:39; 22:3). Era miembro de la
tribu de Benjamín (Fil. 3:5).
Tesalónica era una de las ciudades en Macedonia (la parte norte de la Grecia moderna)
visitada por Pablo y sus compañeros, Silas y Timoteo, durante su segunda campaña
misionera (Hech. 16–18). La ciudad era la capital de la provincia romana, un centro
comercial situado en la ruta más importante, la Vía Ignatia, con una población
heterogénea que incluía a los judíos. Después de ser forzado a dejar Filipos, Pablo pasó
un breve tiempo aquí, ganando un número de convertidos de judíos y griegos que
asistían a la sinagoga y estableció una iglesia. La oposición de los judíos que no
respondieron al men saje forzó a los misioneros a dejar el lugar más pronto de lo que
ellos hubieran deseado (Hech. 17:1–9). Pablo fue hacia el sur a Acaya y permaneció
brevemente en Atenas y luego por un período más largo en Corinto. Desde Atenas
envió a Timoteo de regreso para visitar a la iglesia (1 Tes. 3: 1–6), y es probable que les
escribiera desde Corinto. La carta de 1 Tes., por lo tanto, se escribió en cuestión de
pocos meses, o sea, desde el tiempo cuando los lectores habían oído el evangelio por
primera vez, y se debe leer como la carta de seguimiento a los nuevos convertidos.
Nada se sabe sobre la iglesia durante el breve período entre su fundación y la
composición de la carta aparte de las alusiones que contiene. La impresión que se da
es la de una iglesia que era libre de grupos que predicaban una versión diferente del
evangelio (contrastar con Galacia) y que estaba progresando bien en el desarrollo de la
fe y el amor. La preocupación de Pablo era si la iglesia podría resistir los ataques de
afuera, no tanto por debilidades básicas entre ellos, sino porque era una congregación
joven.
El área mayor en la que Pablo sintió la necesidad de dar instrucciones era en cuanto al
advenimiento futuro (o parousia) del Señor Jesús. No era que hubiera alguna falsa
enseñanza, sino que los tesalonicenses habían fallado en apreciar debidamente el
significado de la enseñanza paulina sobre la Segunda Venida y sobre la resurrección de
la muerte.
Los problemas y necesidades que subyacen en la carta son los de una iglesia en su
infancia, enfrentando la oposición de afuera y la falta de una detallada enseñanza que
Pablo les habría dado si hubiera podido permanecer más tiempo con ellos. La carta
sugiere que la futura venida del Señor había jugado un papel significativamente
prominente en la predicación de Pablo, y se refiere a ello con notable frecuencia (1:9,
10; 2:19; 3:13; 4:13–5:11; 5:23). Por otro lado, la carta refleja las características típicas
del pensamiento de Pablo, incluyendo el uso distintivo de la frase “en Cristo” (y frases
similares) para describir la naturaleza de la vida cristiana. Algunas de las ideas más
características, notablemente la doctrina de la justificación por la fe, están ausentes,
pero esto puede ser simplemente en función de que nada en la situación requería el
uso de la enseñanza la cual está asociada en particular con la polémica contra un
énfasis judío en las obras de la ley.
La carta se acepta en general como genuina. Se ha dicho que tiene una forma
particular, y se han hecho intentos para explicar este fenómeno como una
combinación de dos o más documentos, o como un documento que ha sido sometido
a interpolaciones, pero estas teorías son sin duda más ingeniosas que convincentes. La
carta produce un sentido admirable en su forma actual.
La epístola tiene la estructura usual de las cartas paulinas en que comienza con un
saludo (1:1), seguido por un informe de cómo Pablo recuerda a la iglesia en sus
oraciones. Agradece a Dios por la forma en la que la vida cristiana perdurable y el
testimonio de la iglesia certifican la realidad de una respuesta positiva de sus
miembros a su predicación inicial del evangelio (1:2–10). Este informe tiene el efecto
de confirmar que la iglesia tiene buena salud y así de proveer a los lectores con aliento
suficiente para proseguir en el camino tal como ellos lo están haciendo. Luego Pablo
comenta acerca del carácter de su obra misionera en la ciudad, afirmando que tanto él
como sus compañeros habían actuado justa y amorosamente en toda relación (2:1–
12). Esto puede sugerir que los oponentes de la iglesia estaban ocupados en calumniar
a los misioneros. A pesar de esta oposición, la iglesia le había dado una cálida
respuesta al evangelio (2:13–16). La continuación de la hostilidad a la iglesia desde su
partida, lo había preocupado a Pablo de tal manera que había deseado regresar para
ver cómo estaban las cosas. En su lugar él había enviado a Timoteo como su
representante, y éste había retornado lleno de entusiasmo por el estado de salud de la
iglesia (2:17–3:13). Así, la primera parte de la carta se ocupa del progreso de la iglesia
a pesar de la oposición, y ayuda a fortalecer los lazos entre el escritor ausente y sus
lectores.
En lo que resta de la carta Pablo da a la iglesia la clase de enseñanza y consejo práctico
que a él le habría gustado compartir con ellos en persona. Primero, anima a los
lectores a que vivan vidas santas —con especial referencia a evitar la inmoralidad
sexual— y a continuar creciendo en el amor (4:1–12). Segundo, conforta a aquellos
que estaban temerosos sobre la suerte de los que habían muerto diciéndoles que
cuando el Señor regrese tendrá lugar la resurrección de los muertos, de modo que los
que “durmieron” en Cristo vendrán con él y se reunirán con aquellos que todavía están
vivos. Los creyentes no necesitan preocuparse acerca de cuándo esto tendrá lugar; si
están verdaderamente “despiertos” como cristianos, no serán sorprendidos como el
mundo incrédulo (4:13–5:11). Finalmente, Pablo anima a la vida común de la iglesia
recomendándoles amor fraternal y el uso de los dones espirituales (5:12–24), y cierra
la carta con saludos personales (5:25–28).
AUTOR, FECHA Y AUTENTIFICACION:
Escritas por San Pablo entre los años 51-52 d. C., cronológicamente son los primeros
escritos del N. T. (v.), salvo la primera redacción, en arameo, del Evangelio de S. Mateo
(v.), cuya datación es incierta, pero que se calcula alrededor del año 50, y la Epístola de
Santiago el Menor (v.), situada unos años antes, según algunos, o unos después, según
otros (abreviadamente se citarán como 1 Tes y 2 Tes la primera y segunda E. a los t.,
respectivamente).
LUGAR DE REDACCION:
Los primeros cristianos de Tesalónica. Antes de evangelizar Tesalónica (moderna
Salónica), capital de la Macedonia (en Grecia), S.
Pablo (v.) había predicado en Filipos, donde había llegado en el curso de su segundo
viaje apostólico (a. 49-52) después de atravesar Asia Menor.
La permanencia en Filipos fue breve; fundó una comunidad cristiana, y hubo de partir
en compañía de Silas (v.), no sin haber sido antes arrestado, encarcelado y azotado
(Hec 16,19-40). Atravesando Anfílopis y Apolonia, llegaron a Tesalónica (Hec 17,1),
donde comenzaron inmediatamente su labor evangelizadora y proselitista tomando la
palabra, como de costumbre, en la sinagoga (Hec 17,1-2; 1 Tes 2,14) y anunciando a
los judíos la mesianidad de Jesús (Hec 17,3); debió de permanecer allí
un par de meses, aunque S. Lucas en los Hechos no hable sino de tres sábados (Hec
17,2); se alojaron en casa de un judío llamado Jasón (Hec
17,6). Creyeron en el Evangelio un reducido grupo de judíos, una muchedumbre de
griegos adoradores de Dios y no pocas de las mujeres principales (Hec 17,4). Fue de los
judíos de donde surgieron las primeras hostilidades; en forma tumultuosa se
presentan en casa de Jasón con el fin de arrestar a los apóstoles; no encontrándolos
allá, se llevan al tribunal romano a Jasón. Se abre el proceso. Una fianza de Jasón pone
en libertad a Pablo y Silas (Hec 17,5-9). De noche, los cristianos de Tesalónica ponen a
ambos en camino hacia Berea (Hec 17,10).
Después de la partida de S. Pablo, Timoteo (v.) vuelve a encontrarse con él y le trae
noticias. Ante las dificultades, promovidas por los judíos, para volver a Tesalónica,
Pablo envía de nuevo a Timoteo, mientras él queda solo en Atenas. De Timoteo recibe
de nuevo información directa, al parecer estando ya en Corinto; hay buenas noticias,
los convertidos perseveran en la fe y en la caridad a pesar de las dificultades (1
Tesalonicenses 3,6-12); pero también las hay alarmantes: los judíos no cesan en sus
intrigas y manejos, llegando incluso a la persecución (1
Tesalonicenses 2,14-15), hay desorientación en algunos puntos, p. ej., respecto a la
suerte de los difuntos y a la Parusía (1 Tes 4,13-18). S. Pablo decide así completar
inmediatamente su inacabada enseñanza oral de la doctrina evangélica por medio de
una carta, a la que sigue otra poco después.
Los destinatarios:
inmediatos eran todos los cristianos de Tesalónica. Los enemigos a que se alude no
son los judeocristianos (o judíos conversos al cristianismo), sino los judíos incrédulos
que no aceptaban el Evangelio de Jesucristo. Por todo ello, y por el carácter
complementario que las epístolas tienen respecto a lo que San Pablo ya les había
enseñado, puede explicarse la poca utilización del argumento bíblico del A. T. La
opinión de algún protestante racionalista (como Harnack) de que las dos cartas fueron
expedidas al mismo tiempo y que 2
Tes (que parece más fría y oficial) iba dirigida sólo a los judeocristianos no puede
sostenerse y no ha encontrado seguidores.
Igualmente la opinión de que 2 Tes fue escrita mucho tiempo después y no por S.
Pablo, según se ha dicho antes, carece de pruebas.
Pablo se nombra a sí mismo y a los dos amigos que habían compartido con él la
fundación de la iglesia en Tesalónica, y que ahora estaban con él. Silas, o “Silvano” (la
forma larga del mismo nombre) era un miembro judío de la iglesia en Jerusalén y un
ciudadano romano (ver Hech. 15:22–31). Timoteo se unió a Pablo y Silas cuando
pasaron por Listra en Asia Menor al principio de la primera obra misionera (Hech.
16:1–5). A pesar del uso de la forma “nosotros” en la mayor parte de la carta
(contrastar 2:18; 3:5; 5:27), se piensa en general que Pablo mismo fue el autor,
escribiendo de parte del grupo de misioneros.
La iglesia era un pequeño grupo de creyentes que se reunía en una casa o quizás en un
puñado de casas. Pablo frecuentemente dice que los cristianos están “en Cristo” o “en
el Señor” o que hacen ciertas cosas “en él”. Esta expresión quiere decir que ellos están
en una estrecha relación con Jesús y que su conducta está determinada por él como su
Señor crucificado y resucitado. Aquí Pablo agrega el nombre de Dios Padre (cf.cf.
Confer (lat.), compare 2 Tes. 1:1), indicando que los cristianos están también
estrechamente relacionados con él y permanecen bajo su autoridad. La forma
espontánea en la cual el Padre y Jesucristo se nombran juntos muestra cómo Pablo vio
a Jesús como el Hijo que era con el Padre la fuente de las bendiciones espirituales.
Gracia … y paz vienen del Padre y del Señor Jesucristo (2 Tes. 1:2) (ver también el
artículo “Leyendo las epístolas”).
Trasfondo histórico
Habiendo dejado Tesalónica antes de lo que él había deseado, Pablo quiso regresar tan
pronto como fuera posible, pero le fue impedido por lo que él llama oposición satánica
(cf.cf. Confer (lat.), compare 2 Cor. 12:7). Una posibilidad es que en vista del problema
habido con los gobernadores de la ciudad se le prohibió a Pablo regresar a ese lugar, y
nada había sucedido para cambiar la situación. Parece que fue difundida alguna crítica
injustificada acerca de Pablo, y por eso subraya la intensidad de su deseo de visitarlos
de nuevo y animarlos. Pablo se concibe a sí mismo como apareciendo delante de Cristo
en el día del juicio, trayendo consigo esta iglesia como la prueba de que había sido fiel
en su llamado como misionero. La iglesia sería como su corona simbolizando su eficaz
trabajo misionero, y por lo tanto su continua existencia era vital. Igualmente, sus
convertidos eran la fuente de su gozo por causa del testimonio de ellos. Así como un
maestro puede tener un genuino placer en el éxito de un alumno no meramente
porque él o ella haya tenido una participación en ese éxito sino sobre todo a causa de
lo que esto significa para el alumno.
3:1–2 Habiendo fracasado todos los esfuerzos para ir personalmente, Pablo acepta el
plan de permanecer en Atenas (a unos 500 km.km. Kilómetro(s) de Tesalónica) y enviar
a uno de sus colegas en su lugar. (Quedarnos solos probablemente implica que Silas
también lo dejó en este punto.) De esta manera Timoteo fue enviado en lugar de Pablo
del mismo modo en que fuera antes a otras iglesias. Pablo enfatiza —de nuevo quizás
en defensa propia en contra de cualquier detractor—que Timoteo era su hermano o
colega, un hombre de probada confianza. La descripción de él como colaborador de
Dios, es decir, una persona que es un colega de Dios en el trabajo del evangelio (cf.cf.
Confer (lat.), compare 1 Cor. 3:9), les causó problemas a los escribas, y algunos de ellos
cambiaron el texto a “siervos de Dios”. Pablo quiere decir que Dios mismo se ve como
cooperador con los obreros cristianos en difundir el evangelio de Cristo, una frase que
incluye tanto la evangelización inicial como la nutrición de la iglesia. La visita de
Timoteo había tenido el efecto de fortalecer a la iglesia para que ellos pudieran resistir
la tentación y la presión hostil más firmemente. (Nótese como el mismo efecto se
atribuye al Señor mismo en el v. 13.) Afirmaros implica tanto el sentido de estimular a
los hermanos a la acción como darles al mismo tiempo ánimo.
3, 4 Saber de antemano que alguna circunstancia difícil espera en el camino puede
ayudarnos a enfrentarla con mayor fortaleza. Los lectores sabían que les esperaban
presiones de los de afuera porque Pablo había ya reiterado ese punto, sin duda por
referirse a su propia experiencia y a la de las iglesias de Judea (2:14).
5 Habiendo enviado a Timoteo, Pablo estaba profundamente interesado en saber si
ellos estaban manteniendo su fe. Era posible que Satanás los hubiera tentado de tal
manera que la iglesia hubiera sido destruida, y todo el trabajo que había realizado
hubiera sido en vano. Aunque ninguna tentación es tan grande que pueda ser
irresistible (1 Cor. 10:13), los creyentes no siempre la resisten con éxito. El creer en el
poder de Dios para preservar a su pueblo no libró a Pablo de preocuparse y orar por
ellos.
6–8 Las buenas noticias de Timoteo (una palabra utilizada en otros lugares para la
predicación del evangelio) disiparon todos los temores de Pablo. Estaba tan lleno de
gozo que escribió esta carta tan pronto como fue posible después del regreso de
Timoteo. Las dos características cristianas fundamentales de fe y amor eran vivas y
sanas en Tesalónica (y continuaron desarrollándose en 2 Tes. 1:3). La iglesia estaba
llena de deseo de ver a Pablo. Esto mostró que los lectores no habían dejado de lado el
evangelio y en realidad pertenecían al pueblo elegido de Dios (1:4). Estaban firmes en
su dependencia del Señor y así podían enfrentar toda oposición (cf.cf. Confer (lat.),
compare Ef. 6:10). El informe de Timoteo había venido cuando Pablo mismo se sentía
oprimido por sus propias circunstancias difíciles y por las presiones sobre él, y no
estaba plenamente “vivo”. El misionero cuya tarea era la de animar a otros (2) era él
mismo animado y revivido por las noticias de la iglesia.
9 Pablo escribe acerca de los sentimientos de gozo, expresados delante de nuestro
Dios, tal como cuando los israelitas celebraban sus fiestas en la presencia del Señor
(Deut. 12:12, 18). El gozo puede ser simplemente una expresión de nuestros
sentimientos de felicidad; para Pablo era una ocasión para dar gracias a Dios, quien era
su fuente.
10 Pablo imploró con mucha instancia (una expresión gr. particularmente fuerte) que
pudiera visitar de nuevo a la iglesia. Tenía simplemente un deseo muy humano de
querer estar con ellos, y anhelaba ayudarlos a superar cualquier debilidad que hubiera
quedado en la fe. Aunque habían permanecido firmes, no eran perfectos, ni en
conocimiento cristiano ni en conducta. Esta carta es un intento de Pablo para suplir
por escrito lo que no podía darles en persona. Enviando esta carta, por supuesto, trató
sólo con la segunda de las razones de Pablo por desear visitar a la iglesia. Al tiempo
que estaba escribiendo, por lo tanto, él todavía estaba deseando y orando por la
posibilidad de una visita a la iglesia. Su ruego fue finalmente contestado (Hech. 20:1).
11, 12 Luego de contarles a sus lectores acerca de sus oraciones, Pablo comienza a
orar. En lugar de dirigírsela a Dios directamente en la segunda persona, Por ejemplo
“Oh Dios, clarifica el camino para que vayamos a Tesalónica”, Pablo expresa su oración
en la tercera persona: ¡Que el mismo Dios y Padre nuestro, con nuestro Señor Jesús,
nos abra el camino hacia vosotros! (cf.cf. Confer (lat.), compare Núm. 6:24–26; Sal.
20:1–5). La oración enlaza a Dios como Padre y al Señor Jesucristo (cf.cf. Confer (lat.),
compare 1:1, y en orden al inverso; 2 Tes. 2:16). En la primera petición Pablo
manifiesta deseos de volver a visitar a la iglesia, y la segunda expresa su anhelo por su
crecimiento en amor y santidad, el tema desarrollado en la instrucción que sigue
directamente en la oración (4:1–12). Su amor debe expandirse más allá de la iglesia e
incluir a todos (cf.cf. Confer (lat.), compare Gál. 6:10 en orden invertido). Pablo se cita
a sí mismo como ejemplo (cf.cf. Confer (lat.), compare 1:6; 2 Tes. 3:7–9; Hech. 20:35)
no para dar información al Señor, sino porque esta oración también funciona como
una manera de instruir a los lectores respecto a cómo deberían orar y cómo deberían
vivir.
13 Pablo desea que los lectores sean irreprensibles en santidad delante del Señor
cuando él venga en juicio. No está orando para que crezcan y se desarrollen para ser
irreprensibles en algún punto futuro cuando el Señor venga. A cambio, él cree que el
Señor puede venir muy pronto (no inmediatamente, por supuesto, como indica 2 Tes.
2) y por lo tanto ruega que Dios afirme sus corazones en estas cualidades ahora y que
ellos continuarán en este buen estado hasta que el Señor venga (2:19; cf.cf. Confer
(lat.), compare 1:10), no necesitan temer la ira de Dios (1:10), pero será, sin embargo,
un tiempo de evaluación y recompensa o pérdida. La solemnidad de la ocasión se
enfatiza por la descripción de Jesús con todos sus santos. Estos son también creyentes
que han muerto y que vienen con los creyentes vivos al encuentro del Señor (4:16, 17),
o los ángeles que acompañan la venida final de Dios (Zac. 14:5), o el Hijo del Hombre.
(Mar. 8:38 agrega: en la gloria; 2 Tes. 1:7 sostiene esta segunda interpretación.
Hay una tercera sección de enseñanza que parece ser a primera vista una serie de
instrucciones generales para la vida conjunta en la iglesia. Pablo dio una enseñanza
similar a otras congregaciones (ver especialmente Rom. 12), pero aquí está dirigida
particularmente a la situación en Tesalónica. La enseñanza puede ser dividida en
términos generales en cinco secciones (12, 13, 14, 15, 16–18, 19–22) seguida por una
oración (23, 24).
12, 13 La primera sección trata de la actitud en general de la iglesia para con sus
líderes. Ningún título específico se usa para ellos (más tarde palabras como ancianos,
obispos y diáconos se hicieron más comunes), y se describen en función de las cosas
que hacían. Estaban involucrados en lo que era trabajo duro (un término usado
generalmente por Pablo mismo y por los misioneros para el trabajo cristiano, pero
también por los líderes locales), presidían la congregación, una frase que puede
referirse a ejercer autoridad o mostrar interés y cuidado (especialmente si eran
personas más pudientes que daban de sus recursos a la congregación, cf.cf. Confer
(lat.), compare Rom. 16:1, 2), y advertían a las personas que necesitaban dirección. De
este modo ejercían autoridad en la iglesia; y era necesario a aquellos sujetos a su
autoridad que reconocieran la posición de los líderes y les mostraran la debida estima
unida con amor. Vivid en paz puede sugerir algún peligro de división entre los líderes y
otros creyentes.
14 Esto puede estar conectado con el próximo punto, la necesidad de dirección
espiritual para algunas personas en la iglesia. Es digno de mención el hecho de que
Pablo inste a la iglesia en general y no sólo a los líderes a cuidar del resto de la
congregación. Pablo puede haber tenido especialmente en mente un grupo en la
iglesia que necesitaba dirección, pero que se negaba a prestar atención. Estos eran
creyentes desordenados (la palabra generalmente significa “desordenadamente”, pero
puede referirse específicamente a estar desocupado y en el contexto este significado
es más probable; ver 4:11; 2 Tes. 3:6–13). Los de poco ánimo o “abatidos de corazón”
pueden ser los tristes y desalentados en el 4-13–5:11. Los débiles pueden ser aquellos
que fueron atacados por la opresión y tentación y encuentran que era difícil resistir;
ellos necesitaban personas que se pondrán a su lado y los sostendrán. Los que dan tal
ayuda necesitan tener paciencia para tolerar a las personas y sus torpezas y aun su
oposición a ser ayudados.
15 Que existía en la iglesia un espíritu de represalia se indica por el próximo mandato:
no devolver mal por mal, sino mostrar siempre benevolencia aun cuando uno haya
sido tratado con aspereza. Nótese que esto no era exclusivo del grupo de creyentes,
sino que era para ser manifestado para con todos también. Esta actitud iba más allá de
la moralidad de la época y era típicamente cristiana (Rom. 12:17, 19–21; 1 Ped. 3:9;
cf.cf. Confer (lat.), compare Mat. 5:38–42, 43–48).
16-18 Una serie de recomendaciones breves e incisivas indica la base del vivir cristiano.
Son muy generales y podrían aplicarse a cualquier grupo de creyentes. Los cristianos
tienen buena base para el gozo tanto en su experiencia de salvación como en su
esperanza de lo que Dios hará en el futuro, pero necesitan expresar ese gozo. Hay un
justo y adecuado lugar para la expresión de una emoción alegre. Los cristianos deben
también orar; aquí probablemente en el sentido de hacer peticiones a Dios, ya que el
próximo mandato tiene que ver con la necesidad de ser agradecido. Común a los tres
mandatos es el énfasis sobre el cumplimiento de ellos todo el tiempo y en todas las
circunstancias; esto no quiere decir, p. ej.p. ej. Por ejemplo que uno ora
ininterrumpidamente, sino que uno ora regular y frecuentemente. Tal estilo de vida es
posible, Pablo agrega que es el propósito de Dios; él quiere que su pueblo esté gozoso,
fiel en la adoración y agradecido, y él lo posibilita para que así sea.
19–22 Otra breve serie de declaraciones está relacionada con el Espíritu y sus dones.
Lo que aparece en detalle en 1 Cor. 12–14 está declarado aquí resumidamente. El
Espíritu es poderoso y activo como fuego en la congregación (cf.cf. Confer (lat.),
compare Rom. 12:11; 2 Tim. 1:6 para la metáfora). Los dones para el ministerio
estaban siendo ejercitados, pero algunas personas estaban tratando de suprimirlos (no
sabemos exactamente cómo), pero es malo intentarlo. En particular Pablo subrayó la
necesidad de valorar las declaraciones de los profetas. Posiblemente la iglesia había
tenido una mala experiencia con ellos (cf.cf. Confer (lat.), compare 1 Jn. 4:1–3), y en
lugar de ejercitar discernimiento entre las verdaderas y falsas profecías, estaban
limitando toda la actividad. La iglesia debería más bien examinarlo todo, es decir,
evaluar las declaraciones de los profetas (1 Cor. 12:10; 14:29). Se debería retener lo
bueno y rechazar cualquier cosa que fuera incorrecta en las enseñanzas proféticas.
(Los vv. 21, 22 se pueden entender de una manera más general, pero tienen una
aplicación más estrecha en este contexto.)
23, 24 Finalmente, Pablo eleva una oración por sus lectores (cf.cf. Confer (lat.),
compare 3:11–13) y el mismo Dios está personalmente interesado por ellos. El es la
fuente de las bendiciones espirituales, aquí resumidas como paz, y por lo tanto es
correcto orar para que él capacite a los que son llamados “santos” a llegar a ser cada
vez más santos en todo su ser. Pablo está pensando en un proceso continuo, y el
resultado ideal será que en cualquier momento que el Señor regrese encontrará a su
pueblo completamente sin mancha en todo vuestro ser. Tanto espíritu, como alma y
cuerpo es una manera de decir “completamente” en referencia a los tres aspectos del
ser hu mano: la vida en relación con Dios, la personalidad humana y el cuerpo a través
del cual uno actúa y se expresa a sí mismo. Aunque la vida cristiana demanda un
esfuerzo humano, en el análisis final todo depende de Dios mismo que es fiel. Los que
confían en él están confiando en que él los preservará hasta el fin, y tienen todas las
razones para creer que él es digno de confianza.
Aspecto geográfico deTESALÓNICA
Principal puerto marítimo de Macedonia donde Pablo fundó una congregación
cristiana alrededor del año 50 E.C.; actualmente la ciudad se llama Salónica (o
Thessaloníki). Tesalónica fue fundada por Casandro en el año 316 ó 315 a E.C. cerca de
la antigua ciudad de Therma (significa “Manantial de Agua Caliente”), que era una de
las más de 26 ciudades que Casandro había destruido. Le dio el nombre de Tesalónica
en honor de su esposa, la hermana de Alejandro Magno. Esta nueva ciudad estaba
emplazada en el lado occidental de la península calcídica, en el golfo Termaico
(llamado actualmente el golfo de Salónica), donde el camino que iba hacia el N., al
Danubio, se cruzaba con la vía principal (la vía Egnatia, carretera pavimentada
construida por los romanos), que se extendía por cientos de kilómetros a través de
Macedonia hasta el mar Adriático.
Durante la primera mitad del siglo II a. E.C., se dividió Macedonia en cuatro distritos, el
segundo de los cuales tenía su capital en Tesalónica. Unos cuantos años después,
cuando Macedonia pasó a ser provincia romana, Tesalónica se convirtió en la sede
administrativa del gobierno de esa provincia. De manera que cuando el apóstol Pablo y
Silas llegaron allí, a unos 120 Km. al O. de Filipos, hallaron que era una próspera
metrópoli de bastante importancia.
Pablo predicó durante tres sábados en la sinagoga de Tesalónica. Como resultado,
algunos judíos y una gran multitud de prosélitos griegos se hicieron creyentes y se
asociaron con Pablo y Silas, entre quienes hubo “no pocas de las mujeres
prominentes”. (Hch 17:1-4.) No se dice cuánto tiempo permaneció Pablo allí, pero fue
el suficiente como para que él y su compañero consiguieran trabajo para sufragar sus
gastos. Por ello, aunque Pablo tenía el derecho como apóstol de recibir ayuda material
de aquellos a quienes ministraba cosas espirituales, puso el ejemplo de que ‘cada uno
debería comer el alimento que él mismo ganase’. (1Co 9:4-18; 1Te 2:9; 2Te 3:7-12.) Es
probable que en parte lo hiciera debido a la tendencia al ocio que existía entre algunos
tesalonicenses. Durante su estancia en Tesalónica, Pablo recibió ayuda de los
hermanos de Filipos para cubrir sus necesidades en dos ocasiones diferentes. (Flp
4:16.)
Con el tiempo, los judíos tesalonicenses que rechazaron el mensaje de Pablo formaron
una chusma de “haraganes de la plaza de mercado” y asaltaron la casa de Jasón, donde
Pablo se hospedaba. Pero cuando se dieron cuenta de que aquel a quien buscaban no
estaba allí, arrastraron a Jasón y a otros creyentes hasta los gobernantes de la ciudad,
es decir, los “politarcas”, según la traducción literal del término griego. Hch 17:5-9 Es
de interés mencionar que precisamente en Tesalónica y sus alrededores se han hallado
inscripciones de ese período en las que a ciertos funcionarios de la ciudad se les llama
politarcas.
Como medida de seguridad, los hermanos tesalonicenses enviaron a Pablo y Silas de
noche a Berea. Allí Pablo observó que los de Berea eran ‘de disposición más noble que
los de Tesalónica, en el sentido de que no solo recibieron la palabra con suma
prontitud de ánimo, sino que también examinaban con cuidado las Escrituras
diariamente en cuanto a si lo que el apóstol decía era así’. Sin embargo, pronto
surgieron problemas, pues ciertos judíos opositores llegaron desde Tesalónica y
formaron una chusma, lo que hizo necesario que Pablo se escapase de nuevo en
secreto. (Hch 17:10-15.)
Menos de un año después de partir de Tesalónica, Pablo, que para ese entonces
estaba en Corinto, escribió su primera carta a los Tesalonicenses. Había enviado a
Timoteo para consolarlos y estimularlos y había recibido un buen informe de él. En la
carta los encomió por el excelente ejemplo que daban “a todos los creyentes de
Macedonia y de Acaya”, y los exhortó a no desanimarse por causa de la persecución.
(1Te 1:1-8; 3:1-13; 4:1.) Según parece, esta carta goza de la distinción de ser el primero
de los escritos canónicos de Pablo y, con la probable excepción del evangelio de
Mateo, el primer libro de las Escrituras Griegas Cristianas que se puso por escrito. Poco
después, Pablo escribió una segunda carta a los Tesalonicenses para que no se dejasen
desviar por falsos maestros. (2Te 1:1; 2:1-3.)
Con el transcurso de los años, Pablo seguramente volvió a visitar Tesalónica al pasar
por Macedonia durante sus viajes. (Hch 20:1-3; 1Ti 1:3.) Hasta hubo ciertos
tesalonicenses a los que se menciona por nombre: Aristarco y Segundo, quienes fueron
compañeros de viaje de Pablo. (Hch 20:4; 27:2.) Cuando Demas abandonó a Pablo en
Roma se fue a Tesalónica, de donde posiblemente procedía. (2Ti 4:10.)
CARMELO DE DIEGO-LORA.