Tesalonisense 1

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 20

ASAMBLEAS DE DIOS DE VENEZUELA

INSTITUTO BÍBLICO FALCON


EXTENSION LA COSTA

1 TESALONISENSES
PROFESORA:
LUZ MARINA MEDINA INTEGRANTES:
GARCIA YORMAN
CORONEL SILAS
MEDINA ELIAS
REVILLA YASMELIS
REVILLA JIMENA
ROMERO BRANYAN
INTRODUCCION
La presente investigación bíblica pretende estudiar todo lo relativo a las epístolas del
apóstol San Pablo en este caso la epístola de 1 de Tesalonicenses, donde vamos a
detallar lo relativo al autor, lugar, fecha, autenticidad, aspectos culturales, políticos y
sociales, revelación de Cristo, aplicación de la misma en nuestros días, la fundación de
esta iglesia, sus textos y versos claves, el paralelismo con el Antiguo Testamento,
personajes claves y todo su bosquejo.
Podemos señalar que el Apóstol Pablo realizo un gran número de viajes a lo largo de
varios continentes llevando el evangelio de cristo, a una numerosa población de
diferentes culturas y religión, enfrentándose con muchos obstáculos e incluso con la
muerte, donde estuvo frente al poder político de esa época como es el imperio
Romano, en el segundo viaje llego a Tesalónica donde predico el evangelio y fundo esa
iglesia.
Así mismo Pablo es el hombre del nuevo Testamento que ha hecho más aportes al
evangelio de Jesus de Nazaret, ya que su obra misionera recoge hechos y prodigios
realizados por este inspirado en el Espíritu Santo de Dios.
(gr. «Paulos», lat. «Paulus», «pequeño»). El apóstol de los gentiles. Su nombre judío
era Saulo (heb. «Shã'ûl», gr. «Saulos»). A partir de la conversión de Sergio Paulo,
procónsul de Chipre, Saulo recibe en Hechos el nombre de Pablo («Paulos»; cfr. Hch.
13:9). En sus epístolas, el apóstol siempre se llama a sí mismo Pablo. Se ha venido a
suponer, por parte de algunos, que eligió el nombre de Pablo debido a la conversión
del procónsul. Se trata de una afirmación muy poco probable, y que no tiene en cuenta
la manera en que Lucas introduce en los Hechos el nombre romano del apóstol; de
hecho, lo emplea a partir del instante en que da comienzo entre los gentiles la obra de
aquel a quien ellos conocían como Pablo. Lo más plausible es que ya desde el principio
Pablo habría tenido ambos nombres. Éste era el caso con muchos otros judíos,
especialmente entre los de la Diáspora (Hch. 9:11; 21:39; 22:3). Era miembro de la
tribu de Benjamín (Fil. 3:5).

Tesalónica era una de las ciudades en Macedonia (la parte norte de la Grecia moderna)
visitada por Pablo y sus compañeros, Silas y Timoteo, durante su segunda campaña
misionera (Hech. 16–18). La ciudad era la capital de la provincia romana, un centro
comercial situado en la ruta más importante, la Vía Ignatia, con una población
heterogénea que incluía a los judíos. Después de ser forzado a dejar Filipos, Pablo pasó
un breve tiempo aquí, ganando un número de convertidos de judíos y griegos que
asistían a la sinagoga y estableció una iglesia. La oposición de los judíos que no
respondieron al men saje forzó a los misioneros a dejar el lugar más pronto de lo que
ellos hubieran deseado (Hech. 17:1–9). Pablo fue hacia el sur a Acaya y permaneció
brevemente en Atenas y luego por un período más largo en Corinto. Desde Atenas
envió a Timoteo de regreso para visitar a la iglesia (1 Tes. 3: 1–6), y es probable que les
escribiera desde Corinto. La carta de 1 Tes., por lo tanto, se escribió en cuestión de
pocos meses, o sea, desde el tiempo cuando los lectores habían oído el evangelio por
primera vez, y se debe leer como la carta de seguimiento a los nuevos convertidos.
Nada se sabe sobre la iglesia durante el breve período entre su fundación y la
composición de la carta aparte de las alusiones que contiene. La impresión que se da
es la de una iglesia que era libre de grupos que predicaban una versión diferente del
evangelio (contrastar con Galacia) y que estaba progresando bien en el desarrollo de la
fe y el amor. La preocupación de Pablo era si la iglesia podría resistir los ataques de
afuera, no tanto por debilidades básicas entre ellos, sino porque era una congregación
joven.
El área mayor en la que Pablo sintió la necesidad de dar instrucciones era en cuanto al
advenimiento futuro (o parousia) del Señor Jesús. No era que hubiera alguna falsa
enseñanza, sino que los tesalonicenses habían fallado en apreciar debidamente el
significado de la enseñanza paulina sobre la Segunda Venida y sobre la resurrección de
la muerte.
Los problemas y necesidades que subyacen en la carta son los de una iglesia en su
infancia, enfrentando la oposición de afuera y la falta de una detallada enseñanza que
Pablo les habría dado si hubiera podido permanecer más tiempo con ellos. La carta
sugiere que la futura venida del Señor había jugado un papel significativamente
prominente en la predicación de Pablo, y se refiere a ello con notable frecuencia (1:9,
10; 2:19; 3:13; 4:13–5:11; 5:23). Por otro lado, la carta refleja las características típicas
del pensamiento de Pablo, incluyendo el uso distintivo de la frase “en Cristo” (y frases
similares) para describir la naturaleza de la vida cristiana. Algunas de las ideas más
características, notablemente la doctrina de la justificación por la fe, están ausentes,
pero esto puede ser simplemente en función de que nada en la situación requería el
uso de la enseñanza la cual está asociada en particular con la polémica contra un
énfasis judío en las obras de la ley.
La carta se acepta en general como genuina. Se ha dicho que tiene una forma
particular, y se han hecho intentos para explicar este fenómeno como una
combinación de dos o más documentos, o como un documento que ha sido sometido
a interpolaciones, pero estas teorías son sin duda más ingeniosas que convincentes. La
carta produce un sentido admirable en su forma actual.
La epístola tiene la estructura usual de las cartas paulinas en que comienza con un
saludo (1:1), seguido por un informe de cómo Pablo recuerda a la iglesia en sus
oraciones. Agradece a Dios por la forma en la que la vida cristiana perdurable y el
testimonio de la iglesia certifican la realidad de una respuesta positiva de sus
miembros a su predicación inicial del evangelio (1:2–10). Este informe tiene el efecto
de confirmar que la iglesia tiene buena salud y así de proveer a los lectores con aliento
suficiente para proseguir en el camino tal como ellos lo están haciendo. Luego Pablo
comenta acerca del carácter de su obra misionera en la ciudad, afirmando que tanto él
como sus compañeros habían actuado justa y amorosamente en toda relación (2:1–
12). Esto puede sugerir que los oponentes de la iglesia estaban ocupados en calumniar
a los misioneros. A pesar de esta oposición, la iglesia le había dado una cálida
respuesta al evangelio (2:13–16). La continuación de la hostilidad a la iglesia desde su
partida, lo había preocupado a Pablo de tal manera que había deseado regresar para
ver cómo estaban las cosas. En su lugar él había enviado a Timoteo como su
representante, y éste había retornado lleno de entusiasmo por el estado de salud de la
iglesia (2:17–3:13). Así, la primera parte de la carta se ocupa del progreso de la iglesia
a pesar de la oposición, y ayuda a fortalecer los lazos entre el escritor ausente y sus
lectores.
En lo que resta de la carta Pablo da a la iglesia la clase de enseñanza y consejo práctico
que a él le habría gustado compartir con ellos en persona. Primero, anima a los
lectores a que vivan vidas santas —con especial referencia a evitar la inmoralidad
sexual— y a continuar creciendo en el amor (4:1–12). Segundo, conforta a aquellos
que estaban temerosos sobre la suerte de los que habían muerto diciéndoles que
cuando el Señor regrese tendrá lugar la resurrección de los muertos, de modo que los
que “durmieron” en Cristo vendrán con él y se reunirán con aquellos que todavía están
vivos. Los creyentes no necesitan preocuparse acerca de cuándo esto tendrá lugar; si
están verdaderamente “despiertos” como cristianos, no serán sorprendidos como el
mundo incrédulo (4:13–5:11). Finalmente, Pablo anima a la vida común de la iglesia
recomendándoles amor fraternal y el uso de los dones espirituales (5:12–24), y cierra
la carta con saludos personales (5:25–28).
AUTOR, FECHA Y AUTENTIFICACION:
Escritas por San Pablo entre los años 51-52 d. C., cronológicamente son los primeros
escritos del N. T. (v.), salvo la primera redacción, en arameo, del Evangelio de S. Mateo
(v.), cuya datación es incierta, pero que se calcula alrededor del año 50, y la Epístola de
Santiago el Menor (v.), situada unos años antes, según algunos, o unos después, según
otros (abreviadamente se citarán como 1 Tes y 2 Tes la primera y segunda E. a los t.,
respectivamente).

Cuestiones críticas y estructura de las dos epístolas.


Autenticidad. El estilo y vocabulario de 1 Tes son tan típicamente paulinos y la historia
externa del texto y de su transmisión es tan segura que ningún crítico serio duda de su
autenticidad (cfr. B. Rigaux, Saint Paul et..., o. c. en bibl., 139; sólo algunos
protestantes de la escuela de Tubinga la negaron a mediados del s. XIX). Respecto a 2
Thes algunos protestantes han discutido su origen paulino alegando una dependencia
literaria respecto a la primera, que induciría a pensar en una imitación apócrifa
(Wrede), o diferencias teológicas (Braun) o escatológicas (Masson) entre las dos cartas.
Sin embargo, la hipótesis de un origen posterior apócrifo encuentra gran dificultad
para situar esa carta dentro de la literatura cristiana primitiva, y en general se plantean
muchos más problemas negando su autenticidad que afirmándola (Rigaux, o. c., 140).
Las semejanzas son lógicas, puesto que ambas cartas son del mismo autor y con poca
diferencia de tiempo; las diferencias son igualmente normales, pues son dos cartas
distintas y la segunda complementa o aclara puntos de la primera.

LUGAR DE REDACCION:
Los primeros cristianos de Tesalónica. Antes de evangelizar Tesalónica (moderna
Salónica), capital de la Macedonia (en Grecia), S.
Pablo (v.) había predicado en Filipos, donde había llegado en el curso de su segundo
viaje apostólico (a. 49-52) después de atravesar Asia Menor.
La permanencia en Filipos fue breve; fundó una comunidad cristiana, y hubo de partir
en compañía de Silas (v.), no sin haber sido antes arrestado, encarcelado y azotado
(Hec 16,19-40). Atravesando Anfílopis y Apolonia, llegaron a Tesalónica (Hec 17,1),
donde comenzaron inmediatamente su labor evangelizadora y proselitista tomando la
palabra, como de costumbre, en la sinagoga (Hec 17,1-2; 1 Tes 2,14) y anunciando a
los judíos la mesianidad de Jesús (Hec 17,3); debió de permanecer allí
un par de meses, aunque S. Lucas en los Hechos no hable sino de tres sábados (Hec
17,2); se alojaron en casa de un judío llamado Jasón (Hec
17,6). Creyeron en el Evangelio un reducido grupo de judíos, una muchedumbre de
griegos adoradores de Dios y no pocas de las mujeres principales (Hec 17,4). Fue de los
judíos de donde surgieron las primeras hostilidades; en forma tumultuosa se
presentan en casa de Jasón con el fin de arrestar a los apóstoles; no encontrándolos
allá, se llevan al tribunal romano a Jasón. Se abre el proceso. Una fianza de Jasón pone
en libertad a Pablo y Silas (Hec 17,5-9). De noche, los cristianos de Tesalónica ponen a
ambos en camino hacia Berea (Hec 17,10).
Después de la partida de S. Pablo, Timoteo (v.) vuelve a encontrarse con él y le trae
noticias. Ante las dificultades, promovidas por los judíos, para volver a Tesalónica,
Pablo envía de nuevo a Timoteo, mientras él queda solo en Atenas. De Timoteo recibe
de nuevo información directa, al parecer estando ya en Corinto; hay buenas noticias,
los convertidos perseveran en la fe y en la caridad a pesar de las dificultades (1
Tesalonicenses 3,6-12); pero también las hay alarmantes: los judíos no cesan en sus
intrigas y manejos, llegando incluso a la persecución (1
Tesalonicenses 2,14-15), hay desorientación en algunos puntos, p. ej., respecto a la
suerte de los difuntos y a la Parusía (1 Tes 4,13-18). S. Pablo decide así completar
inmediatamente su inacabada enseñanza oral de la doctrina evangélica por medio de
una carta, a la que sigue otra poco después.

Lugar, fecha de composición y destinatarios: La crítica es uniforme en detectar que la


primera fue escrita en Corinto en los primeros meses del año 52, en el curso del
segundo viaje apostólico; la segunda debió de escribirla en la misma ciudad pocos
meses después de la otra (el tiempo que tardase en llegar la primera y recibir nuevas
noticias S. Pablo).

Los destinatarios:
inmediatos eran todos los cristianos de Tesalónica. Los enemigos a que se alude no
son los judeocristianos (o judíos conversos al cristianismo), sino los judíos incrédulos
que no aceptaban el Evangelio de Jesucristo. Por todo ello, y por el carácter
complementario que las epístolas tienen respecto a lo que San Pablo ya les había
enseñado, puede explicarse la poca utilización del argumento bíblico del A. T. La
opinión de algún protestante racionalista (como Harnack) de que las dos cartas fueron
expedidas al mismo tiempo y que 2
Tes (que parece más fría y oficial) iba dirigida sólo a los judeocristianos no puede
sostenerse y no ha encontrado seguidores.
Igualmente la opinión de que 2 Tes fue escrita mucho tiempo después y no por S.
Pablo, según se ha dicho antes, carece de pruebas.

Estructura y contenidos de 1 Tesalonicenses:


Consta de dos partes principales. La carta comienza con un saludo inicial, en el que se
mencionan los emitentes y los destinatarios de la epístola (1,1). Inmediatamente, la
parte primera (1,2-3,13) se abre con una acción de gracias que ofrece el marco literario
para describir las relaciones de S. Pablo con la comunidad de Tesalónica. Una primera
sección (1,2-10) contiene el motivo principal de acción de gracias, matizada de plegaria
(1,2) y de parabién (1,3), por la intensa vida religiosa de los cristianos tesalonicenses,
cuyo origen reside en la divina elección (1,4). Luego se describe más ampliamente ese
motivo: la buena disposición con que han recibido la predicación de S.Pablo, en
abundancia de Espíritu (1,5) y en tribulación (1,6), convirtiéndose en modelo para
todos (1,7-8).
Los versos. 9-10 contienen un resumen de la predicación paulina: conversión desde
los ídolos al servicio de Dios vivo, en espera de la Parusía. El cap. 2 se abre con una
sección autobiográfica (2,1-12) que se relaciona directamente con la acción de gracias
de 1,5-8. Describe primeramente (2,1-6) las condiciones en las que se fundó allí la
Iglesia, que ya saben los mismos tesalonicenses (2-7-12). En 2,13 se reanuda la acción
de gracias, según los mismos temas de parabién, descripción de los frutos de la palabra
de Dios y mención de las persecuciones (2,14-16). En la sección 2,173,10, Pablo narra
lo ocurrido después de su salida de Tesalónica: quiso volver cuanto antes, pero no
pudo (2,17-18), sigue un parabién (19-20), continúa el relato de la marcha a Atenas y el
envío de Timoteo (2,1-2.6), interrumpido por la mención repetida de persecuciones y
tribulaciones (3,4-5) y la acción de gracias (3,7-9), para terminar con una plegaria por la
comunidad de Tesalónica (3,10-13).

La segunda parte (4,1-5,24) describe, en forma de exhortación, virtudes que deben


brillar en los cristianos, especialmente en Tesalónica. Ante todo, la pureza y la caridad
(4,1-12); consuelo mutuo y esperanza, incluso de parte de los que han perdido a sus
seres queridos y se angustian por su suerte cuando la Parusía (4,13-17); vigilancia en la
espera de la Venida del Señor (5,1-11); consejos sobre el buen funcionamiento de la
vida de la comunidad (5,12-24). La carta concluye con una oración (5,23-28) en que se
pide la plenitud del Espíritu, seguida de saludos, encargo de que la carta sea leída a
todos y un augurio final de gracia de parte de Cristo.

BOSQUEJO DEL CONTENIDO

1:1 Saludos iniciales

1:2-10 Agradecimientos iniciales

2:1-16 La conducta de los misioneros en Tesalónica

2:17—3:13 El continuo interés de Pablo por la iglesia

4:1-12 Estímulo para el progreso ético

4:13 —5:11Instrucción y ánimo sobre la segunda venida de Jesús

5:12-24 Instrucciones para la vida en la iglesia

5:25-28 Pedidos y saludos finales


Comentario

1:1 SALUDOS INICIALES

Pablo se nombra a sí mismo y a los dos amigos que habían compartido con él la
fundación de la iglesia en Tesalónica, y que ahora estaban con él. Silas, o “Silvano” (la
forma larga del mismo nombre) era un miembro judío de la iglesia en Jerusalén y un
ciudadano romano (ver Hech. 15:22–31). Timoteo se unió a Pablo y Silas cuando
pasaron por Listra en Asia Menor al principio de la primera obra misionera (Hech.
16:1–5). A pesar del uso de la forma “nosotros” en la mayor parte de la carta
(contrastar 2:18; 3:5; 5:27), se piensa en general que Pablo mismo fue el autor,
escribiendo de parte del grupo de misioneros.
La iglesia era un pequeño grupo de creyentes que se reunía en una casa o quizás en un
puñado de casas. Pablo frecuentemente dice que los cristianos están “en Cristo” o “en
el Señor” o que hacen ciertas cosas “en él”. Esta expresión quiere decir que ellos están
en una estrecha relación con Jesús y que su conducta está determinada por él como su
Señor crucificado y resucitado. Aquí Pablo agrega el nombre de Dios Padre (cf.cf.
Confer (lat.), compare 2 Tes. 1:1), indicando que los cristianos están también
estrechamente relacionados con él y permanecen bajo su autoridad. La forma
espontánea en la cual el Padre y Jesucristo se nombran juntos muestra cómo Pablo vio
a Jesús como el Hijo que era con el Padre la fuente de las bendiciones espirituales.
Gracia … y paz vienen del Padre y del Señor Jesucristo (2 Tes. 1:2) (ver también el
artículo “Leyendo las epístolas”).

1:2-10 AGRADECIMIENTOS INICIALES

Pablo comienza la mayoría de sus cartas informando de cómo él expresa gratitud a


Dios por lo que está haciendo en la vida de los lectores. Esta oración-informe deja claro
su propio amor e interés por sus amigos y también sirve para animarlos en sus vidas
cristianas. Su tema es la constancia y energía con las que los lectores han mantenido su
fe original y así llegan a ser testigos a otra gente. Las tres virtudes cristianas
fundamentales, fe, amor y esperanza (cf.cf. Confer (lat.), compare 5:8; 1 Cor. 13:13;
Col. 1:4, 5), habían producido denodados esfuerzos y perseverancia a pesar de una
situación adversa.
4, 5 Esta evidencia confirmó el hecho de que Dios había elegido a los lectores. Elección
indica que no sólo Dios los había llamado por la predicación del evangelio (2:12), sino
que ellos habían respondido a él con fe (2:13). Las palabras humanas expresando el
evangelio hubieran sido inútiles si no hubieran ido acompañadas por el poder del
Espíritu y por un sentido consecuente de convicción y seguridad de parte de los
predicadores. Estos factores habían convencido a los oyentes de la verdad del
evangelio y les capacitaron a aceptarlo y vivirlo hasta sus últimas consecuencias, como
lo demostró su conducta subsecuente.
6–8 Los misioneros, como Jesús mismo, habían sido fuertemente atacados, pero
resistieron firmes la oposición sin darse por vencidos. Del mismo modo también los
lectores habían dado la bienve nida al mensaje, a pesar de la adversidad, con la clase
de gozo que se debía sólo al obrar del Espíritu Santo en sus vidas (cf.cf. Confer (lat.),
compare Rom. 5:5; 14:17; Gál. 5:22). Esto hizo de ellos un ejemplo a otros cristianos en
las dos provincias romanas de Macedonia y Acaya que cubrió más o menos el área de
la Grecia moderna. Noticias sobre sus conversiones se habían difundido en esta área,
en parte a través de la obra evangelística de los lectores mismos, y en parte por otras
personas hablando acerca de ellos. A todo lugar es un término extranjero para todos
los lugares donde podían hallarse cristianos. Pablo, obviamente, diría en un lugar lo
que estaba sucediendo a los creyentes de otro lugar (parte de la confirmación de la
verdad de las buenas noticias [3:6] era el decir cómo Dios estaba cambiando las vidas
de la gente en muchos lugares diferentes), pero en este caso no necesitaba hacerlo.
9, 10 La respuesta de los tesalonicenses al evangelio está resumida en tres frases que
sin duda reflejan el lenguaje de la predicación inicial. Primera, habían abandonado a
los ídolos. La apelación a hacerlo así fue una parte necesaria del mensaje a los gentiles
como opuesto al de los judíos (cf.cf. Confer (lat.), compare Hech. 14:15; 17:22–31).
Segunda, se habían vuelto al Dios vivo y verdadero para servirlo. Ya que algunas
personas habían abandonado la idolatría meramente a base de una creencia que, o no
había dioses, o que ellos no estaban interesados en la humanidad, es que el mensaje
cristiano tuvo que subrayar una alternativa positiva. Tercera, ellos habían fijado su
esperanza en Jesús como el único y solo salvador del juicio futuro. Jesús, sin embargo,
no fue meramente hombre para tener tal función. El había sido levantado de entre los
muertos por el poder de Dios, y por este hecho Dios estaba declarando que era su Hijo
(cf.cf. Confer (lat.), compare Hech. 17:31; Rom. 1:3, 4). La predicación de los judíos a
los gentiles (responsabilidad que los cristianos naturalmente asumieron) cubrió los dos
puntos previos; esta era la característica distintiva del mensaje cristiano.

Trasfondo histórico

La parte principal de la carta comienza considerando el tema mencionado en 1:5, 6.


Los misioneros, y ciertamente todos los testigos cristianos, son particularmente
vulnerables a la crítica y, por lo tanto, deben hacer el mayor esfuerzo de vivir y de
verse viviendo en público, en una forma que no esté abierta a la crítica. La conducta de
Pablo como un misionero en Tesalónica parece haber sido criticada durante su
ausencia, aparentemente por gente de fuera de la congregación, y él ahora se
defiende a sí mismo de varias posibles acusaciones.
Tantos filósofos y hombres religiosos con enseñanzas extravagantes viajaban por el
mundo romano explotando hasta donde era posible a sus oyentes, al punto que fue
necesario que los misioneros cristianos subrayaran que sus motivos y métodos eran
muy diferentes de los de sus menos escrupulosos rivales. Las críticas y la respuesta a
ellas que se hacía aquí pueden ser paralelas a los escritos de algunos filósofos antiguos
que se sintieron también injustamente acusados. Básicamente los misioneros eran
acusados de explotar a sus seguidores y de vivir a sus expensas. Toda su apelación a los
nuevos convertidos se consideraba como una manera de engañarlos y llevarlos a pagar
a los misioneros un elevado respeto, y altos honorarios o regalos.
1, 2 Pablo apela al recuerdo de sus propios lectores relacionado con la visita de los
misioneros (“vosotros mismos sabéis”, o “como sabéis”, u “os acordáis” son frases
clave: 1, 2, 5, 9, 11). Podían ver por sí mismos que el trabajo misionero no había sido
en vano (lit.lit. Literalmente “vacío”), en el sentido de que el mismo había sido hueco y
carente de contenido o que no los había conducido a resultados profundos; en cambio
había sido un acto de valor el enfrentar la oposición en Filipos (Hech. 16:19–40) y en
Tesalónica misma (cf.cf. Confer (lat.), compare 1:6; 2:14–16; 3:3, 4).
3–6 Una demostración más de la verdadera naturaleza del evangelismo descansaba en
el hecho de que no estaba basada en el error referente al evangelio. Tampoco surgió
de motivos impuros, tal como una ambición o avaricia (en lugar de, pero no
excluyendo, la inmoralidad sexual), o procurar engañar a los oyentes para que
aceptasen el mensaje (cf.cf. Confer (lat.), compare los misioneros falsos de 2 Cor.
11:13). Por el contrario, los misioneros habían sido probados por Dios antes de ser
aprobados para su equipo, y sus motivaciones estuvieron continuamente bajo su
escrutinio. Por lo tanto, eran muy conscientes de la necesidad de guardar las normas
de Dios y por eso rechazaron métodos dudosos de persuasión (p. ej.p. ej. Por ejemplo
alterar el evangelio para hacerlo más aceptable).
Su propósito era el de agradar a Dios y no a su audiencia, no porque fueran
indiferentes a su audiencia y sus necesidades, sino porque su criterio no era para ellos
el éxito a un nivel humano. Por lo tanto, no emplearon palabras lisonjeras ni tampoco
palabras como pretexto para encubrir la verdadera motivación de avaricia, con el fin
de sacar dinero de sus convertidos. Otra posible acusación es que estaban buscando
gloria de la gente dentro y fuera de la iglesia. Es verdad que los apóstoles o misioneros
podrían haber reclamado ciertos privilegios por una cuestión de derechos, tal como el
derecho a ser obedecido por sus convertidos y ser sostenidos por las iglesias en sus
necesidades materiales. Aquí probablemente el primero de estos derechos sea el que
esté en juego (Para el repudio de Pablo del último, ver 2 Tes. 3:9; 1 Cor. 9:4–14; 2 Cor.
11:7–12). Los misioneros podían haber hecho valer su autoridad (aunque de haberlo
hecho habrían estado en contra del principio enunciado por Jesús, Luc. 22:24–27),
pero no lo hicieron.
7 En realidad habían sido tiernos (gr. epioi; los mejores mss.mss. Manuscritos tienen
nepioi, “bebés”, pero la duplicación accidental de la letra “n” del final de la palabra
previa probablemente condujo a la inserción de esta palabra menos apropiada). Los
misioneros o pastores deben ser como un padre en el cuidado de sus convertidos (11),
pero aquí la figura de la nodriza (en realidad la idea es de una madre) exhibe más
fuertemente el elemento de cuidado tierno que se requiere en una actitud paternal.
8 Esta actitud se describe en términos de un afecto que se expresa en un deseo de dar
regalos. El regalo más grande desde el punto de vista cristiano es el evangelio de Dios,
pero desde un punto de vis ta humano es el compartir su ser más íntimo con alguien,
como sólo dos que se aman podrían anhelar hacerlo.
9 El deseo de mostrar amor en lugar de ser una carga a los convertidos era lo que se
debía ver en la ardua tarea realizada por los misioneros. Ellos habían trabajado no sólo
durante el día sino también de noche (sin duda relacionado con el hacer carpas o
trabajar el cuero; Hech. 18:3) con el fin de ganar dinero para su mantenimiento
mientras se dedicaban también a predicar. La ayuda de Filipos (Fil. 4:16) no fue
suficiente en sí misma. Aquí Pablo relaciona su política de trabajar con sus manos
(cf.cf. Confer (lat.), compare 4:11; 2 Tes. 3: 7–10; Hech. 18:3; 20:34) principalmente
con su deseo de no depender de sus convertidos o de explotarlos en vez de aprovechar
sus oportunidades para encontrarse con gente en el trabajo, o mostrar que él no se
avergonzaba de tener un trabajo honesto (sin embargo ver 2 Tes. 3:8).
10-12 Pablo resume su argumento apelando a la propia experiencia de sus lectores de
cómo los misioneros habían vivido rectamente y cómo los habían tratado en manera
paternal. Su principal interés había sido el de animar a un estilo de vida que fuera
digno de gente llamada por Dios a su reino y a la esperanza de compartir su gloria.
13 Que la visita de los misioneros no había sido un fracaso (1) fue también algo para
ser tomado en cuenta en la manera en que los oyentes recibieron el mensaje. El
mensaje de Pablo fue frecuentemente denunciado como siendo de su propia creación,
ideas humanas, por lo que se mostró agradecido cuando la gente reconocía que él
estaba realmente enseñando un mensaje que venía de Dios mismo (cf.cf. Confer (lat.),
compare Gál. 1:11, 12). Este mensaje tenía un inherente poder para cambiar las vidas
de los oyentes.
14–16 La prueba de esto sería observada en la manera en la cual los convertidos
habían mostrado el mismo espíritu que los primeros cristianos en Judea que habían
sufrido violentos ataques de sus compatriotas, los judíos. En la misma manera los
tesalonicenses habían sufrido a manos de sus propios compatriotas, tanto gentiles
como judíos (Hech. 17:5). Pablo mismo era judío y, por lo tanto, sentía un lazo especial
con su propia gente, anhelando que ellos se volvieran de su ceguera y aceptaran a
Jesús como el Mesías. Pero sabía también que el rechazo de Jesús los conduciría al
rechazo de parte de Dios de aquellos que lo rechazaban a él, y por eso habla aquí de la
ira de Dios viniendo plena y finalmente sobre los judíos por el último y más agravante
pecado en una larga historia del rechazo de los mensajeros de Dios. Es de notar que
Pablo está escribiendo aquí referente a un grupo específico de judíos, y no contradice
la esperanza expresada en Rom. 9–11 que el pueblo judío se volverá a Dios; la
respuesta al evangelio salva al pueblo de la ira de Dios.

2:17-3:13 EL CONTINUO INTERES DE PABLO POR LA IGLESIA

Habiendo dejado Tesalónica antes de lo que él había deseado, Pablo quiso regresar tan
pronto como fuera posible, pero le fue impedido por lo que él llama oposición satánica
(cf.cf. Confer (lat.), compare 2 Cor. 12:7). Una posibilidad es que en vista del problema
habido con los gobernadores de la ciudad se le prohibió a Pablo regresar a ese lugar, y
nada había sucedido para cambiar la situación. Parece que fue difundida alguna crítica
injustificada acerca de Pablo, y por eso subraya la intensidad de su deseo de visitarlos
de nuevo y animarlos. Pablo se concibe a sí mismo como apareciendo delante de Cristo
en el día del juicio, trayendo consigo esta iglesia como la prueba de que había sido fiel
en su llamado como misionero. La iglesia sería como su corona simbolizando su eficaz
trabajo misionero, y por lo tanto su continua existencia era vital. Igualmente, sus
convertidos eran la fuente de su gozo por causa del testimonio de ellos. Así como un
maestro puede tener un genuino placer en el éxito de un alumno no meramente
porque él o ella haya tenido una participación en ese éxito sino sobre todo a causa de
lo que esto significa para el alumno.
3:1–2 Habiendo fracasado todos los esfuerzos para ir personalmente, Pablo acepta el
plan de permanecer en Atenas (a unos 500 km.km. Kilómetro(s) de Tesalónica) y enviar
a uno de sus colegas en su lugar. (Quedarnos solos probablemente implica que Silas
también lo dejó en este punto.) De esta manera Timoteo fue enviado en lugar de Pablo
del mismo modo en que fuera antes a otras iglesias. Pablo enfatiza —de nuevo quizás
en defensa propia en contra de cualquier detractor—que Timoteo era su hermano o
colega, un hombre de probada confianza. La descripción de él como colaborador de
Dios, es decir, una persona que es un colega de Dios en el trabajo del evangelio (cf.cf.
Confer (lat.), compare 1 Cor. 3:9), les causó problemas a los escribas, y algunos de ellos
cambiaron el texto a “siervos de Dios”. Pablo quiere decir que Dios mismo se ve como
cooperador con los obreros cristianos en difundir el evangelio de Cristo, una frase que
incluye tanto la evangelización inicial como la nutrición de la iglesia. La visita de
Timoteo había tenido el efecto de fortalecer a la iglesia para que ellos pudieran resistir
la tentación y la presión hostil más firmemente. (Nótese como el mismo efecto se
atribuye al Señor mismo en el v. 13.) Afirmaros implica tanto el sentido de estimular a
los hermanos a la acción como darles al mismo tiempo ánimo.
3, 4 Saber de antemano que alguna circunstancia difícil espera en el camino puede
ayudarnos a enfrentarla con mayor fortaleza. Los lectores sabían que les esperaban
presiones de los de afuera porque Pablo había ya reiterado ese punto, sin duda por
referirse a su propia experiencia y a la de las iglesias de Judea (2:14).
5 Habiendo enviado a Timoteo, Pablo estaba profundamente interesado en saber si
ellos estaban manteniendo su fe. Era posible que Satanás los hubiera tentado de tal
manera que la iglesia hubiera sido destruida, y todo el trabajo que había realizado
hubiera sido en vano. Aunque ninguna tentación es tan grande que pueda ser
irresistible (1 Cor. 10:13), los creyentes no siempre la resisten con éxito. El creer en el
poder de Dios para preservar a su pueblo no libró a Pablo de preocuparse y orar por
ellos.
6–8 Las buenas noticias de Timoteo (una palabra utilizada en otros lugares para la
predicación del evangelio) disiparon todos los temores de Pablo. Estaba tan lleno de
gozo que escribió esta carta tan pronto como fue posible después del regreso de
Timoteo. Las dos características cristianas fundamentales de fe y amor eran vivas y
sanas en Tesalónica (y continuaron desarrollándose en 2 Tes. 1:3). La iglesia estaba
llena de deseo de ver a Pablo. Esto mostró que los lectores no habían dejado de lado el
evangelio y en realidad pertenecían al pueblo elegido de Dios (1:4). Estaban firmes en
su dependencia del Señor y así podían enfrentar toda oposición (cf.cf. Confer (lat.),
compare Ef. 6:10). El informe de Timoteo había venido cuando Pablo mismo se sentía
oprimido por sus propias circunstancias difíciles y por las presiones sobre él, y no
estaba plenamente “vivo”. El misionero cuya tarea era la de animar a otros (2) era él
mismo animado y revivido por las noticias de la iglesia.
9 Pablo escribe acerca de los sentimientos de gozo, expresados delante de nuestro
Dios, tal como cuando los israelitas celebraban sus fiestas en la presencia del Señor
(Deut. 12:12, 18). El gozo puede ser simplemente una expresión de nuestros
sentimientos de felicidad; para Pablo era una ocasión para dar gracias a Dios, quien era
su fuente.
10 Pablo imploró con mucha instancia (una expresión gr. particularmente fuerte) que
pudiera visitar de nuevo a la iglesia. Tenía simplemente un deseo muy humano de
querer estar con ellos, y anhelaba ayudarlos a superar cualquier debilidad que hubiera
quedado en la fe. Aunque habían permanecido firmes, no eran perfectos, ni en
conocimiento cristiano ni en conducta. Esta carta es un intento de Pablo para suplir
por escrito lo que no podía darles en persona. Enviando esta carta, por supuesto, trató
sólo con la segunda de las razones de Pablo por desear visitar a la iglesia. Al tiempo
que estaba escribiendo, por lo tanto, él todavía estaba deseando y orando por la
posibilidad de una visita a la iglesia. Su ruego fue finalmente contestado (Hech. 20:1).
11, 12 Luego de contarles a sus lectores acerca de sus oraciones, Pablo comienza a
orar. En lugar de dirigírsela a Dios directamente en la segunda persona, Por ejemplo
“Oh Dios, clarifica el camino para que vayamos a Tesalónica”, Pablo expresa su oración
en la tercera persona: ¡Que el mismo Dios y Padre nuestro, con nuestro Señor Jesús,
nos abra el camino hacia vosotros! (cf.cf. Confer (lat.), compare Núm. 6:24–26; Sal.
20:1–5). La oración enlaza a Dios como Padre y al Señor Jesucristo (cf.cf. Confer (lat.),
compare 1:1, y en orden al inverso; 2 Tes. 2:16). En la primera petición Pablo
manifiesta deseos de volver a visitar a la iglesia, y la segunda expresa su anhelo por su
crecimiento en amor y santidad, el tema desarrollado en la instrucción que sigue
directamente en la oración (4:1–12). Su amor debe expandirse más allá de la iglesia e
incluir a todos (cf.cf. Confer (lat.), compare Gál. 6:10 en orden invertido). Pablo se cita
a sí mismo como ejemplo (cf.cf. Confer (lat.), compare 1:6; 2 Tes. 3:7–9; Hech. 20:35)
no para dar información al Señor, sino porque esta oración también funciona como
una manera de instruir a los lectores respecto a cómo deberían orar y cómo deberían
vivir.
13 Pablo desea que los lectores sean irreprensibles en santidad delante del Señor
cuando él venga en juicio. No está orando para que crezcan y se desarrollen para ser
irreprensibles en algún punto futuro cuando el Señor venga. A cambio, él cree que el
Señor puede venir muy pronto (no inmediatamente, por supuesto, como indica 2 Tes.
2) y por lo tanto ruega que Dios afirme sus corazones en estas cualidades ahora y que
ellos continuarán en este buen estado hasta que el Señor venga (2:19; cf.cf. Confer
(lat.), compare 1:10), no necesitan temer la ira de Dios (1:10), pero será, sin embargo,
un tiempo de evaluación y recompensa o pérdida. La solemnidad de la ocasión se
enfatiza por la descripción de Jesús con todos sus santos. Estos son también creyentes
que han muerto y que vienen con los creyentes vivos al encuentro del Señor (4:16, 17),
o los ángeles que acompañan la venida final de Dios (Zac. 14:5), o el Hijo del Hombre.
(Mar. 8:38 agrega: en la gloria; 2 Tes. 1:7 sostiene esta segunda interpretación.

Dotrinas que Pablo da a la iglesia de Tesalonica:


Ética, oral y Espiritual.

En la primera de las tres secciones de instrucción Pablo trata de la conducta ética, en


particular la santidad (4:1–8) y el amor fraternal (4:9–12).
1, 2 El motivo para el vivir cristiano es para agradar a Dios (cf.cf. Confer (lat.), compare
2:4) al hacer su voluntad. Los lectores están ya haciendo esto, y así el propósito de
Pablo es simplemente animarlos a hacer lo que ya están haciendo cada vez mejor. Para
en el Señor Jesús. Instrucciones tiene un sentido militar; había un definido estilo de
vida asociado con el evangelio, y a los cristianos se les demanda vivir por él.
3 Hacer la voluntad de Dios involucra, entre otras cosas, la santificación. Esta peculiar
palabra cristiana se refiere al proceso continuo de estar cada vez más libre de todo
pecado y lleno con amor. Ser santificado quiere decir pertenecer a Dios y mostrar el
mismo carácter de Dios. Su opuesto es la impureza (7), conducta que es inmoral y
corrupta.
Un aspecto de la santidad (hay muchos otros de igual importancia) necesitó ser
subrayado, que os apartéis de inmoralidad sexual. Esta frase se refiere a toda clase de
relación sexual que no sea la de la relación matrimonial.
4, 5 La RVARVA Reina-Valera Actualizada ha interpretado el v. 4 en términos de
dominio propio sexual. Considera a la palabra gr. skeuos, lit.lit. Literalmente un
“contenedor”, como una metáfora para el cuerpo de una persona, aquí en su aspecto
sexual (posiblemente como un eufemismo para el órgano sexual), y el verbo ktasthai
para significar “tener dominio sobre” (un uso raro pero comprobado). Algunas otras
traducciones interpretan el verbo como “tomar” y el “contenedor” como una mujer,
de modo que la instrucción es para “aprender a obtener una esposa”. Aunque
“contenedor” se usa para seres humanos (tanto masculino como femenino) en 1 Ped.
3:7, no es probable que sea su sentido aquí y, en cualquier caso, tal concepto se acerca
al de considerar a una mujer como simplemente un objeto sexual. En todo caso, la vida
sexual debe ser conducida honorablemente. La santidad no excluye actividad sexual
sino que controla su carácter. La forma opuesta de vivir se caracteriza por la lujuria, un
deseo físico que no toma en cuenta a la persona como tal y busca complacerse sin
control.
6 La inmoralidad sexual se considera incorrecta en que puede involucrar aprovecharse
de otra gente. Cometer adulterio es intentar romper una relación matrimonial
existente y el lazo de amor que existe en un matrimonio, y se puede describir
justamente como hacer daño al hermano. Otra perspectiva menos probable del
versículo es que Pablo introdujo el tema nuevo, el de aprovecharse de un hermano en
los negocios (una traducción alternativa de en todas estas cosas).
La perversidad de tal conducta se hace ver por el recordatorio de Pablo de que el juicio
por el Señor (eso es, Jesús, cumpliendo la función de Dios en el Sal. 94:1) enfrenta a los
pecadores.
7, 8 Pero el juicio no es el único motivo para un vivir correcto. Dios no nos llamó a base
de lo impuro, como si éste fuera un estado a mantenerse, sino que nos llamó a un
camino que involucra su actividad en hacernos santos. Por lo tanto, el hacer caso
omiso de esta particular instrucción es desatender a Dios mismo quien nos da su
Espíritu para hacernos santos.
9, 10 Ahora Pablo vuelve a una instrucción positiva sobre la necesidad de fortalecer e
incrementar los lazos fraternales los unos con los otros (gr. filadelfia; €cf.cf. Confer
(lat.), compare€ 3:12), en la manera como Dios les había instruido e impulsado a
realizarlo. El amor de ellos en realidad ya se extendía más allá de su propia iglesia a
cristianos en otros lugares, probablemente en dar hospitalidad y ayuda material a
otros.
11, 12 Algunas personas en la iglesia estaban abusando de este amor fraternal al vivir
de la caridad sin hacer algún trabajo ellos mismos (cf.cf. Confer (lat.), compare 2 Tes.
3:6–15). Estos holgazanes pueden haber sido influen ciados por su creencia de que la
segunda venida de Jesús estaba cerca; si ello era así, razonaban ellos, ¿por qué
molestarse en trabajar? Pablo los instruye a hacerlo asunto de honor el evitar ser
entrometidos, el cuidar de sus propios asuntos en una forma responsable, y el estar
preparados para trabajar honestamente. Esto les garantizaría el no perder el respeto
de otras personas.

4:13-5:11 INSTRUCCION Y ANIMO SOBRE LA SEGUNDA VENIDA DE JESUS

La segunda venida de Jesús formó una parte importante de la enseñanza de Pablo


durante su visita, pero había conducido a malentendidos. Timoteo trajo dos preguntas
a Pablo. La primera se relacionaba con la suerte de los cristianos que ya habrían
muerto cuando el Señor regresara (4:13–18), y la segunda tenía que ver con el peligro
de que los vivientes fueran tomados desprevenidos por el Señor y de alguna manera
no participasen en el evento (5:1–11).
4:13 Evidentemente los lectores pensaron que las personas que duermen (eso es,
aquellas de su grupo que ya habían muerto y otras que podrían morirse) antes de la
segunda venida, permanecerían en sus tumbas y no participarían del evento. Esto
sugeriría que ellos no habían oído de la resurrección de los muertos (lo cual no es muy
probable, ya que la resurrección de Jesús fue parte del evangelio primitivo), o que ellos
no habían comprendido correctamente lo que les había sido enseñado. Faltándoles
este conocimiento pleno de la esperanza cristiana, ellos eran como los incrédulos, “sin
esperanza y sin Dios” (Ef. 2:12).
14 La contestación básica al problema es la doctrina fundamental de la enseñanza
cristiana de que Jesús murió y resucitó. Se sigue que el Dios que levantó a Jesús de
entre los muertos traerá con él a las personas por quienes murió, y que murieron
creyendo en él. Pablo no dice nada aún sobre la resurrección de los muertos para
compartir este evento, pero es obvio que, si ellos han de compartirlo, de ben ser
resucitados en función de ese propósito. En realidad, lejos de ser dejado fuera de los
gloriosos eventos asociados con la segunda venida del Señor, ellos tendrán
precedencia sobre aquellos que están vivos aún. (Pablo habla de nosotros que vivimos;
este uso de palabras indica que él consideró la posibilidad de que el Señor vendría
durante su vida, pero no necesariamente pensaba que fuese una conclusión asegurada
de antemano.)
15–18 La confirmación de esta declaración está dada por la referencia a la palabra del
Señor, la cual se entiende mejor como la enseñanza de Jesús semejante a Mat. 24:30,
31 en vez de una revelación del Señor resucitado a un profeta o a Pablo mismo (Pablo
también se refiere a esto en 1 Cor. 15:52). El mandato, la voz angélica y la trompeta se
interpretan como el medio de despertar a aquellos que habían muerto y levantarlos
para estar con el Señor (Juan 5:25–29). Ellos se levantan primero, es decir, antes de
que aquellos que están todavía vivos sean arrebatados … para el encuentro con el
Señor en el aire. El cuadro es el de un grupo de ciudadanos saliendo de una ciudad a
encontrar a un dignatario visitante y a acompañarlo de regreso. Esto implica que el
Señor regresa con su pueblo a la tierra. (¡Ellos ciertamente no se quedarán
permanentemente en las nubes tocando el arpa!) Este lenguaje probablemente nunca
tuvo la intención de ser comprendido en forma absolutamente lit.lit. Literalmente; más
bien describe cosas que van más allá de las palabras. Lo importante es que esos cre
yentes, sea que estén muertos o vivos, están desde entonces siempre con el Señor.
5:1–5 La otra pregunta sobre la segunda venida surgió de la preocupación de los
lectores en el sentido de que ellos pudieran no estar preparados para el evento
cuando este suceda: ¿podría encontrarlos desprevenidos? ¿Sería posible que Pablo
pudiera decir algo de cuándo ocurrirían éste y otros eventos asociados? Pablo replicó
que no necesitaba escribirles nada más que lo que ya les había enseñado,
concretamente que el día del Señor (cf.cf. Confer (lat.), compare el día del Hijo del
Hombre, Luc. 17:24, 30) se parecería a la llegada de un ladrón inesperado y no
bienvenido, tal como Jesús había dicho (Mat. 24:43; Luc. 12:39, 40). La gente podría
pensar que estaba viviendo en la seguridad de que no había nada que molestara su
existencia terrenal, pero entonces vendrá la destrucción de repente sobre ellos (cf.cf.
Confer (lat.), compare Luc. 21:34). Aquí Pablo está siguiendo lo que Jesús dijo al
advertir a la gente. Pero el punto particular que él necesitaba subrayar aquí era que
este lenguaje de advertencia sobre un evento amenazador era para los incrédulos, no
para los creyentes. El pensamiento del día del Señor está asociado no sólo con el juicio
sino también con el amanecer de la luz, lo cual simboliza la revelación divina y su
justicia. Los creyentes son los que ya viven en la luz; ya no están en la oscuridad del
pecado y la ignorancia. Por lo tanto, para ellos el día del Señor no vendrá como una luz
brillante que escudriña y revela los pecados cometidos en la oscuridad, y que hace que
los incrédulos deseen esconderse o huir. Al contrario, le darán la bienvenida a la plena
luz de ese día, y no serán como personas tomadas de improviso porque no estarán
haciendo la clase de cosas que conducen a juicio.
6–11 Sin embargo, es posible que aun los creyentes puedan ser tentados a vivir como
incrédulos. Lo que necesitan en este caso no es información sobre cuándo vendrá el
día (en la esperanza ingenua de que puedan rápidamente poner sus vidas en orden en
el último minuto) pero sí necesitan instrucciones fuertes para vivir como personas que
pertenecen al día. Ellos no deben hacer lo que otras personas hacen de noche, sea
durmiendo o emborrachándose, sino que deben estar alertas y listos para el Señor.
Que sean en realidad como soldados de guardia, y que se armen (Pablo aquí amplía
más la comparación) con las tres características cristianas básicas (ver 1:3). La más
importante de estas que está en el contexto actual es la esperanza de la salvación, y
descansa en la convicción de que los creyentes no han sido destinados por Dios para la
ira que enfrenta a los pecadores sino para recibir la salvación, aquí comprendida
primariamente como la experiencia futura de liberación de la ira divina. Esta liberación
es posible a causa de la muerte de Jesús por ellos. Pablo no explica cómo se produce
este efecto, pero en otros lugares es claro que Jesús ha cargado con sus pecados y ha
soportado el juicio a favor de ellos (Rom. 3:24–26; 2 Cor. 5:19–21).
Consecuentemente, ellos compartirán su vida y esto será cierto tanto para los
creyentes que todavía viven cuando él venga, como para aquellos que murieron
confiando en Cristo. Con esta esperanza delante de ellos los lectores deberán ayudarse
unos a otros, ofreciendo ánimo mutuo y haciendo cualquier otra cosa que contribuya a
fortalecer su fe.

5:12-24 INSTRUCCIONES PARA LA VIDA EN LA IGLESIA

Hay una tercera sección de enseñanza que parece ser a primera vista una serie de
instrucciones generales para la vida conjunta en la iglesia. Pablo dio una enseñanza
similar a otras congregaciones (ver especialmente Rom. 12), pero aquí está dirigida
particularmente a la situación en Tesalónica. La enseñanza puede ser dividida en
términos generales en cinco secciones (12, 13, 14, 15, 16–18, 19–22) seguida por una
oración (23, 24).
12, 13 La primera sección trata de la actitud en general de la iglesia para con sus
líderes. Ningún título específico se usa para ellos (más tarde palabras como ancianos,
obispos y diáconos se hicieron más comunes), y se describen en función de las cosas
que hacían. Estaban involucrados en lo que era trabajo duro (un término usado
generalmente por Pablo mismo y por los misioneros para el trabajo cristiano, pero
también por los líderes locales), presidían la congregación, una frase que puede
referirse a ejercer autoridad o mostrar interés y cuidado (especialmente si eran
personas más pudientes que daban de sus recursos a la congregación, cf.cf. Confer
(lat.), compare Rom. 16:1, 2), y advertían a las personas que necesitaban dirección. De
este modo ejercían autoridad en la iglesia; y era necesario a aquellos sujetos a su
autoridad que reconocieran la posición de los líderes y les mostraran la debida estima
unida con amor. Vivid en paz puede sugerir algún peligro de división entre los líderes y
otros creyentes.
14 Esto puede estar conectado con el próximo punto, la necesidad de dirección
espiritual para algunas personas en la iglesia. Es digno de mención el hecho de que
Pablo inste a la iglesia en general y no sólo a los líderes a cuidar del resto de la
congregación. Pablo puede haber tenido especialmente en mente un grupo en la
iglesia que necesitaba dirección, pero que se negaba a prestar atención. Estos eran
creyentes desordenados (la palabra generalmente significa “desordenadamente”, pero
puede referirse específicamente a estar desocupado y en el contexto este significado
es más probable; ver 4:11; 2 Tes. 3:6–13). Los de poco ánimo o “abatidos de corazón”
pueden ser los tristes y desalentados en el 4-13–5:11. Los débiles pueden ser aquellos
que fueron atacados por la opresión y tentación y encuentran que era difícil resistir;
ellos necesitaban personas que se pondrán a su lado y los sostendrán. Los que dan tal
ayuda necesitan tener paciencia para tolerar a las personas y sus torpezas y aun su
oposición a ser ayudados.
15 Que existía en la iglesia un espíritu de represalia se indica por el próximo mandato:
no devolver mal por mal, sino mostrar siempre benevolencia aun cuando uno haya
sido tratado con aspereza. Nótese que esto no era exclusivo del grupo de creyentes,
sino que era para ser manifestado para con todos también. Esta actitud iba más allá de
la moralidad de la época y era típicamente cristiana (Rom. 12:17, 19–21; 1 Ped. 3:9;
cf.cf. Confer (lat.), compare Mat. 5:38–42, 43–48).
16-18 Una serie de recomendaciones breves e incisivas indica la base del vivir cristiano.
Son muy generales y podrían aplicarse a cualquier grupo de creyentes. Los cristianos
tienen buena base para el gozo tanto en su experiencia de salvación como en su
esperanza de lo que Dios hará en el futuro, pero necesitan expresar ese gozo. Hay un
justo y adecuado lugar para la expresión de una emoción alegre. Los cristianos deben
también orar; aquí probablemente en el sentido de hacer peticiones a Dios, ya que el
próximo mandato tiene que ver con la necesidad de ser agradecido. Común a los tres
mandatos es el énfasis sobre el cumplimiento de ellos todo el tiempo y en todas las
circunstancias; esto no quiere decir, p. ej.p. ej. Por ejemplo que uno ora
ininterrumpidamente, sino que uno ora regular y frecuentemente. Tal estilo de vida es
posible, Pablo agrega que es el propósito de Dios; él quiere que su pueblo esté gozoso,
fiel en la adoración y agradecido, y él lo posibilita para que así sea.
19–22 Otra breve serie de declaraciones está relacionada con el Espíritu y sus dones.
Lo que aparece en detalle en 1 Cor. 12–14 está declarado aquí resumidamente. El
Espíritu es poderoso y activo como fuego en la congregación (cf.cf. Confer (lat.),
compare Rom. 12:11; 2 Tim. 1:6 para la metáfora). Los dones para el ministerio
estaban siendo ejercitados, pero algunas personas estaban tratando de suprimirlos (no
sabemos exactamente cómo), pero es malo intentarlo. En particular Pablo subrayó la
necesidad de valorar las declaraciones de los profetas. Posiblemente la iglesia había
tenido una mala experiencia con ellos (cf.cf. Confer (lat.), compare 1 Jn. 4:1–3), y en
lugar de ejercitar discernimiento entre las verdaderas y falsas profecías, estaban
limitando toda la actividad. La iglesia debería más bien examinarlo todo, es decir,
evaluar las declaraciones de los profetas (1 Cor. 12:10; 14:29). Se debería retener lo
bueno y rechazar cualquier cosa que fuera incorrecta en las enseñanzas proféticas.
(Los vv. 21, 22 se pueden entender de una manera más general, pero tienen una
aplicación más estrecha en este contexto.)
23, 24 Finalmente, Pablo eleva una oración por sus lectores (cf.cf. Confer (lat.),
compare 3:11–13) y el mismo Dios está personalmente interesado por ellos. El es la
fuente de las bendiciones espirituales, aquí resumidas como paz, y por lo tanto es
correcto orar para que él capacite a los que son llamados “santos” a llegar a ser cada
vez más santos en todo su ser. Pablo está pensando en un proceso continuo, y el
resultado ideal será que en cualquier momento que el Señor regrese encontrará a su
pueblo completamente sin mancha en todo vuestro ser. Tanto espíritu, como alma y
cuerpo es una manera de decir “completamente” en referencia a los tres aspectos del
ser hu mano: la vida en relación con Dios, la personalidad humana y el cuerpo a través
del cual uno actúa y se expresa a sí mismo. Aunque la vida cristiana demanda un
esfuerzo humano, en el análisis final todo depende de Dios mismo que es fiel. Los que
confían en él están confiando en que él los preservará hasta el fin, y tienen todas las
razones para creer que él es digno de confianza.
Aspecto geográfico deTESALÓNICA
Principal puerto marítimo de Macedonia donde Pablo fundó una congregación
cristiana alrededor del año 50 E.C.; actualmente la ciudad se llama Salónica (o
Thessaloníki). Tesalónica fue fundada por Casandro en el año 316 ó 315 a E.C. cerca de
la antigua ciudad de Therma (significa “Manantial de Agua Caliente”), que era una de
las más de 26 ciudades que Casandro había destruido. Le dio el nombre de Tesalónica
en honor de su esposa, la hermana de Alejandro Magno. Esta nueva ciudad estaba
emplazada en el lado occidental de la península calcídica, en el golfo Termaico
(llamado actualmente el golfo de Salónica), donde el camino que iba hacia el N., al
Danubio, se cruzaba con la vía principal (la vía Egnatia, carretera pavimentada
construida por los romanos), que se extendía por cientos de kilómetros a través de
Macedonia hasta el mar Adriático.
Durante la primera mitad del siglo II a. E.C., se dividió Macedonia en cuatro distritos, el
segundo de los cuales tenía su capital en Tesalónica. Unos cuantos años después,
cuando Macedonia pasó a ser provincia romana, Tesalónica se convirtió en la sede
administrativa del gobierno de esa provincia. De manera que cuando el apóstol Pablo y
Silas llegaron allí, a unos 120 Km. al O. de Filipos, hallaron que era una próspera
metrópoli de bastante importancia.
Pablo predicó durante tres sábados en la sinagoga de Tesalónica. Como resultado,
algunos judíos y una gran multitud de prosélitos griegos se hicieron creyentes y se
asociaron con Pablo y Silas, entre quienes hubo “no pocas de las mujeres
prominentes”. (Hch 17:1-4.) No se dice cuánto tiempo permaneció Pablo allí, pero fue
el suficiente como para que él y su compañero consiguieran trabajo para sufragar sus
gastos. Por ello, aunque Pablo tenía el derecho como apóstol de recibir ayuda material
de aquellos a quienes ministraba cosas espirituales, puso el ejemplo de que ‘cada uno
debería comer el alimento que él mismo ganase’. (1Co 9:4-18; 1Te 2:9; 2Te 3:7-12.) Es
probable que en parte lo hiciera debido a la tendencia al ocio que existía entre algunos
tesalonicenses. Durante su estancia en Tesalónica, Pablo recibió ayuda de los
hermanos de Filipos para cubrir sus necesidades en dos ocasiones diferentes. (Flp
4:16.)
Con el tiempo, los judíos tesalonicenses que rechazaron el mensaje de Pablo formaron
una chusma de “haraganes de la plaza de mercado” y asaltaron la casa de Jasón, donde
Pablo se hospedaba. Pero cuando se dieron cuenta de que aquel a quien buscaban no
estaba allí, arrastraron a Jasón y a otros creyentes hasta los gobernantes de la ciudad,
es decir, los “politarcas”, según la traducción literal del término griego. Hch 17:5-9 Es
de interés mencionar que precisamente en Tesalónica y sus alrededores se han hallado
inscripciones de ese período en las que a ciertos funcionarios de la ciudad se les llama
politarcas.
Como medida de seguridad, los hermanos tesalonicenses enviaron a Pablo y Silas de
noche a Berea. Allí Pablo observó que los de Berea eran ‘de disposición más noble que
los de Tesalónica, en el sentido de que no solo recibieron la palabra con suma
prontitud de ánimo, sino que también examinaban con cuidado las Escrituras
diariamente en cuanto a si lo que el apóstol decía era así’. Sin embargo, pronto
surgieron problemas, pues ciertos judíos opositores llegaron desde Tesalónica y
formaron una chusma, lo que hizo necesario que Pablo se escapase de nuevo en
secreto. (Hch 17:10-15.)
Menos de un año después de partir de Tesalónica, Pablo, que para ese entonces
estaba en Corinto, escribió su primera carta a los Tesalonicenses. Había enviado a
Timoteo para consolarlos y estimularlos y había recibido un buen informe de él. En la
carta los encomió por el excelente ejemplo que daban “a todos los creyentes de
Macedonia y de Acaya”, y los exhortó a no desanimarse por causa de la persecución.
(1Te 1:1-8; 3:1-13; 4:1.) Según parece, esta carta goza de la distinción de ser el primero
de los escritos canónicos de Pablo y, con la probable excepción del evangelio de
Mateo, el primer libro de las Escrituras Griegas Cristianas que se puso por escrito. Poco
después, Pablo escribió una segunda carta a los Tesalonicenses para que no se dejasen
desviar por falsos maestros. (2Te 1:1; 2:1-3.)
Con el transcurso de los años, Pablo seguramente volvió a visitar Tesalónica al pasar
por Macedonia durante sus viajes. (Hch 20:1-3; 1Ti 1:3.) Hasta hubo ciertos
tesalonicenses a los que se menciona por nombre: Aristarco y Segundo, quienes fueron
compañeros de viaje de Pablo. (Hch 20:4; 27:2.) Cuando Demas abandonó a Pablo en
Roma se fue a Tesalónica, de donde posiblemente procedía. (2Ti 4:10.)

5:25-28 PEDIDOS Y SALUDOS FINALES

Una carta en la antigüedad concluía naturalmente con saludos y pedidos personales.


Aquí están muy relacionados con la vida cristiana y el testimonio del escritor y sus
destinatarios. Pablo pide a sus lectores frecuentemente que oren por sus colegas y por
él mismo (2 Tes. 3:1, 2); ésta era una forma en la que ellos compartían su misión, y los
misioneros por su lado dependían de tal sostén. Los lectores habían de saludarse unos
a otros con una señal cristiana de afecto. Al dar esta instrucción, Pablo estaba
indicando que, a pesar de su ausencia de ellos, él estaría asociado con ellos en sus
saludos. El beso funcionaba como una señal de afecto y respeto y la palabra no
necesariamente tiene implicación sexual.
27 En este punto Pablo mismo probablemente tomó la pluma de su secretario y
remarcó que la carta debía ser leída a todos en la congregación. Fue presumiblemente
leída (¿en lugar de un sermón?) cuando todos estaban allí, de modo que sustituyó a
Pablo en su ausencia. Pablo quería estar seguro de que su mensaje llegara a todos
aquellos para quienes estaba destinado.
28 Pablo siempre cerró sus cartas con una bendición, similar en palabras a los saludos
iniciales. El saludo secular normal (Hech. 15:29) fue reemplazado por un deseo
cristiano que nos lleva al corazón del evangelio, a la persona de Jesús como el Señor y
como la fuente del favor divino.
I. Howard Marshall
Biografia:

CARMELO DE DIEGO-LORA.

BIBL.: F. ROBERTI, De Proccessibus, 1, 4 ed. Ciudad del Vaticano 1956, 207-416; 1.


ALONSO MORÁN y M. CABREROS DE ANTA, Comentarios al Código de Derecho
Canónico, III, Madrid 1962, 257-320; M. MORENo HERNÁNDEz, Derecho procesal
canónico, Madrid 1956, 62-82; F. DELLA RoccA, Instituciones de Derecho procesal
canónico, Buenos Aires 1950, 99-117.

Gran Enciclopedia Rialp, Ediciones Rialp S.A., 1991

También podría gustarte