Anaìlisis de Caso
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Anaìlisis de Caso
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Ford siguió siendo una empresa muy rentable hasta que los fabricantes de
automóviles japoneses comenzaron a inundar el mundo con sus automóviles
pequeños, confiables y de bajo precio, en la década de los ochenta. A medida que
los compradores de automóviles comenzaron a adquirir las importaciones
japonesas en grandes números, Ford trató de aprovechar las habilidades de su
unidad europea para ayudarse a construir automóviles más pequeños y eficientes
en el uso de combustible para el mercado estadounidense. Pero nunca intentó
hacer que sus unidades estadounidenses y europeas, encargadas de diseño y
manufactura, cooperaran entre sí. En la década de los noventa, Ford emprendió
un proyecto masivo para crear una nueva estructura matricial global que resolvería
los problemas de descentralización de tareas y autoridad que le estaban
impidiendo utilizar sus recursos de manera efectiva.
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En el plan de 2000, Ford presentó un cronograma de cómo aprenderían sus
unidades globales fabricantes de automóviles a cooperar mediante un conjunto de
funciones globales de soporte, como diseño, compras, entre otras. Sin embargo,
los directores nacionales continuaron resistiéndose a los cambios, para preservar
sus imperios nacionales y obligar a Ford a rediseñar su propuesta estructura global
una y otra vez. Para mediados de la primera década de este siglo, las divisiones
de Estados Unidos, Europa y Asia/Pacífico de Ford aún seguían operando como
un conjunto de diferentes “imperios” autónomos. Ford no había reducido su
estructura de costos ni diseñado un “automóvil mundial” rentable que pudieran
utilizar sus clientes de todo el mundo.
Una vez más, Ford decidió reestructurarse. Adoptó una “estructura mundial”, en la
cual un conjunto de directores tenía la autoridad sobre toda una operación global
específica como manufactura o diseño de automóviles. Su nueva estructura nunca
funcionó para la producción y diseño de un automóvil veloz, ni siquiera porque
cambió de manera constante las líneas de autoridad globales y las ubicaciones en
las que operaba para aumentar la rentabilidad. Ford pasó por varias
reorganizaciones para tratar de estar a la altura del desafío japonés, pero nada
funcionó. Habiendo perdido miles de millones de dólares, anunció en 2006 un plan
renovado llamado “Way Forward” para recuperar sus operaciones globales y
estadounidenses, un plan que exigía el recorte de 44 000 puestos de trabajo; el
cierre de 16 plantas, y la revitalización de 70% de la línea de automóviles de la
empresa, como Ford, Mercury y Lincoln.
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una con intereses propios. 33 Además, ahora, los directores de sus funciones de
cadena de valor global le reportan directamente a Mulally, y no a Fields. Entre estos
administradores están Nick Smither, director de TI; Richard Parry-Jones, director
técnico, y Bennie Fowler, director de calidad e ingeniería avanzada de
manufactura. La meta de Mulally es proporcionar un enfoque centralizado en
utilizar los activos funcionales globales de la empresa para apoyar mejor a sus
unidades de negocio fabricantes de automóviles.