Apuntes Clase 2. Wenceslao Unanue
Apuntes Clase 2. Wenceslao Unanue
Apuntes Clase 2. Wenceslao Unanue
Clase 2
El modelo de felicidad de Bután
En este libro queremos discutir sobre las posibles explicaciones al origen de nuestros
alarmantes problemas de pobreza, de desigualdad, medio-ambientales, de salud mental, y,
de infelicidad en el trabajo. Pero, por sobre todo, queremos proponer una solución.
Uno de los temas más revolucionarios y desafiantes ha sido el propuesto por Richard
Easterlin y su famosa paradoja. Esta ha demostrado, con datos sólidos, lo equivocado del
pensamiento económico tradicional. En un artículo publicado en Proceedings of the
National Academy of Sciences, Easterlin y cols. (2010) dan cuenta de la relación entre el
dinero y la felicidad. La evidencia muestra que en el largo plazo – normalmente un período
de 10 años o más – la felicidad no aumenta en la medida que aumenta el ingreso promedio
de un país. Esta evidencia, que en un principio era limitada a países desarrollados, se ha
replicado también en numerosos países en vías de desarrollo, y en países del bloque del
Este Europeo que se han movido del socialismo al capitalismo. Los autores han encontrado
que, consistentemente, la relación positiva entre la felicidad y el ingreso solo se da en el
corto plazo.
1 Este material es parte de la versión preliminar del libro del profesor Wenceslao Unanue titulado “La ciencia de la felicidad en el
trabajo: Herramientas para el florecimiento humano y la sostenibilidad de los negocios”. Su reproducción solo puede realizarse con la
autorización del autor.
Myers (2000) también ha presentado evidencia muy sólida, basada en Estados Unidos.
Evidencia similar también puede encontrarse en los artículos de Diener y Oishi (2000) y de
Oswald (1997).
De acuerdo a diversos autores (Diener y cols., 2009; Stiglitz y cols., 2010; Unanue y cols.,
2017), El PIB posee, además, severas limitaciones metodológicas como medida de bienestar.
Primero sus cifras, esconden la desigualdad y la tiranía de los mismos promedios. Segundo,
estos datos no reflejan factores externos (medio-ambiente natural, salud, etc.). Tercero, las
cifras solo contabilizan actividades y precios de mercado. Por lo tanto, dejan fuera
actividades que pueden afectar positivamente a la sociedad (hobbies, trabajo voluntario, el
amor, el capital social, los vínculos, etc.). Cuarto, estos no reflejan el incremento en diversos
problemas sociales que pueden afectar negativamente a nuestro bienestar (la economía ilegal,
el mercado negro, la delincuencia, etc.). Esto concuerda completamente con lo que el mismo
creador del PIB declaró décadas atrás. El PIB no fue creado para medir prosperidad, pues la
riqueza de una nación difícilmente podría ser inferida de su ingreso (Adler y Seligman, 2016;
Kuznets, 1934).
Robert Kennedy, en 1968, argumentaba ya en favor de lo anterior cuando decía que …”El
PIB lo mide todo, excepto lo que hace que valga la pena vivir”.
Solo a modo de ejemplo, los premios nobeles en economía, Robert Stiglitz y Amartya Sen,
junto a Jean-Paul Fitoussi, han publicado un libro titulado “Mismeasuring our lives”
(“Midiendo erróneamente nuestras vidas”). En el libro, se hace un llamado concreto a
incorporar medidas de felicidad cuando midamos el progreso y bienestar de las naciones.
La necesidad de cambiar nuestro modelo de desarrollo ha sido avalada por la ciencia. Por
ejemplo, una investigación reciente ha demostrado que el desarrollo sustentable esta
íntimamente ligado a la felicidad (Layard, 2011; Layard, Clark, y Senik, 2012; Unanue y
cols., 2017). De hecho, se ha encontrado que la felicidad está significativamente asociada
con mejor salud mental y física, relaciones interpersonales más duraderas y significativas,
mayor cooperación, menos prejuicios, mayores niveles de comportamiento pro-social y de
preocupación por otros/as, y mayor protección del medio-ambiente (Diener y Tay, 2017;
Brown y Kasser, 2005). Por lo tanto, la felicidad puede ser parte de la solución a la crisis
económica, social y medio-ambiental que estamos viviendo.
Argumentos y evidencia como la anterior, ha sido la que ha llevado a las Naciones Unidas a
plantear que la felicidad debe estar en el centro de las políticas públicas (ONU, 2011). Por
esto, la felicidad debiese ser un objetivo central de las personas, las organizaciones y los
países. Ayudaría no sólo a combatir los grandes desafíos que mencionamos anteriormente,
sino que ayudaría además a construir un mundo mejor.
Además, y tal como lo plantea el GNH Centre (2018), la Constitución de Bután en 1969
había declarado que “si un gobierno no es capaz de crear felicidad para su pueblo, no tiene
razón de existir”. En ese sentido, su código legal insistía en que las leyes de su pueblo,
como nación budista, debían promover la felicidad y la compasión. Por lo tanto, el foco
debía no solo ser el progreso económico, sino que el florecimiento de toda vida sobre la
tierra, la cual debía estar en armonía con la naturaleza.
La propuesta de Bután fue, desde entonces, medir el progreso en una forma holística. Para
este pueblo, el progreso ocurre cuando el progreso material y espiritual van de la mano.
Esto ha hecho de Bután un ejemplo en el mundo para promover un cambio de paradigma de
desarrollo.
Por décadas, Bután ha continuado promoviendo esta filosofía. En el año 2008, su constitución
mencionaba en el artículo 9, que la nación debía asegurar la inclusión y continuidad de los
principios de GNH (felicidad Interna Bruta, por su sigla en inglés). Para ello, el Estado debía
“luchar por promover las condiciones que permitieran alcanzar la felicidad”. Ese punto es
clave. El estado no puede obligar a alguien a ser feliz. El estado debe proveer las condiciones
para que las personas lo sean.
A la largo de los años, Bután ha capturado la atención del mundo, y en especial de las
Naciones Unidas. Su modelo se ha ido desarrollando científicamente, con la ayuda de la
Universidad de Oxford y Sabina Alkire. La incorporación de la ciencia ha llevado a poder
generar un modelo multi-dimensional de felicidad que busca “lograr un balance armonioso
entre el bienestar material y las necesidades espirituales, emocionales y culturales de la
sociedad”.
El modelo de felicidad de Bután está compuesto de 9 dimensiones centrales, que son las
siguientes:
Las 9 dimensiones del modelo de Bután orientan sus políticas públicas. Hoy existe un
ministerio de la felicidad, o ministerio GNH. En Bután, toda política debe ir en coherencia
con estas 9 dimensiones.
La siguiente figura representa el modelo GNH de Bután (GNH Centre 2018; Ura, Alkire,
Zangmo, & Wangdi, 2012).
Bután ha inspirado al mundo. De hecho, la declaración del 201, en la que la ONU llama a
los estados miembros a colocar la felicidad en el centro de las políticas públicas, está
inspirada en Bután. Este país ha logrado, con esto, que al menos pensemos en la posibilidad
de entender la vida de una forma distinta. Bután nos ha hecho reflexionar sobre la
importancia de buscar la felicidad, compatibilizándola con nuestra responsabilidad medio-
ambiental, con nuestros valores y nuestra cultura, con nuestras emociones y nuestra
espiritualidad. La propuesta de Bután pretende mejorar la calidad de vida de toda persona
sobre la tierra. Por eso, la propuesta de Bután pretende también ser un aporte a la felicidad
de los seres humanos en el trabajo, y con ello, a la sustentabilidad de las compañías y de los
negocios.