Viii.-Bienestar, Gestion de Recursos y Desarrollo PDF
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BIENESTAR, GESTIÓN DE RECURSOS HUMANOS Y DESARROLLO SOCIAL
Cortecía: Carec
trales en la cultura estadounidense, y que menor de 5% (95% IC ± 4.37%). La técnica
las personas con una alta motivación de del análisis factorial confirmatorio brindó,
esta naturaleza logran menores niveles de por su parte, una solución de cuatro facto-
bienestar y de salud mental, además de pa- res de necesidades [chi2 (48, N = 500) =
decer más desórdenes de comportamiento. 62.8, p = .073, CFI = .987, RMSEA =
Resulta fundamental, entonces, compren- .025]: Sentirse bien, Un buen lugar para
der las necesidades locales y no extrapolar vivir, Estatus, y Familia (Yamamoto, 2010).
aquellas que provienen de teorías foráneas, Sentirse bien es prácticamente una pará-
especialmente las de carácter económico, frasis de la satisfacción y está compuesto
que han sido consideradas como negativas por tres indicadores: autoestima, salud, y
en relación con el bienestar. amar y ser amado. Un buen lugar para vivir
tiene como indicadores un ambiente limpio
En el caso específico de Lima Metropo- y bonito, que sea seguro —es decir, sin vio-
litana, para identificar las necesidades cul- lencia ni delincuencia— y un buen vecinda-
turalmente relevantes se hizo un estudio, rio. El Estatus está conformado por tener
que partió de 254 entrevistas con alternati- buena ropa, movilidad apropiada y buena
vas de respuesta abierta, entre diferentes apariencia física. Finalmente, el factor Ho-
grupos representativos de la ciudad. El gar está compuesto por la vivienda, sus
análisis de contenido de estas entrevistas enseres y los hijos. Para las personas jóve-
llevó al diseño de una batería psicométrica nes, los hijos no aparecen como un indica-
de bienestar, que se aplicó a una muestra dor: el hogar está conformado, entonces,
de 502 participantes utilizando un mues- por la vivienda y sus enseres.
treo probabilístico polietápico, con un error
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EL METROPOLITANO Y LOS EFECTOS DEL RETORNO DE LA GESTIÓN PÚBLICA AL TRANSPORTE URBANO
Cortecía: Perupetro.
La satisfacción con la vida está vincula- de las cuatro necesidades encontradas
da con muchos factores adicionales al tra- para Lima Metropolitana (Yamamoto,
bajo. Las relaciones con la familia y los ami- 2010). Los indicadores de necesidades
gos, además de la salud, son solo algunos fueron formulados en relación con el im-
ejemplos. Esto sugiere que la relación entre pacto del trabajo en la satisfacción con la
hallarse satisfecho con la vida y el rendi- vida. Por ejemplo, el indicador de satis-
miento se halla sujeta a factores externos al facción con la vida “Autoestima, sentirme
trabajo; sin embargo, como encontraron apreciado como persona” se expresó de
Ford et al. (2011), el tamaño del efecto de la siguiente manera: “Mi trabajo actual
esta relación puede ser de moderado a alto. ayuda a mi autoestima, a sentirme apre-
Con el fin de afinar el análisis del impacto ciado como persona”. Se eliminaron indi-
del trabajo en la satisfacción con la vida, es cadores de la escala de satisfacción con
importante desarrollar una escala que lo la vida que difícilmente podrían recibir
evalúe; esta identificaría aquellos aspectos una contribución desde el trabajo. Tal fue
de la satisfacción con la vida en los cuales la el caso del indicador “buena apariencia
gestión de recursos humanos pueda lograr física”, que fue eliminado, dado que es di-
un efecto mejorando el rendimiento y la ca- fícil que el trabajo contribuya a mejorar la
lidad de vida del trabajador. Esta escala ha apariencia física. Se podría especular que
sido desarrollada recientemente y se deno- con el dinero ganado se puede mejorar la
mina Índice “Chamba”. apariencia, incluso recurriendo a la ciru-
gía estética; sin embargo, el camino infe-
rencial es muy largo y generaría ruido en
la estructura psicométrica de la prueba.
El índice “Chamba 1.0”: la De esta forma, se desarrollaron indicado-
medición de la satisfacción y res para cuatro factores de la escala “Se
del trabajo tomando en cuenta trabaja para vivir”:
la cultura local • Chamba y sentirse bien
• Chamba y buen lugar para vivir
La escala “Se trabaja para vivir” • Chamba y estatus
• Chamba y hogar
El índice “Chamba”cuenta con dos esca- Se aplicó una prueba piloto de la escala
las. A la primera se le denomina “Se traba- con el fin de evaluar la comprensión de las
ja para vivir” y fue construida sobre la base preguntas, incluyendo a los grupos labora-
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les que tenían un nivel educativo más bajo se debía medir el impacto que tiene el tra-
y menor capacidad de comprensión verbal. bajo en la satisfacción con la vida; sin em-
Este punto es importante, ya que se sue- bargo, resulta importante considerar, de
len aplicar pruebas de origen foráneo cu- forma adicional, la satisfacción con el tra-
yas preguntas no son entendidas por los bajo. En primer lugar, como su nombre lo
evaluados. A manera de ejemplo, el ítem indica, chamba es chamba, es decir, el tra-
“Es importante tener una vivienda apropia- bajo en sí es importante para los peruanos.
da” fue reemplazado por “Es importante En segundo lugar, existe evidencia de que
tener cuarto o casa”, pues el grupo de me- la combinación de la satisfacción con la
nor instrucción no había comprendido la vida y de la satisfacción con el trabajo me-
versión original. La segunda, como es con- jora la predicción del rendimiento (Jones,
creta, es entendida por todos los grupos. 2006; Wilcove et al., 2009).
Se aplicó la prueba piloto a una muestra
de 324 participantes, y se confirmaron sus
El desarrollo de la escala “Chamba es
adecuadas propiedades psicométricas
chamba” partió de dos factores de necesi-
[chi2 (21, N = 325) = 30.5, p = .082, CFI
dades: “Sentirse bien” y “Un buen lugar
= .981, RMSEA = .037].
para vivir”. La primera es una necesidad
La estructura final de los cuatro facto- surgida en Lima Metropolitana. La segun-
res quedó de la siguiente manera: da ha aparecido no solo en Lima y en el
Perú, sino también en estudios realizados
• Chamba y sentirse bien. Tiene tres indi- en países tan lejanos como Bangladesh y
cadores: a) trabajo y buenas relaciones Tailandia (Yamamoto, 2008). Sus equiva-
con los seres queridos, b) el trabajo lentes laborales serían: “Sentirse bien en
ayuda a la autoestima, y c) el trabajo el trabajo” y “Un buen lugar para traba-
ayuda a hacer lo que a uno le gusta. jar”. Aplicando la misma metodología de
prueba piloto y de validación seguida en la
• Chamba y buen lugar para vivir cuen- escala “Se trabaja para vivir”, se encontró
ta con dos indicadores: a) el trabajo evidencia confirmatoria con propiedades psi-
permite vivir en un lugar limpio y boni- cométricas muy buenas [chi2 (8, N = 324) =
to, y b) el trabajo permite vivir en un 11.14, p = .194, CFI = .990, RMSEA =
barrio con buenos vecinos. .035]. “Sentirse bien en el trabajo” está
compuesto por: “salir adelante”, “trabajar
• Chamba y estatus está definido por: en lo que le gusta” y “buena salud”. “Un
a) el trabajo permite tener buena buen lugar para trabajar”consta de los indi-
ropa, y b) el trabajo permite contar cadores: “un ambiente de trabajo limpio y
con movilidad apropiada.
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bonito”, “capacitación para trabajar bien” y, El Índice “Chamba”, en cada una de sus
finalmente, “compañeros organizados y escalas, tiene preguntas acerca de la im-
cordiales” (Yamamoto, 2012). portancia de la necesidad y de su percep-
ción de logro. Esto permite calcular el índi-
La satisfacción subjetiva con el trabajo ce de satisfacción subjetiva “Se trabaja
para vivir” y el índice de satisfacción sub-
El índice de satisfacción subjetiva con la jetiva “Chamba es chamba”. Este enfoque
vida es un modelo que evalúa la importan- tiene la ventaja de autovalidar la importan-
cia de una necesidad para un individuo y la cia de la necesidad. Por ejemplo, si a un
contrasta estadísticamente con su percep- colaborador joven no le interesa tener hi-
ción de logro (Yamamoto, Feijoo & Lazarte, jos, y no tiene hijos, su satisfacción subje-
2008). Cuando la importancia de la necesi- tiva será de equilibrio. En un índice normal,
dad es estadísticamente mayor que la per- aparecería como baja, lo cual, en el caso
cepción de su logro, se llega al estado de mencionado no tiene sentido porque no es
insatisfacción. Cuando la percepción de una meta importante para la persona eva-
logro de la necesidad es significativamen- luada. Asimismo, es un índice que muestra
te mayor que la importancia de la necesi- el contraste entre la expectativa y la per-
dad, se alcanza el estado de satisfacción. cepción de logro utilizando un contraste
Cuando no hay diferencias estadística- estadístico, una prueba T o un contraste
mente significativas entre la necesidad y la de Wilcoxon, según la distribución de la
percepción de su logro, se observa el esta- muestra, sea esta normal o no paramétri-
do de equilibrio. ca. Ello constituye una importante ventaja
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En Interculturalidad y Política, Norma Fuller (ed.). Lima, Red de Apoyo de las Ciencias Sociales, 2002.
(De)Construir la interculturalidad.
Consideraciones críticas desde la política, la colonialidad y
los movimientos indígenas y negros en el Ecuador
Catherine Walsh1
Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador
En el Ecuador, construir la interculturalidad ha sido desde los inicios de los 90s, principio
político e ideológico del movimiento indígena ecuatoriano, principio que se integra a las
demandas ante un Estado monocultural e hegemónico, a la transformación de él y de las
políticas públicas. En los últimos años, también ha empezado a ser importante elemento
del pensamiento del emergente movimiento afroecuatoriano. Pero a pesar de su uso
político y subalterno o tal vez como respuesta a ello, el Estado también en forma directa e
indirecta ha entrado el escenario de la interculturalidad, asumiéndola como deber suyo tal
como se expresa en la Reforma Constitucional de 1998 y anteriormente en la Reforma
Educativa.
Es precisamente en este uso cada vez mayor del término interculturalidad, que a veces
parece funcionar en la región como nuevo metarelato, que encontramos un problema de
significados, políticas y metas. Un conflicto enraizado en los dispositivos sociales y
políticos de lo que podemos llamar el nuevo orden global “multi-pluri-cultural” y en las
luchas a la vez identitarias y cognitivas que apelan maneras diferentes de ser y saber, de
1
Catherine Walsh es profesora y directora del doctorado en estudios culturales latinoamericanos de la
Universidad Andina Simón Bolívar, sede Ecuador. Sus libros y artículos publicados en América Latina,
Canadá y los Estados Unidos han enfocado principalmente en las problemáticas de la colonialidad y la
interculturalidad, tanto en el caso de los movimientos indígenas y afros en la región andina como de los
puertorriqueños en los Estados Unidos. Sus dos últimos libros incluyen Indisciplinar las ciencias sociales:
Geopolíticas del conocimiento y colonialidad del poder. Perspectivas desde lo andino (C. Walsh, F.
Schiwy y S, Castro-Gómez, editores. Quito: Abya Yala/UASB, en prensa) y Estudios culturales
latinoamericanos: Retos desde y sobre la región andina (editora. Quito: Abya yYala/UASB, en prensa).
2
Ex-presidente de la CONAIE, ex-diputado nacional y actual Rector de la Universidad Intercultural de las
Nacionalidades y Pueblos Indígenas. Entrevista agosto 2001.
1
producción, de subjetividad e in-corporación dentro de lo nacional, este último también
concebido en distintas maneras. Dentro del debate sobre la interculturalidad está en
juego perspectivas que por un lado intenta naturalizar y armonizar las relaciones
culturales a partir de la matriz a la vez hegemónica y dominante (el centro, la verdad o la
esencia universal del Estado nacional ya globalizado). Y por el otro lado, que hacen ver
el carácter político, social y conflictivo de estas relaciones; la cultura como campo de
batalla ideológica y lucha por el control social de sentidos como también por el acceso a
la hegemonía, dentro de lo que Immanuel Wallerstein (1999) llama el sistema-mundo
moderno.
Las reflexiones presentados aquí parten de un trabajo más amplio sobre las políticas de la
interculturalidad en el Ecuador (Walsh por publicarse) 3. También se hallan conectadas
con discusiones iniciadas dentro del proyecto colectivo sobre “geopolíticas de
conocimiento” en el cual están involucrados intelectuales de varios países y de varias
universidades de las Américas4. La intención del artículo es evidenciar la lucha social
sobre significados que se encuentra dentro del actual uso y entendimiento de la
interculturalidad en el Ecuador, y las construcciones y subversiones del término a partir
de posiciones dominantes y subalternas que tienen sus raices en la colonialidad de poder,
la economia política y las diferencias no sólo culturales sino coloniales y epistémicas. Al
frente de estas subversiones y a partir de nuevas construcciones, considera la manera en
que la interculturalidad está emergiendo como paradigma y proyecto social, político y
epistemológico, y los horizontes que ésta presenta en torno a la transformación.
1. De políticas y lugares
A diferencia de países donde la interculturalidad ha sido principalmente definida y
manejada desde el Estado como propuesta y política suya (con el apoyo e impulso
multilateral), en el Ecuador el significado y uso del concepto de interculturalidad se inició
en el ceno del movimiento indígena como meta central de lucha en contra de la
hegemonía dominante, colonial e imperial. Inicialmente surgió en miras de la
transformación del sistema educativo para luego orientarse a la construcción de un Estado
Plurinacional y a la transformación de las políticas públicas (Walsh 1999, 2000). En
1997, la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador-CONAIE identificó la
interculturalidad como uno de nueve principios ideológicos de su proyecto político:
El principio de la interculturalidad respeta la diversidad de pueblos y
nacionalidades indígenas y demás sectores sociales ecuatorianos, pero a su vez
demanda la unidad de estas en el campo económico, social, cultural y político, en
aras de transformar las actuales estructuras y construir el nuevo Estado
plurinacional, en un marco de igualdad de derechos, respeto mutuo, paz y armonía
entre nacionalidades. (p. 12)
3
Este trabajo incluye entrevistas con dirigentes y líderes indígenas y afroecuatorianos, asesores, diputados
y funcionarios del gobierno durante el periodo 1998 a 2000, algunas de estas entrevistas están citadas aquí.
4
El proyecto está actualmente coordinado por la Universidad de Duke (EE.UU.), la Universidad Javeriana
de Bogotá y la Universidad Andina Simón Bolívar de Quito.
2
que, necesariamente, deberían ser entendidos como oposicionales y hegemónicos.
Oposicionales porque cuestionan, critican y resistan las estructuras y políticas del Estado
monocultural y excluyente como también sus significados de ciudadanía y democracia,
proponiendo modelos y significados distintos. Pero también son hegemónicos si
entendemos la hegemonía en el sentido gramsciano como construcción desde la base de
una voluntad colectiva, como terreno para la constitución de sujetos dentro de un
proyecto para la transformación de la sociedad5. De esta manera, la interculturalidad
puede ser entendida como el proceso de construcción de una nueva hegemonía que no
sólo desafía la hegemonía del Estado sino impulsa y marca nuevas maneras de percebir,
construir y posicionar subjetividades y políticas identitarias (Hall 1997). Así, va más allá
del reconocimiento o la inclusión, apelando a cambios profundos en todas las esferas de
la sociedad y formando parte de una política cultural oposicional dirigida a la sociedad en
su conjunto, aportando, como dice Ramón (1998, 60) “a la construcción de una propuesta
civilizatoria alternativa, a un nuevo tipo de estado y a una profundización de la
democracia”. También aporta a otras lógicas de incorporación que hacen estallar la
noción de una matriz dominante.
Por un lado visto como avance y logro del movimiento indígena y por el otro lado, como
parte de una estrategia discursiva del proyecto neoliberal-multiculturalista, esta
incorporación de la interculturalidad dentro del discurso y espacio ya no solamente
indígena y subalterno sino “nacional”, establece una problemática que ocupa un lugar
5
Para una buena discusión sobre esta noción democrática de la hegemonía ver Dagnino (2001).
3
central de las políticas (inter)culturales actuales. Esta problemática no parte de la
diversidad étnico-cultural en sí, es decir, de la heterogeneidad de la población y la
emergente visibilidad de pueblos indígenas y afros. Más bien, es central a la diferencia
colonial que ha relegado y subalternizado a estos pueblos, sus prácticas y conocimientos,
así estableciendo la relación entre localizaciones geo-históricas/ culturales y la
epistemología moderna; la diferenciación entre saberes locales-folclóricos, no-
academicos y la universalidad epistémica de la modernidad (Mignolo 2000a) que la
interculturalidad como paradigma y proyecto pretende estallar.
Las diferencias étnico-culturales no son naturales ni parten de la etnicidad en sí, sino son
fenómenos construidos y reproducidos como parte de una subjetividad y locus de
enunciación definidos por la experiencia de colonización y subalternización social,
política y cultural, tanto del pasado como del presente. Esta diferencia colonial, como la
llama Walter Mignolo (2000a), rara vez asume lugar central en las discusiones y debates
públicos sobre la interculturalidad, discusiones y debates que más bien acentúan su
enfoque en la diversidad cultural, en la relación, y en el conflicto étnico como algo que
con mejores procesos y prácticas de comunicación, se puede sobrepasar. El problema con
eso es que construye la interculturalidad como asunto de voluntad personal; no como
problema enraizado en las relaciones de poder. Y ahí va el foco o núcleo de la lucha de
sentidos.
6
Comentarios presentados en el Taller sobre etnoeducación, Universidad Andina Simón Bolívar, Quito, 27
de marzo del 2001.
4
políticos como más recientemente, en el campo académico (aspecto que se discute más
adelante). Lo que está en juego es el cuestionamiento radical de las bases estructurales de
la supuesta democracia, la ruptura irreversible con concepciones monoculturales y
excluyentes y el sembrio estratégico de visiones desde lo indígena que interpelan y
articulan otros sectores de la sociedad. Parte de y entrecruza con la concepción indígena
del “poder” que según el quichua amazónico Carlos Viteri Gualinga (2000), integra como
elementos sustanciales:
El yachai, la sabiduría; el ricsina, conocimiento, el ushai, saber ejecutar; el
pactana, saber alcanzar; el muskui, la visión del futuro. El ‘poder’ entendido
sobre estos códigos se convierte en un concepto en permanente construcción, cuya
relación dialéctica con la vida social supone el equilibrio, la armonía, es decir la
convivencia.
Esta concepción forma parte del proyecto político-epistémico de la interculturalidad, de
la construcción de una “democracia de cosmovisiones diversas” que según Viteri
Gualinga aunque no fue tomada con suficiente seriedad en el levantamiento de enero de
2000 que resultó en el derrocamiento de Jamil Mahuad y la instalación (por unas horas)
de un triumvirato popular (ver Walsh 2001), sí ofrece un camino hacia la práctica.
Precisa aplicar en el proyecto del nuevo Estado la sabiduría para conducir a los
pueblos sobre programas y propuestas claras; conocimiento para entender la
compleja y diversa geografía humana para propiciar el encuentro; saber ejecutar
para no caer en improvisaciones porque la equivocación de los indios siempre
tendrá doble juicio y exigencia de perfección; saber alcanzar para perseverar en el
cumplimiento del cometido; y visión de futuro para franquear el inmediatismo y
ser actores de verdaderos procesos de cambio.
No son sólas las relaciones de poder que se desdibujan en esta construcción discursiva y
cognitiva de lo que podemos denominar el multi-pluriculturalismo oficial, sino también la
manera en que las categorias etno-racializadas han sirvido (y siguen sirviendo) a construir
y perpetuar el peso de la colonialidad y la reestructuración del colonialismo para
efectivizar los intereses del capitalismo global. De esta manera, la memoria se borra, y es
5
remplazada, de ahora en adelante por la nueva diversidad en el cual los grupos étnicos
co-existen pacificamente, hasta con supuesta “voz” en el gobierno y en el Congreso
Nacional, o al frente de los organismos multilaterales y de las empresas transnacionales.
El establecimiento por parte del Banco Mundial en 19917 de una directiva operativa en
relación a los pueblos indígenas, su financiamiento en el Ecuador del Proyecto de
Desarrollo de los Pueblos Indígenas y Negros del Ecuador- Prodepine (el primero en el
mundo donde los fondos del Banco van directamente a una institución administrada por
organizaciones indígenas sin el filtro del gobierno) y el reciente apoyo del BID al Fondo
Indígena son ejemplos. Al mismo tiempo que apoyan las iniciativas indígenas, ambos
bancos asesoran y ofrecen asistencia al gobierno nacional para la implementación de
políticas neoliberales. De igual manera, las compañías petroleras transnacionales
negocian ahora directamente con las comunidades locales aprovechando de tratados
internacionales como el Convenio 169 de la OIT, que exigen la previa consulta y la
participación de los pueblos indígenas en cualquier actividad por desarrollarse dentro de
sus territorios. Estas transnacionales contratan sociólogos y antropólogos para que les
asesoren en relaciones comunitarias y para el diseño de manuales acerca de las
costumbres locales con el fin de promover estrategias para crear relaciones de amistad.
También financian programas de educación bilingüe (véase Walsh 1994) y desarrollan
campañas publicitarias sobre su sensibilidad cultural y su interés por el medio ambiente.
7
En 1998, el Banco Mundial empezó una revisión de su política con relación a los pueblos indígenas, la
cual actualmente está en su última etapa. Entre marzo y julio del 2001, han salido nuevos borradores sobre
políticas operativas, procedimientos y estrategias dirigidas al “asegurar que el proceso de desarrollo
fomenta el respeto total de la dignidad, los derechos humanos y las culturas de los pueblos indígenas….y al
proveer les una voz en el diseño e implementación de proyectos, evitando o minimizando cuando sea
posible impactos negativos y asegurando que los beneficios destinados para ellos son culturalmente
apropiados” (World Bank Operational Manual. Operational Policies, borrador, 23 de marzo del 2001).
6
Zizek (1997) entre otros, sostiene que aquí opera una lógica multicultural en el
capitalismo global de la actualidad, la cual incorpora la diferencia mientras que la
neutraliza y la vacía de su significado efectivo. En este sentido, el reconocimiento y el
respeto a la diversidad cultural se convierte en un componente central del capitalismo
global, o en lo que Quijano (1999, 101) denomina, “su otra cara”, el nuevo modelo de
dominación cultural posmoderna (Jameson 1996) que ofusca y mantiene a la vez la
diferencia colonial a través de la retórica discursiva del multiculturalismo y su
herramienta conceptual de la interculturalidad entendida en manera integracionista. Esta
interculturalidad no apunta a la creación de sociedades más igualitarias sino más bien al
control del conflicto social y la conservación de la estabilidad social, todo con el fin de
impulsar los imperativos económicos del modelo de acumulación8. La decolonización tal
como el africano Frantz Fanon (1967) se refieró hace más que tres décadas como la
liberación del colonizado, pero también del colonizador, no cabe dentro de este discurso
oficial como proyecto necesario9.
Una posición distinta que denominamos “crítica” y desde la cual partimos aquí, tiene su
enfoque en los procesos que se inican desde abajo hacia arriba, desde la agencia local con
8
Para una discisión más amplia de esta problemática, véase Walsh 2002 y por publicarse.
9
Eso fue claramente evidenciado durante la reunión preparatoria en Ginebra para la Conferencia Global
Contra el Racismo, donde Canadá, apoyado por la Unión Europea, argumentó que en vez de ser parte del
racismo contemporáneo, el colonialismo y más especifícamente ciertos aspectos del colonialismo, fueron
sufridos por los pueblos indígenas y descendientes africanos en el pasado, sin relación con el presente
(Servicio Informativo “Alai-amlatina”, agosto 2001).
10
Al referir a una perspectiva “tradicional” y una perspectiva “crítica” de entender la interculturalidad, la
diferencia y lo cultural dentro de ella, hacemos conexión con los conceptos que presenta Castro-Gómez
(2000), de la teoría tradicional y la teoria crítica de cultura. También intentamos ir más allá de las visiones
antropológicas, racionales, teleológicas y utopistas que reinan en las actuales discusiones sobre cultura y
sobre la interculturalidad.
7
fines conducentes a transformaciones sociales para cuyos logros requiere una
multidireccionalidad, es decir procesos de interculturalizar de vía múltiple. Además,
argumenta que las diferencias en la práctica concreta, no parten de la etnicidad en sí, sino
de una subjetividad y un locus de enunciación definidos por y construidos en la
experiencia de subalternización social, política y cultural - de grupos pero también de
conocimientos. El significado de la interculturalidad construido a partir de esta posición
necesariamente implica procesos de desubalternización y decolonialización, procesos que
en la práctica están dirigidos a fortalecer lo propio como respuesta y estrategia a la
violencia simbólica y estructural, ampliar el espacio de lucha y relación con los demás
sectores en condiciones de simetría e impulsar cambios estructurales y sistémicos.
Estos procesos que se reflejan y se construyen dentro de los actuales movimientos étnico-
sociales, están frecuentemente interpretados como indicativo de nuevos esencialismos. A
problematizar esta interpretación, la investigadora maori Linda Tuhiwai Smith (1999)
argumenta que el reclamo de los pueblos indígenas sobre una identidad colectiva crea una
lógica distinta al esencialismo occidental; una forma de articular lo que significa ser
dehumanizado cultural y epistémicamente por la colonialización y una forma de
reoganizar la “consciencia nacional” en las luchas por la decolonización. En este sentido
y como el caso ecuatoriano demuestra, la identidad colectiva indígena no es algo fijo ni
natural sino una construcción de carácter político y social, refleja una identificación
estratégica y de oposición, de movimiento más que de grupo, pensado no solo a nivel
local y nacional, sino transnacionalmente11. Refleja “una manera de pensar criticamente
la modernidad desde la diferencia colonial” (Mignolo 2000b, 8). Y eso es lo que la
distingue de categorias objetivizadas y esencializadas, que encuentran su sustancia en la
etnicidad y no en la colonialidad de poder y las luchas en torno a ella.
8
desafíos e interrogantes que ésta como el mismo proyecto de la interculturalidad
presentan al país marcan un camino que ya no tiene retorno. En gran parte es por eso que
la marketización de la diferencia conjuntamente con la amplia aplicación del
neoliberalismo, no ha podido todavía darse en el Ecuador por completo.
Menos que asumir una suposición de ser herederos de una tradición auténtica,
esencializar la historia o ignorar las diferencias y heterogeneidades grupales, estos
procesos emergentes de identificación y reinvindicación afro e indígena (y no de
identidad en sí) representan esfuerzos actualmente dirigidos a poner en práctica la noción
de sociedad pluricultural, de recapturar y construir colectividades, conocimientos y
plataformas comunes de acción dirigidas, no a formar enclaves o guettos étnicos, como
tampoco al aislamiento en relación al resto de la sociedad nacional-globalizada, sino al
interculturalizar desde la diferencia colonial, desde la ubicación espacial (local, nacional,
global) que implica. No hay que descartar que existen tendencias fundamentalistas o
etnicistas dentro de los movimientos, un hecho que en los últimos años ha causado
divisiones y tensiones en el movimiento indígena ecuatoriano, incluyendo a la
reinvención de los pueblos y las nacionalidades indígenas - a reconocer actualmente 28
nacionalidades y pueblos en lugar de los 11 que se identificaban en 1989, agregando en el
debate las circunscripciones territoriales en relación a ellas. Pero es el desde lo que marca
la distinción, tanto con los debates de las ciencias sociales que frecuentemente encuentran
sus bases teóricas en el norte global, las proposiciones filosóficas centradas en la
subjetividad moderna y la inclusión del otro dentro de las instituciones políticas y
jurídicas de la modernidad, como visiones que celebran la mezcla y la hibridación14.
13
Comentarios presentados en el Foro “Identidad y territorialidad de los pueblos afroecuatorianos”,
Universidad Andina Simón Bolívar, 9 de febrero del 2000.
14
Ver por ejemplo comentarios de Tubino, Degregori y Portocarrero presentados en este mismo Congreso.
9
Antes que insistir al reconocimiento únicamente a la plurinacionalidad, hoy se
acompaña el reconocimiento a la plurinacionalidad con la interculturalidad, la
necesidad de reconocernos para poder profundizar y construir una real identidad
de este país. No negándonos, no desconociéndonos, no homogenizándonos, sino
reconociendo que somos diversos, que somos diferentes, pero que tenemos la
posibilidad y la perspectiva de en medio de esa diversidad construir la unidad.
- Virgilio Hernandez, ex-asesor de José María Cabascango, vocal del Tribunal
Supremo Electoral, Pachakutik15
Tanto para los pueblos indígenas como para los pueblos afroecuatorianos, la
interculturalidad tiene una fuerte carga simbólica que contribuye en manera central a la
construcción de imaginarios y representaciones sobre un país distinto. Funciona como
palabra clave dentro de los discursos de líderes y dirigentes, como marcador del campo
de batalla ideológica y a veces como lema del único futuro posible. Pero no siempre
queda claro el significado social y la práctica concreta atras de estos discursos. Además
con la entrada de la interculturalidad en los últimos años dentro del léxico oficial, la
esfera del debate ha venido cambiando y, como resultado, también las formas de pensar
la interculturalidad inclusive entre los mismos líderes y dirigentes.
“Al conocernos”
En entrevistas conducidas con líderes indígenas un poco después de las reformas
constitucionales, muchos hicieron referencia al aspecto relacional de la interculturalidad
como manera de confrontar y superar la exclusión, marginalización y subalternización.
“Al conocernos” bajo condiciones que promueven el respeto como hecho históricamente
negado, y con miras a la construcción de una sociedad distinta, es una temática repetida.
15
Entrevista, marzo 1999.
16
Eso ocurre no solamente entre los actores sociales sino también entre los académicos. Ver, por ejemplo,
la variedad de interpretaciones sobre la interculturalidad presentes en este Congreso.
10
La interculturalidad debe ser una obligación de todos pero entendida como esta
necesidad de saber, conocernos y respetarnos también. Cómo el mismo sistema
no nos permite conocernos – muchos valores, muchos principios, muchos
simbolos culturales, espirituales de los pueblos indios no conoce la población
mestiza. Entonces la visión que tiene la mayoría es de unos indios ignorantes,
sucios, y todo. Tienen esta imagen que se les ha venido metiendo durante todos
estos siglos, eso es una barrera para poder mejorar la relación entre la población
india, el negro y el mestizo.
- Letty Viteri, (ex)Directora Nacional de Salud Indígena del Ministerio de Salud
Es necesario todo intercambiar el espacio, conocer la realidad, necesitamos un
apoyo mutuo con los demás. En ese sentido es necesario tener un trabajo
intercultural, conocer la realidad y respetarnos unos a otros, sino caso contrario
el país estaría yéndose en caos…Conocernos de otro persona que no es indígena
y también nosotros conocernos…interculturalidad es intercambiar las
experiencias, conocer su cultura, su costumbre, su tradición, cosmovisión y
intercambiar esas ... Estamos hablando de 2 espacios, indígenas y noindígenas,
esa es la interculturalidad para nosotros.
- Abelardo Bombon, (ex) Presidente de Federación Ecuatoriana de Indígenas
Evangélicos FEINE
Creo que la sociedad ecuatoriana está tomando como un referente esta cuestión
de la interculturalidad. Ningún sector se opone que los pueblos indígenas sean
incluidos, más bien, se abren espacios para que podamos ser incluidos. La
dificultad para poder entender plenamente y aceptar plenamente esta realidad de
la inclusión es precisamente el desconocimiento. Mientras más se fortalezcan las
relaciones interculturales, va a haber menos dificultades para poder impulsar al
país que estamos soñando…
- Luis Maldonado, ( ex) Secretario Ejécutivo CODENPE. (Actual Ministro de
Bienestar Social)
11
convivamos en armonía entre seres humanos, con la madre naturaleza, yo lo
entiendo así la interculturalidad.
- Pedro de la Cruz, Presidente de la Federación Nacional de Organizaciones
Campesinas, Indígenas y Negras-FENOCIN
Y a pesar de discursos alumbrados entre los actores sociales que enfatizan la necesidad de
“conocernos”, tampoco existe mucha evidencia entre ellos de esta voluntad. Más bien y
como destaca Viteri Gualinga17, la práctica actual no necesariamente ha sido la de la
interculturalidad. “Cada uno hemos reproducido una suerte de guettos sociales, con
esporádicas relaciones de gran nivel de desigualdad”.
17
Quichua amazónico y asesor de la diputada nacional Nina Pacari. Entrevista.
12
La FEINE siente dos identidades grandes, social-indígena y social-evangélico.
Por el hecho de ser pueblo indígena-social, necesitamos dialogar todos,
compartir las experiencias y recibir también las experiencias de trabajo para
sacar adelante ... es necesario tener una buena relación con diferentes
instituciones, organizaciones indígenas, no-indígenas , públicas, privadas e
internacionales para alcanzar… no podemos trabajar en así separados, tenemos
que dialogar, hacer un esfuerzo juntos…
Luis Maldonado refleja una visión actualmente más común, que la interculturalidad
debería partir de los particularismos para después logar la unidad entre ellos.
Nosotros manejamos el concepto de la interculturalidad de manera global,
integral, es decir lo que nosotros entendemos como el objetivo político, de ir
concretando lo que es el Proyecto Político de todos los pueblos indígenas. La
interculturalidad la entendemos como una praxis, como una concepción de este
reconocimiento dentro de la diversidad. Hay un reconocimiento de los
conocimientos, las tradiciones, las prácticas sociales, que nos permite por tanto,
impulsar proyectos societales, procesos de desarrollo sostenible y algo que acá
reiteramos permanentemente: un proceso de desarrollo con identidad, que es un
aspecto básico para poder dar un tratamiento particularizado a cada uno de los
pueblos y nacionalidades. Entonces la interculturalidad es la base fundamental
para lograr un proceso de unidad del país.
- Luis Maldonado, (ex) Secretario Ejécutivo CODENPE, actual Ministro de
Bienestar Social
13
En cambio, los reclamos a la diferencia por los pueblos indígenas y afros apelan los
particularismos como forma de reivindicación, al mismo tiempo de construir un universal
más amplio de lucha, que incluya la justicia, igualdad y auto-determinación como
también la reconfiguración del Estado como plurinacional. La unidad en este sentido,
depende de la realización de las metas del sector particular; sin esta realización lo
universal como la unidad en sí, queda sin sustancia y significado (Butler 2000).
Estas alianzas entre pueblos históricamente subalternizados, establecidas en los 90s por
las organizaciones nacionales, el Consejo Nacional de Planificación y Desarrollo de los
Pueblos Indígenas y Negros- CONPLADEIN (institución estatal en las manos de las
organizaciones indígenas y negras nacionales) y en su brazo técnico Prodepine
(financiado por el Banco Mundial y FIDA con un presupuesto de 50 millones de dólares),
tenían como meta consolidar la oposición con miras a mejorar las condiciones
económicas, sociales y políticas e interculturalizar las instituciones y estructuras estatales.
En 1998 tendencias que algunos líderes han llamado etnocentristas e indianistas,
rompieron con los afroecuatorianos y lograron por medio de un decreto presidencial,
restructurar el CONPLADEIN en CODENPE- el Consejo de Desarrollo de Pueblos y
Nacionalidades Indígenas, dejando afuera a las organizaciones y los pueblos
afroecuatorianos. Al justificar esta exclusión, algunos dirigentes indígenas culpan a los
negros el de “siempre recoger las experiencias de los pueblos indígenas”, “buscar el
lucro”, y “aprovecharse de la fuerza organizativa, social y política de los indígenas”. En
14
cambio, líderes afroecuatorianos señalan el racismo, el etnocentrismo e intereses que
étnicamente pueden figurar como obstáculos para la organización y oposición
compartida; prácticas e intereses que al parecer, reproducen jerarquías raciales y legados
coloniales.
Lo que nos interesa señalar aquí es la manera en que la interculturalidad aparece como
problema y tarea de los otros y no de uno, apuntando caminos y procesos étnicamente
separados, dirigidos en una manera u otra al binarismo y la polarización: blanco-mestizo /
indígena o negro. Ubicar y destinar la interculturalidad a la esfera de lo particular y a la
vez presentarlo como problema blanco-mestizo es cada vez más evidente entre algunas
tendencias indígenas, especialmente desde que la política estatal se ha preocupado con lo
multi-pluricultural. Esta tendencia que hace cada vez más difícil las alianzas, se evidencia
en los comentarios del actual director nacional de la educación intercultural bilingüe18:
Lo de la interculturalidad es un asunto que está en la Constitución, por lo que
para mí, este no es problema de leyes. La interculturalidad funcionará en cuanto
fortalezcamos la autoestima de los pueblos indígenas, en cuanto fortalezcamos
nuestra propia capacidad de gestión, no es pues una cuestión de leyes, ni de
seminarios, ni de foros, ni de proyectos. Más bien para la educación bilingüe ha
sido un poco negativo en las diferentes provincias, porque han cogido esta
palabra de la interculturalidad y la han manipulado, pensando que tiene que ser
profesores hispanohablantes para comunidades indígenas, pues eso es la
interculturalidad y se han dado nombramientos a gente que no saben nada con
este pretexto. Yo veo que los hispanohablantes están usando este asunto de la
interculturalidad para seguir justificando su actuación, a cuenta de que dicen
como los indios van a aislarse, como los indios van a tener sus propias
instituciones o sus propias leyes… Es un problema más bien práctico, debemos
fortalecernos nosotros y sólo cuando nuestra fuerza influya respeto nos
respetarán. … Cuando se trata de la cuestión cultural, todos están de acuerdo
con la interculturalidad pero cuando se trata de asuntos económicos, políticos
toda esta gente que están hablando de interculturalidad y que le afectan en sus
intereses, entonces no llegan. Este asunto de racismo insisto se terminará en el
momento en que nosotros que hagamos respetar…así que la interculturalidad
funciona en cuanto nos hacemos respetar, una buena gestión, una buena
autoridad.
18
Entrevista con Luis Montaluisa, Director de la Dirección Nacional de Educación
Intercultural Bilingüe-DINEIB.
15
colonial, parece ser tarea sin posibilidades mayores para realizarse por lo menos en el
futuro cercano.
Más que un hecho, una sustancia concreta, observable y de posible validación, o algo por
alcanzarse en un corto tiempo (una reunión, una mesa de diálogo, un encuentro, etc.), la
interculturalidad es un proceso de largo alcance. Por eso creo que es mejor hablar de un
proyecto de interculturalizar en vez de la interculturalidad en sí. Un ejemplo concreto se
encuentra en las experiencias de los poderes locales alternativos (alcadías indígenas)
donde, a partir de la construcción de nuevas estructuras e instancias de participación más
inclusiva a nivel parroquial, municipal y cantonal, un proyecto de interculturalizar está en
pleno desarrollo y ejecución. Las experiencias de Cotacachi y Saquisilí desde 1996,
Guamote desde 1992 y Otavalo más recientemente han ganado reconocimiento tanto a
nivel nacional como internacional19.
19
Ver, por ejemplo, Luz del Carmen Montoya, Las políticas culturales: Heramientos de desarrollo local.
El caso de Cotacachi Ecuador, Tesis de Maestría Universidad Andina Simón Bolívar, 2001, Red
Interamericana Agicultura y Democracia, Organizaciones campesinas e indígenas y poderes locales, Quito,
Abya Yala, 1999; Fernando García (coordinador), Las sociedades interculturales: un desafío para el Siglo
XXI, Quito, FLACSO, 2001.
16
[La interculturalidad] es uno de los aspectos claves que permitiría al país
desarrollarse integralmente. Primero, desarrollar un pensamiento mucho más
diversificado, dosificado, porque en el Ecuador puede recoger lenguajes, las
diferentes culturas, su cosmovisión histórica, las diferentes culturas lo que se da
en su cotidianidad como experiencias en los procesos productivos…Las
diferentes ramas de las ciencias sociales se pueden enriquecer con esta
diversidad cultural que tiene el Ecuador. Entonces ahí existe un potencial en
cuanto al desarrollo del conocimiento.
20
Ver Walsh y García 2002, como también los textos de Escobar (1998; 1999) sobre procesos simialares en
el Sur Pacífico colombiano.
17
La diferencia epistémica como marcador de la subjetividad política, también se encuentra
en propuestas y acciones recientes del movimiento indígena. Un ejemplo que ya tiene
varios años de aplicación es lo de Jambi Huasi en Otavalo; una casa de salud que se basa
en los conocimientos tanto de la medicina tradicional indígena como la medicina
occidental y donde los medicos y yachags o shamanes trabajan en coordinación y
colaboración.
18
colonización inclusive mental. Finalmente, se encuentra la interculturalidad científica o
epistémica, la interrelación de los saberes de las culturas originarias con los saberes de las
culturas denominadas ‘universales’ en la cual se basa el currículo (Ramirez 2001).
21
Entrevista marzo 1999.
19
20
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