Comunicacion Prosperi Farrell 24022022
Comunicacion Prosperi Farrell 24022022
Comunicacion Prosperi Farrell 24022022
Queridos amigos:
Además, quiero transmitiros mis consideraciones sobre lo que significa este paso de
madurez que la Iglesia nos está pidiendo a todos como conciencia del carisma que hemos recibido y
que se nos ha reclamado varias veces estos meses.
El Decreto General relativo a las Asociaciones Internacionales de Fieles, que entró en vigor el
pasado 11 de septiembre de 2021, establece, en la parte que aquí nos interesa, un límite a la
renovación de los mandatos y una restricción a la duración de los cargos, en relación a los cargos
centrales de gobierno de dichas asociaciones. Estos no pueden superar los cinco años de duración;
además, en total no se puede permanecer en el mismo cargo durante más de 10 años consecutivos
(art. 1 y 2 § 1).
El Decreto incluye algunas normas que tienen carácter semi-retroactivo; de hecho, se precisa que
dicho límite a la renovación de mandatos y a la duración de los mismos se aplica también a los
cargos en vigor. Por tanto, aquellos que en el momento de la entrada en vigor del Decreto llevaban
más de diez años ocupando cargos relevantes en la Asociación deben ser sustituidos
necesariamente en un plazo de 24 meses, es decir, antes del 11 de septiembre de 2023. Este es el
motivo por el que Carrón no habría podido continuar su mandato más allá del 11 de septiembre de
2023 y se habrían tenido que celebrar nuevas elecciones. Lo mismo vale para aquellos que después
del 11 de septiembre de 2021 cumplan en su cargo más de 10 años consecutivos, pero estos
deberán ser sustituidos en un plazo de 24 meses desde el vencimiento natural de su mandato.
Con fecha 15 de noviembre de 2021, don Julián Carrón renunció libremente al cargo de Presidente
de la Fraternidad. Esta renuncia fue aceptada por el Cardenal Farrell, como refiere la carta
enviada a Davide Prosperi el 25 de noviembre de 2021. Según la interpretación aplicativa que el
Dicasterio da al artículo 19 de nuestros Estatutos, Prosperi fue nombrado Presidente de la
Fraternidad de Comunión y Liberación, reconocido con “plenos poderes” vinculados a este cargo
hasta nuevas elecciones, que tendrán que celebrarse en virtud de los nuevos estatutos, reformados
según el Decreto General. Así es como interpretaba el propio Cardenal Farrell la expresión “ad
interim” utilizada en la carta del 25 de noviembre.
En la misma carta del 25/11/2021, el Cardenal Farrell afirma que la Diaconía central de la
Fraternidad no dispone, según la composición actual, de la representatividad necesaria para elegir
a un nuevo Presidente y afirma que los nuevos estatutos, que necesitan una profunda
reelaboración y replanteamiento, no podrán ser aprobados antes de 12 meses, esto es, antes del
25 de noviembre de 2022. En este caso, tampoco se dice que el nuevo Presidente solo
permanecerá en el cargo hasta la aprobación de los nuevos estatutos.
En una segunda carta del Cardenal Farrell, dirigida a Prosperi el 21 de diciembre de 2021, se
reiteran estos tres puntos:
1) Los Estatutos actuales están plenamente en vigor, a excepción de las normas que sean
contrarias al contenido del Decreto general, es decir, la limitación de la renovación de mandatos y
la reducción de la duración máxima de los cargos a cinco años. Por tanto, hasta la aprobación de
los nuevos estatutos, los cargos relativos a los miembros de la Diaconía y los responsables
regionales designados por cooptación o por elección se designarán según establecen los estatutos
vigentes actualmente.
3) Los miembros de la Diaconía con más de 10 años en el cargo, y que alcancen la fecha de
vencimiento de su mandato antes de la entrada en vigor de los nuevos estatutos, deben ser
sustituidos –en virtud de los estatutos vigentes, por cooptación o por elección– y no pueden ser
prorrogados.
Luego siguió una tercera carta del Cardenal Farrell el pasado 22 de febrero de 2022, en respuesta
a una solicitud de aclaración por parte de la Diaconía sobre cómo se debían considerar los
vencimientos futuros. El Prefecto enuncia un principio claro en sí mismo y coherente con el
Decreto general y con las cartas anteriores dirigidas a Prosperi. Hasta la aprobación de los
nuevos estatutos –no antes del 25 de noviembre de 2022– permanecen plenamente en vigor los
actuales, tanto en lo que se refiere a la designación de cargos como a la duración de los mandatos,
que no deben superar los límites impuestos por el Decreto. Así, por ejemplo, los miembros de la
Diaconía que fueron elegidos o cooptados el pasado 15 de enero o el pasado 19 de marzo tienen
una duración de mandato de tres años, independientemente de la aprobación de los nuevos
estatutos – aunque probablemente habrá que aprobar normas transitorias para regular ciertos
casos específicos.
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Dicho en palabras sencillas: la aprobación de los nuevos Estatutos futuros de la Fraternidad de CL
no comporta el vencimiento de los cargos en curso, tampoco el del Presidente.
Las Notas interpretativas arriba citadas en cursiva añaden una última consideración:
Hay también un aspecto que va más allá del derecho y se debe tener presente. Las directrices del
Dicasterio muestran la intención de dar al gobierno de la Asociación una estabilidad necesaria
para que CL pueda emprender y completar el camino de revisión, tal como se le ha pedido, de su
estructura jurídica y participativa. Dar curso a la aplicación de los nuevos estatutos, una vez que
entren en vigor, también requerirá un espacio de tiempo razonable.
Este era, por tanto, el texto de las Notas interpretativas. ¿A qué se debe el equívoco inicial
sobre el vencimiento de los mandatos de los cargos actuales de gobierno en la Diaconía? Como
resulta de la lectura de las Notas, de una interpretación sistemática del Decreto general y de las
cartas de actualización del Dicasterio, se derivaba una aplicación articulada de los mismos y esta
complejidad nos ha llevado a error. De hecho, inicialmente, habíamos previsto la aplicación de las
restricciones del Decreto al caso específico de Julián Carrón, que estaba en el cargo desde 2005.
Como ya dije, si Julián no hubiera dimitido, en todo caso habría tenido que dejar su cargo 24 meses
después de la entrada en vigor del Decreto, y aquí nuestra interpretación era correcta. Con la
dimisión de Carrón la situación cambió y se nos pide extraer las debidas consecuencias.
Ahora me urge ofreceros una importante consideración, que afecta en cambio a la esencia
de lo que está pasando y que ilumina cualquier interpretación de la ley.
Me gustaría que todos tomásemos conciencia de este hecho: el cambio en la guía de nuestro
movimiento ha estado determinado por una intervención del Papa, que ha tomado la forma del
Decreto general que afecta a todos los movimientos y asociaciones internacionales de derecho
pontificio. Una rotación en la guía de nuestro movimiento se habría producido en todo caso porque,
como sabemos, Carrón ya había superado el límite máximo de diez años. Después Carrón decidió
dimitir antes de la aprobación de los nuevos Estatutos. En ese momento, el Cardenal Farrell
confirmó que, en virtud del art. 19 de los Estatutos de la Fraternidad, en caso de dimisión del
Presidente, el Vicepresidente le sucede con plenos poderes. Luego me pidió que asumiera esta
responsabilidad, preguntándome si estaba disponible para dar un nuevo paso de madurez eclesial,
corrigiendo también ciertos límites y errores de los que nosotros tampoco estamos exentos. Por
tanto, no se trata solo de adecuar nuestros estatutos a las nuevas normas, sino también de aprender
una nueva manera de mirarnos a nosotros mismos y al modo en que el carisma de don Giussani
puede seguir dando fruto para nosotros y para la Iglesia. Era consciente de esto, di mi disponibilidad
y enseguida me dirigí a vosotros en comunicaciones anteriores.
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Indudablemente, el Papa habría podido elegir otra manera. Por ejemplo, podía nombrar
directamente a un delegado, como ha hecho con los Memores Domini. Pero ha elegido el camino de
responsabilizarme a mí –a una persona que ha participado de la guía del movimiento, colaborando
estrechamente con Julián– y, conmigo, a todo el movimiento, mediante la indicación de personas
que compondrán los órganos directivos. Este es un signo claro de la voluntad del Papa de confirmar
la bondad de la experiencia del movimiento, de su vida y su carisma, aun señalando que hay
algunos aspectos, relativos principalmente al ejercicio de gobierno y a la transmisión del carisma,
que se nos pide corregir.
Por lo que a mí respecta, al aceptar esta propuesta, soy consciente de que mi posición será
incómoda y el cargo fatigoso, pero he aceptado porque me parece una forma de obedecer, yo el
primero, a la Iglesia y al Papa. Creo que en esta obediencia reside la única posibilidad de bien y de
crecimiento para el movimiento.
Con la misma serenidad, quiero deciros que deseo obedecer como un hombre libre,
consciente de la riqueza de lo que se nos ha donado en el encuentro con don Giussani y a través de
su carisma. Sé que, aceptando el cargo, también asumo en nombre de todos vosotros la
responsabilidad de decir a la Iglesia quiénes somos y qué puede llegar a ser el movimiento por la
historia que tiene, por la experiencia que hemos vivido estos 70 años, de modo que la autoridad de
la Iglesia pueda conocernos cada vez mejor y guiarnos en la aplicación de lo que el Decreto nos
pide a todos, de tal manera que respete y exalte la especificidad de la que nos sentimos portadores.
Obedecer como hombres libres significa confiar en que el diálogo con la autoridad de la Iglesia nos
ofrece un camino seguro (el único camino seguro) para profundizar en nuestra autoconciencia
eclesial, es decir, para volver a descubrir y comprendernos a nosotros mismos con más profundidad
y verdad, como movimiento en la Iglesia, sin perder nada de lo que hemos vivido juntos hasta ahora
y que agradecemos no solo a don Giussani que generó esta historia, sino también a don Julián
Carrón y a todos aquellos que, poco o mucho, han contribuido para llevarla hasta nosotros, aquí y
ahora.
Confirmo por tanto mi disponibilidad total, ofreciéndome por entero mientras se me pida
servir a nuestra compañía de esta forma, y renuevo mi invitación a cada uno de vosotros para
trabajar juntos poniéndonos inmediatamente al servicio de esta gran historia.
En comunión,
Davide Prosperi