Introducción Al Libro de Oseas
Introducción Al Libro de Oseas
Introducción Al Libro de Oseas
CONTENIDO:
1. Título
2. Paternidad literaria
3. Marco histórico
4. Tema
5. Bosquejo
1. Título.-
2. Paternidad literaria.-
3. Marco histórico.-
Los reinados durante los cuales Óseas profetizó están ubicados, según la
cronología de este Comentario (presentada en t. II, pp. 79, 134-166),
como sigue (los años son a. C.): Uzías (790- 739), Jotam (750-731),
Acaz (735-715) y Ezequías (729-686), reyes de Judá; y Jeroboam II
(793-753), rey de Israel. Óseas debe haber empezado su ministerio
mucho antes de 753 a. C., y tuvo que haber continuado en actividad hasta
algún tiempo después de 729 a. C.
Sin embargo, esta gloria externa sólo hacía destacar más la decadencia
moral interior y la declinación espiritual del pueblo. La anarquía política
y la falta de gobierno caracterizaron esos tiempos. Hubo reyes que
ascendieron al trono después de matar a sus predecesores, y a su vez
ellos fueron asesinados. Salum asesinó a 910 Zacarías, y Manahem
asesinó a Salum, Peka asesinó a Pekaía, hijo de Manahem; y Óseas, el
último rey de Israel, asesinó a Peka. Posiblemente por esta anarquía
vergonzosa que se produjo después de Jeroboam II, éste solo es
mencionado por Óseas, y sus sucesores son omitidos (Ose. 1: 1; ver com.
cap. 7: 5; 8: 4); o posiblemente el profeta se fue al sur, a Judá, después
del reinado de Jeroboam.
Oseas fue llamado por Dios para que se opusiera a esa inundación de
maldad del reino del norte, y para que levantara diques de reprensión,
condenación y súplica: de súplica basada en el eterno amor de Dios por
sus hijos descarriados. Pero los ruegos de Óseas no fueron escuchados
por un pueblo apóstata. La impía nación impenitente e inconversa, se
aferró a su rebelde conducta, y fue llevada al cruel cautiverio del yugo
asirio. Óseas dio el último mensaje de Dios al reino del norte antes de su
caída en 723/722 a. C.
4. Tema.-
La terrible maldad del reino del norte aparece aún más tenebrosa a la luz
de ese amor divino, y Óseas de ninguna manera disculpa al pueblo por su
conducta. El profeta también describe con tonos lóbregos los terribles
castigos que caerían sobre Jerusalén si persistía en su impiedad. Estas
amonestaciones no son amenazas, sino declaraciones de hechos que
muestran que el castigo sigue ineludiblemente al pecado. Sin embargo,
en todo lo que escribe Óseas expresa el tierno amor de Dios para con su
pueblo descarriado. El libro está lleno de exhortaciones al
arrepentimiento y mensajes de esperanza para los que quisieran volver a
su Padre amante.
5. Bosquejo.-
I. Sobrescrito, 1: 1.
A. La acusación de perversidad, 4: 1 a 7: 16