Juegos Recreativos
Juegos Recreativos
Juegos Recreativos
vida
Estandarización
Es imposible hablar del ser humano sin hablar de juego. Así lo define
yaHuizingaen su libroHomo Ludens(El Hombre que juega), definiendo la
humanidad como la persona que juega, la persona abierta al misterio y a la
belleza. Sin duda mucho más sugerente que elhomo faber, el hombre que
hace o elhomo sapiens, el hombre que piensa. O esa otra definición tan
impresionante deF.V. Schiller:El Hombre sólo es verdaderamente humano
cuando juega. Muchos animales juegan durante su formación, pero el ser
humano juega durante toda la vida.
Jugar consiste en hacer algo por el placer de hacerlo, hacerlo libremente y sin
esperar nada a cambio -más que el propio placer de jugar- sólo por el reto que
entraña, por la alegría que procura. Lo leí deRaimundo Dinelloy no se me ha
olvidado nunca:El juego, por su propia definición, no tiene ninguna otra
finalidad que la alegría y el propio placer de juga.
Desde que nacemos, somos una fuente inagotable de actividad: mirar, tocar,
manipular, curiosear, experimentar, inventar, expresar, descubrir, comunicar,
soñar… En definitiva, jugar. El juego es la principal actividad infantil. Jugar es
una necesidad, un impulso vital, primario y gratuito, que nos empuja desde la
infancia a explorar el mundo, conocerlo y dominarlo. En palabras
deMartineMauriras-Bousquet,¡puro apetito de vivir!
Por qué es tan importante que sigamos jugando cuando somos adultos
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En los primeros años de vida el niño explora a través del juego cómo funciona
el mundo, además modela conductas y las representa a través del juego; el
proceso de socialización está profundamente imbricado con esta actividad.
Luego, el desarrollo del pensamiento lógico matemático, el lenguaje y otras
habilidades se aprenden a través del juego, que funciona como un vehículo
tangible y material entre el mundo físico y lo abstracto. Asimismo, a través de
las actividades lúdicas funcionan como una forma de desarrollo de estrategias
sociales, pues a través del juego comunitario se aprenden las reglas de
convivencia básica como comunicación, cooperación y límites sociales,
además del impacto de las acciones en los otros.
Los juegos que requieren interacción y trabajo en equipo, sobre todo RPGs
como World of Warcraft, League of Legends, Dungeons&Dragons Online,
DOTA, entre muchos otros crean un ambiente donde se hace necesario el
desarrollo de herramientas de cooperación, gerencia y administración de
recursos. El tejido social que formas a través de estos juegos se fortalece,
surgen lazos espontáneos de cooperación y confianza. Todas habilidades
imprescindibles en la cotidianidad.
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La pandilla de la playa, los amigos del pueblo o los vecinos del edificio pueden
ser los mejores compañeros para estos juegos en grupo.
1. El teléfono roto
Coloca a los niños en dos filas, formando dos equipos, y dile una frase al oído
al primero de cada grupo, cuanto más larga y complicada sea, mejor –puedes
optar por un divertido trabalenguas–. Cada niño deberá susurrarla al oído del
siguiente. El último, dirá en voz alta lo que ha entendido y ganará el equipo cuya
frase se parezca más a la que tú dijiste.
2. Caballería
Coloca a todos los niños en una fila. Uno de los pequeños ejerce de caballero,
colocándose enfrente de ellos. Cuando grite “¡caballería!” sus amigos deberán
salir corriendo para llegar a tocar el muro que estará a la espalda del caballero
sin ser atrapados por éste. Todos los “potrillos” cazados se convierten en
caballeros y empiezan también a cazar. El primer jugador atrapado liga en el
turno siguiente. También pueden practicar todos estos juegos relacionados con
el deporte.
3. Lucha entre serios
Colocados en dos filas, una frente a otra, el objetivo de este juego es lograr que
el jugador contrario se eche a reír antes. Para ello sólo podrán hacer muecas,
todas las que deseen. Guiñar un ojo, sacar la lengua, meterse el dedo en la
nariz, intentar deformarse los párpados... Gana el equipo que más aguante sin
reír. ¡Verás qué caras y qué carcajadas! Después podéis ponerles a
prueba contando chistes y que los otros jugadores tengan que aguantar sin
reírse.
4. Como en la bolera
Llena varias botellas vacías de agua con un poco de arena y colócalas a unos
diez metros de los niños. Con un balón de baloncesto, tendrán que derribar
todos los que puedan. Organízales por equipos para ver quién gana.
6. ¡Vamos en moto!
El organizador, si es una fiesta de cumpleaños puede ser el homenajeado, tiene
que sentarse en el suelo y los niños van colocándose detrás, como si fuesen
en una enorme moto. El piloto va dando las indicaciones en voz alta: “A la
derecha. A la izquierda. ¡Cuidado, que freno! ¡Venga, que acelero” y va girando el
tronco a la vez que habla. Los niños tienen que ir girando con él.
7. El globo irrompible
Los juegos con globos son divertidísimos, ¡sobre todo cuando explotan! Ata un
globo al tobillo de cada niño. Al son de la música salen a la pista. El juego
consiste en pisar el globo del contrario, salvando el propio. Los niños que
pierden su globo salen de la pista. Gana el último en conservar su globo.
8. Baile de disfraces
Los disfraces son una opción muy divertida para que los niños se diviertan.
Prepara varios baúles con prendas viejas o algunas que hayas elaborado con
retales para la ocasión: faldas, pantalones, camisas, pelucas, sombreros,
extravagantes collares y adornos para el pelo… Diles que pondrás la música y
cada uno tendrá que coger una prenda de cada baúl y ponérsela antes de que tú
pares la canción.
9. Carrera de castañas
Clava un clavo en el centro de una castaña, sácalo y pide a tu hijo que clave una
pluma en él. Escoge plumas de color diferente para cada grupo. Cuando tengáis
varias, los niños tendrán que ir lanzando sus castañas desde diferentes alturas
para ver cuál llega antes al suelo.
Laura Jiménez
TEMAS RELACIONADOS
Desarrollo
Hora: 2:00 pm.
El parque conocido como “La Placita” es un lugar histórico que constituyó el
punto de reunión de los revolucionarios de la comunidad en la época pre
revolucionaria. En él está el busto del general mambí Flor Crombet y es el
punto de reunión de muchos miembros de la comunidad y la realización de la
Educación Física de las escuelas circundantes.
Desarrollo: Se invitan atletas, exatletas y familiares que en el parque “La
Placita” dialogan con los estudiantes. Destacándose la importancia que tiene
para un atleta mantener la disciplina tanto en el entrenamiento, competencia o
la vida cotidiana. La confianza en sí mismo, en nuestros compañeros y en la
Revolución, el profesor de Recreación seleccionará 30 estudiantes de ellos 15
estudiantes invitados de la ESBU “Rubén Bravo Álvarez” quienes realizarán un
tope amistoso con nuestras glorias deportivas.”
Reglas
Evaluación
Reglas
Evaluación
Frecuencia: Deporte participativo.
Organización: frontal o en filas.
Reglas
Evaluación
Ejemplo de pensamiento
Honrar, honra.
Los que no tienen fe en su tierra son hombres de
siete meses.
Reglas
Evaluación
Materiales: Equipo de música.
Reglas
No utilización de vocablos ofensivos.
Mostrar amor respeto disciplina y unidad con sus
compañeros profesores y familiares.
Evaluación
Nota: Esta actividad se podrá realizar los primeros sábados de cada mes con
un tiempo estimado de una hora.
Reglas
Evaluación
Nota: La actividad se puede realizar los últimos viernes de cada mes siempre
con previa coordinación de la escuela.
Conclusiones
Bibliografía.
Pasos a seguir:
1
Una de las mejores opciones que puedes elegir para
realizar en verano es salir a acampar al aire libre con tus
amigos o familiares. Para ello, deberás tener en
cuenta cómo montar una tienda de campaña, así como
las medidas de seguridad que deberás tomar antes de
acampar.
Si vas a acampar con tus hijos/as pequeños, tendrás
que tener en cuenta más cosas. En caso de que quieras
acampar en España, aquí puedes conocer las zonas de
acampada libre, y si eres monitor de un campamento
juvenil, puede interesarte también cómo deberás actuar en
caso de evacuación.
2
Otra buena opción es organizar una excursión o salida a
la montaña, y realizar actividades como el senderismo o la
escalada, entre otros. Para ello, debes conocer:
- Cómo equiparse para hacer senderismo
- Cómo preparar mi mochila para una excursión
- Qué comida llevar a una excursión a la montaña
- Cómo organizar una excursión con niños
- Cómo hacer una salida a la montaña con seguridad
En el caso de que hagas una ruta a pie, es probable que en
algunos tramos tengas que andar por carreteras transitadas
por vehículos, así que no olvides las normas para los
peatones en este tipo de vías.
3
Tanto si vas de acampada como de ruta por la montaña,
debes tener presente que ese es el hábitat natural de los
animales, algunos de los cuales pueden jugarte una mala
pasada si te muerden o pican. Por este motivo, deberás
saber qué hacer si te pica un insecto o cómo actuar ante
una mordedura de víbora.
4
Pero si eres de aquellos a los que les aterra el campo y la
montaña, decántate por disfrutar del verano en la playa,
uno de los mejores remedios para combatir el calor. A los
niños/as también les encantará, pero recuerda que deberás
tomar algunas precauciones para que se trate de una
actividad totalmente segura.
Protegerte del sol será una de las primeras cosas que
tendréis que hacer, así que no te pierdas este artículo
sobre cómo elegir la crema solar. Y si, por más que
intentes evitarlo, te acaba picando una medusa,
descubre cómo debes actuar para calmar el dolor.
5
Y si eso de la arena y el agua salada tampoco te convence,
no te lo pienses más y tírate de cabeza a la piscina. Una
vez más, deberás extremar la seguridad y actuar de la
manera correcta. Y si vives en Barcelona, puedes
consultar aquí la mejor forma de disfrutar de las piscinas
públicas de la ciudad.
6
Las bicicletas son un buen aliado para el verano; estés
donde estés, podrás disfrutar de un buen paseo en bici.
Pero siempre deberás ir bien equipado para evitar cualquier
imprevisto o problema. Por ello, te recomendamos nuestro
artículo cómo organizar un paseo en bicicleta para que
no olvides nada.
Además, si nos acompañan los pequeños de la casa, te
explicamos cómo organizar un paseo en bicicleta con
niños, así como también deberás tener en cuenta algunas
otras precauciones para andar seguros en bici.
7
Hay también muchos otros deportes que son ideales para
practicar en verano, especialmente si quieres montar unos
equipos para divertirte con tus amigos o familiares. En la
playa, en una cancha municipal o en el jardín de tu casa,
no importa el lugar, solo el buen rato que pasaréis.
8
Para aquellos padres y madres que buscan actividades
para realizar con sus pequeños/as, aquí va un artículo ideal
sobre cómo pasar un fin de semana con niños/as.
Encontraréis un montón de opciones divertidas para hacer
en familia y divertiros sin salir de la ciudad. Pero también os
damos otras opciones como por ejemplo fabricar una
cometa y echarla a volar o realizar manualidades con
material reciclado, que seguro que encantará a los
niños/as.
Otra actividad distinta que también podéis hacer al aire libre
en verano, es ser salir a ver las estrellas y explicar a
vuestros hijos/as cómo se forma el firmamento, por lo que
os mostramos aquí cuáles son los mejores lugares de
España para ver las estrellas.
9
Y para aquellos padres que no tienen vacaciones durante
el verano, pero quieren que sus hijos se diviertan como los
que más, existen los campamentos de verano.
Existen campamentos de distintos tipos en función de la
temática que tratan, para que así elijáis el que más se
adapte a los intereses de vuestro hijo/a. Es una opción muy
recomendable, ya que los niños/as harán un montón de
amigos y se divertirán muchísimo.
Imagen: grupoariure.com
Pasos a seguir:
1
Si no tienes problemas para meterte en la piscina, un juego
muy entretenido puede ser el del tiburón. El adulto será el
temido tiburón, que tendrá que intentar atrapar a los niños
mientras ellos huyen de él.
2
Los globos de agua siempre son un buen reclamo para los
más pequeños. Antes de llenar el globo de agua, haz algún
pequeño agujero con un alfiler. Cuando el globo esté lleno
de agua y anudado, los pequeños podrán jugar a pasárselo
intentando que no se vacíe ni estalle en sus manos.
Imagen: laalfombrarosa.mx
3
Para los más competitivos siempre funcionará el juego de
las carreras o el de los relevos. Para el segundo podrás
utilizar una chancleta, unas gafas o un gorro a modo de
testigo, que cada niño deberá entregar al siguiente
nadador.
4
Si los niños ya han aprendido a bucear, otro juego muy
divertido es esconder algún objeto que se hunda dentro de
la piscina. El que antes encuentre el objeto habrá ganado y
será el próximo en esconder el objeto.
Imagen: guiainfantil.com
5
¿Quién no ha jugado nunca en la piscina a pasar entre las
piernas del resto de sus amigos? Propónselo a tus hijos y
verás cómo les gusta.
6
Muy entretenido puede ser también el juego de hablar bajo
el agua. Tú mismo, o alguno de los niños, dirá una palabra
o frase bajo el agua y el resto, tras escucharlo también bajo
el agua, deberán adivinarlo. Se partirán de la risa cuando
vean todas esas burbujas salir de sus bocas.
7
Recuerda que antes y durante la actividad acuática los
niños deberán estar protegidos de los rayos del sol con una
crema especial para niños. Cuando los niños estén más
relajados y consigas tumbarlos en la toalla recuerda que
también es recomendable ponerles alguna gorra o
sombrero que proteja sus cabezas del sol.
Si deseas leer más artículos parecidos a Qué actividades
hacer con los niños en la piscina, te recomendamos que
entres en nuestra categoría de Actividades recreativas.
Pilla-pilla o escondite
Si hay un juego al aire libre que conozcan todos los niños,
este ese es el pilla-pilla o escondite. Es muy sencillo de
practicar y no se necesita ningún material:
1. Uno de los jugadores, en una base o punto de inicio,
cuenta hasta 10 (o el número que decida el grupo)
mientras los demás corren, se alejan y se esconden.
2. En cuanto termina tiene que perseguir al resto de
niños hasta pillarlos.
3. Los niños que toquen la base sin ser pillados se
salvan. Por su parte, los que sí han sido pillados quedan
eliminados hasta la siguiente ronda.
La gallinita ciega
Este es otro de los juegos clásicos para niños al aire
libre, pero al que también se puede jugar en interiores
cuando el tiempo no es favorable. Jugar a la gallinita
ciega es muy sencillo:
1. Un niño o una niña empieza siendo la gallinitia ciega,
pues tendrá que encontrar a los demás sin poder verlos.
Para ello hay que colocarle un pañuelo o venda en los
ojos.
2. Los demás deben corretear a su alrededor, en un área
delimitada, procurando que quien hace de gallinita no los
toque.
3. Los que corren pueden hacer ruidos, como palmadas,
hablar, cantar o gritar para dar pistas a quien hace de la
gallinita para que se oriente un poco mejor, o incluso lograr
así que se desoriente un poco más, al menos al principio.
4. Cuando la gallinita ciega consigue pillar a otro de los
niños o niñas, este pasa a ser la gallinita y la partida
empieza de nuevo.
Rayuela
La rayuela tiene muchas versiones y se juega en todo el
mundo, pero la más forma más popular de jugar es la
siguiente:
1. Pintar una rayuela en el suelo mediante cuadrados
con números en el interior. Del 1 al 3 se suceden las
casillas hasta llegar al 4, punto en que los cuadrados 4 y 5
se pintan juntos para que quepa un pie en cada uno.
Después va la casilla 6 y después se pintan juntos el 7 y el
8. Por último, se dibujan sucesivamente el 9 y el 10, dos
casillas que van separadas. Esta es una versión, pero se
pueden ajustar la cantidad de números y su posición.
2. Una vez pintada la rayuela, cada niño tendrá que
saltar en ella individualmente poniendo los dos pies juntos
cuando solo hay una casilla y un pie en cada lado cuando
hay dos casillas juntas.
3. Cuando el jugador llega a la casilla 10, se da media
vuelta y tira una piedra o tiza dentro de uno de los
cuadrados.
4. Tendrá que llegar a ese número saltando todas las
casillas a la pata coja. El niño tiene que regresar al punto
de partida sin caerse y si le sucede hay varias opciones:
que vuelva a empezar la parte de altar a la pata coja, que
vuelva a empezar todo o que pase el turno y ya lo intentará
de nuevo cuando le llegue otra vez el turno.
Carrera de 3 patas
Entre los juegos para niños al aire libre también se
encuentran las carreras de 3 patas, también
llamadas carreras de 3 pies. Mediante esta actividad, se
fomenta la coordinación de los más pequeños.
1. Hay que dividir a todos los jugadores en parejas.
2. Cada jugador tiene que colocarse al lado de su pareja
y se les ata una pierna a la del otro. De esta forma, pasan
a tener 3 "patas".
3. Se colocan todas las parejas en fila en el punto de
salida.
4. En cuanto empieza la carrera, los dúos deben llegar a
la meta corriendo o andando y para ello tienen que
coordinar muy bien los pasos con su compañero.
5. La primera pareja que llegue será la vencedora.
Escondite inglés
Este juego es otro de los más famosos en el mundo.
Es ideal para jugar en exterior y sin materiales, pero
también se puede jugar en el interior sin necesidad de un
gran espacio y es muy sencillo de jugar:
1. Uno de los niños se coloca frente a una pared, de
espaldas a todos los demás que se colocarán en fila en la
otra punta del espacio que se haya delimitado.
2. El que está cara a la pared, cuando estén todos listos
empieza el juego diciendo: "1, 2, 3, al escondite inglés".
3. Mientras dice esto, los demás niños tienen que
adelantarse unos pasos. Pueden hacerlo a más o menos
velocidad, pueden cambiar de postura, etc., pero en
cuanto el que cuenta termine, los niños deben quedarse
totalmente quietos.
4. Una vez termine de contar, el pequeño se girará
rápido para ver si los jugadores están completamente
quietos o no. Si ve a alguno moverse, este tendrá que
retroceder un tramo y en cuanto se compruebe que todos
están quietos tiene que girarse y contar de nuevo.
5. Los niños tienen que avanzar rápidamente hasta
llegar donde está el 'vigilante' y tocar la pared antes de que
este los pille.
Si quieres incluir materiales, se puede jugar con zancos u
otros objetos que refuercen las habilidades de los más
pequeños.
La comba
Saltar a la comba es un juego que los niños pueden jugar
en grupo o solos. Si juegan individualmente o en parejas
la cuerda ha de ser más corta, pero si juega un grupo de
niños la cuerda tendrá que ser de las largas y la tendrán
que sujetar dos niños o, si es bastante grande y pesada,
dos adultos.
Cada uno debe saltar la comba en movimiento evitando
tocarla, por lo que hay que calcular el ritmo prestando
atención al momento en que la cuerda está arriba y al
momento en que está rozando al suelo. La dificultad está
en aumentar el ritmo del giro de la comba o realizar todo
tipo de movimientos en función de las habilidades de cada
participante. Incluso se pueden saltar dos combas con
movimientos contrarios a la vez.
Piñata de agua
La piñata de agua es un juego ideal para ponerlo en
práctica en verano.
1. Hay que llenar de agua un globo o varios.
2. Luego hay que colgarlos en una cuerda a cierta altura
del suelo. La altura óptima será a la que el niño más
pequeño pueda llegar bien con un palo o bien, se tendrá
que ir ajustando la altura según el niño que esté jugando
en el momento.
3. Así, los niños tendrán que romper los globos de agua
con un palo y al lograrlo se refrescarán enseguida y se
divertirán un montón.
Este es un juego ideal para hacer en una fiesta en verano,
pero si buscas más ideas para un evento así, aquí te
mostramos Qué juegos hacer para una fiesta infantil.
Imagen: Pinterest
Teléfono roto
El teléfono roto o escacharrado es un clásico para jugar
con los más pequeños. Estas son las indicaciones básicas:
1. Todos los participantes se sientan en círculo.
2. El que empieza le comenta al oído al que está a su
lado una frase en voz baja.
3. El que ha recibido el mensaje la repite rápidamente al
siguiente y así sucesivamente hasta que termine el círculo.
4. El último jugador del círculo tendrá que decir en voz
alta la frase que le ha llegado para comprobar si es la
misma de la que ha dicho el primero. Rara vez se acierta y
los resultados siempre son extraños y divertidos.
Limbo
Para jugar al limbo se necesita un tipo de barra o palo, ya
sea de madera, una escoba o cualquier palo largo y algo
de música animada.
1. Se coloca el palo apoyado entre sillas o un soporte
similar o bien, dos adultos tendrán que sostenerlo.
2. Los niños tendrán que pasar por debajo de la barra.
3. A medida que todos lo consigan, la altura de la barra
bajará. Por ello, el primer nivel o la primera ronda debe ser
con la barra alta y luego ir bajando progresivamente.
4. Si se choca contra la barra se pierde y se queda
descalificado. El jugo termina cuando solo queda un niño o
niña porque los demás han sido descalificados al tocar la
barra y este/a ha conseguido superar todos los niveles.
Juego de la cuerda
En el juego de la cuerda tendrás que seguir estas
instrucciones:
1. Hay que empezar por dividir a los niños en dos
equipos.
2. Cada uno se colocará en un extremo de la cuerda.
3. En la mitad pon un pañuelo que coincida con el dibujo
de una línea marcada en el suelo.
4. En cuanto avises, tendrán que empezar a tirar.
5. El equipo que consiga tirar más de la cuerda y haga
cruzar la línea al primer jugador del otro equipo, será el
equipo ganador. Para ello, tendrán que recurrir a la fuerza
y a la coordinación.
Gymkana infantil
Una gymkana infantil es una serie de pruebas
organizadas y diseñadas para los niños. Las tendrás
que preparar con cualquier tipo de material que encuentres
en la naturaleza y con material extra que puedas llevar:
Moverse entre troncos.
Descender rodando por la ladera de césped.
Hacer carreras.
Hacer pruebas de coordinación con compañeros del
mismo equipo.
Encontrar pistas ocultas para pasar a la siguiente
prueba.
Orientarse con una brújula.
La complejidad de las pruebas deberá estar adaptada a la
edad de los niños. El primer equipo que complete todas las
actividades será el ganador. Aquí te explicamos más
sobre Cómo organizar una gymjana para niños y Qué
juegos hacer en una gymkana infantil.
Si tras conocer todos estos juegos infantiles al aire libre
todavía buscas más ideas, aquí te explicamos Cómo
mantener a los niños entretenidos en verano o cuando ya
empieza el calor en primavera.
nacho.garoz@uam.es
Profesor de la Universidad Autónoma de Madrid (España)
RESUMEN
INTRODUCCIÓN
Cuando hablamos de deporte, sobretodo si lo analizamos desde un
ámbito educativo, no debemos y olvidar su concepción lúdica. Éste es un
aspecto que en parte fundamenta la actividad deportiva y que por otra parte es
un antecedente histórico y evolutivo de toda actividad deportiva.
Podemos pensar en algún caso que el deporte se define como
contraposición al juego, estando constituido por una serie de reglas que
regulan la competición y ligado a la necesidad de competir bajo unas reglas
establecidas y reguladas habitualmente por estamentos superiores. Y también
por contraposición, el juego se puede definir como una actividad que no tiene
ningún fin más allá que la diversión, donde no tiene por qué existir la
competición, siendo más abierto, libre y creativo. Es una actividad no regulada
por las federaciones deportivas, por lo que las reglas pueden variar al gusto de
los practicantes.
Pero también debemos tener en cuenta que existe mucha relación entre
los dos términos, porque todo deporte se crea como un juego, un juego de
reglas que va evolucionando, hasta que se establecen unas reglas por una
federación y una competición. Y además debemos recordar que la mayor parte
de las modalidades deportivas más universales parten de juegos rituales,
medievales y populares que sufren un cambio hacia un ámbito deportivo
alrededor del siglo XIX (Brailsford, 1925).
Lo cierto es que la terminología que hoy empleamos es confusa.
Podemos encontrar a niños jugando en el parque con una pelota diciendo que
están haciendo deporte, o a una persona mayor andando medía hora a cierto
ritmo por la playa, porque el deporte mejora la salud. ¿Y sería lo mismo que
cualquier partido de la Liga de Fútbol Profesional que podemos ver por la
televisión?. José María Cagigal (1981) también se plantea la dificultad que
entraña su definición, porque es un término que está en continua evolución y
sigue ampliando su significado. Y por eso se introduce en el estudio del campo
semántico de la palabra deporte, concluyendo que “deporte” se fundamenta
desde su comienzo hasta finales del siglo XIX en el rasgo de recreación. Y sin
embargo en el siglo XX gira entorno a la actividad competitiva que se realiza
con deportividad.
En todo deporte, al estar éste institucionalizado, la competición es una
parte esencial y su práctica conlleva unas responsabilidades, unos objetivos y
un nivel de exigencia. Sin embargo también se puede hablar de “jugar” al
hockey, por ejemplo, en ambientes donde se pueden cambiar sus reglas (juego
entre amigos) o siguiendo las mismas reglas que definen el deporte del hockey
pero fuera del ambiente de la competición federada (encuentro amistoso, de
entrenamiento o como medio de enseñanza/aprendizaje). Y nunca debería
perder esa parte lúdica que lleva a sus participantes al mero disfrute de su
actuación. Además, si sólo pensamos que lo importante es la competición y el
rendimiento no podríamos profundizar en el planteamiento y objetivos de este
libro.
A través de varias entrevistas a personas expertas en el deporte (Garoz,
2005) he podido comprender que el deporte (no en un nivel de alto
rendimiento) está relacionado con el disfrute, con la posibilidad de relacionarse
con otros, el desarrollo y mejora física y de la salud, el desarrollo de la
autoestima, con vivir nuevas experiencias, aliviar el estrés y que su práctica
esta muy relacionada con el fomento de una serie de valores y
comportamientos relacionados con el afán de superación, la disciplina, la
competición, el autocontrol y la responsabilidad.
En esta línea, F. Andrés Orizo (1979) afirma que los cambios que
se han producido en la sociedad española desde los años 70, muy
relacionados con su modernización y la evolución del bienestar económico, han
supuesto un interés creciente por el cuerpo, sus cuidados físicos, la salud y su
prevención y la mejora de la apariencia externa. Y entre otros cambios sociales
y políticos que se producen en la década de los 70 cabe destacar: la aparición
del deporte como obligación de los poderes públicos (Cagigal, 1981). Así
aparecen recogidos el fomento y la promoción deportiva, primero, en las
Constituciones de varios países europeos y, más tarde, en la Constitución
Española de 1978, como competencia y obligación de Estado y de los entes
autónomos.
Por otro lado Leporati (citado en Alexis Vázquez Henríquez, 1991, Pág.
25) matiza la función moral del deporte, entendiendo deporte como una escuela
de civismo y moralidad, que desarrolla cualidades como “la lealtad frente al
adversario, el compañerismo, el respeto hacia las reglas, disciplina,
conocimiento de sí mismo y de sus reacciones, comprensión de un medio
social y de sus dificultades, nociones de higiene, dietética, regímenes de vida y
primeros auxilios, dándole a su vez la posibilidad de enfrentar problemas de
organización, permitiéndole el desempeño de ciertos roles.”
Pero, ¿cómo llegan los niños a aprender y utilizar las normas o reglas
sociales?, ¿cómo se produce su conocimiento y su desarrollo?, ¿son los juegos
y las actividades deportivas un medio para desarrollar el conocimiento de la
regla y norma social y así conocer y adaptarse a la cultura en la que uno se
desarrolla?.
Y es que como explicarán más tarde Bruner y Amsterdam (2001) existen
unos cánones en cada cultura. Y uno de ellos son las normas, algunas
explícitas como las leyes, y otras implícitas, que necesitan a veces alguna
explicación por algunos de los miembros de su cultura. Estas normas varían en
el mismo grado que se articulan, y mucha gente pasa mucho tiempo
traduciéndolas o justificándolas, pero muchas veces no se siguen de forma
consciente, sino a través del sentido común. La construcción del Yo implica
interiorizar reglas de cómo interactuar y que esperar de los demás, y también
qué esperan cada uno de los otros de nosotros. Al crecer vamos
personalizando las expectativas que tenemos de nosotros mismos, llegando a
ser conscientes de nuestro lugar y nuestro papel por medio de la toma de
conciencia y de un cierto conformismo social.
Piaget (1932; 1946) dentro de su estudio del desarrollo del ser humano ya
aborda el ámbito del juego. Llegando a establecer que las diversas formas que
adopta el juego durante el desarrollo infantil son consecuencia directa de las
transformaciones que sufren sus estructuras intelectuales. Un tipo de juego, es
entonces un reflejo de estas estructuras pero también contribuye al
establecimiento de nuevas estructuras mentales. Así, el primer juego de ejercicio
ya sirve para consolidar determinados esquemas motores y sus
coordinaciones, ejercitando estos esquemas, asimilando e incorporando los
elementos externos mientras acomoda o modifica sus esquemas para una
mejor adaptación al medio.
Pero nosotros centraremos este articulo en el momento en que el juego
se transforma en juego de reglas, e incluso algunos de ellos, en juegos o
actividades deportivas, que requieren la representación simultánea de las
acciones de los distintos jugadores. Este juego de reglas se constituye de los 4
a los 7 años y, sobre todo, de los 7 a los 11 años. Y además es una actividad
que subsiste en el adulto y se desarrolla durante toda la vida, marcando el
debilitamiento del juego infantil y el paso al juego propiamente adulto. Se puede
entonces considerar como la actividad lúdica del ser socializado. Una actividad
que ha evolucionado en nuestras sociedades postindustriales, ya que muchos
juegos de las culturas tradicionales europeas se han convertido en deportes,
adaptándose popularmente como una de las formas más importantes de ocio.
Se caracterizan por ser actividades en las que hay que aprender a jugar,
hay que realizar unas determinadas acciones y evitar otras, siguiendo unas
reglas. Reglas entendidas como obligaciones aceptadas voluntariamente y, por
eso, la competición tiene lugar dentro de un acuerdo que son las propias
reglas.
J. Singer (1995) plantea que en los juegos de reglas podemos detectar
ya las primeras nociones de la organización social y, de hecho, el fundamento
primario de la posesión y la ley. La regla implica relaciones sociales o
interindividuales, ya que en la regla además de la regularidad hay una idea de
obligación que supone la existencia de dos individuos por lo menos. Lo que
implica el sentido de regularidad impuesta por el grupo y su violación
representa una falta.
Cuando observamos a los niños pequeños, estos se inician en los
juegos con las reglas más elementales y, sólo a medida que se hagan
expertos, incorporarán e inventarán nuevas reglas. Su práctica va haciendo
que las reglas de sus juegos cada vez sean más complejas, pero también van
modificando la conciencia de estas reglas y su representación, accediendo
progresivamente a una concepción democrática de la regla. Con lo que
entienden que las reglas no son más que el acuerdo de la mayoría de los
participantes, y esto mismo es lo que las legitima. Y este mismo acuerdo les
permite modificarlas, legitimar dichos cambios y situar su origen en las mismas
interacciones infantiles.
Desde el punto de vista del desarrollo social y del proceso de desarrollo
moral de los niños, al trabajo de Piaget (1932) se han ido añadiendo otros
planteamientos sobre el desarrollo moral como los de Kohlberg (1989), inspirados
en el propio Piaget, y otros como Turiel (1983), interesados también por la
adquisición de valores sociales. Pero algunos de estos trabajos se han basado en
modelos excesivamente simples del propio proceso de aprendizaje, cuya
característica común es la supuesta pasividad de quien aprende, sufriendo la
imposición de los valores desde fuera. Sin embargo, y siguiendo el
planteamiento de Linaza (1997) el mayor valor del juego estriba en su
autonomía respecto del adulto, en la posibilidad de que los niños practiquen las
reglas, coordinen sus distintos intereses y puntos de vista sin la autoridad del
adulto que dirime los conflictos. Y así dar posibilidades de que aparezca una
regulación que sería de carácter autónomo.
Para analizar estos aspectos del aprendizaje no debemos relegarnos
sólo al ámbito del aula sino prestar atención a lo que se produce en el patio o
en la calle, con frecuencia de espaldas a los adultos, como las situaciones
donde practican juegos y deportes. Acercándonos al hecho deportivo, tal vez
otro de los valores educativos que encontramos en las formas en que se presenta
en la sociedad actual sea la compleja relación que se establece entre competición
y cooperación, una compleja coordinación de lo individual y lo colectivo,
entendiendo éste como preparación a comportamientos y actitudes requeridas en
las relaciones sociales fuera del espacio lúdico. Debiendo distinguir posiblemente
entre lo que significa el deporte competitivo (donde el triunfo es lo único
importante), el deporte como actividad lúdica y disfrute personal (mucho más
parecido a la noción de juego) o el deporte como ejercicio o mantenimiento de la
salud.
EVOLUCIÓN DEL CONOCIMIENTO DE LA REGLA EN EL NIÑO
Piaget (1932) estudió dos aspectos con relación al conocimiento que se
elabora a partir de los juegos de reglas, entendiendo que las reglas constituyen
una realidad social que se transmite de generación en generación: primero, la
práctica de las reglas, la manera como los niños de distintas edades aplican
efectivamente las reglas; y segundo, la conciencia de la regla, la manera en
que esos niños se representan primero el carácter obligatorio, sagrado o
decisorio, evolucionando de la heteronomía a la autonomía propia de las reglas
del juego.
A partir de su estudio estableció cuatro estadios referidos
al conocimiento práctico de las reglas:
Estadio 1.- Hay que tener en cuenta que antes de que
aparezca el juego en común no pueden existir reglas propiamente
dichas. Y a partir de ese juego en común y, en un primer momento,
éste será un juego puramente motor e individual. En el cual sólo se
puede hablar de reglas motrices, influenciadas a su vez por un
simbolismo que invade los esquemas motores del niño. También se
observa una ausencia de continuidad y dirección en la sucesión de las
conductas, pero estas conductas de las que el niño se sirve se
esquematizan rápidamente e incluso se ritualizan.
Aparece entonces el ritual y el simbolismo individuales, que
forman la subestructura o la condición necesaria para el desarrollo de
las reglas y los signos colectivos, pero no la condición suficiente. Será
la conciencia de la obligación lo que distinga la regla propiamente
dicha de la regularidad, relacionado con un elemento de respeto o
sumisión que no estaba incluido en el simple ritual.
Estadio 2.- Nivel egocéntrico. Entre 2 y 5 años. Se inicia en el
momento en que el niño recibe del exterior el ejemplo de las reglas
codificadas. Entonces, a través del intercambio verbal el niño empieza
a socializarse, pero al no poderse situar en un plano de igualdad con
respecto a sus mayores, queda aislado.
Es un nivel de desarrollo de la regla caracterizado por la
indicación de reglas distintas por parte de cada niño, no existiendo una
vigilancia entre ellos, ni unifican sus reglas respectivas. Los niños
juegan para si, sus objetivos son distintos y obtienen un placer
esencialmente motor.
Estadio 3.- Aparece la cooperación naciente. Alrededor de los
siete u ocho años existe ya una preocupación por el control mutuo y
una unificación de las reglas, pero sigue existiendo una vacilación
considerable por lo que respecta a las reglas generales del juego.
Aparece también la necesidad de un acuerdo mutuo con lo
demás miembros del juego, la idea de ganar, cómo vencer a los
demás. Pero todavía no se puede considerar que conozcan el detalle
de las reglas, siendo incapaces de legislar el conjunto de casos
posibles. Lo que hacen es copiar al mejor informado y jugar un juego
simplificado.
Estadio 4.- Hacia los 11-12 años aparece la codificación de las
reglas. Estableciéndose una regulación minuciosa y un código
conocido. Existe ya un interés por la regla como tal.
Es alrededor de estas edades cuando podemos hablar ya de un
nivel de pensamiento formal, lo que supone poder razonar
formalmente sobre cualquier conciencia de las reglas, hasta el punto
de que las aplique en cualquier caso, incluso en los más hipotéticos.
Por otra parte, Piaget también establece otros tres diferentes estadios en
referencia a la conciencia de la regla o a su conocimiento teórico o reflexivo:
Estadio 1.- Los orígenes de la conciencia de la regla están
condicionados por el conjunto de la vida moral del niño. Y en un primer
momento la regla no será coercitiva todavía, ya que no existe la idea
de regla obligatoria.
Cuando nos referimos al plano del juego, éste es un juego
individual, basado en una serie de rituales puramente individuales.
Estadio 2.- Entre los 5 y los 9-10 años la regla se considera
sagrada e intangible, de carácter adulto y de esencia eterna.
Por imitación o por intercambio verbal empieza a desear jugar
conforme a unas reglas recibidas del exterior. Y desde que el niño
empieza a imitar las reglas de los demás, sea cual sea en la práctica el
egocentrismo de su juego, considera las reglas del juego como
sagradas e intangibles.
Entonces se negará a cambiar las reglas y a realizar cualquier
modificación de éstas, incluso si son aceptadas por la opinión de la
mayoría, ya que ello constituiría una falta. El niño se somete más o
menos completamente, en intención, a las reglas prescritas, pero
éstas, al ser en cierto modo ajenas a la conciencia del sujeto, no
transforman verdaderamente su conducta. Por ello el niño considera la
regla como sagrada a pesar de no practicarlo realmente. Este respeto
a la regla del juego es el índice de la presión adulta, no de la
cooperación entre iguales, por lo que imita las reglas practicadas por
los mayores.
Piaget piensa que la cooperación sólo puede nacer entre
iguales, y mediante esa interacción cambiará la actitud práctica del
niño y hará desaparecer la mística de la autoridad.
Estadio 3.- Nivel de cooperación creciente. El niño ya no
rechaza de entrada la mística de la autoridad. Pero a partir de los diez
años la regla está considerada como una ley debida al consentimiento
mutuo, es decir, que se puede transformar a voluntad pero bajo la
condición de que participe la opinión general.
A la heteronomía de los niveles anteriores le sucede la
autonomía. La regla se presenta al niño, ya no como una ley exterior,
sagrada en tanto que impuesta por los adultos, sino como el resultado
de una libre decisión y como digna de respeto en la medida en que hay
un consentimiento mutuo. El niño deja entonces de considerar las
reglas como eternas y transmitidas exactamente igual a través de las
generaciones. Acepta, por lo tanto, que se cambien las reglas mientras
estas modificaciones tengan la aprobación de todos.
Las reglas, lejos de ser algo impuesto por los adultos, se van
fijando poco a poco por iniciativa de los propios niños. Con lo cual la
regla deja de ser exterior a los niños para no depender más que de la
libre voluntad colectiva.
A través de este proceso es como se adquiere conciencia de la
razón de ser de las leyes. Y la regla se convierte para él en una
condición necesaria de acuerdo. Y esta autonomía conduce a un
respeto mayor por la regla. Así es como aparece el sentido realmente
político y democrático, la existencia de la libre opinión. Y por lo tanto
toda proposición individual es digna de examen, pero una innovación
debe convencer a la mayoría.
Cuando hoy retomamos los estudios de Piaget tenemos que tener en
cuenta que elaboró esta evolución de estadios de conocimiento a partir de la
observación del juego de las canicas. Una actividad que es simplemente un
juego de reglas, propio de la niñez y sin ninguna evolución adulta. Por lo tanto
en ella no se producen interacciones con los adultos, ni presiones de otros
jugadores mayores que impongan otros puntos de vista gracias a su prestigio.
Lo que significa que nos encontramos en una actividad claramente marcada
por la interacción entre los iguales, con lo cual los niños estudiados por Piaget
pueden llegar más aprisa a tomar conciencia de su autonomía. Pero en juegos
o actividades deportivas como el fútbol o el hockey, sin embargo, siempre está
el juego adulto como modelo y las reglas son impuestas por ellos e incluso casi
siempre lo regulan (árbitro, entrenadores, padre, profesor, etc…).
Por ello, otros estudios posteriores como el de Linaza y Maldonado
(1987) trataron de entender cómo aprendían los niños a jugar al fútbol.
Realizando una aproximación a la forma en que los niños organizan sus ideas y
como van construyendo lo que es jugar al balón, analizando qué reglas
elaboran a partir de sus experiencias sobre el juego y cómo se imaginan que
son las reglas del fútbol, quién se las pudo inventar, si éstas se pueden
cambiar y, si se puede, cómo habría que hacerlo. Lo que pretendían era
conocer las etapas sucesivas por las que pasa el juego de los niños, desde los
más pequeños, hasta que llegan a una idea del fútbol cercana a la del adulto. Y
un estudio muy similar, basado en los anteriores, intentó establecer que
existen similitudes en la evolución del desarrollo de la regla con niños que
practican otros deportes, estudiando el caso del hockey hierba (Garoz, 2005).
A partir de estos estudios y del análisis de las entrevistas clínicas que se
realizaron a los niños se puede establecer la siguiente clasificación de niveles
de práctica del juego (conocimiento práctico de las reglas del juego).
Aunque lógicamente teniendo en cuenta que no todos los sujetos analizados
muestran todas las características típicas de un nivel, aunque sí las
fundamentales, y que las características de cada nivel se deben ajustar a la
reglamentación específica de cada modalidad deportiva:
Nivel 0: El juego motor. El niño se encuentra en un momento
donde su juego es puramente motor, de simple coordinación de sus
movimientos con el móvil. En el que no existe ninguna idea de regla
como obligación, ya que no son capaces de entender lo que es una
regla. Es característico de los niños de edades entre un año y medio y
los tres o cuatro años.
Nivel I: Acciones paralelas. Aparece ya la idea de regla. Pero
cada niño juega a su propio juego sin mucho interés por lo que hacen
otros jugadores, sin existir la coordinación entre ellos para conseguir
un fin.
Los niños tienen una idea del objetivo de sus acciones, ligados
a las acciones más relevantes del juego. Así pueden existir tantos tipos
de juegos del fútbol, por ejemplo, como finalidades les parezca que
existen, chutar, pasarse, regatear.
Las reglas no son tanto regulaciones como descripciones de lo
que hay que hacer para jugar. Son reglas implícitas que acompañan al
papel explícito de jugadores de fútbol, por ejemplo, que desempeñan,
lo que hacen es jugar a ser futbolistas. Pero aun así es un juego
propiamente de reglas porque su atención pasa del modelo externo a
la coordinación de sus propias acciones, pareciéndose más al juego de
los niños mayores que al carácter de ficción del juego simbólico.
Nivel IIa y IIb: El desarrollo de la coordinación en el
juego. Desde los seis a los ocho años aparece una progresiva
coordinación de las acciones de los jugadores. Acciones ya
determinadas por unas reglas explícitas que especifican lo que debe
hacerse, pero no tanto lo que se hace durante el juego.
A pesar de la continuidad de estos niveles aparecen diferencias
en la concepción del juego, como por ejemplo que primero se regulará
el reinicio del juego después de toda acción o situación que no sea
propia del juego, y en el segundo nivel se comenzarán a regular una a
una las acciones no permitidas más frecuentes.
Así, en el Nivel IIa aparecen ya reglas explícitas, no sólo
descriptivas de lo que hay que hacer, sino apareciendo elementos de
obligatoriedad y de regulación cuando no se cumplen, por lo tanto las
reglas son prescriptibas. Aparece también el sentido de competición,
por lo que comienza a ser capaz de coordinar sus acciones con las de
los otros jugadores. Y esta idea de competición les puede llevar
también, en algunos casos, ha que expliquen el juego mediante
aspectos que pueden ser secundarios, anecdóticos, que normalmente
hacen referencia a aspectos que sólo se regulan en la competición,
pero que a ellos les atraen (como el “bully” o saque neutral, el árbitro,
el banquillo, etc…)
De alguna forma observan la posible distinción de roles debido
a las diferentes acciones que tienen que hacer un portero y un jugador
de campo. Pero estas primeras reglas tienen todavía una restringida
capacidad de regulación ya que no especifican qué debe hacerse
cuando son violadas. Esas acciones simplemente serán ajenas al
juego. Por último, otra de las características interesantes de este nivel
es la incapacidad sobre el conocimiento del terreno de juego y sus
límites.
En el Nivel IIb ya se elaboran reglas específicas para distintas
partes del juego, diferenciando unas acciones de otras y apoyándose
en la identificación de esas situaciones con un nombre específico
(saque de portero, mano, falta, penalti). Y gracias a contraponer las
distintas acciones aparecen los papeles de los distintos jugadores,
estando estos papeles relacionados con la posición que cada uno
ocupa en el campo. Aparecen ya algunas reglas que Linaza y
Maldonado llaman de segundo orden, por ejemplo, como debe
ponerse el balón en juego (sin existir faltas de saque), que
complementan a las reglas de primer orden que indica que la bola no
puede traspasar los límites del campo de juego. Es decir, describen
cómo se debe aplicar una regla primaria o básica. En este nivel se
aumentan el número de reglas que describen lo que debe hacerse
pero no llegan a integrarse plenamente, siendo todavía borrosos sus
límites de aplicación.
Nivel III: La plena cooperación en el juego. Alrededor de los
nueve o diez años los jugadores llegan a una formulación común y
compartida de las reglas básicas del juego y formulan reglas para
situaciones específicas del juego, considerando las acciones punibles
como parte del juego aunque no estén bien vistas. De todas formas
aunque los jugadores ya conocen bastantes reglas y las
consecuencias de sus sanciones, no reconocen todavía con absoluta
claridad cuando se pita una u otra. A la vez que aumenta la
sistematización del juego se amplía la diferencia entre los distintos
papeles de los jugadores y las acciones que tienen encomendadas,
pero estrechamente vinculadas a posiciones fijas en el campo.
Niveles IVayIVb: La codificación en el juego. Entre los once y
los trece años aparece una concepción del juego diferente a los otros
niveles. Las reglas son ya un instrumento a disposición del jugador,
por lo que se pueden utilizar para obtener ventaja en el juego. Además
los jugadores formulan reglas que permiten codificar todas las
situaciones posibles del juego, incluso las más hipotéticas.
En el Nivel IVa aparece en los niños la capacidad de entender
que se puede sacar ventaja en el juego a través de la utilización de las
reglas. Por lo que los niños se pueden llegar a plantear la posibilidad
de evitar un gol mediante una falta (aún a costa de un penalti), por
ejemplo. Así pasan de considerar a las reglas como normas o
principios sobre lo que debe o no debe hacerse, a considerar que
abren nuevas posibilidades de juego. Son capaces de anticipar los
resultados, lo que supone la transición de las reglas como obligatorias
a las reglas como delimitación de las acciones posibles. Lo que puede
llevar también a pensar en algunos casos al niño que puede ser
conveniente vulnerar una regla aunque acarree una sanción.
Atendiendo a los factores descritos anteriormente debemos
tener en cuenta que nos encontramos ante un momento de la práctica
deportiva donde deberemos encauzar este desarrollo cognitivo hacia el
ámbito del respeto por los compañeros de juego y por las reglas,
ayudándoles a comprender que el resultado no es lo único importante.
Por otra parte se subordinan los papeles y acciones de los
jugadores al rendimiento de todo el equipo. Y además las reglas de
segundo orden de los saques se acercan a su formulación definitiva,
añadiendo reglas a sus posibles infracciones.
El Nivel IVb ya muestra la total regulación de las situaciones
más hipotéticas que reales, por mucho que sea muy improbable que
ocurran en varios partidos. Una regla tan compleja como la del fuera
de juego, que supone la integración de varias referencias espaciales y
temporales, adquiere toda su complejidad. Sin embargo en el caso del
hockey, donde esa regla ya no existe, tendríamos que hablar de otras
reglas de similar complejidad. En este caso, encontramos que se
comprende completamente la ley de la ventaja y también se llegan a
contemplar de tal modo las situaciones y sanciones de juego peligroso
que no sólo tienen en cuenta la acción propia y la situación del
contrario, sino también la interpretación y consideración del árbitro en
esta cuestión. A la vez que se diferencia completamente la regulación
de penalización en los distintos penaltis (corner y strock), teniendo en
cuenta la intencionalidad o situación clara de gol, entre otras variables.
Además tratan de jugar bien, jugando con las reglas y con las
situaciones a las que conduce la aplicación de las mismas. Lo que
hace que vean la conveniencia de que sea una figura imparcial quien
aplique las reglas. También aparece la posibilidad de utilizar tácticas o
estrategias de equipo, diferenciando su conveniencia según como sea
el desarrollo del partido.
Siguiendo a Piaget establecen otro campo de estudio de las reglas del
juego, el conocimiento reflexivo de las reglas, la conciencia de la regla, cómo
los niños se representan el carácter obligatorio de las reglas. Para Linaza y
Maldonado sería más un conocimiento implícito que refleja las ideas
espontáneas del niño sobre las relaciones sociales que se establecen dentro
del juego. Y que nos hace ver en qué medida el niño concibe dichas reglas
como inmutables y basadas en la autoridad de la tradición, o bien acepta la
modificación en función del parecer del resto de los jugadores.
Llegan a establecer que cuando las reglas llegan a concebirse como el
producto del acuerdo entre los jugadores pierden el carácter absoluto, y se
pueden inventar nuevas formas de jugar. Pero lo interesante es mostrar la
construcción progresiva que el niño lleva a cabo del concepto de regla y la
activa participación que lleva a cabo el propio sujeto, y no siendo un mero
receptor pasivo de unas normas elaboradas e impuestas desde el exterior.
Etapa 0: Caracterizada por la ausencia de cualquier conciencia
de lo que es una regla. Ya que sólo se producen interacciones con el
objeto físico, sin tener conciencia de obligación respecto a las reglas.
Etapa 1: Alrededor de los cinco o seis años aparece el carácter
de regla, que trae consigo un carácter externo de la obligatoriedad de
la regla. Con lo que la regla tendrá entonces un carácter heterónomo,
que depende de una autoridad exterior. Y no parece que el niño
diferencie la obligatoriedad de las reglas de un juego y la de las
reglas sociales, ligando unas con otras. Edades entre cinco y seis
años.
A partir de aquí, es cuando Piaget (1932) establece que la moral
autónoma aparece a partir de estas reglas heterónomas impuestas
por los adultos, gracias a la interacción y colaboración con los
iguales.
Etapa 2: En este nivel, que se da en sujetos de edades de unos
seis o siete años, existe la regla como una obligación intrínseca, pero
ya se diferencia de otras normas sociales; así cada juego tiene unas
reglas y sólo se puede jugar a ese juego siguiendo esas reglas.
Siempre aparece que hay una autoridad superior en el juego y el
modo de jugar es único o absoluto, por lo que la regla tradicional se
mantiene aunque sea contra la opinión de los jugadores. Pero claro,
cada uno de los jugadores considera las reglas que él conoce como
la forma de jugar, sin tener en cuenta si coinciden con las de sus
compañeros.
Etapa 3: En torno a los ocho y diez años existe una posición
intermedia entre la negación de cualquier modificación a las reglas y
la aceptación de la opinión de la totalidad de los jugadores
(unanimidad) para introducir y hacer válida cualquier regla nueva en
el juego. Pero el carácter obligatorio de las reglas tradicionales tiene
un peso muy importante que invalidaría cualquier posible cambio, ya
que es la verdadera forma de jugar. Sería lo que denominan la
obligación convencional, la verdadera forma de jugar.
Pero, en algún caso, sí son capaces de plantearse que con los
amigos se puede inventar o variar en algo la forma de jugar, pero
esto les lleva a creer que ya no hablaríamos del mismo juego por
pequeña que fuera la diferencia.
Por tanto el origen del juego sigue siendo adulto, aunque
también aluden a otros niños como posibles inventores.
Etapa 4: El acuerdo de la mayoría de los participantes es el
principio fundamental con el que se legitima una regla. Pero los
partidos de verdad, al jugar campeonatos requieren para su
modificación de las federaciones deportivas. Ya que diferencian la
realidad del deporte como práctica adulta y la que se establece en
una comunidad de niños.
Entonces se pueden cambiar las reglas pero dependiendo de
que hablemos de competición o no. Así, fuera de la competición y
jugando con amigos, los cambios serán más frecuentes y normales,
decididos por la mayoría de los propios jugadores. No afectando
todos estos cambios al propio juego, ya que siempre será el mismo
juego.
Los niños llegan a explicar que existe un carácter de
universalidad de las reglas de los deportes, ya que en todas partes
se juega igual, lo que es una característica propia de una
especialidad deportiva. Pero distinguen la diferencia de reglas que se
utilizan en el juego de los mayores y en el de los pequeños, según
los distintos niveles de competición.
Sería lo que Piaget calificaba de etapa democrática de la
conciencia de la regla. Propia de edades entre los once y los catorce
años.
Y en el caso del juego, actividades que para Delval suponen la mayor
parte de las interacciones tempranas que realiza el niño, y más en los juegos
de reglas, que son los juegos a través de los cuales el niño se descubre
socialmente, es donde aprende verdaderamente unas situaciones sociales
propias, creadas por los mismos protagonistas, siendo un campo donde surgen
conflictos y hay que resolverlos entre ellos mismos.
En esta misma línea Linaza y Maldonado (1987) creen que los juegos
son al mismo tiempo instituciones sociales y sistemas de relaciones personales
que constituyen una forma de adaptación a la realidad que es propia de los
organismos jóvenes. El niño construye su conocimiento social mediante sus
interacciones sociales y gran parte de estas interacciones se producen en el
juego de ficción de los más pequeños o en los juegos de reglas desde los
últimos años de la infancia. Estos juegos sociales se establecen por el placer
de coordinarse con los otros, creando construcciones colectivas, estableciendo
límites en su cooperación con unos compañeros de juego en un momento y
espacio determinados por el juego.
Pero según Bruner (1997), casi nos olvidamos por completo del hecho de
que el ser humano está situado en un mundo social y que su existencia misma
depende de su participación en la cultura, en la lengua y que estas cosas
existen en el mundo exterior. Bruner interpreta que la participación en una vida
social compleja contribuye al desarrollo mental de los individuos que se ve
favorecido por el andamiaje que le proporcionan padres, adultos y compañeros
más expertos.
E incluso Bruner (1972, 1991) aun dando siempre la máxima importancia
al papel del contexto cultural en el desarrollo de los individuos, interpreta el
juego desde la interrelación de los niños en una situación lúdica, donde se
relacionan entre ellos, con el contexto y con los demás jugadores. Así, el juego
es entendido como una situación flexible y de gran riqueza donde el niño ve
disminuidas sus responsabilidades, lo que posibilita la libertad del niño para
crear y variar sus acciones y habilidades e incluso transformar el mundo
exterior en función de sus deseos, más allá de lo que puede hacer en el mundo
real. Por ello no se debe robar el protagonismo al niño y la intervención del adulto
debe consistir en facilitar las condiciones que permiten el juego, no en dirigir ni
imponer el juego. Ya que el juego, al igual que para Piaget, se convierte en el
terreno privilegiado de interacción con los iguales y en fuente de funcionamiento
autónomo.
Todo ello nos hace volvernos a plantear qué ocurre en los juegos de
reglas o los deportes si está presente la figura de un adulto o si por el contrario
lo realizan solos. Desde distintas teorías hemos visto que en el aprendizaje
tendrán mucha importancia los ejemplos que les proporcionan otros
niños mayores o los propios adultos, a veces a través de la televisión, a veces
jugando con los mismos niños y otras con sus comentarios o como reguladores
de su enseñanza. Y de alguna forma no debemos olvidar que en el juego son
los propios niños los que comparten la responsabilidad y los papeles para
poder alcanzar su meta de forma cooperativa y desarrollan la capacidad de
poder asimilar las perspectivas de los demás. Es a través de la resolución de
conflictos entre los propios niños en una situación de juego o quizá, aunque de
forma matizada, a través de alguna intervención de un adulto como se
promueve tanto el comportamiento social positivo como el desarrollo moral.
Todo ello forma, entonces, un sistema en el que los elementos se
interrelacionan en el juego y lo condicionan. Y sólo cuando conseguimos
ordenar todos estos elementos comprendemos el significado de los
comportamientos individuales y de las interacciones motrices que se dan
durante el juego (Domingo Blázquez, 1995; Junoy Salas, 1996; Martínez de
Dios, 1996; Onofre Contreras, 1998).
Pero siempre debemos adecuar la práctica del deporte
institucionalizado, por lo que es necesario adaptarlo a las características del
niño que se acerque a él por primera vez. Adaptaciones, que en el caso de los
aspectos reglamentarios, deben partir del respeto a la esencia del deporte y
cuyo objeto sea favorecer la percepción de los aspectos esenciales de la
práctica. Una adaptación del reglamento a las capacidades de los niños, tanto
físicas como cognitivas, para facilitar el aprendizaje deportivo, introduciendo
progresivamente el reglamento sin estrés, de forma que permita jugar (J. Ticó,
2000). Adaptaciones tanto cuantitativas como cualitativas. Cuantitativa porque
seleccionamos las reglas más sencillas que permiten comprender la
competición desde el primer día, marginando las que suponen un alto nivel de
exigencia técnica o pueden resultar peligrosas. Y cualitativa porque regulamos
el distinto nivel de exigencia en la aplicación de las reglas durante el juego,
flexibilizándolas para dar continuidad al juego. Entonces deberemos partir de
las reglas que sean básicas para jugar e ir introduciendo poco a poco las
nuevas reglas o condiciones diferentes de práctica.
Por tanto, la regla, más que un contenido de aprendizaje deportivo,
pasará a ser un recurso didáctico que provoque adaptaciones de los sujetos a
las distintas situaciones y que permitan que el jugador sea capaz de conseguir
su objetivo. Para ello no hay que hacer que las condiciones sean tan rígidas
como en la competición formal, lo cual aumentará su capacidad de respuesta y
su motivación.
Por todo ello debemos destacar la importancia que supone el conocer y
entender cómo aprenden las reglas de los juegos y deportes, cuáles son las
fases o niveles en cuanto al conocimiento de estas reglas, y establecer sus
posibles limitaciones ante estas reglas, que a veces cuando hablamos de
reglamentos deportivos suponen una gran complejidad en algunos de sus
puntos.
Pero siempre sin perder de vista el papel que cumplen estas actividades
infantiles en su conocimiento social. Conocimiento que no sólo se logra por la
interacción en el juego y por el manejo de unas reglas determinadas, sino que
cada juego se realiza dentro de un contexto social y una cultura, y esa cultura
da sentido y significado a las reglas y a las acciones que conforman estas
actividades. Así, los niños aprenden a jugar, manejan las reglas del juego,
toman conciencia de lo que es una regla dentro de su sociedad y, en último
grado, adquieren el significado del valor de su acción dentro de la sociedad.
BIBLIOGRAFÍA
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Vygotski, L.S. (1978) Mind in society, the development of higher psychological
proceses. Harvard U.P. Cambridge. Trad cast. 1979 El desarrollo de
los procesos psicológicos superiores. Barcelona. Ed. Grijalbo.
A partir de ahora será difícil que tus invitados se vayan si organizas unos
juegos en casa divertidos!.
Ten en cuenta esto: ¡No es seguro que a todos sus invitados les guste la idea
de jugar después de la cena!.
Así que, primero, ¡da siempre prioridad a sus invitados! ¿Quieres que tus
invitados se diviertan y no se sientan incómodos? Deja que ellos mismos
escojan si quieren practicar unos juegos de animación para adultos!
Como buen anfitrión, tu tarea será simplemente proponer una serie de juegos
para adultos divertidos y dejar a tus invitados la oportunidad de elegir qué
juego jugar.
Número de jugadores
Tiempo de preparación
Material
Adecuado para…
Tipo (en equipo o todos contra todos)
Cada competidor recibe una gran cantidad de basura y una hoja (que se puede
indicar como un menú) en la que se enumerarán algunos elementos, seguido
de su valor en la puntuación.
Mientras dure una canción, los participantes en el juego, cada uno equipado
con una bolsa, tendrán que ir a sus invitados y conseguir el máximo de
artículos marcados en el menú, poniéndolos en la bolsa.
¡Risas aseguradas!
2. La mancha
Número de jugadores: indiferente, pero deben ser hombres (tenga en
cuenta que para cada jugador se necesitan muchos objetos para jugar).
Tiempo de preparación para el partido: 5 minutos
Arrugar y doblar
Desenrollar las camisetas
Material: vasos, refrescos
Apto para: ¡Quien quiera revelar secretos!
Tipo: ¡todos contra todos!
1. Alguien dice una frase en la que explica algo que NO ha hecho antes
2. Si alguno de los otros participantes lo ha hecho, deben beber un vaso
lleno, de lo contrario no deben beber nada.
Por lo tanto:
Los competidores que hayan besado al menos una vez a una chica
tendrán que beber un vaso lleno.
Los participantes que NUNCA hayan besado a una niña, ni siquiera una
vez, NO tendrán que beber.
¿Entiendes el juego?
“Las mismas respuestas” están entre los juegos de animación para adultos más
originales de todos los tiempos.
Parejas enamoradas
Parejas de Amigos
Inicialmente, cada participante tiene una lista de preguntas a las que debe
responder por escrito y de manera personal.
Esta vez, sin embargo, cada participante tendrá que responder a la lista de
preguntas, pensando en su pareja.
Digamos que, en este caso, ¡es más fácil hacerlo que decirlo!.
5. Limbo
Número de jugadores: ilimitado
Tiempo de preparación: 2 minutos
Material: música, tres barras (dos verticales con soportes a diferentes
alturas y una horizontal)
Apto para: los amantes de la danza y los que son elásticos físicamente
Tipo: Todos contra todos
Limbo es: ¡un clásico de los juegos para adultos más divertidos!
Hacer limbo significa pasar por debajo de una barra horizontal, con las rodillas
delante y los hombros hacia atrás, SIN perder el equilibrio ni tocar el suelo
con las manos!
Todos los participantes que consigan pasar por debajo de la barra sin perder el
equilibrio, pueden volver a intentarlo en un nivel más difícil: poner la caña un
poco más baja (y así sucesivamente).
¡Risas ASEGURADAS!
6. Karaoke alterno
Número de jugadores: indiferente (se necesita un moderador para
coordinar
el juego)
Tiempo de preparación: 2 minutos
Material: ninguno
Apto para: ¡Que le guste cantar!
Tipo: equipo
Entre los juegos de grupo para fiestas de adultos, está también el de los “Coros
Alternos”, en el que:
Al cambiar, cada equipo debe proponer siempre una nueva canción que debe
ser cantada por todos los miembros del equipo. Por eso el juego se llama
alterno!
El beer pong es uno de los juegos de animación más fáciles para adultos que
hay!
¿Ya has elegido qué juegos o dinámicas de grupo para adultos divertidas
son adecuadas para tus invitados?
Si estos juegos no coinciden con lo que buscabas, siempre puedes
centrarte en los grandes clásicos: ¡los juegos de mesa! Son muy
entretenidos.
Como buen anfitrión, esperas que sus invitados se diviertan y que la velada sea
buena; para que todo sea perfecto, es necesaria una organización
cuidadosa. No hay que dejar nada al azar!
Créeme, para tus invitados, estas actividades y juegos recreativos para adultos
mayores, ¡valen la pena!
Si conoces otros juegos de animación para adultos que nos quieras contar,
¡escríbelos en los comentarios!