Sesiòn Tutoría 05
Sesiòn Tutoría 05
Sesiòn Tutoría 05
I. DATOS INFORMATIVOS:
I.1. INSTITUCION EDUCATIVA : AGROPECUARIO
I.2. DOCENTE : DALILA TICONA CÓRDOVA
I.3. AREA : TUTORIA
I.4. GRADO Y SECCION : 2° “C”
I.5. PERIODO : II TRIMESTRE
I.6. HORAS : 2 HORAS
I.7. FECHA : 16-08-22
SECUENCIA DIDÁCTICA
I. Inicio (15 minutos)
. Motivación y exploración
Invitamos a compartir la fábula del escritor Augusto Monterroso: “La rana que quería ser auténtica” (ver anexo), pidiendo que un estudiante la lea.
Luego, mediante lluvia de ideas, las y los estudiantes contestan las siguientes interrogantes:
¿Qué quería ser la rana?
¿Por qué quería ser una rana auténtica?
¿Alguna vez se han sentido igual que la rana?, ¿por qué?
Escuchamos la opinión de las y los estudiantes. Seguidamente, señalamos que muchas veces las personas, para sentirse apreciadas o valoradas por los demás, asumen una
posición o un comportamiento determinado, en el caso de los adolescentes, sienten la presión de ser aceptados por el grupo.
II. Desarrollo (50 minutos)
Información y orientación
A través de una dinámica conformamos grupos de trabajo.
Luego, solicitamos que cada estudiante comparta con el equipo una situación en la que ha sentido la presión de hacer algo solo para agradar a su grupo de amigos o amigas.
INSTITUCIÓN EDUCATIVA AGROPECUARIO-URUBAMBA
Estudio Trabajo y Producción
«Año del fortalecimiento de la soberanía Nacional»
Aclaramos que los temas pueden ser diversos, como por ejemplo:
- Dejar de hablar con una amiga que le cae mal al resto del grupo; molestar a un compañero solo porque el grupo así lo quiere;
- Ingerir licor o fumar cigarrillos porque tus amigos así lo hacen o te ofrecen;
- Salir con un chico porque tus amigas te retan;
- Decir mentiras para salir con tus amigas o amigos, tomar cosas ajenas o callar sobre algo malo, etc.
Para la plenaria, elegirán una situación que más le haya llamado la atención, luego, un representante de cada grupo expresará la situación elegida por el grupo de trabajo.
De las situaciones propuestas por los grupos, se elige una para ser dramatizada. Se invita al grupo a desarrollar la dramatización de la historia elegida. Uno de ellos hará el
papel de presionado y utilizará diversos recursos para defenderse, mientras los otros lo coaccionan con diversos argumentos.
Paralelamente indicamos a los otros grupos que elaboren frases o argumentos para que su compañero afronte la presión de grupo (se entrega al que hará de presionado).
Según la disponibilidad de tiempo se puede elegir otra situación para la dramatización. Terminada la representación, preguntamos a quien desempeñó el papel de
presionado: ¿Cómo se sintió?
Luego, se pregunta a la clase:
¿Qué fue más fácil, estar en el grupo de los que presionan o en el grupo de los que son presionados?
¿Debemos hacer siempre lo que el grupo dice?, ¿por qué?
¿Qué otras frases o argumentos utilizarían para salir con éxito de la presión de grupo?
Escuchamos y comentamos las respuestas.
III. Cierre (20 minutos)
Resaltamos las opiniones de las y los estudiantes y reforzamos las ideas centrales, producto de lo conversado en la sesión:
• Un grupo ejerce influencia sobre sus integrantes, lo que puede ser positivo o negativo (presión de grupo).
• La presión de grupo actúa sobre el individuo para que se comporten según lo que los otros piensan y quieren, perdiendo su autenticidad.
• Esta clase de presión es más fuerte en la adolescencia, ya que en esta etapa disminuye la influencia de la familia y las relaciones sociales cobran mucha importancia.
• Ser auténtico significa ser uno mismo, con nuestras propias características y potencialidades, actuar de acuerdo a nuestras convicciones, valores y tomar nuestras propias
decisiones.
• Ser auténticos nos ayudará a resistir la influencia negativa del grupo.
• Es importante desarrollar un estilo de comunicación asertiva para expresar nuestras ideas con libertad y rechazar cualquier acto o situación que reconozcamos como
incorrecta o dañina.
Había una vez una rana que quería ser auténtica, y todos los días se esforzaba en ello.
Al principio se compró un espejo ante el que se miraba largamente, buscando su ansiada autenticidad. Unas veces parecía encontrarla y otras no, según el humor de ese
día o de la hora, hasta que se cansó de esto y guardó el espejo en un baúl.
Por fin pensó que la única forma de conocer su propio valor estaba en la opinión de la gente, comenzó a peinarse, a vestirse y a desvestirse (cuando no le quedaba otro
recurso), para que los demás la aprobaran y reconocieran que era una rana auténtica.
Un día observó que lo que más admiraban de ella era su cuerpo, especialmente sus piernas, de manera que se dedicó a hacer sentadillas y a saltar para tener unas
ancas cada vez mejores y sentía que todos la aplaudían.
Y así seguía haciendo esfuerzos hasta que, dispuesta a cualquier cosa para lograr que la consideraran una rana auténtica, se dejaba arrancar las ancas y los otros se las
comían, y ella todavía alcanzaba a oír con amargura cuando decían qué buena rana, que parecía pollo.