Fundamentos Epistemicos

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REVISTA DIGITAL DE INVESTIGACIÓ N

EN DOCENCIA UNIVERSITARIA
ISNN 2223-2516

ARTÍCULO DE REVISIÓN

Fundamentos Epistémicos de
la Investigació n Cualitativa y
Cuantitativa: Consensos y Disensos
Epistemic Fundamentals of Qualitative and Quantitative Research: Consensus and
Dissensus Fundamentos episté micos da pesquisa qualitativa e quantitativa: consensos e
dissensos

Fabio Anselmo Sá nchez Flores* https://orcid.org/0000-0002-0144-9892


Departamento de Psicología de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Andina del Cusco, Cusco – Perú

Recibido: 11-02-18 Revisado: 15-08-18 Aceptado: 25-01-18 Publicado: 15-06-19

Resumen. En el presente artículo se analizan las principales características de la


Palabras clave:
investigació n con enfoque cuantitativo y cualitativo, contrastando sus diferencias
Investigació n
y señ alando sus semejanzas tanto histó ricas y epistémicas como metodoló gicas y
científica,
procedimentales. Asimismo, se define su pertinencia dependiendo de la temá tica
mé todo científico,
de estudio y de la disciplina –científica, protocientífica o humana– en la que se
epistemología,
enmarque, brindando pautas para la elecció n de uno u otro enfoque, o de ambos
investigació n
– investigació n mixta–, a través de la ponderació n de sus ventajas y desventajas para
cuantitativa,
la investigació n científica. Por otro lado, se destaca la importancia de establecer
investigació n
canales de comunicació n e integració n entre sendos enfoques cognoscitivos, lejos
cualitativa.
de las concepciones que pretenden encontrar disensos má s que consensos,
contraviniendo así el valor de los estudios con enfoque mixto o complementario,
que sería uno alternativo a los anteriores, mas no por ello superior ni siempre
necesario.

Abstract. This article analyzes the main characteristics of research with a Keywords:
quantitative and qualitative approach, contrasting its differences and pointing out scientific research,
their historical and epistemic similarities as well as methodological and scientific method,
procedural. Likewise, its pertinence is defined depending on the subject of study epistemology,
and the discipline—scientific, proto-scientific or human—in which it is framed,
providing guidelines for the selection
CITAR COMO: Sá nchez Flores, F. A. (2019). Fundamentos epistémicos de la investigació n cualitativa y cuantitativa: consensos y disensos.
Revista Digital de Investigación en Docencia Universitaria, 13(1), 102-122. doi: https://doi.org/10.19083/ridu.2019.644
*Correo de correspondencia: *email: fsanchez@uandina.edu.pe
SÁ NCHEZ FLORES, F. A.

of one approach or the other, or of both—mixed research—through the


quantitative
estimation of its advantages and disadvantages for scientific research. On the
research,
other hand, it highlights the importance of establishing communication and
qualitative
integration channels between the corresponding cognitive approaches, far from the
research.
conceptions that seek to find dissent rather than consensus, thus contravening the
value of studies with a mixed or complementary approach, which would be an
alternative to the previous ones, but not for that reason superior or always
necessary.

Palavras-chave:
Resumo. No presente artigo, analisam-se as principais características da pesquisa
Investigaçã o
com
científica,
enfoquequantitativoequalitativo,contrastandosuasdiferençaseapontandoparasuas
mé todo científico,
semelhanças, tanto histó ricas e epistêmicas como metodoló gicas e
epistemologia,
procedimentais. Da mesma forma, define-se sua pertinência dependendo da
pesquisa
temá tica de estudo e da disciplina –científica, protocientífica ou humana– na qual se
quantitativa,
situa, brindando pautas para a escolha de um ou outro enfoque, ou de ambos –
pesquisa
pesquisa mista–, a través da ponderaçã o de suas vantagens e desvantagens para
qualitativa.
a pesquisa científica. Por outro lado, destaca-se a importâ ncia de estabelecer
canais de comunicaçã o e integraçã o entre seus respectivos enfoques
cognoscitivos, muito além das concepçõ es que pretendem encontrar dissensos
mais do que consensos, contrariando, desta maneira, o valor dos estudos com
enfoque misto ou complementá rio, que seria um alternativo aos anteriores, mas nã o
por isso superior nem sempre necessá rio.

“Nuestro conocimiento es necesariamente finito,


mientras que nuestra ignorancia es necesariamente infinita”
Karl Popper
(1902 - 1994)

INTRODUCCIÓ N
Se respira en la atmó sfera acadé mica, sobre todo universitaria, un problema entre docentes
y estudiantes, en especial entre quienes se encuentran ad portas de realizar la investigació n
“final” o tesis de pregrado –y recientemente de posgrado– acerca de la pertinencia de optar por

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un estudio bajo un enfoque cuantitativo o cualitativo, generando así un dilema de elecció n que
bien pudiera evitarse o menguarse con un poco má s de conocimiento e informació n.

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Por otro lado, se evidencia en los textos especializados de investigació n notables vacíos
y contradicciones a la hora de definir, contrastar y dilucidar ambos enfoques, un hecho
que agrava el problema descrito má s arriba, pues si los docentes y estudiantes carecen de
informació n sobre la pertinencia de optar por uno u otro enfoque, y los libros de metodología
de investigació n científica –muchos de ellos best sellers– se reducen a manuales mecá nicos
de aplicació n del mé todo científico en uno u otro enfoque sin definirlos ni fundamentarlos,
sus lectores probablemente no hará n má s que agravar sus indecisiones postergando proyectos
promisorios, o eligiendo metodologías inadecuadas para sus estudios, generando así un
perjuicio mú ltiple que bien podría ser evitado.
Frente a este problema es pertinente y necesario abordar la problemá tica generada
innecesariamente acerca de la supuesta oposició n entre el enfoque de investigació n bajo los
enfoques cuantitativo y cualitativo, para conocer sus antecedentes histó ricos, dilucidar sus
fundamentos epistémicos, esclarecer sus metodologías y definir su pertinencia y oportunidad
en las diversas temá ticas de estudio dentro de las distintas disciplinas científicas. Tales son los
objetivos principales del presente artículo.

Enfoque cualitativo y cuantitativo, definiciones y precisiones


Definició n del enfoque cualitativo.
Por enfoque cualitativo se entiende al “’procedimiento metodoló gico que utiliza palabras,
textos, discursos dibujos, grá ficos e imá genes’ […] la investigació n cualitativa estudia diferentes
objetos para comprender la vida social del sujeto a través de los significados desarrollados por
éste” (Mejía, como se citó en Katayama, 2014, p. 43).
De la definició n anterior se colige que la investigació n bajo el enfoque cualitativo se
sustenta en evidencias que se orientan má s hacia la descripció n profunda del fenó meno con la
finalidad de comprenderlo y explicarlo a través de la aplicació n de métodos y técnicas derivadas
de sus concepciones y fundamentos epistémicos, como la hermenéutica, la fenomenología y el
mé todo inductivo.

Definició n del enfoque cuantitativo.


La investigació n bajo el enfoque cuantitativo se denomina así porque trata con fenó menos que
se pueden medir (esto es, que se les puede asignar un nú mero, como por ejemplo: nú mero de
hijos, edad, peso, estatura, aceleració n, masa, nivel de hemoglobina, cociente intelectual, entre
otros) a través de la utilizació n de técnicas estadísticas para el aná lisis de los datos recogidos, su
propó sito má s importante radica en la descripció n, explicació n, predicció n y control objetivo
de sus causas y la predicció n de su ocurrencia a partir del desvelamiento de las mismas,
fundamentando sus conclusiones sobre el uso riguroso de la métrica o cuantificació n, tanto de
la recolecció n de sus resultados como de su procesamiento, aná lisis e interpretació n, a travé s

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del mé todo hipoté tico-deductivo. En ese sentido, tiene un mayor campo de aplicació n dentro
de las ciencias naturales como la biología, química, física, neurología, fisiología, psicología,
etc. (Kerlinger, 2002).

Origen histó rico del enfoque cualitativo y cuantitativo


Si bien los orígenes de ambos enfoques de investigació n tienen sustentos filosó ficos y
estrictamente científicos de larga data, su denominació n y diferenciació n es un hecho
inexplicablemente reciente. Lo siguiente es un breve esbozo de los orígenes histó ricos de
ambos enfoques:

Origen del enfoque cualitativo.


La investigació n sobre las representaciones del mundo, sus significaciones conceptuales
y semá nticas, sobre la cultura y el imaginario colectivo, sobre la historia, las costumbres, el
inconsciente colectivo, los prejuicios y pugnas étnicas, la bú squeda de la inmortalidad, etc.,
se podría afirmar que es connatural al ser humano. Desde los orígenes de nuestra especie, el
estudio del clima a través de la observació n sistemá tica de los astros con la finalidad de predecir
las lluvias o la ausencia de ellas, tanto como el devenir de la propia existencia en un marco
de referencia vivencial, como lo definiera bien Husserl (2008), en el mundo de vida, es una
actividad constante incluso antes de la aparició n de la cultura y la historia propiamente dicha
(Kolakowski, 1994).
Es así que si se pretende rastrear los orígenes histó ricos del enfoque cualitativo se tendría
que remontar a la propia aparició n y desarrollo del aparato cognoscitivo, puesto que desde
que se tiene conciencia y representació n del mundo, se puede afirmar que existe pretensió n
de indagar cualitativamente los fenó menos con la intenció n de comprenderlos en su esencia
inmediata, sin presupuestos necesariamente teó ricos ni científicos que den cuenta de su
consistencia y estructura, hechos que son posteriores e inherentes a la propia descripció n
fenoménica de los hechos con la finalidad de darles un sentido, un propó sito. Por lo tanto, en el
significado laxo del término, se podría afirmar que el enfoque cualitativo es tan remoto como
lo es la cognició n humana, la má s connatural a nuestra especie.
Ahora bien, utilizando pará metros epistémicos má s rigurosos, su origen se remonta
a la aplicació n de la observació n e interpretació n sistemá tica de los hechos, pudiendo bien
catalogarse la especulació n filosó fica como las primeras formas de investigació n cualitativa de
los fenó menos, pues su finalidad era la comprensió n de los hechos que acaecen en el mundo,
desdelaindagació nsobreelcambioperennedelanaturaleza, hastalosestudioscontemporá neos
para comprender las diferencias lingü ísticas entre dos grupos étnicos cercanos.
Si bien se puede catalogar a la filosofía como una forma de indagació n cualitativa de
la realidad, la investigació n cualitativa no se limita a ella, como la filosofía no se limita a la

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hermenéutica (Mosterín, 2011), fenomenología ni al humanismo, pues ellas son corrientes


metodoló gicas entre otras muchas de las que se valen los filó sofos para comprender y
aprehender el mundo. Es por ello que en este punto es preciso diferenciar el origen del enfoque
cualitativo, ya en sentido estricto, sobre la base de las corrientes citadas, originadas sobre todo
en la Escuela de Frankfurt, en el siglo XX, ademá s de otros filó sofos alemanes como Husserl
(2004, 2008), Heidegger, Gadamer (1993), Adorno (1972), etc., como una reacció n de protesta
frente a la “deshumanizació n”, “mecanicismo” y “cientificismo” –ademá s de su insuficiencia
para el estudio de los fenó menos sociales– del paradigma positivista, que sería el fundamento
epistémico del enfoque cuantitativo, cuyo sustento epistémico se analizará má s adelante.

Origen del enfoque cuantitativo.


A diferencia del enfoque cualitativo, el cuantitativo en sentido laxo es menos remoto, pues su
origen si bien se podría rastrear hasta Pitá goras (quien cuantificaba la duració n del sonido para
explicar y comprender su naturaleza, y concluir que todo está compuesto de nú meros) o los
científicos helenos, como Arquímedes de Agrigento (que ya realizaba experimentos prá cticos
y empíricos con fines bé licos y tecnoló gicos) y otros de origen alejandrino, como Ptolomeo,
Euclides, Erató stenes, Heró n, Galeno, etc., su identificació n má s genuina se manifiesta recié n
en el siglo XV y XVI, dando lugar al surgimiento de la ciencia moderna; pues, por ejemplo, a
diferencia de Ptolomeo, Copérnico, Galileo, Kepler, entre otros científicos renacentistas, no solo
se sustentan en la medició n de los fenó menos que intentan explicar –como el movimiento de
la Tierra y la gravedad–, sino que tienen como premisa bá sica la objetividad de la observació n
(Russell, 1970); esto es, se proponen la consigna de soslayar sus convicciones personales, sin
ceder a los sincretismos sociales, un hecho que (así como la medició n), caracteriza al enfoque
cuantitativo: tal es la exigencia de tomar distancia del fenó meno de estudio, dejando de lado
la propia subjetividad y las presiones sectarias o místicas, enfocá ndose en los hechos que se
pueden observar y cuantificar en la experiencia concreta.
Má s adelante, la tendencia mé trica y objetivista del enfoque cuantitativo adquirirá má s
fuerza bajo la influencia de egregios filó sofos como Descartes (2011), Bacon y Hume (1992); así
como científicos encumbrados como Newton en el siglo XVIII; y ya recientemente, con todo
este bagaje cognoscitivo, establecer su fundamento episté mico con el positivismo de Comte
(2009) en el siglo XIX y toda la corriente neopositivista del siglo XX, incluyendo el falsacionismo
deductivista de Popper, que en lo sumo continú a la línea empírica del neopositivismo (Alvarado,
2005; Echevarría, 1999; Villena, 2014), aunque con un cariz má s riguroso y ló gico a la luz del
método hipotético-deductivo (que sería una correcció n del inductivismo neopositivista), que
prá cticamente delimitaron lo que hoy, en el siglo XXI, se denomina ciencia o conocimiento
científico en sentido estricto, para diferenciarlo del protocientífico o pseudocientífico (Bunge,
1972, 1980, 2009; Jaffé , 2007).

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En consecuencia, la potestad de lo que hoy se denomina conocimiento científico o de lo


que adquiere el estatus de “ciencia”, se arraiga al enfoque estrictamente cuantitativo bajo
la influencia de los personajes mencionados y de las corrientes de pensamiento episté mico
con origen en el Reino Unido, Francia y Alemania, cuya influencia y supremacía en el á mbito
científico y acadé mico de todo el mundo se mantiene hasta nuestros días.

Bases episté micas del enfoque cuantitativo y cualitativo


Epistemología del enfoque cuantitativo.
Las bases episté micas en el enfoque cuantitativo se proyectan a su historia, pues en sentido
estricto se remontaría al procedimiento experimental que aplicaba Galileo en sus estudios de
la gravedad, cuyo fundamento episté mico rescataría lo mejor o la sustancia má s valiosa de la
empírica griega (Cornford, 1974), tal es la del estudio de la naturaleza a través de procedimientos
empíricos y formales, que se encontraban ya en Herá clito, Parménides, Alcmeó n, Hipó crates y
Aristó teles (cuyo método silogístico y teoría de la correspondencia tiene arraigo en la estructura
ló gica de la ciencia moderna hasta la actualidad), dos mil añ os antes que él (Sambursky, 1990). Es
así que el enfoque cuantitativo basado en la medició n de los fenó menos que se estudian a través
de procedimientos rigurosos que den garantía de precisió n y objetividad son características
que posibilitaron el nacimiento de la ciencia moderna, desligá ndose de la filosofía de ese
tiempo, que encapsulaba a lo que se denominaba ciencia y la delimitaba procedimentalmente
bajo cá nones aristotélicos con matices místicos y religiosos principalmente cristianos (Kuhn,
1978; Russell, 1970).
Fue solo gracias al desgajamiento de la mal utilizada metafísica aristotélica que la ciencia
de la mano de la cuantificació n se hizo un lugar propio y así adquirió un cuerpo particular y
diferenciado, estableciendo con Descartes, Bacon, Hume –quien ya diferenciaba las ideas de
razó n o ló gicas y las ideas de hechos, de las ideas sincréticas y metafísicas–, la necesidad de
aproximarse al estudio de la realidad a través de procedimientos matemá ticos, en especial de
la geometría y la aritmética, cuyas aplicaciones impulsaron de manera exponencial el avance
del conocimiento en disciplinas científicas como la física, química y biología; y posteriormente
Comte (Kolakowski, 1988) –cuyo positivismo gestó , asimismo, lo que hoy se conoce como
sociología–,Carnap, Schlick, Reichenbach, Hempel, etc. (Ayer, 1993), adquiriendo con todo ello
la identidad con la que se conoce hoy en día al conocimiento con status de científico, el mismo
que adquirió una forma má s convencional a través del falsacionismo de Popper, cuyo método
hipotético-deductivo, aplicable a todas las ciencias de hechos, llá mese fá cticas, con sustento
en la experiencia para la falsació n de hipó tesis –deducidas a partir de teorías generales– con la
intenció ndeincrementarelcuerpodelasteoríasquelesdanlugar, paragenerarmá sconocimientos
científicos y así ampliar el espectro cognoscitivo de la ciencia y, con ella, de la humanidad en
tanto conglomerado de individuos con capacidad, necesidad y voluntad cognoscente.

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Por lo tanto, todo lo que hoy conlleva el adjetivo “científico” le debe su origen al enfoque
cuantitativo, con arraigo en el empirismo inglé s, el positivismo francé s y el neopositivismo
alemá n, que bajo el precepto del método científico, que –en suma– consiste en la aplicació n del
modelo hipoté tico-deductivo, ha hecho viable el desarrollo de la ciencia y tecnología desde el
siglo XVI hasta nuestros días.

El modelo hipotético-deductivo. En breve, consiste en la generació n de hipó tesis a


partir de dos premisas, una universal (leyes y teorías científicas, denominada: enunciado
nomoló gico) y otra empírica (denominada enunciado entimemá tico, que sería el hecho
observable que genera el problema y motiva la indagació n), para llevarla a la contrastació n
empírica (Popper, 2008). Tiene la finalidad de comprender los fenó menos y explicar el
origen o las causas que la generan. Sus otros objetivos son la predicció n y el control, que
serían una de las aplicaciones má s importantes con sustento, asimismo, en las leyes y
teorías científicas.
En suma, en el modelo hipotético-deductivo se parte de premisas generales para llegar
a una conclusió n particular, que sería la hipó tesis a falsar para contrastar su veracidad,
en caso de que lo fuera no solo permitiría el incremento de la teoría de la que partió
(generando así un avance cíclico en el conocimiento), sino tambié n el planteamiento de
soluciones a problemas tanto de corte teó rico o prá ctico (llamado tambié n pragmá tico,
aplicativo o tecnoló gico), y en tanto que no, bien podría impulsar su reformulació n hasta
agotar los intentos para hacerla veraz, o abandonarla y replantearla sobre la base de otros
preceptos teó ricos que indiquen una orientació n distinta o alternativa a la anterior.
Su camino deductivo es uno comú n a todas las ciencias fá cticas basadas en hechos
y con sustento ineludible en la medició n o cuantificació n, en la objetividad de los
procedimientos (dejando de lado las convicciones subjetivas, o creencias del investigador)
y en la experiencia para la contrastació n de sus hipó tesis, que tendrían como finalidad
primera y ú ltima, tanto la ampliació n del conocimiento a travé s de la pretensió n de
universalidad de los resultados encontrados, como de la generació n de leyes científicas
que permitan tanto la explicació n de las causas de los fenó menos como la predicció n,
control y retrodicció n de su ocurrencia.

El modelo causal-explicativo. Es otro de los modelos del enfoque cuantitativo que má s se


utilizan dentro de las ciencias, sobre todo, naturales. Se fundamenta principalmente en
la experimentació n y puesta a prueba de hipó tesis causales, en situaciones controladas
de laboratorio (su contexto ideal para el cuidado de su validez interna a travé s de la
evitació n de variables extrañ as). Se engarza con el modelo hipotético-deductivo, pues las
hipó tesis que surgen de teorías para gestar nuevos conocimientos, se formulan al modo

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ló gico de “si p, entonces q”; esto es, “si se manipula tal causa, entonces se obtendrá tal
efecto”, “si se aplica tal reactivo a tal sustancia, entonces se obtendrá tal consecuencia”.
A la primera parte de la hipó tesis se le denomina explanans (condició n de posibilidad de
la hipó tesis), y a la segunda explanandum (condició n de posibilidad del problema). Fue
desarrollada por Hempel (Okasha, 2002), quien naturalmente aceptó las limitaciones de
tal modelo, pues no todos los fenó menos de la realidad (sobre todo los sociales) se ajustan
a explicaciones causales segú n el esquema ló gico propuesto por este modelo (sobre el
mismo se abundará má s adelante).

Epistemología del enfoque cualitativo.


Probablemente, comprender las razones por las que Wundt (Greenwood, 2009), el fundador
de la psicología experimental (1879), y per se, científica (bajo el seno del enfoque cuantitativo
con raigambre positivista) abandonó el laboratorio de psicología en la Universidad de Leipzig
(1900) al final de sus añ os para adentrarse en el estudio de los fenó menos sociales que incurren
en la conciencia humana y su compleja subjetividad que genera imaginació n, pensamiento,
mitos, lenguaje y costumbres, la que sintetizó en su Völkerpsychologie –o psicología de los
pueblos– má s allá del estudio experimental de fenó menos má s simples como la percepció n, las
sensaciones y la atenció n, etc., en contextos controlados de manera rigurosa e irrebatible en
términos de objetividad y precisió n; a través de estudios comparativos asumiendo el modelo
histó rico-comparativo-naturalista de Darwin (Greenwood, 2009); exprese de la mejor manera
la necesidad de recurrir al enfoque cualitativo cuando el cuantitativo ha llegado a sus límites
o agotado sus posibilidades de acceder al conocimiento del fenó meno a través de sus métodos
y técnicas. Aunque es preciso aclarar que muchos de los fenó menos que Wundt consideraba
inaccesibles al estudio experimental de la psicología se desarrollan hoy de manera satisfactoria
a través de la psicología cognitiva –con la ciencia cognitiva experimental como su creació n
má s promisoria– y las neurociencias que incluyen a la filosofía y a varias disciplinas científicas
que van desde la antropología cognitiva hasta la lingü ística (Bunge, 2002; Gardner, 2000). Por
ello –valga la digresió n– es preciso ponderar el desarrollo y avance tecnoló gico de uno u otro
enfoque para definir sus límites y posibilidades cognoscitivas.
Má s allá de ello, como ya se ha referido, el ejemplo de Wundt refleja la necesidad de
recurrir a otros enfoques de estudio que no pretendan el control de los fenó menos para que a
partir de su manipulació n y medició n exacta, se tenga el poder de explicar (erklaren), predecir
(versprechen) y controlar los hechos a que dan lugar, sino a la comprensió n (verstehen) de
los mismos para conocer su dimensió n subjetiva utilizando otros procedimientos de acceso
y desvelamiento de la informació n (Orbegoso, 2015; Piscoya, 2009b); pues, verbigracia, se
hace muy difícil medir o cuantificar –cuando no inadecuado– las creencias religiosas de una
comunidad nativa en sus deidades y, mucho menos, la raigambre cultural e histó rica que se

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encuentra tras ellas. De igual manera, el estudio comparativo del rol de la mujer en el quehacer
político, econó mico y social dentro de las culturas prehispá nicas sudamericanas frente a las
culturas coetá neas del continente europeo, sería inviable siguiendo un enfoque estrictamente
cuantitativo. En este sentido, es propio dilucidar que cuando se trata de enfocarse en el estudio
de fenó menos sociales que atañ en a la subjetividad e intersubjetividad de los individuos que
los construyen y estructuran en el seno de su propio contexto histó rico-cultural, es preciso
cambiar de enfoque o viraje a la hora de abordar el estudio y adentrarse en su investigació n
asumiendo uno o má s de los modelos de estudio que implica el enfoque cualitativo:

El modelo humanista. Siguiendo la línea de Husserl (1859-1938), el enfoque cualitativo


hace hincapié en la necesidad de interesarse por el ser humano, su individualidad, para
conocer su mundo de vida, lejos de patrones teó ricos estereotipados, esta reacció n
se justifica en Husserl (2008) debido a la matematizació n de la naturaleza que tanto
pregonaba como una de las causas del debacle positivista a la hora de explicar los
fenó menos naturales, que buscaban también transponer a los estudios sociales, que
era como pretender encajar un círculo en un espacio cuadrado. No obstante, el reclamo
de Husserl no se circunscribe al método, sino al producto, pues para él la ciencia, con la
matematizació n de la naturaleza, se había distanciado tanto de su propó sito primigenio
que se había deslegitimado al abandonar su funció n má s importante que era desvelar
la razó n de nuestra existencia, y se había convertido así en un simple instrumento de la
tecnología con las secuelas deshumanizantes que aú n se pueden ver en nuestros días a
la luz del consumismo, la dependencia de las nuevas tecnologías –de ahí la explosió n de
individuos unidimensionales adictos a la tecnología que tanto vemos todos los días al
transitar por las calles, de los que tanto habló Marcuse– y la devastació n ecoló gica del
planeta (Sá nchez, 2013). En suma, la ciencia positiva, al decir de Husserl, se había desviado
del camino y se halla ahora estaferma por senderos tecnocientíficos sin el menor interés
por retornar su lugar para la cual fue concebida a inicios del siglo XVI, en pleno auge y
movimiento renacentista.
Má s allá de eso, el reclamo de Husserl (2008) deviene en legítimo, pues la investigació n
con enfoque cuantitativo que tantos resultados de valor promisorio habían generado y
aú n lo hacen en las ciencias naturales (química, biología, fisiología, física, neurología,
etc.), cuando se pretendían transponer a los estudios sociales, donde los “objetos”
de estudio ya no son fenó menos concretos como los á tomos, las cé lulas, los planetas
o los elementos químicos; sino sentimientos, percepciones y cogniciones sociales e
individuales, pensamientos míticos y religiosos, diferencias é tnicas y lingü ísticas,
estructuras y constructos culturales, etc., se tenía el problema de que la cuantificació n
omitía estos aspectos má s propios y exclusivos de la condició n humana en el sentido

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social e intersubjetivo, que material y concreto; considerando a los sujetos como objetos
experimentales en el plano social y subjetivo. A la luz de ello se destacó la necesidad
de humanizar la investigació n científica y lejos de inclinarse a la cuantificació n de los
fenó menos para explicar sus orígenes, causas y así controlarlos y predecir su ocurrencia
a travé s de las tendencias generalizables (uno de los propó sitos má s importantes del
enfoque cuantitativo), propender su comprensió n a travé s de la comprensió n misma
de los seres humanos que lo hacen posible dentro de sus propios espacios o contextos
de interacció n natural, sin pretender el control o manipulació n del mismo para generar
consecuencias. Los hechos y las consecuencias sociales y culturales subjetivos se hallan
en los mismos seres humanos, el trabajo del investigador cualitativo –uno de sus retos
má s importantes– era desvelarlos a travé s de la interpretació n que implica, de manera
inevitable, cierta dosis de empatía y, asimismo, subjetividad, vitales para comprender las
vivencias má s internas y profundas de los seres humanos, en tanto dotados de humanidad.

El modelo hermenéutico. Entendiendo a la hermenéutica como el arte de la interpretació n,


concebida para la comprensió n de los textos clá sicos tanto de origen filosó fico como
cató lico, su transposició n y utilizació n dentro de la investigació n cualitativa se la debe a los
filó sofos alemanes de la Escuela de Frankfurt: Weber, Dilthey y Habermas (Adorno, 1972).
El propó sito de esta concepció n es mú ltiple, pero su origen se remonta a la intenció n del
comprender (verstehen) la naturaleza de los hechos en su propio contexto de ocurrencia,
en el mundo de vida que tanto destacó Husserl en su fenomenología trascendental.
Es así que la intenció n del verstehen, en tanto comprensió n –pues su otro significado
en alemá n es entender– se adecú a de mejor manera al estudio de los fenó menos en las
ciencias sociales, pues la cuantificació n, como ya se ha señ alado, muchas veces no es
posible en unos casos, y en otros, aunque lo sea, no es conveniente, por ejemplo, para
la comprensió n del origen de los mitos griegos y su paso a la filosofía en un estudio
histó rico. En consecuencia, la comprensió n al trascender y prescindir de la cuantificació n
pretende a través de la interpretació n de los hechos que se circunscriben a la experiencia
humana y, per se, social, brindar informació n lo suficientemente detallada y profunda del
fenó meno, de manera directa –a través de la epojé fenomenoló gica, de la que se hablará
má s adelante– e inmediata (Orbegoso, 2015; Piscoya, 2009b), sin intervenir en ella,
dentro de su propio espacio de ocurrencia, con cierta dosis de empatía, pero cuidando
de no interceder o mediar en ella, pues cualquier intervenció n del investigador podría
desnaturalizarla y, con ello, generar conocimientos parcializados y carentes de objetividad.
No se intercede en los fenó menos sociales que se investiga a través de la interpretació n
hermenéutica en la experiencia social, como no se sumerge en la escritura de un libro
clá sico para tergiversarlo a través de interpretaciones tendenciosas y prejuiciosas. Tal es

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la consistencia del modelo hermené utico, que como se podrá colegir está íntimamente
ligado al humanista y al fenomenoló gico del que se da cuenta a continuació n:

El modelo fenomenológico. La fenomenología de Husserl (2004) a la que ya se hizo


referencia al tratar sobre el humanismo, líneas arriba, propuso un acceso peculiar al
estudio comprensivo del fenó meno (que literalmente significa, lo que se muestra, lo que se
aparenta a los sentidos), tal es la de la suspensió n del juicio, que consiste en la prá ctica de la
epojé, por la cual se pretende describir las cosas mismas como se presentan a los sentidos,
sin prejuicios, convicciones ni preconcepciones teó ricas –de ahí que en este enfoque las
hipó tesis se hallen vetadas–, asumiendo así la actitud natural de quien conoce un fenó meno
por vez primera enfocando la atenció n, la razó n y los sentidos en las cosas mismas.
Quizá una manera metafó rica de comprender el modelo fenomenoló gico sería el
imaginar desgajar un tubérculo, capa por capa, hasta llegar a lo sumo, a la raíz má s
recó ndita del mismo, una acció n que implica desmontar de él lo que se hubiera hecho de él
social o culturalmente, que, en suma, nos impele a desmontarlo de uno mismo. Es así que
el investigador cualitativo hace uso del modelo fenomenoló gico para desembarazarse de
sus propios prejuicios, convicciones y preconcepciones para sumergirse en el estudio de
un fenó meno humano, ya sea dentro de la ciencia antropoló gica, etnoló gica, psicoló gica,
etc., sobre la mano de la intuició n y la descripció n detallada que pueda observar cuando
se halle totalmente desentendido de lo que pretende conocer. De esta manera, cuando
se sumerge en una comunidad nativa para conocer sus modelos de autoridad patriarcal
o matriarcal, deberá ser en consuno con ella, participando y mezclá ndose con ella, pero
sin dejar que sus prejuicios intercedan en su objeto de estudio para no deformarlo en la
interpretació n, ni que aquél fenó meno que se estudia lo sumerjan del todo, pues con ello
dejaría o renunciaría a su rol de investigador y se fundiría en el fenó meno, perdiendo,
asimismo, objetividad y, per se, excluyéndose y abandonando su investigació n.

Elmodeloinductivo. Si bien la ciencia moderna nació con el modelo inductivo, propugnado


por Galileo, Bacon y Hume (1992), en los siglos XVI y XVII (Echevarría, 1999; Okasha,
2002); es en el siglo XX, bajo la influencia de Popper y su falsacionismo a ultranza, que
la ciencia desde el neopositivismo del Círculo de Viena (Echevarría, 1999; Villena, 2014)
abandonó el modelo inductivista para adoptar el hipoté tico-deductivo. Sin embargo,
el enfoque cualitativo originado en la Escuela de Frankfurt, la recuperó para el estudio
de los fenó menos sociales, y no podía ser de otra forma, pues ¿có mo hacer investigació n
sumergido en las particularidades de un fenó meno sin proceder inductivamente?, quizá
esta sea una de las fortalezas del enfoque cualitativo, y a la vez su mayor debilidad.
Cuando unpsicó logo (cuyo modelo teó rico se halla má s vinculado al enfoquecualitativo)

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analiza la personalidad y los síntomas psicopatoló gicos de un paciente, por ejemplo, de


una zona urbano marginal de la ciudad de Lima, con depresió n mayor, no para conocer sus
correlaciones entre sí, sino para comprender la nosología del fenó meno psicopatoló gico
que padece, a travé s del mé todo clínico y sus respectivas técnicas, como la anamnesis o
el estudio de caso; penetra en todos los factores que pudieron intervenir tanto en el
pasado como en el presente del enfermo, de manera predisponente o desencadenante; se
vale para ello del modelo humanista para abordar al paciente como ser humano má s que
como objeto de observació n; del modelo hermenéutico, para interpretar sus vivencias má s
arraigadas, desde su niñ ez hasta el tiempo actual; del modelo fenomenoló gico, para
deshacerse de sus propios prejuicios y observar la esencia del fenó meno a fin de
comprender su naturaleza y así, posteriormente, emitir un diagnó stico, un tratamiento y
un pronó stico. En este caso, el psicó logo habrá desentrañ ado de manera cualitativa los
factores que condujeron a tal patología valiéndose del mé todo inductivo, estableciendo
una sumatoria de hechos particulares para determinar un diagnó stico general; sin
embargo, el hecho de que haya desentrañ ado estos síntomas y factores en una persona
particular, no necesariamente conduce a la generalizació n de sus resultados para otro
paciente, ni de la misma ciudad, comunidad, grupo étnico, ni familia –en caso de que el hijo
o hermano del paciente padezca una enfermedad semejante–, ni mucho menos a un cuadro
nosoló gico –por muy semejante que parezca– en un enfermo de depresió n del Reino
Unido.
Y es que la generalizació n de los resultados a los que podría llegar el psicó logo se
circunscribe al propio caso particular que conoció de manera profunda y detallada, ni
el caso de la muestra por saturació n dan garantía de ello, pues aunque por saturació n se
obtuviesen los mismos resultados dentro del contexto familiar de esta persona o de su
grupo social o cultural, ni por la triangulació n de tres o má s psicó logos que observaran
los mismos resultados en el paciente analizado; no dan tampoco visos de generalizació n
en sentido alguno, pues se hallan circunscritos a su propio contexto sociocultural. Negar
este hecho en el enfoque cualitativo sería como negarse a seguir existiendo, pues si una
de sus fortalezas y razones de su nacimiento se deben a la comprensió n del fenó meno
dentro de su propio contexto de origen, al pretender generalizar los resultados fuera del
mismo se estaría deslegitimando como un modelo alternativo al modelo cuantitativo,
esto es, se estaría extrayendo de sí mismo. Sin embargo, sobre la comprensió n profunda
de un fenó meno, se pueden establecer explicaciones certeras sobre la naturaleza, el
origen de este fenó meno y otros propios de las ciencias sociales, como la antropología
al estudiar el origen de una costumbre arraigada en la tradició n de un pueblo, o de la
etnología al analizar de manera comparada las concepciones disímiles sobre la muerte
en dos comunidades é tnicas vecinas, cuyo estudio sería poco menos que viable bajo el
enfoque cuantitativo.
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Por lo tanto, las explicaciones a que da lugar el modelo inductivo, sobre la base de la
comprensió n de hechos particulares, si bien son legítimas y fiables, lo son tan solo para
el grupo particular que se analiza, se halla circunscrito dentro de su propio contexto, no
puede ser de otra manera, pues de serlo o hacerlo, se deslegitimaría por completo. En ello
radica su máximo valor y también su mayor debilidad –a la luz del enfoque cuantitativo–.

Pertinencia del enfoque cuantitativo y cualitativo


en la investigació n científica
De seguro que el lector del presente artículo ya se encontrará en la capacidad de llegar a sus
propias conclusiones sobre la pertinencia de uno u otro enfoque; sin embargo, es oportuno
dilucidar lo siguiente:

Metodología y aplicaciones del enfoque cuantitativo.


La metodología y aplicaciones del enfoque cuantitativo fueron concebidas para el estudio de
fenó menos naturales, no necesariamente humanos, como la astronomía, la física, la química,
la biología, la fisiología, la neurología, la botá nica, etc., de las que, por ejemplo, se valió de
manera eficaz tanto la medicina y sus derivadas ramas aplicativas para extender la vida de
los seres humanos y brindar mayor calidad de vida a la sociedad; así como toda la tecnología
que a razó n de sus aplicaciones en los má s vastos aspectos de la vida humana, desde las
megaconstrucciones hasta la informá tica y la telecomunicació n.
En tales condiciones, las aplicaciones del enfoque cuantitativo se deben definir en
funció n de la naturaleza del fenó meno que se pretende estudiar, pues, siguiendo el ejemplo del
psicó logo, si su propó sito fuera el de conocer de manera sucinta y rá pida la cronicidad de los
síntomas de lo que presune como un síndrome depresivo mayor, bajo esta hipó tesis –siguiendo
el modelo hipoté tico-deductivo– bastaría aplicarle un test psicoló gico –que haya superado
criterios rígidos de validació n y fiabilidad estadística para tal cuantificació n– para medir la
magnitud del problema y luego de realizar una entrevista estructurada, siguiendo pautas
relativamente estrictas de orden segú n manuales propios y adecuados para su aplicació n en
varias sesiones, y bajo la observació n externa de los síntomas, encasillar la nosología dentro
de un manual de psicodiagnó stico –cuyo sustento teó rico científico brindaría la seguridad
de no cometer un error en la generalizació n–, planificar un tratamiento a la luz de la teoría
terapéutica existente y, finalmente, aplicarlo previendo el tiempo de la recuperació n sobre la
base de estudios experimentales con casos semejantes. Del mismo modo, un médico procede
así al abordar una enfermedad viral o bacterial en un paciente.
Del ejemplo se podrá colegir que la elecció n del enfoque a utilizar se da en razó n a la
naturaleza de las variables que componen el problema de investigació n, pues si se pretende
estudiar los fenó menos naturales o conductuales de manera objetiva y sin pretender

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sumergirse mucho en la naturaleza profunda y subjetiva del problema, se podría utilizar el


enfoque cuantitativo, que consiste de manera sucinta en formular hipó tesis sobre la base de
conocimientos teó ricos y los hechos observables en la realidad y llevarlos a su contrastació n
empírica a travé s de pruebas e instrumentos debidamente acreditados para ello y emitir
un resultado final de dicho aná lisis, el cual está obligado a ser la explicació n má s detallada,
rigurosa y objetiva posible de la casuística del fenó meno de estudio, el mismo que debe ser
publicado para su puesta a juicio y ré plica por la comunidad científica, de manera tal que se
pueda mensurar y ponderar su objetividad y casuística ló gica (Piscoya, 2009a, 2009b); la cual
bien tendría como finalidad tanto la comprensió n del origen o las causas de un fenó meno,
como el planteamiento de posibles soluciones, en este ú ltimo caso el mé todo experimental
y la observació n sistemá tica son las má s adecuadas, tal y como quedó patentado desde sus
orígenes en aquella medicina revolucionaria que aplicó el célebre Vesalio a mediados del siglo
XVI, cuyo legado pervive hasta la actualidad.
Por lo tanto, la elecció n deriva de tres factores: primero, de cuá nto el investigador pretende
sumergirse en los elementos subjetivos del fenó meno; segundo, evaluar si es pertinente
y necesario hacerlo; y tercero, de cuá nto exige el fenó meno hacerlo. El fenó meno puede ser
elegido por el investigador, el enfoque tambié n, pero es la naturaleza del fenó meno el que en
ú ltimo término define el mejor enfoque para que se lo estudie con propiedad y pertinencia; en
este contexto, la tarea y rol del investigador radica en estar lo suficientemente atento a esta
demanda para decidir lo má s adecuado y conveniente para su estudio y abordaje del problema.

Metodología y aplicaciones del enfoque cualitativo.


Por su parte, la metodología cualitativa, consistente en la realizació n de los estudios de casos
(distintos al diseño experimental de caso único, que segú n, Herná ndez, Ferná ndez y Baptista,
2014, tambié n puede aplicarse desde el enfoque cuantitativo), el método clínico, el mé todo
etnográ fico, etc., así como las té cnicas de la entrevista y observació n, los grupos de discusió n
y los mé todos biográ ficos; tienen como finalidad profundizar en los datos hasta lograr una
estrecha comprensió n global del fenó meno estudiado (Katayama, 2014; Orbegoso, 2015;
Sá nchez & Reyes, 1998).
En este sentido, las aplicaciones que se le dé en el estudio de un fenó meno tienen que
estar justificadas a la luz de lo que se pretende conocer acerca de él, vale decir, bajo la consigna
de que los resultados no podrá n ser generalizados má s que al propio individuo, grupo social o
comunidad en la que se realice, pues siendo en la investigació n cualitativa uno de los objetivos
má s importantes el conocer y comprender la subjetividad, resulta imposible pensar que
estos pudieran generalizarse (Alvarez-Gayou, 2009). Por lo tanto, el investigador debe estar
consciente de que sus hallazgos no podrá n generar leyes ni teorías causales con el rigor y la
precisió n matemá tica del enfoque cuantitativo, pues las mismas se generan sobre la base

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de la contrastació n de hipó tesis mediante el mé todo hipoté tico-deductivo que, con todas
sus limitaciones, se sustenta sobre teorías para generar hipó tesis, las que si sobreviven a la
falsació n podrá n adquirir el estatus de leyes –aunque débiles, leyes causales al fin y al cabo– y
por su acumulació n sistemá tica teorías científicas, cada vez má s generales y universales; las
cuales, a diferencia de las teorías que se generan mediante el diseñ o de teoría fundamentada
del enfoque cualitativo, tienen un sustento estadístico que les brinda precisió n (aunque este
siempre sea solo probabilístico, pues los má rgenes de error son inherentes a los procedimientos
estadísticos de aná lisis de datos), de ahí que permitan diagnosticar con precisió n, por ejemplo,
una enfermedad bajo las categorías: cró nica, moderada o leve.
Sobre esta temá tica, es necesario señ alar que para algunos autores como Flick (2004), el
enfoque cualitativo, mediante el diseñ o de teoría fundamentada, es capaz de producir teorías
transfiriendo gradualmente los hallazgos individuales de, por ejemplo, los estudios de casos,
a relaciones má s generales y abstractas, previa evaluació n crítica de la validez y fiabilidad de
los datos, la adecuació n del proceso de investigació n y el “fundamento empírico” en los que se
sustentan; de ahí que podrían generalizarse, por ejemplo, las características individuales de
un grupo pequeñ o de consumidores de cierto producto, brindando así informació n de suma
importancia para la toma de decisiones en el aná lisis del mercado, la psicología del consumidor
y el marketing empresarial (una prá ctica, por cierto, bastante frecuente en el mundo de los
negocios a través de los focus group); en tal sentido, la generació n de teorías mediante la
inducció n sería una posibilidad a todas luces evidente. Sin embargo, es preciso destacar que
las mismas carecerían de solidez episté mica, pues, segú n Popper (2008), bastaría un caso
individual que refute la teoría general para que esta quede rebatida y rechazada; basta recordar
su clá sico ejemplo sobre los cisnes blancos. No obstante ello, este tó pico continú a siendo tema
de discusió n y debate episté mico con raigambre aú n en la disputa por la hegemonía entre los
paradigmas positivista y hermené utico-constructivista.
Por otra parte, respecto del uso de hipó tesis, el enfoque cualitativo no propone por lo
general una formulació n debido a su inadecuació n con su fundamento fenomenoló gico; sin
embargo, para otros teó ricos de la investigació n cualitativa, como por ejemplo Alvarez-Gayou
(2009), su utilizació n no solo es viable, sino necesaria, pues antes que tener como finalidad
principal el probarlas (que es la funció n que cumplen en el enfoque cuantitativo), el propó sito
y ventaja de su uso sería, primero, orientar o direccionar la temá tica de estudio, brindá ndole al
investigador un horizonte má s claro de lo que se pretende comprender a través de la aplicació n
de las técnicas e instrumentos propios de este enfoque; y, segundo, permiten generar ideas y
propuestas nuevas que se van formulando y reformulando de manera diná mica conforme
avanza el estudio (a diferencia de las hipó tesis en el enfoque cuantitativo, donde permanecen
inalterables desde su formulació n hasta su contraste con los hechos de la realidad),
permitiendo con ello la toma de nuevas decisiones, prá cticas o metodoló gicas, para una mejor
comprensió n del fenó meno.
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Consensos y disensos entre el enfoque cuantitativo y cualitativo


Tanto el enfoque cuantitativo como cualitativo se interesan por conocer la realidad, en este
sentido su compromiso cognoscitivo por llegar a la verdad son legítimos y comunes a los dos.
Para ello se valen cada uno de mé todos distintos desde orígenes distintos y con finalidades,
asimismo distintas, pero no por ellos excluyentes entre sí. En uno se hace patente la aplicació n
del método científico, el cual le ha venido dando resultados promisorios a las ciencias llamadas
“duras” con precisió n en la medició n del fenó meno y con gran alcance generalizable tanto a
otros individuos como comunidades de todo el planeta, pues las leyes y teorías que se generan
bajo el modelo hipoté tico-deductivo tienen esta finalidad, se construye y deconstruye a sí
misma –y con ella a la ciencia– bajo estos preceptos. Por su parte, el enfoque cualitativo se
fundamenta tambié n en mé todos que combinando el humanismo, la hermené utica y la
fenomenología, tratan de ahondar en aquellos aspectos poco iluminados por la cuantificació n
y a donde no llegan –y es poco probable que alguna vez lo hagan– los haces de luz de la
estadística inferencial ni la métrica matemá tica, con su rigor y precisió n implícitos, vale decir,
por ejemplo, la razó n o comprensió n por la cual una madre cría a su hijo de una forma tal que
le inmoviliza todo el cuerpo amarrá ndolo con fuerza desde el tronco hasta las extremidades
inferiores atados fuertemente a una tablilla ubicada en el plexo posterior desde su espalda hasta
los pies, como sucede en las comunidades andinas arraigadas en el ande peruano, so pretexto
de hacerlos má s fuertes y sanos durante su desarrollo maduracional físico y psicoló gico. Mal
haría el investigador si pretendiera limitarse a medir las razones de este fenó meno a través de
un instrumento psicomé trico, pues su naturaleza trasciende la cuantificació n. En este caso la
cualificació n hermené utica y fenomenoló gica, cuanto humanista, tienen un rol fundamental
a la hora de comprender e intentar explicar este hecho a la luz de la propia concepció n de la
madre dentro del contexto sociocultural en el que vive y se desarrolla.
Ahora, los disensos entre ambos enfoques de investigació n estarían determinados por
motivos prejuiciosos má s que reales y racionales, los cuales prejuzgan uno u otro enfoque
desde ambas posiciones, bajo la consigna de que son contradictorios o se contraponen en el
estudio de la realidad, lanzando críticas desde una u otra perspectiva. Un hecho anodino como
es el criticar una ideología desde su opuesta, y viceversa, ahogá ndose, por ello, cada una en
su propia convicció n sin mayores pretensiones de comprensió n, integració n, ni cooperació n
mutua, olvidando que, histó ricamente, el conocimiento se desarrolla a través de un camino
dialó gico de confrontació n de ideas a través de argumentos consistentes a la luz de los hechos
y el sentido ló gico; en ello consistía la consigna tanto de la dialéctica socrá tica a travé s de
la ironía y la mayé utica, como de la heracliteana por medio de la lucha y complementació n
de los opuestos. En este sentido, el enfoque mixto representa una muestra plausible de que
una integració n y complementació n entre ambos enfoques en disputa no solo es viable,
sino ya una realidad, mas su aplicació n no siempre es necesaria, ademá s sus procedimientos

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metodoló gicos, cuanto sus fundamentos episté micos, necesitan desarrollarse y esclarecerse
aú n má s, debiendo, para ello –valga la digresió n– primero, trascender el supuesto de que la
simple conjunció n de los enfoques cualitativo y cuantitativo generan desde ya un enfoque
mixto, confundiendo así sumatoria con integració n; de ahí que el abordaje episté mico y
metodoló gico de este enfoque alternativo, como una integració n de los dos anteriores, que
implica la deconstrucció n episté mica de su estructura científica y procedimental, merece un
estudio má s exhaustivo.1

¿Es científica la investigació n con enfoque cualitativo?


Segú nlo analizado ypara responder de manera juiciosa a esta interrogante, es preciso deshacerse
de los prejuicios positivistas y cientificistas que impelen a juzgar de pseudocientífico a todo
aquel estudio que prescinda de la cuantificació n, como si todos los fenó menos fueran pasibles
de ser mensurados bajo criterios rigurosos de observació n y experimentació n, sobre todo de
manipulació n de ciertos reactivos en contextos estrictamente controlados, donde se aísle de
manera contundente cualquier inmersió n de variables extrañ as que alteren los resultados de
un estudio y se midan con rigor matemá tico sus consecuencias. Este procedimiento, que es
má s propio de las ciencias naturales, lamentablemente no se las puede trasponer o trasladar
al estudio de los fenó menos sociales por las razones ya expuestas en las pá ginas anteriores,
baste solo imaginarse el dislate de intentar manipular variables culturales e histó ricas (Harari,
2017). y cuantificar sus consecuencias bajo situaciones rigurosamente controladas como en un
laboratorio de biología molecular.
En este sentido, los estudios cualitativos son una forma diferente y alternativa de generar
conocimientos científicos, en un espacio donde solo es posible ahondarse en la subjetividad
bajo la cualificació n fenomé nica y hermené utica, mediante las cuales se pueda extraer desde
sus profundidades informació n valiosa que permita comprender su diná mica interna y externa
para explicar –con sus ineludibles limitaciones generalizables y de precisió n– la naturaleza de
los hechos que se tenga por objeto conocer a travé s de su interpretació n inductiva y bajo la
aplicació n meticulosa de los diversos métodos y técnicas de que dispone el enfoque cualitativo.
Tanto la historia, la etnología, la antropología, la etología, la lingü ística, la etnografía, entre
otras ciencias sociales, le deben su existencia y posibilidad, en gran parte, a este enfoque, por
el cual hemos logrado como humanidad una mejor comprensió n de nosotros mismos.

Integració n versus oposició n


Si bien para muchos investigadores y metodó logos ambos enfoques son irreconciliables y
contradictorios, bajo la consigna de que responden a paradigmas e ideologías diferentes,

1 Acerca la base epistémica y procedimental del enfoque mixto, véase el acá pite Integración vs oposición.

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incluso a posiciones políticas disímiles, procedentes de momentos culturales e histó ricos, así
mismo, distintos; en los hechos prá cticos y de aplicació n real sucede exactamente lo contrario.
Siguiendo el ejemplo del psicó logo que evalú a la etiología del síndrome depresivo
mayor de su paciente mediante un estudio de caso o anamnesis clínica, adentrá ndose en las
experiencias subjetivas que vivió el sujeto durante su desarrollo, es poco probable que aplicando
solo la epojé fenomé nica llegue a un diagnó stico certero, pues la praxis clínica, ademá s de la
observació n sistemá tica (propia del enfoque cuantitativo), implica tambié n la entrevista a
profundidad (propia del enfoque cualitativo) y la aplicació n de instrumentos psicomé tricos
(propia del enfoque cuantitativo) para ubicar o encasillar los síntomas dentro de un diagnó stico
acreditado bajo criterios de rigor cuantitativo y finalmente emitir una interpretació n vasta y
profunda (propia del enfoque cualitativo) de lo que se halla en el origen del problema; vale
decir, los factores predisponentes y desencadenantes del mismo. En este sentido, es frecuente
aplicar un enfoque mixto o combinado en la investigació n que, trascendiendo los prejuicios de
ambas posiciones en disputa, utiliza metodologías de sendos enfoques para lograr una mejor
comprensió n y explicació n del problema. Mas, no obstante, es preciso aclarar que no siempre
el fenó meno demanda un tratamiento mixto, sobre todo cuando se trata de hechos simples
que bien podrían estudiarse bajo uno de los dos enfoques o en ambos, pero con predominancia
de uno de ellos, como por ejemplo el estudio sobre la causa de una infecció n producida por
la picadura de un insecto, bien podría resolverse con una entrevista simple al paciente, la
observació n del edema en la piel y una prueba de laboratorio para determinar un diagnó stico
má s fiable y certero, en tales casos el enfoque cualitativo no sería de gran utilidad, cuanto
menos un estudio mixto.
Por lo tanto, ambos enfoques, antes que oposició n tienen como destino comú n su mutua
complementació n, pues allí donde no es posible cuantificar el fenó meno ni controlar su
ocurrencia para determinar leyes de causa y efecto, es preciso recurrir al enfoque cualitativo,
y allí donde es mejor cuantificar el fenó meno con precisió n por razones de salud u otros de
igual trascendencia, pues un estudio cualitativo resultaría algo má s que innecesario cuanto
inadecuado, es preciso recurrir al enfoque cuantitativo. Y allí donde el fenó meno tenga una
complejidad tal que implique tanto medir como comprender a travé s de la interpretació n y
descripció n detallada del fenó meno para explicar su origen y aplicar los mejores mé todos de
solució n del problema, es preciso recurrir al enfoque mixto, con predominancia en uno de los
dos enfoques dependiendo de la demanda y necesidad de la problemá tica que se aborde.

CONCLUSIONES
Tanto la investigació n cuantitativa puede comenzar donde termina la investigació n cualitativa,
cuando esta, fruto de su aplicació n y desarrollo, propone hipó tesis má s pasibles de medició n

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para conocer con mayor precisió n la naturaleza del fenó meno y así tener un conocimiento
integral del mismo; como la investigació n cualitativa puede comenzar donde termina la
investigació n cuantitativa, cuando el fenó meno no es pasible de ser cuantificado, ya sea por
limitaciones tecnoló gicas o por la inadecuació n de este procedimiento –sobre todo al estudiar
fenó menos sociales con mayor nivel de complejidad por su naturaleza subjetiva, sus relaciones
culturales e implicancias sociales o histó ricas–. Existe, por lo tanto, una relació n de mutua
complementació n entre ambas, donde la primera se adecú a mejor a los estudios de las ciencias
naturales –aunque no limitados a ellas– y la segunda de las ciencias sociales –tampoco limitados
al enfoque cualitativo–.
El fruto de su mutua complementació n bien pudiera dar lugar a estudios mixtos,
cuando la naturaleza de la integració n así lo requiera dependiendo del nivel de complejidad
del fenó meno que se estudia, en caso contrario resulta innecesaria por el alto esfuerzo que
demanda del investigador, así como de los recursos y del tiempo que implica su planificació n,
implementació n, desarrollo y ejecució n; debiendo elegirse en este caso uno u otro enfoque,
dependiendo de la naturaleza de la variable o del fenó meno que se pretenda investigar. En tal
sentido, es el investigador quien elige el fenó meno a estudiar –en funció n de sus preferencias,
vocació n, aptitudes y la problemá tica observada–; sin embargo, la elecció n de uno u otro
enfoque se halla determinada por la naturaleza misma del fenó meno u objeto de estudio, pues
dependiendo de sus cualidades, propiedades y relaciones con otros fenó menos (en vista de que
la investigació n científica no se enfrenta a un problema aislado, sino a conjuntos de problemas
íntimamente relacionados entre sí, Piscoya, 2009a), es que se elegirá el camino má s idó neo
para alcanzar de él un conocimiento má s viable, fiable y, por ende, veraz.
Respecto de la supuesta rivalidad entre ambos enfoques de investigació n, es necesario
precisar que la misma es el resultado má s de posturas extremas fundamentadas en prejuicios,
antes que en los hechos reales que se presentan como retos perennes para el investigador;
de ahí que en la prá ctica se suelan desarrollar de manera conjunta ambos enfoques para una
aproximació n má s completa e integral del fenó meno y así brindar soluciones má s objetivas y
adecuadas al problema que se investiga.
En numerosos manuales de metodología de la investigació n se suele reforzar esta suerte
de rivalidad entre ambos enfoques, estableciendo diferencias forzadas como la permisibilidad
hacia el uso de la subjetividad del investigador cualitativo a la hora de comprender el fenó meno,
generando así una visió n erró nea del enfoque cualitativo, restá ndole credibilidad y objetividad;
pues no existe –ni existirá jamá s– este criterio o condició n dentro de la investigació n que se
defina como científica, pues la misma se debe guiar siempre de los hechos que se manifiestan
en la realidad dejando de lado las creencias tendenciosas del investigador, fruto de sus
pasiones, prejuicios, sincretismos y concepciones personales, que no deben interferir en el
aná lisis e interpretació n del fenó meno que se estudia, las mismas que, si bien son herramientas

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subjetivas de las que se vale el investigador para elucidar la casuística de su estudio, pues
dependen de procesos cognitivos como el pensamiento, la decodificació n y el procesamiento de
la informació n; deberá n sustentarse en argumentos consistentes, claros, concisos, sintá cticos,
semá nticos y ortográ ficamente correctos (Piscoya, 2009a).
Se ha concluido que la investigació n cualitativa es una manera alternativa de generar
conocimientos científicos, en funció n del rigor en la aplicació n de sus métodos y técnicas, los
cuales si bien no tienen por finalidad contrastar hipó tesis para generar leyes y teorías con la
precisió n y relació n de causalidad del enfoque cuantitativo, tienen por objetivo comprender
la naturaleza de aquellos fenó menos que no son pasibles de cuantificació n ni hipotetizació n,
permitiendo a través de la aplicació n de sus propios recursos procedimentales una mejor
aproximació n cognoscitiva de diversos fenó menos de estudio, que de no ser así, quedarían
relegados, excluidos o limitados del conocimiento científico, siguiendo el paradigma positivista,
neopositivista y falsacionista del enfoque cuantitativo.
Por lo tanto, si bien el enfoque cualitativo tiene por finalidad generar conocimientos
científicos, es necesario precisar las limitaciones de los mismos, pues al carecer del criterio de
generalizació n de sus resultados –en vista de que de pretender no hacerlo contravendría su
propia esencia y razó n de ser–, fruto del mé todo inductivo y verificacionista que emplea; los
conocimientos que obtiene a razó n de los mismos tienen un valor científico de suma importancia,
pero limitados a la comprensió n de un fenó meno dentro del propio contexto social e histó rico-
cultural en el que se desarrolla, cualidades que el enfoque cuantitativo la mayor de las veces no
alcanza a mensurar, pues los mismos no son pasibles de cuantificació n.

REFERENCIAS

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RIDU / Revista Digital de Investigació n en Docencia Universitaria / ISNN 2223-2516


© Los autores. Este artículo es publicado por la Revista Digital de Investigació n en Docencia Universitaria del Á rea de Institutional
Research and Effectiveness de la Direcció n de Aseguramiento de la Calidad, Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas. Este es un
artículo de acceso abierto, distribuido bajo los términos de la LicenciaCreativeCommons Atribució n-CompartirIgual 4.0 Internacional.
( http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/), que permite el uso no comercial, distribució n y reproducció n en cualquier medio,
siempre que la obra original sea debidamente citada.

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SÁ NCHEZ FLORES, F. A.

Primero que todo es menester señ alar que no se puede decir que un paradigma es mejor que el otro, es decir, no se trata de ver que el culaitativo es mejor y que el cuantitativo esta superado o muy

criticado. Ambos permiten un acercamiento para conocer aspectos de la realidad distintos y conocerlos de diferentes maneras. Dependiendo del interés en qué es lo que se quiere conocer, por qué se
quiere conocer, es que puede decidirsr la utilizació n de uno u otro método.
Los dos metodologías ofrecen elementos importantes , tienen limites y tienen posibilidades. La tarea del investigador, en todo caso, es conocer las potenciales de cada paradigma, estar muy claro en sus
preguntas de investigació n y saber cial de ellos ubicarse para generar el conocimiento que quiere.

No es valido establecer una separació n tajante o dicotó mica entre los dos enfoque metodologico. Estos se complementan en el conocimiento, explicació n y comprensió n de la realidad social. En
consecuencia debe considerarse la investigació n desde un sentido de totalidad que elude la polaridad entre categorías metodoló gicas no enfrentadas. La realidad social es total y los distintos abordajes
del conocimiento no solo no se pueden integrar sino que necesariamente deben complementarse. De tadas maneras las alternativas metodoló gicas cuantitativa y cualitativa cumplen cada una su papel y
su selecció n depende de la pregunta de investigació n y del interés que anime al investigador.

Investigación cualitativa vs. cuantitativa: diferencias e inferencias


El objetivo de cualquier ciencia es la adquisició n de conocimiento, por lo que la elecció n del método adecuado que nos permita conocer la realidad va a resultar fundamental. 1 En este sentido, los
métodos inductivos y deductivos tienen objetivos diferentes y podrían ser resumidos como desarrollo de la teoría y aná lisis de la teoría, respectivamente. Los métodos inductivos está n generalmente
asociados con la investigació n cualitativa mientras que el método deductivo está asociado frecuentemente con la investigació n cuantitativa. La diferencia fundamental entre ambos métodos científicos
es que uno estudia la asociació n o relació n entre variables cuantificadas y el otro lo hace en contextos estructurales y situacionales. 2 Cook y Reichardt3 asocian la perspectiva cuantitativa con el
positivismo, con lo medible y objetivo, con lo fiable, con los datos repetibles y generalizables, y la cualitativa con la fenomenología, con la observació n y lo subjetivo, con los datos prolíficos y auténticos,
aunque no generalizables.
Por otra parte, Guba sostiene que "el planteamiento naturalista se propone desarrollar conocimiento ideográ fico, centrá ndose en las diferencias entre los objetos, tan frecuentemente y con tanto interés
como en las similitudes",4 por lo que mientras los racionalistas han preferido métodos cuantitativos, los naturalistas han preferido métodos cualitativos. Segú n este autor, los racionalistas consideran
que el criterio má s importante para medir la calidad de una investigació n es el "rigor" (validez interna: "no importa lo que hagas, en tanto lo hagas bien"), mientras que para los naturalistas es la
"relevancia" (validez externa: "algo que no valga la pena hacer en absoluto no vale la pena hacerlo bien", lo que a pesar de su halo romá ntico implica no poco practicismo). En lo que se refiere a la
aplicabilidad de la investigació n, el racionalista buscará su validez externa en términos de "generalizabilidad", en tanto el naturalista lo hará en términos de "transferibilidad".
Las diferencias má s evidentes entre ambas metodologías se muestran en la Tabla 1, elaborada por Pita y Pértigas5 en base a las propuestas de distintos autores.6,7 No obstante, tras estas diferencias
metodoló gicas, que podrían considerarse complementarias má s que antagó nicas, puede inferirse el abismo ideoló gico de los racionalistas/positivistas que admiten una realidad ú nica y los naturalistas
que mantienen multiplicidad de realidades. En palabras de Guba, "esta predisposició n es tan intensa que el conflicto entre los dos paradigmas se ha confundido con frecuencia con el conflicto entre
métodos cuantitativos y cualitativos, un error de ló gica" puesto que "estas dos dimensiones son ortogonales; no hay razó n intrínseca por la que ambos paradigmas no puedan acomodarse y ser
desarrollados por ambas metodologías".4 Y esto es así porque, má s allá de la ortodoxia ideoló gica, ambos son métodos científicos y, como tales, presentan ventajas y limitaciones como las mostradas en
la Tabla 2, adaptació n propia de la publicada por Mendoza Palacios. 8
 
Tabla 1. Diferencias entre investigación cualitativa y cuantitativa 5

 
Tabla 2. Ventajas y limitaciones de los medios cualitativos vs. cuantitativos 8

 
Perspectiva histórica en Ciencias de la Salud
Los trabajos publicados por Conde9 y Sarrado et al.10 partiendo de premisas similares y alcanzando conclusiones afines, desarrollan un recorrido por la historia de la medicina con enfoques paralelos:
uno desde la ambivalencia de los síntomas y signos y el otro desde la dicotomía epistemoló gica. Para Conde, "el aná lisis histó rico permite constatar como la doble y compleja vía de signos y síntomas es
equivalente a la compleja relació n existente entre la perspectiva cualitativa y la cuantitativa". Los signos serían la aproximació n cuantitativa y los síntomas la má s cualitativa y las relaciones entre ambos
serían similares a las que se producen entre ambas perspectivas en el á mbito de las Ciencias Sociales. Partiendo de la definició n de Noguer y Bacells, por la que "los 'síntomas' son definidos como los
datos subjetivos, es decir, las sensaciones que el enfermo experimenta y nos manifiesta (...), y los 'signos', por su parte, son caracterizados como los hallazgos objetivos anormales, somá ticos (orgánicos o
funcionales)",11 el autor considera que tales caracterizaciones hablan por sí mismas "sobre la citada orientació n paradigmá tica cualitativa y cuantitativa de la aproximació n a través de los 'síntomas' y a
través de los 'signos' respectivamente", representá ndolo mediante ejes perpendiculares (Gráfico 1).
 
Gráfico 1. Ejes paradigmáticos de las perspectivas
cuantitativa/cualitativa, según Conde9

 
Por acertado que parezca el ideograma, somos de la opinió n que también podría realizarse un paralelismo similar, sin salir del paradigma cualitativo, entre la perspectiva ETIC (como observació n de
signos) y EMIC (como expresió n de síntomas). En efecto, el "materialismo cultural" de Marvin Harris define estos conceptos de modo que Emic es el significado y el sentido que tienen las cosas para el
sujeto, por lo que no es observable puesto que está en su mente, esculpido por la cultura y su propia vivencia. Se trata de su significado subjetivo. En tanto Etic es el significado y el sentido para el
observador. Es lo externo, lo que conoce el investigador como explorador ajeno, el hecho observado. Por supuesto, ambas perspectivas deben complementarse para descubrir un conocimiento total. El

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FUNDAMENTOS EPISTÉ MICOS DE LA INVESTIGACIÓ N CUALITATIVA Y CUANTITATIVA

investigador debe conocer las perspectivas Emic y Etic. Y no solo en antropología.


No es hasta el siglo XIX que se van a desarrollar paralelamente dos perspectivas dominantes en el á mbito de la salud: la clá sica vinculada a la enfermedad y su curació n y la má s novedosa de la higiene y
la prevenció n. Esta ú ltima va a encontrar en la estadística y en los estudios epidemioló gicos unas de sus herramientas má s importantes en el abordaje de la salud pú blica. Aú n reconociendo el
protagonismo de la estadística, Fleck12 destaca la singularidad de las Ciencias de la Salud al señ alar có mo, a diferencia de las Ciencias Naturales que tienen en el estudio de las regularidades su criterio de
investigació n, su estudio no está dirigido a la regularidad sino, por el contrario, hacia lo que se aparta de la norma, es decir, al estado de enfermedad.
En la segunda mitad del siglo XX las investigaciones de corte cualitativo resurgieron como una metodología de primera línea, principalmente en EEUU y Gran Bretañ a. En la siguiente década sitú an
Sarrado et al. el surgimiento de la Antropología Médica (actualmente denominada Antropología de la Salud y la Enfermedad) en diversas universidades norteamericanas. 10 Este movimiento crítico
sostiene que las hipó tesis y teorías que utilizamos no vienen caídas del cielo, sino que son formuladas, experimentadas, evaluadas y aceptadas por individuos que tienen unos valores, una ideología, una
biografía.
Hoy día, la eclosió n del VIH-SIDA y otras enfermedades contemporá neas ha llevado a numerosos autores al cuestionamiento de la noció n de grupos de riesgo, de raíz epidemioló gica, y a un cambio de "
'paciente/objeto' a 'actores sociales' y 'sujetos' (...) que producen discursos sociales y comportamientos colectivos que pueden ser investigados cualitativamente". 9 Desde la otra trinchera, se señ ala la
necesidad de profundizar en los modelos probabilísticos a la hora de evaluar las investigaciones médicas. Entre ellos destacan los métodos basados en la teoría de Bayes, que "se aproximan a conocer la
probabilidad de que los sucesos sean de una manera determinada en funció n de lo que se observa en la realidad".13 Para Sacket et al. esta corriente basada en los modelos probabilísticos entronca con la
prá ctica de la medicina basada en la evidencia (MBE),14 al utilizar la evidencia científica disponible a la hora de tomar decisiones clínicas.15
Es cierto que el paradigma actual en ciencias humanas, denominado pospositivista, utiliza abrumadoramente la metodología cuantitativa y el método científico, maximizando la manipulació n de las
variables asignadas y pretendiendo establecer con ello relaciones de causa-efecto. Como lo es que en los paradigmas hermenéutico y crítico, cultivados en ciencias de la salud fundamentalmente por
enfermeras, predominan metodologías "cualitativas, dialó gicas, constructivas y dialécticas".10
Sin embargo, recogiendo las propuestas de muy diversos autores, 8-10,16-19 nos posicionamos en la defensa de la complementariedad metodológica en base a los argumentos esgrimidos en la Tabla 3,
entendiendo que "la buena decisió n (ademá s de técnicamente correcta) debe encajar con la visió n que la persona particular tiene acerca de lo correcto y con la manera en que ella decide vivir su vida". 20
 
Tabla 3. Argumentos a favor de la complementariedad metodológica 8-10, 16-19

 
No se trataría tanto de provocar un nuevo salto pendular de las ciencias biomédicas desde lo cuantitativo a lo cualitativo sino, por el contrario, entender que la complejidad de los fenó menos en salud
precisan de ambas metodologías, "pluralismo metodoló gico que, sin duda, puede enriquecer las ciencias médicas y mejorar los niveles de salud de la població n que, a fin de cuentas, es de lo que se
trata".9
Una perspectiva crítica enfermera
No es de recibo el axioma positivista por el que los fenó menos se pueden reducir a sus partes constituyentes. Es decir, que el todo es igual a la suma de las partes, cuando la misma naturaleza humana
nos demuestra diariamente todo lo contrario. Para Jan Christiann Smuts, filó sofo y político sudafricano pionero del holismo, "cuerpo, mente, espíritu, historia personal, valores, emociones, cultura,
aspiraciones, postura ante la vida, temperamento, forma de relacionarse, sociedad...", todo influye en la salud y la enfermedad. 21
Pero, si profundizamos en los métodos utilizados en investigació n cualitativa, podremos comprobar que demasiado a menudo se recurre a técnicas de aná lisis cuantitativas. La estadística juega su papel
en forma de categorizaciones y codificaciones y ni siquiera los paquetes informá ticos de tratamiento de datos (Ethnograph, Aguad, Nudist o Atlas-Ti) está n ausentes en la realizació n actual de cualquier
monografía, como reconocen Amezcua y Gá lvez Toro.22
Como se ha dicho, en Ciencias de la Salud, la enfermería es la disciplina má s implicada en el desarrollo de estudios cualitativos, posiblemente ligado al hecho de experimentar a diario el sufrimiento
humano personalizado. Esto es consecuencia del concepto holístico del cuidado sobre el que se asienta la profesió n enfermera, concepto definido por primera vez en 1926 por Smuts ("Holismo y
evolució n") y divulgado en nuestro país por figuras como Marañ ó n o Laín Entralgo. "Hay que prestar atenció n no só lo a los datos y signos, sino a la vivencia de la enfermedad por parte del enfermo y
familia", mantenía éste.23
Los aú n escasos investigadores que, desde el campo médico, sostienen las bondades del enfoque cualitativo consideran que hoy en día existe un predominio apabullante del método cuantitativo. Para
demostrarlo, epidemió logos del Hospital Juan Canalejo de A Coruñ a objetivaron en su bú squeda en Medline, utilizando las palabras clave quantitative research vs qualitative research, el hallazgo de
11.236 y 1.249 artículos respectivamente, lo que genera un cociente de 8.99. Cuando añ adieron a la bú squeda la palabra nursing para centrar la pregunta en trabajos de enfermería, objetivaron que el
cociente de los artículos cuantitativos vs cualitativos (610 por 535) disminuía a 1.14, mostrando por tanto un importante peso de lo cualitativo en la investigació n enfermera.5 Puestos a jugar, si
realizamos una bú squeda en Google de las pá ginas en españ ol con la frase "investigació n cualitativa en enfermería", hallaremos 193.000 entradas, por 112.000 si la frase es "investigació n cuantitativa en
enfermería", con un cociente de 1,72, ahora favorable a la investigació n cualitativa. Pero, si ademá s, acotamos la bú squeda solamente a pá ginas editadas en Españ a, este cociente aumenta a 1,88 (99.600
por 52.800, respectivamente). Pero, ¿qué ocurre en el resto del mundo?, ¿qué nos ofrece el buscador má s universal si realizamos la bú squeda en inglés? Pues un realmente desolador cociente de 9,43
(4.520.000 resultados en 0,20 segundos para nursing qualitative research vs 479.000 en 0,30 segundos para nursing quantitative research) [consultas realizadas el 25 de agosto de 2010].
Como señ ala De la Cuesta Benjumea, "desde las ú ltimas décadas del siglo pasado los estudios cualitativos han proliferado en el á rea de la salud y en particular en Enfermería".24 En la revisió n que realiza
sobre lo publicado en este campo, la autora encuentra una gran variedad de métodos, siendo tres los má s utilizados: la Etnografía, deudora de la antropología cultural y de la observació n participante
que busca categorías y patrones culturales; la Teoría Fundamentada o Teoría Anclada,25 derivada del interaccionismo simbólico de Mead, que utiliza la entrevista y la observació n participante,
priorizando el punto de vista de los actores, para captar los cambios y sus efectos; y la Fenomenología en sus dos modelos: la eidética o descriptiva y la hermenéutica o interpretada, teniendo la primera
como objetivo describir el significado de una experiencia y la segunda el comprender una vivencia, por lo que la principal diferencia entre ambas está en que la hermenéutica, la má s utilizada en
enfermería, precisa de la presencia del investigador en el contexto en el que se produce el proceso interpretativo.
De modo que, como hemos visto, la investigació n enfermera ha seguido mayoritariamente el modelo de investigació n cualitativa debido, a nuestro entender, a la formació n científica y académica de los
investigadores y a la bú squeda de un nicho epistemológico propio en el á mbito de las Ciencias de la Salud y una identidad diferenciadora con respecto a la investigació n cuantitativa biomédica. En la
bú squeda de esa identidad diferenciadora, la ausencia de licenciatura propició una mirada antropoló gica de los cuidados. Sin embargo, el acercamiento holístico, la transculturalidad y las técnicas
cualitativas, aú n siendo aportaciones de indudable valor, no representan la ú nica manera enfermera de hacer investigació n.26 Ya lo señ aló Virginia Henderson al observar có mo la investigació n
enfermera estaba excesivamente polarizada hacia aspectos socioló gicos del cuidado, a lo que oponía la necesidad de centrarse en la investigació n clínica de la que la medicina y otras disciplinas habían
obtenido sus mayores éxitos y conocimientos.
Ademá s, la universalizació n de prá cticas enfermeras basadas en la evidencia es urgente y necesaria por cuanto se sabe que: (a) El 20-25% de los cuidados que se aplican son innecesarios o
potencialmente dañ inos.27 (b) Un 30-40% de los pacientes no reciben cuidados acordes con la evidencia científica.28 Como ejemplos prá cticos de ello podemos señ alar, entre otros:
-El lavado de manos, con respecto al que Simmons observó una sensació n de cumplimiento del 90% frente a una frecuencia real <30%. Aunque Voss y Widmer calcularon que, si una enfermera de UCI
siguiera estrictamente las recomendaciones, cerca del 20% de su jornada laboral la pasaría lavá ndose las manos.
-La heparinizació n de los catéteres periféricos, generalizada en numerosos hospitales con riesgo y coste añ adidos, sin que se haya podido demostrar ventaja significativa sobre el lavado con suero
salino.29
-La introducció n generalizada de conectores intravenosos sin aguja (vá lvulas de seguridad) en un gran hospital que, sin una "educació n adecuada que refuerce el seguimiento de las instrucciones dadas
por el fabricante, ha estado asociada a brotes de bacteriemias", 30 probablemente debido a que el 31% del personal de enfermería nos olvidamos de desinfectar la conexió n antes de acceder al catéter31 y
só lo un 33% desinfectamos el acceso y aguardamos el tiempo suficiente para que se evapore antes de usarlo.
En el marco actual, con el Grado en Enfermería y la presentació n de Tesis Doctorales realizadas por enfermeras que suponen un reto y un impulso a la investigació n en cuidados, se dan las condiciones
idó neas para que la industria sanitaria adquiera un compromiso firme con la investigació n enfermera, como la industria farmacéutica lo adquirió tiempo atrá s con la investigació n biomédica. No
podemos introducir en los hospitales y en el cuidado del paciente productos o tecnologías avalados solamente por pequeñ os estudios observacionales o de laboratorio. La seguridad y coste/efectividad
de los productos sanitarios deben evaluarse mediante ensayos clínicos, en consonancia con una profesió n que aplica intervenciones basadas en la evidencia científica.
Como muestran recientes experiencias,32 se trata de un maridaje perfecto puesto que la enfermería necesita del apoyo financiero de la industria para el desarrollo de sus investigaciones y la industria
precisa de la enfermería estudios científicos rigurosos que avalen con criterios de idoneidad, seguridad y coste/efectividad la inversió n en nuevas tecnologías y productos sanitarios.
Una investigació n no puede ni debe realizarse con metodología cualitativa por ser enfermera o con cuantitativa por ser biomédica, sino que la metodología de elecció n debe ser deudora del objeto de la
investigació n: cuantitativa si se quiere medir el impacto de determinada técnica o producto en la supervivencia libre de eventos adversos; cualitativa si se busca conocer el impacto sobre la calidad de
vida percibida por el paciente sometido a dicha técnica/producto. En palabras de Mendoza Palacios, "en una investigació n no es conveniente hablar de Paradigma Cualitativo, Metodología Cualitativa o
Investigació n Cualitativa", como si hablá ramos de ideologías antagó nicas, "puesto que lo cualitativo o cuantitativo son enfoques de la investigació n científica, y ambos pueden ser usados en una misma
investigació n, interaccionando sus metodologías".8 En definitiva, tan incongruente y empobrecedor resulta que la investigació n biomédica desprecie las técnicas cualitativas, como que la enfermería de
la espalda a la investigació n experimental.
Reflexión final: axiomas cuestionables generan métodos complementarios
En realidad, como mantienen los epidemió logos, todo es cuantificable, incluso en investigació n cualitativa. Algo tan subjetivo y sujeto a la cultura como la experiencia que cada uno tiene del dolor es
medible y así se hace en la prá ctica clínica diaria, utilizando la escala analógica del dolor a la hora de administrar analgesia. No obstante, si en realidad lo que deberíamos saber es en qué modo el dolor
de un mismo grado en la escala analó gica afecta a dos pacientes distintos, hasta qué punto quiebra su salud física, psicoló gica y emocional, los discapacita, tendremos que recurrir de nuevo a una
perspectiva Emic, al síntoma expresado por el sujeto, al uso de técnicas cualitativas cuyos resultados tenderemos a cuantificar aunque no los podamos generalizar porque lo verdaderamente
extrapolable será el método, no su resultado. Esto es así porque "las cosas no son, significan", como afirman los seguidores del interaccionismo simbólico.33 Aunque, desde luego, no se trata de un axioma
extrapolable a todos los á mbitos (¿el hambre y la sed del tercer mundo son o significan o son aunque no signifiquen lo mismo para cada cual?), es cierto que existen situaciones, como la pérdida de un ser
querido, donde el rasero se sitú a en su significado má s allá del propio hecho.
Dando una ú ltima vuelta de tuerca cabría preguntarse có mo afrontar exclusivamente desde el paradigma biomédico el dolor del miembro fantasma. Habrá que admitir entonces que, también en
medicina, "es real lo que la persona define como real". 34 Pero esto mismo ya lo expresó siglos atrá s el filó sofo griego Epicteto al decir que los acontecimientos humanos afectan no por lo que son en sí,
sino por la valoració n que de ellos hacemos. Por tanto, habrá que reconocer cargados de razó n a aquellos críticos con el paradigma biomédico que denuncian que "la adscripció n teó rica del autor actú a
como una má scara que aflora cuando cuenta su versió n de los hechos",35 pero sin olvidar que esto es generalizable a cualquier paradigma, puesto que "el abordaje cualitativo de los problemas de salud
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SÁ NCHEZ FLORES, F. A.

no es só lo una opció n (...). Tal como es contemplado, es una forma de compromiso del investigador con la sociedad a cuyos intereses se supone que sirve, pero que el avance tecnoló gico no siempre
garantiza".36 Y es que, como se ha dicho, los seres humanos, investigadores o no, somos deudores de nuestra propia biografía.
Digá moslo así: los hechos son cuantificables, pero no así su significado. Pero ambos, hecho y significado, son caras de la misma moneda, dimensiones de la realidad a las que só lo podemos aproximarnos
desde la perspectiva adecuada: cuantitativamente a los hechos, cualitativamente a sus significados. Porque, parafraseando a Ortega y Gasset, la ú nica perspectiva erró nea es la perspectiva ú nica.

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