Problemática Lingüística en La Ciencia Política
Problemática Lingüística en La Ciencia Política
Problemática Lingüística en La Ciencia Política
Sin duda, cuando iniciamos cualquier estudio relacionado con los problemas
lingüísticos, una de las primeras preguntas que se suscita gira en torno a qué es
el lenguaje o qué es la lengua. Siglos de historia en el ámbito de estas
indagaciones dan cuenta de una búsqueda que aún en la actualidad sigue su
derrotero. Lenguaje, lengua, habla, enunciado, discurso, texto, son objetos de
conocimiento que, a lo largo de los años, se han ido delineando en el marco de
diferentes perspectivas teóricas y a la luz de distintas concepciones ideológicas y
filosóficas que han intentado dilucidar variadas cuestiones; muchas de ellas aún
hoy continúan siendo enigmáticas. Desde la mirada cotidiana de sujetos
hablantes de alguna lengua particular, vemos al lenguaje como un objeto
conocido, obvio, incluso simple; un instrumento esencial para el intercambio
comunicativo y social; algo que está ahí, a nuestro alcance desde que tenemos
uso de razón. Parafraseando a Noam Chomsky, tal vez sea otra manzana más
que cae del árbol porque sí, porque obviamente los objetos en este mundo no
levitan. En cambio, si nos posicionamos en la mirada de individuos que abordan el
estudio del fenómeno lingüístico desde algún aspecto determinado y con algún
grado de pretensión teórica, descubrimos una de las más grandes fascinaciones
históricas del hombre desde la antigüedad hasta nuestros días. Nos encontramos
con un objeto complejo susceptible de ser analizado desde diferentes
perspectivas, un objeto en el cual parece haber poco lugar para las obviedades.
Como tal, ha sido considerado por una gran variedad de ciencias, como la
Lingüística, la Psicología, la Antropología, la Biología, la Sociología, la Historia, la
Filosofía, entre otras. Cada una de ellas, y en correspondencia con los
paradigmas científicos, filosóficos e ideológicos del momento, han abordado al
lenguaje desde múltiples enfoques. A modo de ejemplo y en un sentido general, el
lenguaje ha sido considerado instrumento de comunicación por diversas
disciplinas desde una perspectiva funcionalista; expresión y causa de diferencias
sociales desde una óptica sociológica; una forma de comportamiento o conducta
en el ámbito de algunas corrientes de la Psicología y la Filosofía; instrumento y
expresión de poder para ciertas concepciones antropológicas; representación de
una cultura en una visión etnolingüística; estructura de conocimiento según la
concepción de la perspectiva cognitivista en Psicología y Lingüística. En cualquier
caso, el problema estriba en delimitar un objeto de estudio propio de la
Lingüística, en tanto ciencia que se propone investigar el lenguaje, con un método
1 Chomsky, N (2002b) Rosana Pascual La problemática del lenguaje 2
determinado y en el marco de una concepción teórica sobre los problemas
lingüísticos y sobre la ciencia misma, y, a partir de ello, definir su inserción en el
campo disciplinar y establecer relaciones con otras ciencias. Sin embargo, esto
que a simple vista puede parecer sencillo, no lo es en absoluto. Sin ir muy lejos en
el tiempo, a lo largo del siglo pasado la Lingüística ha presentado diferentes
concepciones de objeto de conocimiento, a partir del hecho de delimitar distintos
problemas que responden a enfoques teóricos variados, y por ende, se ha
ubicado en líneas científicas disímiles. No podía ser de otro modo si
consideramos que con el lenguaje los seres humanos actuamos, modelamos la
realidad, plasmamos la diversidad cultural y social, creamos mundos posibles,
desarrollamos la comunicación interpersonal, adem
16.1. El instrumento Lingüístico
Todo lenguaje está constituido por palabras y significados, pero nos da como
resultado que una sola palabra puede corresponder a muchos significados, esta
polivalencia trae consigo ventajas y desventajas para poder tener una
comunicación lingüística del hombre, todo por falta de orden en asignar un
significado a las palabras que pueda ser universal. Como solución se da que debe
organizarse la lengua según al tipo de significado que corresponda
Nadie lee una poesía con los mismos criterios con que leería o juzgaría un texto
filosófico. Y creo que todos están dispuestos a coincidir en que sería absurdo
someter un texto poético a un análisis lógico. ¿Por qué? En general no nos
planteamos esta cuestión de una manera explícita; medimos el lenguaje estético
con sus patrones de medida particulares porque así debe hacerse. Pero la razón
es muy simple: el lenguaje poético es típicamente un discurso que habla al
corazón, a los sentimientos, lo que equivale a decir que es un lenguaje emotivo.
La lógica de una poesía es, por decirlo así, una lógica estética, lírica, retórica,
sustentada en inflexiones fonéticas: ritmo, aliteraciones, asonancias, metáforas,
etc. En suma, la poesía es pathos, no logos. El lenguaje lógico se encuentra en el
extremo contrario; buscamos un sujeto, un verbo, un predicado, exigimos que
cada proposición sea inequívoca y que todas las proposiciones que constituyen
una demostración sean lógicamente congruentes entre sí. Las palabras cuanto
más asumen un significado lógico preciso, más se despojan de su impreciso
contenido emocional. Para reconocer sin equivocarnos esta diferencia entre el
significado emotivo y el significado lógico de las palabras, basta aplicar una
pequeña regla elemental: cuando sentimos “calor”, cuando un discurso despierta
en nosotros reflejos viscerales, cuando nos hace “sentir”, es que se está utilizando
el lenguaje en sentido emotivo.
El lenguaje que aprendemos desde que nacemos ya sea oral o escrita maneja un
sistema de códigos originarios del lugar donde nacemos y este nos permite
relacionarnos con aquellos que nos rodean. El lenguaje tiene gran relevancia para
nuestro desarrollo social e individual.
De forma individual ya que al aprender a codificar o manejar el sistema de
lenguaje que nos rodea no solo podemos transmitir nuestros pensamientos, sino
también aprender todo lo que tiene que ver nuestro entorno.
Lenguas especiales.