1 Cogeneración 2016
1 Cogeneración 2016
1 Cogeneración 2016
mahumadaramos@gmail.com
ahumada.dgz.m@gmail.com
Resumen
Abstract
The object of this study has its reason in the deep need for modernization of the Mexican Sugar
Sector. This is only possible through diversification, if we create viable schemes in the secondary
processes of the sugar production as electric cogeneration, the ethanol and alcohol production, and
finally, with the potential of the commercial uses and sales of subproducts such as the molasses and the
bagasse. To this end, we statistically analyzed these opportunities both nationally and specifically in
factories using standardized data. Furthermore, we analyze the government's position on these issues and
propose some needs for implementation.
As a result, we found that the cogeneration process requires a high initial investment, but can
represent a good part of the income in each factory, where the implementation of combined cycle plants
using natural gas and biomass is the best choice. Meanwhile, production of ethanol and alcohol requires
regulatory policies, subsidies and a trading scheme to achieve a competitive production. On the other
hand, we find that both the final molasses and bagasse, expect appreciation scenarios, completing the
range of diversification opportunities for the Mexican Sugar Industry. In conclusion, what we see is the
next question: ¿How to maximize the resources of sugar production and with this, generate more value?
Certainly a response that must be solved from now, to prepare the sugar factories in some future that
every day is so much closer.
1. Introducción
La industria azucarera en México representa en promedio, el 11.6% del valor del sector primario
y el 2.5 del PIB manufacturero; generando más de 450 mil empleos directos y beneficios directos a más
de 2.2 millones de personas. El valor generado en la producción de azúcar es por más de 3 mil millones
de dólares anuales, de los cuales 57% se distribuye en alrededor de 164 mil productores de caña. La
producción de caña se realiza en más de 700,00 mil hectáreas, que abastecen a 54 ingenios de 15 estados
cañeros. Es una actividad de alto impacto en 227 municipios, donde habitan 12 millones personas.
México ya se encuentra en un piso de producción de 6,000,000.00 de toneladas de azúcar por
ciclo lo que sin duda mantendrá un impacto constante en el precio final observado en sus diferentes
mercados, por lo que se generan preguntas referentes a la cantidad real de azúcar que requiere producir
el sector para cubrir las necesidades de sus clientes sobre todo cuando el consumo “aparente” nacional
de azúcar es de 4.78 millones de toneladas anuales en promedio, con un consumo per cápita de 47.9
kg/año, lo cual sitúa a México en el sexto lugar a nivel mundial.
Al respecto, si bien con una mayor producción de azúcar, los precios finales serán más bajos que
altos, y que esta situación, combinada con los impuestos asociados a la importación de fructosa (HFCS),
genera que nuestra azúcar vuelva a ser más atractiva para los clientes finales, la realidad es que mientras
nuestros costos de producción permanezcan altos, los precios de venta serán susceptibles de elevarse,
conteniendo su consumo industrial principalmente.
Por otro lado, aunque en nuestro país, el número de unidades industriales en operación se ha ido
reduciendo y donde se observa un riesgo de que el número de ingenios decrezca aún más, los grupos
azucareros más grandes, así como los ingenios de mayor capacidad, han ido incrementando su área de
abastecimiento, significando esto, que cada vez habrá más caña para moler. Ejemplo de esto es que tan
solo para la próxima zafra se espera la introducción de al menos 45,000 hectáreas más en el país, lo que
tendrá un efecto en la producción final de azúcar, aspecto que se relaciona directamente con la premisa
anterior, que refiere ¿cuánta azúcar efectivamente debemos producir para generar un equilibrio entre la
oferta y la demanda que mantenga los precios en niveles óptimos de utilidad?
Así, tenemos que la producción de azúcar observa una tendencia a elevarse entre 200,000 y
500,000 toneladas en los próximos años, a partir de una mayor disponibilidad de caña cosechada en la
introducción de nuevas superficies, por lo que el país se encuentra en la disyuntiva de diversificarse en
la cogeneración con el aprovechamiento del bagazo producido y las proyecciones de precios bajos del
gas natural en América del Norte, así como destinar parte de la sacarosa recuperada en los ingenios para
producir etanol, siempre y cuando se observe la certidumbre comercial necesaria para producirlo a costos
competitivos respecto a los principales productores que al mismo tiempo son países muy cercanos.
Finalmente, encontramos los subproductos, que requieren de la voluntad industrial para su
comercialización en otros proyectos como la producción de celulosa, el alimento para ganado, la
producción de concreto hidráulico, tan solo por citar algunos de los usos investigados más interesantes,
para la optimización de los recursos asociados y generados en la producción de azúcar en México.
2. Materiales y Métodos
Para efecto del presente estudio se ha realizado una clase de compendio de información sobre tres ideas
de diversificación para los ingenios azucareros mexicanos: la cogeneración en ciclos combinados, la
producción de etanol y la comercialización focalizada de los subproductos Miel Final y Bagazo, donde
señalamos principalmente la situación en la que se encuentran, su marco regulatorio, comparaciones
internacionales y finalmente, las necesidades que observamos se deben cubrir para poder pensar en
concretarlas.
Los ingenios azucareros son particularmente interesantes para la cogeneración, puesto que el
bagazo de caña está disponible prácticamente sin costo como materia de base para suministrar
combustible a los generadores del vapor. Sin embargo, hasta la fecha, la mayoría de los ingenios
mexicanos se habían limitado a la generación de la energía eléctrica y térmica solamente para resolver
su propia demanda, debido a lo cual, su potencial existente de energía no había sido agotado. Al respecto,
desde 2007 cuando existían 22 ingenios registrados como permisionarios de cogeneración, con una
capacidad autorizada de 183 MW y una producción anual de 312 GWh/año y otros 26 ingenios como
permisionarios de autoabastecimiento, con una capacidad autorizada de 257 MW y una producción anual
de 441 GWh/año -con un total de capacidad autorizada de 440 MW y una producción anual de 753
GWh/año- solamente cinco de los 57 ingenios, han incrementado su capacidad en forma sustancial y
otros once aumentaron marginalmente su capacidad de cogeneración a la fecha. De acuerdo con los
permisos otorgados por la Comisión Reguladora de Energía (CRE) al 1 de octubre de 2012, existía una
capacidad total autorizada bajo la modalidad de cogeneración de 3,573.95 MW concentrados
principalmente en la industria del petróleo y la petroquímica y donde, el sector azucarero solo
representaba un 2% de la capacidad instalada total para cogenerar. En 2013 la Cámara Nacional de la
Industria Azucarera y Alcoholera (CNIAA) informó que México actualmente cuenta con 54 ingenios
azucareros, de los cuales seis (Constancia, San Nicolás, Tres Valles y La Gloria en Veracruz; Huixtla en
Chiapas y Tala en Jalisco) operan bajo el esquema de cogeneración, sumándose el ingenio Santa Rosalía,
en Tabasco durante el año pasado.
Nuestro país ya cuenta con el marco regulatorio correspondiente para detonar el negocio de la
cogeneración, que comenzó cuando el 23 de diciembre de 1992 se publicó en el Diario Oficial de la
Federación (DOF) el decreto que reforma, adiciona y deroga varias disposiciones a la Ley del Servicio
Público de Energía Eléctrica (LSPEE). La LSPEE permitió la participación de particulares en la
generación de electricidad no considerada como servicio público, previo permiso otorgado por la CRE,
bajo alguna de las siguientes modalidades: productor independiente, autoabastecimiento, exportación e
importación de energía eléctrica, de pequeña producción y cogeneración. Posteriormente, el 31 de marzo
de 1993 se publicó en el DOF el Reglamento de la Ley del Servicio Público de Energía Eléctrica
(RLSPEE). El 28 de octubre de 2008, se publicó en el DOF la Ley para el Aprovechamiento de Energías
Renovables y el Financiamiento de la Transición Energética (LAERFTE), donde se le confirieron a la
Comisión Reguladora de Energía (CRE) atribuciones para regular la generación de electricidad a partir
de fuentes de energía renovable, así como de sistemas de cogeneración. En el reglamento de esta Ley
(RLAERFTE), en el Artículo 19 Fracción II, se establece que el Programa Especial para el
Aprovechamiento de Energías Renovables incluirá de manera específica "Metas para proyectos de
Cogeneración Eficiente como parte de la expansión de la capacidad de generación del Sistema Eléctrico
Nacional". Como podemos observar, el marco regulatorio cuenta con diversos instrumentos mediante
los cuales se puede solicitar la interconexión al Sistema Eléctrico Nacional (SEN). Esto funciona como
un mecanismo facilitador para la participación de particulares en la generación de electricidad, incluida
la cogeneración. A través de estos instrumentos, los permisionarios cuentan con una mayor flexibilidad
en sus operaciones de generación o importación de energía eléctrica, así como con la factibilidad de
interconectarse con la red del servicio público, y la certeza de contar con energía eléctrica de respaldo y
la posibilidad de entregar sus excedentes al sistema. Finalmente, el 8 y 28 de abril de 2010, la CRE
publicó en el DOF los modelos de contrato de Interconexión para Fuente de Energía Renovable o Sistema
de Cogeneración en Pequeña y Mediana Escala, así como el Contrato de Interconexión para Centrales
de Generación de Energía Eléctrica con Energía Renovable o Cogeneración Eficiente. Posteriormente,
el 21 de agosto de 2012, se publicó en el DOF el Modelo de Contrato de Interconexión para Fuente
Colectiva de Energía Renovable o Sistema Colectivo de Cogeneración Eficiente en Pequeña Escala.
Estos contratos de interconexión hicieron extensivos los beneficios del esquema de "medición neta" y
del "banco de energía" a los proyectos de cogeneración y de cogeneración eficiente, respectivamente.
Vale la pena mencionar, que la Comisión Nacional para el Uso de Energías Renovables
(CONUEE), para estimar los beneficios derivados del desarrollo de la cogeneración, plantea cuatro
escenarios, como se indica:
Como lo mencionamos en nuestro trabajo anterior: “Gas Natural: una alternativa energética
sustentable en ingenios azucareros mexicanos” presentado en la penúltima Convención de la Asociación
de Técnicos Azucareros de México, ATAM 2014, la cogeneración se define como la producción
secuencial de energía eléctrica y/o mecánica y de energía térmica aprovechable para los procesos
industriales y comerciales a partir de una misma fuente de energía primaria (combustible).
El combustible preferente para la cogeneración es el gas natural, aunque también es posible con
biomasa (bagazo), biogás, coque de petróleo, carbón y gases residuales, entre otros. Al respecto, el gas
natural se ha constituido en el combustible más económico para la generación de electricidad, ofrece las
mejores oportunidades en términos de economía, aumento de rendimiento y reducción del impacto
ambiental. Estas ventajas pueden conseguirse tanto en las grandes centrales termoeléctricas, así como en
las pequeñas. Ahora bien, para el uso del gas natural en la cogeneración de energía eléctrica de manera
eficiente debemos considerar una planta de ciclo combinado que se basa en la producción de energía a
través de ciclos diferentes, una turbina de gas y otra turbina de vapor. El calor no utilizado por uno de
los ciclos se emplea como fuente de calor del otro. De esta forma los gases calientes de escape del ciclo
de turbinas de gas entregan la energía necesaria para el funcionamiento del ciclo de vapor acoplado. Esta
configuración permite un muy eficiente empleo del gas natural.
La energía obtenida en estas instalaciones puede ser utilizada, además de la generación eléctrica,
para calefacción a distancia y para la obtención de vapor de proceso. Las plantas de ciclo combinado,
que utilizan gas natural –y/o gas natural con una mezcla de bagazo- para generar electricidad, presentan
varias ventajas comparadas con otras tecnologías.
En primer lugar, sus niveles de contaminación son más bajos que otros combustibles fósiles. En
segundo lugar, presentan una alta eficiencia térmica. Por otro lado, su construcción modular es práctica.
Finalmente, los requerimientos de inversión son menores. Tomando esto en cuenta y dado que se anticipa
un escenario de precios bajos y alta disponibilidad de gas natural, será más atractiva la inversión en
tecnologías de generación a base de este combustible, tal como las centrales de ciclo combinado. En
cuanto a los costos; en una planta de ciclo combinado, la inversión necesaria para instalar un módulo es
del orden de 50% en relación a la inversión en una planta con carbón importado; el tiempo de
construcción es, aproximadamente, 30 % menor. La repercusión, en términos de costos de capital, sobre
el precio final del kWh producido en una planta de ciclo combinado es la tercera parte que en el caso de
utilizar carbón de importación. También resulta significativa la menor cantidad de agua que se utiliza en
el proceso, ya que la turbina de gas no precisa de refrigeración alguna y únicamente se requiere agua
para el ciclo de vapor, lo que supone que una central de ciclo combinado con gas natural necesita tan
sólo un tercio del agua que se precisa en un ciclo simple de fuel o de carbón.
2.5 Entonces, ¿Qué nos falta para poder cogenerar a gran escala?
Partamos del hecho que, en 20 años, los estudios que avalan la viabilidad de cogenerar a partir
de bagazo, sobran en el país. Es decir, proyectos vienen y van, mientras que sólo algunos ingenios han
concretado sus plantes al 100%, por lo tanto, lo que principalmente identificamos que nos falta
certidumbre comercial. Al ser proyectos que tienen una base de inversión promedio de 37 millones de
USD, su implementación requiere de compromisos por parte de los actores gubernamentales para
garantizar que existirá la infraestructura necesaria para comercializar los excedentes, generando con ello
el retorno de inversión una vez que se empiece a cogenerar. En este sentido existen algunos proyectos
que ya se encuentran limitados por no existir la capacidad de distribución desde el punto de cogeneración
hasta el cliente final, elevando el tiempo que lleva hacer realidad este tipo de proyectos económicos.
En línea con lo anterior, podemos decir entonces, que falta voluntad política para destinar los
recursos necesarios para el desarrollo de la infraestructura vital para el éxito de estos proyectos a gran
escala, alargando con ello el pasar de un interés por parte de las unidades industriales a proyectos ya
realizados y probados con éxito. Finalmente, si bien la Reforma Energética es un paso importante para
la mayoría de la industria, el efecto de cascada de inversiones en los diferentes subsectores energéticos,
tardará en observarse en la cogeneración de los ingenios azucareros, debido a los altos costos de
producción, los bajos y/o estables precios del azúcar, así como la baja en los precios del petróleo que
ponen en jaque el gasto público destinado a la infraestructura necesaria antes mencionada.
2.6 Etanol
Dentro del marco legal con el que contamos actualmente para el impulso de la producción de Alcohol
Anhidro y Etanol, encontramos:
La Ley de Promoción y Desarrollo de los El Programa de Introducción de
Bioenergético y su Reglamento. Bioenergéticos de SENER.
La Estrategia Intersecretarial de los La Reforma Energética del 2014.
Bioenergéticos.
Sin embargo, hay que hacer notar que nos falta la voluntad política para definir y poner en
marcha acciones concretas que promuevan la producción y uso de los bioenergéticos (bioetanol y
biodiesel), así como acciones en materia económica, fiscal y legal. Al respecto, si revisamos el caso de
Estados Unidos, encontramos que se vienen aplicando una serie de políticas cuyo objetivo es fomentar
el uso de la bioenergía, como la Ley de Independencia y Seguridad Energética de 2007 que estipuló en
principio, que, en 2008, 9 mil millones de galones del total de combustibles debería de ser de origen
renovable y a partir de ahí incrementarse hasta 36 mil galones en 2022 o entre otras, la Ley de Política
Energética, que instauró la bonificación fiscal de impuestos sobre las ventas de etanol, estipulando una
exención de 51 centavos por galón, mismo que fue dirigido a mezcladores y minoristas, donde el
biodiesel se incluyó en 2005. Además de esto, la industria nacional se encuentra protegida con impuestos
especiales a la importación, defendiendo el mercado doméstico de las exportaciones de otros países.
Mientras, en la experiencia de Brasil, sabemos que, en 1975, tras la primera crisis del petróleo, el
gobierno brasileño, puso en marcha el programa nacional sobre etanol (ProAlcool) con lo que en 1979
se introdujeron una serie de incentivos fiscales y financieros para introducir los vehículos alimentados
exclusivamente con etanol, hasta que en 1993 se estableció como requisito obligatorio la mezcla de 22%
de etanol anhidro a toda la gasolina, finalmente en 2002 se liberaron los precios de esta industria y han
llegado a sustituir el 25% el consumo de gasolinas por etanol a partir del Plan Agroenergético 2006-2011
que impulso aún más la producción con una mayor cosecha de caña de azúcar.
Según la Comisión Nacional para el Desarrollo Sustentable de la Caña de Azúcar, el costo total
de lo requerido para reorientar una parte de la Agroindustria Azucarera hacia la producción de
Bioenergía, sería de 802.9 millones de USD, donde en una estimación de tiempo, muestra un retorno,
sin financieros, costos pre-operativos y capital de trabajo, de 7.61 años. Como ya lo mencionamos
anteriormente, la viabilidad depende en su caso del cliente único Pemex y una vez más, la petrolera
estatal se encuentra abierta a comprar etanol producido en México.
En contraparte, añ día de hoy, México es importador de oxigenantes (MTBE) gastando alrededor
de 2,600 millones de pesos al año en las importaciones de oxigenantes, por lo que, con la incorporación
de etanol en las gasolinas se podrían reducir las compras y el uso de MTBE como oxigenante principal.
1) El precio de la materia prima para el proyecto: ésta debe ser entre 30 y 35 dólares por tonelada,
a los precios actuales de las gasolinas y los oxigenantes.
2) El precio del barril de petróleo debe estar por arriba de 50 dólares para que sea costeable la
incorporación en las gasolinas. El precio promedio de la mezcla mexicana de exportación
actualmente está por abajo de los 40 dólares el barril.
3) Si tomamos el precio promedio de referencia del etanol de la Costa del Golfo de México de 2.26
dólares por galón, nos daría un precio de indiferencia de 8.06 pesos por litro puesto en México.
Después del azúcar y por encima del etanol y la cogeneración, los subproductos de Miel Final y
Bagazo son los más estudiados por los tecnólogos, científicos y emprendedores a nivel mundial. Usos
diferentes en el caso del a miel final, apuntan a desarrollar la cadena de valor de este subproducto en la
obtención de ácido acético y/o vitamina C, además de estudiarse actualmente la viabilidad de ser usado
como insumo en la fabricación de alimentos para ganado procesados.
Por su parte, si bien el bagazo es mayormente apreciado por su capacidad calorífica al quemarse
como combustible, los usos alternos más industriales lo refieren como insumo en la producción de
concreto hidráulico, así como en la fabricación de bioplásticos que tendrán forma en diferentes
biomateriales. Así mismo en varios países donde el uso del gas natural en ciclos combinados presenta
un avance importante, la industria papelera es un cliente frecuente quien usa el bagazo en la producción
de celulosa.
Al respecto, actualmente los ingenios solamente utilizan la miel final como insumo en la
producción de alcohol o para su venta al sector ganadero. Mientras, en el caso del bagazo, el uso dado a
este se limita al de biomasa comercializada entre los mismos ingenios.
Lo que planteamos es que la visión industrial debe orientarse a procesos en los que estos
subproductos formen parte en la generación de más valor, al menos por encima de su valor comercial en
sí, lo que ocasionará a lo largo del tiempo que la cadena de valor de la agroindustria de la caña de azúcar
sea más larga, lo que generará mayores fuentes de ingreso para todos los actores de la misma.
Para posibilitar esto, se requiere que los industriales, dueños de los ingenios, les abran la puerta
a proyectos de investigación y desarrollo de futuros clientes, como la industria papelera mexicana que
requiere sustituir la importación de celulosa a partir de la fabricación interna a precios competitivos,
abaratando con ello, el coste asociado a la logística de transporte internacional. Así mismo, dentro de las
instalaciones del ingenio, debe procurarse la evaluación de proyectos de inversión que permitan agotar
al máximo el excedente de mieles, una vez que haya sido descontado aquellas partes del producto que se
destinen a la producción de etanol en cada caso.
Vale la pena, revisar la cadena de valor del commoditie más competitivo respecto a la caña de
azúcar, el maíz, donde se observa que su cadena de valor es al menos seis veces más amplia sobre todo
en el principal productor y nuestro vecino Estados Unidos, partiendo de ahí, observaremos que es
totalmente viable pensar en la utilización industrial de estos subproductos vendiéndolos a precios
competitivos.
3. Resultados
Dentro de la idea de diversificar a través de la cogeneración, encontramos que es la vía más atractiva
tanto para industriales como para productores de caña, sin embargo, los costos asociados a la
implementación de estos proyectos, los altos costos de producción y problemas estructurales del sector
azucarero nacional han limitado el número de ingenios que han concretado su negocio de cogeneración.
Por su parte, la producción de etanol, si bien ha sido anunciada al paso de los últimos 16 años, se ha visto
limitada por diversos factores como el alto costo de producción, la falta de subsidios e incentivos fiscales
para su producción respecto a los principales países productores e igualmente, los altos costos de
emprendimiento para este tipo de proyectos, entre muchos otros factores, mantiene su desarrollo en una
interrogante, aunque la reciente licitación de Pemex, vuelve a priorizar distintos proyectos productivos.
Finalmente, en el caso de los subproductos, hemos encontrado que no existe la voluntad industrial para
generar canales de venta robustos que permitan llevar estos insumos hacia procesos industriales de mayor
valor que su venta orientada a obtener la mayor utilidad posible en los diferentes momentos del ciclo
azucarero donde lo único que se obtiene es una liquidez al momento de su venta.
4. Discusión
A nuestro parecer, los industriales deben formar un frente común el cual les permita negociar ante las
instituciones gubernamentales correspondientes, subsidios, incentivos y coparticipaciones en estas ideas
de diversificación, que para el caso y aunque no se contemplan las variaciones en tiempo de los costos
energéticos, indudablemente representan para México una oportunidad de empleo, inversión y
promoción a otro tipo de alternativas para la agroindustria de la caña de azúcar. Así mismo, es de
mencionar que tanto los países vecinos como algunos más lejanos, nos llevan varios pasos adelante en
el desarrollo de estas ideas, observando por supuesto, beneficios económicos y sociales posteriores a su
implementación. Esto nos lleva a reconocer que actualmente, el sector se encuentra en un estado en el
cual no se aprovecha todo su potencial productivo, además se debe tomar en cuenta el hecho de que el
sector sigue creciendo tanto en disponibilidad de caña y producción de azúcar, lo que distorsionará la
economía asociada a cada una de las etapas de la producción, donde los únicos beneficiados son los
clientes finales al observar precios bajos de comercialización. Por supuesto, la producción controlada de
azúcar, permitirá no solo contribuir a mejores fluctuaciones de costo-beneficio sino a producir mayor
utilidad de diferentes fuentes, aumentando la eficiencia productiva y generando un mayor número de
empleos relacionados al desarrollo de una o varias de las ideas mencionadas.
5. Conclusiones
La conclusión es que la diversificación del sector azucarero mexicano es impostergable. El hecho de que
tenemos un nuevo piso de producción de azúcar por arriba de las 6,000,000.00 de toneladas, nos indica
que se deben tomar cartas en el asunto antes de que una sobreoferta sostenida, lleve los costos de
producción a niveles inoperables. En la realidad, ni la cogeneración ni la producción de etanol, ni la
comercialización de subproductos como insumos en procesos diferentes al azucarero son ideas nuevas,
sino por el contrario, son ideas desarrolladas y probadas en diferentes países cercanos al nuestro, donde
podemos hallar una mayoría de casos de éxito financiero, social y productivo.
6. Referencias
-BecerraLuisA. (2009). La industria del etanol en México (economíaUNAM ed.) Universidad Nacional
Autónoma de México, Distrito Federal, México, pp, 82-98.
-KerrT. (2009) Cogeneration and District heating. Sustainable energy technologies for today and
tomorrow (International Enegry Agency ed.) OECD/IEA.