La Impecabilidad de Jesus

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Instituto Bíblico Distancia

PETER PETERSON
El Concilio Nacional de las Asambleas de Dios A. R.

Trabajo Correspondiente a:
Materia: Teología Sistemática III

Unidades: 1
Tarea: Investigación acerca de La
impecabilidad de Jesús
Alumno(a): Jafet Neftalí Colli Puch

Mérida, Yucatán; 21 de septiembre del 2021


INTRODUCCIÓN

Sabemos, que ante el problema del pecado que separa al hombre de Dios es necesario
que se haga un pago por tal afrenta, tal pago debe cumplir con los requerimientos que
Dios mismo demanda y para realizar tal pago y apaciguar su ira. Solo en la persona del
Hijo de Dios se cumple esa demanda

Es Jesús y nadie más quien podría dar un pago justo, llevando a cabo la obra
redentora. Sin haber conocido pecado, lo cual era inapelable para llevar a cabo tal
obra, se hiso pecado para poder con ello completar a cabalidad tal obra y realizarla una
vez y por siempre.

Es Jesús el sumo sacerdote (hebreos 7:26) por lo cual realiza esta obra con los
requerimientos propios de esta labor, y además como el cordero que quitaría el pecado
del mundo siendo Él mismo el sacrificio (Juan 1:26). Por lo cual se requiere una pureza
en ambas cuestiones, una impecabilidad en Jesucristo, quien es el que realizo esta
labor glorificando su nombre a través de ello.

Una vez muerto y resucitado el discípulo Tomas cuando le ve hace la exclamación


¡Señor mío y Dios mío! (Jn 20:28) y la palabra que se utiliza en este texto para Dios es
Theos, palabra usada para la esencia absoluta de quien era Jesucristo, lo cual nos da
luz en el hecho que los primeros discípulos comprendieron la naturaleza divina santa
de quien había muerto y resucitado.

Impecabilidad de Jesús

Son las Escrituras las que nos enseñan de manera unánime la absoluta impecabilidad
de Cristo, en todas las circunstancias. E incluso pudo desafiar a sus enemigos
diciéndoles: ¿Quién de vosotros me redarguye de pecado? (Jn. 8:46). Jesús como
hombre tenían plena certeza de quien era y cuál era el propósito de su estancia en la
tierra, dándolo a notar en una naturaleza y comportamiento perfecto. (Oliver, 2000, pág.
74)

El primer aspecto para demostrar la impecabilidad de Cristo es su nacimiento. Si bien


es una teoría, tiene bastante aceptación el hecho de que es el ADN del hombre el que
transmite el pecado y no la mujer por lo cual al nacer de una virgen es concebido puro
y sin pecado para así poder pagar como cordero sin mancha por los nuestros. (Bernis,
2011, pág. 183)

Sin embargo, existe un aspecto que vale la pena tomar debido a la suma importancia
que tiene la Profecía de Isaías en la historia de Jesucristo, debido a su citación directo
con la venida del Mesías. Esto debido a la controversia que suscita precisamente la
virginidad de María, debido a que, al desacreditarla, buscan desacreditar el resto de la
obra redentora de Jesucristo.
El Rabino Jonathan Bernis menciona que, primeramente, la traducción del hebreo al
griego del Antiguo Testamento fue llevada a cabo por judíos 250 años atrás del
nacimiento de Jesús, por lo cual la palabra “virgen” de Isaías 7:14, que detractores de
Jesús pretenden desacreditar como una mala interpretación, queda descartada no tan
solo por el aspecto de la interpretación de si no porque existe evidencia del nacimiento
virginal de Jesús. (Bernis, 2011, pág. 184)

Esto lo vemos manifiesto en una confrontación directa con los fariseos en Juan 8 donde
los fariseos le atacan al recalcarle que ellos si son hijos de Dios, acusando con ello de
una ilegitimidad de Jesucristo ya que sabían que Jesús tenía un respaldo divino tal y
como lo expreso Nicodemo capítulos atrás por lo cual intentaban desacreditar su
nacimiento desacreditándole de esta manera, lo cual evidentemente no fructifico y se
consolido la verdad de un nacimiento virginal donde el pecado no formo parte de Jesús
desde este aspecto. (Bernis, 2011, págs. 187, 188).

Posterior al nacimiento y el breve episodio de Jesús en el templo con los maestros de


la ley (Lc. 2 41:51). Tenemos su bautismo, seguido de uno de los episodios más
misteriosos de la vida de Jesús, las tentaciones las cuales encontramos en (Mt. 4:1-11,
Mr. 1:12-13, Lc. 4:1-13). Si bien este aspecto es de controversia debido a que se
cuestiona el hecho permiso rio de su tentación, debido al propósito ya que, siendo Dios,
era imposible que pecara, pero como hombre, en algunos pensamientos teológicos
esto es imposible, por lo cual opinan que estos relatos carecen de veracidad. (Hoff,
1990, pág. 68)

Esto sin embargo esto es una falacia debido a que tal hecho serio aceptar que una
ficción formara parte del evangelio poniendo en tela de juicio su veracidad, lo cual no
es admitida. Reconociendo por lo tanto que este episodio fue realmente una lucha
contra el poder de satanás que logra vencer en ocasiones al hombre, mas no así con
Jesucristo, el cual salió victorioso. (Hoff, 1990, pág. 68)

Además, que la misma Escritura, en hebreos 4:15 nos señala claramente que tenemos
en Jesús alguien que se puede compadecer de nuestras flaquezas ya que, como
hombre, fue tentado en todo (refiriéndose a las tentaciones realizadas por satanás), sin
embargo y enfáticamente me gustaría señalar, sin pecado alguno que imputarle.

Oliver James menciona que en cuanto a la discusión si Jesús tenía la posibilidad de


pecar en el desarrollo de su vida, es inútil debido a que, si bien tenía el poder para
realizar cualquier acto en su vida, debido al tipo de hombre que es, en carácter y
moralidad esto es sin duda imposible. Además, que las Escrituras nos enseñan que
jamás se sintió tentación en el sentido de ser inducido siquiera a pecar. (Oliver, 2000,
pág. 79)

En el desarrollo de su ministerio Jesús llamo al arrepentimiento y a la justicia, esto


cuando lo hacia algún otro maestro siempre debía de ir acompañado de la conciencia
del propio, ya que al tener conciencia del propio podía entonces apelar al
arrepentimiento propio y de aquellos que le escuchaban. Jesús no realizo esto en
ninguna manera ya si bien tenía pleno conocimiento del pecado no cayó sobre su alma
mancha alguna. Por eso es que con autoridad confronta, a alguien que le redarguya de
pecado y nadie puede hacerlo. (Jn. 8:46). (Pearlman, 1992, págs. 104, 105)

El Getsemaní (Lc. 22: 39-46) es un evento tan crucial donde Jesús está en el preludio
de la obra más importante en la historia de la humanidad, y si bien su oración
expresada en ese momento nos muestra su naturaleza humana de manera tan
palpable, se sobrepone a ello conociendo de antemano el propósito por el cual se
había encarnado, sujetando cada pensamiento, sentimiento y acción a la voluntad
soberana ya establecida antes de la fundación del mundo (1 P 1:20), recalcando la
suprema valía del sacrificio realizado en la cruz.

Pasado esto llega Judas (Lc. 22: 47-53) acompañado de aquellos que aprendieron al
maestro, y a pesar del hecho violento que sucedió en este momento por parte de uno
de sus discípulos, Jesús siguió demostrando su carácter como cordero perfecto, al no
responder de manera violenta.

Durante todo el proceso de Juicio, que enfrento tanto en el aspecto religioso frente al
sanedrín o el civil ante Pilato y Herodes los cuales estuvieron plagados de
irregularidades, no fueron un pretexto para que Jesús repeliera y respondiera a las
ofensas que recibía, y mucho menos para dejar de lado el propósito por el cual estaba
siendo vituperado desistiendo de recibir cada una de las laceraciones que su cuerpo
soportó en el vía crucis, si no como bien lo señala Pedro, “no cometió pecado ni
engaño fue hallado en su boca” (1P 2:21-23). (Hoff, 1990, págs. 257-261)

Aun viviendo el proceso más doloroso y álgido físicamente hablando, de su misión


dentro de la tierra siguió manifestando esa naturaleza perfecta, a pesar de que en esos
momentos estaba cargando todo el pecado del hombre, no ay ni la más mínima seña
de que esto le afectase ni que se quejara, demostrando como lo hiso durante toda su
vida una impecabilidad que nos da una plena certeza en aquel que pago por nuestros
pecados.

Una vez resucitado, las dos naturalezas existen en Cristo, logró redimir de manera
plena el cuerpo de nuestra humillación a un cuerpo de gloria (Fil. 3:21). Las dos
naturalezas coexisten de manera armoniosa en El, sin embargo, ya no está sujeto a las
limitantes naturales, a las cuales estamos sujetos nosotros. (Oliver, 2000, pág. 89)

Los atributos divinos han sido una realidad desde la eternidad en el Hijo, entre ellos sin
duda su santidad, el cual sigue corroborando la impecabilidad de Jesús. Además, estos
ahora coexisten con los propios de la naturaleza de hombre de una forma inmortal,
cualesquiera que sean los propios de la humanidad en la resurrección, en Jesucristo
existen y además como menciona Lucas en Hechos, “Este mismo Jesús que ha sido
tomado de vosotros al cielo, así vendrá como lo habéis visto ir al cielo” (Hch. 1:11).
(Oliver, 2000, pág. 89
CONCLUSIÓN

La impecabilidad de Cristo lo que le da una solides a nuestra fe como cristianos, ya que


de igual forma cuando se expone con respecto a la resurrección, de que si no existe
pues en vano es nuestra fe (1 Cor. 15:14). Si Jesús hubiese llegado a tener pecado el
pago que se realizó por los nuestros es deficiente, lo cual no es cierto.

Por lo cual es imperativo para el conocimiento del cristiano no dejarse envolver por los
distintos tipos de teorías que existen con respecto a la vida de Jesús, en las cuales
dejan entre ver que su divinidad es cuestionable. Es una certeza la impecabilidad de
Cristo para todo aquel que profesa ser cristiano, eso no está en duda.

REFERENCIAS

Baldeón, E., Fricke, R., Giles, J., Hill, T., & Sánchez, G. (2010). Comentario Bíblico
Mundo Hispano 1 y 2 Corintios. El Paso, Texas: Mundo Hispano. Bernis, J. (2011). Un
Rabino Examina a Jesùs de Nazaret. Bloomington, Minnesota: Chosen Books. Hoff, P.
(1990). Se Hizo Hombre. Miami, Florida: Vida.

Kistemaker, S. J. (2004). Comentario al Nuevo Testamento 2 Corintios. Grand Rapids,


Michigan: Libros Desafío.

Oliver, J. (2000). Cristo, su Persona y su Obra. Miami, Fl: Unilit.

Pearlman, M. (1992). Teologia Bíblica y Sistemática. Miami, Florida: Vida.

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