Clase 2 DyS EyL 2015 3
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DISCURSO Y SOCIEDAD
Para empezar a problematizar algunas cuestiones vinculadas al análisis del discurso (AD), nos
preguntamos: ¿cómo podemos reconocer que un texto es una “clase”, un “artículo periodístico” o un
paper para presentar en un Congreso?
En otras palabras, ¿qué similitudes y diferencias aparecen en los diferentes discursos que nos permiten
establecer diferentes tipos o clases? ¿Cómo hacemos los usuarios para reconocer la diversidad
genérica? ¿En qué medida esa diversidad genérica es un paso importante para la intelección de un
determinado discurso? Precisamente, el propósito de esta clase será problematizar los conceptos
de género discursivo y de organización textual como tópicos insoslayables a la hora de pensar una
práctica social materializada en un discurso particular.
La reflexión sobre la noción de género discursivo es necesaria porque es la que nos ayudará a develar
cuáles son las circunstancias enunciativas en las que circula un discurso, como así también cómo se
materializa dicha circulación discursiva en productos textuales concretos. Cada vez que hablamos o
interpretamos un discurso, lo ubicamos dentro de una continuidad discursiva que nos permite
entenderlo; es decir que para asignar sentido a un discurso necesitamos tener presente una serie de
coordenadas espacio temporales que nos van a permitir dar cuenta de la relación ineludible que existe
entre práctica social y discurso.
Ahora bien, estos elementos teóricos tienen un componente heurístico muy importante ya que nos dan
índices muy importantes que nos permiten problematizar cómo un discurso se vincula con la historia y
la ideología de una coyuntura específica.
De esta manera, cuando realizamos un análisis discursivo precisamos ubicar, contextualizar y organizar
cómo está planteada la instancia enunciativa. Así analizaremos, por ejemplo, quiénes participan o son
interpelados en los diferentes intercambios comunicativos, cuáles son los fines que motorizan la
enunciación, cuáles son las intencionalidades de cada formación discursiva, cómo se organiza la
información, entre otras tantas variables.
Por consiguiente, la relevancia del género para abordar trabajos de análisis de discurso es central,
porque configura no sólo las finalidades u objetivos de la instancia enunciativa sino que además
visibiliza cómo la materializamos.
¿Qué es un género discursivo?
El lingüista ruso Mijaíl Bajtín (Bajtín: 1976 y 1985), anticipándose a los estudios que se darán recién a
partir de la década del 60, comenzó a considerar al lenguaje como actividad concreta que participa en
la vida, estableciendo que lo propio del lenguaje es la interacción social. En este sentido, observó que
la estrecha relación entre el lenguaje y la vida produce manifestaciones particulares del lenguaje que
son los géneros discursivos.
Bajtín define los géneros discursivos como formas de ordenar los discursos que nacen,
persisten y desaparecen de acuerdo a determinadas prácticas sociales:
Las diversas esferas de la actividad humana están todas relacionadas con el uso de la
lengua. Por eso, está claro que el carácter y las formas de su uso son tan multiformes como las
esferas de la actividad humana, lo cual, desde luego, en nada contradice a la unidad nacional
de la lengua. El uso de la lengua se lleva a cabo en forma de enunciados (orales y escritos)
concretos y singulares, que pertenecen a los participantes de una u otra esfera de la praxis
humana. Estos enunciados reflejan las condiciones específicas y el objeto de cada una de las
esferas, no sólo por su contenido (temático) y por su estilo verbal, o sea, por la selección de
los recursos léxicos, fraseológicos y gramaticales de la lengua, sino, ante todo, por su
composición o estructuración. Los tres momentos mencionados -el contenido temático, el estilo
y la composición- están vinculados indisolublemente en la totalidad del enunciado y se
determinan, de un modo semejante, por la especificidad de una esfera dada de comunicación.
Cada enunciado separado es, por supuesto, individual, pero cada esfera del uso de la lengua
elabora sus tipos relativamente estables de enunciados, a los que denominamos géneros
La organización discursiva
En este punto, nos interesa reflexionar acerca de las relaciones que se pueden establecer entre las
piezas discursivas y las diferentes prácticas sociales, la idea es profundizar el reconocimiento de los
diferentes formatos textuales tratando de valorar la importancia heurística que tiene tal clasificación a
la hora de analizar diferentes discursos sociales.
En este sentido, nos vamos a detener en la descripción y análisis de dos formas de organización
discursiva, a saber: la narración y la argumentación. Si bien estas consideraciones teóricas han sido
profundamente investigadas en distintos estudios, todavía nos podemos preguntar: ¿los términos
“género discursivo”, “tipo de discurso”, “orden discursivo”, “formación discursiva” se refieren al mismo
concepto de manera solapada? ¿En qué medida es importante conocer estos conceptos para realizar un
AD? ¿Es posible analizar un texto/discurso sin hacer referencia a su tipología? ¿Cuáles son los
elementos que caracterizan un tipo textual, sólo los específicos de ese tipo o también aquellos
elementos que comparten con otro tipo textual?
Especialmente, nos interesa dilucidar qué significa narrar/argumentar como forma de organización del
discurso, siguiendo el enfoque que venimos trabajando desde una visión sociodiscursiva (Charadeau:
1992).
Algunas aproximaciones al concepto de narración
Para comenzar a problematizar el concepto de narración, nos tenemos que preguntar ¿qué elementos
nos permiten asociar formas sociolingüísticamente tan distintas como cuentos, filmes, historietas,
novelas, relatos de sueños, crónicas periodísticas, entre otras?
Al respecto, G. Genette (1983) sostiene que empleamos corrientemente la palabra relato sin
preocuparnos de su ambigüedad y a veces, sin percibirla. En este sentido, ciertas dificultades de la
narratología se deben quizás a esta confusión. Si se quiere comenzar a ver con mayor claridad al
respecto, es necesario discernir netamente tres nociones distintas sobre esta noción.
En este sentido Genette considera que existen tres sentidos del término relato:
En un primer sentido –que es hoy, en el uso común, el más evidente y central-, relato designa
el enunciado narrativo, al discurso oral o escrito que asume la relación de un suceso o de una
serie de sucesos: así se denominará relato de Ulises al discurso formulado por el héroe ante
los feacios en los cantos IX y XII de La Odisea y, por consiguiente, a estos cuatro cantos
mismos, es decir, al segmento del texto homérico que pretende ser la fiel transcripción de ese
discurso.
En un segundo sentido, menos extendido, pero hoy de uso corriente entre los analistas y
teóricos del contenido narrativo, relato designa a la sucesión de acontecimientos, reales o
ficticios, que son el objeto de este discurso, y sus diversas relaciones de encadenamiento, de
oposición, de repetición, etc. “Análisis del relato” significa, en este caso, el conjunto de
acciones y situaciones consideradas en ellas mismas, abstracción hecha del medio, lingüístico
u otro, que nos lo hace conocer: sean en este caso, las aventuras vividas por Ulises después
de la caída de Troya hasta su llegada a la isla de laninfa Calipso.
En un tercer sentido, que es aparentemente el más antiguo, relato designa nuevamente a un
acontecimiento: no ya el que se, cuenta, sino el que consiste en que alguien cuente algo: es el
acto de narrar tomado en sí mismo.Se dirá así que los cantos IX y XII de La Odisea están
consagrados al relato de Ulises, tal como se dice que el canto XXII está consagrado a la
masacre de los pretendientes: contar sus aventuras es una acción tanto como masacrar a los
pretendientes de su mujer, y si es evidente que la existencia de sus aventuras (suponiendo
que se las tenga, como Ulises, por reales) no depende para nada de esta acción, es también
igualmente evidente que el discurso narrativo (relato de Ulises en el sentido 1) depende
absolutamente de ella, porque es el producto de ella, así como todo enunciado es el producto
de un acto de enunciación.
Por su parte, en los modelos de la lingüística del texto, especialmente en las reflexiones de Teun Van
Dijk, el texto es una unidad de comunicación que organiza el contenido y las formas en dos tipos de
estructuras: la superestructura, que da cuenta del esquema composicional del texto, y la
macroestructura, que da cuenta del contenido semántico del texto.
Ahora bien, este tipo de modelo de representación de la narración que ha tenido una impronta muy
importante en los estudios de la lengua, presenta una importante limitación ya que, para el análisis de
los textos, sólo considera la organización sintáctica y semántica interna, es decir que excluye las
condiciones externas de producción.
Podemos pensar cómo influye esto en el análisis del discurso si ponemos por caso el discurso de la
información, donde reconoceremos partes constitutivas de una crónica periodística (volanta, título y
bajada, cuerpo, epígrafe, etc.) pero quedarían relegadas preguntas del orden de: ¿quién construye las
noticias?, ¿para qué se construyen noticias?, ¿qué es socialmente noticiable?, entre otras.
Y el tema se complejiza cuando se trata de la publicidad; pensemos, por ejemplo, en el siguiente spot
publicitario: ¿se trata de una narración, de una argumentación o de una descripción?
https://youtu.be/1YB44GiQn2o
El enfoque sociodiscursivo
Tal vez la aproximación más enriquecedora al tema la han propuesto autores desde la lingüística
francesa; tanto Adam (1992) como Charaudeau (1994) han desarrollado diferentes representaciones
de los esquemas regulares de la organización de la información en los textos.
En este sentido, en un libro clásico sobre la problemática, Adam reconoce cinco tipos de lo que
denomina “secuencias textuales”. Para él, la narración es una de las secuencias textuales. Partiendo de
que el texto no suele presentarse como un conjunto de secuencias homogéneas sino más bien
heterogéneas, ve la necesidad de postular un modelo de secuencia textual prototípica que pueda
proporcionar los instrumentos necesarios para adscribir un texto a un tipo determinado, en relación con
las secuencias presentes en él.
Podríamos decir que, para Adam, las secuencias prototípicas responden a tipos relativamente estables
de combinación de enunciados, dotados de una organización reconocible por su estructura jerárquica
interna (esquema) y por su unidad compositiva (plan). Se trata de unidades modélicas que, en el
estado actual de la reflexión de este autor, se reducen a cinco: la secuencia narrativa, la secuencia
descriptiva, la secuencia argumentativa, la secuencia explicativa y la secuencia dialogal. Si
bien algunos textos pueden ser homogéneos y construidos sobre la base de una sola secuencia, otros
textos se muestran con variedad de secuencias que pueden aparecer coordinadas linealmente o de
manera alternada.
Para determinar la disposición de las secuencias en textos heterogéneos, Adam propone diferenciar
distintos tipos de secuencias. La secuencia dominante es aquella que se manifiesta con una presencia
mayor en el conjunto del texto. La secuencia secundaria es aquella que está presente en el texto sin
ser la dominante. Si la dominante se constituye como el marco en que otras secuencias pueden
aparecer incrustadas, a ésta se le llama secuencia envolvente. El concepto de secuencia textual nos
permite reconocer que en cualquier texto real aparecerán pasajes descriptivos junto a otros narrativos,
que en un diálogo habrá argumentación o explicación, etc.
Así, el analista que pretende determinar a qué tipo pertenece un texto debe ser capaz de identificar las
secuencias y sus combinaciones.
Las secuencias seleccionadas por Adam para constituir el modelo prototípico coinciden en su
nomenclatura con lo que otros autores llaman “modos de organización del discurso” (por ejemplo,
Charaudeau: 1992, 641) y se relacionan con funciones textuales como narrar, describir, argumentar,
entre otras formas. Lo interesante de esta aproximación es que los textos se presenten mediante la
articulación de más de una forma de organización discursiva.
Como secuencia secundaria o incrustada, la narración puede combinarse con cualquier otra forma
textual: en el diálogo, en forma de anécdota, en un chiste, en una explicación, en forma de relato que
sirve de ejemplo, en un discurso argumentativo. Incluso, la descripción, sobre todo si es de lugares,
adquiere a veces la forma de relato de un pequeño viaje.
Ahora bien, este tipo de representación sobre la narración es sólo una esquematización de uno de los
modos fundamentales de construir los discursos; de ninguna manera se lo debe considerar como un
esquema cerrado, ya que la forma más habitual en que los textos aparecen en la vida está vinculados a
la articulación de más de un modo de organización textual.
La argumentación
La argumentación, otro modo de organización prototípica de distintos discursos sociales que circulan en
nuestra sociedad, ha sido estudiada desde la antigüedad hasta nuestros días desde distintas
perspectivas.
Ahora bien, siguiendo el enfoque que venimos planteando a lo largo del módulo, nos interesa
especialmente la consideración de la argumentación desde una visión sociodiscursiva; ya hace
tiempo Charaudeau (1992) definió a la argumentación como un modo de organización del discurso, es
decir como una actitud mental que consiste en mostrar el cómo y por qué se suceden los diferentes
fenómenos en el mundo y cómo se realiza esa construcción a partir de determinadas construcciones
lingüísticas.
Según Charaudeau, el sujeto que argumenta debe realizar cuatro operaciones:
1. Problematizar: consiste en hacer saber a su auditorio qué campo temático y/o tema se
somete a su consideración. Para problematizar se tienen que considerar por lo menos dos
posiciones diferentes sobre la misma temática y el marco de cuestionamiento en el cual se
desea argumentar.
2. Tomar posición: con relación a la problematización propuesta, decir cuál de las dos
aserciones quiere defender, a favor y en contra de qué está.
3. Elucidar: dar cuenta de la cadena de causalidades que lo condujo a comprometerse en esa
toma de posición. Aquí aparece entonces una nueva limitación: la validación de su
actividad de elucidación, lo que lo obliga a proporcionar los argumentos que le permitirán
probar que su punto de vista está bien fundamentado, de manera tal que el auditorio no
puede encontrar nada para contradecirlo.
4. Probar: proporcionar argumentos que le permitirán al sujeto enunciador probar que su
punto de vista está bien fundamentado, de manera tal que el auditorio no pueda encontrar
nada para contradecirlo.
Definida de ese modo, la argumentación es una actividad cognitiva general, dirigida hacia el
interlocutor, mediante la cual el emisor pone en marcha una organización discursiva cuyo objetivo es
imponer al interlocutor un marco de cuestionamiento, una toma de posición y unos argumentos de
prueba, con el fin de que éste no encuentre ningún contraargumento y termine compartiendo la opinión
del sujeto que argumenta.
Desde esta perspectiva, los razonamientos y los argumentos puestos en marcha en la argumentación
no pueden ser objeto de ningún juicio, ya que son un modo de actividad lingüística que organiza el
discurso de una manera determinada. No podemos hablar, como en el uso común, de una buena o
mala argumentación en sí, así como tampoco se puede decir que un razonamiento sea justo o falso en
sí ni que un análisis sea perfecto o erróneo en sí.
Tanto los razonamientos como los análisis están relacionados con un proceso cognitivo que comprende
determinadas operaciones lógicas. Sin embargo, para que sean validados, para que se juzguen como
buenos o malos, los razonamientos necesitan estar enmarcados en un contexto comunicacional. Si el
contexto es de explicación, es por medio del tipo de manejo de las operaciones de causalidad como
puede juzgarse la claridad de la exposición explicativa, la cual se medirá por el grado de comprensión
del auditorio (como en la enseñanza). Si la situación es de demostración, es a través del rigor de los
razonamientos como se juzgará la validez de la exposición demostrativa, la cual se medirá por su
capacidad de rebatir una demostración contraria. Si el contexto es de persuasión, será por medio de la
fuerza de los argumentos (racionales o emocionales) como se juzgará la eficacia del acto persuasivo, la
cual se medirá por el efecto de impacto que los argumentos produzcan en el auditorio.
Para finalizar, les proponemos mirar el siguiente documental y seguir reflexionando acerca de los
distintos modos de organización discursiva y cómo estos inciden en la asignación de sentido de los
distintos temas que se construyen socialmente.
https://youtu.be/cjkMkyKfs9o
BIBLIOGRAFÍA
Adam, J.M. (1987). “Tipos de secuencias textuales elementales”, en Pratiques Nro. 56. París.
Adam, J.M. (1992). Los textos: tipos y prototipos. París: Nathan.
Charaudeau, Patrick (1992). Grammaire du sens et de l’expression. Paris: Hachette.
Charaudeau, Patrick (1994). Grammaire explicative de l’espagnol. Paris: Nathan-Université.
Genette, G. (1983). Nouveau discours du récit. París. Disponible en:
http://es.scribd.com/doc/206787338/Nuevo-Discurso-Del-Relato-Gerard-Genette#scribd
BAJTIN, MIJAÍL 1985 (1976) “El problema de los géneros discursivos”. En: Estética de la
creación verbal (2da. Ed.). México: Siglo XXI; pp. 248-293.
CHARAUDEAU, Patrick. La problemática de los géneros: De la situación a la construcción
textual. Rev. Signos [online]. 2004, vol.37, n.56 [citado 2013-04-21], pp. 23-3. Disponible
en: http://dx.doi.org/10.4067/S0718-09342004005600003
ACTIVIDADES
En esta clase trabajaremos en una actividad colaborativa, utilizando una wiki como recurso. La
propuesta es conformar un glosario de los conceptos significativos revisados en la clase 1 y 2 más
todos los que aparezcan en las distintas clases virtuales, que nos van a servir como marco teórico para
desarrollar las diferentes propuestas de aprendizaje solicitadas a lo largo del módulo.
Les recomendamos leer el siguiente instructivo donde se dan pistas para su uso.
Cada uno/a de ustedes deberá aportar la definición de 5 (cinco) conceptos, pudiendo consignar en la
wiki, además, links de interés, textos, audios y lo que consideren que responde a estas
conceptualizaciones aportadas y resulte una buena referencia de estudio y de análisis.
La wiki permanecerá abierta durante todo el módulo. Les ofrecemos a continuación algunos conceptos
desde los cuales partir: DISCURSO, GÉNERO, NARRACIÓN, ARGUMENTACIÓN, entre otros.
Instituto Nacional de Formación Docente (2015). Clase 2. El problema de los géneros discursivos.
Caracterización general de los géneros discursivos. La organización discursiva. Discurso y Sociedad.
Especialización Docente de Nivel Superior en Enseñanza de Escritura y Literatura en la Escuela
Secundaria. Buenos Aires: Ministerio de Educación de la Nación.