Catalogo Guaman Poma de Ayala
Catalogo Guaman Poma de Ayala
Catalogo Guaman Poma de Ayala
AREQUIPA-PERÚ
2022
NUEVE LÁMINAS DE LA CRÓNICA DE GUAMAN POMA / CATÁLOGO
Lám. 01 (sin número en la crónica, por cuanto ocupa la posición de portada), pág.
1. Guaman Poma encabeza la portada de su obra con el siguiente texto: "EL
PRIMER NUEVA CORONICA I BUEN GOBIERNO CONPUESTO POR DON PHELIPE
GUAMAN POMA DE AIALA, SEÑOR I PRINCIPE". Al pie de la lámina agrega un breve
texto que dice: "EL REINO DE LAS INDIAS" y entrega otros antecedentes con letra
minúscula, tanto en el borde superior como en el inferior de esta portada, en el cual
se puede leer: "Quinientas y noventa y... oxas - 597 foja", y en la parte inferior un
texto casi ilegible que dice (según edición Murra): "ciento y quarenta y ssays
pliegos - 146". El área que contiene la gráfica ocupa una porción de hoja semejante
a un cuadrado, que equivale aproximadamente a las tres quintas partes de ella.
El segmento dibujado está dividido idealmente en nueve sectores, tres por cada
lado del cuadrado de la gráfica a que hemos hecho mención. Estos cuadrados los
hemos clasificado de tres en tres, leyéndolos en la página de derecha a izquierda y
desde arriba hacia abajo. Así, apreciamos en esta lámina una distribución
jerárquica en orden descendente en la que aparecen en los tres niveles sucesivos
en que se ordenan: el Papa, el Rey y el autor, acompañados de algunos símbolos
relacionados con el rango que detentan, manteniendo el mismo orden.
En la parte media vemos que el lado derecho tiene un tratamiento gráfico que
consiste en una proyección del piso del trono papal. Al centro se encuentra el
escudo de armas de Castilla y Aragón, coronado y rodeado de laureles que el autor
ha dibujado invirtiendo las ubicaciones de los castillos y leones, hecho que se
reitera en toda la crónica, con la excepción del escudo final, dibujado después de
los anexos que dedica a las ciudades y a los meses del año agrícola, y que
constituye la última página y última lámina de la crónica. Suponemos que esta
inversión de posiciones en las figuras del escudo se debe al valor que en el área
andina se le otorga al puma y que dice relación con el mundo mítico y el valor
simbólico del animal, en cuanto ser tutelar de su apellido materno, situando así al
león del sector superior en el punto dominante del espacio destinado en el escudo.
Continuando con el análisis de la lámina, a la izquierda del escudo de Castilla se
aprecia una figura arrodillada que representa al rey, quien ha depositado su corona
frente a sí, en señal de respeto hacia la figura del Papa. Esto lo hace el autor para
enfatizar la relación jerárquica existente entre ambas autoridades.
La situación antes mencionada nos hace ver que el autor le otorga una indiscutible
jerarquía al Papa, situándolo en el ángulo superior derecho de la lámina; en
cambio, tanto el rey como el autor están representados ocupando los sectores
izquierdos de los segmentos medio e inferior, es decir, el valor jerárquico de la
persona del Papa y su relación con el mundo divino se hacen evidentes según la
aplicación de los principios de lateralidad y de valoración del arriba y del abajo
utilizados por Guaman Poma.
Lám. 02 (017), pág. 13. Esta lámina es denominada "PADRE MARTIN DE AIALA.
SANTO DE DIOS AMADO". Sobre cada una de las figuras humanas el autor escribe
el nombre correspondiente: "Padre Martín de Ayala, mestizo, hermitaño, fue
zazerdote de misa"; "don Felipe Ayala, autor, príncipe"; "don Maltín Ayala, padre
del autor, excelentísimo señor" y "doña Juana, coya". Sobre el suelo, cerca del
borde inferior y bajo la figura del autor acota "en la ciudad de Guamanga".
La escena ocurre al interior de un recinto del cual se aprecian hacia sus bordes
derecho e izquierdo dos arcos y, situada a cierta altura del eje central de la lámina,
se ubica una pequeña ventana. En el sector derecho junto al arco ya mencionado
aparece de pie el padre Martín de Ayala vestido con sotana, capa y birrete,
calzando sandalias. Está leyendo un libro que sostiene con su mano izquierda,
mientras que con la derecha enfatiza la enseñanza cristiana que está impartiendo a
su padrastro, a su madre y a su hermanastro, don Felipe. Los tres últimos miran y
escuchan atentos al sacerdote, arrodillados sobre el piso de la habitación.
Don Felipe está vestido con unku (camisón) y lleva un manto terciado sobre su
hombro derecho, cubre su cabeza con un sombrero de tipo europeo y lleva calzado.
Entre sus manos lleva un rosario. Tras él se encuentra su padre, vistiendo también
un unku (camisón) característico de su pueblo en el Chinchaysuyu y también lleva
un manto terciado sobre el hombro derecho. Ciñe su frente con el símbolo que
caracteriza a su familia al igual que los diseños de su unku. Está calzado con
ussutas (sandalias). Hacia el borde izquierdo de la lámina se alcanza a ver parte de
la figura arrodillada de su esposa, que está vestida con ropas indígenas. Ambos, al
igual que su hijo, llevan un rosario entre sus manos.
Como queda dicho, la escena remite a la actividad evangelizadora del padre Martín,
quien luego de su quehacer diario, en palabras de Guaman, "después le enseñaba a
su padrastro don Martín de Ayala, segunda persona del Ynga, y a su madre y a sus
ermanos el sancto mandamiento y el sancto evangelio de Dios y las buenas obras
de misericordia, por donde vinieron a más creser su padrastro don Martín de Ayala
y su madre doña Juana... "
Con esta última frase el autor pone énfasis en el valor de la escena: un sacerdote
salido de una familia indígena imparte la enseñanza cristiana a su gente. De este
modo envía un mensaje al rey, destacando que de entre la gente de origen
indígena también salen sacerdotes preparados y santos, de manera que no se
necesita de la presencia europea para ser buenos cristianos y buenos súbditos, lo
que se refuerza con los detalles de la vestimenta del autor y de sus padres.
Aflora un rasgo indígena por la utilización del principio de lateralidad: los dos
protagonistas principales de la lámina son el padre Martín y el propio autor, ubicado
el primero en el sector derecho y el autor en el centro del espacio en que esto
ocurre. En cambio, los padres del autor ocupan el espacio de la izquierda debido a
su carácter de actores secundarios en la escena.
Lám. 03 (042), pág. 34. Lámina denominada "PONTIFICAL MUNDO". El autor
agrega además cuatro breves textos: el primero en la mitad superior, que
denomina "las yndias del Pirú en lo alto de Espana" y en el esquema que representa
una ciudad ubicada en el centro del recuadro escribe "Cuzco". Luego, en la mitad
inferior, se lee "Castilla en lo avajo de las yndias" y en la plaza de la ciudad que
está representada al centro escribe "Castilla".
Lám. 04 (022), pág. 17. Lámina que lleva por título "EL PRIMER MUNDO. ADAN,
EVA". Sobre sus personas se lee "Adán", "Eva", en refuerzo del tema presentado.
En el borde inferior de la lámina y bajo la figura del varón está escrito "en el
mundo".
Puede apreciarse cierta analogía entre todos los protagonistas: Adán y Eva, la
primera pareja humana, están acompañados por un gallo, que se encuentra bajo
los pies de Adán, y por una gallina picoteando la tierra junto a Eva y sus hijos.
Cierra el grupo la pareja de aves, posiblemente tórtolas, especie que llama la
atención a los indígenas, ya que se aparean de por vida y actúa en este caso como
modelo. Los dos astros, sol y luna, se relacionan con las personas de Adán y de Eva
respectivamente, es decir, macho con macho y hembra con hembra, los machos a
la derecha, las hembras a la izquierda. El principio de la lateralidad andina se
cumple a cabalidad, respetando también los valores del arriba y del abajo, del
mundo celeste en su relación con el mundo terreno.
El hecho de que la primera pareja humana aparezca vestida, como se suele decir
"cubriendo sus vergüenzas", deja en claro que ya están conscientes de su pecado
(pecado original). Adán trabaja con una chaquitahlla, es decir, "se gana el pan con
el sudor de su frente", reforzando la idea del castigo impuesto por Dios. La
presencia de las tórtolas y la aplicación del concepto de lateralidad, ya destacado
en el párrafo anterior, forman parte de los modelos indígenas en la religiosidad
sincrética de Guaman Poma.
Las ideas relacionadas con los pares de opuestos complementarios, que utilizamos
en nuestro análisis, se encuentran expresadas en esta lámina insertas en un paisaje
andino. Por lo tanto, aquí no se trata de un Adán y Eva solo occidentales, sino
también padres del hombre andino.
Lám. 05 (048), pág. 40. Lámina que inicia la serie de las generaciones de indios,
por esto ella es denominada "PRIMER DE GENERACION INDIOS, UARI UIRA COCHA
RUNA, Primer Indio de este reino". Además inserta en la lámina dos pequeños
textos: uno sobre la cabeza de la mujer que se lee "Uari Uira Cocha Uarmi", y el
otro, bajo los pies del hombre, que dice "en este rreyno de las Yndias".
Esta lámina es parte de una serie en la cual el autor representa en su obra "las
edades de los indios", es decir, se refiere a diversas etapas de progreso creciente.
La primera de ellas es la que vamos a analizar y corresponde a la primera
generación de los indios Uari Uiracocha runa. En ella aparecen dos indígenas, varón
y mujer. A la derecha de la lámina, el varón está trabajando la tierra con una
chakitahlla, y la mujer, a la izquierda, aparece de rodillas depositando semillas en
la tierra. Esta primera edad de los hombres andinos procede del Arca de Noé, por lo
tanto son sobrevivientes del diluvio. Son postdiluvianos, según explica el autor en
el texto de la crónica que acompaña a la lámina "primer generación de yndios (...)
que trajo Dios a este rreyno de las Yndias , los que salieron de la arca de Noé,
deluvio".
A través de este dibujo, el autor plantea una inversión de la relación normal
hombre-Dios para entender el "grado de oscuridad" (ignorancia) en el cual se
encuentran los seres humanos en el mundo andino, durante aquella época. Ambos
seres presentan una vestimenta hecha de hojas que parecieran ser de higuera, en
concordancia con lo escrito en el libro del Génesis (3, 7). Estos seres buscaban a la
divinidad, pero eran incapaces de mantener una relación permanente con ella, y
además según nos dice Guaman "y esta gente no savía hazer nada, ni sauia hazer
rropa; bestíanse hojas de árboles y esteras, texido de paxa. Ni savía hazer casas;
vevían en cuevas y peñascos". Esto lo sostenemos debido a que el sol aparece
desplazado de su posición normal en la lámina, pues no está situado en el ángulo
superior derecho, sino en el superior izquierdo, rompiendo de esta manera el orden
lógico según el pensamiento del hombre andino. El sol no ilumina al hombre, está
lejos, casi inalcanzable.
Estimamos que en esta lámina queda expresada con mucha claridad la verticalidad
jerárquica de la divinidad con respecto a la humanidad: el plano superior es
ocupado por los astros mayores, dispuestos de derecha a izquierda, también en
secuencia jerárquica (sol-luna-lucero). Con una secuencia de igual calidad son
representados el Inca, su esposa y un hijo en la parte inferior de la lámina.
Paralelamente, la idea de jerarquía vertical se aprecia en la tríada de figuras
correspondientes al ídolo de Uacanacauri-Tambotoco-Pacaritambo valoradas como
elementos sagrados ocupando el sector derecho de la lámina, reduciendo a los tres
seres humanos a un plano de significación menor, a pesar de su señorío. Las
relaciones jerárquicas masculino-femenino y padres-hijos se manifiestan en el
orden sol-luna-lucero e Inca-Coya-Hijo.
La Virgen lleva sobre su cabeza una corona, además un manto que cae hacia su
espalda permite ver su rostro de perfil. Tiene sus manos levantadas dirigiéndolas
hacia los indígenas. Estos visten unkus (camisones) sencillos y tres de ellos cubren
sus cabezas con celadas. Solo uno del grupo porta orejeras y lleva un disco,
colgado a la altura del pecho, que lo distingue como capitán. En su mano izquierda
lleva una lanza y con su mano derecha trata de cubrir sus ojos. Bajo el indígena
que yace tendido, y cuya cabeza toca el margen inferior derecho, también ha caído
su escudo. Alabardas y escudos caídos implican la idea de derrota total.
En esta lámina el arzobispo Solano une en matrimonio al Inca visitante con la coya
Beatriz, privilegiándolos para que hiciesen excepción a la ley, y respetando por lo
tanto la costumbre de los gobernantes del Tahuantinsuyu, al contraer matrimonio
entre hermanos. La vestimenta que utiliza el arzobispo lleva los símbolos propios de
su autoridad eclesial, y la pareja indígena viste de acuerdo a su posición y como
miembros de una panaca real.
CONCLUSIONES