Nueva Ilustración Radical
Nueva Ilustración Radical
Nueva Ilustración Radical
Marina Garcés
(Barcelona, 1973) es filósofa, autora de
libros como Un mundo común, Filosofía
inacabado y Fuero de clase. Es profesora
en la Universidad de Zaragoza y part icipa
en diversos proyectos colectivos de
experimentación pedagógica, cultural y
social. Es impulsora de l colectivo de
pensamiento crítico Espai en Blanc.
editorial anagrama ~
Preámbulo
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valores, a la vez que se desata una ira antioccidental nil, que cínicamente está dispuesta a creer o a hacer
en muchas partes del mundo, incluso por parte del ver que cree lo que más le conviene en cada momen-
pensamiento crítico occidental, que rechaza su pro- to. Los medios llaman a esto posverdad. Pero es un
pia genealogía. Desde todos los ámbitos, lo que termino que también es «retrotópico», porque pare-
triunfa es una fascinación por lo premoderno: todo cena que la verdad es lo que hemos dejado atrás, en
Jo que había «antes» era mejor. Como ha explicado un pasado mejor. No hay más o menos verdad en el
Zygmunt Bauman en su libro póstumo, es el refugio pasado. Lo que hay son distintas formas de combatir
en Jo que él llama «retrotopías», es decir, en utopías la credulidad que nos oprime en cada época. Necesi-
que se proyectan en un pasado idealizado: desde la tamos encontrar nuestro panicular combate contra
vida tribal hasta el ensalzamiento de cualquier for- el sistema de credulidades de nuestro tiempo. Nues-
ma de vida precolonial, por el solo hecho de serlo. tra impotencia actual tiene un nombre: analfabetis-
La educación, el saber y la ciencia se hunden tam- mo ilustrado. Lo sabemos todo, pero no podemos
bién, hoy, en un desprestigio del que solo pueden nada. Con todos los conocimientos de la humanidad
salvarse si se muestran capaces de ofrecer solucio- a nuestra disposición, solo podemos frenar o acele-
nes concretas a la sociedad: soluciones laborales, rar nuestra caída en el abismo.
soluciones técnicas, soluciones económicas. El so- La ilustración radical fue un combate contra la
lucionismo es la coartada de un saber que ha perdi- credulidad, desde la confianza en la naturaleza hu-
do la atribución de hacernos mejores, como perso- mana para emanciparse y hacerse mejor a sí misma.
nas y como sociedad. Ya no creemos en ello y por Su arma: la crítica. No podemos confundir esta
eso le pedimos soluciones y nada más que solucio- apuesta radicalmente crítica con el proyecto de mo-
nes. No contamos ya con hacernos mejores a noso- dernización que, con la expansión del capitalismo a
tros mismos sino solamente en obtener más o me- través del colonialismo, dominó el mundo en los
nos privilegios en un tiempo que no va a ninguna tres ultimos siglos. Hay una distancia entre el pro-
parte, porque ha renunciado a apuntar a un futuro ~ecto civilizatorio de dominación y la apuesta críti-
mejor. ca por la emancipación que necesita ser nuevamen-
La guerra anti ilustrada legitima un régimen so- te explorada . Después de la Segunda Guerra Mundial,
cial, cultural y político basado en la credulidad vo- Adorno Y Horkheimer escribieron su famoso epita-
luntaria. Kant, en su famoso ensayo ¿Qué es la ilus- fio sobre el presente en Dialéctica de la Ilustración:
tración?, hablaba de la «autoculpable minoría de
edad del hombre». Hoy, más que minoría de edad, lo La Ilustración, en el más amplio sentido de pen-
que tenemos es una sociedad adulta, o más bien se- samiento en continuo progreso, ha perseguido des-
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de siempre el objetivo de liberar a los hombres del dkuliza r nue stra capacidad de educarnos a nosotros
miedo y constituirlos en señores. Pero la tierra ente- mismos para construir, juntos, un mundo más habi-
ramente ilustrada resplandece bajo el signo de una
table y más justo. Se nos ofrecen todo tipo degadgets
triunfal calamidad. ¡,ara la salvación: tecnología y discursos a la carta.
lide res y banderas . Siglas. Bombas. Se nos embarca
Desde entonces, ilustración y calamidad son tér- en proyecto s de inteligencia delegada, en los que por
minos casi sinónimos. Pero esta identificación con-
fin pod rem os ser tan estúpidos como los humanos
tiene otra: que liberar a los hombres del miedo Y hemos dem ostrado ser, porque el mundo y sus diri-
constituirlos en señores es lo mismo. ¿Realmente es gemes serán inteligentes por nosotros . Un mundo
así? Dada la magnitud actual de la calamidad, que smarc pa ra unos habitantes irremediablemente
ha puesto a la especie humana misma al borde de su idiotas.
sostenibilidad, quizá ha llegado la hora de desentra-
Ya no estamos enfangados en la dialéctica entre
ñar las implicaciones de esta sentencia y de esta do- el desenc antamiento y el desencanto que tiñó de
ble identificación. Que toda liberación desemboca somb ras la cultura de los siglos x,x y xx. Estamos a
en nuevas formas de dominación aún más terribles
las pue n as de una rendición. La rendición del géne-
y que todo saber moviliza nuevas relaciones de po- ro huma no respecto a la tarea de aprender y autoe-
der es una obviedad. Pero también es el argumento duca rse para vivir más dignamente . Frente a esta
reaccionario con el que se ha condenado cualquier rendició n, propongo pensar una nueva ilustración
intento radical de transformar el mundo y de impul- radical. Retomar el combate contra la credulidad y
sar el deseo, personal y colectivo, de emancipación. afirma r la libertad y la dignidad de la experiencia
Así, hemos llegado a aceptar, como un dogma, la huma na en su capacidad para aprender de sí misma.
irreversibilidad de la catástrofe. Por eso, más allá de
E~ su momento, este combate fue revo lucionario.
la modernidad que diseñó un futuro para todos, y de Ahora es necesario. Entonces, su luz se proyectó
la posmodernidad, que celebró un presente inagota-
como un universal expansivo y prometedor, inva-
ble para cada uno, nuestra época es la de la condi- si..-oY dominador. Ahora, en la era planetaria, po-
ción póstuma: sobrevivimos, unos contra otros, en de mos aprender a conjugar un universal recíproco
un tiempo que solo resta. y acogedor.
¿Y si nos atrevemos a pensar, de nuevo, la rela-
t.:n ensayo es escritura en curso. Algunos hilos de
ción entre saber y emancipación? Parecen palabras este ensayo han sido elaborados en conferencias re-
gastadas e ingenuas. Pero precisamente este es el cientes, como lnacabar el mundo (CCCBBarcelona),
efecto desmovilizador que el poder persigue hoy: ri- Humanidades en transición (Institut d'Humanitats,
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Barcelona) , Un sab er realment e útil (Museo Reina
Sofia, Madrid), La fuerza del hambre _(MA_CB~, ~ar-
celona) o Condición póstuma (Mextropoh, Mex1co).
1.Condición
También han sido compartidos Ydiscutidos ~o_nlos
participantes, a quienes agradezco su c~mphc1dad, póstuma
en e1Aula Oberta del Institut d'Humamtats (Barce-
d ..
lona) y en el Seminario de Filosofía de la Fun ac1on
Juan March (Madrid). El conjunto resultante es un
avan ce de trabajos por venir.
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planetas. Los nombres de sus descubridores son los se hace y se deshace bajo la sombra de un «hasta
nuevos Colón y Marco Polo del siglo XXI. Los héroes ccind.o•. Aunque la historia se haya puesto en mar-
de las películas ya no conquistan el Oeste, sino el ct.a.seguimos sin tener futuro. Lo que ha cambiado
planeta Marte. Algunos, crédulos, ya han comprado es la relación con el presente: de ser aquello que te-
el billete de salida. Los caminos para la huida se es- c.:a que durar para siempre se ha convertido en lo
tán trazando y los ricos de este mundo finito ya ha- ";:e no puede aguantar más. En lo que es literalmen-
cen cola. ~ ir.sostenible . Vivimos, así, precipitándonos en el
De hecho, ya hace tiempo que se decretó la muer- llfmpO de la inminencia, en el que todo puede cam-
te del futuro y de la idea de progreso. Eran los años b:.1' radicalmente o todo puede acabarse definitiva-
ochenta del siglo xx, cuando el futuro se convirtió en c:ente. Es difícil saber si esta inminencia contiene
una idea del pasado, propia de viejos ilustrados, de ~ re\·elación o una catástrofe. La fascinación por
visionarios y de revolucionarios nostálgicos. La glo- ~ apocalipsis domina la escena política, estética y
balización prometía un presente eterno, una esta- a~n.ífica . Es una nueva ideología dominante que
ción de llegada donde poco a poco los países en vías f:a)•que aislar y analizar, antes de que, como un vi-
de desarrollo irían llegando y donde todos los ciuda- n:s. se adueñe de lo más íntimo de nuestras mentes.
danos del mundo iríamos, progresivamente, conec- Junto al •hasta cuándo» se despierta también el
tándonos. Pero en los últimos tiempos el fin de la tnpulso del •ahora o nunca», del «si no ahora, ¿cuán-
historia está cambiando de signo. Lo que tenemos ?-. De este impulso nacen los actuales movimien-
enfrente ya no es un presente eterno ni un lugar de tns de protes ta, de autoorganización de la vida, de
llegada, sino una amenaza. Se ha dicho y escrito que ·-1ervención en las guerras, de transición ambiental,
con el 11-Sde 2001 la realidad y la historia se pusie- -ecultu ra libre, los nuevos feminismos ... De un lado
ron en marcha otra vez. Pero en vez de preguntarnos 'f otro de la pregunta, se comparte una misma con-
¿hacia dónde?, la pregunta que nos hacemos hoy es ciencia: que esto no va, es decir, que no puede conti-
¿hasta cuándo? a:iar sin colapsar. Lo que se comparte es una misma
¿Hasta cuándo tendré empleo? ¿Hasta cuándo experiencia del límite. Este límite no es cualquier
viviré con mi pareja? ¿Hasta cuándo habrá pensio- limi.e: es el límite de lo vivible. Ese umbral a partir
nes? ¿Hasta cuándo Europa seguirá siendo blanca, del cual puede ser que haya vida, pero que no lo sea
laica y rica? ¿Hasta cuándo habrá agua potable? pa.'"anosotros, para la vida humana. Vida vivible: es
¿Hasta cuándo creeremos aún en la democracia? ... !a gran cuestión de nuestro tiempo. Unos la elaboran
Desde las cuestiones más íntimas hasta las más co- ya en meros términos de supervivencia, aunque sea
lectivas, desde lo individual hasta lo planetario, todo a codazos fuera de este planeta. Otros volvemos a
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poner la vieja cuestión sobre la mesa, o en medio de el aauaJ estado de cosas. Por eso es innombrable.
la plaza: vida vivible es vida digna. Sus límites son O eso su expresión es neutralizada, desde hace
aquellos por los que podamos aún luchar. con todo tipo de argucias terminológicas e
Cuando hoy se afirma que el tiempo se acaba y se ·cas. Desde los años setenta del siglo pasado,
IO!!mo'!!i.
acep ta caminar sobre la irreversibilidad de nuestra de las principales estrategias de contención de
propia muerte, ¿de qué tiempo y de qué muerte se attica radical al capitalismo ha sido el concepto
está hablando? Precisamente, del tiempo vivible. No sos::enibilídad y, más concretamente, de desarro-
está en cuestión el tiempo abstracto, el tiempo va- sostenible.
cío, sino el tiempo en el que aún podemos intervenir La sostenibilidad apareció como pregunta o
sobre nuestras condiciones de vida. Confrontados problema cuando en 1972 el Club de Roma
con el agotamiento del tiempo vivible y, en último -eo. en su informe Los límites del crecimiento,
término, con el naufragio antropológico y la irrever- m un planeta finito el crecimiento ilimitado no
sibilidad de nuestra extinción, nuestro tiempo ya no ea posiole. La pregunta que este informe lanzaba al
es el de la posmodernidad sino el de la insostenibili- c:::~lOcontenia también un «hasta cuándo»: ¿hasta
dad. Ya no estamos en la condición posmoderna, o podrá el planeta, como conjunto de los re-
que había dejado alegremente el futuro atrás, sino rsos naturales necesarios para la vida, aguantar
en otra experiencia del final, la condición póstuma. rolapsar el ritmo de explotación y de deterioro al
En ella, el pos- no indica lo que se abre tras dejar los - lo somete la actividad productiva y vital del ser
grandes horizontes y referentes de la modernidad .___.._.u,O?
atrás. Nuestro pos- es el que viene después del des - A este problema se respondió con el concepto de
pués: un pos- póstumo, un tiempo de prórroga que desarrollosostenible, promovido ya no como contra-
nos damos cuando ya hemos concebido y en parte n que resolver sino como solución que propo-
aceptado la posibilidad real de nuestro propio final. . Tal como lo definía en 1987 el Informe Brund-
el desarrollo sostenible sería aquel que satisface
necesidad es del presente sin comprometer las
lnsostenibilidod Ctt"eSidadesde las futuras generaciones. Es un con-
cepto que ya en ese momento despertó una contro-
La conciencia, cada vez más generalizada, de que \"ersiaterminológica que en realidad era un conflic-
«esto» (el capitalismo, el crecimiento económico, la u pohtico. Como ha explicado el economista José
sociedad de consumo, el productivismo, como se le Manuel !'.aredo, entre otros, este conflicto provocó
quiera llamar) es insostenible impugna radicalmen- mtervención del mismo Henry Kissinger. Lo que
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se consiguió con el cierre ideológico en torno a la X\"III el crec imiento fuera inseparable de la eco-
sostenibilidad del desarrollo fue blindar toda discu- pohtica tenía su sentido , porque era lo que se
sión en torno a la sostenibilidad del sistema econó- es:zl?.a experime ntando directamente: expansión
mico mismo. El neoliberalismo estaba ganando la ·.u, aumento exponencial de la riqueza , salto
~..;...- ...
batalla de ideas y el imaginario que dominaría, hasta ~ en la industr ialización, crecimiento demo-
hoy , los deseos personales y colectivos a lo largo y "-ro. etc. Pero actualmente la percepción es exac-
ancho del planeta. La integración de la cuestión am- ~nte la cont rari a. ¿Por qué tendría que mante-
biental a través del discurso de la sostenibilidad e:i:se un principio que contradice la experiencia real
neutralizó cualquier nuevo cuestionamiento que estamos hacie ndo hoy acerca de nuestras condi-
pudiera surgir más allá de la derrota histórica del .:=-esde •:ida? Es enton ces cuando un principio,
comunismo . a~..,...,3rlopor s1 mismo y contra toda evidencia, se
Sin embargo, a partir de la crisis de 2008, lo que ·e~ e en dogma. Un dogma que de nuevo se am-
se ha puesto seriamente en cuestión es, precisamen- en la idea de la sostenibilidad. Ahora, la soste-
te, la sostenibilidad del capitalismo mismo. La pre- '±ld que se predica no lo es solo de los recursos
gunta que hoy alimenta los relatos apocalípticos y la ra.cS sino del sistema económico en cuanto tal.
cancelación del futuro apunta a la difícil viabilidad La c:...e- :? cons igna es: hacer sostenible el sistema.
de un sistema económico basado en el crecimiento Es:e ha sido el gran argumento de lo que se denomi-
y en la especulación. La pregunta por el «hasta cuán- bs pohticas de austeridad. Es decir, los recortes
do» ya no interroga solamente la disponibilidad de privatizació n de los servicios públicos, especial-
recursos y fuentes de energía naturales. Va más allá: Cl!'C:e en el su r de Europa.
¿hasta cuándo podrá el sistema capitalista aguantar cA~erida d» es una de las palabras que están en
su propio ritmo de crecimiento sin pinchar? La pre- ,. hoy en la encrucijada de las decisiones colee-
gunta se desplaza del planeta y sus límites a las bur- ~ de nues tro tiempo. Lejos de la austeridad como
bujas y su inestabilidad . Vivimos en un planeta fini- ~ édco, como posición anticonsumista , «decre-
to al borde del colapso y sobre burbujas (financieras, ce::.tista• y respetuosa con el medio ambiente, la
inmobiliarias, etc.) siempre a punto de estallar. eridad que se invoca para asegurar la sostenibi-
La crisis es un problema intrínseco al capitalis- de, sistema funciona como una máquina de
mo, como ya habían analizado los economistas clá- re:fuctr el gasto público y de reducir las expectativas
sicos y Marx entre otros . Pero lo que está ahora en ::e una bue na vida a la condición de privilegio. Di-
cuestión es la premisa misma del crecimiento como cho más directamente: se trata de un reajuste de los
condición para la actividad económica. Que en el c:z...--genes de una vida digna.
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Ahí se abre una nueva dimensión de la pregunta pequeño respecto a las consecuencias de
sobre el «hasta cuándo », en la que se nos pone directa- --~-acción. Anders escribía cuando la raciona-
mente en cuestión a nosostros mismos, los humanos , t-"Ollca hab 1a producido y administrado los
y nuestras condiciones de vida. ¿Hasta cuándo podre- =::::;xisde exterm inio y la bomba atómica. Pero no
mos los seres humanos aguantar las condiciones de ....,......,__...___,_
solame nte de esta nueva capacidad de des-
vida que nosotros mismos nos imponemos sin rom- ---- programa da. Apuntaba a la intuición cada
pernos (individualmente) o extinguirnos (como espe- inqui etan te de que la acción humana, tanto
cie)? La pregunta por la sostenibilidad, que apuntaba ::alcorno colectiva, no está ya a la altura de la
en los años setenta a la finitud del planeta, vuelve ~ qu e ella misma genera y bajo la cual tie-
ahora sobre nosotros mismos, como un boomerang, y -- desarro llarse. El sujeto, como conciencia y
apunta directamente a nuestra fragilidad, a nuestra .._.__...4U. ha pe rdido la capacidad de dirigir la ac-
propia finitud. Nos vemos confrontados, así, con una eo eJ mun do y de ser, por tanto, el timonel de la
tercera experiencia del límite: junto a la del planeta y =ta. En esta intuición se adelantaba, también,
a la del sistema, la que tiene que ver con la precarie - ~ del ciclo moderno revolucionario, con su
dad de nuestras vidas . Esta precariedad, que se ha 11,---.-...- para rehacer radicalmente el mundo desde
convertido en un tema recurrente en la filosofía, las poht ica. Desde entonces tenemos un pro-
artes y las ciencias humanas y sociales de nuestro e escala que nos sitúa en la encrucijada de
tiempo, tiene múltiples rostros, no todos coinciden- rosa contradicción: somos pequeños y pre-
tes. Desde el malestar psíquico y físico que asola a las pero tenemo s un poder desmesurado.
sociedades más ricas, hasta la quiebra de las econo -
mías de subsistencia en las más pobres. En uno y
otro extremo, del alma al estómago, lo que se padece - _ e posmodernid ad
es una impotencia vinculada a la imposibilidad de
ocuparse y de intervenir en las propias condiciones Hemos pasado, así, de la condición posmoderna
de vida. Es el fin del tiempo vivible, como decíamos ~ condició n póstuma. El sentido del después ha
al principio. Un nuevo sentido de la desesperación. i=::::arlo: del después de la modernidad al después
Ya lo anunciaba un autor como Günther Anders después. Las consecuencias civilizatorias de este
en los años cincuenta en sus ensayos sobre La obso- c:'eylazami ento están siendo exploradas hoy, sobre
lescencia del hombre. Lo que planteaba entonces es por la literatura, la ficción audiovisual y las ar-
que el hombre se ha hecho pequeño. Pequeño , ya no ~ Tambié n el periodismo ficción, el que se dedica
ante la inmensidad del mundo o bajo los cielos infi- ra.srrear te ndencias de futuro, le está dedicando
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grandes dosis de atención. Pero ¿cómo pensarlo? sino que tiñe de sombras nuestros escaparates
¿Cómo pensarlo para que la comprensión nos lleve c::r;ansahleluz artificial.
más allá del temor y de la resignación? Es!a nueva captura narrativa del sentido del fu-
La condición posmoderna fue caracterizada por cambia radicalmente la experiencia del presen-
Jean-Franc;:ois Lyotard como la incredulidad hacia 8:i - aiios ochenta y noventa del siglo pasado, la
los grandes relatos y sus efectos sobre las ciencias, el ....-.L,Gcióneconómica invitaba a la humanidad a
,i;,.,....._..
lenguaje y el conocimiento. Según su análisis, lo que ~ Ln presen te eterno hinchado de posibles,
caracterizaba a los saberes posmodernos es que ni la ~acros y de promesas realizables en el aquí y
historia como escenario del progreso hacia una so- ;a. La posmo dernidad elaboró el sentido y las
ciedad más justa, ni el progreso como horizonte des- :::.=.:c:::::~es de esta recién estrenada temporalidad. Li-
de donde valorar la acumulación científica y cultu- 1::e::ada del lastre del pasado y de la coartada del fu-
ral hacia la verdad eran ya el marco de validez de la lo que la globalización ofrecía era un presente
actividad epistemológica, cultural y política. El des- ~ del hiperco nsumo, de la producción ilimita-
pués posmoderno, tal como lo elaboraba Lyotard en • de la unificac ión política del mundo. Un ecu-
su informe de 1979La condición posmoderna, se en- c::::'!".':"smo mercantil que hacía de la red la forma de
contraba liberado del sentido lineal de la metanarra- reconciliació n, y de la esfera terrestre la imagen
ción histórica de progreso y se abría a los tiempos " ~ comunida d salvada . En este presente, el futuro
múltiples , a las heterocronías, al valor de la inte- no era necesa rio porque de algún modo se había
rrupción, al acontecimiento y a las discontinuida- t"?:i :zadoo estab a en vías de hacerlo.
des. Como para el punk, que alzaba sus gritos de vida Lo qt,.e esta mos experimentando en la condición
y de rabia también en esos años, el «no futuro» pos- p:,s:rroa no es una vuelta al pasado o una gran regre-
moderno era experimentado como una liberación. como desde algunos debates actuales se está
Frente a ello, la condición póstuma se cierne hoy ~niendo pensar , sino la quiebra del presente
sobre nosotros como la imposición de un nuevo re- ~"!DO y la puesta en marcha de un no tiempo. Del
lato, único y lineal: el de la destrucción irreversible ~me de la salvación, al presente de la condena.
de nuestras condiciones de vida. Inversión de la K:esu-o presente es el tiempo que resta. Cada día, un
concepción moderna de la historia, que se caracteri- menos . Si el presente de la condición posmoder-
zaba por la irreversibilidad del progreso y de la revo- c;a se nos ofrecía bajo el signo de la eternidad terre-
lución, tiene ahora en el futuro ya no la realización c::aJ. siemp re joven, el presente de la condición póstu-
de la historia sino su implosión. La linealidad histó- c:.a se nos da hoy bajo el signo de la catástrofe de la
rica ha vuelto, pero no apunta a una luz al final del cerray de la esterilidad de la vida en común. Su tiem-
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po ya no invita a la celebración, sino que condena a :emidad . dond e la paz y la guerra son el dentro y el
la precarización, al agotamiento de los recursos natu- fuera de la civilidad y del espacio estatal, han sido
rales, a la destrucción ambiental y al malestar físico y ~rdados. Con él, también el hori zonte kantiano
anímico. De la fiesta sin tiempo, al tiempo sin futuro. de la paz pe rpetua , es decir , el ideal regulativo de un
Las consecuencias de este giro van más allá del mdencial ava nce hacia la pacificación del mundo ,
análisis de la temporalidad. Tienen efectos, tam- do borra do del mapa de nuestros posibles.
bién, en cómo se configuran los sistemas de poder, Con este ho rizont e, la acción colectiva (ya sea po-
las identidades y el sentido mismo de la acción. La ctenufica o téc nica ) ya no se entiende desde la
posmodernidad parecía culminar el giro biopolítico e:q,enmenració n sin o desde la emergencia, como
de la política moderna. Como empezó a analizar Mi- open,oón de saJvacion, como reparación o como res-
chel Foucault y han desarrollado otros autores, de =- Las héroes más emblemáticos de nuestro tiem-
Giorgio Agamben a Antonio Negri, entre otros, la scn los soco rrist as del Mediterráneo. Ellos, con
relación entre el Estado y el capitalismo configuró, cuerpos siempre a punto de saltar al agua para
del siglo xvm en adelante, un escenario biopolítico ~,........., una '-ida sin rumbo, que deja atrás un pasa -
donde la gestión de la vida, individual y colectiva, tener ningún futur o, expresan la acción má s
era el centro de la legitimidad del poder y de la orga- de nuestros días. Salvar la vida, aunque esta
nización de sus prácticas de gubernamentalidad. No ningún ot ro horizonte de sentido que afir-
es que no hubiera muerte ejecutada por las órdenes a si misma. El rescate como única recompen-
bélicas o policiales del Estado, pero bajo el régimen De zun modo. la «nueva política» que ha surgi-
biopolítico era considerada excepcional y deficitaria Esp.aña en los últimos años y que gobierna
respecto a la normalidad política. Actualmente, la --.,¡..-=pueblos, ciudade s y territorios , se presenta
biopolítica está mostrando su rostro necropolítico: ;::..:.=~~"u baJoesta lógica: su razón de ser primera,
en la gestión de la vida, la producción de muerte ya que la t ran sformación política (es decir , futu-
no se ve como un déficit o excepción sino como nor- es emerge ncia social. La política como acción
malidad. Terrorismo , poblaciones desplazadas, re- ate ciu dadano se pone por delante de la polí-
fugiados, feminicidios, ejecuciones masivas, suici- ccmo proyec to colectivo basado en el cambio
dios , hambrunas ambientales ... La muerte no natural Incluso en los movimientos sociales y en el
no es residual o excepcional, no interrumpe el orden ...=~:..u.ienro critico actual hablamos mucho de
político, sino que se ha puesto en el centro de la nor- <2:::id.adi:>S_•. Cuidarnos es la nueva revolución. Quizá
malidad democrática y capitalista y de sus guerras es hoy u no de los temas clave que van desde el
no declaradas. Hobbes y el orden político de la mo- ~-~~o has ta la acción barrial o la autodefensa
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local. Pero estos cuidados de los que tanto hablamos somete, así, a la experiencia de la catástrofe.
quizá empiezan a parecerse demasiado a los cuida- pósmmos porque de alguna manera la irre-
dos paliativos. ---~-a... rl de nuestra muerte civilizatoria pertene-
Por eso, quizá, el imaginario colectivo de nuestro 2 e:::. experienc ia del ya fue. Walter Benjamin
tiempo se ha llenado de zombis, de dráculas y de ca- ;e:::...!!:!en una revolución que restauraría, a la vez,
laveras. Mientras nos hacemos conscientes de esta • ::::=esas incu mplidas del futuro y de las vícti-
muerte que ya va con nosotros, no sabemos cómo ~ pasado. La revolución, pensada desde el es-
responder a la muerte real, a los viejos y a los enfer- teologico de la salvación, reiniciaría los tiem-
mos que nos acompañan, a las mujeres violadas y La:-=ondicion póstuma es la inversión de esta
asesinadas, a los refugiados y a los inmigrantes que ~~:::::i:ón: una muerte que no cesa, una condena
cruzan fronteras dejándose en ellas la piel. La condi- Cegará al final de los tiempos, sino que se con-
ción póstuma es el después de una muerte que no es ~ m tempo ralidad. Es la catástrofe del tiempo.
nuestra muerte real, sino una muerte histórica pro- uauastrofe del tiempo es la expresión que uti-
ducida por el relato dominante de nuestro tiempo. ~a Aleksiévich para referirse a Chernóbil.
¿Por qué ha triunfado tan fácilmente este relato? Es t:lda la ate nción leer directamente sus pala-
evidente que estamos viviendo en tiempo real un ~ fragme ntos del capítulo «Entrevista de la
endurecimiento de las condiciones materiales de ron.sigo misma ...», de Voces de Chernóbil (De-
vida, tanto económicas como ambientales. Los lími- ..LJ;~..;,,, 2015, pags. 44-56):
tes del planeta y de sus recursos son evidencias cien-
tíficas. La insostenibilidad del sistema económico Yo rairo a Chernóbil como el inicio de una nueva
también es cada vez más evidente. Pero ¿cuál es la ..._,.....,,_en la que el hombre se ha puesto en cues-
raíz de la impotencia que nos inscribe, de manera - con su anterior concepción de sí mismo y del
tan acrítica y obediente, como agentes de nuestro o( __)_ Cuando hablamos del pasado y del fu-
propio final? ¿Por qué, si estamos vivos, aceptamos introduci mos en estas palabras nuestra con-
un escenario post mórtem? ~ del tiempo, pero Chernóbil es ante todo una
a:zsuofe del tiempo.
De pronto se encendió cegadora la eternidad.
Lo catástrofe del tiempo ez::a.--onlos filósofosy los escritores, expulsados de
bb.tuales canales de la cultura y la tradición.
En la condición póstuma la relación con la muer- ~eUa úni ca noche nos trasladamos a otro lu-
te atraviesa el tiempo en sus tres dimensiones vivi- de la historia, por encima de nuestro saber y de
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nuestra imaginación. Se ha roto el hilo del tiempo. del mori r y la muerte del matar. Más concre-
De pronto el pasado se ha visto impotente; no en- -:.::~::.e
.•olvidó la distinción entre el morir y el ma-
contramos en él en qué apoyarno s; en el archivo e:::tre la finitu d y el exterminio , entre la caduci-
omnisciente de la humanidad no se han encontrado d asesinato.
las claves para abrir esta puerta. Baud rillard intuía, el simulacro ocultó el
En Chernóbil se recuerda ante todo la vida «des- 'os im pidió , así , pensar que la muerte que
pués de todo»: los objetos sin el hombre, los paisajes &.~os como horizonte pasado y futuro de
sin el hombre. Un camino hacia la nada, unos cables ~s::::,tiempo no es la de nuestra condición mortal,
hacia ninguna parte. Hasta te asalta la duda de si se de nues tra vocación asesina. Es el crimen. Es
trata del pasado o del futuro. En más de una oca- ~earo. As1 lo entendió la escritora austríaca In-
sión, me ha parecido estar anotando el futuro. - Bachm ann, autora de obra y de vida inacaba -
Lo único que se ha salvado de nuestro saber es la nunca confundió la finitud humana con la
sabiduría de que no sabemos. ~:i!::::ri"ón social de muerte, de «modos de matar»
Ha cambiado todo. Todo menos nosotros. nen es el título general de su ciclo novelísti-
- en vano había estudiado filosofía y había he-
Chernóbil , Verdún, Auschwitz, Hiroshima, Na- tesis doctoral , en plenos años cuarenta del si-
gasaki, Bhopal, Palestina, Nueva York, Sudáfrica, - U. cont ra la figura y la filosofía de la muerte de
Irak, Chechenia, Tijuana, Lesbos ... , una geografía =er. Tras abandonar la filosofía como discipli-
inacabable de la muerte que ha devorado el tiempo -~mann trasladó su investigación a la palabra
y lo ha convertido en catástrofe. Muerte masiva, ..;espojada de todo academicismo, y su con-
muerte administrada, muerte tóxica, muerte atómi - ~ •.1 posibilidad de encontrar, aún , una palabra
ca. Es la muerte provocada de millones de personas , ~era. Una de estas palabras verdaderas, que
con la cual mueren también el sujeto, la historia y el · e; sentido de la experiencia de nuestro ciern-
futuro de la humanidad. Es la muerte que la posmo- es prec isamente la palabra «asesinato ». Con ella
dernidad, con su celebración del simulacro en un ._..na 1a novela inacabada de Bachmann, Malina.
presente inagotable , negó y que ahora vuelve, como la verdad a la que nos expone esta palabra, po-
todo lo reprimido, con más fuerza. Aquí está la debi- dec ir con Bachmann que no nos estamos ex-
lidad de la cultura posmoderna , con todo lo que fue --:-.ñendo, sino que nos están asesinando, aunque
capaz también de abrir: que el presente eterno del 22 selectiv amente. Con este giro, con esta interrup -
simulacro olvidó y negó la muerte, aunque hablara =r= del sentido de nuestro final, la muerte ya no se
de ella. Acogió la finitud y la fragilidad, pero no la .,--ectaaJ final de los tiempos, sino que entra en el
28 29
tiempo presente, muestra las relaciones de poder de - · én. mano a mano con las culturas y formas
las que está compuesta y puede ser denunciada y h;imanas y no humanas, que lo padecieron
combatida. El tiempo de la extinción no es el mismo invasión y una imposición, dentro y fuera
que el del exterminio, como tampoco lo son el morir ~- Debemos hacerla juntos porque el pro-
yel matar. modernizac ión está poniendo en riesgo los
Dice Aleksiévich, en el fragmento citado, que del císmos de nuestro mundo común. Pero esa
pasado solo se ha salvado la sabiduría de que no sa- p..--ecisamente porque se trata de una crítica
bemos nada. Es decir , esa vieja condición socrática c!el progreso y a sus correspondientes for-
del no-saber como puerta hacia un saber más verda- credulidad, nos devuelve a las raíces de la
dero, porque ha pasado por el abismo del cuestiona-
miento crítico radical. El no-saber, desde este gesto
-===~
~a como actitud y no como proyecto, como
-==~::2:o ·on de los dogmas y de los poderes que se
soberano de declararse fuera del sentido ya hereda- ~::1!:::b:n de ellos.
do, es todo lo contrario del analfabetismo como con- zrmema ilustrada se desencadena, precisa-
dena social. Es un gesto de insumisión respecto a la cn:no la potenc ia de un sabio no saber, para
comprensión y la aceptación de los códigos, los m los términos de Aleksiévich. No es un es-
mensajes y los argumentos del poder. ~~~....u, . es un combate del pensamiento contra
Declararnos insumisos a la ideología póstuma es, es estable cidos y sus autoridades, un com-
para mí, la principal tarea del pensamiento crítico pefüamie nto en el que se confía una convic-
hoy. Toda insumisión, si no quiere ser un acto suici- -~ pensa ndo podemos hacernos mejores y
da o autocomplaciente, necesita herramientas para merece ser pensado aquello que, de una
sostener y compartir su posición. En este caso, nece- ClCra,contribuye a ello. Rescatar esta con vic-
sitamos herramientas conceptuales, históricas, poé- es ir al rescate del futuro con el que la mo-
ticas y estéticas que nos devuelvan la capacidad per- --=.;;;_;;~ sente nció al mundo al no futuro. Todo lo
sonal y colectiva de combatir los dogmas y sus ~ es empezar a encontrar los indicios para
efectos políticos. Por ello propongo una actualiza- --&:=ar· de nuevo un tiempo de lo vi vi ble. Esta con-
ción de la apuesta ilustrada, entendida como el com- no pue de ser el monopolio de nadie: ni de
bate radical contra la credulidad. Hemos recibido la d2se-social, ni de la intelectualidad, ni de unas
herencia ilustrada a través de la catástrofe del pro- --..:::iK1nes determinadas. Tampoco de la identi-
yecto de modernización con el que Europa colonizó ral europea. Poder decir: «no os creemos»
y dio forma al mundo . La crítica a ese proyecto y a elp.""eSión más igualitaria de la común potencia
sus consecuencias debe ser continuada y elaborada, re=samie nto.
30 31
2. Radicalismo
ilustrado
33
na ni posmoderna sino fuera ya de este ciclo de Pankai~1ishra La edad de la ira. Una historia del pre-
periodización lineal del sentido histórico. Una ilus- sa.re (Galaxia Gutenberg, 2017) recoge un sangrante
tración planetaria, quizá, más geográfica que histó- pano rama cultural y político derivado de este resen-
rica y más mundial que universal. t=ntento sembrado por la propia modernización de
Frente a esta definición de la ilustración, entien- ame occ idental en todo el mundo. Mishra expone
do la modernización, en cambio, como un proyecto ~ mente la relación directa de ilustración y mo-
histórico concreto de las clases dominantes euro- oemiza ción como principal argumento de la catás-
peas , vinculado al desarrollo del capitalismo indus- e act ual:
trial a travé s de la colonización. La modernización
del mundo es un proyecto civilizatorio que dualiza Los ambiciosos filósofos de la Ilustración dieron
la realidad en todas sus dimensiones y jerarquiza su a luz la idea de una sociedad perfectible -un Cielo
valor: lo antiguo y lo nuevo, el tiempo pasado Y el en la tierra más que en el más allá-. Esta fue adop-
tiempo futuro, la tradición y la innovación, la raza tada con entusiasmo por los revolucionarios france-
blanca y las otras, la tecnociencia y los saberes me- ses -Sai nt -Just, uno de los más fanáticos, comentó
nores, la razón y la superstición, el valor de uso Y el memo rablemente que «la idea de felicidad es nueva
valor de cambio , nosotros y ellos ... y, atravesando ~ Europa »- antes de convertirse en la nueva reli-
todas estas contraposiciones, la dualidad funda- gjón política del siglo XIX. Introducida hasta el cora-
mental , que es la que distingue y opone frontalmen- :umde l mundo poscolonial en el siglo xx, se convir -
te el mundo natural y el mundo humano , la natura- tió en fe en la modernización desde arriba.
leza y la cultura. En todas estas dualidades hay un
signo positivo y un signo negativo, un más y un me- La co nfusión entre el impulso emancipador que
nos. Esto conlleva, por supuesto, una nueva opera- el des eo de una vida feliz y digna en la tierra y el
ción de dominación que afecta a todos los ámbitos ..-ecto de dominio sobre todos los pueblos y los re-
de la vida, allí donde llega la modernización. Las :::::sosnat urales de la tierra es peligrosa porque igno-
heridas que este proyecto civilizatorio ha dejado so- n ~ ro mbate interno a la propia modernidad y nos
bre nuestros cuerpos y nuestras mentes, sobre los sin referentes y sin herramientas emancipadoras
ecosistemas del planeta, sobre las lenguas, culturas, tas que combatir los dogmatismos de nuestra os-
saberes y formas de vida del mundo entero han de- .:::::2 cond
ición póstuma, sus gurús y sus salvadores.
satado en las últimas décadas una ira , una especie La disti nción , interna a la modernidad, entre la
de consenso antimoderno que es, a la vez, una cier- ta crítica de una ilustración radical y revolu-
ta unanimidad antiilustrada. El reciente libro de y los distintos proyectos moderados y refor-
.::icna."ia
34 35
mistas modernos, que la reconducen y neutralizan, t.:lSU'ación radical exige es poder ejercer la libertad
ha sido desarrollada por diversos historiadores que so meter cualquier saber y cualquier creencia a
han alterado la visión que los vencedores de la filo- Cl:aIDen. venga de donde venga, la formule quien la
sofía y la política moderna nos habían ofrecido . Qui- :.nnu le, sin presupuestos ni argumentos de autori-
zá el más conocido de ellos es Jonathan Israel, pero . Este examen necesario, sobre la palabra de los
en la misma línea han trabajado, antes y después ecos y, especialmente, sobre el pensamiento pro-
que él, otros referentes como Margaret Jacob, Ann es a lo que empiezan a llamar entonces, de ma-
Thomson, Paul Hazard, Philipp Blom, etc. Gracias a cea '.!enérica, la crítica. Más allá del sentido estricto
ellos, más que a través de la historia de la filosofía es te término había tenido y que se refería a la
escrita siempre desde el imperio de Kant y del idea- de interpretación de los textos antiguos, en el
lismo alemán, podemos acceder a otro sentido de la xvmpasa a significar, siguiendo aún la Encyclo-
ruptura ilustrada e interrogarnos por su actualidad. «un examen claro y un juicio equitativo de las
El combate contra la credulidad no es el ataque a uccio nes humanas».
cualquier creencia. Las creencias son necesarias La critic a no es un juicio de superioridad. Todo lo
para la vida y para el conocimiento. La credulidad, ·o. Es la atención necesaria que precisa una
en cambio, es la base de toda dominación porque que se sabe finita y precaria y asume esta con-
implica una delegación de la inteligencia y de la Continúa la Encyclopédie: «¿Qué debe hacer
convicción . Afirman los enciclopedistas en la entra- C:::lxiE~ el crítico?( ...) en una palabra, convencer al
da «Crítica» de la Encyclopédie Franraise: «la credu- :u h umano de su debilidad, con tal de que pue-
lidad es la suerte de los ignorantes; la incredulidad ear utilmente la poca fuerza que derrocha en
decidida, la de los medio sabios; la duda metódica, Por eso Kant radicaliza aún más la apuesta
la de los sabios». Para la ilustración no se trata de --~'"-=- no solo necesitamos someter a examen las
establecer cuál es el saber más acertado sino cuál es es que producimos (las de la ciencia, la ley,
la relación más acertada con cada una de las formas res morales, etc.), sino que la razón misma
de la experiencia y del saber. La apuesta no consiste, ser so metida también a su propia crítica, sos-
por tanto, en sustituir a la religión por la ciencia y de sí misma e interrogarse siempre acerca de
hacer de ella, como se dice a menudo, una nueva re- opios de seos y límites. «La razón produce
ligión moderna. La ilustración no es el combate de la i::r=.:..:nros--.
... La frase es de Goya, pero la podría ha-
ciencia contra la religión o de la razón contra la fe. :o el mismo Kant.
Esta es una simplificación reduccionista que distor- e un punto de vista ilustrado, por tanto, la
siona lo que verdaderamente está en juego. Lo que la es autocritica, el examen autoexamen, la edu-
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cación autoeducación. En definitiva, crítica es auto- derot, el barón de Holbach, John Toland, Helvétius,
nomía del pensamiento pero no autosuficiencia de la Voltaire, Rousseau, Pierre Bayle, Hobbes, La Met-
razón. La pregunta que guía a la ilustración no es, por trie, etc. Ya no se trata de que el verbo se haya hecho
tanto, el «¿hasta cuándo?» de la condición póstuma carne, sino de que la carne produce verbos y que los
sino el «¿hasta dónde?» de la crítica. ¿Hasta dónde verbos tienen consecuencias en las maneras en que
podemos explorar la naturaleza sin extraviarnos ni vamos a vivir en nuestra carne.
destruirla? ¿Hasta dónde podemos preguntarnos por Asumir la condición natural y corporal de lo hu-
los principios y los fundamentos sin prejuicios? mano implica aceptar la parcialidad y la precariedad
¿Hasta dónde son válidos y para quién determinados de nuestras verdades, pero también la perfectibili-
valores morales? ¿Y ciertos dioses? ¿Hasta dónde dad de lo que somos y hacemos de nosotros mismos.
queremos ser gobernados bajo ciertas leyes y por de- Saber ya no es acceder a las verdades eternas de Dios
terminados soberanos? La crítica es un arte de los lí- sino mejorar nuestra propia comprensión y relación
mites que nos devuelve la autonomía y la soberanía. con el mundo que nos rodea. Los ilustrados no eran
La razón es autónoma pero no autosuficiente u nos ilusos del progreso. Demasiadas veces el de-
porque la ilustración se atreve a asumir el carácter sencanto posterior los ha pintado así, embobados en
natural de la condición humana. En continuidad ,a credulidad que precisamente combatían. La ilus-
con la naturaleza y no más allá de ella, el alma hu- tración radical no es ilusa sino combativa. Y su com-
mana no puede aspirar a una visión privilegiada, ni promiso, desde Spinoza hasta Marx, incluso Nietzs-
a una inteligibilidad superior, ni a una verdad eter- .:he, no es otro que la mejora del género humano,
na. Saber es trabajo, elaboración, ensayo-error, una contra todo aquello que, de manera habitual, lo opri-
elaboración continua e inacabada del sentido y el me y lo degrada. A lo largo del siglo xvm, la experien-
valor de la experiencia humana. En las raíces de la cia directa de la prosperidad material, sobre todo en
ilustración, antes de su captura idealista y positivis- la Inglaterra industrial y colonial, alterará profunda-
ta, hay un reencuentro con la condición corporal y mente el sentido de esta exigencia moral, política y
carnal del ser humano. El materialismo antiguo, el :::ientífica de «hacernos mejores» a través del saber.
de Demócrito, Epicuro y Lucrecio, pasado por las Poco a poco, mejorar significará prosperar y el pro-
lecturas clandestinas de Spinoza, entra de nuevo en greso del género humano se identificará con el au-
escena. ¿Cómo argumentar que la materia piensa y "llento de la riqueza. Pero este desplazamiento del
cuáles son las consecuencias de esta afirmación? sentido de la emancipación por parte de la economía
Esta es la pregunta que la ilustración radical nos po lítica es uno de los grandes giros que neutraliza -
deja, a través de las discusiones de autores como Di- ran la radicalidad de la apuesta crítica de la ilustra-
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ción. El otro vendrá de fuerzas más internas, de la Hegel, el filósofo que reúne la idea de formación
propia esfera pública como escenario de una nueva Bildung) de la humanidad y su culminación en la
forma de servidumbre: la servidumbre cultural. :orma Estado, explica muy bien cómo opera el siste-
m a de la cultura en esta tarea de libre subordina-
ción. Escribe en Filosofía del derecho:
Servidumbre cultural
La cultura es por lo tanto en su determinación
Con la consolidación del Estado moderno y de absoluta la liberación y el trabajo de liberación su-
sus formas de poder, la esfera pública se constituye perior(. ..). Esta liberación es en el sujeto el duro tra-
como sistema de la cultura. La disolución del poder bajo contra la mera subjetividad de la conducta,
teocrático y de la sociedad estamental hace de la contra la inmediatez del deseo, así como contra la
cultura el principal medio desde donde dar forma y arbitrariedad del gusto. El que este trabajo sea duro
sentido a la vida colectiva, sus relaciones de perte- constituye parte del poco favor que recibe.
nencia y sus mecanismos de obediencia. Frente a los
vínculos por obligación (religiosa, de linaje y de Lo que hace la cultura, por tanto, es liberar al ciu-
vasallaje). el sistema de la cultura es el encargado éa dano de los particularismos para integrar al sujeto
de forjar al ciudadano libremente obediente: debe en el Estado. Liberarlo de la inmediatez para obli-
articular, a la vez, su autonomía como sujeto y su garlo a la mediación. Emanciparlo de la arbitrarie-
obediencia como ciudadano. En el Estado moder- da d para despertarlo hacia el punto de vista de la
no, el contrato es la forma del vínculo: contrato so- ;.miversalidad. Emancipación y sujeción, libertad y
cial y contrato laboral. Yel contrato presupone, aun- '.'lbediencia se encuentran en una existencia sin fi-
que sea formalmente, la libre adhesión de las suras. La autonomía se ha reconfigurado en auto-
partes. ¿Cómo orientar la adhesión libre? ¿Por qué obediencia. Pocas décadas más tarde Freud, en El
con unos y no con otros? Y ¿hasta dónde se extien- malestar en la cultura, analizará el dolor de esta in-
den las exigencias de la implicación mutua? La cul- tegración, represiva y forzosa, y sus entrañas psíqui-
tura moderna moviliza dos ideas: la identidad nacio - cas y políticas.
nal y la prosperidad económica, como argumentos Frente a la servidumbre cultural, la crítica radical
principales de la libre adhesión. Es la forma de lo y su combate contra la credulidad y sus formas de
que La Boétie ya había analizado en el siglo XVI: la "'presión se convierte en crítica de la cultura. Es de-
servidumbre voluntaria , desplegada ahora como ser- cir, en desenmascaramiento de la cultura como siste-
vidumbre cultural. ~ a de sujeción política. Esta crítica no es la que se
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desprende de la mirada de un juez externo, inmune, formas literarias, etc. Esta circularidad es parte de
sino el autodiagnóstico del cuerpo y de las mentes nuestra experiencia póstuma, ya que se trata de un
doloridas, sometidas por el propio proyecto de la cul- ejercicio de la critica que solo puede moverse en el
tura y su responsabilidad política. Nietzsche desen- espacio que queda entre lo que ya fue y la imposibi-
mascara en la cultura de la Europa de su tiempo los lidad de ser otra cosa. Como un circuito de agua ce-
valores de una moral resentida y enfermi za. El ro- rrada, aparenta movimiento pero no va a ninguna
manticismo destapa la alienación silenciada en los parte, mientras se pudre. Es preciso salir de este bu-
éxitos de la modernización. Marx mue stra cómo en cle y situar la necesidad de la crítica en sus raíces: la
ella se alojan y operan los intere ses de clase de la bur- denuncia de las relaciones entre el saber y el poder
guesía. El feminismo descubre la discriminación po- no tiene interés en sí misma, sino que solo adquiere
lítica, productiva y reprodu ctiva que el discurso de la valor en sus efectos de emancipación. Es decir, en la
emancipación universal encubre. \\.alter Benjamín medida que nos devuelve la capacidad de elaborar el
señala ese resto que las narra ciones de progreso, in- sentido y el valor de la experiencia humana desde la
cluso las revolucionaria s, estan deja nd o perder. La afirmación de su libertad y de su dignidad.
teoría crítica de su s compañeros de la Escuela de De hecho, los primeros ilustrados ya advirtieron
Frankfurt denuncia la violencia de la ind ustria cultu- de este peligro . Lejos de creer ingenuamente que la
ral y sus efectos destru ctivos. Las difere nte s escuelas ciencia y la educación redimirían por sí mismas al
del pensamiento poscolonial demuest ran la relación género humano del oscurantismo y la opresión, lo
intrínseca entre colonialidad y modernida d. que planteaban era la necesidad de examinar qué sa-
Y así, hasta nue stros d1as, en qu e las institucio- beres y qué educación contribuirían a la emancipa-
nes globales de la culwra se han con\'e rtido en la ción, sospechando de cualquier tentación salvadora.
sede permanente de la cmica cultural. Especial- Hay que leer muchas veces el Discurso de las artes y
mente este es el caso de los museos de arte contem- las ciencias de Rousseau y El sobrino de Rameau de
poráneo, pero tamb ién de,~ esrudios cul turales, de Diderot, entre otros textos, para no simplificar la en-
las facultades de filosof1a y de ciencias r umanas y vergadura del desafío ilustrado. Ambos, desde su
de una parte importante del ensayo de pen samiento inicial amistad y desde la distancia posterior, eran
contemporáne o. El prob!er:::Ja es que cuan do la cul- plenamente conscientes de que la cultura de su tiem-
tura se reduce a critica de t2 ~ ~ su autonomía po era la principal coartada de un sistema de poder
queda conden ada a la au:o..-re:e:~:ialida d: la filo- hipócrita y adulador que reproducía, desplazándolas,
~ ane como crítica
sofía como cnti ca de la ti................ las anteriores relaciones de poder. Escribe Rousseau
de la instituci on ar..e. µ l··err:::::aoo=ocn •ica de las en el Discurso: «Las sospechas, las sombras, los te-
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mores, la frialdad, la reserva, el odio, la traición se conocimientos y más educación e invocamos su po-
ocultarán siempre tras el velo uniforme y pérfido de der salvador. Es como un mantra que se repite y que
la buena educación, esa urbanidad tan elogiada que difícilmente se sustenta en ningún argumento con-
debemos a las luces de nuestro siglo.» Pero no es solo trastable. El hecho decisivo de nuestro tiempo es
el Rousseau desengañado, el huraño y el prerromán- que, en conjunto, sabemos mucho y que, a la vez,
tico. También Diderot, «le philosophe», muestra los podemos muy poco. Somos ilustrados y analfabetos
límites del dogma ilustrado cuando Rameau, el pa- al mismo tiempo.
riente desgraciado del gran músico del momento, es Rousseau denunciaba que desarrollo cultural y
descalificado por sus señores con las siguientes pala- desarrollo moral se habían desacoplado. Diderot
bras: «¿Quieres tener sentido común, entendimien- mostraba las relaciones de dominación económica
to, razón según parece? Pues lárgate. De eso ya tene - que sostenían el simulacro de moralidad y de sensi-
mos nosotros.» La obra El sobrino de Rameau retrata bilidad estética de la sociedad ilustrada. Nuestro desa-
con esta actitud la posición de una clase dirigente cople es aún más radical: lo sabemos todo y no pode-
que empieza a monopolizar y a instrumentalizar el mos nada. El simulacro ya no hace falta. Nuestra
acceso a la cultura y al conocimiento. ciencia y nuestra impotencia se dan la mano sin ru-
Ambos vislumbraron la servidumbre cultural bor. Vivimos en tiempos de analfabetismo ilustrado.
que la ilustración empezaba a alimentar. Ambos de-
nunciaron el simulacro y alertaron contra toda inge-
nuidad culturalista. Con la apuesta ilustrada nacía Analfabetismo ilustrado
pues su propia crítica, con la confianza, la sospecha:
esta es la actitud fundamentalmente ilustrada, en la Con el combate contra la credulidad aparece un
que la autocrítica no se confunde con la autorrefe- nuevo problema: no basta con tener acceso al cono-
rencialidad. Esta relación implacable entre la apues- cimiento disponible de nuestro tiempo, sino que lo
ta emancipadora y la cnrica de sus propios peligros importante es que podamos relacionarnos con él de
es la que necesitamos actualizar hoy. Nuestro pro- manera que contribuya a transformarnos a nosotros
blema es que se han separado: por un lado, la explo- y a nuestro mundo a mejor. Si lo sabemos potencial-
tación del desencanto ante los efectos destructores mente todo, pero no podemos nada , ¿de qué sirve
de la modernización y su fraude a la hora de cons- este conocimiento? Caemos en la misma inutilidad,
truir sociedades más Justas y más libres refuerza redundancia y desorientación que denunciaba la
cada vez más la cruzada antiilustrada. Por otro lado, ilustración. Credulidad sobreinformada. Hay que ir
ante la catástrofe de nuestro tiempo , exigimos más más allá, por tanto, de la lucha por el acceso libre al
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conocimiento, que es condición necesaria pero no Con la revolución científica, que entre los siglos
suficiente de la emancipación. xvr y xvm en Europa se vive como una eclosión de
En realidad, el problema del acceso universal al producción de datos experimentales, de técnicas y
conocimiento es un problema moderno. Con el au- de conocimientos articulados a partir de ello s, el
mento de la producción científica, artística y mediá- problema del acceso empieza a tener el sentido que
tica pasa a un primer plano la pregunta acerca de le damos actualmente: ¿quién y qué instituciones
quién puede acceder a qué. En cambio, en la antigua deben tener el cuidado y el monopolio de estos co-
Grecia, así como en muchas otras culturas, el proble- nocimientos? ¿Cómo comunicarlos y almacenarlos?
ma principal no era el acceso al conocimiento sino la ¿Quiénes deben ser sus audiencias, receptores, in-
comprensión de la verdad y sus efectos sobre la vida. terlocutores y beneficiados? Pronto los manuales,
Lo constatan los fragmentos de Heráclito, los diálo- los diccionarios y las enciclopedias empezarán a
gos platónicos o los textos taoístas , como el Lao-Tse convertirse en codiciados bestsellers, las socieda-
o el Zhuangzi: ¿de qué nos sirve saber esto o aquello des y las academias de ciencias se emanciparán de
si estamos lejos de comprender su sentido? El logos, las instituciones políticas y religiosas que hasta en-
la idea, el Tao ..., los nombres cambian para indicar lo tonces habían custodiado el conocimiento y la esfe-
mismo: que el conocimiento no es una determinada ra pública empezará a nutrirse , a través de publica-
información o discurso acerca de algo, sino un modo ciones impresas cada vez de mayor tirada, de lo que
de relacionarnos con el ser, con el ser del mundo que ya podemos empezar a llamar producción científi-
nos rodea y con el propio, si es que se pueden sepa- ca. Es entonces cuando se plantea la cuestión peda-
rar. El problema del acceso , por tant o, no es el de la gógica y la pregunta política sobre la universaliza-
disponibilidad sino que es el problema del camino, ción, dentro de los estados europeos - y, en parte, en
de una aproximación que impli ca un desplazamien- sus colonias- , de la educación estatal o pública. El
to. Cuando en Occidente el monoteís mo incorpora acceso de todos a la educación se convier te enton -
su matriz religiosa al sust rato filosofico y científico ces, hasta nuestros días, en uno de los puntos prin-
griego, la idea se mantiene , aunque el camino de la cipales de cualquier programa político de signo
verdad implica la condi ción de que esta haya sido emancipador , guiado por las nociones de igualdad ,
revelada y que sea sosteni da a traves de la fe. Pero el de libertad y de justicia.
hecho sigue siendo el mismo: la relación con la ver- Pero ya en ese momento se detectó, por parte de
dad altera nuestra posición y nuesuo modo de estar, los mismos impulsores del movimiento ilustrado ,
con sentido , en el mun do. Es comprensió n o, en cla- que la disponibilidad y la accesibilidad de los nue-
ve más religiosa, ilum inac1on o re'\ elacion. vos conocimientos, producidos cada vez en mayor
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cantidad y a mayor velocidad, no cerraban el proble - Ya entonces, a mitad del siglo xvm, se temía la
ma sino que abrían otros. Concretamente, en la mis- saturación de las bibliotecas, la acumulación de co-
ma entrada «Crítica» de la Encyclopédie, los enciclo - nocimiento inútil y la imposibilidad de relacionarse
pedistas señalan su necesidad a partir de algunos adecuadamente con el saber. Sin el ejercicio de la
problemas que parecen contemporáneos nuestros. crítica, el conocimiento tiende a volverse inútil por-
Concretamente: la velocidad, la arbitrariedad, la que, aunque accedamos a sus contenidos, no sabe-
inutilidad y la imposibilidad de digerir, es decir, de mos cómo ni desde dónde relacionarnos con ellos. La
comprender, lo que se está produciendo. crítica, como desgranan en el mismo texto, se des-
pliega en una actividad múltiple que consiste en se-
El deseo de conocer muchas veces resulta estéril leccionar, contrastar, verificar, desechar, relacionar
por un exceso de actividad. La verdad requiere ser o poner en contexto, entre otras. No solo constata
buscada, pero también precisa que se la espere, que sino que valida, no solo acumula sino que interroga
se vaya por delante de ella pero nunc a más allá de sobre el sentido, de manera dinámica y contextuali-
ella. El crítico es el guía sabio que debe obligar al zada. No estamos tan lejos de esa situación, pero las
viajero a detenerse cuand o se acaba el día, antes de condiciones han cambiado y se han vuelto mucho
que se extravíe en las tinieblas. más complejas.
(...) Los descubrimient os precisan un tiempo de Hoy tenemos pocas restricciones de acceso al co-
maduración, antes del cual las pesquisas parecen nocimiento, pero sí muchos mecanismos de neutra-
ser infructuosas. Una verdad espera, para eclosio- lización de la crítica. Entre muchos otros, podemos
nar, la reunión de sus elementos (...). El critico de- destacar cuatro: la saturación de la atención, la seg-
bería observar con cuidad o esta ferment ación del mentación de públicos, la estandarización de los
espíritu humano, esta digestión de nuestros conoci- lenguajes y la hegemonía del solucionismo.
mientos(. ..). Así, lograría im poner silencio a quienes
no hacen sino engordar el volumen de la ciencia, sin
aumentar su tesoro. (...) De esta forma. ¡cuánto es- Neutralizaciones de la crítico
pacio conseguiríamo s liberar en nue:,-uasbibliote-
cas!Todos estos autores que parlotean sob re ciencia Los enciclopedistas ya se referían a los tiempos
en vez de razonar, serían apanados de la lista de li- lentos de la verdad y a la dificultad de digerir los co-
bros útiles: así tendríam os mucho menos que leer nocimientos disponibles. Si hubieran imaginado,
y mucho más para recoger. por un momento, el alcance del problema dos siglos
y medio después, seguramente habrían sucumbido
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en una indigestión incurable. Tanto en velocidad bre todo lo que sucede a nuestro alrededor. El doble
como en cantidad el salto ha sido exponencial. Te- límite de la atención, la recepción de datos e infor-
nemos hoy estadísticas sobre edición, producción maciones y su elaboración en forma de opinión y de
científica y datificación de la actividad colectiva que saber, tiene como consecuencia la parálisis ante un
se acercan a magnitudes de ciencia ficción. En rela- escenario desbordante. Una subjetividad desborda-
ción con este fenómeno, hay dos nociones que en los da es la que hoy se somete con más facilidad a la ad-
últimos años han tomado relevancia: la economía hesión acrítica a la opinión, ideología o juicios de
de la atención y la interpasividad. otros. Puesto que no podemos formarnos una opi-
El primer término, acuñado por el economista nión sobre todo lo que nos rodea, seguimos o nos
Michael Goldhaber, remite al hecho de que cuando apuntamos a las que otros nos ofrecen ya formatea-
el volumen de información con que nos relaciona- das, sin tener la capacidad de someterlas a crítica.
mos aumenta tanto, el problema ya no es solo la ne- ¿No es este el mecanismo de aquello que Kant llama-
cesidad de seleccionarla, sino también la imposibili- ba la heteronomía? La diferencia es que en otros
dad de prestarle atención a toda. ¿Cómo podemos tiempos la heteronomía se basaba en la ignorancia
seleccionar si no podemos atender a todo lo que nos como ausencia de conocimientos, como no-acceso
rodea? ¿Cómo discriminar críticamente si no pode- al saber, mientras que hoy funciona sobre su accesi-
mos procesarlo (digerirlo) todo? Es obvio que el au- bilidad desbordante y, por tanto, inoperante.
mento exponencial de información y de conoci- Cada época y cada sociedad tienen sus formas de
miento provoca que una gran parte de este saber ignorancia. De ella se desprenden sus correlativas
quede sin atender y que, por lo tanto, sea la atención formas de credulidad. La nuestra es una ignorancia
misma y no la información lo que se convierte en un ahogada en conocimientos que no pueden ser dige-
bien escaso y valioso. ridos ni elaborados. Una de sus figuras más extre-
Esta es la conclusión en térm inos de economía mas es la que ha sido llamada «interpasividad », o
de la atención, pero junt o a ella necesitamos desa- «subjetividad interpasiva». Término acuñado por el
rrollar una psicología y una pohtica de la atención. filósofo vienés Robert Pfaller, ha sido retomado en
La primera tiene que ver con las patolo gías que la más de una ocasión, también, por la crítica cultural
misma saturación de la aten cion produce: ansiedad, de Slavoj Zizek. La interpasividad es una forma de
desorientación, depresi ón. La sep m da, con las con- actividad delegada que oculta la propia pasividad:
secuencias y los desafí os pohticos que esta misma más en concreto, en todo aquello que no hacemos,
atención saturada gener a. Bas1camente, impotencia dejando que sea otro, y normalmente una máquina ,
y dependencia. No podemos formamos opinión so- quien lo haga por nosotros: desde las fotocopias que
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por haberlas hecho ya no llegaremos a leer nunca, de públicos. Esto ocurre tanto en el mercado como en
como decía Umberto Eco respecto a los académicos, la academia. Se nos ofrecen conocimientos y produc-
hasta las canciones o películas que por haberlas des- tos tecnológicos y culturales según segmentos: seg-
cargado ya no escucharemos ni veremos nunca. La mentos de edad, de renta, de procedencia, etc.
máquina lo ha hecho por nosotros. Es una relación El segmento no es un fragmento. En los debates
sin relación que mueve información pero que, ob- acerca de la posmodernidad se discutió mucho acerca
viamente, no genera experiencia, comprensión ni del valor del fragmento en el fin de las grandes narra-
desplazamiento alguno. ciones. El fragmento era ambivalente: ruinoso y libre
Tiempo atrás ya se alertaba también de los peli- a la vez. Algo roto y algo liberado que abre un campo
gros de la especialización. El desarrollo de las cien- de incertidumbre y la posibilidad de nuevas relacio-
cias y de las técnicas en la modernidad produjo una nes. El segmento, en cambio, es una elaboración que
progresiva dificultad y autonomización de las diver- categoriza, pauta y organiza la recepción de los sabe-
sas disciplinas entre sí y respecto al tronco común res. Organiza la distancia para gestionarla de manera
de la filosofía. Esto tuvo como consecuencia la apa- previsible e identificable.
rición de un nuevo tipo de ignorancia que hoy nos La segmentación del saber y de sus públicos tiene
afecta inevitablemente a todos: la de saber solo acer- que ver, más bien, con una estandarización de la pro-
ca de una disciplina e ignorar radicalmente las no- ducción cognitiva. Lo que parece lejano respecto a los
ciones más fundamentales del resto. Esta tendencia contenidos se asemeja en cuanto a los procedimien-
tuvo un amortiguador hasta la primera mitad del tos. La transversalidad ya no conecta experiencias
siglo xx en la idea de cultura general, que hacía de sino modos de funcionar. Se trate de lo que se trate,
contenedor y de caja de resonancia de las experien- la cuestión es que todo funciona igual. Tres ejemplos:
cias ofrecidas por las distintas especialidades cientí- la actividad académica, el mundo de la moda o el
ficas, artísticas y humanísticas, aunque fuera de for- aparato mediático de la opinión. En los tres casos ve-
ma muy simplificadora. Actualmente incluso esta mos una situación similar: la yuxtaposición de con-
noción se ha vuelto impracticable. tenidos que funcionan bajo unos mismos paráme-
La pregunta que se plantea entonces es: ¿nos he- tros y protocolos. En el caso de la academia, ciencias
mos vuelto todos especialistas y solo especialistas? La que no se comunican entre sí se enseñan y se inves-
respuesta es que tampoco es así. La verdadera espe- tigan con los mismos parámetros temporales, des-
cialización, cada vez más compleja y exigente, queda de unos mismos dispositivos institucionales y según
en manos de muy pocos, mientras que lo que se pro- unos mismos criterios de valoración. En la universi-
duce, en general, es una segmentación de saberes y dad ni siquiera comprendemos de qué hablan nues-
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tros vecinos de departamento, pero lo que está garan- Lo inteligencia delegada
tizado es que todos, en todas la universidades del
mundo, sabemos funcionar de la misma manera. Esta idea de gestión del conocimiento y de sus
Lo mismo ocurre con la moda: los mismos calen- resultados es la que alimenta la ideología solucionis-
darios, temporadas, aceleración de los cambios y ta, que actualmente se está volviendo hegemónica.
personalización de las tendencias, que sin embargo Tal como lo define, entre otros, Evgeny Morozov, el
hacen mover a todos al unísono, por las mismas ca- solucionismo es la ideología que legitima y sanciona
lles de las mismas ciudades, según la misma intensi- las aspiraciones de abordar cualquier situación so-
dad de los reclamos y según idéntica necesidad de cial compleja a partir de problemas de definición
cambiar incesantemente de aspecto para que nada clara y soluciones definitivas. Nacido en el ámbito
cambie. En el ámbito de la opinión, que hoy domina del urbanismo y desarrollado ideológicamente en
minuto a minuto el sentido común del conjunto de la Silicon Valley, el término solucionismo tiene su pro-
población a través de los medios, vemos esta misma pia utopía : la de transportar a la humanidad a un
estandarización de lo pensable llevada al paroxismo; mundo sin problemas. En este mundo sin proble-
las opiniones se ofrecen una al lado de la otra, con mas, los humanos podrán ser estúpidos porque el
más o menos escenificación del conflicto según las mundo mismo será inteligente: sus objetos y sus dis-
audiencias, pero siempre con el mismo presupuesto positivos, los datos que lo conformarán y las opera-
de fondo: que el hecho de tener una opinión neutra- ciones que lo organizarán. En la utopía solucionista
liza la exigencia de tener que ir un paso más allá para ya no se trata de aumentar la potencia productiva
que pueda ser puesta en cuestión. Todas las opinio- para ampliar las capacidades humanas. De lo que se
nes valen lo mismo porque son eso: opiniones. Es- trata es de delegar la inteligencia misma, en un gesto
tandarizadas en cuanto tales, pierden toda fuerza de de pesimismo antropológico sin precedentes. Que lo
interpelación y de cuestionamiento. Se expresan una decidan ellas, las máquinas, que nosotros, los huma-
al lado de la otra, pero pierden toda posibilidad real nos, no solo nos hemos quedado pequeños , como
de comunicación entre sí. La segmentación y la es- afirmaba Günther Anders, sino que siempre acaba-
tandarización son dos procesos que, paradójicamen- mos provocando problemas. La inteligencia artifi-
te, avanzan de la mano y que tienen como conse- cial, entendida así, es una inteligencia delegada. Lo
cuencia una gestión ordenada y previsible de la preocupante no es que la ejerza una máquina, una
incomunicación entre saberes y de su inutilidad re- bacteria, una partícula o el dispositivo que sea. Lo
cíproca. preocupante es que es aproblemática y, por tanto,
irreflexiva. Puede aprender y corregirse a sí misma
54 SS
acumu\ando datos. J\utoeducación significa ahora unas élites que ni siquiera saben si dirigen el mundo
autocorrección. Pero no puede examinarse a sí mis- ;ue les enriquece a toda velocidad. Con toda su di-
ma ni someterse a un juicio equitativo. Porque es . ersidad de formas, todas las formas de opresión de
aproblemática, es acrítica. Humanos estúpidos en ~:.iestro tiempo pasan por la aceptación de un «no
un mundo inteligente: es la utopía perfecta. !>.:lbemospensar lo que está pasando ni cómo inter-
La credulidad de nuestro tiempo nos entrega a enir en ello».
un dogma de doble faz: o el apocalipsis o el solucio- Ante tal desactivación de la subjetividad crítica,
nismo. O la irreversibilidad de la destrucción, inclu- t:.nanueva ilustración radical tiene como principal
so de la extinción, o la incuestionabilidad de solu- desafío volver a poner en el centro de cualquier de-
ciones técnicas que no está nunca en nuestras manos bate el estatuto de lo humano y su lugar en el mun-
hallar. Si nos hemos quedado sin futuro es porque la •do y en relación con las existencias no humanas.
relación con lo que pueda suceder se ha desconecta- ~o se trata de prolongar el proyecto inconcluso de
do completamente de lo que podemos hacer. Por eso .a modernidad, como proponía Habermas en los
da igual saber. Podemos saberlo todo, como decía- :iños ochenta. Porque no es una tarea de pasado
mos, pero igualmente no podremos hacer nada con sino una guerra que se está librando contra nuestro
ello. Incluso la pedagogía actual y sus discursos y futuro. Afirmaban con dolor Adorno y Horkheimer
proyectos renovadores predican actualmente esta en 1947 que el matrimonio entre el hombre y la na-
desconexión: hay que prepararse para un futuro del turaleza era una historia que, con la ilustración, ha-
que no sabemos nada. No hay una afirmación más bía terminado mal. Y tenían razón si la única histo-
despótica y terrorífica que esta. No es una apertura ria posible de ese matrimonio es la que ha escrito la
a la incertidumbre y a la creatividad, sino una des- modernización capitalista, eurocéntrica y antro-
vinculación entre la acción y los aprendizajes pre- pocéntrica. En la actual era planetaria, el encuentro
sentes respecto a sus consecuencias futuras. Desres- entre el hombre y la naturaleza ya no es un matrimo-
ponsabilización y despolitización como condiciones nio patriarcal, con todos sus peligros y estructuras
para la delegación de la inteligencia. Ruptura del de dominación, sino algo bastante más incierto. Lo
nexo ético de la acción. Las formas de opresión que que queda por resolver parece que es, solamente,
corresponden a esta credulidad son muy diversas: quién destruirá a quién. Frente a ello, la utopía de
desde nuevas formas de desigualdad material y cul- la inteligencia delegada se prepara para una nueva
tural extremas hasta fenómenos de degradación de conce pción de la supervivencia, ni natural ni huma-
la vida en todos sus aspectos, físicos y mentales. De- na, sino poshumana, posnatural o, sencillamente,
gradación de los empobrecidos y degradación de póstuma.
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Hay una pregunta, sin embarg o. que ninguna for-
ma de dogmatismo solucionista podra llegar nunca a
resolver. Es la pregunta que La Boétie, en el siglo XVl,
3. Humanidades
consideraba la raíz de toda insubordinación a la ser-
vidumbre voluntaria: ¿Es esto vivir? Es una pregun-
en transición
ta, como él mismo escribía , que está al alcance de
cualquiera y que puede aparecer en cualquier con-
texto de vida. No apela a una objetividad calculable
sino a una dignidad que siempre puede ser puesta en
cuestión. En definitiva , es una pregunta que se pue-
de compartir pero no delegar , porque lo que expresa
es que la vida consiste en elaborar el sentido y las
condiciones de lo vivible. Retomar esta pregunta hoy
y lanzarla contra las credulidades y servidumbres de Tomo prestado el término «en tran sición » del
nuestro tiempo es afirmar que el tiempo de la huma- movimiento ecologista Transition Towns, que, a par-
nidad puede llegar a agotarse pero que lo humano es tir de la crisis ambiental, plantea medidas y opciones
precisamente aquello que no está acabado. Reapro- de vida concretas que impulsan un cambio de para-
piarse de este inacabamiento es reapropiarnos de digma en nuestras ciudades. Bajo la idea de «entra n-
nuestra condición y de nuestra inteligencia reflexi- sición», la constatación de la crisis se vincula direc-
va, sin romper con el continuo de las inteligencias no tamente a la posibilidad de la crítica y al presente de
humanas pero sin someterlas a nuestro dictado . Las la transformación. Hablar ya de transición puede
humanidades, desde este planteamiento, no son un edulcorar la realidad y hacer ver lo que no hay, pero
conjunto de disciplinas en extinción sino un campo lo que es relevante es el giro del punto de vista. Es
de batalla en el que se dirime el sentido y el valor de decir, en vez de plantearse qué estamos perdiendo y
la experiencia humana. No hay que defenderlas, sino qué tenemos que preservar, o qué modelos futuros
que hay que entrar con fuerza en lo que a tra vés de tendríamos que soñar, pone el foco en lo que está pa-
ellas se está poniendo en juego. Frente a las humani- sando y en lo que estamos haciendo. También, por
dades en extinción, las humanidades en transición. tanto, en lo que podemos hacer ahora y aquí.
Por humanidades ya no podemos referirnos úni-
camente a las disciplinas teóricas «de letras», sino a
todas aquellas actividades (ciencias, artes, oficios,
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técnicas, prácticas creativas ...) con las que elabora- y de la gente en general por las humanidades y por
mos el sentido de la experiencia humana y afirma- todo aquello que no tiene una utilidad o un rédito
mos su dignidad y su libertad. Ya no nos orienta la inmediato . Hay que decir dos cosas al respecto,
división entre ciencias y letras, teoría y práctica, sa- como punto de partida: la primera, que mucha gente
ber académico y saberes informales. Necesitamos no ha perdido el interés por entender y dar sentido a
comprender lo que hacemos a partir de problemas su experiencia, personal y colectiva. La segunda ,
comunes que atraviesan lenguajes, prácticas y capa- que el capitalismo actual tampoco ha abandonado el
cidades diversas. interés por el conocimiento, por la educación y la
Como en el caso del ecologismo, los debates en tor- cultura. Todo lo contrario: los ha situado en el cen-
no a la denominada crisis de las humanidades han tro de un proyecto epistemológico y educativo muy
quedado atrapados en el estrecho margen entre dos claro y con objetivos muy determinados.
polos: por un lado, el lamento y las alarmas acerca de El proyecto epistemológico del capitalismo ac-
lo que se está perdiendo, la llamada a la defensa y pre- tual tiene que ver con lo que desde hace unos años
servación (de un legado, de unas tradiciones, de unos se denomina la «cuarta revolución científica e in-
hábitos, incluso de sus supuestas virtudes éticas y po- dustrial» y que desborda la digitalización en la socie-
líticas). Por otro lado, los diseños de futuro, muchas dad del conocimiento y la información. Sea real o
veces vinculados al utopismo tecnológico y a la salva- no, o solo un efecto ideológico de un desplazamien-
ción cognitiva de la humanidad gracias a la conexión to tecnológico, lo que es relevante es que estamos
de todos nuestros saberes en el hipertexto global. Tan- entrando en un paradigma de innovación que va
to un enfoque como el otro, el defensivo-nostálgico y más allá de lo que implicaba la digitalización de la
el tecnoutópico, nos alejan de la realidad presente y de sociedad del conocimiento y de la información. A mi
nuestros retos y compromisos. Para acercarnos a ella, entender, lo más importante de la cuarta revolución
propongo una reflexión mediante cinco hipótesis. es que tiene como objetivo el desarrollo de la inteli-
gencia más allá y más acá de la conciencia humana
Hipótesis 1. Lo que percibimos como un desinterés es, (internet de las cosas, fabricación inteligente, dise-
en realidad, la desinstitucionalización de las activida- ño genético, big data), poniendo en continuidad el
des humanísticas por parte del proyecto cognitivo del mundo biológico, físico y digital. Por tanto, no esta-
capitalismo actual mos ante la mera mercantilización del conocimien-
to, sino frente a la priorización de un determinado
Hay una tendencia, entre los humanistas nostál- tipo de capacidades y de inteligencias, que incluyen
gicos, a alertar y lamentar el desinterés del mercado de manera muy directa, también, las inteligencias
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múltiples y emocionales. Es una revolución que ya ciones, think tanks ..., que son quienes pasan la hoja
no depende de un solo lenguaje científico, sino que de ruta a las administraciones.
moviliza todos los saberes de los que disponemos En segundo lugar, se da una progresiva desvin-
hacia un solo fin: hacer de la inteligencia como tal, culación de la fuerza de trabajo a través de la preca-
más allá y más acá del ser humano , una fuerza pro- rización : las nuevas condiciones laborales en el sec-
ductiva. Estamos hablando de una inteligencia más tor educativo , académico y cultural tienen como
y menos que humana. ¿Dónde queda entonces la consecuencia que nadie «pertenezca» a las institu-
inteligencia como potencia reflexiva y autónoma? ciones, empresas o proyectos para los que trabaja ni
El proyecto educativo que el capitalismo actual haya un proceso de coimplicación sostenible entre
está desarrollando se sitúa en este marco epistemoló- compañeros de trabajo. Además , la dualización eco-
gico. La escuela del futuro ya se ha empezado a cons- nómica combina cada vez mejor oligarquías y preca-
truir y no la están pensando los estados ni las comu- riado. Por ejemplo: investigadores con contratos es-
nidades, sino las grandes empresas de comunicación trella, junto con amplias infanterías de profesorado
y los bancos. No tiene paredes ni vallas, sino platafor- asociado en las universidades; periodistas con ca-
mas online y profesores las veinticuatro horas. No le chés altísimos que trabajan con equipos de becarios,
hará falta ser excluyente porque será individualizado- etc. En los extremos de este fenómeno, encontramos
ra de talentos y de recorridos vitales y de aprendizaje. también la desmonetarización directa de las activi-
Practicará la universalidad sin igualdad: una idea en dades que «sobran» o que no se adaptan a las condi-
la que tenemos que empezar a pensar porque será, si ciones que impone el nuevo régimen epistemológi-
no lo es ya, la condición educativa de nuestro tiempo. co y cultural. Son las que se acaban haciendo sin
En el marco de este proyecto epistemológico y cobrar no porque así se desee sino porque esta es la
educativo global , la desinstitucionalización de las condición para que se realicen.
humanidades tiene muchas caras . Las más significa- Al mismo tiempo, también son parte de la desins-
tivas son las siguientes: en primer lugar, la reorien- titucionalización de las humanidades las desercione s
tación del sistema público, que de base del proyecto activas y los desbordamientos estructurales que este
cultural y político del Estado-nación pasa a ser con- proceso está provocando: buenos estudiantes que de-
cebido como un elemento promotor del mercado jan la universidad o la carrera académica porque no
competitivo de talentos, competencias y patentes. le encuentran sentido; investigadores que abando-
Con ello, las políticas culturales se despolitizan y los nan la investigación porque no soportan las humilla-
departamentos y consejerías pasan a manos de pro- ciones laborales, afectivas y humanas que comporta;
motores, consultores, grupos empresariales, funda- artistas que huyen del mercado de los proyectos y sus
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convocatorias y que companen sus creaciones por riencia humana y a su dignidad, tenemos que enten-
otros canales; maestros que optan por proyectos edu- der que su crisis está directamente relacionada con
cativos alternativos ... Las deserciones y los desborda- la distancia que se ha abieno entre lo que sabemos,
mientos están generando nuevas formas de autoorga- acerca del mundo y de nosotros, y nuestra capaci-
nización y de financiación, pero también potencian dad de transformar nuestras condiciones de vida.
la tendencia a la segmentación, a la disgregación, a la Hemos constatado históricamente que saber más,
conformación de micromundos y a la autorreferen- tener más educación, más información, etc., no nos
cia, ya que cada uno queda circunscrito a pequeñas hace más libres ni éticamente mejores . Tampoco ha
comunidades cada vez más identitarias. contribuido a forjar unas sociedades más emancipa-
La pregunta es: esta tendencia a la desinstitucio- das. De ahí la profunda desproporción que nos asal-
nalización ¿es favorable o desfavorable? ¿Qué limita ta y que hace de nosotros analfabetos ilustrados.
y qué permite? ¿Tenemos que aspirar a nuevas for- Foucault, siguiendo la vía crítica abiena, entre
mas de institucionalidad o recuperar las institucio- otros, por Nietzsche, nos enseñó a ver que tras la pre-
nes tradicionales bajo otras lógicas? ¿De qué nos li- misa ilustrada de la emancipación a través de la
bera la diseminación de la intelectualidad y a qué nos ciencia y de la educación se articulaban nuevas rela-
condena su precarización? En este terreno ambiva- ciones de poder. Poder sobre los cuerpos, sobre los
lente de la desinstitucionalización, que fragmenta, códigos del lenguaje, sobre los hábitos y los compor-
expulsa y a la vez potencia procesos críticos y crea- tamientos, sobre las estructuras institucionales, so-
tivos, lo que se constata, entre otras cosas, es lacre- bre los proyectos nacionales ... Toda forma de saber
ciente desvinculación de las actividades humanísti- conlleva unas relaciones de poder. Esta idea se ha
cas respecto a un proyecto colectivo de emancipa- convenido para nosotros en una premisa incuestio-
ción, capaz de dar una respuesta suficiente al pro- nable, casi en una obviedad. A partir de ella pode-
yecto del capitalismo cognitivo. De ahí la necesidad mos analizar, y así lo hacemos a menudo, las relacio-
de la segunda hipótesis . nes de poder que están inscritas en los conocimientos
de nuestro tiempo. Tenemos herramientas muy so-
Hipótesis 2. En estos momentos, sabemos más acerca fisticadas para la crítica y para examinar los efectos
de la relación del saber con el poder que de la relación de dominio del conocimiento, sus aplicaciones y su
del saber con la emancipación transmisión.
Pero, al mismo tiempo, cuando defendemos las
Si las humanidades tienen que ver con la capaci- virtudes éticas y políticas del conocimiento y de la
dad de dar forma y sentido, libremente, a la expe- educación, su necesidad para la democracia y la jus-
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ticia, a menudo caemos en argumentos tan banales Hipótesis 3. La tradición humanista occidental debe
que ni siquiera los ilustrados del siglo xvm creían, sin abandonar el universalismo expansivo y aprender a
sospechar de sus sombras y perversidades. Como he- pensarse desde un universal recíproco
mos visto antes, ellos ya desconfiaban de la cultura si
no iba de la mano de la crítica y de la autocrítica. El humanismo es un imperialismo. Un imperia-
Dice la protagonista de la película Una giornata lismo eurocéntrico y patriarcal. El humanismo,
particolare (Ettore Scola): «a una mujer inculta se le como concepción del hombre que está por debajo de
puede hacer cualquier cosa». Lo que debemos pre- las ciencias humanas y de las instituciones políticas
guntarnos hoy es cómo y por qué a tanta gente culta de la modernidad, se basa en la concepción que tie-
hoy se le puede hacer cualquier cosa. Y por qué so- ne de sí mismo el hombre masculino, blanco, bur-
ciedades tan supuestamente cultas siguen come- gués y europeo y se impone como hegemónica sobre
tiendo tantas atrocidades. Son las preguntas que ya cualquier otra concepción de lo humano, dentro y
se hacía la teoría crítica en pleno siglo xx, cuando fuera de Europa.
proclamó el fracaso de la cultura: no solo la Europa Esta tesis parece muy aceptada en el ámbito del
ilustrada no supo evitar el fascismo y la guerra, sino pensamiento crítico académico, sobre todo en los
que el pensamiento crítico y revolucionario (anar- países vinculados a un pasado colonial. Disponemos
quismo, socialismo, comunismo ...) tampoco condujo de un abanico muy rico e imprescindible de críticas
a la práctica a sociedades más emancipadas. al humanismo desde un punto de vista de género, de
Nuestro principal problema es, entonces, redefinir raza, cultura, política, relaciones económicas, etc. ,
los sentidos de la emancipación y su relación con los que ha dejado al descubierto esta condición imperia-
saberes de nuestro tiempo. ¿Qué saberes y qué prác- lista y patriarcal del humanismo: desde el antihuma-
ticas culturales necesitamos elaborar, desarrollar y nismo filosófico del siglo xx (Heidegger, Foucault ,
compartir para trabajar por una sociedad mejor en el posestructuralismo ...), hasta el poshumanismo en
conjunto del planeta? Parece una pregunta ingenua, sus diferentes caras; desde los estudios poscolonia-
pero cuando las humanidades pierden el vínculo con les y decoloniales, hasta el pensamiento de género
esta cuestión se convierten en meros conocimientos en sus diversas ramas y posiciones.
de textos sobre textos y mueren. Redefinir los senti- Pero, al mismo tiempo, hemos llevado la crítica de
dos de la emancipación: en eso tienen que consistir las disciplinas y la ideología humanista hasta tal pun-
las actividades humanísticas si quieren ser algo más to que durante años las artes y ciencias humanas han
que un conjunto de disciplinas en desuso. tendido a reducirse a ser una crítica de sí mismas y de
sus presupuestos y efectos de dominación. Esto ha
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tenido como consecuencia que los estudios humanís- mos de compartir las experiencias fundamentales de
ticos hayan ido adoptando o bien una actitud defen- la vida, como la muerte, el amor, el compromiso, el
siva o bien una actitud de constricción y de arrepen- miedo, el sentido de la dignidad y la justicia, el cuida-
timiento. Ambas son poco interesantes y, en el fondo, do, etc. ¿Qué caminos tenemos para explorar estas
paradójicamente cerradas y autorreferentes. proximidades y elaborar el sentido de la experiencia
La pregunta que nos corresponde hacernos hoy humana sin proyectar un modelo sobre otro? Más que
tiene que llevarnos más allá de la crítica y de la ne- ser negados, el humanismo y el legado cultural euro-
gación: si el humanismo es un imperialismo, ¿puede peo en su conjunto necesitan ser puestos en su lugar:
dejar de serlo? ¿Y qué querría decir que dejase de un lugar, entre otros, en el destino común de la hu-
serlo? ¿O solo nos queda deshacernos completamen- manidad. No se trata de seguir en la idea de una yux-
te de él, como ya ha empezado a hacer el tecnocapi- taposición de culturas que el modelo multicultural ya
talismo y su cuarta revolución industrial? agotó, como forma de neutralizar la diversidad y sus
Es interesante ver cómo filósofas feministas, tensiones y reciprocidades. Se trata más bien de ocu-
muy poco sospechosas de universalismo eurocéntri- par un lugar receptivo y de escucha, incluyendo no
co, como Judith Butler o Rosi Braidotti, están resca- solo la alteridad cultural sino también la tensión y el
tando la posibilidad de reivindicar, a pesar de todo, antagonismo entre formas de vida, dentro y fuera de
un cierto legado del humanismo. No se trata de una Europa. Esto implica no solo criticar sino también
reivindicación nostálgica y esencialista, todo lo con- dejar atrás tanto el universalismo expansivo como el
trario. Abren la posibilidad de una apuesta bastarda particularismo defensivo, para aprender a elaborar
para no abandonar nuestras vidas a una gestión ca- universales recíprocos. O, como decía Merleau-Pon-
pitalista de la inteligencia, de los vínculos y de las ty, universales oblicuos, es decir, aquellos que no
emociones, para no dejarnos convertir en un activo caen desde arriba sino que se construyen por rela-
físico-psíquico del necrocapitalismo actual. ciones de lateralidad, de horizontalidad.
Creo que ambas apuntan a la necesidad de que la
crítica al humanismo histórico y a sus modelos uni- Hipótesis 4. En el destino común de la humanidad, el
versales no borre en nosotros la capacidad de vincu- hecho epistemológico más relevante de nuestro pre-
larnos con el fondo común de la experiencia humana. sente es el redescubrimiento de la continuidad natura-
Para mí, el fondo común de la experiencia humana leza-cultura
no remite a un modelo, no es el Hombre de Vitruvio
o cualquier otra abstracción. Tampoco el corpus cul- La cultura contemporánea, en muchas de sus ex-
tural de los dead white men. Es la capacidad que tene- presiones, ha vuelto a poner en el centro la condi-
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ción natural del ser humano como especie y del su- excluidos y reducidos a fuerza bruta o a excedente
jeto como sujeto encarnado. Este hecho, que en humano?
otras culturas no había sido puesto en cuestión, aho- Desde un punto de vista ético y político, en cam-
ra no solo lo reinterpreta la cultura contemporánea bio, lo que está en juego es el sentido mismo de la
crítica sino que también lo ha entendido y lo está dignidad y de la libertad humanas en su condición
explotando el proyecto del capitalismo cognitivo de universales recíprocos a elaborar de manera com-
que hemos descrito al principio. Frente a ello, la partida. Podernos preguntar por nuestra dignidad
cuestión es: ¿somos capaces de proponer y articular de manera abierta y no predeterminada era lo que
otros sentidos de este reencuentro naturaleza-cultu- para el humanista Pico della Mirandola en su Dis-
ra que no se sometan a las pautas de su explotación curso sobre la dignidad del hombre nos hacía huma-
por parte del capitalismo actual? Esta pregunta si- nos. La dignitas no era un atributo u otro, sino la
túa, a mi entender, el punto de partida desde donde posibilidad misma de podernos plantear cuál es el
las humanidades pueden empezar a redefinir, hoy, estatuto de la experiencia humana desde el punto de
los sentidos de la emancipación. vista de la mejora de su condición.
Como explicó Klaus Schwab, uno de los impul- Desde aquí, el reencuentro entre la naturaleza y
sores de la cuarta revolución científica e industrial, la cultura, lo dado y lo construido o entre la huma-
en la presentación en el Foro de Davos de 2016 (Mas- nidad como especie y como idea no tiene, por tanto,
tering the Fourth Industrial Revolution), el reto hoy un sentido único ni un solo plan de ejecución. Todo
es desarrollar un abanico de nuevas tecnologías que lo contrario. Que las humanidades estén hoy en
fusionan los mundos físico, digital y biológico, de transición significa que el sentido de lo humano está
tal manera que implican a todas las disciplinas, eco- en disputa. No es una querella ociosa ni gratuita. En
nomías e industrias. Dice Schwab, en alguna de sus ella se juega el interés de todos contra los intereses
declaraciones públicas, que este horizonte desafía, del capitalismo actual. No se plantea, por tanto, des-
incluso, las ideas acerca de qué significa ser huma- de una batalla del non-profit contra el benefi cio,
no. En este desafío se abren muchos interrogantes y como sostiene la defensa que hace Martha Nuss-
no son los mismos para todos. Desde el punto de baum de las humanidades. Ni de lo inútil contra el
vista del capital, la pregunta es selectiva: ¿quién es- utilitarismo, como argumenta Nuccio Ordine en su
tará en condiciones de subirse a la ola de esta cuar- famoso ensayo sobre esta cuestión. Estas son aún
ta revolución? ¿Qué países, qué instituciones, qué visiones idealistas, propias de una burguesía quepo-
empresas y qué personas , individualmente selec- día separar con qué alimentaba el estómago de con
cionadas según sus talentos? ¿Y cuáles quedarán qué alimentaba el espíritu. Actualmente, el preca-
70 71
riado de la cultura, de las humanidades y de la aca- saber) no es una condición estática sino una condi-
demia no puede ni quiere separarlo. Aún menos los ción dinámica: un camino de progreso. Dicho de
millones de vidas que están tocando ya hoy los lími- otro modo: un camino, siempre inacabado, de mejo-
tes de lo invivible. Nos jugamos el estómago, la con- ra moral. Más tarde, Marx hizo de este dinamismo
ciencia y la dignidad del destino común de la huma- una exigencia revolucionaria, y de la historia, la par-
nidad en este tiempo que resta. El nuestro, hoy, es titura antagónica y contradictoria de la autoeduca-
un combate de lo necesario contra lo que se nos pre- ción del género humano. Por otro lado, sin embargo,
senta como imperativo. el liberalismo tradujo este progreso moral en térmi-
nos de dinamismo en el crecimiento económico y en
Hipótesis S. Hemos perdido el futuro pero no podemos la promoción social de los individuos. El progreso se
seguir perdiendo el tiempo convertía, así, en prosperidad. Hoy, la prosperidad,
ya insostenible , es nuestra amenaza.
Uno de los elementos fundamentales de esta cri- La crítica a la modernidad y a la servidumbre cul-
sis de sentido de las humanidades es la pérdida del tural declaró inválido el relato lineal de mejora del
futuro, es decir, del horizonte de progreso y mejora género humano, así como de sus conceptos asociados:
de la condición humana a través de la historia. Las progreso, sentido histórico, revolución. La crítica pos-
humanidades modernas conjugaban su sentido en moderna abrió la posibilidad de otra experiencia del
futuro. ¿Cómo pueden hacerlo hoy, en la condición cambio que, porque no estaba sometido a la linealidad
póstuma, cuando la linealidad del tiempo nos aboca de una sola visión de la historia, se abría también a
al no futuro? otras experiencias culturales, a otras temporalidades y
Las ciencias humanas o del espíritu, cuando to- elaboraciones más libres del sentido. Aprender quizá
maron forma como el ámbito de elaboración del sen- ya no prometía un futuro mejor, pero sí un mayor
tido de la experiencia humana en los siglos xvm y margen de experimentación y de creación de posibili-
XIX, a través del pensamiento y las propuestas edu- dades de vida, diferentes e irreductibles.
cativas de autores como Kant, Dilthey y Hegel, hicie- Con el cambio de siglo y de milenio, con la crisis
ron de la historia su escenario y, por tanto, del tiem- económica, ambiental y civilizatoria, ya no solo se
po histórico su vector. Kant fue el gran arquitecto de pone en cuestión la versión liberal del relato moder-
esta narración cuando dijo, en ¿Qué es la Ilustra- no, basada en la prosperidad indefinida, sino que
ción?, que no estamos ya en tiempos ilustrados sino también los posibles abiertos por la crítica posmo-
en tiempos de ilustración. Es decir, que la emanci- derna son ocupados por la destrucción y el miedo.
pación a través de la autonomía del saber (atrévete a De la condición posmoderna hemos pasado a la con-
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dición póstuma, como hemos analizado antes. Esta que respecta a la singular idad de cada forma de vida
es la que viene después del después y que se caracte- como, inseparab lemente también, a escala plane-
riza por la imposibilidad de intervenir con eficacia taria. Contra el dogma apocalíptico y su monocronía
sobre las condiciones del tiempo vivible (del tiempo mesiánica y solucionista (o condena o salvación ), el
humano, que es el tiempo de la historia). Lo que que- sentido de aprender es trabajar en una alianza de sa-
da, entonces, ya no es un tiempo que suma sino un beres que conjuguen la incredulidad y la confianza.
tiempo que resta, un tiempo que no abre sino que Imagino la nueva ilustración radical como una tarea
cierra posibilidades y formas de vida. de tejedoras insumisas, incrédulas y confiadas a la
Sin futuro, es decir, sin horizonte de progreso y vez. No os creemos, somos capaces de decir, mien-
de mejora, ¿qué pueden aportar un legado y unas tras desde muchos lugares rehacemos los hilos del
herramientas culturales, las del humanismo euro- tiempo y del mundo con herramientas afinadas
peo, que partían de estas premisas y que las han vis- e inagotab les.
to fracasar? Las human idades, en la actual disputa
por el sentido de lo humano, no pueden vivir de un
repetido retorno al futuro, es decir, de una actitud
nostá lgico-defensiva basada en prolongar y restau-
rar un sentido de la historia que no solo es anacróni-
co sino del cual ya hemos puesto al descubierto la
cara oscura, eurocéntrica y depredadora de los en-
tornos cultura les y naturales.
En la actual disputa por lo humano, más que un
«regreso al futuro», como en la famosa película de
los años ochenta, lo que necesitamos es elaborar el
sentido de la temporalidad: más que promesas y ho-
rizontes utópicos, relaciones significativas entre lo
vivido y lo vivible, entre lo que ha pasado, lo que se
ha perdido y lo que está por hacer. Más que devol-
vernos el futuro, las actividades humanísticas en
todas sus expresiones son el lugar desde donde
apropiarnos del tiempo vivibl e y de sus cond iciones
compartidas, recíprocas e igualitarias, tanto por lo
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Índice
Preámbulo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
l. Condición póstuma . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
Insostenibilidad. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16
Tras la posmodernidad . . . . . . . . . . . . . . . . 21
La catástrofe del tiempo . . . . . . . . . . . . . . . 26
2. Radicalismo ilustrado . . . . . . . . . . . . . . . . . 33
Servidumbre cultural . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40
Analfabetismo ilustrado . . . . . . . . . . . . . . . 45
Neutralizaciones de la crítica . . . . . . . . . . . 49
La inteligencia delegada . . . . . . . . . . . . . . . SS
3. Humanidades en transición . . . . . . . . . . . . 59
Hipótesis 1 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60
Hipótesis 2 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 64
Hipótesis 3 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67
Hipótesis 4 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69
Hipótesis S . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 72