Mis Hijos y Yo

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MIS HIJOS Y YO.

¿Cuáles son las funciones que se esperan socialmente de un padre  ?


¿Qué esperamos nosotros como hijos ?¿Qué esperan nuestros hijos de nosotros
como padres ?

Funciones esperables :
· brindar afecto y cuidados
· ejercitar un equilibrado control
· proporcionar orientación y guía
· impulsar y sostener la socialización de los hijos.

Estas funciones se ejercitan en un marco de permanentes cambios, tanto


internos como externos. El primero dado por el crecimiento familiar y el segundo
por el ámbito sociocultural en el que la familia está inmersa. Ser padres en los
años 50´ y ser padres hoy (donde los cánones y valores son otros, los roles
esperados cambian). En la actualidad son numerosas las sociedades que ofrecen
un ámbito de crecimiento perturbador (razones económicas, sociales, etc .)
Conviene entonces preguntarnos :

· ¿por qué cambios personales estamos atravesando ?


· ¿cómo influyen estos cambios personales en nuestra dinámica familiar ?
· ¿qué cambios sociales, económicos, culturales me impactan más
personalmente, familiarmente, grupalmente, institucionalmente ?
· ¿cómo reacciono frente a estos cambios ?
· ¿cuál es el mensaje (lo que digo y lo que hago) que transmito a mis hijos a
partir de mis propias vivencias ?

Es muy difícil disociarse temporariamente de una realidad que puede


presentarse agobiante, pero la responsabilidad de ser padres exige un esfuerzo
personal para tomar distancia de la misma y replantearse el tipo de mensaje que
se da cotidianamente a los hijos.

Los problemas conmueven a una familia y provocan cambios en su forma


de funcionamiento habitual. Las cosas que le pasaron antes y como las resolvió,
las que le pasan ahora y como las enfrenta construyen ininterrumpidamente su
ciclo vital. El ciclo vital es el resultado de un trabajo donde participan todos y en
el que es posible cometer errores. Esto no es grave cuando la familia aprende a
reconocerlos y consecuentemente corregirlos.
La forma de trabajar los acontecimientos de la vida crea un estilo de
funcionamiento familiar que tiene gran influencia en el crecimiento de sus
miembros. Por ej. los conflictos se pueden enfrentar, evitar o esperar el momento
oportuno para resolverlos, las alegrías se pueden festejar, compartir o vivir
aisladamente, los fracasos pueden servir de aprendizaje, representar una ofensa
familiar o ser ignorados. Las posibilidades de respuesta son múltiples, algunas
estimulan el crecimiento y otras lo retardan y empobrecen.
Cada familia es diferente en su manera de resolver los problemas, darse
afecto, cuidar su intimidad, enfrentar los duelos y las crisis, divertirse y
comunicarse. Estas diferencias radican en la unicidad y originalidad de cada uno
de los miembros de la familia : padres e hijos  (reconocimiento, aceptación y
respeto de las diferencias individuales. Sentimiento que me suscita la diferencia y
la semejanza de alguno de los miembros de la familia conmigo) y en la manera
de relacionarse y acordar. Esto determina distintos tipos de ámbitos familiares.

· ¿Se plantean en nuestros hijos situaciones de comparación de pautas, normas


o maneras de vivir propias de cada familia ?
· ¿Hacemos valer, conocer y respetar este estilo familiar en diversos ámbitos ?

La sociedad mantiene una imagen idealizada de la familia normal viviendo


siempre en perfecta armonía y sin problemas. Una familia que funciona bien no
se diferencia de una que funciona mal por la ausencia de problemas. Problemas
tienen todas las familias, sólo se diferencian por la disposición para enfrentarlos y
resolverlos a medida que se presentan.

El buen funcionamiento de la familia se ve favorecido por :

· explicitar claramente las reglas de juego : plantearlas fuera del momento de


conflicto ; obviamente hay situaciones que requieren inmediata intervención
de los padres, no obstante es necesario volver sobre las mismas, conversar
sobre lo sucedido y hacer los replanteos.
· el mensaje que damos a nuestros hijos debe ser el resultado de un acuerdo
previo entre los padres. Contradecirse quita claridad al mensaje y favorece
situaciones de conflicto.
· delimitar los espacios y responsabilidades propios de cada uno de acuerdo a
su rol, a su edad y al lugar que ocupa dentro de la familia. La pareja
necesita contar con un tiempo y un espacio propio para fortalecerse y
crecer. Poder delimitar el espacio de cada uno no sólo es bueno para la
pareja, sino que también es necesario para los hijos, cuidar la intimidad no
debe confundirse con ocultamiento. Por el contrario, cuando la pareja
puede resolver sus dificultades a solas, se encuentra en mejores
condiciones para decidir cómo, cuánto y dónde compartir con sus hijos.
· la postergación de los padres como personas quedando disponibles para sus
hijos, creyendo hacer lo mejor para su crecimiento afectivo, intelectual y
físico, deja de lado la práctica del respeto como uno de los requisitos
básicos para que se consoliden las relaciones, aumente la autoestima, la
responsabilidad y autonomía.
· cuando los hijos pequeños ocupan una posición central y como padres
consideramos que la situación es manejable, a medida que los hijos crecen
las dificultades de manejo aumentan. Esto trae consecuencias negativas en
todos los miembros de la familia.

Desde el nacimiento los hijos demandan a los padres y estos aprenden a


satisfacer sus necesidades. La forma en que desempeñen estas tareas, depende
en gran parte de la posición en la que se encuentran. Si siguen siendo más hijos
que padres será muy difícil que puedan cumplir con sus funciones.
Situaciones tales como el amamantamiento desencadenan una distribución
de tareas y asunción de roles en la pareja.
La infancia es una etapa en la que el niño supera progresivamente el
estado de dependencia del bebe para integrarse al medio que lo rodea con una
participación más activa. El niño hace sus cambios paulatina y progresivamente.
La modalidad que adoptan los padres en la relación con los hijos les permite a
estos descubrir desde las primeras horas de vida, sus límites y posibilidades de
acción.
De las conductas que asumimos como padres se deducen algunos
objetivos educativos, como por ejemplo :

· estimular el crecimiento
· diferenciar a los hijos entre sí, reconociendo virtudes y posibilidades de cada
uno
· estimular la socialización, valorando la participación que han tenido en otros
lugares
· favorecer una relación de colaboración y no de competencia
· rechazar los rótulos y etiquetas familiares, favoreciendo la autoestima

Los padres no estudiamos estos objetivos antes de actuar con nuestros


hijos, simplemente respondemos guiados por ideas que pensamos en otras
oportunidades.
Si bien muchos hechos suelen desorientarnos como padres en el momento
de actuar, dejándonos sin respuestas ; esto no significa ser un mal padre. La
diferencia entre asumir responsablemente o no la tarea de ser padre es tener la
posibilidad de reflexionar sobre lo que sucedió y volver sobre el tema con
nuestros hijos demostrando voluntad de hacer las cosas bien y corregir los
errores.
Padres e hijos ensayan nuevas formas de estar juntos con la intención de
conocerse. Así se pone en marcha un interjuego de fuerzas que requiere de
sensibilidad por parte de los padres para mantener el equilibrio entre otorgar y
poner límites. Los hijos deben aprender a reconocer y respetar los límites propios
y los de los demás.
Cuando los padres expresan sus sentimientos a los hijos, enriquecen la
comunicación e intensifican los lazos afectivos. Hay muchas maneras de decir te
quiero : sabiendo escuchar, compartiendo momentos, creando situaciones de
protección, cuidado, acompañando en la alegría y en el dolor, etc.
Las familias plantean distintas respuestas como : bloquear las
manifestaciones de afecto, dar por supuesto los sentimientos que los unen o
considerar innecesaria la expresión de los mismos.
La función de padre exige dos actitudes : firmeza para superar los
desafíos y constancia para continuar con la línea trazada. No obstante los malos
ratos y las dificultades que surjan. No basta con exigir y ser firmes, debemos al
mismo tiempo ofrecerles a nuestros hijos posibilidades de diversión, límites y
afecto.
El crecimiento y la adquisición de habilidades permite a los hijos incluirse
en nuevas organizaciones sociales : el jardín de infantes, la escuela, el barrio, las
actividades deportivas, configuran nuevas posibilidades de relación. Una mayor
participación de los hijos en el mundo externo afecta la dinámica familiar,
pudiendo enriquecerla o provocar situaciones de desorden y confusión. Al iniciar
actividades fuera de la casa los hijos conocen otras reglas de juego que podrán
coincidir con el estilo y modo familiar o no. Cuando priman las diferencias los
hijos sufren el doloroso tironeo de sentirse en medio de posiciones
contrapuestas.
Tomando como ejemplo la relación entre el colegio y la familia es
fundamental poder aunar criterios y estilos educativos que permitan al niño
vivenciar una educación coherente entre ambas instituciones. La vivencia de
pautas diferentes e incluso contradictorias quita peso y relativiza la posición de
los educadores frente al niño.

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