Carlos Alberto Angelino Barrón Y Jaime León Flores

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RECURSO DE QUEJA 46/2020

RECURRENTES: CARLOS ALBERTO


ANGELINO BARRÓN Y JAIME LEÓN
FLORES.

PONENTE: MINISTRO JORGE MARIO PARDO REBOLLEDO.


SECRETARIA AUXILIAR: ALEXANDRA VALOIS SALAZAR.

Ciudad de México. Acuerdo de la Primera Sala de la Suprema


Corte de Justicia de la Nación, en sesión virtual correspondiente al
día trece de enero de dos mil veintiuno.

V I S T O S, para resolver el recurso de queja 46/2020,


interpuesto por Carlos Alberto Angelino Barrón y Jaime León Flores,
en contra del acuerdo de veintidós de noviembre de dos mil
diecinueve, dictado por la Juez Décimo Segundo de Distrito de
Amparo en Materia Penal en la Ciudad de México, en el juicio de
amparo indirecto **********; y,

RES U L T A N D O:

PRIMERO. Demanda de amparo. Mediante escrito presentado


el cuatro de noviembre de dos mil diecinueve en la Oficina de
Correspondencia Común de los Juzgados de Distrito de Amparo en
Materia Penal, Carlos Alberto Angelino Barrón y Jaime León Flores,
promovieron juicio de amparo en contra de los siguientes actos y
autoridades:

Actos reclamados:
A. “Traslado y su ejecución de los quejosos de la Penitenciaría de
CDMX a otro centro diverso fuera de procedimiento (ataques a la
libertad personal). (sic)
B. Reubicación injustificada del quejoso LEÓN FLORES, del dormitorio
********** a otro diverso fuera de procedimiento. (sic).”
RECURSO DE QUEJA 46/2020

Autoridades responsables:
“SEGOB - - - OADPRS - - - Subsecretaría de Sistema Penitenciario
CDMX - - - Director y Subdirector Ejecutivos de Seguridad
Penitenciaria CDMX - - - Jefa de Gobierno CDMX - - - Gobernador de
Edomex - - - Gobernador de Veracruz - - - Gobernador de Jalisco - - -
Gobernador de Coahuila - - - Gobernador de Sinaloa, Gobernador de
Durango - - - Gobernador de Oaxaca”.

Por razón de turno, conoció de la demanda la Juez Décimo


Segundo de Distrito de Amparo en Materia Penal en la Ciudad de
México, quien a través del acuerdo de cinco de noviembre de dos mil
diecinueve, la registró con el número **********, se pronunció sobre la
procedencia de la suspensión del plano y requirió a los quejosos para
que manifestaran si era su deseo designar un profesionista en derecho
que los asesore, apercibidos que, de no hacerlo, se les designaría uno
de oficio.

Completados los trámites referidos, en auto de veintidós de


noviembre del año próximo pasado, la Juez de Distrito desechó la
demanda de amparo por considerarla notoriamente improcedente.

SEGUNDO. Recurso de queja. Inconformes con esa


determinación, los quejosos interpusieron recurso de queja. Admitido y
tramitado en todos sus cauces, en sesión de trece de febrero de dos
mil veinte, los Magistrados integrantes del tribunal de referencia,
solicitaron a esta Suprema Corte de Justicia de la Nación, que tuviera
a bien analizar si el presente recurso revestía las características de
interés y trascendencia requeridas para su procedencia.

TERCERO: Solicitud de ejercicio de la facultad de atracción.


El veintisiete de febrero de dos mil veinte, el Presidente de este Alto
Tribunal admitió el asunto y lo registró como Solicitud de Ejercicio de

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la Facultad de Atracción 143/2020; asimismo,


ordenó turnarlo al Ministro Jorge Mario Pardo
Rebolledo, a fin de que elaborara el proyecto
de resolución.

Posteriormente, en sesión virtual de uno de julio de dos mil


veinte, esta Primera Sala determinó la atracción del asunto al
considerar que el mismo reviste las características de interés y
trascendencia para que sea resuelto por este Alto Tribunal 1.

CUARTO. Recurso de queja ante esta Suprema Corte de


Justicia de la Nación. El cuatro de septiembre de dos mil veinte, el
Presidente admitió a trámite el recurso de queja y lo turnó para su
estudio al Ministro Jorge Mario Pardo Rebolledo.

Así, en proveído de veintidós de octubre siguiente, esta Primera


Sala se avocó al conocimiento del presente asunto y se enviaron los
autos a la Ponencia del Ministro correspondiente.

C O N S I D E R A N D O:

PRIMERO. Competencia. Esta Primera Sala de la Suprema


Corte de Justicia de la Nación, es competente para resolver el
presente Recurso de Queja, en términos de lo dispuesto en los
artículos 107, fracción VIII, penúltimo párrafo de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos; 21, fracción IV, de la Ley
Orgánica del Poder Judicial de la Federación; con relación a lo
previsto en los puntos Primero y Tercero del Acuerdo General Plenario
5/2013 del Tribunal Pleno de esta Suprema Corte de Justicia de la

1
Se consideró entre otras cosas, que otorgaría la posibilidad de establecer, un criterio orientador
referente a si se actualiza una causal de improcedencia manifiesta e indudable, cuando un interno
recurre al juicio de amparo indirecto a impugnar una orden de traslado; sin que previamente haya
agotado los mecanismos de defensa regulados en la Ley Nacional de Ejecución Penal.

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Nación y en los artículos 97, fracción I, inciso a), y 99 de la Ley de


Amparo. Además, porque se resolvió ejercer la facultad de atracción
para conocer de ese recurso, que se interpuso contra un auto dictado
por un Juzgado de Distrito en un amparo indirecto, en el que se
desechó de plano la demanda de amparo; sin que fuera necesaria la
intervención del Tribunal Pleno.

SEGUNDO. Oportunidad. De acuerdo con los artículos 98 y 99


de la Ley de Amparo, 2 el plazo para la interposición del recurso de
queja es de cinco días; y el medio de impugnación deberá presentarse
por escrito ante el órgano jurisdiccional que conozca del juicio de
amparo.

El auto impugnado, lo dictó el Juzgado Décimo Segundo de


Distrito de Amparo en Materia Penal en la Ciudad de México, en el
juicio de amparo indirecto **********, el veintidós de noviembre de dos
mil diecinueve; mismo que se notificó personalmente al representante
común de los quejosos, Carlos Alberto Angelino Barrón, el veinticinco
de noviembre siguiente, en las instalaciones de la Penitenciaría de la
Ciudad de México, según consta en la constancia de Notificación
Personal firmada por la Actuaria Judicial Adscrita al Juzgado de
Mérito, en la cual el quejoso plasmó su firma, así como la leyenda
“recibí copia del proveído.”

2
“Artículo 98. El plazo para la interposición del recurso de queja es de cinco días, con las
excepciones siguientes:
I. De dos días hábiles, cuando se trate de suspensión de plano o provisional; y
II. En cualquier tiempo, cuando se omita tramitar la demanda de amparo”.

“Artículo 99. El recurso de queja deberá presentarse por escrito ante el órgano jurisdiccional que
conozca del juicio de amparo.
En el caso de que se trate de actos de la autoridad responsable, el recurso deberá plantearse ante
el órgano jurisdiccional de amparo que deba conocer o haya conocido del juicio”.

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En ese orden de ideas, de conformidad


con la fracción II, del artículo 31 de la Ley de
Amparo,3 el auto recurrido surtió sus efectos
desde el día siguiente al de la notificación
personal; es decir, el veintiséis de noviembre
de dos mil diecinueve.

Así el plazo de cinco días transcurrió del veintisiete de


noviembre al tres de diciembre del mismo año; ello, sin contar los
días, veintiocho y veintinueve de noviembre –sábado y domingo–,
conforme al artículo 163 de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la
Federación.

En ese tenor si el recurso de queja se interpuso el dos de


diciembre de dos mil diecinueve, ante la Oficina de
Correspondencia Común de los Juzgados de Distrito en Materia Penal,
es claro que la interposición fue oportuna.

TERCERO. Legitimación. El recurso de queja fue interpuesto


por Carlos Alberto Angelino Barrón y Jaime León Flores, quejosos en
el juicio de amparo indirecto de origen, de conformidad con el artículo
5, fracción I, de la Ley de Amparo.

CUARTO. Procedencia. El recurso de queja es procedente, de


conformidad con lo dispuesto en el artículo 97, fracción I, inciso a), de
la Ley de Amparo4, que establece la posibilidad de impugnación, a
través del recurso de queja, de aquellos acuerdos que, entre otras
3
“Artículo 31. Las notificaciones surtirán sus efectos conforme a las siguientes reglas:
II. Las demás desde el día siguiente al de la notificación personal o al de la fijación y publicación de
la lista que se realice en los términos de la presente ley; (…)”.
4
“Artículo 97. El recurso de queja procede:
I. En amparo indirecto, contra las siguientes resoluciones:
a) Las que admitan total o parcialmente, desechen o tengan por no presentada una demanda de
amparo o su ampliación;…”.

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hipótesis, desechan una demanda de amparo, tal como acontece en el


caso en estudio.

QUINTO. Elementos necesarios para resolver. A fin de estar


en condiciones de resolver adecuadamente el problema planteado, es
necesario conocer los argumentos medulares del escrito de demanda
de amparo indirecto, el acuerdo impugnado y los agravios propuestos
por los recurrentes en contra de este último.

I. Demanda de amparo

Los únicos argumentos expresados por los quejosos en su


demanda de garantías, se transcriben a continuación:

A. “Bajo protesta de verdad señalamos que las A QUO ********** y


**********° Penal de la CDMX ordenaron que deberán
compurgarse las penas al interior de la Penitenciaría CDMX
B. Bajo protesta de verdad se han efectuado traslados fuera de
procedimiento, además de existir orden de autoridad de la Fiscalía de
Servidores Públicos en el acta ********** que ordena no puede ni
debe de ser trasladados o reubicados hasta la finalización del
procedimiento administrativo judicial.
C. Bajo protesta de verdad se solicita la ----- (ilegible) de la
jurisprudencia 1ª/J. 58/2015 y 1ª/ J. 69/16 10ª época.”

II. Consideraciones del acuerdo impugnado.

 Precisó que de los antecedentes narrados, se puede advertir que las


autoridades administrativas penitenciarias se encuentran iniciando el
procedimiento que prevé la Ley Nacional de Ejecución Penal respecto al
traslado involuntario por caso urgente o excepcional previsto por el
artículo 52 de dicha ley, sin que la autoridad judicial competente se haya
pronunciado al respecto.
 En tal virtud, se hace patente que los quejosos no han acudido a la
instancia judicial respectiva, previo acudir al amparo, a fin de que se
analice la legalidad del asunto y en su caso, se obligue a la autoridad
judicial competente a realizar el pronunciamiento respectivo, de
conformidad con el medio de defensa ordinario eficaz para combatir el

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traslado y que prevé la suspensión del acto


combatido.
 Luego, si con motivo de la controversia judicial
ante el Juzgado de Ejecución, se puede
analizar la legalidad del traslado en cuestión,
indefectiblemente ese proceder puede conllevar
a que se modifique, revoque o nulifique la determinación o acto que se
reclama, máxime que la suspensión del acto, prevista en los artículos 122
y 124 de la citada ley, no exige mayores requisitos para decretarla.
 De lo que se sigue que, si la parte quejosa acude a esta instancia
constitucional a solicitar el amparo y protección de la justicia federal, en
contra la orden de traslado de los quejosos de la Penitenciaría de la
Ciudad de México a otro centro diverso, atribuido a autoridades
administrativas, pero no agotó la controversia judicial ante el Juez de
Ejecución Penal, que de conformidad con el artículo 52 en relación con los
numerales 116, fracción IV, y 117, fracción III, de la Ley Nacional de
Ejecución Penal, constituye el medio de defensa judicializado, eficaz e
idóneo para analizar la legalidad del traslado reclamado a autoridades
administrativas, es evidente que el acto aquí reclamado no es definitivo.
 En consecuencia, es inconcuso que se inobservó el principio de
definitividad que rige el juicio de amparo, lo que conlleva que se actualice
la causal de improcedencia contenida en la fracción XX del artículo 61, de
la Ley de Amparo, y por tal motivo, lo procedente es DESECHAR DE
PLANO la demanda de derechos fundamentales, respecto de la orden de
traslado de los quejosos de la Penitenciaría de la Ciudad de México a otro
centro de reclusión, así como su ejecución, máxime que lo reclamado no
se encuentra en ninguna de las causas de excepción al principio de
definitividad.

III. Agravios del recurso de queja.

No se hizo motivo de disenso alguno, únicamente manifiestan lo que


se transcribe a continuación:

“Interponemos recurso de queja contra el proveído de desechamiento


parcial de la demanda de amparo.”

SEXTO. ESTUDIO DE FONDO. La materia de la queja, consiste


en determinar si fue correcta o no, la determinación que asumió la

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Juez de Distrito, de desechar de plano la demanda de amparo que


promovieron los quejosos contra la orden de su traslado de un centro
penitenciario a otro, atribuida a una autoridad administrativa
penitenciaria; bajo el argumento de que se actualizaba una causa
manifiesta e indudable de improcedencia del juicio constitucional,
porque la parte quejosa no agotó previamente el respectivo medio
ordinario de defensa, previsto en la Ley Nacional de Ejecución Penal.

No se soslaya que el representante común de los quejosos, en el


momento de la notificación del auto que desechó su demanda de
amparo, se limitó a interponer el recurso de queja, sin expresar agravio
alguno en su contra. Sin embargo, como en materia penal opera la
suplencia de la queja aún ante la ausencia de motivos de
inconformidad, procede realizar el estudio anunciado.

En ese orden de ideas, para examinar lo correcto o incorrecto del


auto materia de la queja, se destaca, en primer lugar, que por
disposición de la fracción IV, del artículo 107 de la Constitución
Federal,5 como bien lo enfatizó la Juez de Distrito, el hecho de no
agotar todos los recursos o medios de defensa previstos en la ley
ordinaria contra el acto reclamado, previamente a la promoción del
juicio de amparo, por regla general conduce a declarar su
improcedencia.

5
“Artículo 107. Las controversias de que habla el artículo 103 de esta Constitución, con excepción
de aquellas en materia electoral, se sujetarán a los procedimientos que determine la ley
reglamentaria, de acuerdo con las bases siguientes:
(…) En materia administrativa el amparo procede, además, contra actos u omisiones que
provengan de autoridades distintas de los tribunales judiciales, administrativos o del trabajo, y que
causen agravio no reparable mediante algún medio de defensa legal. Será necesario agotar estos
medios de defensa siempre que conforme a las mismas leyes se suspendan los efectos de dichos
actos de oficio o mediante la interposición del juicio, recurso o medio de defensa legal que haga
valer el agraviado, con los mismos alcances que los que prevé la ley reglamentaria y sin exigir
mayores requisitos que los que la misma consigna para conceder la suspensión definitiva, ni plazo
mayor que el que establece para el otorgamiento de la suspensión provisional,
independientemente de que el acto en sí mismo considerado sea o no susceptible de ser
suspendido de acuerdo con dicha ley.
No existe obligación de agotar tales recursos o medios de defensa si el acto reclamado carece de
fundamentación o cuando sólo se aleguen violaciones directas a esta Constitución (…)”.

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Lo que se reitera en el contenido de la


fracción XX, del artículo 61 de la Ley de
Amparo,6 que señala que el juicio constitucional
es improcedente contra actos de autoridades
distintas de los tribunales judiciales,
administrativos o del trabajo, cuando proceda en su contra algún juicio,
recurso o medio de defensa legal por virtud del cual, dichos actos
puedan ser modificados, revocados o nulificados.

Prevención que puntualiza la naturaleza del juicio de amparo,


como un medio de control constitucional de carácter extraordinario; y
que se identifica como principio de definitividad, que consiste en que
previo a instar la acción constitucional, los quejosos deben agotar
todos los recursos o medios ordinarios de defensa, que son aquellos
que se encuentran establecidos dentro del procedimiento regulado por
la ley que rige el acto, y que tienen por objeto modificar, revocar o
nulificar dicho acto.

De esa manera, el juicio constitucional sólo se ocupará de


analizar resoluciones que ya no admitan medios de defensa que
puedan modificarlos.

6
“Artículo 61. El juicio de amparo es improcedente:
(…) XX. Contra actos de autoridades distintas de los tribunales judiciales, administrativos o del
trabajo, que deban ser revisados de oficio, conforme a las leyes que los rijan, o proceda contra
ellos algún juicio, recurso o medio de defensa legal por virtud del cual puedan ser modificados,
revocados o nulificados, siempre que conforme a las mismas leyes se suspendan los efectos de
dichos actos de oficio o mediante la interposición del juicio, recurso o medio de defensa legal que
haga valer el quejoso, con los mismos alcances que los que prevé esta Ley y sin exigir mayores
requisitos que los que la misma consigna para conceder la suspensión definitiva, ni plazo mayor
que el que establece para el otorgamiento de la suspensión provisional, independientemente de
que el acto en sí mismo considerado sea o no susceptible de ser suspendido de acuerdo con esta
Ley.
No existe obligación de agotar tales recursos o medios de defensa, si el acto reclamado carece de
fundamentación, cuando sólo se aleguen violaciones directas a la Constitución o cuando el recurso
o medio de defensa se encuentre previsto en un reglamento sin que la ley aplicable contemple su
existencia.
Si en el informe justificado la autoridad responsable señala la fundamentación y motivación del
acto reclamado, operará la excepción al principio de definitividad contenida en el párrafo anterior;
(…)”.

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Sin embargo, de los citados numerales, se desprenden como


excepciones al principio de definitividad; es decir, que se puede acudir
al juicio constitucional sin necesidad de agotar previamente los medios
de defensa ordinarios:

A). Cuando las leyes ordinarias no suspendan los efectos del


acto reclamado, ya sea oficiosamente o a través de los juicios,
recursos o medios de defensa que en las mismas se establecen; los
alcances de esa suspensión, no sean los mismos que prevé la Ley de
Amparo, o exija mayores requisitos que los que se consignan en dicha
ley para la concesión de la suspensión definitiva, o un plazo mayor
que el que establece para el otorgamiento de la suspensión
provisional, con independencia de que el acto reclamado en sí mismo,
sea o no susceptible de ser suspendido de acuerdo con la Ley de
Amparo.

B). Y cuando el acto reclamado carezca de fundamentación; se


aleguen violaciones directas a la Constitución; o el recurso o medio de
defensa se encuentre previsto en un reglamento sin que la ley
aplicable contemple su existencia.

En ese orden de ideas, se toma en consideración que no existe


constancia de que los quejosos hubieran agotado algún medio
ordinario de defensa en contra del traslado aducido, sino que acudió
directamente al juicio de amparo; así, para estar en aptitud de
determinar si fue legal la decisión de la Juez de Distrito de desechar
de plano la demanda de amparo, bajo el argumento de que se
actualizó un motivo manifiesto e indudable de improcedencia, porque
los quejosos no agotaron el principio de definitividad; es necesario
verificar que no se actualice alguna de las destacadas excepciones al
citado principio.

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Esto es, con relación a la excepción


identificada bajo el inciso A), se debe constatar:
1) que en la ley ordinaria se prevea un recurso
o medio de defensa a través del cual, la orden
de traslado emitida por la autoridad administrativa, en los términos
reclamados por los quejosos, pueda ser impugnada; y, 2) que ese
recurso o medio de defensa no tenga potencial para suspender los
efectos de dicho acto, con los mismos alcances que los que prevé la
Ley de Amparo para conceder la suspensión definitiva o exija mayores
requisitos que los que consigna para el otorgamiento de la suspensión
provisional.

Y en lo concerniente a la hipótesis señalada bajo el inciso B), se


debe corroborar: 1) que la orden de traslado no carezca de
fundamentación; 2) no implique una violación directa a la Constitución;
y 3) el recurso o medio de defensa se encuentre previsto en un
reglamento, sin que lo contemple la Ley Nacional de Ejecución Penal.

Para tales efectos, cabe destacar que esta Primera Sala de la


Suprema Corte de Justicia de la Nación, al resolver la Contradicción
de Tesis 57/2018,7 precisó que la reforma constitucional a los artículos
18 y 21 de la Constitución Federal, que se publicó en el Diario Oficial
de la Federación, el dieciocho de junio de dos mil ocho, que entró en
vigor al día siguiente, así como la reforma que se publicó el diez de
junio de dos mil once, de los artículos 18 y 1° constitucionales, 8
7
En sesión de diecisiete de octubre de dos mil dieciocho, bajo la Ponencia del Ministro José
Ramón Cossío Díaz, por mayoría de tres votos, en contra de los emitidos por el Ministro Arturo
Zaldívar Lelo de Larrea y la Ministra Norma Lucía Piña Hernández, quien se reservó el derecho de
formular voto particular en cuanto al fondo.
8
Los cuales en la parte que interesa establecen:
“Artículo 18. Sólo por delito que merezca pena privativa de libertad habrá lugar a prisión
preventiva. El sitio de ésta será distinto del que se destinare para la extinción de las penas y
estarán completamente separados. (…)
El sistema penitenciario se organizará sobre la base del respeto a los derechos humanos, del
trabajo, la capacitación para el mismo, la educación, la salud y el deporte como medios para lograr

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introdujo el modelo penitenciario de reinserción social y la


judicialización del régimen de penas, lo que a la postre representó que
se ejerciera un verdadero control judicial del sistema penitenciario.

En efecto, el conjunto de esas reformas, puso de manifiesto que


no sería posible transformar el sistema penitenciario del país, si la
ejecución de las penas continuaba bajo el control absoluto del Poder
Ejecutivo, por lo que se adujo que para lograr esa transformación, era
necesario reestructurar el sistema, circunscribiendo únicamente la
facultad de administrar las prisiones al Poder Ejecutivo, y confiriendo
al Poder Judicial la potestad de ejecutar lo juzgado, a través de la
creación de la figura de los “jueces de ejecución de sentencias”.

Reforma constitucional que tenía diversas finalidades, entre


otras, evitar el rompimiento de una secuencia derivada de la propia
sentencia, por lo que debía ser el Poder Judicial el que debía vigilar
que la pena se cumpliera estrictamente, en la forma como se
pronunció en la ejecutoria; terminar con la discrecionalidad de las
autoridades administrativas en torno a la ejecución de dichas
sanciones; y que el respeto a los derechos humanos fuera una de las
bases sobre las que se debía organizar el sistema penitenciario

la reinserción del sentenciado a la sociedad y procurar que no vuelva a delinquir, observando los
beneficios que para él prevé la ley. Las mujeres compurgarán sus penas en lugares separados de
los destinados a los hombres para tal efecto. (…)
La Federación y las entidades federativas podrán celebrar convenios para que los sentenciados
por delitos del ámbito de su competencia extingan las penas en establecimientos penitenciarios
dependientes de una jurisdicción diversa. (…).
Artículo 21. La investigación de los delitos corresponde al Ministerio Público y a las policías, las
cuales actuarán bajo la conducción y mando de aquél en el ejercicio de esta función. (…)
La imposición de las penas, su modificación y duración son propias y exclusivas de la autoridad
judicial. (…).
Artículo 1o. En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos
humanos reconocidos en esta Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado
Mexicano sea parte, así como de las garantías para su protección, cuyo ejercicio no podrá
restringirse ni suspenderse, salvo en los casos y bajo las condiciones que esta Constitución
establece.
Todas las autoridades, en el ámbito de sus competencias, tienen la obligación de promover,
respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de conformidad con los principios de
universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad. En consecuencia, el Estado deberá
prevenir, investigar, sancionar y reparar las violaciones a los derechos humanos, en los términos
que establezca la ley. (…)”.

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nacional, junto con el trabajo, la capacitación


para el mismo, la educación, la salud y el
deporte.

El Tribunal Pleno de esta Suprema Corte,


al resolver entre otros, el Amparo en Revisión 151/2011, del que
derivó la jurisprudencia de rubro: “PENAS. SU EJECUCIÓN ES
COMPETENCIA EXCLUSIVA DEL PODER JUDICIAL, A PARTIR DEL
19 DE JUNIO DE 2011”, examinó la primera de las reformas, y
concluyó que a partir de la misma, todas las cuestiones de
trascendencia jurídica que pudieran surgir durante la ejecución de la
pena y los aspectos relacionados con los problemas que en su trato
cotidianamente reciben los sentenciados, debían quedar bajo la
supervisión de la autoridad judicial en materia penal.

Asimismo, se estableció que cualquier controversia que se


suscitara por parte de los sentenciados respecto de dichas cuestiones,
su conocimiento y solución correspondería a los jueces; lo que implicó
un verdadero cambio fundamental en cuanto a la vía a instar, porque
pasó de la administrativa a la penal.

Ahora, correspondía a las autoridades judiciales en materia


penal, en especial a los jueces de ejecución, tanto en el ámbito federal
como local, asegurar el cumplimiento de las penas y controlar las
diversas situaciones que se podían producir dentro del centro de
reinserción social en el cumplimiento de aquéllas, así como las
decisiones que sobre dicha ejecución podía adoptar la administración
penitenciaria, velando siempre porque los derechos humanos se
garanticen y efectivicen.

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Así, en el artículo Quinto Transitorio, del decreto de reforma


correspondiente, se fijaron los plazos y condiciones para que los
aludidos modelos de reinserción social y judicialización en la ejecución
de penas entraran en vigor, a saber, cuando la legislación secundaria
respectiva lo estableciera, sin que pudiera exceder del plazo de tres
años, contados a partir del día siguiente de su publicación, esto es, el
diecinueve de junio de dos mil once.

En la misma ejecutoria de la Contradicción de Tesis 57/2018, se


destacó que con motivo de las citadas reformas y con el propósito de
lograr la unificación de procedimientos y criterios, así como de dotar
certeza y seguridad jurídica a los justiciables, el Constituyente otorgó
facultades al Congreso de la Unión para crear una legislación única en
materia de ejecución penal que reglamentara las reformas
constitucionales.

Así, el ocho de octubre de dos mil trece, se publicó en el Diario


Oficial de la Federación, la reforma al artículo 73, fracción XXI, de la
Constitución Federal.9 Y en el inciso c), de dicho precepto, se
establecieron facultades legislativas al Congreso de la Unión para
expedir, entre otros ordenamientos legales, la legislación única en
materia de ejecución de penas, que debía regir en la República
Mexicana, tanto en el orden federal como en el orden común.

En suma, la intención del Poder Reformador, fue la de establecer


un mecanismo constitucional que facultara al Congreso de la Unión
para expedir, entre otros ordenamientos, una ley de ejecución de

9
“Artículo 73. El Congreso tiene facultad:
(…)
XXI.- Para expedir:
(…)
c) La legislación única en materia procedimental penal, de mecanismos alternativos de solución de
controversias y de ejecución de penas que regirá en la República en el orden federal y en el fuero
común. (…)”.

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sanciones penales única, aplicable a todo el


territorio nacional, reforzando la idea de la
seguridad jurídica, de un procedimiento de
ejecución de sanciones expedito, eficaz y
eficiente, que redujera la confrontación de
criterios, que se aplicara de manera uniforme en todo el país y en
condiciones de igualdad para el sentenciado y demás intervinientes en
el procedimiento.

Al respecto, en el régimen transitorio del decreto de reforma


constitucional, particularmente en su artículo Segundo Transitorio, se
estableció que la legislación única en materia de ejecución de penas
que expidiera el Congreso de la Unión, tendría que entrar en vigor a
más tardar el dieciocho de junio de dos mil dieciséis.

De las razones expuestas por el Constituyente, se aprecia que la


finalidad de crear una legislación única en materia de ejecución de
penas fue para propiciar mayores herramientas que permitieran
consolidar la reforma constitucional al sistema de ejecución de
sanciones penales, optimizando y potencializando su implementación
en los diversos órdenes de gobierno, bajo una óptica de cooperación y
coordinación plena entre todas las instancias involucradas en el
sistema, con pleno respeto a la soberanía de las entidades
federativas.

Asimismo, porque el federalismo también implicaba la


instrumentación eficaz del sistema penitenciario, por lo que una
legislación única contribuiría de manera directa en hacer eficiente la
responsabilidad otorgada a las entidades federativas y a la
Federación, respecto de la implementación del sistema de ejecución
de sanciones penales.

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Del mismo modo, se resaltó que la nueva ley obedecía al


mandato contenido en el Decreto del dieciocho de junio de dos mil
ocho, que reformó la Constitución en materia de justicia penal y
seguridad pública. En la cual, se reglamentan los derechos
establecidos en los preceptos constitucionales 18 y 21, en la parte
relativa a la judicialización de la ejecución penal y al régimen de
reinserción social.

Asimismo, se indicó que mediante la Ley única se buscaba que


el Estado asumiera una serie de responsabilidades particulares, a fin
de que las personas privadas de la libertad, tuvieran las condiciones
necesarias para desarrollar una vida digna y contribuir al goce efectivo
de aquellos derechos que no se suspenden ni se restringen por estar
cumpliendo una resolución judicial penal privativa de la libertad, siendo
obligación del Estado, velar por su respeto y garantía, mientras se
encuentren bajo su custodia directa.

De igual modo, se indicó que el establecimiento de la Ley de


Ejecución, garantizaría la seguridad y el adecuado funcionamiento de
los centros penitenciarios, así como el cumplimiento de las medidas
dictadas por un juez calificado, en irrestricto respeto de los derechos
humanos. Lo anterior, en coordinación con autoridades federales,
locales y municipales, bajo una administración transparente y eficiente,
que contenga medios de prevención y de reinserción social para los
sentenciados, sustentado en el trabajo, la capacitación para el mismo,
la educación, la salud y el deporte, evitando que vuelvan a delinquir.

Con base en ello, se propuso la creación de una Ley Nacional de


Ejecución de Sanciones Penales, que transformara el sistema
penitenciario y garantizara la protección de los derechos humanos de

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los internos. Ley que debía contemplar una


delimitación de las funciones de las distintas
autoridades que intervienen en la ejecución de
las sanciones y en el internamiento preventivo,
estableciendo explícitamente que la imposición
de las penas, su modificación y duración fueran competencia exclusiva
de la autoridad judicial.

Con ello se buscó, entre otras cosas, concretar la figura del juez
ejecutor, para clarificar el procedimiento de ejecución de resoluciones
condenatorias y la delimitación de reglas para sanciones no privativas
de libertad; así como sustraer del Poder Ejecutivo las facultades para
administrar la duración de las sentencias, para fortalecer la separación
de funciones entre poderes, convirtiendo a las autoridades
penitenciarias en auxiliadores de los jueces, respecto a las medidas de
internamiento que hubiesen ordenado con motivo de la prisión
preventiva o de la pena de prisión.

Así, el dieciséis de junio de dos mil dieciséis, se publicó en el


Diario Oficial de la Federación, la Ley Nacional de Ejecución Penal,
que entró en vigor al día siguiente, de conformidad con el artículo
Primero Transitorio de dicha norma general.

Del contenido de su artículo 1°10 se apreciaba que su objeto es


establecer las normas que deben de observarse durante el
internamiento por prisión preventiva, ejecución de la pena y en las
10
“Artículo 1. Objeto de la Ley
La presente Ley tiene por objeto:
I. Establecer las normas que deben de observarse durante el internamiento por prisión preventiva,
en la ejecución de penas y en las medidas de seguridad impuestas como consecuencia de una
resolución judicial;
II. Establecer los procedimientos para resolver las controversias que surjan con motivo de la
ejecución penal, y
III. Regular los medios para lograr la reinserción social.
Lo anterior, sobre la base de los principios, garantías y derechos consagrados en la Constitución,
Tratados Internacionales de los que el Estado mexicano sea parte y en esta Ley”.

17
RECURSO DE QUEJA 46/2020

medidas de seguridad impuestas como consecuencia de una


resolución judicial.

Parte de su finalidad, radica en implementar los mecanismos


necesarios a través de los cuales, en un marco irrestricto de derechos
humanos, se resolvieran las controversias que surgieran con motivo de
la prisión preventiva, la ejecución de la sentencia penal o sujeta a
medidas de seguridad por delitos del orden común o federal.

En efecto, la Ley Nacional de Ejecución Penal, recoge el sistema


procesal acusatorio y tiene como propósito el lograr un sistema jurídico
uniforme, sobre la base de una política criminal coherente y
congruente con las nuevas bases constitucionales, que evite espacios
de impunidad y el consecuente descrédito del sistema de ejecución de
sanciones y de reinserción social.

En suma, la finalidad de dicha Ley, es la transformación del


sistema penitenciario, entre otros, a través de mecanismos eficientes
que logren la reinserción social del sentenciado y la protección de los
derechos humanos de las personas privadas de su libertad.

Conforme a su artículo Primero Transitorio, y los artículos 1° y


2°,11 a partir del diecisiete de junio de dos mil dieciséis, los actos
suscitados con relación a cuestiones de internamiento o de ejecución
de sentencias de las personas privadas de su libertad, sean
procesadas o sentenciadas, se ciñen a las disposiciones de la aludida

11
“Artículo 2. Ámbito de aplicación
Las disposiciones de esta Ley son de orden público y de observancia general en la Federación y
las entidades federativas, respecto del internamiento por prisión preventiva, así como en la
ejecución de penas y medidas de seguridad por delitos que sean competencia de los tribunales de
fuero federal y local, según corresponda, sobre la base de los principios, garantías y derechos
consagrados en la Constitución, en los Tratados Internacionales de los que el Estado mexicano
sea parte, y en esta Ley. (…)”.

18
RECURSO DE QUEJA 46/2020

Ley Nacional de Ejecución Penal, con las


excepciones y reglas previstas en su Segundo
Transitorio.

Del contenido del artículo 2° de la Ley


Nacional de Ejecución Penal, se aprecia que las disposiciones de la
Ley son de orden público y de observancia general en la Federación y
las entidades federativas, respecto del internamiento por prisión
preventiva, así como en la ejecución de penas y medidas de seguridad
por delitos que sean competencia de los tribunales de fuero federal y
local, según corresponda.

Asimismo, que conforme al artículo Tercero Transitorio, 12 del


decreto que publicó dicha ley, se estableció que a partir de su entrada
en vigor, quedaban abrogadas la Ley que Establece las Normas
Mínimas Sobre Readaptación Social de Sentenciados y las que
regulaban la ejecución de sanciones penales en las entidades
federativas.

También se estableció que los procedimientos que se


encontraban en trámite a la entrada en vigor de la Ley, debían seguir
sustanciándose de conformidad con la legislación aplicable al inicio de
los mismos, pero a éstos debían aplicárseles los mecanismos de
control jurisdiccional previstos en la Ley Nacional de Ejecución Penal,
de acuerdo con el principio pro persona, establecido en el artículo 1º
constitucional.

12
“Tercero. A partir de la entrada en vigor de la presente Ley, quedarán abrogadas la Ley que
Establece las Normas Mínimas Sobre Readaptación Social de Sentenciados y las que regulan la
ejecución de sanciones penales en las entidades federativas.
Los procedimientos que se encuentren en trámite a la entrada en vigor del presente ordenamiento,
continuarán con su sustanciación de conformidad con la legislación aplicable al inicio de los
mismos, debiendo aplicar los mecanismos de control jurisdiccional previstos en la presente Ley, de
acuerdo con el principio pro persona establecido en el artículo 1o. Constitucional.
A partir de la entrada en vigor de la presente Ley, se derogan todas las disposiciones normativas
que contravengan la misma”.

19
RECURSO DE QUEJA 46/2020

Ahora bien, el artículo 18 constitucional, en la parte que interesa,


establece:

“Artículo 18.
(…)
(REFORMADO, D.O.F. 29 DE ENERO DE 2016)
La Federación y las entidades federativas podrán celebrar
convenios para que los sentenciados por delitos del ámbito de su
competencia extingan las penas en establecimientos
penitenciarios dependientes de una jurisdicción diversa.13
(…)

Los sentenciados, en los casos y condiciones que establezca la


ley, podrán compurgar sus penas en los centros penitenciarios
más cercanos a su domicilio, a fin de propiciar su reintegración a
la comunidad como forma de reinserción social. Esta disposición
no aplicará en caso de delincuencia organizada y respecto de
otros internos que requieran medidas especiales de seguridad.
(…)”.

Texto que reconoce el derecho fundamental de los sentenciados


a compurgar la pena de prisión en el centro penitenciario más cercano
a su domicilio; sin embargo, también precisa que los gobiernos de la
Federación y de los Estados, podrán celebrar convenios para que los
sentenciados por delitos en sus respectivos ámbitos, extingan las
penas impuestas en establecimientos penitenciarios dependientes de
una jurisdicción distinta.

Al respecto, cabe destacar que no existen derechos humanos o


fundamentales absolutos, pues el párrafo primero, del artículo 1º de la
Constitución Federal, prevé que pueden restringirse o suspenderse en
ciertas condiciones y con determinados requisitos.

13
El texto anterior a la reforma indicada disponía:
“La Federación, los Estados y el Distrito Federal podrán celebrar convenios para que los
sentenciados por delitos del ámbito de su competencia extingan las penas en establecimientos
penitenciarios dependientes de una jurisdicción diversa”.

20
RECURSO DE QUEJA 46/2020

En esa misma vertiente, el artículo 30 de


la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, establece que las restricciones
permitidas a los derechos y libertades, no
pueden ser aplicadas sino conforme a las leyes
que se dicten en razón del interés general y de acuerdo al propósito
para el que han sido establecidas.

Para dotar de contenido y alcance al derecho fundamental de los


sentenciados a compurgar la pena de prisión en el centro penitenciario
más cercano a su domicilio, es necesario abordar sus restricciones y
configuración legislativa, pues como se dijo, ningún derecho
fundamental es absoluto, y en esa medida, admiten restricciones que
provocan que su titular no pueda ejercer válidamente una determinada
prerrogativa en ciertas circunstancias. Reconocer, por tanto, que los
derechos están sujetos a restricciones, no significa restarles su
máximo valor y relevancia en el ordenamiento jurídico.

Conforme al párrafo octavo, del artículo 18 constitucional, se


advierte que el derecho humano en cuestión, se encuentra restringido
expresamente, por dos aspectos: i) cuando el delito por el que la
persona fue sentenciada, se trate de delincuencia organizada; y, ii)
que la persona interna requiera medidas especiales de seguridad.

Párrafo que tuvo su génesis en la reforma constitucional de


catorce de agosto de dos mil uno, en cuya exposición de motivos de
siete de diciembre de dos mil, que presentó el Ejecutivo, se propuso:

“Artículo 18
(…)
Los indígenas podrán compurgar sus penas preferentemente en
los establecimientos más cercanos a su domicilio, de modo que

21
RECURSO DE QUEJA 46/2020

se propicie su reintegración a la comunidad como mecanismo


esencial de readaptación social (...)”.

En la discusión de la Cámara de Diputados de veintiocho de abril


de dos mil uno, se puntualizó:

“(…) Y tampoco creo que puedan estar de luto nuestros


compañeros indígenas, se añade también un párrafo al artículo
18 para que en materia de readaptación social todos los
sentenciados puedan compurgar sus penas en los centros
penitenciarios más cercanos a sus domicilios para propiciar su
reintegración a la comunidad como forma de readaptación social.
Esto como garantía de ellos, pero también de todos los
mexicanos. (…)”.

Artículo constitucional que, como se señaló, se reformó el


dieciocho de junio de dos mil dieciocho, y en el dictamen de las
Comisiones Unidas de Puntos Constitucionales y de Justicia de la
Cámara de Diputados, de once de diciembre de dos mil siete, se
expuso:

“(…) Centros de alta seguridad para delincuencia organizada y


otros internos que requieran seguridad especial

Ahora bien, la pena de prisión afecta a uno de los mayores


bienes que tiene el ser humano: su libertad. Sin embargo, en
ocasiones, el ciudadano que viola la ley debe ser sancionado
restringiéndole ese preciado bien. Los penales de máxima
seguridad deben estar reservados para aquellos procesados o
sentenciados por delincuencia organizada y otros internos que
requieran medidas especiales de seguridad. Con este último
supuesto, nos referimos a los casos en que el delito no sea de
los previstos para el régimen de delincuencia organizada, pero
que tal medida pueda justificarse dada la capacidad del interno
para evadirse de la acción de la justicia o para seguir
delinquiendo desde los centros penitenciarios, así como cuando
exista peligro evidente de terceros hacia el propio interno -como
en el caso de ex miembros de instituciones policíacas- o que
haya una afectación psicológica que pueda poner en riesgo al
resto de la comunidad penitenciaria, entre otros supuestos.

Excepción en casos de delincuencia organizada

22
RECURSO DE QUEJA 46/2020

Se juzga conveniente prohibir que los


indiciados y sentenciados por delitos de
delincuencia organizada puedan
compurgar sus penas en los centros
penitenciarios más cercanos a su
domicilio, y por otra parte, que se
destinen centros de reclusión especiales
para estos mismos internos. De igual manera, es acertado avalar
restricciones a las comunicaciones de estos internos con
terceros, salvo con su defensor, e imponerles medidas de
vigilancia especial, dada su alta peligrosidad. (…)”.

Así, las restricciones en estudio, no pueden ser cuestionadas,


porque están establecidas en el propio texto constitucional.

Ahora bien, con relación a la porción normativa “…en los casos y


condiciones que establezca la ley… en los centros penitenciarios más
cercanos a su domicilio…”, que marcan los alcances del derecho en
cuestión, el Tribunal Pleno, al resolver entre otros, el Amparo en
Revisión 151/2011, refirió:

“(…) En cuanto a que, el precepto constitucional en comento


establece que al conceder ese derecho, éste quedará sujeto a
los casos y condiciones que el legislador secundario federal o
local que, de acuerdo con sus atribuciones constitucionales
establezca a través de ordenamientos formal y materialmente
legislativos, ello está reflejando que se trata de un derecho
limitado, restringido, no de un derecho incondicional o absoluto.

Si ello es así, entonces el legislador secundario, en cumplimiento


del mandato constitucional, goza de la más amplia libertad de
configuración de las hipótesis normativas, relacionadas con la
determinación de los requisitos y condiciones, a fin de que el
sentenciado pueda alcanzar y gozar de dicho beneficio, con la
única limitante de no hacer nugatorio el ejercicio o el
reconocimiento de tal prerrogativa.

Entonces, es a los órganos legislativos constitucionalmente


competentes, por el principio de reserva de ley, a quienes
corresponde, a fin de que los sentenciados puedan purgar sus
penas en los centros penitenciarios cercanos a su domicilio,
ponderar e instituir, de forma abstracta, las condiciones que los
individuos deben satisfacer para gozar del derecho relativo, así
como las circunstancias y los casos en que lo podrán hacer,

23
RECURSO DE QUEJA 46/2020

siempre y cuando dicha disposición sea válida, lo que implica


que, además de estar expresamente prevista en la Constitución
como tal, sea idónea, necesaria y proporcional en relación con el
fin que persigue, pues sólo así se evita cualquier pretensión del
legislador ordinario de hacer nugatorio un derecho
constitucionalmente reconocido. Ello, independientemente de
que en su momento se permita al afectado ejercer su garantía de
audiencia ante la autoridad judicial correspondiente, que
determine el lugar en donde deba purgar la condena privativa de
libertad impuesta en un proceso penal (…)”.

Así, el derecho a compurgar la pena de prisión en un lugar


cercano al domicilio del sentenciado, se materializará en los casos y
condiciones que establezca la ley.

Por tanto, el derecho fundamental en estudio, se encuentra


sujeto a los casos y condiciones que el legislador secundario
establezca a través de ordenamientos formal y materialmente
legislativos; es decir, se trata de un derecho restringido, no de uno
incondicional o absoluto.

Al respecto, el Tribunal Pleno consideró que el legislador


secundario goza de la más amplia libertad de configuración de las
hipótesis normativas, a fin de que la persona sentenciada pueda
alcanzar y gozar de ese derecho, con la única limitante de no hacer
nugatorio el ejercicio o el reconocimiento de tal prerrogativa.

Precisado lo anterior, se procede ahora a verificar si en el caso,


se actualiza o no, alguna excepción al principio de definitividad, que
hiciera procedente la acción constitucional que hicieron valer los
quejosos en la vía indirecta.

I. Con relación a la hipótesis de excepción a ese principio,


identificada bajo el inciso A), se debe corroborar si se cumple o no el
presupuesto descrito en el punto 1), es decir, si en contra de una

24
RECURSO DE QUEJA 46/2020

orden de traslado emitida por una autoridad


administrativa penitenciaria, es procedente
algún recurso o medio de defensa ordinario.

Para tales efectos, es conveniente señalar


que la Ley Nacional de Ejecución Penal, contempla los siguientes tipos
de traslados: a) voluntarios; b) involuntarios; y, c) urgentes.

Los primeros, se actualizan cuando existe el interés de la


persona recluida –con la asistencia de un defensor– de ser trasladado
a un centro de reclusión diverso, siempre que exista un acuerdo entre
la entidad de origen y la entidad de destino, o en su caso, entre la
entidad correspondiente y la Federación; en ese sentido, la petición la
resolverá la autoridad jurisdiccional, quien verificara que se cumplan
con los requisitos legales y constitucionales para su autorización. 14

Los traslados involuntarios, son instaurados previamente por la


autoridad penitenciaria ante un juez de ejecución o de control, según
sea el caso, con el fin de que en audiencia pública se decida sobre la
legalidad del traslado. En contra de la determinación jurisdiccional que
se emita, procede el recurso de apelación.15
14
“Artículo 50. Traslados voluntarios
Los traslados voluntarios de las personas privadas de la libertad dentro del territorio nacional
operarán cuando exista un acuerdo entre la entidad de origen y la entidad de destino o, en su
caso, entre la entidad correspondiente y la Federación, de acuerdo con el párrafo tercero del
artículo 18 de la Constitución. En estos casos no podrá negarse el traslado cuando se acrediten los
supuestos establecidos en el párrafo octavo del artículo 18 de la Constitución.
Cuando exista el interés de una persona sentenciada para ser trasladada a otro Centro
Penitenciario, el Juez de Ejecución requerirá su consentimiento expreso en presencia de la
persona que sea su defensora. No procederá el traslado a petición de parte tratándose de
personas sentenciadas por delitos de delincuencia organizada.
Los traslados voluntarios de las personas privadas de la libertad a otro país operarán cuando
exista un tratado internacional en términos de lo dispuesto en el párrafo séptimo del artículo 18 de
la Constitución”.

15
“Artículo 51. Traslados involuntarios
El traslado involuntario de las personas privadas de la libertad procesadas o sentenciadas deberá
ser autorizado previamente en audiencia pública por el Juez de Control o de Ejecución, en su caso.
Dicha resolución podrá ser impugnada a través del recurso de apelación.
En audiencia ante el Juez de Ejecución se podrá solicitar el traslado. La Autoridad Penitenciaria
podrá solicitar el traslado involuntario en casos de emergencia por cualquier medio.

25
RECURSO DE QUEJA 46/2020

Finalmente, el traslado urgente o excepcional, se emite por


medio de resolución administrativa, cuando se trate de los casos
específicamente señalados en la ley, sin autorización judicial previa.

En el caso, la parte quejosa reclamó una orden de traslado de un


centro penitenciario a otro, atribuida a una autoridad administrativa, y
bajo protesta de decir verdad, aseveró que esa determinación se le
comunicó de forma verbal. Congruente con esa información, es dable
inferir que se trata de un traslado de tipo urgente o excepcional, que
es regulado en el artículo 52 de la Ley Nacional de Ejecución Penal,
que establece:

“Artículo 52. Excepción al Traslado voluntario

La Autoridad Penitenciaria, como caso de excepción a lo


dispuesto en el artículo 50, podrá ordenar y ejecutar el traslado
de personas privadas de la libertad, mediante resolución
administrativa con el único requisito de notificar al juez
competente dentro de las veinticuatro horas siguientes de
realizado el traslado, en los siguientes supuestos:

I. En casos de delincuencia organizada y medidas especiales


de seguridad;

II. En casos de riesgo objetivo para la integridad y la salud de la


persona privada de su libertad, y

III. En caso de que se ponga en riesgo la seguridad o


gobernabilidad del Centro Penitenciario.

En todos los supuestos de excepción a los traslados sin


autorización previa, el juez tendrá un plazo de cuarenta y ocho
horas posteriores a la notificación para calificar la legalidad de
la determinación administrativa de traslado. En contra de la
resolución judicial se podrá interponer el recurso de apelación
en los términos previstos en esta Ley.

En caso que dentro del plazo establecido, la autoridad


jurisdiccional no se pronuncie respecto de la legalidad del acto,
En el caso de las personas sujetas a prisión preventiva, el traslado podrá realizarse a petición del
Ministerio Público ante el Juez de Control, en términos de lo establecido en el Código”.

26
RECURSO DE QUEJA 46/2020

la persona privada de la libertad podrá


interponer una controversia judicial
contra la determinación administrativa”.

Así, el traslado urgente o excepcional,


implica una determinación administrativa,
cuando se trate de casos de delincuencia organizada, esté en riesgo la
integridad y la salud de la persona privada de la libertad o esté en
riesgo la seguridad o gobernabilidad del centro penitenciario.
Supuestos en que la autoridad penitenciaria deberá notificar a la
autoridad jurisdiccional, dentro de las veinticuatro horas posteriores al
traslado, para que en un plazo de cuarenta y ocho horas, resuelva
sobre la legalidad de la medida.

Asimismo, se observa que respecto de esa determinación


administrativa, proceden dos medios de defensa legal con los que
puede ser combatida; el recurso de apelación y la controversia judicial;
cuya procedencia, depende del actuar del Juez de Control o de
Ejecución, ya que una vez que esa autoridad ha sido notificada de la
orden de traslado urgente o excepcional, cuenta con cuarenta y ocho
horas para emitir la resolución en la que calificará la legalidad de la
orden de traslado, y contra dicha resolución es procedente el recurso
de apelación.

En cambio, si la autoridad judicial es omisa en pronunciarse


sobre la legalidad de la determinación administrativa que ordena el
traslado dentro del término fijado, se actualizará la procedencia de la
controversia judicial.

Así, cuando se presenten casos como el presente, en que la


persona privada de su libertad, reclama una orden de traslado que no
se materializó, ni se tenga certeza de la calificación que sobre su

27
RECURSO DE QUEJA 46/2020

legalidad emite el Juez de Ejecución, lo procedente será que el


afectado promueva una “controversia judicial”, a fin de que sea el Juez
de Control o de Ejecución, quien resuelva respecto de sus derechos
implicados.

Ello, porque conforme a lo dispuesto por el artículo 117, fracción


III, de la Ley Nacional de Ejecución Penal, 16 las personas privadas de
su libertad, podrá accionar la controversia judicial respecto de
cuestiones relacionadas con sus derechos en materia de traslados,
que podrá ejercerse en el momento de la notificación de traslado,
dentro de los diez días siguientes a la misma, o dentro de los diez días
siguientes a su ejecución, cuando la persona privada de la libertad no
hubiera sido notificada previamente.

El último párrafo, del citado artículo 117, prescribe que los


traslados por razones urgentes, relacionados con la integridad física o
la salud de la persona privada de la libertad, o bien, por cuestiones de
seguridad del centro penitenciario, no requerirán autorización previa
del Juez de Ejecución, sin perjuicio de que dicha determinación pueda
ser recurrida, y en su caso, confirmada o revocada, a través de los
medios legales de defensa antes referidos.

En ese orden de ideas, queda de manifiesto que contra la orden


de traslado urgente o excepcional, que se reclama a una autoridad

16
“Artículo 117. Controversias sobre condiciones de internamiento, el plan de actividades y
cuestiones relacionadas con ambas
Los sujetos legitimados por esta Ley para interponer peticiones administrativas también tendrán
acción judicial ante el Juez de Control o de Ejecución según corresponda, con el objeto de resolver
las controversias sobre los siguientes aspectos:
(…) III. Los derechos de las personas privadas de la libertad en materia de traslados. Esta acción
podrá ejercitarse en el momento de la notificación de traslado, dentro de los diez días siguientes a
la misma, o dentro de los diez días siguientes a su ejecución, cuando la persona privada de la
libertad no hubiese sido notificada previamente, y
(…) Por cuanto hace a la fracción III, los traslados por razones urgentes, relacionados con la
integridad física o la salud de la persona privada de la libertad o bien, por cuestiones de seguridad
del Centro, no requerirán autorización previa del Juez de Ejecución, sin perjuicio de que dicha
determinación pueda ser recurrida y en su caso, confirmada o revocada”.

28
RECURSO DE QUEJA 46/2020

administrativa, sin autorización judicial previa,


es procedente la controversia judicial, prevista
en los artículos 52, último párrafo y 117,
fracción III, de la Ley Nacional de Ejecución
Penal, porque ese medio de defensa legal,
tiene la potencialidad de confirmar, modificar o revocar la referida
orden de traslado.

De manera que una interpretación amplia de los preceptos en


cita, permite concluir que el medio de defensa denominado
controversia judicial, resulta procedente contra los traslados que no se
someten a control judicial previo, en cualquiera de los siguientes dos
escenarios: i) cuando el Juez de Control o de Ejecución omite
pronunciarse una vez que la autoridad administrativa le notificó del
traslado urgente; y, ii) cuando la autoridad administrativa es omisa en
notificar a la autoridad judicial el traslado que ya ha sido ejecutado.
Casos en los que la persona privada de la libertad, no tendrá una
resolución tangible que recurrir.

Sin embargo, esa circunstancia no resulta insuperable para la


persona privada de la libertad, pues como se mencionó, el artículo
117, fracción III, de la Ley Nacional de Ejecución Penal, prevé que el
medio de defensa denominado controversia judicial, podrá ser
interpuesto dentro de los diez días siguientes a la ejecución del
traslado, al que puede optar cuando no se ha hecho de su
conocimiento el dictado de la determinación de traslado con
oportunidad.

Así, al traslado urgente o excepcional, en los supuestos descritos


en la ley, se le debe considerar como un acto dictado dentro del
procedimiento, ya que su emisión a cargo de las autoridades

29
RECURSO DE QUEJA 46/2020

administrativas se encuentra regulado en la Ley Nacional de Ejecución


Penal, y al efecto, también se prevé a la controversia judicial como
medio de defensa específico para impugnarlo, de manera que en los
casos indicados, ya no se actualiza una afectación adicional a la
libertad personal del interno fuera del procedimiento.

Bajo esa lógica, se llega a la conclusión de que a cualquier orden


de traslado que se emita sin control judicial previo, se le puede
considerar como un acto emitido dentro del procedimiento, dada la
facultad para que la revisión judicial se realice con posterioridad al
traslado, y porque la persona privada de la libertad ya no se queda sin
defensa, al disponer de un recurso que puede intentar con
posterioridad a la ejecución del traslado, al margen de la actuación de
las autoridades tanto administrativa como judicial.

En ese orden de ideas, se debe verificar ahora si el quejoso


estaba obligado a agotar la controversia judicial, prevista en la Ley
Nacional de Ejecución Penal, antes de acudir a la instancia
constitucional; que es el presupuesto que se fijó en el punto 2). Es
decir, se debe determinar si dicho medio ordinario de defensa, es
susceptible o no de suspender los efectos de la orden de traslado
urgente o excepcional, con los mismos alcances que los que prevé la
Ley de Amparo; porque lo que se busca evitar, es la restricción
adicional al derecho fundamental de la libertad de la persona privada
de ella.

En ese sentido, lo que se debe corroborar, es si a través del


aludido medio de defensa, la persona privada de su libertad en un
centro de reclusión, puede acceder a la suspensión de la orden de
traslado emitida por una autoridad administrativa, sin autorización
judicial previa; sin que para ello se le exijan mayores requisitos que los

30
RECURSO DE QUEJA 46/2020

que la Ley de Amparo consigna para conceder


la suspensión definitiva, ni se establezca un
plazo mayor que el previsto para el
otorgamiento de la suspensión provisional,
como lo requiere la fracción XX, del artículo 61
del ordenamiento legal de referencia.

A efecto de demostrar lo anterior, se tiene que en el artículo 122


en la Ley Nacional de Ejecución Penal, 17 está inserto en el Título
Tercero, Capítulo V, denominado “Procedimiento Jurisdiccional”, y
señala que la controversia judicial, deberá formularse por escrito y
presentarse ante la administración del juzgado de ejecución,
precisando el nombre del promovente, datos de localización, el relato
de su inconformidad, los medios de prueba en caso de contar con
ellos, así como la solicitud de suspensión del acto, cuando se
considere que se trata de caso urgente, y la firma o huella digital.

De igual forma, prescribe que el Juez de Control o de Ejecución,


de acuerdo con la naturaleza de la pretensión, de oficio o a petición de
parte, ordenará la suspensión del acto si lo considera pertinente, así
como el desahogo de las pruebas que estime conducentes para
resolver el conflicto.

Por su parte, el artículo 123 de la Ley Nacional de Ejecución


Penal,18 establece que una vez recibida la solicitud, la administración
17
“Artículo 122. Formulación de la controversia
La controversia judicial deberá presentarse por escrito ante la administración del juzgado de
ejecución, precisando el nombre del promovente, datos de localización, el relato de su
inconformidad, los medios de prueba en caso de contar con ellos, la solicitud de suspensión del
acto cuando considere que se trata de caso urgente y la firma o huella digital.
El Juez de Ejecución, de acuerdo con la naturaleza de la pretensión, de oficio o a petición de parte,
ordenará la suspensión del acto si lo considera pertinente, así como el desahogo de las pruebas
que estime conducentes para resolver el conflicto”.
18
“Artículo 123. Auto de inicio
Una vez recibida la solicitud, la administración del juzgado de ejecución registrará la causa y la
turnará al juez competente. Recibida la causa, el Juez de Ejecución contará con un plazo de
setenta y dos horas para emitir un auto en cualquiera de los siguientes sentidos:

31
RECURSO DE QUEJA 46/2020

del juzgado de ejecución registrará la causa y la turnará al juez


competente, quien contará con un plazo de setenta y dos horas para
emitir un auto en el que admita la solicitud e inicie el trámite del
procedimiento; prevenga al solicitante para que aclare o corrija la
solicitud, si fuere necesario; o bien, deseche la solicitud por ser
notoriamente improcedente.

Y el segundo párrafo, del artículo 124 de la citada ley de


ejecución,19 que regula la sustanciación de la controversia judicial,
precisa que en caso de tratarse de medidas disciplinarias y de
violación a derechos que constituyan un caso urgente que, de no
atenderse de inmediato, quedará sin materia la acción o el recurso
jurisdiccional, el Juez de Control o de Ejecución, de oficio o a solicitud
de parte, decretará de inmediato la suspensión del acto, hasta en tanto
se resuelve en definitiva.

Así, de la lectura detallada de los artículos 123 y 124, antes


referidos, se advierte que si bien el Juez de Control o Ejecución,
cuenta con setenta y dos horas para emitir el auto en el que, de ser el
caso, la controversia judicial formulada se admita; de ello no se sigue

I. Admitir la solicitud e iniciar el trámite del procedimiento;


II. Prevenir para que aclare o corrija la solicitud, si fuere necesario, o
III. Desechar por ser notoriamente improcedente.
(…).”
19
“Artículo 124. Sustanciación
En caso de ser admitida la solicitud o subsanada la prevención, la administración del juzgado de
ejecución notificará y entregará a las partes copia de la solicitud y sus anexos, para que dentro del
plazo de cinco días contesten la acción y ofrezcan los medios de prueba que estimen pertinentes;
además se requerirá a la Autoridad Penitenciaria para que dentro del mismo término rinda el
informe que corresponda.
En caso de tratarse de medidas disciplinarias y de violación a derechos que constituyan un caso
urgente que, de no atenderse de inmediato, quedará sin materia la acción o el recurso
jurisdiccional, el Juez de Ejecución de oficio o a solicitud de parte decretará de inmediato la
suspensión del acto, hasta en tanto se resuelve en definitiva.
Rendido el informe y contestada la acción, se entregará copia de las mismas a las partes que
correspondan y se señalará hora y fecha para la celebración de la audiencia, la cual deberá
realizarse al menos tres días después de la notificación sin exceder de diez días.
En caso de que las partes ofrezcan testigos, deberán indicar el nombre, domicilio y lugar donde
podrán ser citados, así como el objeto sobre el cual versará su testimonio.
En la fecha fijada se celebrará la audiencia, a la cual deberán acudir todos los interesados. La
ausencia del director del Centro o quien lo represente y de la víctima o su asesor jurídico no
suspenderá la audiencia”.

32
RECURSO DE QUEJA 46/2020

que el mismo plazo debe observarse para


decretar la suspensión, cuando se trate de
medidas disciplinarias y de violación a derechos
que constituyan un caso urgente, que tengan
potencial para dejar sin efectos la controversia,
pues el último de los preceptos es claro en señalar que en esos
supuestos, la medida cautelar debe decretarse en forma inmediata,
sea que la haya solicitado la persona privada de la libertad en el centro
de reclusión o que la autoridad judicial se pronuncie de oficio.

De manera que lo establecido en la Ley Nacional de Ejecución


Penal, no rebasa las previsiones establecidas en el citado artículo 61,
fracción XX, de la Ley de Amparo, pues no establece un plazo mayor
que el que se prevé para el otorgamiento de la suspensión provisional,
que conforme a su artículo 190,20 es de veinticuatro horas; por el
contrario, se observa que la Ley Nacional de Ejecución Penal, prevé
un plazo menor, pues tiene el alcance de conceder la suspensión de la
determinación administrativa que ordena el traslado urgente o
excepcional de forma inmediata; medida cautelar que puede solicitarse
por la persona privada de la libertad afectada, o bien, que el Juez de
Control o de Ejecución la decrete de oficio.

En ese orden de ideas, el hecho de que la Ley Nacional de


Ejecución Penal, establezca que cuando se trate de violación a
derechos fundamentales que constituyan un caso urgente –como
ocurre cuando se trata de una restricción adicional a la libertad de los
internos de algún centro penitenciario–, la autoridad jurisdiccional tiene
el deber de atender de inmediato esa afectación y decretar la
suspensión de la determinación administrativa impugnada, permite
concluir que si bien los casos de traslado urgente –sin control judicial
20
“Artículo 190. La autoridad responsable decidirá, en el plazo de veinticuatro horas a partir de la
solicitud, sobre la suspensión del acto reclamado y los requisitos para su efectividad.”

33
RECURSO DE QUEJA 46/2020

previo– se ejecutan antes de que se inicie el trámite de la controversia


judicial, ello no da lugar a que dicho medio legal quede sin materia,
porque los efectos del traslado sobre las condiciones del cumplimiento
de la pena o medida de seguridad en internamiento son continuas y
pueden suspenderse con efectos restitutorios, devolviendo al reo,
cuando proceda, al centro de reclusión original.

De no hacerlo así, podría dejar sin materia el medio de defensa


legal intentado.

Además, la controversia judicial que puede promoverse contra la


orden de traslado urgente o excepcional, se trata de un mecanismo de
defensa que se realiza bajo el esquema del sistema acusatorio,
mediante audiencia a la que acuden todos los interesados, y su
sustanciación concluye con una resolución en la que el Juez de
Ejecución debe pronunciarse, incluso de oficio, sobre cualquier
violación a los derechos fundamentales de los sentenciados internos
en los centros penitenciarios.21

Asimismo, se advierte que la Ley Nacional de Ejecución Penal,


en el artículo 132, fracción VII, 22 prevé que el recurso de apelación es
procedente en contra de las resoluciones que se pronuncien respecto
de los traslados de las personas privadas de la libertad en los centros
de reclusión, de manera que en caso de estar inconformes con el
sentido de la resolución con la que culmina el procedimiento de la
controversia judicial, tales personas cuentan con un medio de

21
“Artículo 127. Resolución
El Juez de Ejecución tendrá un término de cinco días para redactar, notificar y entregar copia a las
partes de la resolución final.
En la resolución el juez deberá pronunciarse, incluso de oficio, sobre cualquier violación a los
derechos fundamentales de los sentenciados”.
22
“Artículo 132. Procedencia del recurso de apelación
El recurso de apelación procederá en contra de las resoluciones que se pronuncien sobre:
(…) VII. Traslados;
(…)”.

34
RECURSO DE QUEJA 46/2020

impugnación ordinario, con el objeto de que un


tribunal de alzada revise la legalidad de dicha
resolución, a fin de que pueda ser confirmada,
modificada o revocada.

Derivado de lo anterior, se concluye que la controversia judicial,


prevista en la Ley Nacional de Ejecución Penal, es un medio de
defensa legal que en su tramitación prevé la posibilidad de que el Juez
de Ejecución ordene de inmediato la suspensión de la orden de
traslado atribuida a la autoridad administrativa, sin que para ello se
advierta la exigencia de mayores requisitos que los que la Ley de
Amparo establece para la concesión de esa medida cautelar, ya que
únicamente requiere de que el interesado formule una petición en ese
sentido en el escrito inicial; e incluso, de no hacerlo, la autoridad
jurisdiccional puede pronunciarse de oficio respecto del otorgamiento
de la aludida medida cautelar.

Ello, porque según se explicó, la orden de traslado en los


términos que lo reclamaron los quejosos, configura un caso urgente
que impone al Juez de Ejecución un pronunciamiento inmediato sobre
el otorgamiento de la suspensión, en virtud de que ese acto, cuando
proviene de una autoridad administrativa, sin autorización judicial
previa, puede implicar una restricción adicional al derecho fundamental
a la libertad de la persona privada de su libertad en un centro
penitenciario, y por ello, requiere de ser sometida al escrutinio judicial,
a fin de verificar que la emisión de esa determinación encuentra
fundamento en alguna de las hipótesis previstas en el artículo 52 de la
Ley Nacional de Ejecución Penal, antes referidas.

De igual forma, la suspensión que se otorga en la tramitación de


la controversia judicial, se ajusta a lo prescrito en la Ley de Amparo,

35
RECURSO DE QUEJA 46/2020

porque actualiza un deber para la autoridad jurisdiccional, consistente


en evitar que el medio de defensa legal quede sin materia, en
detrimento del anunciado derecho fundamental, objetivo que la propia
Ley Nacional de Ejecución Penal busca cumplir, al prescribir que la
suspensión decretada en estos casos, tendrá efecto hasta que se
resuelva en definitiva.

En esa tesitura, fundadamente se colige que la controversia


judicial prevista en la Ley Nacional de Ejecución Penal, es un medio
de defensa legal susceptible de suspender los efectos de la orden de
traslado urgente o excepcional, presumiblemente emitida por la
autoridad administrativa penitenciaria, sin autorización judicial previa,
sin que exija mayores requisitos que los que prevé la Ley de Amparo,
ya que para ello, sólo se requiere que la persona privada de la libertad,
realice una petición simple en ese sentido, en el escrito en que formula
la controversia; o bien, el Juez de Control o de Ejecución, debe
pronunciarse de oficio, con el deber de actuar de manera inmediata.

II. Resta por corroborar, que no se actualicen las hipótesis de


excepción al principio de definitividad, identificadas bajo el inciso B);
es decir, que la orden de traslado urgente o excepcional, no carezca
de fundamentación; no implique una violación directa a la Constitución;
y que el recurso o medio de defensa se encuentre previsto en un
reglamento, sin que lo contemple la Ley Nacional de Ejecución Penal.

Supuestos que no se configuran en el caso, porque las hipótesis


para su procedencia, están previstas en dicha ley especial, y se trata
de un acto que emite una autoridad competente dentro del
correspondiente procedimiento.

36
RECURSO DE QUEJA 46/2020

Esto es, el traslado urgente o excepcional,


aun cuando se emita de forma oral, no es un
acto que carezca de fundamentación, porque
está previsto en la Ley Nacional de Ejecución
Penal, concretamente en su artículo 52, que
faculta a la autoridad administrativa penitenciaria, para ordenar y
ejecutar el traslado de personas privadas de su libertad, sin
autorización judicial previa, cuando se actualice alguna de las
hipótesis específicas que se prevén en las diversas fracciones de
dicho numeral.

Es decir, tratándose de casos de delincuencia organizada y


medidas especiales de seguridad; cuando exista riesgo objetivo para
la integridad y la salud de la persona privada de su libertad; y cuando
se ponga en riesgo la seguridad o gobernabilidad del Centro
Penitenciario.

Así, la fundamentación de la resolución administrativa


penitenciaria que ordena verbalmente un traslado urgente o
excepcional, se encuentra prevista en dicha disposición normativa; y la
legalidad de su aplicación, se corroborará una vez que la
determinación se somete al control de la autoridad jurisdiccional, luego
de ejecutada la medida.23

Por otra parte, esta Primera Sala de la Suprema Corte, ha


reconocido que actualmente se cuenta con un modelo de reinserción
social y de judicialización del régimen de penas; a partir de lo cual, se
ejerce un verdadero control judicial del sistema penitenciario, por lo
que las autoridades de ese ramo, ya no pueden decidir

23
Ello, como se deduce del primer y penúltimo párrafos del propio artículo 52, de la Ley Nacional
de Ejecución Penal.

37
RECURSO DE QUEJA 46/2020

discrecionalmente sobre las medidas de internamiento de las personas


privadas de la libertad en los centros penitenciarios.

Esa facultad le corresponde ahora a las autoridades judiciales en


materia penal; en especial, a los jueces de ejecución, quienes
controlan las diversas situaciones que acontecen dentro del centro de
reinserción social en el cumplimiento de las penas, así como de las
decisiones que sobre esa ejecución adopte la administración
penitenciaria, velando siempre porque los derechos humanos se
garanticen y efectivicen.

En ese orden de ideas, si bien es cierto que la orden de traslado


urgente o excepcional, se emite y ejecuta por una autoridad
administrativa sin autorización judicial previa; ello no pugna con la
judicialización del régimen penitenciario, porque la legalidad de esa
determinación, finalmente la califica un Juez de Control o un Juez de
Ejecución, según sea el caso.

Lo que se corrobora con lo dispuesto por el citado artículo 52, de


la Ley Nacional de Ejecución Penal, que establece que en los
supuestos específicos de la excepción al traslado voluntario, la
autoridad administrativa podrá ordenar y ejecutar esa medida, con el
único requisito de notificar a las citadas autoridades judiciales, dentro
de las veinticuatro horas de haber realizado el traslado, para el efecto
de que dentro de las cuarenta y ocho horas siguientes, se califique la
legalidad de la determinación administrativa del traslado.

Del mismo precepto legal, también se desprende una facultad


legal expresa a favor de la autoridad administrativa penitenciaria, para
emitir y ejecutar la orden de traslado en los casos de excepción

38
RECURSO DE QUEJA 46/2020

anunciados; es decir, se trata de una actuación


realizada por autoridad competente para tales
efectos.

No se soslaya que esta Primera Sala, al


resolver la Contradicción de Tesis 461/2012,24 determinó que la orden
de traslado de un procesado o de un sentenciado, si bien no entraña
por sí misma una afectación a la libertad personal, porque ese
menoscabo es producto de un acto que directamente mantiene
restringido ese derecho, es decir, una sentencia condenatoria; sin
embargo, no es imposible argumentar que no se afecta de forma
indirecta ese derecho.

Pese a ello, el traslado urgente o excepcional, ordenado y


ejecutado en términos del artículo 52, de la Ley Nacional de Ejecución
Penal, no constituye una violación directa a la Constitución Federal;
porque conforme al modelo actual de judicialización y régimen de
penas, esa medida ya no constituye un acto que afecte la libertad
fuera de procedimiento, pues se cuenta con una regulación especial
en la Ley Nacional de Ejecución Penal, que precisa las especificas
hipótesis en las que de manera excepcional, se faculta a la autoridad
administrativa para que emita y ejecute el traslado de personas
privadas de su libertad de un centro penitenciario a otro, bajo
requisitos específicos, pues se establecen plazos precisos (notificación
del traslado a la autoridad jurisdiccional dentro de las veinticuatro
horas siguientes a la ejecución y cuarenta y ocho horas para calificar
la legalidad de la determinación administrativa), con el fin de que la
correspondiente autoridad judicial realice con posterioridad a la
materialización del traslado, su control de legalidad.

24
Fallada el dieciséis de enero de dos mil trece, por unanimidad de cinco votos de los Ministros
José Ramón Cossío Díaz, Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, Jorge Mario Pardo Rebolledo, Alfredo
Gutiérrez Ortiz Mena y la Ministra Olga Sánchez Cordero de García Villegas.

39
RECURSO DE QUEJA 46/2020

Además, como ya se señaló, el artículo 117, fracción III, y último


párrafo, de la Ley Nacional de Ejecución Penal, permite advertir que
ahora se cuenta con un medio ordinario de defensa denominado
controversia judicial, a través del cual, la actuación de la autoridad
administrativa puede ser confrontada con el objeto de corroborar que
no exista afectación injustificada a alguno de los derechos
fundamentales de la persona privada de su libertad en un centro de
reclusión, sin perjuicio de que también se realice un ejercicio de
verificación sobre la actualización de las hipótesis legales que
autorizan el dictado de una orden de traslado urgente o excepcional.

Lo que significa que será el Juez de Control o el Juez de


Ejecución, según sea el caso, quien finalmente determine la legalidad
del traslado, a través de una resolución que constituya la culminación
del correspondiente procedimiento, en respeto al derecho a un debido
proceso.

Incluso, de resultar que la decisión judicial dictada no es acorde


a sus intereses, podrán interponer el recurso de apelación que
procede de conformidad con el artículo 132, fracción VII, de la Ley
Nacional de Ejecución Penal, a fin de que la resolución que dirima la
controversia judicial, pueda ser confirmada, modificada o revocada,
por un tribunal de alzada.

Lo que lleva a concluir que la orden de traslado urgente o


excepcional, no constituye una violación directa a la Constitución
Federal, pues se erige en un acto dentro del procedimiento; y al
respecto, existe un medio ordinario de defensa con el que la
determinación judicial que al efecto se dicte, puede ser combatida.

40
RECURSO DE QUEJA 46/2020

Finalmente, al haberse demostrado que


en torno a la orden de traslado urgente o
excepcional, existe un procedimiento previsto
en la Ley Nacional de Ejecución Penal, el cual
culmina con una resolución impugnable a
través del recurso de apelación regulado en la propia ley, se llega a la
conclusión de que en el caso a estudio, tampoco se actualiza la
excepción al principio de definitividad, relativa a que el recurso o
medio de defensa se encuentre previsto en un reglamento sin que la
ley aplicable contemple su existencia.

Consecuentemente, no se actualiza alguno de los supuestos de


excepción al principio de definitividad; y por tanto, en el caso de los
traslados urgentes o excepcionales, ordenados por autoridad
administrativa penitenciaria, en términos del artículo 52, de la Ley
Nacional de Ejecución Penal, previamente a la promoción del amparo
indirecto, el afectado debe agotar los medios ordinarios de defensa
que el propio ordenamiento legal prevé para ese supuesto.

De no hacerlo así, se actualiza de forma manifiesta e indudable


la causa de improcedencia prevista en el artículo 61, fracción XX, de la
Ley de Amparo, por no agotar el principio de definitividad.

Por todo lo expuesto, los operadores jurisdiccionales deben optar


por la interpretación legal realizada a la Ley Nacional de Ejecución
Penal en el caso a estudio, que es garantista de los derechos
fundamentales de las personas privadas de la libertad en los centros
de reclusión y corrobora los objetivos fijados por el legislador,
consistentes en lograr un sistema de normas que deben observarse
durante el internamiento; en el caso, la orden de traslado que la
autoridad administrativa emite y ejecuta sin control judicial previo.

41
RECURSO DE QUEJA 46/2020

Asimismo, porque establece los procedimientos para resolver las


controversias que surjan con motivo de la ejecución de la referida
orden de traslado, sobre la base de los principios constitucionales y
legales que al efecto rigen.25

En ese orden de ideas, se coincide con la conclusión alcanzada


por la Juez de Distrito, en el sentido de estimar actualizada la causa
de improcedencia, prevista en la fracción XX, del artículo 61 de la Ley
de Amparo, porque la parte quejosa no agotó la controversia judicial,
como medio ordinario de defensa, establecido en la Ley Nacional de
Ejecución Penal, previamente a la promoción del juicio constitucional
en la vía indirecta, en los términos expuestos en los párrafos
precedentes.

En atención a todo lo anteriormente expuesto, se está en


condiciones de dar respuesta a los cuestionamientos que justificaron
la atracción del asunto por parte de esta Primera Sala de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación.

Así, con relación a la interrogante en el sentido de si con motivo


de la entrada en vigor de la Ley Nacional de Ejecución Penal, ¿existen
mecanismos que deben agotarse cuando se impugne una orden de
traslado?

Debe contestarse en sentido afirmativo, porque en dicho


ordenamiento legal, se prevé un medio de defensa legal denominado
25
“Artículo 1. Objeto de la Ley
La presente Ley tiene por objeto:
I. Establecer las normas que deben de observarse durante el internamiento por prisión preventiva,
en la ejecución de penas y en las medidas de seguridad impuestas como consecuencia de una
resolución judicial;
II. Establecer los procedimientos para resolver las controversias que surjan con motivo de la
ejecución penal, y
III. Regular los medios para lograr la reinserción social.
Lo anterior, sobre la base de los principios, garantías y derechos consagrados en la Constitución,
Tratados Internacionales de los que el Estado mexicano sea parte y en esta Ley.”

42
RECURSO DE QUEJA 46/2020

controversia judicial, diseñado para combatir la


orden de traslado urgente o excepcional,
cuando se emite por autoridad administrativa
penitenciaria, sin autorización judicial previa; el
cual, es susceptible de suspender los efectos
del correspondiente acto en forma inmediata, sin exigir mayores
requisitos que los que prevé la Ley de Amparo para la concesión de
esa medida cautelar.

Se cuestionó si a partir de los medios de defensa contemplados


en la Ley Nacional de Ejecución Penal ¿las órdenes de traslado deben
ser consideradas como actos dictados dentro o fuera de juicio?

Y al respecto, se tiene que la orden de traslado urgente o


excepcional, por disposición de la Ley Nacional de Ejecución Penal, no
requiere de autorización judicial previa; sin embargo, la propia ley le
impone un deber a la autoridad administrativa consistente en dar
noticia del traslado al Juez de Control o de Ejecución, dentro de las
veinticuatro horas siguientes a que se ha materializado su ejecución, a
fin de que califique la legalidad de la determinación, sin exceder del
plazo de cuarenta y ocho horas. Dicho ordenamiento legal, también
prevé que en caso de que la persona privada de la libertad, no esté de
acuerdo con lo resuelto por la autoridad judicial, podrá interponer el
recurso de apelación. Y si la autoridad administrativa no da
cumplimiento a su obligación de notificar del traslado a la autoridad
jurisdiccional; la persona privada de la libertad, podrá accionar el
mecanismo de defensa denominado controversia judicial.

En ese orden de ideas, la orden de traslado es un acto que se


emite dentro de un procedimiento, que cuenta con una tramitación

43
RECURSO DE QUEJA 46/2020

perfectamente definida y que respeta los derechos fundamentales de


audiencia y de defensa.

De igual forma, se cuestionó si al ser actos de naturaleza


positiva ¿una orden de traslado puede asimilarse a una omisión
inherente a las condiciones de internamiento?

Al respecto, se responde en sentido negativo, porque a partir de


lo que establece la Ley Nacional de Ejecución Penal, se advierte, por
una parte, que se diseñó un procedimiento especial para regular la
emisión de las órdenes de traslado, en el que se establecieron
condiciones específicas ante las cuales, puede ser emitida por
autoridad administrativa penitenciaria, sin autorización judicial previa;
y, por otra, se establece un diverso procedimiento para impugnar la
generalidad de omisiones en que incurre la autoridad administrativa,
respecto a las condiciones inherentes al internamiento. Así, al existir
regulaciones diversas, no es dable concluir la identidad de las citadas
figuras.

De igual forma, se logró definir que en observancia al principio


de definitividad, previo a instar el juicio de amparo indirecto contra una
orden de traslado urgente o excepcional, se debe agotar la
controversia judicial, como medio de defensa legal previsto en la Ley
Nacional de Ejecución Penal, diseñado para combatir ese tipo de
actos, cuando se emite por una autoridad administrativa penitenciaria,
sin autorización judicial previa, el cual es susceptible de suspender los
efectos de dicha determinación administrativa, de manera inmediata,
sin exigir mayores requisitos que los que prevé la Ley de Amparo para
la concesión de esa medida cautelar.

44
RECURSO DE QUEJA 46/2020

Y en lo concerniente al motivo de
atracción relativo a definir el alcance y vigencia
de diversos criterios emitidos por esta Suprema
Corte, con relación al tema de las órdenes de
traslado emitidas por autoridades
administrativas, su impugnación por medios ordinarios, así como la
posibilidad de acudir al juicio de amparo indirecto; como lo precisó la
resolución de atracción, los correspondientes criterios se emitieron
antes de la entrada en vigor de la Ley Nacional de Ejecución Penal.
Por ello, específicamente en lo relativo a la orden de traslado que se
emite por autoridad administrativa penitenciaria, sin autorización
judicial previa, lo conducente es apartarse de los mismos, pues ahora
existe un procedimiento especial a seguir para su emisión, que
conduce a estimar diversos parámetros a efecto de impugnar la
legalidad de la determinación de traslado.

Ello, porque como se expuso en el estudio precedente, la Ley


Nacional de Ejecución Penal, actualmente en vigor, tiene diseñado un
esquema regulatorio que permite que cualquier orden de traslado de
una persona privada de la libertad de un centro penitenciario a otro,
ejecutada por una autoridad administrativa sin previo control judicial,
pueda ser impugnada a través de un medio de defensa eficaz. Así, el
afectado se encuentra obligado a agotar el referido recurso antes
instar el juicio de amparo indirecto, en observancia al principio de
definitividad.

De esa manera, esta Primera Sala se aparta del criterio


sostenido en la jurisprudencia 1a./J. 83/2015 (10a.), que se identifica
con el rubro: “ORDEN DE TRASLADO DE UN CENTRO
PENITENCIARIO A OTRO. SI SE EJECUTA SIN INTERVENCIÓN
DE LA AUTORIDAD JUDICIAL, NO PUEDE CONSIDERARSE

45
RECURSO DE QUEJA 46/2020

COMO UN ACTO DENTRO DEL PROCEDIMIENTO Y, POR ENDE,


SE ACTUALIZA EL PLAZO EXCEPCIONAL PARA INTERPONER
LA DEMANDA DE AMPARO EN SU CONTRA PREVISTO EN EL
ARTÍCULO 17, FRACCIÓN IV, DE LA LEY DE LA MATERIA”;26 ello,
porque dicho criterio derivó de una concepción existente antes de la
entrada en vigor de la Ley Nacional de Ejecución Penal, cuando no se
contaba con una legislación especial que regulara la emisión de la
orden de traslado, ni con algún recurso para su impugnación, por lo
que únicamente se tenía como parámetro, verificar que la orden de
traslado fuera calificada por una autoridad jurisdiccional de manera
previa a su ejecución, y por ello, cuando el traslado se ejecutaba sin
cumplir esa previsión, válidamente se le consideraba como un acto
emitido fuera del procedimiento, lo que daba lugar a la procedencia del
juicio de amparo indirecto, sin atender al plazo general de quince días
que prevé el primer párrafo, del artículo 17 de la Ley de Amparo, para
la presentación de la demanda, ya que se actualizaba la excepción
prevista en la fracción IV, del propio numeral que dispone que cuando
el acto reclamado implique una afectación a la libertad personal fuera
de procedimiento, la demanda de amparo podrá interponerse en
cualquier tiempo.27
26
Jurisprudencia 1a./J. 83/2015 (10a.), consultable en la Gaceta del Semanario Judicial de la
Federación, Décima Época, Libro 25, Diciembre de 2015, Tomo I, página 247, registro 2010596.
De texto: “La reforma en materia penal a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos,
publicada en el Diario Oficial de la Federación el 18 de junio de 2008, entrañó cambios
sustanciales en el sistema penitenciario y en los derechos fundamentales de los procesados y
sentenciados. Así, en ese sistema se introdujo el modelo de reinserción social y judicialización del
régimen de modificación y duración de las penas, el cual impuso que todo acto conexo a su
ejecución, incluyendo los de traslado de un centro penitenciario a otro, se considerara de
competencia exclusiva del Poder Judicial y que las personas sujetas a proceso, privadas de su
libertad, tienen derecho a que en el procedimiento se sigan cumpliendo las formalidades
esenciales, entre ellas, la relativa a la prisión preventiva. De esta forma, la pretensión de una
autoridad administrativa de trasladar al sentenciado o procesado de un centro penitenciario a otro,
afecta indirectamente su libertad, por lo que debe solicitarlo al órgano judicial correspondiente, el
cual procederá a resolver lo conducente. En consecuencia, la resolución emitida en el
procedimiento relativo podrá impugnarse a través del juicio de amparo indirecto, bajo la regla
general del plazo de quince días prevista en el artículo 17, párrafo primero, de la Ley de Amparo.
Sin embargo, si una orden de traslado se ejecuta sin intervención alguna de la autoridad judicial
rectora, aun cuando se emita en la fase de instrucción o de ejecución de la pena, no puede
considerarse hecha en razón del procedimiento, por lo que la demanda relativa podrá interponerse
en cualquier tiempo, al actualizarse la excepción prevista en la fracción IV del artículo 17 citado.”
27
“Artículo 17. El plazo para presentar la demanda de amparo es de quince días, salvo:
(…) IV. Cuando el acto reclamado implique peligro de privación de la vida, ataques a la libertad
personal fuera de procedimiento, incomunicación, deportación o expulsión, proscripción o

46
RECURSO DE QUEJA 46/2020

De manera que si ahora se cuenta con la


Ley Nacional de Ejecución Penal, que es la
legislación especial que regula las condiciones
de internamiento y de ejecución de sanciones
penales de las personas privadas de la libertad en los centros de
reclusión, y en ella se faculta a la autoridad administrativa para que, en
específicos supuestos ordene y ejecute una orden de traslado de un
centro penitenciario a otro, sin control judicial previo; porque previene
que en ese caso, el referido control se realizará con posterioridad. En
esas condiciones, ya no es válido concebir a la orden de traslado que
se ejecuta sin control judicial previo, como un acto que afecte la
libertad personal dictado fuera de procedimiento, aunque la calificación
en cuanto a su legalidad se haya prescrito para un momento posterior
y esto no se realice, ya que la persona afectada con el traslado, podrá
promover la controversia judicial, que es el recurso previsto en la ley, a
través del cual, la determinación de traslado puede ser revocada.

En ese orden de ideas, si la orden de traslado emitida sin control


judicial previo, ya no se considera un acto dictado fuera del
procedimiento, ha desaparecido la condición de procedencia del juicio
de amparo indirecto en la que se hizo descansar el criterio sostenido
en la jurisprudencia mencionada, para fijar una excepción al plazo de
quince días establecidos para la promoción del juicio constitucional; y,
por tanto, dicho criterio debe estimarse como superado ante la nueva
regulación legal que opera en materia de traslados penitenciarios.

No se soslaya que los actos que afectan la libertad personal


cuando son dictados dentro del procedimiento, deben sujetarse al
destierro, desaparición forzada de personas o alguno de los prohibidos por el artículo 22 de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, así como la incorporación forzosa al
Ejército, Armada o Fuerza Aérea nacionales, en que podrá presentarse en cualquier tiempo.
(…).”

47
RECURSO DE QUEJA 46/2020

plazo genérico de quince días que se precisa en el primer párrafo, del


artículo 17 de la Ley de Amparo, y que a tal efecto rigen las reglas
previstas para la suspensión a petición de parte.

Por las mismas razones, esta Primera Sala también se aparta


del criterio emitido en la jurisprudencia 1a./J. 58/2016 (10a.), que lleva
por título: “ORDEN DE TRASLADO DE UN CENTRO
PENITENCIARIO A OTRO. PROCEDE CONCEDER LA
SUSPENSIÓN DE OFICIO Y DE PLANO CUANDO SE EMITE SIN
LA INTERVENCIÓN DE LA AUTORIDAD JUDICIAL RECTORA,
AUN CUANDO SÓLO SE AFECTE LA LIBERTAD PERSONAL DE
MANERA INDIRECTA”28; ello, en función de la regulación que
actualmente establece la Ley Nacional de Ejecución Penal, conforme a
la cual, la orden de traslado emitida por autoridad administrativa sin
autorización judicial previa, constituye un acto dictado dentro del
procedimiento; y por tanto, ya no se actualiza la hipótesis a que se
refiere el artículo 126 de la Ley de Amparo, 29 que precisa que la
28
Jurisprudencia 1a./J. 58/2016 (10a.), consultable en la Gaceta del Semanario Judicial de la
Federación, Décima Época, Libro 36, Noviembre de 2016, Tomo II, página 865, registro 2013066.
De texto: “Esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en las tesis de
jurisprudencia 1a./J. 17/2013 (10a.) y 1a./J. 83/2015 (10a.), (1) ha establecido, respectivamente,
que la orden de traslado de un recluso de un centro penitenciario a otro produce una afectación a
la libertad personal de manera indirecta; y, que cuando dicha orden se ejecuta sin la intervención
de la autoridad jurisdiccional rectora del proceso o de la fase de ejecución de sentencia, no puede
estimarse que se trate de un acto emitido en razón del procedimiento. Luego, si la literalidad del
artículo 126 de la Ley de Amparo precisa que la suspensión de plano y de oficio se concederá
cuando se trate de actos que importen ataques a la libertad personal fuera de procedimiento, las
condiciones para actualizar el supuesto son precisamente las que de manera clara y concreta se
establecen en el propio precepto y consisten solamente en: a) que se trate de un acto que conlleve
privación de la libertad personal; y, b) que tal acto sea dictado fuera de procedimiento, sin que sea
dable añadir como requisito que la afectación a la libertad se deba verificar de manera directa o
indirecta, pues adicionar un nuevo requisito para la procedencia de la suspensión de plano a través
de una interpretación sería en detrimento del derecho fundamental de tutela judicial efectiva. En
ese sentido, si el precepto de que se habla únicamente refiere que se debe tratar de un acto que
ataque a la libertad personal y que dicho acto se emita fuera de procedimiento, lo que tiene lugar,
precisamente, en el caso de la orden de traslado de un centro penitenciario a otro cuando es
emitida por autoridades de carácter administrativo, es inconcuso que respecto de la mencionada
orden debe concederse la suspensión de oficio y de plano, aun cuando ésta únicamente afecte la
libertad personal del recluso de manera indirecta.”
29
“Artículo 126. La suspensión se concederá de oficio y de plano cuando se trate de actos que
importen peligro de privación de la vida, ataques a la libertad personal fuera de procedimiento,
incomunicación, deportación o expulsión, proscripción o destierro, extradición, desaparición
forzada de personas o alguno de los prohibidos por el artículo 22 de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos, así como la incorporación forzosa al Ejército, Armada o Fuerza Aérea
nacionales.
(…).”

48
RECURSO DE QUEJA 46/2020

suspensión se concederá de oficio y de plano,


cuando el acto reclamado importe un ataque a
la libertad personal fuera del procedimiento.

Además, porque en la Ley Nacional de


Ejecución Penal, se cuenta con un medio ordinario de defensa
denominado controversia judicial, que como quedó precisado, se debe
agotar antes de acudir al juicio de amparo indirecto; por lo que resulta
insalvable que habiendo cumplimentado lo anterior, si el inconforme
finalmente decide acudir a la instancia de amparo, ya no podrán
concederse la suspensión de oficio y de plano, sino que tendrá que
sujetarse al plazo y reglas de la suspensión del acto reclamado que
operan respecto de los actos que se emiten dentro de un
procedimiento. Razón por la que el citado criterio jurisprudencial,
también debe estimarse superado en virtud de la nueva regulación que
opera respecto de la orden de traslado que se emite sin control judicial
previo.

En las condiciones destacadas, lo que procede es declarar


infundado el recurso de queja, y confirmar el auto recurrido, aunque
por consideraciones diversas.

Por tanto, esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de


la Nación,

RESUELVE:

PRIMERO. Es infundado el Recurso de Queja 46/2020, a que


este toca se refiere.

49
RECURSO DE QUEJA 46/2020

SEGUNDO. Se confirma el desechamiento de la demanda de


amparo dictado el veintidós de noviembre de dos mil diecinueve, por la
Juez Décimo Segundo de Distrito de Amparo en Materia Penal en la
Ciudad de México, en los autos del juicio de amparo indirecto
**********, con las precisiones expuestas en esta ejecutoria.

Notifíquese, conforme a derecho corresponda; con testimonio


de esta resolución, vuelvan los autos a su lugar de origen y, en su
oportunidad, archívese el toca como asunto concluido.

Así lo resolvió, la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia


de la Nación, por unanimidad de cinco votos de las señoras y los
señores Ministros: Norma Lucía Piña Hernández, Juan Luis González
Alcántara Carrancá, quienes se reservaron su derecho a formular voto
concurrente, Jorge Mario Pardo Rebolledo (Ponente), Alfredo
Gutiérrez Ortiz Mena y Presidenta Ana Margarita Ríos Farjat.

Firman la Ministra Presidenta de la Primera Sala y el Ministro


Ponente con la Secretaria de Acuerdos que autoriza y da fe.

PRESIDENTA DE LA PRIMERA SALA

MINISTRA ANA MARGARITA RÍOS FARJAT

PONENTE

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RECURSO DE QUEJA 46/2020

MINISTRO JORGE MARIO PARDO REBOLLEDO

SECRETARIA DE ACUERDOS DE LA PRIMERA SALA

LIC. MARÍA DE LOS ÁNGELES GUTIÉRREZ GATICA

En términos de lo previsto en los artículos 113 y 116 de la Ley General de Transparencia y Acceso
a la Información Pública; 110 y 113 de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información
Pública; y el Acuerdo General 11/2017, del Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación,
publicado el dieciocho de septiembre de dos mil diecisiete en el Diario Oficial de la Federación, en
esta versión pública se suprime la información considerada legalmente como reservada o
confidencial que se encuentra en esos supuestos normativos.

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