Foda de Equida de Genero
Foda de Equida de Genero
Foda de Equida de Genero
DE GÉNERO DE LA SECRETARÍA
PERMANENTE DE OLADE
Estrategia de Equidad de Género de la Secretaría Permanente de OLADE
Byron Chiliquinga
Gerente del Proyecto de Cooperación OLADE - Gobierno de Canadá
Gobierno de Canadá
Las ideas expresadas en este documento son responsabilidad del autor y no comprometen a las
organizaciones arriba mencionadas. Se autoriza la utilización de la información contenida en
este documento con la condición de que se cite la fuente.
Copyright © Organización Latinoamericana de Energía (OLADE) 2013. Todos los derechos reservados.
4 Contactos: sissy.larrea@olade.org
genero@olade.org
ESTRATEGIA DE EQUIDAD
DE GÉNERO DE LA SECRETARÍA
PERMANENTE DE OLADE
OLADE
2013
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Índice
1. Antecedente 9
I. Resultados 9
II. Productos 10
2. Metodología 11
4. Análisis de Género
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I. Marco Conceptual 29
II. Elementos de Análisis de género en relación a energía 36
III. Ejercicio de Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas 42
de Género
IV. Objetivo, componentes, metodología, productos y matriz de imple- 44
mentación de la Estrategia de Género
I. Objetivo de la Estrategia 44
II. Componentes de la Estrategia 44
5. Bibliografía
59
I. Referencias de páginas web 61
II. Otra información de referencia no sistematizada
61
Anexo 63
CAPÍTULO I
Estrategia de Equidad
de Género de OLADE
I. Resultados
II. Productos
10
Metodología
CAPÍTULO II
Estrategia de Equidad
de Género de OLADE
De igual forma, es importante mencionar que este documento incluye los comen-
tarios a las versiones preliminares de la Estrategia realizados por parte de Coope-
ración Canadiense con fecha junio del 2013.
Estrategia de Equidad
de Género de OLADE
El estudio de la línea base, pretendía, brindar una foto actual sobre la situación de
incorporación del enfoque de género en los países de la región en el sector guber-
namental, en concreto, conociendo sobre la distribución entre hombres y mujeres
en cuanto a personal, responsabilidad de género, estrategias o acciones de género
en cuanto a energía.
Otra pregunta clave era relacionada al personal con alguna formación o capacita-
ción en género pues evidencia tanto la sensibilidad de las autoridades para asumir
este tema de manera frontal, como los avances que pueden tener al ser asesorados
de forma permanente desde el interior de la entidad. En cuanto al personal ca-
pacitado en género, Uruguay, Nicaragua y México, reportan concretamente tener
Personal con formación de Género en su interior.
Las políticas de género al interno de una institución al ser asumida debe traer
cambios con el tiempo en cuanto a la equidad en el acceso a puestos de decisión
por parte de las mujeres; de ahí que nos parecía fundamental registrar el número de
personal y la posición de forma desagregada por sexo. En la encuesta de OLADE
se demuestra que en Uruguay, México y Nicaragua la política de género ha logrado
tener impacto en la distribución de cargos de decisión política y estratégica:
En el resto de los países hay datos bastantes interesantes. Por ejemplo en Repú-
blica Dominicana a pesar de no tener una política o estrategia de género el número
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15
Sin embargo, es interesante ver que la experiencia nos remonta a los años 90
cuando algunas agencias de cooperación y redes empiezan a escribir sobre la te-
mática, en especial, derivados de experiencias en el ámbito ambiental y de desa-
rrollo.
De acuerdo a esta revisión parece confirmarse que la relación de los dos temas
es más sencilla y evidente en cuanto a lo que tiene que ver con energías renovables
y de ahí que los proyectos que más se pueden encontrar son los conocidos como
cocinas mejoradas, cocinas eficientes o demás términos similares; algunas de
estas experiencias han dejado muy buenos aprendizajes y siguen siendo exitosos
una vez que se han superado una serie de obstáculos técnicos y organizativos. La
relación de las mujeres con la preparación de alimentos es clara y por eso que estos
proyectos sean los más difundidos. Al tratarse del empleo de biomasa para cocinar
los alimentos las mujeres están directamente relacionadas con estos aspectos y
por lo tanto el involucramiento de mujeres y sus intereses es fundamental para los
proyectos y al momento de decidir políticas y en los foros de discusión.
Se puede ver claramente en el estudio que varios son los efectos que se obtienen
cuando un proyecto rural de biomasa tiene un compromiso de género y que las
estrategias deben ser el desarrollo de capacidades, mejora de la salud y los me-
dios de vida, la conciencia ambiental y la generación de oportunidades, producción
y comercialización de tecnologías. A partir del biocombustible se puede generar
empleos y mayor reconocimiento de las mujeres como productoras y usuarias de
tecnologías innovadoras.
En 2007, el PNUD publicó el estudio: Will tomorrow be brighter than today. Ad-
dressing gender concerns in energy for poverty reduction in the Asia- Pacific
Region. Regional Energy Programme for poverty reduction, en donde se señala
que las mujeres tienen múltiples intereses en los asuntos energéticos por lo tanto
es necesario incluir el enfoque de género en el diseño de los proyectos. Señala
como la provisión de energía posibilita sus tareas productivas y reproductivas tanto
dentro como fuera de sus hogares. Dos de las ventajas que señala este estudio
que son valoradas por las mujeres en relación a la energía es el ahorro de tiempo
y la mejora en las condiciones de salud, agua y saneamiento, además de permitir
la mejora de sus ingresos y la oportunidad de educación. El estudio nos muestra el
papel de las mujeres en la recolección de leña, carbón y estiércol y el impacto en la
salud por la combustión de estas sustancias al interno de los hogares. Sin embargo,
a nivel de políticas existe una ausencia de estas consideraciones y por lo tanto los
20 intereses y necesidades de las mujeres no son incluidos.
21
En el 2006, la FAO desde su área de género produce una guía llamada Energy
and Gender, in rural sustainable development. El documento es una guía para
vincular el género con la temática energética rural, en una estrecha discusión de la
pobreza rural y la pobreza energética; con el objetivo de mejorar la atención en el
campo y la agricultura sostenible y cumplir los ODMs. En ese sentido, el desarrollo
de la bioenergía contribuye a estos cometidos. Por lo tanto, el documento se centra
en la energía en el marco del desarrollo rural y retoma sus experiencias de los años
80s vinculado a los temas de forestería y el papel de las mujeres. Reseña las princi-
pales consecuencias de la pobreza energética de las mujeres en las zonas rurales,
por ejemplo ante la escasez de leña, forraje y tierra disponible; que requiere que las
mujeres destinen más tiempo en la búsqueda de los combustibles para cocinar o
del agua para las necesidades diarias; así como el impacto a la salud, por ejemplo
por el humo producido de las cocinas al interior de los hogares.
Desde los años 90s FAO diseñó e implementa un programa de capacitación para
sus proyectos que se denomina SAGA- Programa de Análisis de Género Socio
Económico en su traducción en español y que incluye herramientas para incorporar
el enfoque en la gestión de proyectos rurales; señalan que este manual puede ser
adaptado a proyectos de energía. El estudio recopila casos de Asia y África sobre
las dificultades de las mujeres para acceder a los medios energéticos para sus
necesidades; por ejemplo grandes distancias para recolectar leña. Los datos de
indicadores socio económicos de América Latina son más alentadores frente a los
de Asia y África; sin embargo, el estudio señala que los datos ocultan inequidades
entre países y al interno de los países en cuanto acceso a educación, salud, agua,
electricidad y bienes; inequidades que deben ser vencidas para avanzar en el de-
sarrollo y la lucha contra la pobreza. Según los datos de FAO, las mujeres destinan
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Este manual es un aporte muy interesante pues contiene los conceptos nece-
sarios a tener en cuenta en el tema, y en especial lo necesario en el proceso de
mainstreaming, como es el fortalecimiento de las capacidades de una institución:
Capacidades organizativas, Capacidades individuales (de liderazgo, investigación,
academia, planificación, análisis, negociación, implementación, capacitadores, so-
ciedad civil involucrada). Entendido el mainstreaming como “Examinar más exhaus-
tivamente en las relaciones entre hombres y mujeres en el acceso y control sobre
los recursos, toma de decisiones y los beneficios y recompensas de un sistema en
particular. Este sistema puede ser una organización, un gobierno o una sociedad
entera” (CIDA, 2000, PÁG. 5. Traducción propia).
político, desarrollo de alianzas y una visión común con los aliados sobre lo que
es la equidad de género; así como incidencia de forma sistemática para que los
elementos de equidad de género sean incluidos.”. (Cooperación Canadiense África
Branch, 2006, pág. 1. Traducción propia).
El aporte más interesante del manual es la precisión que hace sobre los supues-
tos que se suelen hacer cuando se trabaja la planificación y las políticas energéticas
y que terminan afectando a la participación de las mujeres y la equidad de género.
A continuación, algunos de estos supuestos:
• Pensar que las políticas macro energéticas afectan o benefician por igual a hom-
bres y mujeres. En este punto existen evidencias de algunos proyectos de energía
para los hogares, como por ejemplo, cocinas que no han resultado del todo eficien-
tes por la falta de consulta y trabajo conjunto con las usuarias previamente4. Otro
ejemplo es el tema de tarifas, de enorme importancia para las mujeres, pues afec-
tan las principales actividades de generación de ingresos de las mujeres como la
preparación de alimentos para la venta, cerámica o tejidos y confección de ropa en
los hogares; actividades que por lo general son realizadas en sus propios hogares.
Si bien el Banco Mundial ha publicado sistemáticamente desde los años 805 ex-
periencias que dejan ver la forma en que la economía debe contener al enfoque
de género, queremos resaltar una publicación reciente de 2012, que a pesar de no
hablar específicamente del tema de energía es sumamente útil para dimensionar
los aportes económicos de las mujeres. El informe, THE EFFECT OF WOMEN’S
ECONOMIC POWER, in Latin America and the Caribbean, ratifica que la contri-
bución de las mujeres en América Latina a la reducción de la pobreza y la extrema
pobreza entre el 2000 y el 2010 ha sido fundamental. El estudio señala que sin su
participación en el mercado laboral latinoamericano y caribeño, el incremento de la
extrema pobreza hubiese sido de 30% más alto. Actualmente la tasa de población
en extrema pobreza es de 14.6 comparado con el 17.7 % del 2010 (World Bank,
20126). Sin embargo, las malas condiciones de trabajo que enfrentan las mujeres
tanto en las zonas rurales como en las zonas urbanas es una realidad que no se
compadece con los avances estadísticos. En cuanto a salarios, la brecha se ve
particularmente en profesiones de alto nivel y en países como: Brasil, Chile, México
y Perú. Esta realidad está cambiando poco a poco porque cada vez se ven mujeres
en posiciones profesionales incluso más jóvenes que sus colegas masculinos. Las
brechas se profundizan por factores como la violencia de géneros o el embarazo
adolescente, ambos altos en América Latina.
Otra realidad es que hay un número creciente de hogares cuyo único sostén de
la familia son las mujeres: el 17% en general y el 19% en las zonas urbanas; los
cuales corren mayor riesgo de pobreza por las condiciones de desigualdad en las
que deben realizar su trabajo. La pobreza en América Latina, determina que aún
cada 1 de cada 4 personas son pobres y más de 1 de cada 10 no puede satisfacer
sus necesidades básicas de alimento (World Bank, 2011b). La región sigue siendo
la más inequitativa del mundo, El país más equitativo de la región, Uruguay, aún es
más desigual que el más desigual de Europa (Portugal).
Estrategia de Equidad
de Género de OLADE
I. Marco conceptual
Para saber por qué deberíamos trabajar los temas de género cuando hablamos
del tema energético es necesario introducir algunos conceptos básicos del enfoque
de equidad de género.
GÉNERO
Pero las diferencias entre hombres y mujeres son variables y sujetas a la diná-
mica social y cultural. De hecho, estas relaciones han cambiado en los últimos 50
años, especialmente por una mayor presencia de la mujer en la sociedad. Del tiem-
po en que se viva, de los valores de la sociedad y de lo que sea considerado como
normal o natural dependerá, en gran medida, la construcción de las identidades de
género y del sistema de género en el cual se encuentren inmersas.
Sexo son las características biológicas corporales con que nacemos hombres y
mujeres. Son características naturales y, por lo tanto, no cambian.
Si bien la propuesta del sistema sexo - género fue planteada desde el año 2000 y
en la actualidad aún es muy usado en procesos de capacitación y discusión frente
a naturaleza (lo biológico) y cultura (lo aprehendido). Se debe concebir al género
como un sistema, formado por hombres y por mujeres (jóvenes, viejos, niños), en
interrelación. A su vez, con el resto de elementos que forman parte del sistema,
como son los factores económicos, políticos, culturales.
Puesto que la identidad se forma en contraposición del otro y sobre la base de las
diferencias de los grupos y la interacción de las sociedades, la identidad de género
es otra más de sus formas.
El uso diferenciado de los recursos así como la valoración que se les asigna por
género tiene una relación directa con los roles que cada sociedad o grupo asigna a
hombres y mujeres.
Los roles de género son determinados por la división del trabajo y las responsa-
bilidades por género.
Varían a través del tiempo y según la clase social, la etnicidad, la cultura, entre
otros factores.
Por sus roles de género, los hombres y las mujeres participan diversamente y su
participación recibe una valoración desigual en los diferentes ámbitos.
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Tipos de roles:
Esas relaciones de género, que se generan en torno a una historia real de hom-
bres y mujeres se ven plasmadas en los roles de género, por ejemplo en su unidad
más elemental, en el sistema familiar. Es ahí donde se reconocen las diferencias, se
refleja el poder y se recrea la identidad de un grupo; por lo tanto decir que un pro-
yecto energético o una política energética beneficia por igual a todos los miembros
de la familia es errado.
Los roles de hombres y mujeres dentro del sistema de vida en las esferas domés-
ticas, productivas y comunitarias no pueden ni deben ser analizados ni descontex-
tualizados del entorno histórico, político, económico y cultural en que se vive. Este
sistema de vida no es, sin embargo, una unidad armónica, donde cada uno asume
su rol sin conflictos y tensiones.
Sin embargo, lo que nos interesa en relación con los temas de género es “la
posibilidad de cambio”, en especial por la crítica que en muchas ocasiones surgen
desde sectores que defienden que todo patrón cultural, aunque resulte injusto o
inequitativo para ciertos sectores como pueden ser las mujeres, debe mantenerse
y respetarse. De ahí que sea importante identificar las brechas de participación
de acceso a recursos productivos y energéticos y realizar acciones para que sean
solventadas. Por ejemplo, con capacitación específica para mujeres, brindando cré-
dito a mujeres para emprendimientos productivos a partir de la obra energética,
promoviendo la formación y empoderamiento de los liderazgos de mujeres en los
proyectos de desarrollo o en los niveles de decisión de las empresas y el Estado.
No existe un solo sujeto “mujer” sino por el contrario una diversidad de mujeres
con anhelos, historias y contextos distintos; y por lo tanto, con diversas formas de
vivir las relaciones de género y por ende la subordinación.
34 8 Hernández Katya, Larrea Sissy, Gallier Silvie, “El surgimiento de mujeres líderes indígenas, entre
el discurso étnico y el discurso de género, el caso de la COMICG, FLACSO, mimeo, 2000, pág. 6.
35
Bajo esta perspectiva los proyectos fueron, o en muchos casos aún son de corte
asistencialista y no han realizado cambios estructurales en las mujeres y sus vidas,
o también se centraron en fortalecer el rol exclusivo de la mujer como madre y solo
buscar la eficiencia de los proyectos; de ahí que esta corriente MED siga recibiendo
críticas.
Este enfoque ingresa en la mayoría de los países de América Latina desde los
años 90 y es una visión más integral de las problemáticas de las mujeres y su situa-
ción de subordinación; es decir identificar las brechas de desigualdad y proponer
cambios en la gestión del desarrollo para cambiarlas y construir sociedades más
equitativas y justas:
Mujeres en desarrollo
Género en desarrollo
Esta corriente GED es la que planteamos para OLADE y sobre la cual construire-
mos los cambios que proponemos para el sector energético con el que trabajamos.
Cuando hablamos de mujeres pensamos en las tareas que socialmente han sido
asignadas a ellas, como los roles de reproducción de las familias y por lo tanto el
cuidado diario de su alimento, su salud; en otras palabras, garantizar la seguridad
alimentaria y el bienestar familiar en general. Esa es la realidad que también está
36 presente cuando pensamos la relación con la energía.
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En las zonas urbanas, las mujeres, sin bien se han incorporado al sector laboral
tampoco han dejado de ser responsables (en muchos casos sin la ayuda de sus
compañeros, esposos o convivientes) de las tareas domésticas lo cual les supone
largas jornadas de trabajo para responder a sus trabajos fuera de caso como a los
que son dentro del hogar. Esto no siempre es reconocido y valorado y tiene que ver
con la pobreza de tiempo de las mujeres.
Del sector urbano, no encontramos ningún estudio que hable de estos temas en
el medio energético o que sea mencionado, por ejemplo, el momento de elaborar
tarifas eléctricas a pesar de ser el tema de la electricidad uno de los asuntos más
abordados en el sector.
Al desagregar las tareas de las mujeres vemos que no solo, que se encuentran
sobrecargadas de trabajo, tanto en las zonas rurales como urbanas, y que sufren de
pobreza del tiempo para mejorar sus condiciones; también vemos que existen va-
rias desigualdades de género que se agravan por otras condiciones como la clase
social, la pertenencia étnica o la preferencia sexual o de discapacidad.
Para reflexionar a continuación unos pocos datos estadísticos nos indican las
brechas de desigualdad que se viven aún entre hombres y mujeres:
• Del total de 1.4 billones de personas que viven en pobreza en el mundo, el 60%
son mujeres. (World Bank, 2008, UNFPA, 2008).
• Dos tercios de los 960 millones de los analfabetos son mujeres y de los 130
millones que no asisten a la escuela el 70% son niñas. En los países en desarrollo,
222 millones de mujeres tienen necesidad insatisfecha de planificación de la familia
y es necesario agregar 4.100 millones de dólares a la financiación para satisfacer
las necesidades actuales y las de la creciente población de jóvenes. (UNFPA, 2012).
• El tiempo de género nos indica que las mujeres rurales deben emplear 18 horas
al día en las tareas a ellas encomendadas socialmente, frente a las 12 que los hom-
bres trabajan. En las zonas urbanas, las mujeres trabajan 15 horas y 10 los hom-
bres. Esto habla de una pobreza de tiempo para educarse, capacitarse o descansar.
Los hombres y las mujeres tienen diferentes necesidades energéticas por sus
roles de género y por lo tanto la falta de energía o la falta de acceso, es decir la
posibilidad de usar algún recurso energético, tiene diferente impacto en hombres
y en mujeres. Este análisis nos deja ver claramente como las mujeres son las
principales USUARIAS DE ENERGIA, ya sean por sus distintas tareas productivas
(producción de alimentos o de iniciativas de comercio), ya sea en zonas urbanas
como rurales o por su trabajo doméstico no remunerado para la reproducción de
sus familias.
Todo este proceso nos ha dejado claro los Desafíos para la Región:
Es necesario que se hable del tema en los Foros regionales de los sectores ofi-
ciales, sea OLADE o no el organizador; que dicho sea de paso, la mayoría de
asistentes y decisores son hombres.
Por otro lado, las políticas energéticas impulsadas por los países suelen dirigirse
al suministro de Energía y no del ciclo de desarrollo integral que puede y debe estar
unido a la fuente de energía; dicho de otra manera, atrás de la luz, el panel solar,
o la planta eléctrica puede promoverse el proyecto productivo de las mujeres, el
crédito, la asistencia técnica; etc; y con ello la mejora de las condiciones de vida de
las familias y la lucha contra la pobreza.
Indagando en el sector estatal, vimos que, a pesar de ser las mujeres las principa-
les usuarias de energía, la mayoría del sector gubernamental no tiene políticas para
garantizarles el acceso a los beneficios de los proyectos energéticos, no participan
en los procesos de consulta para elaboración de proyectos o políticas y por lo tanto
no controlan o deciden sobre los recursos energéticos; es decir no pueden contar
con SEGURIDAD ENERGETICA. Las excepciones constituyen aquellos proyectos
que hemos recopilado en este documento y que son ejemplos de buenas prácticas
o los Países que si cuentan con este tema y que constan en la línea base guber-
namental.
Se requiere de acciones directas al nivel político para asegurar que los cambios
se hacen visibles efectivamente; de lo contrario quedan en meras expresiones de
voluntad. Esta expresión concreta de voluntades es lo que se expresa en este docu-
mento de Estrategia para OLADE como los elementos básicos con sus componen-
tes y acciones específicas para impulsar la incorporación del enfoque de equidad
de género en el sector energético con el que trabaja OLADE.
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FODA DE GÉNERO Y ENERGIA DE OLADE Y LAC 43
1. Objetivo de la Estrategia
2. Componentes de la Estrategia
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a) Compromiso político
(1) Productos:
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b) Mainstreaming
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(1) Metodología:
(2) Productos:
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(1) Metodología:
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(2) Productos:
d) Alianzas estratégicas
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(1) Metodología:
Las estrategias de género son más efectivas si, tal como dice la Estrategia de
Mainstreaming de Cooperación Canadiense, otros actores se unen a nuestros in-
tereses. La búsqueda de materiales y experiencias para elaborar esta estrategia
ya nos ha permitido identificar aliados con quienes sumar nuestros esfuerzos y
varias actividades, por ejemplo Unión Mundial para la Conservación de la Natura-
leza (UICN), la Red ENERGIA, GIZ, PNUD, Facultad Latinoamericana de Ciencias
Sociales (FLACSO), la Comisión de la Mujer de CEPAL. Continuaremos esta bús-
queda y lobby con varias de las agencias internacionales para dar sostenibilidad
al proceso y tener más impacto a largo plazo una vez que termine el proyecto de
Cooperación Canadiense.
(2) Productos:
CAPÍTULO V
Estrategia de Género
de OLADE
• CIDA, Africa Branch, Gender Equality, Tip Sheet, Programme based approaches,
Canadá, 2006.
• CIDA, Gender Equality, Policy and tools, CIDA’S Framework for assessing gen-
der equality results, Canadá, 2005.
• FAO, Yianna Lambrou and Grazia Piana, Energy and Gender, in rural sustaina-
ble development, Roma, 2006FICHA INFORMATIVA SOBRE GÉNERO Y DESA-
RROLLO, No.2. Grupo interagencial de Género del Sistema de Naciones Unidas
en México.
• www.ifc.org/gender
• http://doc.utwente.nl/59065/1/ClancyXX gender.pdf
• Chioda et al (2011), “Work and Family: Latin American and the Caribbean Wo-
men in Search of a New Balance.” The report highlights the tremendous expansion
of female labor force participation in LAC since 1980 and highlights the increasingly
complex challenges women face in balancing work and family and the need for job
opportunities with increased flexibility.
• Klingshirn A. y Brinkmann V., 2008. “Gender, Poverty, and Cooking Energy within
Local and Global Contexts”. https://energypedia.info/images/b/b5/ Gender_and_
he.pdf
62
Anexo
Sí ____
No ____
2. De ser su respuesta Si marque con una X los elementos con que cuenta su institu-
ción.
Nombre y cargo:
Mail:
Skype:
Teléfonos: